Jaime de Althaus, Periodista y antropólogo
El Comercio, 16 de junio de 2017
Los congresistas pedían que el canal 7 transmitiera la brillante sesión. Estaban cuestionando a la ministra de Educación con los argumentos más pobres que uno pudiera imaginarse. Lo que querían es que los maestros les escuchen pedirle a la ministra que reciba a los dirigentes regionales e incluso que renuncie porque no ha “resuelto” la huelga. Claro, si el propio PPK la multiplicó al invitar a algunos en Palacio. No interesaba que la ministra hubiese respondido que ya los había recibido a todos, incluso a Pedro Castillo, el presidente del comité de lucha, que lo que pedía –relató– no era algún beneficio para los maestros, sino que se les reconozca como sindicato…
Castillo preside un comité integrado por ex Conare Movadef y Proseguir. El Frente Amplio abogaba por que los reciban y Fuerza Popular y Lescano detrás. Vimos a Becerril promoviendo a Castillo y a Edgar Tello (el fujimorismo de la mano con el filosenderismo). Claro, 300 mil maestros son un bolsón electoral apetitoso. Todos quieren representarlos. Los alumnos, en cambio, las verdaderas víctimas de este siniestro, no tienen representantes porque no votan y los padres de familia son un conjunto difuso que no está organizado y no puede por lo tanto elaborar su verdadero interés ni movilizarse por él.
¿Quién defiende en el Congreso a los alumnos y a los padres de familia? Nadie. Por el contrario, la ministra será interpelada, dándole más aire y alas a la huelga. Ningún congresista explicó que estas dirigencias radicales explotan el temor natural de los maestros menos capacitados, menos aptos, a las evaluaciones de desempeño, porque saben que no aprobarían. Es la aguerrida defensa del puesto de trabajo. Por eso la principal demanda a estas alturas no es el sueldo, porque el gobierno ya cumplió su promesa en este punto. Es la derogatoria de la ley de reforma magisterial y por lo tanto de las evaluaciones.
Ya hay un proyecto del FA al respecto y el propio presidente opinó en una entrevista que era necesario distanciar esas evaluaciones, que no tiene sentido efectuarlas cada tres años. Felizmente la ministra no reiteró ese concepto en el Congreso. En este asunto, por el contrario, habría que acelerar el paso. Luego de cinco años de promulgada la ley, recién este año se iniciará la evaluación de desempeño a solo ¡5.600 maestros!
El presidente también reconoció que los maestros están frustrados porque están muy mal pagados. Pero no explicó que si no hay crecimiento acelerado, no hay aumentos posibles. La ministra volvió a hablar de estudiar el aumento del sueldo básico de los maestros a una UIT en el 2021, alrededor de 4.200 soles. Eso sería muy bueno. Pero no lo podrá lograr si no compromete a las dirigencias a efectuar acciones verificables de apoyo a la inversión minera, turística, etc., en lugar de sabotearla, a fin de que haya recursos que redistribuir. Es una ecuación elemental para la que no se necesita mayor capacitación.