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Visiones de un experto robotista hacia el 2069

Visiones de un experto robotista hacia el 2069

Como hemos escrito previamente en Lampadia: La ética en la inteligencia artificial (IA), de entre todas las tecnologías surgidas en la Cuarta Revolución Industrial (4IA), la IA probablemente es la más controversial, por las fuertes implicancias que tiene en la ética, al poder replicar numerosas actividades humanas de alto riesgo como el transporte autónomo, los servicios de salud o el manejo de armamento militar.

Otra cuestión importante que surge en esta discusión es en qué horizonte de tiempo esta tecnología puede efectivamente “conquistar” o “reemplazar” una gran cantidad de estas actividades, en particular, aquellas labores realizadas por los seres humanos en el día a día, como las domésticas – el planchado, la limpieza, entre otras – y las de transporte público. ¿20 años?, ¿50 años?

Para tener una mejor aproximación a la respuesta de esta pregunta, queremos compartir una reciente entrevista (ver artículo líneas abajo) realizada por Brian Bergstein, editor nacional de Tecnología de American Associated Press, a Rodney Brooks, ex jefe del laboratorio de Informática e Inteligencia Artificial en MIT y cofundador de dos empresas de robótica: iRobot y Rethink Robotics, publicada en la revista Medium Magazine.

La respuesta del prestigioso robotista ante la pregunta de cómo se verá el mundo hacia el 2069, en particular en lo concerniente al desarrollo de la robótica y de la IA, es que la evidencia de los últimos 50 años sugiere que el mundo ha pasado por un cambio tecnológico único en su historia, difícilmente de replicar en el futuro.

Así, la probabilidad de que se de un salto cuántico en el desarrollo tecnológico a nivel económico, social y cultural es muy baja, dado el crecimiento sin precedente que ya ha sufrido nuestro mundo actual. Aún cuando se diera el caso, se seguirían dependiendo de gran cantidad de tecnologías ya existentes. En sus palabras, “La economía exponencial está sobrevendida. No hay ningún proceso en el universo, nunca, que haya sido exponencial por un período de tiempo sostenido”.

Ello con el agravante de que no se ha tenido un gran avance en materia de IA en los últimos 9 años.

En ese sentido, hace hincapié en que hay mucho contenido de ciencia ficción en el pensamiento de las personas que creen que la IA puede realmente representar una amenaza para el ser humano; por el contrario, con los avances actuales, ni siquiera se ha logrado que esta llegase a tener la comprensión del mundo que tiene un joven de 18 meses.

En palabras de Brooks, aún cuando las máquinas programadas con IA hacia el 2069 podrán realizar labores de transporte, limpieza, entre otras, el mundo no parecerá muy distinto al del 2019, ya que tomarán la forma de muchos de los artefactos electrónicos que usamos hoy en día. Lampadia

Un robotista top dice que la inteligencia artificial (IA) no conquistará a la humanidad

Los autos se conducirán solos, los robots limpiarán tu inodoro, pero el progreso exponencial es poco probable

Photo by Lane Turner/The Boston Globe/Getty

Brian Bergstein
Medium Magazine
4 de Enero, 2019
Traducido y glosado por Lampadia

Si te imaginas las tecnologías que definirán la vida cotidiana en 50 años, es tentador pensar en la opinión de Arthur C. Clarke de que la tecnología avanzada es indistinguible de la magia. Podría imaginar el mundo de 2069 repleto de cosas que hoy consideraríamos fantásticas.

El problema con eso es que las tecnologías no aparecen mágicamente. Provienen del ingenioso refinamiento y la recombinación de tecnologías previamente existentes. Incluso cuando surgen innovaciones poderosas, les puede llevar décadas reemplazar las cosas viejas que funcionan lo suficientemente bien.

Para concentrarme hacia lo que realmente estamos yendo, llamé a Rodney Brooks. Brooks, de 64 años, es tanto un optimista tecnológico como un realista. Es el ex jefe del laboratorio de Informática e Inteligencia Artificial en MIT y cofundador de dos empresas de robótica: iRobot, fabricante de los limpiadores de pisos Roomba, y Rethink Robotics, que hasta hace poco fabricaba robots que podían trabajar en estrecha colaboración con las personas. También ha escrito extensamente sobre por qué la inteligencia artificial (en adelante, IA) está sobrevalorada, y cómo las personas malinterpretan el ritmo desigual de la tecnología.

Medium: ¿Dónde empezarías a pensar cómo será la vida diaria en 50 años?

Rodney Brooks: Los autos automáticos serán una gran cosa dentro de 50 años. Creo que vamos a tener otra transformación de nuestras ciudades a partir de la conducción autónoma y del transporte personal, aunque pueden atorar tanto las cosas que obtendremos un transporte público mucho mejor. No lo sé aún.

