1

¿Un modelo antisocial?

¿Un modelo antisocial?

Richard Webb
Editado por Lampadia

Hace 30 años se puso en marcha el modelo económico aún vigente. Su inicio se identifica especialmente con el dramático anuncio de un paquete de duras medidas por el ministro Juan Carlos Hurtado Miller, incluyendo una gigante devaluación de la moneda. El anuncio de Hurtado cerró con las palabras, “qué Dios nos ayude,” frase que quizás le dio un cariz humano al nuevo gobierno de Fujimori y que contribuyó a la aceptación de la dura medicina. Con el tiempo se ha ido formando un veredicto poco cuestionado de ese modelo – que en lo económico fue un acierto, pero en lo social un retroceso. Si bien se acepta la realidad de una significativa reducción de la pobreza, se aduce que el modelo habría elevado la desigualdad, agravando las tensiones sociales y amenazando la gobernabilidad. Si bien los cálculos estadísticos de desigualdad tienen mucho de adivinanza, el actual desorden político se considera una confirmación de la crítica al modelo.

Pero las encuestas de hogares en todo el país no coinciden con esa crítica. Las familias que más se han levantado durante el régimen del actual modelo económico han sido las más pobres.

  • Si nos fijamos en el decil más pobre de todos los hogares (casi un millón de familias), su ingreso promedio se elevó en 6.2 por ciento al año entre 2001 y 2019.
  • El siguiente decil en la escala de ingresos, un toque menos pobre, también gozó un fuerte aumento en su ingreso promedio, de 5.4 por ciento al año.
  • Por comparación, el ingreso promedio del decil más rico del país gozó una mejora de sólo 1,5 por ciento al año, y
  • el segundo decil más rico, una mejora de 3.0 por ciento.

Esas diferencias a favor de los de abajo, acumuladas a lo largo de dos décadas, han significado una importante reducción en la desigualdad nacional.

¿Cómo es posible que los de abajo se hayan beneficiado mucho más que los de arriba? Habría que buscar esa explicación en las estructuras de la economía. Así, la pobreza extrema se vincula especialmente con dos categorías de trabajador.

Una es el trabajador del campo en la Sierra, que depende mayormente de la agricultura. Su pobreza se basa en gran parte en las condiciones físicas de su lugar de trabajo – tierras poco productivas, desgastadas además por un mal aprovechamiento durante siglos, clima incierto, superficie quebrantada, además de enormes distancias entre poblaciones que limitan las posibilidades para la tecnificación y la especialización, todo lo cual hace extremadamente difícil superar la extrema pobreza. Podría decirse que el pobre rural es el pecado original de la pobreza nacional, y ha sido siempre la categoría más grande y más difícil de socorrer. De allí la conclusión del historiador Carlos Contreras que “Las desigualdades en el Perú son el resultado de una geografía también desigual.”

Un segundo grupo de pobres es más bien relativamente moderno – el informal urbano – cuya pobreza se explica por la falta de empleo productivo y formal, además de su bajo nivel de educación y otras barreras a un empleo más productivo.

En el otro extremo de la distribución de ingresos – los no pobres – encontramos a los trabajadores de empresas formales que se benefician de una alta y creciente productividad.

¿Cuál ha sido la evolución de los ingresos de estos tres grupos? Un cálculo es posible desde el año 2007, cuando el INEI empezó a distinguir entre los formales e informales. Sorprendentemente,

  • desde 2007 el ingreso promedio de los trabajadores formales de Lima se ha mantenido estancado en términos reales,
  • el de los limeños informales se elevó 1.2 % al año,
  • mientras que el trabajador informal rural de la Sierra vio mejorar su ingreso a una tasa promedio de 3.4 % anual en ese periodo.

Todo indica que la informalidad, sea urbana o rural, no es la barrera absoluta que se cree, aunque falta un mejor entendimiento de sus respectivas dinámicas.

