Rogers M Valencia
Desde Cusco
Para Lampadia
Estamos inmersos en una campaña electoral que ha captado poco la atención de los ciudadanos, sin partidos políticos y con temas donde el lugar común es la salida más fácil y menos comprometedora.
No hay ningún peruano que no esté de acuerdo que necesitamos cambiar, los cambios deben provenir de propuestas políticas, formuladas para mejorar las condiciones actuales, sin embargo, la mayoría de los políticos pretenden no serlo, olvidando la sentencia del periodista J, Tolentino: Todo acto humano es político.
El escapismo de la mayoría de la clase empresarial, que se confiesa desilusionada, es un acto político, así como lo es el mercantilismo que pretende desde un lenguaje populachero de aparente denuncia mantener privilegios y concesiones monopólicas.
También la sempiterna división de la izquierda, es un acto político diseñado para mantener el statu quo, Mendoza, Lescano, Arana, Castillo para mencionar solo algunos, son socios en la incapacidad de proponerle al país una visión viable de futuro.
Con 18 candidaturas, la pose es más importante que la propuesta, lejos estamos de evaluar el mérito y la capacidad de los postulantes.
Proponer cambios, tiene necesariamente que partir de una visión de quienes somos, hacia donde queremos transitar.
Siguiendo las propuestas de los candidatos, pareciera que estuviéramos en el siglo pasado, el país se conceptualiza como una isla o un barco en medio de un océano.
La realidad es que el mundo se integró, muchas de nuestras decisiones aparte de apagar los incendios, son decisiones que se deben tomar teniendo en cuenta la realidad del siglo xxi.
Desde la crisis del 2008, el mundo ha entrado en tránsito hacia un nuevo eje económico, La China está en camino a convertirse en la mayor economía del mundo, las elites del mundo occidental, particularmente USA y Europa lo saben, pero actúan como si no lo supieran, también la India está en camino a convertirse en la segunda mayor economía del mundo. Así quedara USA como tercera economía mundial para el 2035
Hace 50 años, cada país tenía relativa independencia, hoy no somos más barcos navegando independientemente en un ancho océano, somos un solo trasatlántico con 194 cabinas, cada cabina es un País y a pesar de los distintos tamaños y población en cada una de ellas, todos los pasajeros del barco debemos participar junto a los otros viajeros “comunidad internacional” para contribuir a la solución de los problemas propios pero también de aquellos que afectan a la gran nave en la que estamos inmersos.
Solución a la crisis migratoria, a los efectos del calentamiento global, a la polución de los océanos, al cambio de patrón monetario internacional, así como buscar en conjunto la salida a la creciente «Anomia y desestructuración social» causada por los acelerados cambios en los estilos de vida.
Debemos como país responder a la pregunta; como contribuiremos a la mejora de las condiciones de la humanidad, que políticas, conceptos y productos que surgieron y lograron éxito en nuestra cultura ancestral, identidad, valores y singularidad ayudaran a mantener e incrementar la calidad de vida y la diversidad de la aldea global. Poco o nada de esta visión se ha expuesto en nuestra campaña electoral, tal vez la excepción sea Hernando de Soto, quien con su experiencia y conocimiento de mundo ha esbozado algunas líneas maestras de nuestra oportunidad como País dentro del mundo globalizado.
Escojamos actuar y comprometernos en la construcción del futuro, es la tarea que nos toca. Lampadia