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La política en el Perú

La política en el Perú

Carlos E. Gálvez Pinillos
Expresidente de la SNMPE
Para Lampadia

Distintos grupos políticos, unos desde el Congreso y otros desde el gobierno, se han enfrascado en una discusión respecto a la cuestión de confianza y la vacancia presidencial por incapacidad moral, digna de mejor causa. Resulta grotesca la forma como, algunos abogados pontifican sobre el tema de la cuestión de confianza, argumentando que “de acuerdo a la Constitución vigente, esta facultad es ilimitada”. Esto es absolutamente falso. Cualquier niño de colegio que ha estudiado Álgebra Booleana o lógica, cosa que debieran aprender todos los abogados antes de graduarse, podría explicarles que, si el poder Ejecutivo no puede observar las modificaciones constitucionales emanadas del Congreso, es evidente que el Ejecutivo no puede hacer cuestión de confianza sobre las propuestas de modificación constitucional. Igualmente, si la Constitución reserva para ciertos organismos, funciones exclusivas y excluyentes, y ya me provoca “dibujarles las bolitas”, que demuestran que, una disyunción es excluir, es estar fuera del ámbito de intervención, dicho de otro modo, significa que no les compete y, consecuentemente, no tienen vela en ese entierro.

Por otro lado, hay quienes argumentan equivocadamente que las dificultades y fricciones entre los poderes del Estado, se deben a que nuestro sistema político es de un “presidencialismo-parlamentarizado o híbrido” y, en consecuencia, el hecho que el parlamento cuente con una serie de mecanismos que permiten control político y limitan el manejo del Ejecutivo, se convierte en la fuente de tensión y conflicto de poderes.

La verdad es que, no sólo nos hemos pasado algunos lustros manoseando la constitución, interpretándola de cualquier manera (con prevalencia de carga política circunstancial y no de racionalidad), destruyendo a los partidos y la posibilidad de hacer carrera política (prohibiendo la reelección parlamentaria) o permitiendo que se pueda multiplicar el número de bancadas, más allá de aquellas que se instalaron como producto de las elecciones, que el congresista sea “dueño” de su escaño y no el partido elegido. ¿Cómo podemos responsabilizar a los partidos, si los congresistas, una vez elegidos, pueden hacer lo que quieran, al margen de su partido? Lo que tenemos es, ciertamente, producto de una terrible inmadurez de nuestros electores, de los elegidos y de los “especialistas” que han promovido irresponsablemente cambios a los contrapesos diseñados.

Hoy, lo más inmaduro es pretender que alguien que ganó la presidencia de la república por menos de 0.25% de la población electoral, pretenda conducirse como si hubiese ganado con una supermayoría. Cuando un candidato y su partido se presentan a elecciones, proponen un plan de gobierno, pero este será de aplicación, en tanto los resultados electorales lo permitan.  No corresponde que, en un resultado tan reñido, el elegido pretenda gobernar sin atender la voz de sus “pares”, quienes merecen todo el respeto por sus opiniones y propuestas. El presidente debe, además, entender y asumir, que la composición del Congreso es la que le permitirá o no, los grados de libertad para la aplicación de su plan original, o si, de lo contrario, tendrá que adecuar su Plan de Gobierno a las nuevas circunstancias.

Concuerdo con que, en nuestro sistema político, no corresponde que el Congreso le tenga que dar un voto de confianza a un nuevo gabinete, pero sí debe haber filtros adecuados y condiciones claras y rígidas que aseguren la idoneidad personal, trayectoria profesional, legal, moral y ética, para que alguien pueda acceder a ser ministro o altos cargos del Estado. Obviamente, no debe haber ninguna posibilidad de conflicto de intereses. El propuesto no debe tener litigios con el Estado, en los que sea o haya sido acusado o abogado, así como tampoco debe tener conflictos de tipo comercial. Obviamente, si se censurara a un ministro por haber evadido ese control, eso no puede ser motivo de conflicto entre poderes, pues es de suponer, que ambos poderes actúan en defensa de los intereses de Estado.

Las buenas relaciones entre los poderes del Estado, se logran por dos caminos.  Bien porque la elección del presidente se ve también reflejada en una mayoría de su partido en el Congreso o cuando menos, el establecimiento de una correlación de fuerzas que lo apoyan dentro del Congreso, o porque el presidente comprende que, sin tener un respaldo de las mayorías en el Congreso, él debe adecuar su plan de gobierno a esas circunstancias.

Ya John F. Kennedy en la década de los 60s del siglo pasado decía: “Se puede ganar con la mitad, pero no se puede gobernar con la mitad en contra”.

Si un gobernante no tiene la sensatez suficiente para entender, que no lo han elegido Rey sino presidente, que es un servidor del pueblo debidamente representado por el Congreso, que está sometido a la Constitución y las leyes, y que las líneas maestras de su gobierno deben reflejar necesariamente las propuestas e ideas políticas de la mayoría amalgamada en ese conjunto de partidos representados en el Congreso, debe saber que es pasible de vacancia, sea por incapacidad intelectual (porque no es capaz de comprender la realidad) o mental (porque es idiota) o simplemente, ha equivocado su situación.

No es justo que un país tenga que pagar las consecuencias de tener de presidente, a alguien mentalmente incapaz. Lampadia




El gobierno confirma su línea confrontacional

El gobierno confirma su línea confrontacional

Jaime de Althaus
Para Lampadia

En el gobierno hay aparentemente dos líneas, una radical y confrontacional, y otra más moderada, pero los últimos acontecimientos indican que se está imponiendo la corriente confrontacional, impulsada por la competencia entre Castillo y Cerrón. En efecto:

  • El premier Guido Bellido terminó su respuesta final en el Congreso pidiendo voto de investidura para cambiar la Constitución, luego de un feroz ataque a la Carta Magna del 93. Esto fue lo que dijo Bellido: “La Constitución de 1993, en 20 años, no sólo no ha solucionado la situación de marginación de las mayorías, sino la ha profundizado… Este sistema político y social terminará de todas maneras… Nosotros queremos realizar este cambio en democracia y paz. Buscamos el voto de investidura con este fin”.
  • El   presidente   Castillo   sostiene   al   ministro   Maraví  (vinculado   al senderismo) con argumentos populistas y radicales.
  • Hay diferencias entre Castillo y Cerrón, pero son de poder, no de radicalismo.  Sin embargo, contradictoriamente, en un momento de lucidez política Castillo habría querido formar un gabinete más conciliador, quizá con Francisco Eguiguren a la cabeza, y Cerrón, como sabemos, lo impidió. Castillo quisiera autonomizarse de Perú Libre y para eso está alentando, a falta de uno, dos partidos. Pero uno de ellos está vinculado nada menos que al ex Conare Movadef.

Es claro que el gobierno mantiene su programa maximalista y está buscando una confrontación con el Congreso, para terminar cerrándolo. El Premier Bellido amenazó con plantear cuestiones de confianza si se intenta censurar ministros, dejando al Congreso relativamente desarmado. Y el presidente Castillo, apelando al clásico juego populista del ataque al Congreso, fustigó a los parlamentarios que piden la salida del indefendible Maraví:

“Invito a estos señores que están pregonando tantas cosas y tildando a los ministros de tal cosa, vamos a debatir allá, al mismo corazón del Vraem. A los congresistas, vamos al Vraem a debatir sobre la gran crisis y problemas que tiene el país.“Vamos sin zapatos, señores. Vamos a conversar allá. Salgan de sus pupitres, salgan de esos espacios cerrados”.

Por eso la cuestión de confianza otorgada al gabinete, pese al rechazo que suscita por razones principistas, tuvo sentido estratégico. Ahora es importante que el Congreso se blinde a la brevedad contra eventuales cuestiones de confianza planteadas por reformas constitucionales, mediante la ley interpretativa que está elaborando la comisión de Constitución.

La persistencia del gobierno en la línea confrontacional y radical, destructora del país, deberá llevar al Congreso a considerar la vacancia presidencial. Para que ello sea viable, sin embargo, la popularidad presidencial deberá descender aún más en las regiones a las que pertenecen los parlamentarios. Para prevenir esa caída, probablemente veremos a Castillo exacerbando su populismo contra los políticos y congresistas y también contra los monopolios, acusándolos de ser los responsables del alza de los precios -cuando la causa es la incertidumbre generada por el gobierno.

Incluso la moderada política económica de Francke le ayudará, cuando los bonos y recursos que se repartan para paliar el alza de los precios generada por el propio gobierno generen el agradecimiento de la población beneficiaria. Un populismo perverso que genera incertidumbre para repartir dinero y levantar popularidad.

