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¡Juguemos a la Ronda! Todos a Pensión 65

¡Juguemos a la Ronda! Todos a Pensión 65

Como hemos informado anteriormente, el Congreso pretende insistir en un proyecto que implicaría en la práctica la desaparición de las pensiones en el país. Éste permitiría el retiro del 95.5% de los fondos de los afiliados al Sistema Privado de Pensiones (SPP) al cumplir los 65 años. Ver en Lampadia: Réquiem por las pensiones decentes y segurasFuturo de los jubilados en la picota, .

Esta reforma en muy profunda y su planteamiento no ha contemplado las consecuencias del mismo, ni ha sido debatida con la población, más allá de generalidades de corte populista. No se le ha explicado al país los escenarios que podrían generarse en el futuro. No se han planteado sistemas alternativos de pensiones y, a ciegas, se pretende empujar a los ciudadanos a un peligrosísimo ‘VACÍO PREVISIONAL’. Ver en Lampadia: En el país de los mitos, los falsarios son reyes.

Las opiniones que recogen las empresas encuestadoras sobre el apoyo al proyecto son perversas, pues no plantean los posibles escenarios. Solo recogen un sentimiento vacío de contenido.

Así mismo, algunos jugadores del mercado de pensiones, como, sorprendentemente, el BCP, han hecho propuestas irresponsables que buscan su interés de parte yendo contra el bien común. No podemos juzgar de otra manera su propuesta de permitir que los bancos y cajas de ahorro manejen fondos previsionales. Los bancos pueden tener la capacidad técnica para hacerlo, pero evidentemente, no es el caso de las cajas.

Ante las eventuales consecuencias de este proyecto, se impone que antes de que el Congreso de la República vaya a insistir en su propuesta, convoque a un amplio debate nacional sobre las distintas aristas del tema. Ver nuestra sugerencia en el artículo citado líneas arriba. Además, no es lógico ni prudente que en medio del calor electoral se tome una medida de esta naturaleza. La reforma y diseño del sistema pensionario debieran ser abordados durante el próximo gobierno.

Por nuestro lado, insistimos en que se contemple nuestra propuesta de incorporar a los trabajadores independientes al SPP mediante el canje de parte de los pagos de IGV que hacen todos los ciudadanos. Ver en Lampadia: El IGV como aporte al Fondo de Pensiones y formalización del empleo. Esta propuesta permitiría, además de incorporar a todos los trabajadores al SPP, formalizar el empleo, objetivo fundamental de nuestra vida institucional, social y económica.

Para facilitar un mejor entendimiento sobre este importante tema, presentamos a continuación una relación de los posibles impactos de la propuesta congresal e información sobre la naturaleza del sistema actual:  

Impactos de la propuesta congresal

  1. Drástica disminución de fondos de inversión de largo plazo en la economía del país. Con un gran impacto en el financiamiento de proyectos de infraestructuras, esenciales para el bienestar de todos los ciudadanos.  
  2. Alto riesgo de que los jubilados se queden sin pensión en su vejez, si al retirar sus fondos no cuidan reservas de las que puedan vivir, habida cuenta del típico comportamiento de los ciudadanos de preferir beneficios presentes versus futuros.
  3. El Estado no tiene, ni tendrá la capacidad de sostener económicamente a los afiliados del SPP mayores de 65 años que en el tiempo no cuenten con recursos económicos suficientes.
  4. Los ciudadanos podrían quedar desamparados si el gobierno no garantiza algún sistema adecuado de pensiones a la población en edad de jubilación.
  5. Seguramente se terminaría ampliando el sistema de Pensión 65, largamente insuficiente y empobrecedor, que además tendría que ser asumido por los futuros contribuyentes mediante impuestos o programas solidarios obligatorios.
  6. De aprobarse el proyecto, los aportes al SPP ya no tendrían razón de ser pues desaparecería su objetivo fundamental, la creación de un sistema de pensiones. Por lo tanto, es de esperar que en una siguiente medida de la misma naturaleza política que el proyecto de marras, se termine eliminando todo el sistema.
  7. Ante esto, regresaríamos a la situación previa a la creación del SPP, en que la población estaba desamparada sin que el Estado tenga capacidad de generar un sistema mejor que el actual.