Personalmente, no me sorprende el dinamismo estadístico de los más pobres de la Sierra, habiendo visitado diversos distritos en algunas de sus zonas más pobres. En todas, estaban a la vista nuevos negocios y formas de vivir. Pero, ¿por qué el ingreso familiar de los informales de Lima se mejora más que el del formal? Es evidente que hace falta más estudio de las distintas dinámicas de la población. Lo que queda claro es que las encuestas familiares contradicen la acusación al modelo iniciado en 1990 de ser un creador de desigualdad. Incluso, la evidencia sugiere lo contrario. Si nos guiamos por los datos disponibles, el modelo económico no sólo no agravó la desigualdad sino parecería más bien estar reduciéndola.  Lampadia




América Televisión desinforma

América Televisión desinforma

Pablo Bustamante Pardo
Director de Lampadia

En su edición de medio día de ayer, 2 de diciembre, América Televisión (AT) sacó un informe mentiroso y distorsionador de la realidad. Una vergüenza para el periodismo.

Ver: Canal 4 / América Noticias – Edición Mediodía / 2020-12-02

El informe de AT empieza y termina con una gran mentira: el 96% de trabajadores en el sector agroexportador es informal, a pesar de tener un crecimiento de 50 veces en 30 años.

Pero la realidad es otra. El régimen agrario ha permitido la creación de empleo formal en el sector rural.

La gran mayoría de los trabajadores de la agroexportación son formales.

Además, AT muestra al economista Ñopo, que sacó un gráfico que comparaba el crecimiento de las exportaciones (volumen), con la evolución de los salarios (precio). Una distorsión grave para el investigador de Grade, pues compara papas con camotes.

Después AT habla peyorativamente de la ley ‘Chlimper’ para referirse a un régimen que ha permitido un desarrollo económico y social extraordinario.  

AT muestra a Marisa Glave afirmando que solo se han beneficiado las grandes empresas y criticando el régimen tributario. Veamos:

Después, AT dice que el trabajador gana menos que lo estipulado en la ley. Otra mentira. Veamos:

El trabajador de las agroexportaciones tiene los mismos beneficios e ingresos mínimos que los del régimen general. Pero los trabajadores del agro moderno ganan mejor que lo establecido por la ley y mejor que en otros sectores de la economía.

Hoy día Ica tiene la mayor productividad laboral y el menor índice de pobreza del Perú.

Con políticos como los que tenemos en vitrina y con medios de información que distorsionan la opinión pública y más bien crean ‘opinión mediática’, estamos en una situación bien difícil.

Lamentablemente, este tipo de periodismo se presenta hoy día en muchos medios. Las empresas periodísticas tienen que preocuparse por capacitar a sus periodistas en economía y en el respeto a los valores fundamentales del periodismo como veracidad y objetividad.

Desde la sociedad civil tenemos que multiplicarnos para compensar las narrativas anti mercado, anti modernidad y anti patrióticas. Lampadia




Pobreza multidimensional: ¿Qué regiones serían las más pobres del Perú con nueva medición?

Pobreza multidimensional: ¿Qué regiones serían las más pobres del Perú con nueva medición?

En promedio, la pobreza multidimensional y la monetaria muestran un nivel y una evolución muy parecidas. Sin embargo, para Lima, la pobreza multidimensional señala una mucho menor pobreza y mayor pobreza para el sector rural.

La pobreza comenzaría a medirse de forma multidimensional, considerando carencias en salud, educación y condiciones de vida. Este cambio no varía la tendencia hacia la reducción en el país.

Este resultado implica que el 21,7% de la población del país subsiste gastando menos de S/338 mensuales,
monto que, según la metodología del INEI, permite cubrir las necesidades básicas alimenticias y no alimenticias. (Foto: Rolly Reyna)

Informe IPE – El Comercio
17 de febrero de 2020

La semana pasada el Ejecutivo anunció que, a partir del próximo año, se cambiaría la forma en que se mide la pobreza en el Perú. Actualmente, en el país se emplea el enfoque conocido como pobreza monetaria; que sería reemplazado por uno denominado pobreza multidimensional.