Pero si el Congreso ha quedado relativamente desarmado, como decíamos, el contrapeso está ahora más en manos del sistema judicial y la prensa, que mantienen aún su independencia y su firmeza denunciando los antecedentes delincuenciales y filo terroristas de algunos de los miembros del gobierno y del partido. Las Fuerzas Armadas, por su parte, han logrado defender hasta ahora su institucionalidad e incluso jugaron un papel en la salida de Béjar, pero la Policía es un terreno de disputa con resultado incierto, donde los intentos de impedir investigaciones a personajes del gobierno y de Perú Libre y de tomar las unidades de investigación, encuentran a un comandante general dócil.

En este contexto, un factor clave han de ser las movilizaciones ciudadanas, que deberían calentarse luego de la inaudita defensa presidencial a un ministro claramente vinculado al senderismo y de una decisión confrontacional a ultranza que puede llevar al país al despeñadero. Lampadia




El voto nulo y el “coro de los idiotas útiles” al comunismo

El voto nulo y el “coro de los idiotas útiles” al comunismo

Fausto Salinas Lovón
Desde Cusco
Para Lampadia

La idea de votar nulo o en blanco en la segunda vuelta electoral la plantearon por primera vez el 2001 Álvaro Vargas Llosa y Jaime Bayly. Dijeron que los candidatos de entonces «no reúnen las credenciales morales mínimas para ser presidente». En el 2006 y en el 2011, otros plantearon esta misma alternativa electoral con el argumento de que “no se podía elegir entre el sida y el cáncer”. Hoy, en la elección del 2021, escuchamos a muchos con la misma idea.

Veamos entonces lo que significa el voto nulo o en blanco, así como su relevancia electoral:

  • En la elección del 2016, de 18,34 millones de votantes, 1,040,000 votaron nulo y 149,000 en blanco. Blancos y nulos fueron apenas el 6.48 % de los votos emitidos.
  • En la primera vuelta de estas elecciones, sin que nadie plantee este dilema, 3,31 millones de peruanos votaron nulo o en blanco, representaron el 18.70% de los votos emitidos. Tres veces más que en la elección anterior.
  • No obstante, el alarmante crecimiento del voto blanco y nulo en la primera vuelta, para que estos votos pudieran anular la elección tendrían que superar los 10 millones de votos considerando el actual padrón electoral, es decir una cifra utópica imposible de alcanzar.

Cabe preguntarse entonces: ¿Tuvo algún sentido invitar al voto nulo? ¿Hay algún beneficio de votar en blanco o nulo?

Obviamente ninguno.  Los votos nulos, como los blancos no ponen presidentes, ni impiden la llegada de presidentes.

Son la expresión de su descontento con el sistema político. Son la señal de frustración frente a la corrupción y la ineficiencia del Estado.  Son una condena frente a la polarización de la política nacional. Es una forma de llamar la atención a una clase política mediocre que divide, se atomiza, se fracciona y da rienda suelta a sus apetitos individuales y no a los intereses mayores, a los principios o a los ideales nacionales. Es la expresión de un sentir individual de muchos ciudadanos para los cuales el fujimorismo no es una alternativa, ni lo es el pro senderismo comunista de Perú Libre.

El voto blanco y nulo es una expresión válida, legítima pero absolutamente impertinente en este momento. Es una expresión impertinente cuando una de las opciones nos propone, sin disimulos, destruir las libertades, la democracia e instaurar un régimen totalitario comunista sin propiedad, sin empresas, sin libertades y sin futuro.

El voto blanco y nulo en este contexto deja de ser la genuina expresión de descontento frente a la clase política disponible y se convierte en un acto de deliberada complicidad con la destrucción de nuestra democracia y nuestras libertades.

Los que voten en blanco o nulo creerán que están expresando de manera egoísta pero firme su “supuesta dignidad”. Sin embargo, habría que recordarles a ellos qué a los comunistas, a quienes el voto blanco y nulo beneficia, no les parece tal cosa, sino una más de las tantas formas en las cuales muchos ciudadanos libres terminan actuando como parte del “coro de los idiotas útiles” al comunismo, una expresión tan apropiada de Bruce Thornton para estos tiempos.

Cuando la oscuridad democrática y las tinieblas de la dictadura sendero chavista acaben con nuestra libertad, no nos digan que su dignidad los llevó a votar así. Solamente recuerden que fueron parte del “coro de idiotas útiles” que musicalizó esa tragedia. Lampadia




De Odebrecht a Sinopharm

De Odebrecht a Sinopharm

CONTROVERSIAS
Fernando Rospigliosi
Para Lampadia

El escándalo del soborno al ex presidente Martín Vizcarra, las ministras Pilar Mazzetti y Elizabeth Astete, y otros muchos funcionarios públicos y personajes encumbrados, es un golpe demoledor al sistema político peruano, que ya estaba en estado ruinoso después los aquelarres de Lava Jato y de los jueces corruptos.

Lo de las vacunas chinas es claramente un soborno: le entregaron un bien muy preciado, más valioso que el dinero porque podía salvarle la vida, a funcionarios públicos que eran los que decidían cual y cuantas vacunas se compraban. Y precisamente, esos funcionarios decidieron, con pretextos fútiles, desechar la posibilidad de adquirir otras vacunas que tienen una mayor eficacia y quizá también un menor precio, para adquirir la de Sinopharm, precisamente la de la empresa corruptora.

No son pocos los que sospechan que Vizcarra, con los antecedentes que se le conocen, habría negociado –o tratado de negociar- algo más que las dosis de vacunas que recibieron él y sus familiares cercanos. Eso también será materia de investigación probablemente.

El asunto es que Vizcarra y sus secuaces han sido desenmascarados como lo que son, corruptos que se aprovecharon de los cargos de poder que detentaban para su beneficio personal.

Y Vizcarra había sido convertido por la coalición que interesadamente lo respaldó, en el héroe máximo de la lucha anticorrupción en el Perú. Por supuesto, todo era una farsa, un invento interesado de esa coalición para destruir a sus enemigos políticos aprovechando los casos Lava Jato y de jueces deshonestos, y para controlar y manipular el sistema de justicia.

Hay que reconocer que tuvieron un éxito espectacular mintiendo y engañando, y lograron muchos de sus objetivos perversos. En este contexto, Vizcarra construyó una aprobación altísima y duradera, que incluso le permitió remontar su pésima gestión de la pandemia, una de las peores del mundo, y los escándalos de corrupción de Richard Swing, del gobierno regional de Moquegua, y otros con una alta popularidad.

Ahora el héroe de pies de barro, edificado por interesados prebendarios, se ha derrumbado. Eso es, por supuesto, positivo, pero contribuye a liquidar lo poco de confianza que había en el sistema político.

Esta situación de desconfianza generalizada se expresa de muchas maneras, entre otras, en el altísimo nivel de rechazo de los candidatos presidenciales, no solo de los que fueron víctimas de las campañas de demolición de Vizcarra y sus socios, sino incluso de los nuevos, que no tienen casi trayectoria y no son tan conocidos.

Una situación así es, obviamente, peligrosísima para la democracia y el libre mercado. Cualquier caudillo populista puede aprovecharla y presentarse como el mesías salvador, hacerse del poder y llevar al Perú por un camino similar del de Venezuela.

Ese es el peligro que tenemos que evitar ahora. Lampadia




El Asalto a los Congresos

El Asalto a los Congresos

Jorge Trelles Montero
Para Lampadia

El asalto al Capitolio por la turba MAGA (make America great again) con su violencia y barbarie, no debe hacernos olvidar ese otro asalto al Congreso peruano por nuestros actuales congresistas. El primero ha causado daño físico y sobretodo simbólico a los EEUU, mientras que el segundo ha terminado, esperemos que momentáneamente, con casi todo lo que debiera ser un Congreso: conciencia de su función y en consecuencia respeto del equilibrio de poderes; necesaria y continua reflexión y conocimiento de sus tareas, que está en la misma esencia del poder legislativo, y amor al país.

Al revés, a través de leyes aprobadas sin la menor consulta a los organismos afectados o especializados y originadas en la demagogia más desvergonzada o en un odio de clases indigno de un parlamentario o en la ingenuidad del ignorante, ha terminado con el equilibrio financiero del Estado, la sostenibilidad del Sistema Nacional de Pensiones y el crecimiento y desarrollo de la agricultura peruana, incluida la actividad forestal y la acuicultura.

La violencia tiñe el primer episodio, la ignorancia reina en el caso peruano. En nuestro caso, además, tendremos recesión, desempleo, mayores impuestos o inflación, deterioro aun mayor de los servicios públicos y, otra vez, la imprevisibilidad para que el capital venga al país y cree y sostenga el crecimiento económico.