Información sobre el SPP

Fuente: SBS, Elaboración: Asociación de AFPs
  1. El SPP existe nació en 1992. Tiene más de 5 millones de afiliados, pero solo la mitad de aportan efectivamente, abonando mensualmente el 10% de sus remuneraciones en sus propias cuentas  individuales de capitalización.
  2. Garantiza la oportunidad de que los ciudadanos accedan a una jubilación digna en la vejez.
  3. Es un régimen de capitalización individual creado para construir fondos intangibles, a prueba de: Las prácticas estatales que consumían los fondos públicos de pensiones para fines no previsionales y, a prueba de la suerte de las empresas administradoras de los fondos, las AFP, puesto que cada Fondo Privado (FP) tiene una personería jurídica independiente, al punto de que si quiebra una AFP, el fondo pasaría íntegramente a manos de otra.
  4. El SPP se basa en un proceso de acumulación individual durante la vida laboral del ciudadano que en la jubilación puede optar por un ‘Retiro Programado’ ofrecido por las AFP´s o una ‘Renta Vitalicia’, ofrecida por las compañías de seguros.
  5. Los FP se invierten en diferentes instrumentos de inversión como depósitos, bonos, acciones, entre otros, minuciosamente regulados por la SBS.
  6. Los rendimientos para los afiliados no están garantizados. Éstos son variables y dependen del tipo de fondo elegido por el afiliado, según el nivel de riesgo deseado, en alguno de los tres tipos de fondos (los llamados Fondos 1, 2 o 3).
  7. La mayor deficiencia del sistema es su insuficiente cobertura, especialmente para los trabajadores independientes.
  8. Tampoco se ha generado en la opinión púbica una percepción positiva del sistema ni soluciones a preocupaciones de los afiliados que les permitan, entre otras cosas, la devolución de los fondos en caso de enfermedades terminales.
  9. Hay un gran desconocimiento de la aritmética de los FP, como su rentabilidad (dadas las fluctuaciones de la economía), los costos de las comisiones de los administradores, la rentabilidad de los mismos y el nivel de las pensiones. Así como los roles de las AFPs y de las compañías de seguros en el manejo de las pensiones.
  10. La irresponsable presentación de las tablas de mortalidad por parte de la SBS, generó un descontento generalizado de la población y el aprovechamiento de los actores políticos, para que en plena campaña electoral, promuevan con fines de captación de votos, cambios más irresponsables al sistema.
  11. En el SPP las pensiones dependen del nivel de aportes.
  12. Las personas privilegian el consumo a corto plazo y no suelen ahorrar para su futuro porque no hay una cultura previsional de largo plazo, ni en el Perú, ni en ningún países.
  13. Lamentablemente, durante la vida del SPP, la publicidad de las AFPs ha sido fundamentalmente sobre la fortaleza individual de cada administradora, en vez de haberse dirigido a difundira los beneficios sociales y económicos que el sistema ofrecía a los ciudadanos.

Lampadia 




Futuro de los jubilados en la picota

Futuro de los jubilados en la picota

Como informamos el 12 de noviembre pasado, ver en Lampadia: Réquiem por las pensiones decentes y seguras, el Congreso de la República votó ‘unánimemente’ por eliminar, en la práctica, el sistema privado de pensiones.

Como debiéramos recordar, antes de la creación del sistema privado, los peruanos no teníamos la opción de tener una pensión decente. El sistema estatal estaba quebrado, el dinero de los descuentos de los trabajadores se usaba en cualquier cosa y la cobertura era mínima.

Con el Sistema Privado de Pensiones (SPP), que se basa en un sistema de acumulación individual, se ha logrado que la gran mayoría de sus afiliados tenga mejores pensiones. A diferencia del sistema público de la ONP, en que el 30% de los afiliados no recibirá ni un Sol de pensión (por no aportar un mínimo de 20 años), el SPP, devuelve el íntegro de lo aportado al 100% de sus afiliados.