Con la medición actual, al cierre del 2018 el 20,5% de peruanos vivía en situación de pobreza. Según el enfoque monetario, una persona es considerada pobre si reside en un hogar cuyo gasto mensual per cápita está por debajo del costo de una canasta básica de consumo, que incluye necesidades mínimas alimentarias y no alimenticias.

Este umbral de gasto mensual por persona, conocido como línea de pobreza, es de S/344. Entonces, una persona pobre es aquella que, en un mes, tiene un gasto inferior a S/344. Hay alrededor de 6,4 millones de personas en esta situación.

Aunque útil, esta metodología ha sido foco de diversas críticas. Quizás la más importante es que la línea de pobreza hace que la definición sea muy cerrada: un hogar con gasto per cápita de S/343 al mes sería pobre y uno con gasto de S/345 no lo sería. Es decir, si un hogar gasta S/345 al mes por persona, pero al mismo tiempo carece de condiciones de vida adecuadas, resulta difícil considerarlo como no pobre.

MIRADA HOLÍSTICA

La cuestión de fondo más relevante es que la mirada del lado monetario no permite identificar qué carencias tienen las personas pobres, de modo que las políticas públicas se orienten a cerrar las brechas que les impiden mejorar su calidad de vida. Es a partir de esto que surge el enfoque multidimensional.

En el 2008, los investigadores Sabina Alkire y James Foster, de Oxford Poverty & Human Development Initiative, desarrollaron una metodología para medir cuántas privaciones sufren las personas en situación de pobreza. Así, crearon el Índice de Pobreza Multidimensional (IPM), que refleja las múltiples carencias de los hogares y las personas en tres dimensiones: salud, educación y condiciones de vida.

La ministra de Desarrollo e Inclusión Social, Ariela Luna, ya ha señalado que este enfoque permitirá optimizar la ejecución de las políticas sociales orientadas a favorecer a las personas pobres o vulnerables.

CIFRAS BAJO LA LUPA

A partir de la información de la Encuesta Nacional de Hogares (Enaho), el Instituto Peruano de Economía (IPE) ha hecho una medición aproximada de la pobreza bajo el enfoque multidimensional, considerando diversas privaciones.

En la dimensión de salud, se tiene en cuenta la asistencia a algún centro de salud y el consumo mínimo de una canasta básica de alimentos. En educación se incluye el nivel de educación familiar y la matrícula escolar. Finalmente, en cuanto a condiciones de vida, se consideran el acceso a servicios básicos, la calidad de los pisos y el combustible de la vivienda, además de la posesión de activos como electrodomésticos, vehículos o títulos de propiedad.

Los hogares suman ‘puntos’ en función al número de carencias que tienen (cada una tiene un puntaje; así, si les falta escolaridad, suman 0,167 puntos). De acuerdo a la metodología de Alkire y Foster, una persona es considerada pobre si obtiene un IPM mayor a 0,33.

Estos cálculos mostrarían una incidencia de pobreza muy similar entre la monetaria y la multidimensional.

Así, el 21,5% de la población en el país sería pobre desde el punto de vista multidimensional.

El resultado es un punto porcentual mayor que la pobreza monetaria; esto implica que existirían cerca de 327 mil personas que no estarían siendo consideradas como pobres, pese a serlo en el otro enfoque.

Vale la pena resaltar que, en ambas metodologías, la pobreza se ha ido reduciendo consistentemente desde el 2011 e, incluso, la brecha entre ambas mediciones se habría acortado en los últimos dos años.

Por ámbito geográfico, la pobreza multidimensional alcanzaría al 9,3% de la población en el área urbana y al 62,8% en el área rural, frente al 14,4% y 42,1%, respectivamente bajo la perspectiva monetaria.