Nuestro país, que hasta hace muy poco era el que más había crecido en la región, que venía eliminando la pobreza y que se había dado el lujo de recibir préstamos pagaderos en cien años, volverá a ser el país que yo conocí de joven, no solo sin futuro, sino encaminado a su destrucción. Yo viví la mega inflación, la quiebra económica y financiera del Estado y la amenaza creciente del Sendero Luminoso. Alguna noche pensando en mi mujer y mis hijos reflexioné sobre la necesidad de irme del país.

Sin embargo, los políticos que nos llevaron a esto fueron menos culpables que los actuales congresistas que quieren repetir el plato, con el agravante que ya se sabe que está envenenado. En esa época –comenzó en los últimos años de los 50 y duró hasta 1992-, sobretodo hasta los 80, hubo en la región el mito de la eficiencia y el desarrollo de la URRS y las supuestas bondades de la revolución cubana. El súbito aumento de la población (7% al año, fruto de los antibióticos) terminó con un cierto equilibrio social y muchos de nuestros mejores dirigentes pensaron que había que reformar el desarrollo capitalista o terminar con él.

También se miraba -cierto que de lejos- la revolución China de Mao Tse Tung, que recién se desploma en los 80 y que ha dado lugar a ese impresionante estado tecnocrático chino, que les ha cambiado literalmente la vida a sus ciudadanos, aprovechando las bondades de la economía de mercado, si bien con limitaciones en sus méritos democráticos.

Pero ahora, cuando cerca de nosotros la Revolución Cubana vive en la más absoluta miseria, cerca a ese otro mendigo que es Venezuela; Cuando los cientos de miles de venezolanos que se refugian en el país nos cuentan de sus miserias, no tienen perdón nuestros ignorantes o malintencionados congresistas.

Desde la Revolución industrial a mediados del siglo XVIII, primero Europa, luego EEUU y hoy los países que avanzan se han convertido en lugares de inversión y desarrollo que requieren conocimientos cada vez más complejos y leyes que solo pueden ser dictadas por gentes que conozcan las leyes de la física, la química, la biología y la economía. El tema de las relaciones políticas requiere, además, por lo menos de la ciencia histórica y del Derecho. Últimamente el proceso de la separación de Gran Bretaña de la Unión Europea ha sido diseñado por doctores en distintas ciencias.

Por eso es absolutamente cierto que el principal problema nacional es el de cambiar nuestro sistema político para que tengamos mucho mejores actores políticos, es decir, mejores dirigentes políticos, mejores congresistas, mejores ministros, mejores alcaldes y mejores presidentes.

Ahora bien, esto pasa por tener mejores partidos políticos.

Cómo atraer a la elite peruana a los partidos y como hacer de ellos estructuras modernas y de gestión eficaz, son las tareas fundamentales que tenemos por delante.

Ese es también, por no contemplarlas, el mayor error del “padre” de estos malhadados congresistas: el Presidente Vizcarra, quien no pensaba en ninguna reforma sino en cómo perpetuarse en el poder. Por eso terminó con la reelección y con eso jubiló a lo mejorcito de nuestros políticos, sin entender que el problema era uno de uno de organización partidaria estable y de calidad científica en sus cuadros. Es como si Gareca, bruscamente, jubilase a todos los futbolistas que hubieran sido seleccionados nacionales y pretendiese, a continuación, tener una buena selección. No entiendo cómo se puede ser joven, querer ser político y serlo, a pesar de saber que no va a poder hacer una carrera política. Sin carrera política se vuelve imposible tener dirigentes políticos y en consecuencia partidos políticos.

En resumen, no más asaltos al Congreso, ni por turbas enloquecidas ni por gentes sin instrucción. Lampadia




El cinismo del populismo

El cinismo del populismo

Los sucesos políticos que han acontecido en el primer mundo en los últimos años nos deben llevar a la reflexión de que las crisis de las democracias ya no son un problema exclusivo de América Latina (ver Lampadia: Las democracias están en peligro en América Latina).

El populismo, y el cinismo que entraña, es también un fenómeno que se encuentra muy presente en la clase política dominante de países con un mayor desarrollo institucional como EEUU o Gran Bretaña (ver Lampadia: El nuevo conservadurismo). Y como relevó recientemente The Economist en alusión a Viktor Orban – primer ministro de Hungría – un líder populista conservador como Donald Trump o Boris Johnson, [El cinismo del populismo] en lugar de apelar a la mejor naturaleza de sus compatriotas, siembra división, aviva el resentimiento y explota sus prejuicios, especialmente sobre la inmigración”.

Ello no debe sorprendernos. Los presidentes o altos cargos políticos siempre han llegado al poder, en base al desprecio de los avances de anteriores administraciones, que en la mayoría de las veces han salpicado en escándalos de corrupción.

Por el contrario, el foco de nuestra preocupación debe estar más centrado en que la democracia, como sistema político, está perdiendo fuerza notoriamente a nivel mundial. A pesar de que aún persiste cierta competencia de partidos políticos previo a las elecciones tanto parlamentarias como presidenciales en Occidente, como es el caso de la UE (ver Lampadia: ¿Fragmentación política en Europa?), la preferencia de los votantes hacia alas partidistas radicales – que sientan precedentes de dictaduras y autocracias terribles – se ha incrementado considerablemente.

Así, una vez que llegan al poder los líderes de tales partidos, se puede visualizar fácilmente cómo transgreden las instituciones vigentes, deteriorando los sistemas democráticos. Ejemplos de ello es Boris Johnson con la suspensión reciente del Parlamento en Gran Bretaña para despejar un Brexit sin acuerdo o el cierre de gobierno más largo en toda la historia de EEUU que acometió en su momento Trump a inicios de año por una controversia en torno a la asignación de presupuesto para levantar un muro en la frontera con México.

Como concluye The Economist a partir de un análisis extenso de esta problemática a nivel global en un artículo que compartimos líneas abajo: “La respuesta al cinismo [del populismo] comienza con políticos que abandonan la indignación por la esperanza”. Pero adicionalmente a ello, como escribimos en Lampadia: Democracia y capitalismo,  consideramos que es fundamental que las clases medias no caigan en los engaños de los políticos populistas, quienes atrapados en la miopía del cortoplacismo, no ven los sendos progresos que han generado la globalización y el libre comercio, fenómenos tan desdeñados en sus discursos. Tenemos esperanza que la evidencia del progreso mundial producto de tales procesos finalmente podrá abrir los ojos tanto de los actores políticos como de la sociedad civil en su conjunto, de manera que no se pierda fe en los sistemas democráticos ni en los mercados libres. Lampadia

Populismo
La corrupción de la democracia

El cinismo está corroyendo las democracias occidentales

The Economist
29 de agosto, 2019
Traducido y glosado por Lampadia

Generalmente se cree que las democracias mueren a punta de pistola, en golpes de estado y revoluciones. En estos días, sin embargo, es más probable que sean estranguladas lentamente en nombre del pueblo.

Tomemos a Hungría, donde Fidesz, el partido gobernante, ha utilizado su mayoría parlamentaria para capturar a los reguladores, dominar los negocios, controlar los tribunales, comprar los medios y manipular las reglas para las elecciones. El primer ministro, Viktor Orban, no tiene que violar la ley, porque puede hacer que el parlamento la cambie. No necesita policía secreta para llevarse a sus enemigos en la noche. Pueden ser reducidos a medida sin violencia, por la prensa domesticada o el recaudador de impuestos. En forma, Hungría es una democracia próspera; en espíritu, es un estado de partido único.

Las fuerzas que trabajan en Hungría también están carcomiendo a otras políticas del siglo XXI. Esto está sucediendo no solo en las democracias jóvenes como Polonia, donde el partido Ley y Justicia se ha propuesto imitar a Fidesz, sino incluso en las más antiguas como Gran Bretaña y EEUU. Estos antiguos gobiernos no están a punto de convertirse en estados de un solo partido, pero ya están mostrando signos de descomposición. Una vez que la podredumbre se establece, es formidablemente difícil de detener.

En el corazón de la degradación de la democracia húngara está el cinismo. Después de que el jefe de un gobierno socialista popularmente visto como corrupto admitió que había mentido al electorado en 2006, los votantes aprendieron a asumir lo peor de sus políticos. Orban ha explotado con entusiasmo esta tendencia. En lugar de apelar a la mejor naturaleza de sus compatriotas, siembra división, aviva el resentimiento y explota sus prejuicios, especialmente sobre la inmigración. Este teatro político está diseñado para ser una distracción de su verdadero propósito, la manipulación ingeniosa de reglas e instituciones oscuras para garantizar su control del poder.