Más allá de varios temas menores que debieran evaluarse y mejorarse, el SPP tiene un gran problema estructural: la baja cobertura de la población trabajadora. Efectivamente, el mayoritario segmento de los trabajadores independientes, del llamado sector informal, no se afilian voluntariamente, como se estableció desde el primer día, pues sus evaluaciones individuales de ahorro actual (para pensión futura) versus gasto y o inversión corriente, los lleva a preferir lo último.

La eventual facultad de retirar el 95.5% de los fondos acumulados en el SPP al llegar a la edad de jubilación, hará que la gran mayoría de los afiliados opte por retirar sus fondos. Eso quitará todo sentido al ahorro forzoso para pensiones que ya no se darían como tales. Por lo tanto, muchos peruanos podríamos carecer de algún sistema pensionario, a no ser que sea algo como Pensión 65, que a todas luces sería largamente insatisfactorio.

Lo más increíble de la norma del Congreso es que no se ha pensado sobre las consecuencias futuras de esta medida, ni se han evaluado opciones de mejora, como, por ejemplo, la planteada por Lampadia, de usar parte de los pagos de IGV como aportes individuales al sistema de pensiones. Ver las distintas publicaciones que hemos hecho al respecto:

En el país de los mitos, los falsarios son reyes

Una pensión para todos, como se debe,

Propuestas para mejorar el sistema,

El IGV como aporte al Fondo de Pensiones y formalización del empleo.

Por otro lado hay que recordar que el origen de la falta de cobertura se da por la naturaleza del sistema laboral peruano que nos ha llevado a un altísimo nivel de informalidad, que es muy difícil de superar con medidas tradicionales y timoratas. Por ejemplo, ver las declaraciones de Pablo Secada, sobre la posibilidad de usar el IGV para formalizar el empleo.

Esperamos que el gobierno observe la ley por el bien de largo plazo de todos los peruanos. El camino sensato hacia delante, debe ser el que el Congreso de la República convoque a un gran debate nacional, en distintos estamentos de la sociedad y ojalá, luego, forme un grupo de expertos para que evalúen todas las opciones, le expliquen a los ciudadanos sus implicancias y asesoren al Estado en el diseño de una solución final.

Es sorprendente la irresponsabilidad con la que algunos analistas apoyan la ley del Congreso, como por ejemplo, Juan Mendoza de la Universidad del Pacífico, quien se multiplica en los medios con argumentos pobres. Por un lado dice que lo de antes era muy malo, pero como no le gusta el sistema, justifica su apoyo a la norma congresal diciendo que no cree que la gente retirará sus fondos. Peor aún, no plantea ninguna solución a la futura demanda de pensiones que tarde o temprano tendremos que enfrentar. Este tipo de opiniones y las de los puristas que no consideran que se debe establecer un sistema de ahorro forzoso, deberían contemplar la posibilidad de desarrollar un debate nacional, antes de aplaudir una decisión más política que técnica.

Para ilustrar a nuestros lectores de un diálogo alturado al respecto, presentamos líneas abajo la entrevista de Jaime de Althaus a David Tuesta, Jefe de la Unidad de Inclusión Financiera del BBVA Research.

Luchemos por nuestra ideas, pero sometámonos a un debate serio. Lampadia

 




¿Hacia dónde vamos en América Latina?

¿Hacia dónde vamos en América Latina?

En la X Cumbre Internacional de Comercio Exterior organizada por la Cámara de Comercio de Lima, tuvimos como uno de los oradores principales al revolucionario José Piñera, Ex Ministro de Trabajo y de Minería de Chile, Director de la revista Economía y Sociedad, investigador del Cato Institute y creador del sistema privado de pensiones, que desde su creación en 1980 se ha extendido en muchos países.

En las siguientes líneas reflejamos algunos de los mensajes de Piñera sobre la economía de la región y sobre el sistema privado de pensiones:

Piñera nos explicó cómo fue que en América Latina, tanto Chile como Perú lograron ajustar sus economías y emprender la vía del crecimiento y la reducción de la pobreza.

Según Piñera lo que permitió la recuperación de Chile y Perú fue la gran reforma de la apertura de la economía al mundo global y la creación de las AFP. Las AFP fueron las generadoras de capital interno de largo plazo, al tiempo que ofrecían un muchísimo mejor sistema de pensiones que los sistemas públicos de reparto, crónicamente desfinanciados y que nunca podrían dar pensiones decentes.