La ciudad será bastante diferente, y habrá muchas más ciudades. Vamos a tener el doble de personas en las ciudades, en todo el mundo, como lo hacemos ahora. Y luego: el impacto del cambio climático, que es innegable.

¿Qué más?

En América del Norte, Europa, Japón y China, vamos a ser una población mucho mayor. En 50 años, África será la mitad de la población mundial y va a ser muy, muy joven. Entonces, tal vez toda la innovación venga de África dentro de 50 años.

Alguien que se quedó dormido hace 50 años y que se despertara hoy probablemente se sorprendería por los cambios sociales, las mejoras médicas y nuestros dispositivos de comunicación. Pero no creo que el mundo se vea fundamentalmente diferente para esa persona. Si nos quedáramos dormidos y nos despertáramos en 2069, ¿nos sentiríamos más perdidos?

Algunas cosas todavía estarán alrededor y se parecerán a las de hoy.

En los últimos 50 años, hemos visto un cambio tecnológico único, y ese es el sostenimiento de la Ley de Moore. Es un evento único en la historia que el cómputo mejoró de manera regular durante 50 años. La mayoría de la gente, si está pensando en el futuro, aplica la Ley de Moore a todas las tecnologías, lo cual es totalmente incorrecto. La Ley de Moore era única en cuanto a por qué podía suceder, y todo ese malentendido ha distorsionado nuestra visión de cómo cambiarán las cosas en el futuro.

¿Cómo fue engañosa la Ley de Moore?

La Ley de Moore se basaba en el hecho de que se podía cambiar la estructura física [de los circuitos de la computadora] sin cambiar el contenido de la información. Podrías reducir a la mitad la estructura física. ¿Hay un montón de arena en mi escritorio, o no? Me quitas la mitad de los granos, todavía hay un montón de arena en mi escritorio. Quitas la mitad del resto, todavía hay un montón de arena en mi escritorio. Y pudimos hacerlo, durante los 50 años, 25 veces más o menos. Hasta que llegamos a un solo grano, que es donde estamos ahora. Y ya no podemos dividir el montón de arena.

 No hemos visto el final del efecto de la Ley de Moore, ya que descubrimos cómo aplicar estas vastas cantidades de cómputo a más y más problemas. Ahí es donde todavía tendrá un impacto. Pero no ha habido una reducción sostenida o la duplicación en ninguna otra tecnología.

Entonces, la idea de que estamos entrando en un período de progreso exponencial – si es que fuera cierto – cada año habría una increíble cantidad de cambio tecnológico en el mundo.

Sí, creo que la economía exponencial está sobrevendida. No hay ningún proceso en el universo, nunca, que haya sido exponencial durante un período de tiempo sostenido, porque te quedas sin cosas a nivel local para hacerlas o usarlas.

No obstante, ¿podría ser cierto que el cambio tecnológico se acelerará ahora, porque todavía hay mucho espacio para que las aplicaciones de la tecnología de la información se difundan en toda la sociedad?

Estamos en una fase de explotación. En Massachusetts, el año anterior, nos deshicimos de las cabinas de peaje. No nos deshicimos de los cobradores de peaje haciendo que los robots cobren peajes a las personas.

Vamos a ver mucha explotación, donde las piezas nuevas se juntan con diferentes jugadores y cambiará la forma en que funcionan los servicios.

Pero no hemos tenido un gran avance en IA desde hace nueve años. La gente me dijo: “Pero, por supuesto, vamos a un gran avance todos los años”. No, lo que estamos viendo es la explotación del machine learning en este momento, a gran escala. No creo que podamos asumir automáticamente que vamos a obtener avances en cualquier programa. Y esa es otra razón por la que digo que la Ley de Moore era única. Se había programado avances. No hemos visto tecnologías con un horario en ningún otro momento.

¿La ficción también está haciendo tropezar a las personas cuando se trata de entender el camino que sigue la IA?

Bueno, repetidamente escucho a la gente decir: “La IA va a dominar el mundo y nos dominará”, y se refieren a historias de ciencia ficción.

¿Es justo decir que la IA ni siquiera existe en este momento?

Oh, no en la forma en que la gente lo piensa. En este momento, la IA es un sistema de clasificación con aprendizaje profundo; no hay intención, no hay comprensión del mundo. La Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada de Defensa (DARPA, por sus siglas en inglés) acaba de anunciar un programa de $ 2 mil millones cuyo objetivo, durante muchos años, es tratar de darle a la IA, la comprensión del mundo que tiene un joven de 18 meses. La idea de que seres inteligentes, pensantes y conniventes existen en la IA es total, total, ciencia ficción. No tenemos nada con la intención de una bala en este momento.