En las regiones, Ica se mantendría como aquella con menor pobreza del país bajo ambas mediciones, mientras que Cajamarca –la región más pobre según la medición monetaria– sería desplazada del último lugar por Huancavelica bajo el enfoque multidimensional.

En 21 de las 25 regiones la pobreza multidimensional es mayor a la monetaria. El caso que más resalta es el de Huánuco, donde la pobreza pasaría del 29,9% de acuerdo al enfoque monetario al 47% según el multidimensional.

Con ello, no sería la novena región más pobre, sino la tercera, solo detrás de Huancavelica y Cajamarca.

LA ADOPCIÓN DEL ENFOQUE MULTIDIMENSIONAL EN OTROS PAÍSES

El primer país de la Alianza del Pacífico en implementar el enfoque multidimensional fue México, en el 2009. Dos años más tarde, Colombia comenzó a reportar sus estadísticas de pobreza bajo esta metodología y Chile empezó a hacerlo en el 2015. El Perú es el único del bloque que tiene pendiente este cambio.

Otros países de la región también han migrado hacia la metodología multidimensional, como Ecuador, El Salvador, Panamá, Costa Rica y Honduras. Lampadia




No nos olvidemos de lo que somos capaces de lograr

Hace tan solo cinco años, publicamos en Lampadia nuestro ensayo sobre ‘Las Cifras de la Prosperidad’, en el que destacamos los logros económicos y sociales del Perú durante los 20 años previos.

Perú: Camino al bienestar General
LAS CIFRAS DE LA PROSPERIDAD

Con un año de vida institucional, en Lampadia queremos reunir en un solo documento las cifras más significativas del asombroso progreso logrado por el Perú en los últimos 20 años. Los opositores políticos e ideológicos de nuestro modelo económico suelen atacarlo mediante “fotos” que muestran la realidad del país desde la perspectiva del vaso medio vacío. Al mostrar solo lo que está por hacerse, pretenden desprestigiar nuestro proceso de desarrollo, quebrando así, el gran potencial de alcanzar el bienestar general que tenemos todos los peruanos. La historia y el desarrollo de un país, solo se puede apreciar y medir cabalmente, contemplando su evolución, su eventual proceso de avances y retrocesos, a través de las variables más representativas de su vida económica y social. Hay, pues, que ver las “películas” y situarse en la perspectiva del vaso medio lleno. Solo así se pueden establecer relaciones causa-efecto que permitan profundizar lo bueno, corregir lo malo y complementar la acción social. En cambio, desde el vaso medio vacío, todo está abierto y nunca se sabrá a dónde se va y, evidentemente, nunca se llegará.

En el ensayo destacamos el crecimiento de la economía; la reducción de la pobreza, la desigualdad y la mortalidad infantil; el incremento de ingresos y empleo fuera de Lima; la mejora de ingresos en el sector rural; el incremento de la productividad; y las perspectivas de bienestar general.

En estos días, después del resultado del punto de inflexión de nuestro camino a la prosperidad, el 2011 con Ollanta Humala; y después de la profundización de la regresión económica y social con PPK; nuestros indicadores de reducción de la pobreza se han malogrado y entre otros muchos indicadores, casi-casi, hemos perdido la fe en nuestra capacidad de superación, de creación de riqueza y confianza en el futuro.

A tres años de nuestro bicentenario, este 28 de julio, queremos recordarles a los peruanos que cuando queremos, somos grandes, que no debemos dejarnos amilanarnos, y menos aún, dejarnos llevar a la reversión de las bases que permitieron nuestra recuperación.

El Perú fue capaz de alejarse de la condición de ‘Estado Fallido’ (1990), y tornarse una ‘Estrella Internacional’ (2011), reduciendo la pobreza de cerca del 60% a menos de 22% en pocos años.

