Urpi Torrado
El Comercio, 17 de julio del 2025
“La IA no solo representa un desafío tecnológico, sino también social, ético y económico”.
La inteligencia artificial (IA) está transformando rápidamente los entornos laborales, educativos y políticos. Sin embargo, su adopción no avanza al mismo ritmo ni con la misma intensidad en todos los países. La IA no solo representa un desafío tecnológico, sino también social, ético y económico, que exige comprensión colectiva, diálogo y herramientas para medir su impacto. Hoy, sus aplicaciones están integradas en la vida cotidiana.
A pesar de su presencia creciente, muchos gobiernos e instituciones aún carecen de una comprensión clara sobre cómo las personas perciben realmente esta transformación. El reciente WIN World AI Index, en el que el Perú participa a través de Datum Internacional, ofrece una mirada comparativa que permite entender cómo se percibe, utiliza y valora la IA en distintas partes del mundo, y qué factores facilitan o frenan su desarrollo.
Los primeros resultados muestran una gran variación regional. Países del norte de Europa y del este asiático registran mayores niveles de conocimiento e integración de la IA, mientras que otros muestran menor involucramiento y un creciente escepticismo. Los datos reflejan actitudes duales: por un lado, muchos ven la IA como una vía para el crecimiento económico y educativo; por otro, aumentan las preocupaciones sobre el desplazamiento laboral, la privacidad de los datos y los sesgos del algoritmo.
A nivel global, el índice de aceptación de la IA se ubica en 51,6 puntos sobre 100. Aunque la aceptación (62,1) y la usabilidad (57,9) presentan niveles relativamente altos, el uso efectivo sigue siendo bajo, con solo 38,8 puntos. Esto indica que el interés no siempre se traduce en acción. Las principales barreras son la falta de confianza (50,5 puntos) y una sensación generalizada de incomodidad (45 puntos), que incluso afecta a quienes ya utilizan estas herramientas.
En América, más de la mitad de los ciudadanos teme la pérdida de empleo y la filtración de datos personales. El índice peruano se sitúa en 51,5 puntos, muy cercano al promedio global. Sin embargo, al analizar sus componentes, emergen matices importantes: la confianza alcanza los 49,3 puntos, la aceptación los 59,2, la eficiencia los 50,4 y la usabilidad los 56,7. La comodidad frente a la IA se sitúa en 46,5 y el interés en 52,7 puntos. Estos datos reflejan una ciudadanía dispuesta a explorar el potencial de la IA, pero todavía marcada por dudas sobre su precisión y el resguardo de la información personal.
Además, el uso de la IA en el Perú está concentrado en segmentos específicos: hombres, jóvenes, personas de niveles socioeconómicos altos y residentes en Lima. Esta concentración evidencia una brecha de acceso que podría ampliarse si no se implementan políticas públicas que fomenten una inclusión digital más equitativa. Las interacciones más comunes con la IA en el país están relacionadas con tareas laborales y académicas, lo que revela una adopción funcional enfocada en la productividad. En el ámbito político, la percepción ciudadana también plantea desafíos. Estudios de Datum indican que la población reconoce que la IA puede influir significativamente en los procesos electorales. Las personas identifican beneficios como mayor acceso a información y detección de noticias falsas, pero también riesgos como la manipulación, el sesgo algorítmico y la pérdida de control sobre los datos. Así, la IA puede ser una herramienta para fortalecer o debilitar las democracias, dependiendo del marco ético y normativo que la regule.
Para integrar la IA de manera positiva en el escenario político y social del país es necesario abordar las preocupaciones sobre privacidad y precisión, democratizar el acceso a estas tecnologías, y fomentar una ciudadanía crítica e informada. Al mismo tiempo, se abre la posibilidad de promover un marco ético y generar resultados tangibles, impulsando una innovación responsable. En un contexto de transformación global, el Perú enfrenta el reto de convertir la curiosidad por la IA en un motor de desarrollo sostenible e inclusivo.