Lo que no hay que hacer: Miles de jubilados griegos en cola

En el siguiente gráfico de 1950 a 2013, se puede apreciar la evolución del PBI per cápita del Perú, notándose con claridad cómo se produce un quiebre hacia el crecimiento sostenido en 1991, con las reformas indicadas. Lo mismo pasó en Chile unos años antes. Ver el gráfico: 

El Perú además de crecer ha reducido la pobreza desde 55% a 23.9%.

Chile, como el Perú, con su modelo de libre mercado, pudo reducir la pobreza de 50 a 7.8% en un lapso relativamente corto. El sistema de AFPs  chileno tiene hoy día 200,000 millones de dólares, un equivalente del 70% de su PBI.

Piñera nos recordó que mientras EEUU tuvo Padres Fundadores, en Latinoamérica tuvimos, lamentablemente, Generales Fundadores. Esto produjo 100 años de subdesarrollo y de inestabilidad política.

Nos dijo que en Latinoamérica los diarios locales, en las páginas políticas, presentan el pernicioso Realismo Mágico, pero si quieres ver la dinámica social y económica, hay que leer los avisos publicitarios.

“El libre mercado incorpora a las masas sociales a la prosperidad”.

Luego nos mostró el ranking de Libertad Económica para varios países, según el Cato Institute:

Como se puede apreciar, Chile ha tenido un desarrollo espectacular, pero el Perú no se queda muy atrás, pues habiendo estado en 1990 en el puesto 103 de 113 países, hemos avanzado hasta el lugar número 41 entre 157 países.

Esta no es la realidad de todos los países de la región. Brasil, Argentina y Venezuela están al final de la tabla. Según Piñera, Argentina es un país en vías de sub-desarrollo.

Los países del Pacífico Colombia, Chile y Perú, siguen fundamentalmente un modelo liberal. Ecuador es la excepción que confirma la regla. Mientras que los países del Atlántico: Brasil, Argentina y Venezuela, siguen un modelo estatista. Brasil tiene una Constitución estatista, con rigideces que no le permiten ni siquiera reformar su sistema de pensiones.

El modelo de Brasil, Argentina y Venezuela es un gran fracaso, “un modelo económico contra la historia”. Aparte de todos los males que han generado, “están perdiendo a su gente empresarial”.

“Hay un claro triunfo del modelo del Pacífico”.

En cuanto a educación, Piñera considera que el avance tecnológico le hará un bypass a la mala educación. Lamentó que en Chile estén haciendo una reforma educativa en vez de darles a los niños, tablets y software creativo.

En cuanto a la obligatoriedad de afiliación a las AFPs, Piñera comentó que, filosóficamente, debiera ser voluntaria, pero un estudio que hicieron antes de su incepción, demostró que en ese caso nadie se afiliaría. “Sin embargo consideró que en el futuro podría evaluarse que el aporte sea voluntario. En 20 o 30 años más quizás, cuando todo el mundo sea más serio y responsable”. Lampadia




Propuestas para mejorar el sistema

Propuestas para mejorar el sistema

La semana pasada Lampadia organizó una conversación sobre el futuro del sistema de pensiones. Los invitados fueron: Luis Valdivieso, Presidente de la Asociación de Administradora de Fondo de Pensiones (AAFP) y ex Ministro de Economía, Richard Webb, Director del Instituto del Perú de la USMP y ex Presidente del Banco Central de Reserva y Juan Mendoza, director de la Maestría en Economía de la Universidad del Pacífico. Esta conversación fue conducida el Director de Lampadia, Pablo Bustamante, y su equipo, Pablo O’Brien.

En enero de este año, Lampadia propuso la alternativa de usar el IGV como un mecanismo para incorporar a los independientes al sistema. (Ver en L: El IGV como aporte al Fondo de Pensiones y formalización del empleo)  La idea es que cuando uno compra, presenta un DNI o RUC que establece una identificación entre el IGV y quién pago. Los independientes podrían así canjear parte de los pagos de IGV de sus facturas y boletas, por aportes a sus cuentas individuales.

