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El lado oscuro de la exigencia educativa

La competencia de China con el resto del mundo los ha llevado a establecer exigencias muy altas en la educación escolar. Además, se da a los exámenes, un peso desmedido en la medición de resultados. Esto genera una presión dañina en los estudiantes y en sus padres de familia, distorsionando el sentido correcto de la formación.

Líneas abajo compartimos la reflexión de The Economist sobre este tema en China. Pero equivocado o no, el enfoque y prioridad que China da a la educación, debiera hacernos reflexionar nuevamente sobre el abandono estratégico con el que medramos en un sistema educativo, innecesariamente retrógrado.

En Lampadia hemos propuesto un ‘Pacto Social por la Educación’, pero. Ningún ministro de educación se anima a analizar la propuesta, pues siempre, por más pobreza que genere, parece que es más cómodo mantener el statu quo. Lo mismo pasa con IPAE, que se apresta a desarrollar el CADE por la Educación, y no recoge la propuesta base del CADE Ejecutivos 2017, sobre el ‘Pacto Social’.

El sistema educativo en China es muy diferente del sistema educativo de EEUU. China tiene el sistema educativo más exigente del mundo. El componente más importante del sistema educativo son los exámenes. Debido a la importancia de estos exámenes, tomarlos se consideran uno de los momentos más importantes de la vida de una persona en China. Los resultados de las pruebas son algo que no solo afectará al individuo, sino a toda su familia.

En todos los niveles de la educación de un niño necesitarán tomar exámenes nacionales que determinarán el camino de su educación. Se requieren puntajes altos para que un niño sea elegible para asistir a escuelas altamente calificadas del área. Desde la escuela primaria hasta la secundaria, estos exámenes determinan el futuro de un niño. Las escuelas juzgan a los estudiantes basándose únicamente en los puntajes de sus exámenes.

La importancia dada a estos exámenes ha creado un ambiente de alto estrés para los estudiantes en China, lo que ha resultado en que muchos desarrollen diferentes problemas conductuales y mentales. Un informe que China Daily publicó en 2017 mostró que el examen nacional fue la causa de 79 suicidios de estudiantes de primaria y secundaria el año pasado. El 93% de estos suicidios sucedieron después de discusiones con los profesores o se atribuyeron a la intensa presión del estudiante para estudiar. El informe también citó suicidios de estudiantes consternados por la carga de tareas y puntajes deficientes en las pruebas, así como también por aquellos que reaccionaron al darse cuenta de que las escuelas preferidas no los admitirían.

Existe incertidumbre sobre el futuro para la mayoría de los jóvenes estudiantes en China; incluso después de haber recibido educación adicional, todavía se sienten “perdidos”. Los estudiantes en China están capacitados para ser “máquinas de exámenes” en lugar de saber en qué son buenos y aplicarlo a un campo profesional. El estrés y la preocupación no disminuyen después de que los estudiantes llegan a la universidad. El éxito no es tan simple como una puntuación alta en una prueba.

El sistema educativo tradicional tiene como objetivo calificar un examen para juzgar la capacidad y el valor de un alumno. Sin embargo, la vida no se trata solo de tomar exámenes. Una vida exitosa que los estudiantes están buscando siempre debe coincidir con quiénes son y qué les gusta. Lampadia

Domando a las madres
China hace sonar una alarma sobre sus escolares estresados

Los padres excesivamente exigentes los están volviendo miserables

The Economist
18 de agosto, 2018
Traducido y glosado por Lampadia

Lin Ming, un niño de diez años a quien le faltan dos para acabar la primaria en Beijing, no recuerda la última vez que regresó a casa antes de las 6 pm en un día laborable en el trimestre. Tan pronto como termina las clases, su madre, Yang Mei, lo lleva por toda la ciudad, a clases privadas donde estudia matemáticas avanzadas y gramática de inglés. Yang acepta que “tal vez está estresando demasiado” a su hijo. Pero ella no tiene otra opción. “Alrededor del 90% de los compañeros de clase de mi hijo asisten a clases después del colegio. Es una competencia que no puedo perder”. Cuando el nuevo año académico comience el próximo mes, Yang estima que gastará 3,000 yuanes (US$ 435) al mes en tutores privados para su hijo, aproximadamente una quinta parte del ingreso mensual de su hogar.

A muchos escolares chinos les va bien académicamente. En la última prueba del Programa de Evaluación Internacional de Estudiantes (PISA), en 2015, los chinos de 15 años de algunas ciudades obtuvieron mejores resultados en ciencias y matemáticas que sus contrapartes en la mayoría de los países miembros de la OCDE, un club en su mayoría de países ricos. Sin embargo, a los funcionarios chinos les preocupa que los logros de los alumnos puedan exigir un precio mental y físico demasiado elevado. En julio, el Ministerio de Educación publicó su primera “evaluación exhaustiva de calidad” de la educación primaria y secundaria del país. El tono inusualmente crítico del informe de 26 páginas ha estado causando revuelo entre los analistas de China.