Durante la última década, aunque en menor grado, la misma historia se ha desarrollado en otros lugares. La crisis financiera persuadió a los votantes de que estaban gobernados por élites distantes, incompetentes y egoístas. Wall Street y la ciudad de Londres fueron rescatadas mientras la gente común perdió sus trabajos, sus casas y sus hijos e hijas en el campo de batalla en Irak y Afganistán. Gran Bretaña estalló en un escándalo sobre los gastos de los miembros parlamentarios. EEUU se atragantó con el cabildeo que canaliza el efectivo corporativo a la política.

En una encuesta realizada el año pasado, más de la mitad de los votantes de ocho países de Europa y América del Norte le dijeron al Pew Research Centre que no estaban satisfechos con el funcionamiento de la democracia. Casi el 70% de los estadounidenses y franceses dicen que sus políticos son corruptos.

Los populistas han aprovechado este estanque de resentimiento. Se burlan de las élites, incluso si ellos mismos son ricos y poderosos; prosperan y alimentan, enojo y división. En EEUU, el presidente Donald Trump dijo a cuatro congresistas progresistas que “regresen … a los lugares rotos e infestados de delitos de donde vinieron”. En Israel, Binyamin Netanyahu, un experto consumado, retrata las investigaciones oficiales sobre su presunta corrupción como parte de una conspiración del establecimiento contra su cargo de primer ministro. En Gran Bretaña, Boris Johnson, que carece de apoyo entre los parlamentarios para un Brexit sin acuerdo, ha indignado a sus oponentes al manipular el procedimiento para suspender el Parlamento durante cinco semanas cruciales.

¿Cuál podría ser el daño de un poco de cinismo? La política siempre ha sido un negocio desagradable. Los ciudadanos de las vibrantes democracias siempre han tenido una sana falta de respeto por sus gobernantes.

Sin embargo, demasiado cinismo socava la legitimidad. Trump respalda el desprecio de sus votantes por Washington al tratar a los opositores como tontos o, si se atreven a defender su honor o principio, como hipócritas mentirosos, una actitud cada vez más reflejada en la izquierda. Los Brexiteers y Remainers de Gran Bretaña se denigran mutuamente como inmorales, llevando la política a los extremos porque comprometerse con el enemigo es una traición. Matteo Salvini, líder de la Liga Norte de Italia, responde a las quejas sobre inmigración cortando espacio en refugios, sabiendo que los inmigrantes que viven en las calles agravarán el descontento. Orban tiene menos de la mitad del voto pero tiene todo el poder, y se comporta de esa manera. Al asegurarse de que sus oponentes no tengan interés en la democracia, los alienta a expresar su enojo por medios no democráticos.

Los políticos cínicos denigran las instituciones y luego las banalizan. En EEUU, el sistema permite que una minoría de votantes tenga poder. En el Senado eso es por diseño, pero en la Cámara es promovido por el gerrymandering (la manipulación de circunscripciones electorales) de rutina y la supresión de votantes. Cuanto más politizados se vuelven los tribunales, más se disputa el nombramiento de jueces. En Gran Bretaña, la artimaña parlamentaria de Johnson está haciendo daño permanente a la constitución. Se está preparando para enmarcar las próximas elecciones como una lucha entre el Parlamento y el pueblo.

La política solía comportarse como un péndulo. Cuando la derecha cometió errores, la izquierda ganó su turno, antes de que el poder volviera a girar hacia la derecha nuevamente. Ahora se parece más a una montaña rusa. El cinismo arrastra la democracia hacia abajo. Las partes se fracturan y se dirigen a los extremos. Los populistas persuaden a los votantes de que el sistema les está sirviendo mal y lo socavan aún más. Lo malo se vuelve peor.

Afortunadamente, hay mucha ruina en una democracia. Ni Londres ni Washington están a punto de convertirse en Budapest. El poder es más difuso y las instituciones tienen una historia más larga, lo que las hará más difíciles de capturar que las nuevas en un país de 10 millones de personas. Además, las democracias pueden renovarse a sí mismas. La política estadounidense se estaba desmoronando en la era de Weathermen y Watergate, pero recuperó la salud en la década de 1980.

Raspando el barril de Diógenes

La respuesta al cinismo comienza con políticos que abandonan la indignación por la esperanza. El hombre fuerte de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, sufrió una derrota histórica en la carrera por la alcaldía en Estambul a una campaña incansablemente optimista de Ekrem Imamoglu. Los anti-populistas de todos los lados deberían unirse detrás de los encargados de hacer cumplir las reglas como Zuzana Caputova, el nuevo presidente de Eslovaquia. En Rumanía, Moldavia y la República Checa, los votantes se han alzado contra los líderes que han emprendido el camino de Orban.

La valentía de los jóvenes que han estado protestando en las calles de Hong Kong y Moscú es una poderosa demostración de lo que muchos en Occidente parecen haber olvidado. La democracia es preciosa, y aquellos que tienen la suerte de haber heredado una deben esforzarse por protegerla. Lampadia




14 señales para identificar el fascismo

El fascismo, como sistema político, siempre ha estado presente en mayor y menor grado en varios regímenes autoritarios durante el período de la posguerra y bajo diferentes banderas políticas tanto de derecha como de izquierda.

Al ser además un término usado de manera peyorativa entre contrincantes políticos, por las atrocidades cometidas por la Alemania nazi de Hitler y la Italia fascista de Benito Mussolini en la primera mitad del siglo pasado, tiende a ser un sistema que pretende mantenerse encubierto en los gobiernos, lo cual dificulta su identificación.

En esta línea, el famoso y recientemente fallecido escritor y filósofo italiano Umberto Eco desarrolló en 1995 lo que él denominó como las 14 señales para identificar el fascismo (ver artículo líneas abajo), como una suerte de guía para identificar fácilmente los regímenes fascistas que asechan la libertad individual en los países.

Consideramos que es relevante compartir dichas ideas porque nos puede ayudar a vislumbrar de una manera más clara respecto a qué recursos recurren los líderes políticos cuando desean instaurar regímenes autoritarios y antidemocráticos, que son característicos bajo esta forma de gobierno.

En Lampadia estamos a favor de los sistemas democráticos, que admiten total libertad económica, que respeten la propiedad privada y los derechos fundamentales de los individuos, principios que muchas veces se ven atentados en esta clase de regímenes, además de los socialistas.  Lampadia

Las 14 señales de alerta del fascismo según Umberto Eco

Este filósofo propuso una serie de síntomas que advierten de la aparición de esta ideología.

La política siempre ha sido un elemento integrado en la vida humana, tanto en lo que nos afecta colectivamente como en lo que tiene que ver con nuestra individualidad. Sin embargo, algunos fenómenos sociales dejan más huella que otros, y en algunos casos, para mal.

Elclubdeloslibrosperdidos.org
Agosto, 2018
Glosado por Lampadia

¿Qué es el fascismo?

Técnicamente, el fascismo es un movimiento político y una ideología asociada a este que se basan en la defensa de una política basada en la identidad “esencial” de la población, el uso de la violencia para reprimir a la oposición política y el uso de una economía dirigida estatalmente que, a su vez, favorece a grandes empresas debido a su corporativismo.

En un principio el término fascismo se utilizaba para llamar la deriva política impulsada por Benito Mussolini en la primera mitad del siglo XX, pero también puede denominar otras propuestas políticas recientes y similares a la original, como el peronismo o el kirchnerismo en Argentina o ciertas inclinaciones de Donald Trump en EEUU.

En nuestro tiempo, en que los viejos “proletarios” se están transformando en pequeña burguesía (y el lumpen se auto excluye de la escena política), el fascismo encontrara en esa nueva mayoría su público.

Umberto Eco advirtió que “Cada vez que un político pone en duda la legitimidad del Parlamento por ya no representar la “voz del pueblo”, se puede sentir el olor de Fascismo”.

Por su actualidad y porque nos ayuda a entender lo que ocurre en Brasil y en el mundo de la globalización, publicamos las “14 Iecciones” que nos dio en 1995 para identificar al fascismo.

Compartimos esta breve lista de las 14 características del fascismo según Umberto Eco. Para los interesados, el texto completo de la conferencia se encuentra en línea con el título “EI fascismo eterno”.

1. Culto de la tradición.

De los saberes arcaicos, de la revelación recibida en el alba de la historia humana encomendada a los jeroglíficos egipcios, a las runas de los celtas, a los textos sagrados, aún desconocidos, de algunas religiones asiáticas.

2. Rechazo del modernismo.

La Ilustración, la edad de la Razón, se ven como el principio de la depravación moderna. En este sentido, el Fascismo puede definirse como irracionalismo.

