Por: Carlos Prieto Balbuena
Gestión, 17 de Noviembre del 2022
¿Qué impide al Perú despegar y salir de la trampa actual de bajo crecimiento? En el reciente simposio “La economía china en la postpandemia”, el profesor XuBin, a cargo de la conferencia magistral, simplificó las condiciones que requiere una persona o un país para ser exitoso: iq+eq+cuota de suerte.
Si aplicamos esa ecuación al Perú, podríamos afirmar que nuestro IQ sería nuestra dotación de recursos naturales y el emprendedurismo de nuestra gente, que son bastante elevados. La cuota de suerte, está por el momento de nuestro lado porque la transición hacia tecnologías verdes es sinónimo de una alta demanda por cobre durante los próximos años. Así, nuestra principal limitante parece estar en la falta de EQ o inteligencia emocional para alcanzar consensos que posibiliten el uso eficiente de nuestra dotación de recursos (IQ) y aprovechar nuestra cuota de suerte.
Entonces, ¿cómo podemos alcanzar los consensos necesarios que nos permitan salir de la crisis y aprovechar nuestras potencialidades? Jared diamond, en su libro “Crisis, ¿cómo reaccionan los países en los momentos decisivos?”, señala algunos de los factores que inciden en el desenlace de las crisis nacionales: primero aceptar por consenso nacional que el país se encuentra en una situación de crisis (hay que evitar la negación).
Después, sigue la aceptación de la responsabilidad que tenemos de actuar (no sirve la autocompasión, ponerse en el papel de víctima o echarle la culpa a los demás). Y de allí hay que acotar cuáles son los problemas por resolver (separar aquellas instituciones y políticas que requieren cambios de aquellas que deben conservarse inalteradas).
Una autoevaluación nacional honesta nos permitiría un punto de partida para buscar consensos. Y en ese sentido, me he tomado la libertad de elaborar un primer análisis:
- Somos un país multicultural, con una geografía compleja y una ancestral tradición minera. Hoy, el cobre nos ofrece un futuro brillante para obtener los recursos a invertir en infraestructura, educación, salud e investigación. Hay experiencias de países exitosos basados en recursos naturales de los cuales debemos aprender (Canadá y Australia) y que aún hoy, siendo ya desarrollados, siguen manteniendo una fuerte conexión con ellos.
- Somos un país pobre y desigual, que con un crecimiento económico de 2% a 3% al año condena a sus jóvenes a la informalidad. Sectores como agroexportaciones, turismo, acuicultura, forestal, textil, metalmecánica, construcción de vivienda social y saneamiento, ofrecen una gran oportunidad contra la informalidad y la baja productividad.
- Gastamos muy mal (Refinería de talara, interoceánicas, hospitales inconclusos, etc.) y a la par gastamos muy poco en un amortiguador social eficaz contra la pobreza y el hambre.
- Nuestros problemas institucionales son múltiples y requerirán de mejoras secuenciales, paciencia y flexibilidad. Menos ideología y más soluciones basadas en evidencia.
- El capítulo económico de la Constitución es nuestra principal ancla de estabilidad. Ahí no están nuestros problemas, sino más bien nuestras fortalezas.
¿Tendremos la madurez e inteligencia emocional para alcanzar consensos que nos permitan aprovechar nuestras potencialidades y no perder el tren del desarrollo? Debemos intentarlo, perseverar y ser optimistas.