Una preocupación que plantea el documento es que los alumnos reciben demasiada tarea. El ministerio reconoce que casi uno de cada diez alumnos en el penúltimo año de primaria pasa más de dos horas solo en tareas todos los días escolares. Incluso antes de que se publicara el informe, algunas autoridades educativas habían intentado aligerar las cargas de trabajo. En marzo, por ejemplo, los profesores de primaria de la ciudad de Hangzhou les dijeron a sus alumnos que dejaran de hacer los deberes a las 9 pm si no podían completarlo antes. Los alumnos de secundaria tenían hasta las 10pm.

Otro problema relacionado es que los alumnos chinos tienen problemas de salud física. Según el informe, casi un quinto de los niños de nueve años y las niñas de 13 años tienen sobrepeso u obesidad. Esto se debe, en parte, a que muchos colegios, a menudo bajo la presión de los padres sobre exigentes, imparten más sesiones de asignaturas básicas como matemáticas y chino de las que exige el Ministerio de Educación y eliminan las clases de educación física. A partir de ahora, sin embargo, las escuelas serán evaluadas no solo en lo bien que los alumnos se desarrollan en las pruebas académicas sino también en su capacidad atlética, en función de su rendimiento en desafíos tales como carreras de 50 metros y saltos largos.

Sin embargo, la crítica más severa del ministerio está reservada para las escuelas y las clases privada de tutoría que sobrecargan a los alumnos al “enseñar por adelantado”, es decir, exigir conocimientos que son demasiado avanzados para un grupo de edad determinado. Zhang Ling, el director del jardín de infantes Ben Jen en Pekín, sospecha que la mayoría de las guarderías de la ciudad utilizan materiales diseñados para el primer o segundo año de la escuela primaria. Eso ya no estará permitido.

En julio, el ministerio ordenó que las guarderías de toda la nación se enfocaran en “diversión y juegos” en el aula. Diversos inspectores serán enviados a finales de este año para hacer cumplir esto. Zhang, que dice que su guardería ya estaba cumpliendo, celebra el mayor escrutinio. Ella dice que ahora puede presentar un documento oficial a los padres que insisten en que sus hijos estén expuestos a una exigencia académica demasiado avanzada.

Para asegurarse de que las clases privadas no ofrezcan cursos “inadecuados”, en febrero el gobierno les ha advertido que deben proporcionar a las autoridades educativas los detalles de los planes de estudios y las listas de sus alumnos, junto con el año en que se encuentran en cada escuela. También deben aceptar inspecciones puntuales.

El ministerio está tomando medidas enérgicas contra los pedagogos deshonestos que se niegan a enseñar material académico en el colegio y fuerzan a los alumnos a asistir a clases nocturnas en los centros de tutorías. Este verano, 31 profesores en la ciudad nororiental de Harbin recibieron un castigo no especificado por hacerlo.

Yang, la madre, dice que las nuevas reglas son bien intencionadas, pero pueden terminar lastimando a la gente de clase media como ella. Esto se debe a que aquellos con bolsillos más grandes siempre pueden contratar tutores a domicilio, que es más difícil de controlar por el gobierno, para enseñarles a sus hijos. Un agente de servicio al cliente de Xue Er Si, una cadena de clases privadas a nivel nacional, dice que las nuevas restricciones significan que los tutores en el aula tendrán que ser más cautelosos sobre lo que enseñan. Pero, sin embargo, tranquiliza a los padres de que el contenido del curso no será aún más difícil que el que se encuentra en los libros de texto escolares.

La represión contra los profesores e instructores demasiado exigentes no aborda la causa raíz del estrés de los alumnos, señala Zeng Xiaodong, del 21st Century Education Research Institute, un grupo de expertos con sede en Beijing. Mientras que la admisión a las escuelas secundarias se base en los resultados del extenuante examen de zhongkao, es probable que los padres exploten todas las opciones para darle una ventaja a sus hijos. Normalmente, solo el 60% superior de zhongkao-takers se asegura un lugar en una escuela académica. El resto se deriva a vocacionales. Una mejor manera de reducir el estrés para los niños pequeños, argumenta Zeng, es desechar los exámenes de ingreso a las escuelas secundarias. El ministerio de educación ha identificado correctamente un problema. Necesita estudiar más arduamente cómo resolverlo. Lampadia




Bienestar económico y tasa de suicidios

Bienestar económico y tasa de suicidios

Se dice comúnmente que “el dinero no compra la felicidad… ¡pero como ayuda!” Es cierto, en la medida que los problemas económicos (en especial los de subsistencia básica) estén solucionados, las personas pueden realizarse de mejor manera. Cuando las carencias son muy grandes la infelicidad puede ser mayor. El indicador que resaltamos en este informe tiene una alta significación estadística y merece unas reflexiones. 