3. Culto de la acción por la acción.

Pensar es una forma de castración. Por eso la cultura es sospechosa en la medida en que se la identifica con actitudes críticas.

4. Oposición sistemática a la más mínima crítica

EI rechazo total a las críticas permite hacer y deshacer cualquier clase de iniciativas sin tener que dar explicaciones ni rendir cuentas ante nadie.

5. Miedo a la diferencia.

EI primer llamamiento de un movimiento fascista, o prematuramente fascista, es contra los intrusos. EI Fascismo es, pues, racista por definición.

6. Llamamiento a las clases bajas frustradas.

En nuestra epoca el fascismo encontrara su público en esta nueva mayoría.

7. Apelación constante a una amenaza que no desaparece

Estar todo el tiempo apelando a una amenaza eterna permite introducir el estado de excepción, gracias al cual el partido político puede incumplir la legalidad vigente “por el bien del pueblo”.

Los casos de terrorismo de estado son un claro ejemplo de esto.

8. Búsqueda constante de culpables externos

Culpar de todo a quien está fuera del sistema de propaganda y que no se puede defender permite desplazar la atención sobre los fallos del partido o, si quedan revelados, se muestran como equivocaciones dadas en la lucha contra un mal mayor.

9. Llamamiento constante a una clase social descontenta

Esla no es una característica que de por sí defina al fascismo, ya que se hace desde muchas tendencias políticas.

Sin embargo, el fascismo se reivindica como la única voz de esa parte de la población, como si en ella no existiese la pluralidad.

10. Apelación constante a la voluntad del pueblo

Se intenta apropiarse de las reivindicaciones populares haciendo que pasen a lo institucional y alii se disuelvan y se confundan con los objetivos políticos de los líderes del movimiento fascista.

11. Utilización de un líder carismático que representa al pueblo

EI líder es el reflejo del pueblo, y como tal habla en su lenguaje y trata de expresar las mismas preocupaciones que el estereotipo de la parte de la población a la que apela.

Sus decisiones personales y sus gustos y preferencias son tomadas como un asunto público, ya que es la encarnación de la voluntad popular.

12. Uso de discursos de vocabulario sencillo y basado en tópicos

La utilización de palabras con significado muy amplio permite producir discursos que, pese a que parecen muy claros, no contactan con la realidad.

Normalmente el único mensaje que se da tiene que ver con las ideas más impactantes, como quien tiene la culpa de algo o la actitud que el partido va a tener frente a un hecho, pero no se concreta demasiado.

13. Populismo cualitativo, oposición a los gobiernos parlamentarios.

Cada vez que un político arroja dudas sobre la legitimidad del parlamento porque no representa ya la voz del pueblo, podemos percibir olor de Fascismo.

14. Neolengua.

Todos los textos escolares nazis o fascistas se basaban en un léxico pobre y en una sintaxis elemental, con la finalidad de limitar los instrumentos para el razonamiento complejo y crítico.

Pero debemos estar preparados para identificar otras formas de neolengua, incluso cuando adoptan la forma inocente de un popular reality show.

Lampadia




Límites morales en la democracia

Lamentablemente, en el mundo actual se toma muchas veces los discursos de progreso a través de ganar a toda costa. Esto implica que se pueden debilitar las barreras morales que los políticos y líderes globales no están dispuestos a quebrar para ganar las elecciones y posiciones de poder. El mundo ha creado incentivos perversos que muchas veces permiten que las corporaciones y los políticos ganen a cualquier precio. Sin embargo, un reciente artículo de Project Syndicate afirma que “los ciudadanos comunes pueden contrarrestar esta tendencia ejerciendo opciones morales que todavía tienen a la mano”.

Su propuesta está basada en la teoría de juegos que podría igualar el terreno para aquellos que buscan mantener una línea base de moral. Esto implicaría que, si los ciudadanos deciden que votarán por su propio interés dentro de las restricciones de un código moral, las prácticas inmorales de campaña impondrían repentinamente un costo, en lugar de otorgarles una ventaja. Una regla general para promover la cooperación es ayudar a aquellos que tienen buena reputación y no a aquellos que tienen mala reputación. Esto también ayudaría a aquellas empresas que sí quieren adherirse a mínimos estándares morales, pero no pueden por temor a perderlo todo.

Sin embargo, hacer un juicio moral confiable requiere tiempo, esfuerzo y dinero. Como afirma Project Syndicate, “para que los ciudadanos comunes desarrollen y acaten dichos códigos morales, necesitamos, como mínimo, una mejor educación cívica, para que las personas entiendan el poder latente que ejercen y para que los usuarios de plataformas digitales aprendan a verificar las fuentes de las noticias que encuentran.”

Compartimos el artículo de Project Syndicate líneas abajo:

Cómo prevenir la democracia del ganador-se-lleva-todo

Project Syndicate
22 de agosto de 2018
Kaushik Basu, ex Economista Jefe del Banco Mundial, es profesor de Economía en la Universidad de Cornell y miembro no residente del Brookings Institute.
Traducido y glosado por Lampadia

En las democracias avanzadas, las tecnologías digitales y otros desarrollos han creado incentivos estructurales para que las corporaciones y los partidos políticos ganen a cualquier precio. Pero los ciudadanos comunes pueden contrarrestar esta tendencia ejerciendo opciones morales que todavía tienen a la mano.

La democracia está en crisis. Las noticias falsas (y las acusaciones falsas de noticias falsas) se encuentran en todas partes del discurso civil, y los partidos políticos han demostrado estar cada vez más dispuestos a usar la xenofobia y otras estrategias malignas para ganar las elecciones. Al mismo tiempo, los poderes revisionistas como la Rusia de Vladimir Putin han estado intensificando sus esfuerzos para interferir en las elecciones en todo el Oeste. Estados Unidos raras veces ha sido testigo de ataques tan descarados contra su sistema político; y rara vez el mundo ha visto esos ataques en tiempos de paz.

Y, sin embargo, la crisis de la democracia no es completamente nueva. Cuando era estudiante en Delhi a principios de la década de 1970, era común suponer que Estados Unidos “participaba” en las elecciones indias. Entonces, como ahora, los rumores que circulaban en los canales de comunicación informales dificultaban que los ciudadanos comunes pudieran distinguir los hechos de la ficción. La broma (que no siempre era una broma) era que, si sospechaba que alguien era un agente de la CIA, debería llamar inmediatamente a la oficina local de inteligencia india, pero no debería sorprenderse si la misma persona contestara el teléfono.

Dicho esto, los eventos de hoy han llegado a un nivel completamente diferente. El Reino Unido pronto abandonará la Unión Europea, con o sin un acuerdo formal de salida. Y EEUU está librando creciente una guerra comercial, que podría ser seguida por una debilitante guerra de divisas. ¿Cómo puede suceder todo esto en las democracias, y qué se puede hacer al respecto? 

En la primera pregunta, una hipótesis es que las nuevas tecnologías digitales están cambiando los incentivos estructurales para las empresas, los partidos políticos y otras instituciones importantes. Un ejemplo es el caso de las corporaciones. La riqueza de los datos de propiedad sobre las preferencias y el comportamiento de los consumidores está produciendo masivos rendimientos a escala que, como consecuencia, solo unos pocos gigantes monopolizan los mercados. En otras palabras, los mercados están cada vez más orientados hacia un juego de ‘el-ganador-se-lleva-todo’: todas las empresas pueden competir, pero solo el ganador se queda con las ganancias.

La democracia electoral está a la deriva en la misma dirección. Los beneficios de ganar una elección se han vuelto tan grandes que los partidos políticos se reducirán a nuevos mínimos para obtener una victoria. Y, al igual que con las empresas, pueden hacerlo con la ayuda de información sobre las preferencias y los comportamientos del público electoral, y con nuevas estrategias para llegar a las principales partes interesadas.

Esto plantea un dilema para los partidos y políticos democráticos con buenas intenciones. Si un partido “malo” está dispuesto a fomentar el odio y el racismo para aumentar sus posibilidades de ganar, ¿qué debe hacer un partido “bueno”? Si se apega a sus principios, podría terminar cediendo la victoria al partido “malo”, lo que lo hará aún más daño una vez que esté en el cargo. Un partido “bueno” puede tratar de anticiparse a ese resultado dando un paso hacia abajo en la escalera moral, precipitando una carrera de pérdida moral sin fin. Este es el problema con cualquier juego de ‘el-ganador-se-lleva-todo’. Cuando el segundo lugar no confiere ningún beneficio, el costo de mostrar una restricción unilateral puede ser intolerablemente alto.

