Por: Yohnny Campana
Gestión, 24 de julio de 2019
En el Perú, existe un esquema tributario complejo para negocios pequeños compuesto por cuatro regímenes: dos de estos están basados en la utilidad –Régimen General (RG) y Mype Tributario (RMT)–, uno está basado en ventas –Régimen Especial de Rentas (RER)– y un monotributo –Nuevo Régimen Único Simplificado (NRUS)–.
Diversos diagnósticos sostienen que las características del RER y RUS brindan oportunidades de arbitraje que conducen a los agentes a erosionar el Régimen General y pagar menores impuestos, pero a su vez generan incentivos para subreportar ventas, vender parte de su producción de modo informal e informalizar las relaciones labora les. Esto último ocurre porque en su diseño no incorporan ningún mecanismo para promover la contratación de mano de obra formal.
El RUS, por ejemplo, es un monotributo que aplica en función del nivel de ventas (hasta S/ 72,000 anuales) y que no permite generar crédito tributario por los gastos realizados en el desarrollo de las actividades del negocio. Al ser así, no genera ningún incentivo a la contratación de mano de obra formal toda vez que este gasto no será de ninguna forma deducido. Más bien, el RUS es utilizado como un mecanismo para disfrazar relaciones de subordinación bajo la figura de trabajo independiente.
El RER es un régimen que establece una tasa fija de entre 1.5% y 2.5% que se aplica sobre las ventas (pueden acogerse negocios con ingresos brutos anuales de hasta S/ 525,000). Este régimen permite a los agentes emitir factura, pero, debido a que se aplica sobre los ingresos brutos, no posibilita la deducción de gastos para reducir la base imponible. Por ello, tampoco genera incentivos a la contratación de mano de obra formal, ya que los gastos en planilla no son reconocidos para fines tributarios.
Estos dos regímenes han sido creados para formalizar tributariamente y, de hecho, son los que más han crecido a tal punto que actualmente el RUS cuenta con 1.2 millones de contribuyentes y el RER con 400,000. Sin embargo, no alientan la formalización laboral, por lo que es necesario reformarlos. ¿De qué manera? Eliminándolos para crear un régimen que aplique sobre los actuales RUS y RER y que descanse en un concepto simplificado de “cuasiutilidad” que reconozca ingresos menos gastos, incluidos los de personal. Así, los negocios tendrán incentivos a incorporar a sus trabajadores en planilla porque con ello podrán reducir el monto de impuesto a pagar. Para esto es necesario que la Sunat determine cuidadosamente las tasas impositivas, incorporando elementos de progresividad, de modo que el nuevo régimen no sea más oneroso que los actuales RUS y RER.