Conversación:

Webb principalmente expresó su opinión negativa en relación al sistema. Según él, el costo del 13% de aporte al año obligatorio descapitaliza a las personas, sobretodo a los empresarios independientes que llevan una vida que exige ahorro e inversión. El argumento de la seguridad social no es suficiente para obligar a los empleados a ahorrar, y un sistema como Pensión 65 es posible.  (Ver en Lampadia (L): Las AFP por Richard Webb)

El Presidente de AAFP,  Valdivieso, afirma que independientemente de que uno ahorre en un sistema obligatorio o no, todos enfrentamos dos problemas: el riesgo de longevidad, en el cual la capacidad de generación de ingresos va a ser menor al costo de vida, y la nuclearización de la familia, en la que el concepto de familia extendida va desapareciendo, y puede llegar hasta la individualización. Con estos dos puntos claros, se puede abordar el tema del ahorro obligatorio o voluntario, y de corto o largo plazo.

El beneficio de ahorro en un sistema que conjuga riesgos es que si se enfrentan conjuntamente se tiene más posibilidades de éxito. El sistema contributivo [similar al de la ONP] basado en la formalidad, en un país como este, puede no ser el mejor. Otro problema es que la esperanza de vida está aumentando, y esto significa que cada vez se va a vivir más tiempo después de la edad de jubilación, y son años que tienen que ser financiados durante la vida laboral.

Por otro lado, el catedrático de la Pacífico, opinó que no cree que existan argumentos sólidos para que haya un ahorro forzoso, y destaca que el sistema actual no está funcionando bien, con una cobertura de solo 25%. Esto se debe a la densidad de cotización ya que las personas no siempre aportan, dependiendo de si están en planilla o no. (Ver en L: Cobertura es principal problema del Sistema de AFP: Enfoquemos adecuadamente el debate.)

En el caso hipotético en el que se busque el ahorro, el problema es que se grava el salario formal. En un país con tanto empleo informal, el que se imponga el ahorro en este sector aumenta la pérdida de eficiencia y, por la manera que se ha planteado, crea barreras para formalizar. Además, la falta de liquidez en valor presente puede impedir la inversión en otras maneras de ahorro, como por ejemplo la educación o en vivienda.

Lo importante del momento actual es cómo hacemos para rescatar el sistema antes de que alguno de los muchos proyectos que pululan en el Congreso, vaya a terminar de destruirlo.

Una alternativa es fortalecer el sistema actual, creando incentivos para incorporar a los independientes, sin que sea obligatorio.

Más bien los sistemas contributivos, que se basan en la idea de que los jóvenes mantienen a los mayores, puede llegar a ser insostenible, como los modelos Ponzi. (Ver en L: Cuidado, no destruyamos las AFP, mejoremos el sistema) Lo que se está planteando, más bien, es que se financie con los impuestos existentes, como plantea Levy del BID (impuestos a la renta)  o como propone Lampadia (en base al IGV).

Mendoza, junto con un equipo de la Universidad del Pacífico, ha evaluado otra alternativa. Se plantea utilizar parte de los pagos por IGV con cuentas individuales. Uno compra y una fracción de los impuestos pagados van a una cuenta personal. Esto tiene el potencial de formalizar rápidamente, ya que atrae a los informales al darles un crédito cada vez que pagan IGV. Conceptualmente esto coincide con lo planteado por Lampadia.

Un problema con este sistema, como dice Webb, es que no llegaría a las zonas más pobres del país, en las que no se paga IGV. Para estos casos existe Pensión 65, que podría ser restringida para proteger a los adultos mayores en situación de pobreza extrema.

Efectivamente, es muy difícil lograr una solución universal. De lo que se trata es de ampliar la cobertura y lograr una mayor legitimización del sistema.