Pero este problema no es tan desesperado como parece. A la luz de la crisis democrática de hoy, haríamos bien en volver a leer el ensayo seminal de 1978 de Václav Havel “El poder de los débiles”. Primero publicado como samizdat que fue escabullido como contrabando de Checoslovaquia, el ensayo presenta un argumento simple pero convincente.

Las dictaduras y otras formas aparentemente omnipotentes de autoritarismo pueden parecer estructuras grandes y de ‘arriba-hacia-abajo’, pero en el análisis final, son simplemente el resultado de las creencias y elecciones de las personas comunes y corrientes.

Havel no tenía las herramientas de la teoría económica moderna para demostrar formalmente su argumento. En mi nuevo libro The Republic of Beliefs, demuestro que a la esencia de su argumento se le puede dar una estructura formal usando la elemental teoría de juegos. Esto, a su vez, muestra que los individuos comunes tienen opciones morales que pueden no estar disponibles para los grandes actores institucionales.
El “poder de los impotentes” tiene un rol clave para salvar la democracia. A diferencia de las corporaciones y los partidos políticos, los ciudadanos comunes no están encerrados en el juego del ‘ganador-se-lleva-todo’, porque pueden hacer pequeños compromisos morales sin incurrir en costos intolerables.

Considere el caso de la fabricación de calzado en un país en desarrollo. Si solo hay dos empresas en el sector, la que se niega a violar las normas laborales mínimas corre el riesgo de perder todo el mercado ante un competidor inmoral, que en última instancia puede vender sus zapatos a un precio más bajo. Pero si los consumidores demuestran que pagarán un poco más por los zapatos fabricados sin violar las normas laborales, pueden socavar la ventaja de la empresa inmoral.

La misma dinámica se aplica a la votación. La mayor parte de la teoría del voto clásico, iniciado por el estadístico matemático y teórico económico Harold Hotelling y el economista y teórico político Anthony Downs, asume que la gente vota por su propio interés. Sin embargo, si los ciudadanos deciden que votarán por su propio interés dentro de las restricciones de un código moral, las prácticas inmorales de campaña impondrían repentinamente un costo, en lugar de otorgarles una ventaja. Una visión similar se expresa en las memorias no terminadas de Sebastian Haffner, ‘Desafiando a Hitler’. Como Cass Sunstein, al comentar sobre Haffner, dijo: “la salvaguardia máxima contra los aspirantes a autoritarios y los lobos de todo tipo radica en la conciencia individual”.

Para que los ciudadanos comunes desarrollen y acaten dichos códigos morales, necesitamos, como mínimo, una mejor educación cívica, para que las personas entiendan el poder latente que ejercen y para que los usuarios de plataformas digitales aprendan a verificar las fuentes de las noticias que encuentran.

Creo que hay corporaciones y grupos políticos que realmente quieren adherirse a mínimos estándares morales, pero no pueden, por temor a perderlo todo.

Deben invertir dinero para efectuar el cambio que necesitan nuestras democracias.

Los votantes deben aprender que sus decisiones electorales y de consumo pueden alterar fundamentalmente la naturaleza del juego en el que las corporaciones y los políticos participan. El futuro de la democracia está en manos de los ciudadanos. Lampadia




Avances en la reforma política y electoral

Avances en la reforma política y electoral

Jaime de Althaus

Para Lampadia

Necesitamos definir primero el marco orgánico general y desprender de allí las normas electorales

Vale la pena resaltar la noticia de que el Congreso viene avanzando los trabajos para una reforma política y electoral. Cuando se conformó, dentro de la comisión de Constitución, el sub grupo de reforma electoral presidido por Patricia Donayre, surgió el temor de que dicha Comisión se abocara solo a la reforma electoral y no a la reforma política, que es la que realmente importa. Pero el discurso pronunciado por el presidente de la Comisión de Constitución, Miguel Torres, en la Audiencia Pública que se convocó el viernes 11 sobre reforma electoral, despejó todas las dudas: “Quiero poner de relieve que estamos ante una tarea de corto, mediano y largo plazo, que implica no solo modificar normas de cara a los próximos procesos electorales, sino de afirmar las bases para posibilitar las reformas institucionales, que produzcan un cambio significativo en nuestro sistema político, desde el diseño institucional, el sistema de partidos políticos  y la cultura política del país”. Y agregó: “…tenemos instituciones poco representativas y partidos políticos muy débiles, con una aguda y creciente fragmentación política”. Resumió así los temas que se vienen planteando y sobre los que la comisión deberá debatir:

  • Un “shock institucional” o una revolución institucional
  • La democracia interna de los partidos políticos y su institucionalización
  • El control del financiamiento privado en las campañas electorales
  • El rediseño de los distritos electorales y la creación del distrito electoral para los peruanos residentes en el extranjero
  • La promoción de partidos “light” o el “sistema de partidos por impuestos”
  • Las reformas necesarias a realizarse para los comicios electorales más próximos

Patricia Donayre, por su lado, informó que en la primera quincena de diciembre presentará a debate en la Comisión de Constitución el proyecto de Código Electoral que contiene los derechos y deberes de la ciudadanía, los candidatos y los partidos políticos. Pero solicitará a la Comisión de Constitución del Congreso una ampliación de 120 días para concluir con el conjunto de reformas que permitirán al país contar con un adecuado sistema de elecciones. Ese conjunto de reformas incluye posibles cambios constitucionales en los siguientes temas:

  • Bicameralidad
  • Voto preferencial
  • Voto voluntario
  • Renovación por mitades o tercios
  • Circunscripciones electorales (distritos uni o bi nominales)
  • Reelección  municipal y regional 

Hay, sin embargo, en esta secuencia un problema metodológico que no podemos soslayar. Por razones de calendario se está avanzando primero con las reformas electorales, pues se quiere tener listo el nuevo ordenamiento para las elecciones regionales y municipales del 2018. Pero desde un punto de vista ontológico, primero es la reforma política y de ella se deriva la reforma electoral. Habría que tener claro primero el sistema orgánico político-electoral que queremos, para desprender de allí la normatividad electoral. De lo contrario, podemos caer en el mismo vicio de siempre: dar medidas aisladas e incoherentes con el conjunto orgánico.

La definición del sistema orgánico depende, a su vez, de definir bien los objetivos que queremos con la reforma política y electoral. A juicio nuestro, esos objetos son:

  1. Construir un sistema de pocos partidos estables, superando la altísima fragmentación y volatilidad actual
  2. Construir adecuados sistemas de representación, es decir, canales eficientes de relación y comunicación entre representantes y representados, de modo los ciudadanos puedan canalizar adecuadamente demandas y preocupaciones.
  3. Mejorar las relaciones entre Ejecutivo y Legislativo a fin de afianzar la gobernabilidad

Es cierto que el debate del sistema orgánico es complejo y requiere tiempo. Quizá se pueda avanzar la normatividad indispensable para ordenar mejor el proceso electoral mismo del 2018. Pero vemos que el proyecto de código electoral que se está elaborando es muy comprehensivo. Incluye lo que ahora es la propia ley de partidos, por ejemplo.

Y así debe ser, pero, repetimos, eso requiere definir previamente el esquema general. Por ejemplo, tenemos que emitir normas para las elecciones venideras, pero si lo que queremos es fortalecer el sistema de partidos, debemos tomar decisiones acerca de los movimientos regionales o locales, que en cada elección han venido creciendo a costa de los partidos. Decisiones acerca de endurecer los requisitos para su inscripción, o la exigencia de que participen en varias regiones, por ejemplo. Sobre esto no parece haber nada en el proyecto de código electoral elaborado. 

Sobre los partidos, debemos definir si queremos poner las barreras en el número de firmas para su inscripción o en el número de comités físicos activos, o más bien en que presenten candidatos a un mínimo de circunscripciones, por ejemplo. 

De otro lado, los capítulos del proyecto de código electoral sobre los candidatos al Congreso y sobre los procesos electorales, suponen una definición previa acerca de la circunscripción electoral, es decir, si vamos a ir a un sistema de distritos uni o bi nominales por ejemplo, lo que podría requerir una modificación constitucional previa. Las propias cuotas de género o de comunidades dependen de esa definición.

En suma, sin dejar de avanzar las normas electorales indispensables para el próximo proceso, es indispensable concentrarse desde ahora en la discusión mayor acerca del sistema político-electoral que queremos, que es un sistema orgánico, para tener las definiciones necesarias que nos permitan desprender luego las reformas específicamente electorales. Pero eso requiere compromiso. Requiere que los partidos políticos presentes en el Congreso realmente tomen este asunto en serio y realicen discusiones internas sobre la base de propuestas bien elaboradas. Todos, comenzando por Fuerza Popular, cuyo aporte a la construcción institucional sería bien recibido.  

