Mariela Balbi
Expreso, 21 de junio del 2025
Lavrenti Beria fue jefe de la policía secreta de Stalin, su mano derecha y asesina durante todo su gobierno. Las ejecuciones, violaciones y reclusión en campos de concentración durante este aciago período de la historia tenían el sello de Beria. Él era la ley y esta se acomodaba a sus oscuras directivas.
La fiscal de la Nación (FN), Delia Espinoza, se hermana con Beria en el irrespeto a las normas que no le convienen. Su lema es: para mis intereses todo, para mis enemigos la ley.
Lo que ocurre en el Ministerio Público es inaudito y crónico. Desde que Pedro Chávarry dejó la Fiscalía de la Nación, masacrado por una campaña vizcarrista y mediática, la institución se convirtió en un partido político de la izquierda progresista, con un brazo policial (Eficoop) y mediático, amén de sus aliados en el Poder Judicial. Una organización criminal.
A Chávarry lo sucedió interinamente Zoraida Ávalos (2019-2023), elegida posteriormente FN. Luego asumió interinamente el siniestro Pablo Sánchez, factótum de la politización de la Fiscalía. Seguidamente, la junta de fiscales supremos nombró a Patricia Benavides. Todo iba bien, hasta que se alejó de las directivas políticas de esta cofradía autocrática, distanciándose de los fiscales Vela y el desequilibrado Pérez. También la acusaron de ser benévola con la presidenta Boluarte.
La primera Junta Nacional de Justicia (JNJ), muy cuestionada, le armó una destitución exprés. Con Eficoop y su operación Valquiria, apresaron a los colaboradores de Benavides, violándose los procedimientos. Pero acató la ley, entregando el cargo. Volvió el interinato y el fiscal Villena asumió el MP. Su actuación fue nefasta. Luego la camarilla de fiscales supremos eligió a ‘Beria’ Espinoza, caracterizada por desacatar las leyes dadas por el Congreso y pelear con la Policía. La Fiscalía libera a delincuentes. Un desastre.
Recientemente, la segunda JNJ declaró nula la destitución de Benavides. Como indica la norma, la nulidad de oficio vuelve las cosas a su estado anterior. No hay interpretación posible, Benavides debe ser fiscal de la Nación.
‘Beria’ Espinoza está atrincherada en la Fiscalía (dicen que duerme ahí), rehusándose a acatar la disposición de la JNJ que repone en el máximo cargo a Patricia Benavides. Espinoza no reconoce a nadie, menos respeta la legalidad y cree ser la ley. Ha movilizado a su argolla, la junta de fiscales supremos que, obviamente, la ha ratificado en el cargo. Bingo.
El país está polarizado. No se acatan las leyes, pero se quiere pasar esto como una pelea entre dos mujeres. En el ínterin, siempre hay cainitas. El defenestrado y repuesto fiscal Gálvez sostiene, díscolamente, que Benavides no puede volver a ser fiscal de la Nación, cuando debería apoyar la causa de la democracia.
Todos miran desde el balcón y nadie pone el cascabel al gato. El PJ ya entró en liza, viene un amparo. La Fiscalía dispara como mono con metralleta, abriendo investigación a quien fastidie. Mismo Beria. La bancada de Renovación presentó acusación constitucional contra Espinoza y su camarilla. Es difícil, hay mucho poder en juego. De lograrse, entrarían nuevos fiscales, hay dos supremos que esperan ser repuestos y se acabó el recreo. El botín que disputa la camarilla fiscal es el caso Odebrecht y el poder del progresismo. La Fiscalía debe defender la legalidad. Ojo, Espinoza tiene desbalance patrimonial.