Iván Arenas
Perú21, 25 de julio del 2025
«Ya la minería ilegal se ha convertido en una fuente de conflictos. Asimismo, la minería informal es otra fuente de conflictos. Es probable que en la próxima legislatura no haya ‘Ley MAPE’…».
El mensaje a la nación que dará la presidenta Dina Boluarte será un antes y un después para la política nacional. Luego del 28 de julio, y anuncie lo que anuncie, es altamente probable que la presidencia se convierta en un “pato cojo” y, por lo tanto, su poder e influencia declinen. Dina entrará en su último año y su palabra y autoridad ya no tendrá la fuerza si alguna vez la tuvo. El enorme “vacío de poder institucional” será uno de los grandes toros bravos que deberemos lidiar. Estimado lector, quédese con ese sintagma: “vacío de poder institucional”. Quizá ese fenómeno, será el responsable directo del rompecabezas de la gobernabilidad que hay y que viene. Pero sigamos.
Después del mensaje presidencial y ante el enorme “vacío de poder institucional” es altamente probable que los conflictos se aceleren y empiecen a afectar a la minería moderna, sobre todo en las regiones. Ojo, la agroexportación también debería empezar a preocuparse. Por estos días estuve revisando las revistas políticas peruanas antes de la reforma agraria de Velasco y el giro narrativo era que “la tierra es para quien la trabaja”. Hoy se dice que la “concesión minera es para quien la trabaja”. Vis a vis, hay quienes quieren empatar ambos sectores.
Pero, decíamos que los conflictos se acelerarán. Ya la minería ilegal se ha convertido en una fuente de conflictos. Asimismo, la minería informal es otra fuente de conflictos. Es probable que en la próxima legislatura no haya “Ley MAPE” y el Gobierno angustiado tenga que expandir el Reinfo por “última vez” para 2026. Los más de 31 mil reinfos vigentes continuarán camuflando la producción ilegal porque alguien con dos dedos de frente sabe que la ilegalidad se camufla por reinfos vigentes y no suspendidos.
Pero hay otro factor: las elecciones presidenciales y regionales que serán un incentivo perfecto para que el agitador antiminero o el dirigente de la minería informal gane popularidad, miradas, vistas, alcances y se pretenda postular a diputado, senador o con mayor suerte a la plancha presidencial. Hay un electorado que espera atento. De tal modo que a partir de septiembre y octubre habrá sendas movilizaciones y protestas, sobre todo en las regiones. Aún está por descifrar el impacto de la estrategia.
De alguna manera u otra, ya se ven ciertos movimientos. En los últimos días, hay una campaña en foros internacionales de algunos dirigentes, asesores y políticos que provienen del corredor minero del sur y que han hablado en “nombre” de puneños, espinarenses y arequipeños que son “víctimas de una minería que depreda”. Cuentos, relatos, pero efectivos.
Difícil escenario político que se viene para la minería moderna. De fondo tiene un Gobierno sin autoridades, con una legitimidad sostenida por el dedo meñique de la Constitución. Dina no puede moverse bien en las calles. Momento preelectoral, acomodos y reacomodos.