Lampadia 

 




Singapur piensa y planea su futuro

Singapur piensa y planea su futuro

Comentario de Lampadia

Probablemente Singapur ha sido el país más exitoso del mundo durante los últimos 50 años. Hace pocos meses ha celebrado su cincuentenario, solo meses después del fallecimiento de su fundador y líder, Lee Kuan Yew.

Como hemos difundido en publicaciones anteriores, Lee Kuan Yew (maestro de Deng Xiaoping de China) dirigió un Estado bastante autoritario, pero además de alcanzar un éxito económico y social espectacular, Singapur logró ser uno de los países más ordenado y con menos corrupción del mundo. Uno de sus desarrollos más importantes ha sido el establecimiento de la meritocracia entre los funcionarios públicos. Ver en Lampadia: 10 razones que explican el éxito de Singapur e Instalemos un Estado Meritocrático en el Perú.

Conferencia “The Future of us” en Singapur, mostrando el futuro del horizonte de  la ciudad en hologramas.

El ejemplo de Singapur es muy importante para el Perú, especialmente en medio de un proceso electoral. Por ello, compartimos un artículo de Peter Schwartz sobre los retos de los próximos 50 años de Singapur. Interesante ver como un país tan exitoso se avoca a pensar en su futuro. (Schwartz es un líder global en pensamiento futurista y estrategia de negocios. Su libro “The Art of the Long View” fue pionero en la planificación por escenarios. Ha sido jefe de planeamiento de Royal Dutch/Shell).

¿Ciudad del mundo o del olvido?

Escrito por Peter Schwartz

Publicado en el libro: SG100? [100 años de Singapur]

Editado por Chua Mui Hoong.

Traducido y glosado por Lampadia

 

El Singapur de 2065 podría ser una capital mundial de torres relucientes, talento creativo, mucho poder, influencia y riqueza; el centro más importante de una región de paz y prosperidad; y una inspiración para aquellos que sueñan con lo que se necesita para construir una mejor sociedad.

O, contrariamente, al 2065, Singapur podría ser una gloria ya desvanecida, no un mal lugar para vivir, pero con mejor pasado que futuro.

Hay una tercera posibilidad, la de una ciudad desarrollada con un crecimiento lento, pero eso  llevaría a la ciudad-estado hacia un declive lento pero inexorable.

¿Hacia dónde va Singapur? ¿Cuáles son las tendencias que marcarán sus posibilidades? ¿A qué debe aspirar en los próximos 50 años?

Como futurista, asociado por más de tres décadas con Singapur, he tenido el privilegio de mantener conversaciones periódicas con su primer Primer Ministro, Lee Kuan Yew, e intercambiar puntos de vista sobre hacia dónde se dirige el mundo. El éxito de Singapur se debe en gran medida a su liderazgo, convirtiéndose en uno de los más grandes líderes políticos y económicos del siglo 20. Murió en marzo del año pasado y el reto será sostener su legado.

Yo diría que Singapur se ha estado moviendo en la dirección correcta, manteniéndose abierto al talento e incentivando la innovación. La pregunta es si es que eso se puede sostener.

Desde su independencia en 1965, sus principales aspiraciones fueron la seguridad, estabilidad y prosperidad. Para el futuro, Singapur necesita tener sueños que continúen atrayendo al talento. Para que esos sueños se vuelvan realidad, tienen que unirse con las fuerzas motrices y el espíritu que dan forma a los nuevos tiempos, como lo hicieron durante su independencia.

¿Qué determinará si Singapur se convierte en una ciudad de nivel global o cae en el olvido? ¿Qué fuerzas moldearán su futuro? Algunas están fuera del control de su, como el equilibrio de poderes global y la estabilidad regional. Otros – como la calidad de la gobernanza o la capacidad para explotar nuevos conocimientos – están bajo el control de Singapur.

Fuerzas a largo plazo

Hay algunas fuerzas a largo plazo que son predecibles. La población no puede crecer mucho más, podría añadir alrededor de otro millón de personas, en su mayoría inmigrantes y sobre todo jóvenes. La población actual será inevitablemente mayor. Incluso si la mayoría siguen siendo sanos, fuertes y permanecen en la fuerza laboral por más tiempo, muchos serán tan mayores a mediados de siglo que aumentará considerablemente el nivel de dependencia. Al 2065, Singapur tiene que estar preparado para gestionar una población muy mayor y enferma  e invitar a jóvenes inmigrantes para sostener una población que envejece.

Como parte de mi trabajo con el Centro para los Futuros Estratégicos de la Oficina del Primer Ministro, estudié el impacto del cambio climático. La necesidad de adaptarse también es predecible. El clima será muy variable y aumentará el nivel del mar.

En cuanto a la energía, espero que la era de los combustibles fósiles ya haya terminado para el 2065. A menos que haya un gran avance en la energía renovable, Singapur será un país totalmente eléctrico, incluyendo los autos eléctricos, generados por la energía nuclear.

Incertidumbres por delante

Mientras algunas tendencias son predecibles, la mayoría son inciertas. La primera pregunta es si la economía va a ser capaz de sostener el crecimiento económico y si ese crecimiento será equitativo.

50 años de crecimiento lento todavía dejarían a Singapur increíblemente rico. Pero la creación de una vasta riqueza en manos de sólo unos pocos no será considerada como éxito.

Para que el crecimiento sea equitativo, tendrán que salir adelante nuevas industrias que empleen a un gran número de personas en trabajos de alto valor. Las personas necesitan ser entrenadas para llenar esos puestos de trabajo. No hay ninguna garantía de éxito en ambos retos.

La vieja economía industrial dará paso, inevitablemente, a una nueva economía basada en  ideas y habilidades en alta tecnología, salud, finanzas y turismo. Singapur está bien posicionado para tomar ventaja en los cuatro escenarios.

La incertidumbre más importante, bajo control de Singapur, es la continuación del éxito del sistema político y la gobernanza. Después del nacimiento de la nación, se cumplió con la visión de la primera mitad del siglo. ¿Podrá continuar así durante los segundos 50 años?

El éxito es el peor enemigo del cambio. ¿Por qué molestarse en cambiar cuando las cosas  funcionan? Pero es justamente ahí dónde se tiene más margen de maniobra y recursos para actuar. ¿Cómo debe hacer Singapur para no convertirse en una burocracia sofocante casada con el status quo? ¿Hará la burocracia espacio para los jóvenes ambiciosos? ¿Cómo puede el gobierno moverse y adaptarse al ritmo del mundo moderno? ¿Las iniciativas como la ‘Smart Nation’ de Singapur, será un modelo permanente del futuro gobierno? ¿El alto rendimiento y la casi ausencia completa de corrupción, lograrán sostener la legitimidad del sistema con su  pueblo?

Las respuestas a todas estas preguntas no están determinadas y serán hechas por la gente, la calidad de liderazgo y por eventos más allá de su control.

Las fuerzas más vitales y fuera de control de Singapur son la política y la economía de la región. La mayoría de las tendencias regionales en los últimos años han sido bastante positivas económica y políticamente. ¿Seguirán sus vecinos y socios, mejorando o recaerán en la incompetencia, la corrupción, la pobreza y la conflictividad? En el primer caso se dan las condiciones propicias para el éxito. El último escenario haría que sea muy difícil tener éxito.

En el peor de los casos, un gran conflicto que involucre a grandes países como China, Japón, India o Estados Unidos dañaría enormemente las perspectivas de la región y de Singapur. Por otro lado, el aumento de la integración y la coherencia puede inducir a todos a acelerar el crecimiento y la prosperidad.

La incertidumbre final es qué papel va a jugar Singapur en el mundo. Ya es un ejemplo de éxito para el desarrollo de muchas otras ciudades. Pero si se estanca y es atrapada por su propio éxito, su ejemplo se desvanecerá.

Si utiliza la plataforma de su éxito para aspirar a un papel aún más importante, entonces seguirá siendo un ejemplo brillante de cómo construir el éxito y seguir atrayendo el talento que necesita para sobresalir.

5 maneras de ser una capital mundial

Al 2065, el 80 por ciento de la población mundial vivirá en las ciudades.

Las ciudades están donde nacen las ideas, donde ocurre el crecimiento y donde se abordan los problemas. Entre las muchas grandes ciudades del planeta, solo unas pocas se destacan como las más importantes, incluso si no son las capitales de sus países. Estas incluyen Nueva York, Los Ángeles, San Francisco, Shanghai, Bombay y Sao Paulo. A ellas va el talento más brillante y es dónde se está creando el futuro.

En esta competencia entre ciudades, una ciudad-estado en la que escasea la tierra y no hay recursos minerales, no está en desventaja. Singapur puede competir con las mejores ciudades. ¿Cómo?