Al final de la importante conversación con Webb, Valdivieso y Mendoza, identificamos algunos objetivos mínimos:

  • El sistema requiere mejoras
  • Es imposible lograr una solución única y universal
  • Lo prioritario es ampliar la cobertura en la población independiente en una proporción importante
  • Con buenos incentivos para el sector independiente, no tendría que insistirse en la obligatoriedad de aportes
  • Para los trabajadores independientes, un aporte que afecte sus ingresos disminuye sus posibilidades de capitalización y establece una fuerte barrera a la formalización
  • La alternativa de usar parte de los pagos por IGV, puede ser efectiva para ampliar la cobertura, no gravar los ingresos, promover la formalización laboral y mejorar la recaudación del IGV
  • Sería ideal eliminar el sistema Ponzi de la ONP, que ya representa un costo eventual de unos US$ 100,000 millones y que es muy injusto para quienes no logran aportar por 20 años (ellos pierden el íntegro de sus aportes)

Este tema debe ser tratado técnicamente y no con apremios políticos. Esperamos que esta conversación sea un aporte para una discusión seria sobre el futuro del sistema de pensiones en el Perú. Lampadia.




Enfoquemos adecuadamente el debate

Enfoquemos adecuadamente el debate

Ocho de cada diez trabajadores no aportan a ningún sistema previsional, con lo cual estarán desamparados al llegar a la edad de jubilación. El reciente debate mediático sobre nuestro sistema de pensiones no se ha centrado en el principal problema a resolver: la baja cobertura. Si bien el sistema es perfectible para mejorar el cálculo de las pensiones, incrementar la oferta de instrumentos previsionales y mejorar la competencia, no debemos olvidar que el objetivo finales garantizar una pensión digna al trabajador en su vejez, proporcional a su ahorro individual. 

En las últimas semanas se ha venido calentando el debate previsional en los medios a raíz de dos hechos: i) la publicación de una polémica tabla de mortalidad de la SBS (usada por las AFP) que se extiende hasta los 110 años de vida del afiliado para el cálculo de las pensiones; y, ii) el anuncio de que en el Congreso se presentará una iniciativa para derogar de forma definitiva el aporte de los trabajadores independientes menores de 40 años al sistema de pensiones, ya sea público (ONP) o privado (AFP), el cual fue suspendido hace un año por el parlamento, después de una reforma hecha a espaldas de los afiliados.

Sin embargo, el debate no se ha centrado adecuadamente en el principal problema: la baja cobertura. En efecto, el Ministro Castilla explicó que (más allá del programa asistencialista de Pensión 65) la brecha de la cobertura previsional es enorme: ocho de cada diez peruanos no aportan a sistema alguno, y por ende no recibirán una pensión al jubilarse. ¿Por qué es tan baja la cobertura? Porque el sistema no alcanza ni a los trabajadores independientes (35% de la PEA ocupada), ni a los informales (57% del empleo).

Pero el problema previsional tiene otras aristas. Así por ejemplo, junto al sistema privado de pensiones se ha mantenido vivo en el Perú un deficitario sistema nacional de pensiones (SNP), -el cual fue eliminado en Chile al crear el sistema de AFP-, el cual cubre a 3.6 millones de afiliados y otorga pensiones a 467 mil pensionistas a la fecha. Según un estudio del 2012 del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la Oficina de Normalización Previsional (ONP) no pagará las pensiones del 65% de sus afiliados para el año 2015, al no acumular 20 años de aportes. Esto significa que más de 800,000 trabajadores estarían en riesgo de quedarse desamparados, y llegarían a un millón hacia el 2050. Estas personas, además, ni siquierarecibirían la devolución de sus aportes. De acuerdo al IPE, esto ya viene ocurriendo y “explica buena parte de los más de 300,000 juicios abiertos contra la Oficina de Normalización Previsional (ONP), que administra el SNP”.

En este sentido, creemos que se requiere una reforma previsional, enfocada de manera integral, enplantear soluciones para extender la baja cobertura, la falta de pago a muchos afiliados, y el creciente déficit de la Oficina de Normalización Previsional (ONP), que cubre dos tercios de las pensiones de sus afiliados con recursos públicos.

De acuerdo a Santiago Levy, vicepresidente de Sectores y Conocimiento del BID, la evidencia empírica disponible señala que es muy difícil lograr que los independientes voluntariamente coticen de forma sistemática y permanente durante un largo plazo”.