Veamos los principales avances de la prosperidad del país:

El Perú es grande, no nos dejemos engañar. Lampadia




La Revolución de la Agricultura

La Revolución de la Agricultura

Richard Webb, precursor de las mediciones sobre la pobreza en el mundo y en el Perú, sigue desarrollando sus investigaciones sobre la realidad nacional, especialmente, durante los últimos años, en el sector rural. De ese esfuerzo pudimos informarnos hace un par de años, sobre la dinamización de la sierra rural con su obra, Conexión y Despegue Rural.

Uno de los datos más impactantes del libro es el del crecimiento del ingreso rural a lo largo de los últimos 100 años:

En esta ocasión, Webb, que va al campo a medir sus análisis, ha hecho una presentación en el IV CENAGRO, organizado por el CIES y la FAO, donde publicó la siguiente información sobre la evolución del crecimiento de la productividad de la agricultura. Ver el gráfico:

Como muestra el gráfico, en los últimos 110 años, hemos tenido incrementos de productividad relativamente bajos y muy bajos durante 70 años. Hasta 1950, la agricultura tuvo un carácter más extensivo que de productividad, aún así fue impresionante en volumen total. El crecimiento promedio fue de un 1% anual, algo similar a lo logrado por algunos países de Europa durante un siglo de crecimiento. 

Recién desde 1950 hasta 1970, se dinamiza el aumento de la productividad con un crecimiento muy bueno de 2.8% anual, comparable al nivel de crecimiento logrado por la Revolución Verde. Lamentablemente, este proceso se interrumpe brutalmente con el gobierno de la dictadura militar, que supuestamente iba a mejorar la calidad de vida en el campo. Sin embargo, hizo todo lo contrario, con una reforma agraria que objetivamente empobreció al campesinado.

Este periodo de empobrecimiento continuó durante los gobiernos democráticos de los años 80, con los regímenes de Belaunde II y García I, en que además de los impactos negativos de la reforma agraria y de la prohibición de las inversiones del sector privado en las regiones (instaurada por la dictadura), en agricultura, minería, energía, pesca, etc.,  tuvimos que enfrentar la insania del terrorismo y la hiperinflación. Ninguno de estos fenómenos fue un castigo divino, todos fueron labrados a pulso por gobernantes ineptos, que desde la dictadura militares llevaron al país a la trastienda de la historia. Un período de casi 30 años, en que la productividad de la agricultura peruana ‘no creció’, fue en promedio 0.0%, un período del que todavía no nos recuperamos. Ver en Lampadia: La tragedia de los servidores del Estado.

Desde 1990 hasta el 2012, según los datos de Webb, el crecimiento de la productividad de la agricultura da un salto espectacular y pasa a crecer 4.3% por año, algo espectacular e incontrastable. Un nivel extraordinario de crecimiento, que contrasta con el discurso político de autoflagelación que se repite en los medios, especialmente en las regiones, y con el del perverso negacionismo que pretende reversar las políticas públicas que permitieron tremendo avance. Ver otros desarrollos del período del renacimiento del Perú en Lampadia: Las  Cifras de la Prosperidad.

Es evidente que esta información confirma en buena medida los postulados del libro de Webb mencionado líneas arriba, que destaca la integración del sector rural al resto de la economía. Pero también nos hace ver el efecto multiplicador del desarrollo de la agro-exportación y,  como destaca Webb en sus columnas semanales, en la adopción de mejores tecnologías, la cercanía a los mercados, la propia migración temporal de los agricultores y la dinámica de movilidad social de las últimas dos décadas.