¿Podría ser eso todavía cierto en 2069?

Absolutamente, podría ser.

¿Crees que hacer que las computadoras sean verdaderamente inteligentes requerirá que tengan una presencia física en la vida diaria? Por ejemplo, el hecho que robots se muevan entre nosotros les daría la posibilidad de acumular más datos sobre el mundo que lo que podría simular en un servidor o en un centro de datos.

Eso es ciertamente lo que he estado discutiendo desde la década de 1980. Es lo que Alan Turing sugirió, en 1948, en un documento suyo que no vio la luz del día hasta 1970. Creo que, en última instancia, conseguir un robot con una base simple en realidad requerirá una presencia física. Pero puedo estar equivocado.

¿Podría posiblemente requerir una combinación de material biológico y electrónico, computadoras con células vivas o algo así?

Puede. Mi próxima publicación en el blog va a hablar de eso, en realidad. La mesa de mi comedor está cubierta de libros y papeles viejos, ya que estoy tratando de resolver esto.

Volviendo a los autos autónomos, y viendo la posibilidad de que estén en todas partes en el 2069. Hasta ahora, el lanzamiento ha sido más lento de lo que algunas compañías han prometido.

Bueno, ya hemos superado algunas de las fechas límite cuando dijeron que ibamos a tener autos autónomos en la carretera. Y si observa atentamente los últimos seis meses, lo que vienen diciendo los grandes jugadores de la industria es: “Nuestro primer lanzamiento será en un área geográficamente aislada o limitada, en buenas condiciones climáticas”. Y algunos de ellos están diciendo que todo los vehículos impulsados por humanos en ese espacio serán transportes conducidos por empleados. Por lo tanto, no es necesario interactuar con el público en general. Y muchos de los despliegues están en lugares donde el vehículo puede darse el lujo de detenerse en cualquier momento y no causar un accidente. No puedes hacer eso en la autopista, no puedes parar en seco.

Por lo tanto, en entornos similares a los campus, lo cambiaron de un problema dinámico a un problema estático, al menos inicialmente. Y creo que eso es inteligente. No estoy diciendo que no llegaremos en el futuro, pero va a tomar mucho más tiempo, y mucha más experiencia. Puede requerir la transformación de nuestras ciudades y nuestras carreteras para llegar a todas partes.

Una de las empresas que fundó, Rethink Robotics, cerró este otoño porque la demanda era demasiado suave para sus robots colaborativos que podían trabajar junto a personas en fábricas e instalaciones de envasado. ¿De qué manera el destino de Rethink da forma a tu pensamiento sobre el ritmo desigual del desarrollo tecnológico? Esta empresa en particular no funcionó, pero la idea más amplia detrás de ella se siente como un ganador a largo plazo.

La forma en que estoy empezando a pensarlo ahora es en términos del Segway.

El Segway fue una idea radical: un dispositivo eléctrico de transporte personal. Pero no fue lo que despegó. Ahora, estamos empezando a ver cómo despegan los dispositivos de transporte personal, estos scooters eléctricos que están en todas partes en algunas ciudades. Segway acertó algunas cosas, pero no acertó en otras.

¿Las casas del 2069 tendrán robots haciendo tareas?

Creo que tendremos más robots limpiando y más que solo pisos. Los inodoros se limpiarán con dispositivos robóticos, pero podrían estar conectados permanentemente a cada inodoro, en lugar de deambular. Estoy bastante seguro de que nuestros paneles solares y nuestras ventanas serán limpiados por robots. Y nuestras “granjas” interiores, que cultivan alimentos frescos en el lugar, serán atendidas por dispositivos robóticos.

Si la gente piensa en los dispositivos que lo hacen como robots es otra cuestión. ¿Recuerda en la década de 1970 cuando las computadoras estaban en gabinetes de cinta magnética? Si dijéramos que tendríamos computadoras en nuestras cocinas en 20 o 30 años, la gente, pensando en los gabinetes de cinta magnética, habría dicho “de ninguna manera”. Pero, por supuesto, ahora tenemos muchas computadoras en nuestras cocinas. – Los tengo en mi horno, mi microondas, mi lavaplatos, mi refrigerador, mi Alexa y, posiblemente, algunas en el sistema de iluminación que no he identificado, pero no se parecen en nada a los mainframes de los años setenta. Igualmente para los dispositivos robóticos que pueblan nuestras casas en 50 años. No se verán como los robots que imaginamos hoy. Lampadia

Brian Bergstein
Es periodista en Boston. Ha sido editor ejecutivo de MIT Technology Review y editor de tecnología y medios en Associated Press (AP). Es editor general en neo.life.