Aun así, se debe mantener la obligación de que todo tipo de trabajadores independientes formen parte del sistema privado de pensiones (y no del público). De esta forma se evitarían las futuras: “Ley del Artista”, “Ley del Emolientero”, “Ley del Lustrabotas” yotros pedidos de pensiones de gracia al Estado. O pretender que con el programa asistencialista de “Pensión 65”, se puede resolver el problema.

En esta línea, el Gobierno acompañado por el presidente de las AFP, emprendió en el 2012 una reforma desenfocada y llena de graves  errores. Se estableció la obligación de retener aportes de los trabajadores independientes que cobren por recibo de honorarios (para aportar a las AFP o a la ONP), pero sin efectuar una verdadera campaña de información para explicar a los usuarios la importancia de ahorrar para la vejez ni las ventajas del Sistema Privado de Pensiones (SPP). Además, se introdujo la comisión sobre el stock de los fondos administrados de forma obligatoria para los nuevos afiliados (y optativa para los actuales), buscando comisiones más competitivas, pero tampoco hubo información clara de las ventajas de cada modalidad de cobro. La reforma también buscó mayor competencia; sin embargo, se creó un monopolio temporal de tres años para una sola AFP.  Para colmo de males, esta reforma se elaboró en reuniones a puerta cerrada entre el MEF y la Asociación de AFP, sin hacer públicos los detalles ni involucrar a los afiliados y a los demás trabajadores para quienes se buscaba una mejor solución. El resultado fue la incertidumbre y la sospecha. Ante la resistencia de los trabajadores, en septiembre pasado se tuvo que postergar por un año la entrada de los independientes al sistema y ahora se amenaza con derogar de manera definitiva esta medida.

El Perú, con una población mayoritariamente joven, tiene una ventaja en cuanto a su estructura demográfica, por lo cual éste es un buen momento para realizar reformas orientadas a extender la cobertura previsional. En Lampadia, planteamos anteriormente la posibilidad de canjear parte del IGV gastado por cada trabajador por aportes a su fondo individual de pensiones (Ver: El IGV como aporte al Fondo de Pensiones y formalización del empleo). Este mecanismo combatiría la informalidad al poseer fuertes incentivos para la formalización, al mismo tiempo que estimularía una mayor recaudación; así, el Estado solo “devolvería” una porción del IGV en cuentas que cada nuevo afiliado mantenga en el SPP. Posteriormente el BID, ha planteado la creación de un impuesto nuevo para el financiamiento previsional (como incrementar en un punto el IGV), para que sea abonado a cuentas individuales (no se ha dado mayores detalles sobre su aplicación).

Estas son el tipo de alternativas que deberían ser estudiadas por el Gobierno, pues el objetivo es llegar a una cobertura universal. Lamentablemente, la asociación de AFP no ha reaccionado, solo ha defendido ingenuamente el cálculo de los 110 años. Tal vez los afiliados a las AFP necesiten su propia asociación. Lampadia




El IGV como aporte al Fondo de Pensiones y formalización del empleo

El IGV como aporte al Fondo de Pensiones y formalización del empleo

La reforma del Sistema Privado de Pensiones (SPP), aprobada a mediados del  2012 y emprendida con tropiezos en el 2013, lamentablemente no ha sido exitosa debido a tres aspectos clave: la escasaincorporación de los trabajadores independientes al sistema, el nuloestímulo para mayor competencia en el mercado de pensiones, y el haber dejado sin reformar el Sistema Nacional de Pensiones (SNP) que hubiera permitido una transformación integral del sistema previsional.

El SPP, creado hace ya 20 años, ha sido uno de los desarrollos más importantes del modelo económico peruano nacido de la Constitución de 1993. Concretamente, ha permitido incrementar sustancialmente el ahorro nacional, proteger a los afiliados con un buen manejo y rentabilidad de sus aportes ymejorar las pensiones. Sin embargo, el sistema mantuvo al ineficiente Sistema Nacional de Pensiones y no logró incorporar a los trabajadores independientes.