El Perú no solo ‘infinito’ por su potencial de desarrollo productivo para una población de unos 30 millones de habitantes, también ha mostrado una capacidad de resistencia espectacular a las plagas del socialismo que nos robaron treinta años y, una increíble capacidad de recuperación y superación, especialmente en nuestras áreas de mayor pobreza, los cinturones urbano-marginales, donde se generó nuestra nueva clase media emergente y la gran revolución del Perú rural y, como destacamos en esta nota, de nuestra agricultura. Lampadia




Agroexportación: Una industria de clase mundial

Agroexportación: Una industria de clase mundial

El Perú es uno de los diez primeros países proveedores de alimentos frescos en el mundo, especialmente de frutas y hortalizas. Esta es una especialización industrial relativamente nueva, que ha traído el desarrollo y la aplicación de tecnologías sofisticadas, una revolución productiva en el campo y ha creado empleos de calidad en el sector rural.

El crecimiento de la agricultura para la exportación es una de nuestras historias de éxito de las últimas dos décadas. En los años 90, luego de la promulgación de la Constitución del 93, se produjo un cambio estructural en la economía, que entre otras cosas eliminó la prohibición de las inversiones privadas en el campo y se abrieron las puertas al comercio internacional. En este nuevo contexto, la agricultura empezó a desarrollarse, para consolidarse como un nuevo motor de la economía en el nuevo siglo.

Algo muy importante de esta industria para un país pequeño como el Perú, es que las agroexportaciones conectan al sector rural peruano (cuya población tiene mayores niveles de pobreza que el sector urbano) con los consumidores más ricos de los países más ricos (que son, en gran mayoría, los clientes finales de nuestras exportaciones). En otras palabras, se crea una suerte de sifón que absorbe dinero de los consumidores más ricos del mundo y los trae a nuestros pobres del sector rural.

El sector agrícola solo puede crecer, sostenidamente, llegando a más estómagos. Como un agricultor peruano decía hace algunos años, una persona solo puede comer un kilo de comida por día. ¿Cómo puede entonces mejorar sus ingresos un agricultor peruano? Si 3 millones de agricultores pueden abastecer a 27 millones de habitantes, sus ingresos estarían limitados a un promedio de 9 consumidores o 9 kilos. Pero si exportamos a mercados de 2,700 millones de personas, en teoría, cada agricultor podría abastecer a 900 consumidores, 100 veces más. Ese es el potencial de este sector, el eventual enriquecimiento de nuestros campesinos, que, además, son dueños de la mayor parte de las tierras agrícolas del Perú. Ver en Lampadia: La verdad sobre la concentración de la tierra.

A diferencia de países como EEUU o Brasil, con grandes extensiones de tierras aptas para agricultura intensiva y mecanizada, donde el empleo de mano de obre disminuye sustancialmente con el desarrollo, los peruanos podremos mantener mucha gente en el campo, viviendo en buenas condiciones, pues gran parte de nuestra agricultura es de nicho, dirigida a mercados sofisticados, en volúmenes suficientes para generar un sector rico. Además, aparte del desarrollo de las exportaciones, tenemos otro brazo que potencia, aún más, este sector, la gastronomía, que no solo promueve más exportaciones, sino que también atrae consumidores al Perú y, en el camino, multiplica los ingresos del campesino, como ha sucedido con la introducción de la quinua a los mercados globales.

En este contexto es increíble que tengamos varios economistas, muchos de ellos formados en la PUCP, como Francke, Fairlie, Jiménez, Dúrand, entre otros, que se hayan adscrito a las ‘ideas muertas’ que están detrás del pos-extractivismo. Esta trasnochada ‘teoría’ plantea, en cuanto a las agroexportaciones, que abandonemos su desarrollo hacia los mercados globales y, que solo produzcamos lo que necesitamos para consumir nosotros y ‘tal vez’ nuestros países vecinos. O sea, los izquierdistas tradicionales, quieren condenar a la pobreza eterna a nuestros campesinos. ¡Habráse visto semejante barbaridad!

Veamos algo de información sobre el desarrollo de este importante motor (diversificado) de nuestra economía: 

Exportación

Este gran desarrollo significa una importante diversificación de nuestras exportaciones y ha propiciado la creación de pleno empleo (rural y formal) en varias regiones del país.