Sacudiéndonos el 2014

Sacudiéndonos el 2014

Un año más se nos va. Un año 2014 difícil, en el que habríamos podido hacer mucho más como país para alcanzar nuestros objetivos de crear riqueza y oportunidades para todos si es que cada uno en su trinchera –políticos, trabajadores, intelectuales, empresarios– nos hubiéramos mantenido enfocados en dicho objetivo en vez de distraernos en batallas efímeras que solo nos llenaron de dudas y desconfianzas que, al final, terminaron pasándonos la factura.

El tema es que, tal como van las cosas, es posible que, si no hacemos una honda reflexión autocrítica en ese sentido, el próximo año puede ser similar o incluso peor. Y es que todo indica que, el próximo año, la política ocupará nuestras vidas mucho más de lo deseable y necesario. Tal parece que los escándalos políticos se incrementarán, lo cual sin duda afectará aún más a la ya escasa confianza del ciudadano hacia el político, y abrirán con ello una peligrosa puerta a discursos extremistas que siempre están allí agazapados, esperando su hora.

Tal parece que la cercanía de las elecciones del 2016 no hará del 2015 un año en el que se debatirán ideas, visiones, estrategias o metas acerca de cómo caminar hacia el 2021 todos unidos en un objetivo común, sino, más bien, seremos meros espectadores de efímeros combates cargados de golpes bajos que buscarán, por encima del Perú y su destino, destruir la imagen y reputación de adversarios políticos a los que, en un país donde todos deberíamos ser aliados, se les verá absurdamente como enemigos.

Ahora bien, ¿podemos hacer algo al respecto? ¿Podemos evitar, por ejemplo, que sigan los escándalos políticos? Todo indica que no, que están allí y que su destape en algunos casos será inminente. ¿Y podremos evitar un 2015 de batallas políticas por el poder, efímeras y sin sustancia? Pues parecería que tampoco. Pareciera que, por más que pidamos más ideas y menos insultos, menos palabras y más acción, nuestros políticos seguirán enfrascados en su mundo y batallas.

¿Y, entonces, hay algo que podamos hacer para evitar que escándalos y golpes bajos terminen afectando a la economía de todos los peruanos? Pues sí que lo hay. Los ciudadanos tenemos un arma infalible, con la que, en la medida que la usemos, podremos no solo evitar que la mala política dañe nuestras vidas, sino que incluso podremos influir positivamente sobre ella para que siga el paso y ritmo de los ciudadanos a los que debe servir. Un arma que en los últimos 20 años nos ha venido acompañando fielmente, en las buenas y en las malas, y que ha sido la que, sin duda, ha construido todo lo bueno que el Perú hoy puede mostrar al mundo. Un arma poderosa e indestructible, que no sabe de insultos, miedos o incertidumbres. Un arma que nos ha demostrado ser aliada incondicional de nuestro destino: el trabajo. Sí. Sí podemos vencer la incertidumbre política que parece querer amenazar nuestra economía el próximo año. Y podemos hacerlo como siempre lo hemos hecho los ciudadanos del Perú: trabajando. Desde el pequeño empresario que trabaja de sol a sol para sacar adelante su sueño hasta el trabajador que está a su lado, soñando con un día independizarse y ser como él. Desde el pequeño agricultor en el campo que, como nunca antes, ve una luz para sus productos hasta el empresario exportador que ve cómo el Perú y sus productos son cada día más reconocidos. Desde el intelectual o el científico que investiga en silencio fórmulas para poner en valor lo nuestro hasta las compañías peruanas que empiezan a aplicar la teoría del valor compartido para toda la cadena en la que participan. Desde el profesor universitario o de escuela, que poco a poco va recuperando el reconocimiento a su labor por parte de la sociedad, hasta el estudiante que, por encima de ideologías, ocupa su corazón y mente con ideas y proyectos para su futuro y el de su país. Todos unidos, trabajando por objetivos personales que se entrelazan con el gran objetivo común, el Perú como nuestro hogar, como la tierra de la cual nuestros hijos nunca más tendrán que partir. Si, como ciudadanos que nos levantamos muy temprano a trabajar, somos capaces de unirnos y situarnos por encima de insultos y escandaletes políticos, entonces podremos evitar que estos afecten nuestro ánimo y confianza en el mañana; podremos evitar que se despierte ese yo cortoplacista que habita dormido en quienes nos tocó vivir aquellos tiempos de Sendero o hiperinflación; podremos mantener ese espíritu que nos hace levantarnos día tras día con ganas de querer aprender, estudiar, crear, hacer, avanzar. Sí. Sí es posible que la economía del Perú no se vea afectada por las señales inciertas de la política. Depende de nosotros y de lo único que nos haga grandes y libres. Nuestro trabajo.