En el 2012,el Gobierno emprendió una tibia reforma.Convocó una licitación para que una sola  AFP capteen forma exclusiva a los nuevos afiliados durante dos años, esto coincidió con el ingreso al mercado de una nueva AFP (Hábitat), que sin estar operativa ganó el concurso ofreciendo la menor comisión. El proceso tuvo serios errores: no efectuó una verdadera campaña de información para explicar a los usuarios los beneficios del SPP, ni la necesidad de ahorrar para la vejez; se introdujo la comisión sobre el stock de los fondos administrados de forma obligatoria para los nuevos afiliados, y optativa para los actuales, buscando comisiones más competitivas, pero tampoco hubo información clara de las ventajas de cada modalidad de cobro; adicionalmente, se estableció la obligación de retener aportes de los trabajadores independientes que cobren por recibo de honorarios. El resultado fue la incertidumbre.Para colmo de males, en septiembre se postergó la entrada de los trabajadores independientes al sistema.

Tamaños equívocos se explican en parte porque la elaboración de esta reforma se hizo a la antigua: una negociación a puerta cerrada entre el regulador (MEF) y el regulado (Asociación de AFPs), ministro y ex ministro de Economía.Al no hacer públicos los detalles ni involucrar a los actuales afiliados y a los demás trabajadores, para quienes se buscaba una mejor solución, el debate no se enriqueció con los aportes de estos. En estos tiempos no se deben manejar así las cosas.

La reforma debió estar orientada a otorgar cobertura previsional a los trabajadores independientes. Ese era el cambio más importante, porque precisamente uno de los principales defectos del sistema es que existe un porcentaje muy alto de trabajadores que no se encuentran afiliados a ningún sistema de pensiones, con lo cual están expuestos a una vejez desamparada que obliga a que al Estado, tarde o temprano, asuma dicha carga. 

En cuanto al SNP, según un estudiodel 2012 del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), este no le pagará pensiones al 65% de sus afiliados para el año 2015, al no cumplir con los 20 años mínimos de aporte. Esto significa que más de 800,000 trabajadores estarían en riesgo de quedarse sin jubilación,y llegarían a un millón hacia el 2050.Estas personas, no recibirían siquiera la devolución de sus aportes. De acuerdo al IPE, esto ya viene ocurriendo y “explica buena parte de los más de 300,000 juicios abiertos contra la Oficina de Normalización Previsional (ONP), que administra el SNP”.

A este problema se suma otro más grave. El SNP está quebrado.El aporte de sus afiliados bajo el esquema de reparto colectivo no alcanza para cubrir las pensiones. El IPE explica que el valor actuarial de la deuda previsional  sería de aproximadamente 50% del PBI. De hecho entre 1974 y el 2003 el Estadotuvo que desembolsar US$ 37 mil millones de dólares (3,5 veces lo aportado por los afiliados) para cumplir con las obligaciones previsionales.

Peor aún, con la última reforma (y esta es una prueba palpable de su mal diseño y ejecución), el SNP viene creciendo más rápidamente que el SPP: sus afiliados aumentaron de 34 mil a 40 mil el 2013. 

IGV como aporte al Fondo de Pensiones

Para consolidar el éxito del SPP, es indispensable que este cubra a una gran parte de la población, incorporando a todos los trabajadores independientes. Una propuesta “disruptiva” para incluir a estosen el sistema sería la de implementar una medida que permita que los trabajadores puedan efectivizar parte de sus aportes a sus fondos individuales canjeando una parte de sus gastos en IGV (interno). Así todos entrarían, además, alabase tributaria.

La idea es que parte del IGV que hoy se evade, se convierta en aporte a los fondos de pensiones de los trabajadores. Así se crearía un gran incentivo de formalización, se combatiría  la informalidad y se estimularía una mayor recaudación. El Estado “devolvería” parte delos pagos por IGV efectuados por los trabajadores mediante depósitosenlas cuentasque cada nuevo afiliado mantenga en la AFP de su elección.

Actualmente, el Estado ya asume grandes costos por el tema previsional y por la evasión del IGV, el uso de parte de este tendría un costo nominal, pero el efectivo podría ser menor que el actual, con una mayor cobertura del sistema yla consiguiente formalización del trabajo. Lampadia