Según el estudio “Contribución e Impactos de la Agricultura Moderna al Desarrollo del Perú”, elaborado por Apoyo Consultoría por encargo de la Asociación de Gremios Productores Agrarios del Perú (AGAP), la agricultura moderna creará más de un millón de nuevos puestos de trabajo en los próximos diez años si se mantiene el actual marco legal. El reporte indica también que en los últimos diez años se crearon casi un millón y medio de nuevos puestos de trabajo en todo el sector agrícola (moderno y tradicional) y que los niveles de pobreza entre los trabajadores agrarios se redujeron en 15 puntos porcentuales.

Este fenómeno incluso ha transformado la costa peruana, generando un importante crecimiento del área agrícola. Pero no se ha quedado en la costa, además, la sierra viene incorporándose al proceso de manera importante. Por ejemplo, el éxito de la quinua peruana en los mercados internacionales es el pasaporte para el desarrollo exitoso de la exportación de los demás granos andinos y mañana, los tubérculos y raíces. Ver en Lampadia: La Quinua lleva a la sierra a los mercados globales y al desarrollo.

Complejo agrícola donde se utiliza tecnología de punta, en La Libertad. Fuente: AgroNegociosPerú

Es importante resaltar que, según el MINAGRI, la pobreza rural del Perú en relación con la actividad agrícola disminuyó en un 15% entre 2010 y 2015 y esto ha permitido que 782,000 personas salieran de la pobreza y mejoraran su calidad de vida y la de sus familias. “De acuerdo con nuestros datos, la pobreza rural en relación con la agricultura ha disminuido en un 15% desde 2010. Esto se debe en parte a la orientada a la agroexportación especialización de la producción en la costa y el consumo nacional orientada a una en las tierras altas”, dijo el ministro de Agricultura y Riego, Juan Benites.

Específicamente en provincias intensivas en agricultura como Ica, La Libertad y Piura, el trabajo temporal aumentó 3.2 veces en la última década, proveyéndoles mejores condiciones de trabajo, mejores remuneraciones (superior a la mínima vital) y mejores beneficios. Es decir, empleo de calidad.

Más aún, el Perú pasó de importar productos agrícolas en los años 90 a ser uno de los diez principales países proveedores de alimentos frescos del mundo. No solo eso, ahora producimos también los elementos necesarios para la exportación de frutas y hortalizas frescas a los mercados más sofisticados y lejanos del mundo, como los distintos elementos de los empaques y hasta los postes tratados con soluciones minerales usados para los parronales de uva (gracias a el desarrollo, aún incipiente, del sector forestal).

Producción de alcachofas de la empresa agrícola Danper. Fuente: Ecología y Campo

La agroexportación se ha convertido en una de las principales actividades económicas que impulsan el desarrollo del Perú, uno de nuestros grandes motores, acompañando a la minería en la generación de empleo formal, rural y divisas. Nuestras agroexportaciones crecieron a un promedio de 16% anual en los últimos diez años, (ver gráfico). 

Según ComexPerú, la agroexportación registró un crecimiento del 3.8% en 2015 y fue uno de los pocos sectores del rubro no tradicional que mantuvo una tendencia creciente, impulsado principalmente por los envíos de espárragos y mangos. El sector agropecuario peruano exportó US$ 4.368 millones entre enero y diciembre del 2015. Entre los productos más exportados se encuentran las uvas frescas (US$ 692,8 millones) y los espárragos frescos o refrigerados (US$ 418 millones). Otro factor importante de nuestro potencial, es que hemos logrado desarrollar los tres grandes mercados globales en proporciones equivalentes, EEUU, Europa y Asia.

Perú continúa expandiendo su frontera agrícola. Hay tres grandes proyectos con el potencial de generar 150,000 hectáreas adicionales en la producción agrícola: Majes-Siguas II en Arequipa, Chavimochic en La Libertad y la tercera etapa de Olmos, en Lambayeque.