Singapur puede aspirar a una combinación de cinco objetivos para los que está bien posicionado. La medida del éxito no es cuántos puestos de trabajo son creados directamente. Más bien se trata de atraer el talento necesario para crear un ecosistema económico de constante evolución de nuevos sectores.

El mejor ejemplo de esto es el Bay Area de San Francisco, en el que vivo. El talento fluye y atrae aún más talento, conduciendo a una de las tasas de crecimiento más altas del mundo. Esto es en lo que Singapur ya se está convirtiendo y lo que necesita para seguir creciendo.

Una población que envejece a nivel mundial va a querer el acceso a la mejor atención médica del planeta. Singapur ya es un centro de salud para la región con rápido crecimiento en investigación y desarrollo.

Singapur también ha realizado importantes inversiones para ampliar sus capacidades en  educación e investigación. En una economía mundial impulsada por el talento y nuevas ideas, Singapur tiene el potencial de ser otro Silicon Valley, generando tanto investigación básica como las ideas que crean valor económico, nueva riqueza y estatus. No es difícil imaginar el día en que los singapurenses – o las personas que trabajan en Singapur – ganen premios Nobel y creen el próxima Intel o Google.

Muchas de las grandes ciudades del mundo son el hogar de instituciones globales como las Naciones Unidas o la Organización Mundial de la Salud. El mundo necesita una Agencia de Protección Ambiental. Singapur podría ser su hogar.

Debido a su ubicación en el ecuador, Singapur es un lugar ideal para lanzar cohetes a órbitas terrestres. Al 2065, el costo de orbitar habrá caído drásticamente y más actividades económicas y turísticas se basarán en el lanzamiento orbital. Singapur podría ser un gran puerto espacial.

Finalmente, Singapur tiene una de las mejores organizaciones policiales, militares y de inteligencia de la región. Los problemas de seguridad seguirán siendo fundamentales para la estabilidad regional. El tamaño pequeño de Singapur le da la ventaja de ser considerado como ‘no amenazante’. Además, ya se le reconoce como especialmente competente.

Singapur podría dirigir nuevos esfuerzos de seguridad regional para hacer frente a la delincuencia y las tensiones interestatales. Lo peor que le puede pasar sería una guerra regional destructiva o un aumento dramático en el crimen. Su liderazgo en materia de seguridad podría ayudarlo a mitigar esos riesgos.

Al juntar todas estas fuerzas, es posible describir dos posibles futuros:

  • Si Singapur no logra convertirse en la potencia económica de las nuevas industrias, si su Gobierno se vuelve esclerótico y corrupto, si la región es caótica y violenta y si se aspira a mantener sólo el status quo – entonces, al 2065, Singapur será una ciudad olvidada e irrelevante de la que saldrá talento, una nación en decadencia, con un poco de gracia.
  • Si, por el contrario, tiene una transición exitosa a la economía de las ideas; si la vitalidad, la competencia y la legitimidad de su gobierno se mantienen; si la región es estable y próspera, entonces será una verdadera capital mundial, la ciudad del futuro en 2065.

La elección está en manos de la gente de Singapur. Lampadia




El sistema electoral alienta regiones inefectivas, dispendiosas y corruptas

El sistema electoral alienta regiones inefectivas, dispendiosas y corruptas

Hace unos días el Jurado Nacional de Elecciones (JNE) dispuso que la segunda vuelta para elegir a los presidentes regionales de 14 departamentos (dónde los candidatos no superaron el 30%) se realice el domingo 7 de diciembre. Así, de acuerdo al JNE, 7’635,475 electores deberán volver a las urnas para elegir a las máximas autoridades de Áncash, Apurímac, Arequipa, Cusco, Huánuco, Ica, Junín, Lima (provincias), Madre de Dios, Pasco, Puno, San Martín, Tacna y Tumbes.

En el 2009, se estipuló que los presidentes regionales debían ser elegidos con más del 30% de los votos. Para efectuar esta modificación se determinó que ya no se votaba por listas (como ocurre para las alcandías en que los regidores son nombrados bajo el sistema de cifra repartidora, en la que el partido del alcalde obtiene siempre la mayoría), sino por representación provincial. Es decir, se elige por separado a los consejeros regionales por provincia. Un sistema parecido al de la elección del Presidente de la República que requiere, en su caso, 50% más uno de los votos en primera vuelta para no ir al “balotaje” de la segunda. Motivo por el cual se genera un cierto divorcio político entre el Ejecutivo y el Congreso. 

Los resultados de esta mala decisión están a la vista: En 14 de 25 departamentos se tendrá que volver a votarpara elegir solo a los presidentes regionales, sin que necesariamente cuenten luego con consejeros regionales afines a sus planteamientos de gobierno.

La mayoría de estos Consejos Regionales quedará conformado tan fraccionadamente que, por un lado no le otorgan mayoría al presidente regional, y por otro, no permiten la formación de equipos de gobierno orientados en la misma dirección, más bien contrapuestos entre sí. Esto se agrava por la multiplicidad de postulantes, que al final logran dejar algún representante en los consejos.

Por ejemplo, en Arequipa, el nuevo Consejo Regional (CR) (2015-2019) tendrá representantes de seis organizaciones políticas. Este nuevo CR estará conformado por cuatro miembros del Movimiento Arequipa Renace, dos de Juntos por el Desarrollo de Arequipa, uno de Arequipa Tradición y Futuro,  uno de Acción Popular, uno de Siempre Unidos y uno por Vamos Perú.

Arequipa no es la excepción. Ni siquiera en los once departamentos que superaron la valla del 30%, obtuvieron mayoría simple en los CR, salvo en Amazonas, Cajamarca, El Callao, La Libertad y Lambayeque. De los que compiten en segunda vuelta, tan solo en tres casos, una de las candidaturas en competencia podría alcanzar esa mayoría en el Consejo Regional, de ser elegido como presidente quién ya tiene la mayoría de consejeros. Ante esto, los presidentes regionales, prácticamente incapacitados para formar equipos de gobierno coherentes, optan por cooptar, presionar u ofrecer privilegios a los consejeros que no son de su partido, cuando no, recurren a un reparto populista del presupuesto regional, señala Fernando Tuesta.

Es pues evidente que el sistema electoral de los gobiernos regionales ha logrado fortalecer la legitimidad del presidente, al conseguir una mayor representación en la segunda vuelta, pero con consejos cada vez más fraccionados, por lo tanto, ingobernables o manejados con malas artes, como se señala líneas arriba.

Estas instituciones, en las que se entronizan presidentes con poderes individuales casi feudales y desconectados del gobierno central, que asumen sus funciones sin limitarse a lo estipulado por ley, están, además, debilitadas en su estructura interna.

Por otro lado tenemos un gobierno central que, en muchos casos, “ha abdicado de sus propias funciones”, como lo señala Roberto Abusada, abandonando su presencia y gestión en los temas que le establecen las leyes de la regionalización. Además, a los gobiernos de las regiones, se les transfieren ingentes recursos, que creen que les caen del cielo, canon, regalías, etc., que las autoridades regionales asumen como propios, sin entender su origen, por ejemplo: la relación entre la inversión minera y el canon, que es el 50% del impuesto a la renta que pagan las empresas, o los libramientos del gobierno central. Recordemos que en algún momento, el grito de guerra en algunas regiones llegó a ser: “Canon Sí, Minería No”.

Sin equipos de gobierno adecuados y sin técnicos capacitados, como se ha demostrado una y otra vez, los recursos “administrados” por las regiones, son usados en obras intrascendentes pero efectistas, o se dejan sin usar y, lo que es peor, en otras ocasiones se canalizan a los amigotes y a la corrupción abierta y desmedida, que básicamente, no tiene control alguno. Muchas veces los pueblos no se benefician, por ejemplo, con sistemas sanitarios, o con carreteras, “sino” con piscinas gigantes como en Echarati, o monumentos absurdos y dispendiosos como en Huancayo, Tumbes y Cusco. 

Al fraccionamiento político del país, sin partidos políticos nacionales fuertes, se ha sumado la atomización regional. Un ridículo que lo único que hace es demostrar la necesidad de diseñar un sistema electoral nacional y regional que promueva una mejor GOBERNANZA.

Como todos los especialistas y hasta los “opinalistas” (gente que mezcla opinión y análisis) han reclamado, urge enfrentar una reforma de la regionalización que permita que el país se institucionalice, desaliente la corrupción, las actividades antidemocráticas y que genere los incentivos para una mayor coordinación política entre el gobierno central y las regiones, dentro de las propias regiones y, entre las autoridades y los ciudadanos y empresas, que son la fuente primigenia de los recursos fiscales de la nación. Lampadia