Por: Leonardo Sarquís
El Comercio, 20 de mayo de 2021
Estamos asistiendo a una nueva medida de restricción dictada por el Gobierno Argentino, esta vez suspendiendo las exportaciones de carne por 30 días. La idea es que bajen o se acomoden los precios “internos” de la carne, seguramente pensando en que se beneficiará a la “mesa de los argentinos” en detrimento de la disminución de las exportaciones que no benefician a los ciudadanos de a pie.
En ningún lugar del mundo las restricciones hacen que las cosas mejoren o cambien. Y menos si se hacen sin programación, planificación, ideas, y menos aún sin consenso y diálogo. Esta medida ya tuvo su antecedente más inmediato en marzo del 2006, cuando con el mismo fin de controlar y buscar bajar los precios de la carne se prohibió exportar por 180 días.
Después parece que se “olvidaron” de levantar la medida, ya que la misma duró 10 años. Las consecuencias: se cerraron más de 130 frigoríficos, el volumen exportado en casi 10 años cayó más del 70%, se perdieron casi 12.000 empleos genuinos en la cadena cárnica y se dejaron de exportar más de US$14.000 millones de distintos tipos de cortes de carnes.
El Gobierno entiende que el problema de los precios y su aumento es la inflación. No entiende que el esquema de “Precios Cuidados” no es para mucho t i empo y no funciona finalmente.
La pregunta del millón sería: ¿para qué están haciendo esto si ya saben que no conduce a nada bueno? ¿El Gobierno no piensa que suspendiendo exportaciones por 30 días hay contratos firmados, convenios, acuerdos, compromisos, cartas de crédito tomadas que no se van a cumplir, con las consecuencias de perder mercados y clientes?
Nuestros países vecinos estarán “celebrando” estas medidas, y agradeciendo su “generosidad”.
Y los que lo están haciendo ahora, lo hicieron en uno de sus gobiernos anteriores y lo mantuvieron por 10 años. Si esto es una medida que dictaron para “sentarse a negociar” después, marcan que el diálogo no existe y es ficticio.
Ojalá piensen en la gente, y no nos mientan más a los ciudadanos. Todos sabemos lo que aporta al país la agroindustria y sus segmentos. No la demonicen, no hace falta porque no es verdad. Solo exportando más y mejor vamos a poder salir del estancamiento y podremos –si queremos– encaminarnos hacia un desarrollo real como país. Siempre se está a tiempo de hacerlo y ponerlo en práctica. Las autoridades tienen la responsabilidad de dar las herramientas para que esto pase. Sino sería muy triste siempre esperar a ver cuál será el próximo error.
–Glosado y editado–