Proyecto Chavimochis, Lambayeque. Fuente: MiningPress

En septiembre de 2015, el proyecto Majes-Siguas II recibió un préstamo de US$ 122 millones del Banco de Desarrollo CAF de América Latina (siendo la inversión total del proyecto de US$ 550 millones). Cuando se haya completado, aportará un área irrigada de hasta 46,500 ha.  Olmos aportaría 38,000 ha. (primera siembra está programada para este año). Y la tercera fase de Chavimochic llevaría agua a otras 63,000 hectáreas adicionales en el valle de Chicama, para añadir a las 46,000 ha regadas en las dos primeras etapas.

En el Perú de los minifundios alto andinos, no se ha podido desarrollar el potencial del programa de ‘Sierra Productiva’, un programa de apoyo para facilitar procesos de desarrollo de capacidades de la pequeña producción campesina. Desde el gobierno de Toledo hasta el de Humala, se ha tenido una oposición a la implantación de este gran programa o, se han hecho remedos que no han movido ninguna aguja. Afortunadamente, el plan de gobierno de Fuerza Popular propone su desarrollo y Peruanos por el Kambio propone continuar con el Haku Wiñay, la pobre copia de Sierra Productiva del gobierno actual, que de seguro podrían mejorar.

El Perú va camino a ser potencia mundial en agroexportación, para el beneficio de nuestros pobres y de todo el Perú. Lampadia




Informe del IPE sobre la situación de la Salud en el Perú

Informe del IPE sobre la situación de la Salud en el Perú

Como hemos informado cien veces, el nivel de la salud de los peruanos es todavía una de las grandes brechas acumuladas por las nefastas décadas perdidas entre los años 60 y 80. Desde la gran reforma de la economía con la Constitución de 1993, en que se permitió el retorno de la inversión privada, hemos progresado muchísimo, pero no hemos podido ponernos al nivel de nuestro desarrollo potencial.

El IPE acaba de publicar un importante análisis sobre la situación de la salud en el Perú, que compartimos íntegramente en nuestra sección Documentos. Ver: IPE – Salud.

En cuanto a los avances, el siguiente cuadro muestra palmariamente como, desde 1970 al 2014, hemos bajado la mortalidad infantil al mismo nivel de los países de la región. 

Este importante indicador social, se enmarca en la evolución de la esperanza de vida al nacer, que desde 1950, en que era de 43 años, hemos pasado al 2012 a un promedio de 75 años.

En otros indicadores también se aprecian mejoras, pero, al mismo tiempo, desnudan nuestros atrasos. Así tenemos el caso de la desnutrición crónica y anemia infantil, todavía muy altos, especialmente en el sector rural. 

Por otro lado, la calidad de los servicios de salud dejan mucho que desear. Ver el siguiente cuadro. Lamentablemente el sector público sigue siendo muy resistente a promover la participación del sector privado en los servicios de salud. Por ejemplo, habiendo tenido ESSALUD un tremendo éxito en sus dos hospitales de ‘bata blanca’, ha descontinuado el proceso y está retrocediendo a esquemas de ‘bata gris’. Ver en Lampadia: Asociaciones Público Privadas: Una solución efectiva ‘HOY’. El sector salud y los gobiernos regionales, tampoco están imitando esa excelente práctica, que produce servicios de mucho mayor calidad, sustituye los requerimientos de inversión y ofrece buenos costos operativos.

Otro indicador muy malo es el de la cobertura de los servicios de salud, en el que figuramos a media tabla en comparación con los demás países de la región. Ver el siguiente cuadro.

Tenemos pues mucho por avanzar y para ello necesitamos recursos económicos, que más allá de las reservas con que contamos, efímeras por su naturaleza, están esperándonos en el crecimiento de la economía. Un primordial objetivo social. Lampadia