Se ha escrito mucho sobre el bienestar económico y la propensión al suicidio. Aquí respasamos algunos algunos de estos argumentos.

Hace unos días, un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) instaba a los países a preocuparse más seriamente en la prevención de suicidios. De acuerdo a esta institución cada 40 segundos una persona se quita la vida. Las cifras de suicidios están en ascenso en el mundo. El 2012 superaron las 800 mil personas.

De acuerdo al recientemente fallecido premio nobel de economía, Gary Becker  “en términos técnicos, muy asociados a terminología financiera, el valor presente de la vida futura, si es negativo, puede hacer que una persona opte por suicidarse. En esto influye qué bienestar estime que hay en el futuro y cómo lo valore en la actualidad (aquí entra lo que llaman la tasa de descuento; si tiende a ser muy alta, la gente sólo valora lo inmediato y le cuesta postergar la felicidad). Yendo más allá, aunque el valor presente del futuro sea negativo, si hay un período futuro en que la felicidad es positiva, se postergará el suicidio. Siguiendo con terminología financiera, esto significa que hay una opción – un derecho a suicidarse el cual puede ejercerse o no – y el cual depende en su valoración en elementos como por ejemplo, la volatilidad respecto a la felicidad (en teoría de opciones esta sensibilidad de la opción a la volatilidad se llama vega). Mientras más fluctúe la felicidad a lo largo de la vida, la opción suicida puede tomar valor, estar, como dicen los financieros “in-the-money” y ejercerse”.

Esta lamentable decisión, es optada por gente que ve que no hay futuro. Algo que ocurría en el Perú de los 80, en los que no solo la gente se suicidaba más, sino que optaba por otras soluciones: migrar del país, por ejemplo. En esos tiempos el 87% de los jóvenes confesaba que deseaba irse del Perú. Y de hecho muchos se fueron.

Como señala Becker “a diferencia de la teoría económica convencional que considera la conducta orientada sólo hacia el futuro, el suicidio presenta una particularidad: también mira hacia el pasado. Cuando la gente tiene una caída en su nivel de vida inmediata o bien disminuye súbitamente su status social, considerará más la opción suicida. En mayor medida  cuando la sensación de pérdida es reciente. Una vez pasado un tiempo, la gente se acostumbra a su situación. Un caso límite son los presidiarios: el riesgo de suicidio es mayor en los 3 primeros meses de encarcelamiento -89% de los suicidios carcelarios ocurren en ese plazo-.”

Esta es la razón por la cual, apenas se desató la crisis financiera se dispararon los índices de suicidio en los países occidentales (Estados Unidos y Europa). Mucha gente perdió rápidamente su estatus económico y social. Paul Krugman daba cuenta de esta realidad en abril del 2012. “The New York Times informaba de un fenómeno que parece extenderse cada vez más en Europa: los suicidios ‘por la crisis económica’ de gente que se quita la vida desesperada por el desempleo y las quiebras de empresas (…) Piensen en la situación de España que actualmente es el epicentro de la crisis. Ya no se puede hablar de recesión; España se encuentra en una recesión en toda regla, con una tasa de desempleo total de 23,6%, comparable a la de EEUU en el peor momento de la Gran Depresión y con una tasa de paro juvenil mayor al 50%”.

De hecho los números de suicidios en España se incrementaron luego de la crisis (2008), pero el 2012, tal y como señalaba Becker, la tasa cayó en un 20.3%.

Lo que se puede ver en el Perú es que la tasa de suicidios ha ido disminuyendo del 2000 al 2012. En ese periodo la caída ha sido del orden 27.1%, asimismo en el 2012, como muestra el mapa de líneas arriba, el Perú es hoy día uno de los países con menor tasa de suicidios en el mundo, ambos datos según la OMS. Un resultado interesante que se produce justamente en el periodo en que el país ha reducido significativamente la pobreza (en más de 50%) gracias al crecimiento económico y al desarrollo integral y sostenible que ha tenido el país en este mismo periodo. Al mismo tiempo hemos experimentado el crecimiento de la clase media con lo cual un porcentaje importante de la población ha mejorado su estatus socio-económico.

A lo largo de ese período de incremento del bienestar y disminuyó la pobreza y la desigualdad en el Perú, no han faltado (en verdad han sobrado) políticos, analistas, académicos y líderes mediáticos que han persistido en negar nuestros avances y siguen insistiendo en combatir la inversión privada como si fuera el arma de una fuerza de ocupación extranjera.

En Lampadia hemos destacado todos los indicadores sociales y económicos habidos y por haber, para reflejar lo que han sido los resultados de una Constitución que permitió el regreso de la inversión privada al país. Esta vez se suma al sustento de nuestra realidad, un indicador poco usual, pero que muestra un impacto contundente de prosperidad. Lamentablemente, la falta de convicción del gobierno, en sus distintos estamentos, nos viene llevando de la mano a una parálisis económica que no debemos dejar que termine por desandar el buen camino. Lampadia