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Hacia un gobierno de transición serio

Hacia un gobierno de transición serio

EDITORIAL DE LAMPADIA

En Lampadia hemos dicho con toda claridad que no estábamos de acuerdo con la vacancia presidencial. Nuestra propuesta era que Vizcarra convocara a un Primer Ministro independiente que a su vez pudiera dirigir un gabinete de salvación nacional, y salvar así la circunstancia de un presidente devaluado y sospechoso de actos inadecuados para con la democracia.

Lamentablemente, eso no fue lo que se dio. La situación política se siguió deteriorando y el presidente siguió hundiéndose en el lodo de las denuncias de corrupción.

El Congreso de la República ha tomado la decisión multipartidaria de vacar al presidente con una abrumadora mayoría de 105 votos. Ante ello, no queda otra cosa que pensar en el futuro y ayudar a que se tomen decisiones serias que permitan que el Perú llegue a su Bicentenario en condiciones más auspiciosas que las que se avizoraban hasta ayer.

Ahora debemos insistir en proponer que Manuel Merino, el presidente de transición, invite a un Primer Ministro independiente, que esté más allá del bien y del mal, que no esté comprometido con la política peruana de corto y mediano plazo. Ese Primer Ministro, debería, a su vez, convocar a ministros capaces que asuman el reto de formar un ‘gabinete de salvación nacional’, que nos lleve al Bicentenario con esperanza y sin más absurdas confrontaciones políticas.

Alguien que calza con el perfil reseñado puede ser Antero Flórez Araoz. El es un hombre respetado y de un manejo ecuménico. Debería poder concertar con el Congreso una agenda legislativa constructiva, no populista.

Otro cargo muy importante es el del ministro de Economía y Finanzas. Para este caso hay que pensar en alguien como Elmer Cuba, que es un hombre con vocación nacional y con las capacidades técnicas y políticas suficientes, para asumir el reto de llamar a la calma y a apostar por la reconstrucción de nuestra economía.

Este es un momento muy importante en la vida nacional. Tenemos que enfrentarlo con visión de futuro y el compromiso de buscar la unión y bienestar de todos los peruanos. Lampadia




Vizcarra no da más

Vizcarra no da más

Editorial de Lampadia

El Perú no puede seguir desarmado para enfrentar las múltiples crisis que nos afectan, la sanitaria, social, económica y política. Para enfrentarlas necesitamos un liderazgo firme y autoridad moral para convocar a todos los peruanos a esa difícil tarea.

El presidente Vizcarra ya no representa un liderazgo adecuado y menos tiene autoridad moral para dirigir la recuperación del país. Los últimos acontecimientos y denuncias lo incapacitan para representarnos en una situación de tanta gravedad.

Sin embargo, no somos partícipes de ir hacia un apurado proceso de vacancia, como el que nuevamente se está empezando a gestar. En Lampadia insistimos en nuestro planteamiento del 14 de setiembre pasado: seguimos considerando que un eventual gobierno del Congreso, con Merino de Lama a la cabeza, puede llevarnos a una situación de mayor debilidad y desorden.

 

Pero algo importante tiene que cambiar. Una salida alternativa puede ser ver que se forme un nuevo gabinete presidido por un Primer Ministro independiente que asuma la representación de los mejores valores de los peruanos, y que pueda conducir los destinos del país en la lucha contra la pandemia, la recuperación de la economía, y el proceso electoral; manteniendo a Vizcarra, des-empoderado, en la representación nacional. Ver en Lampadia: Tras cuernos palosPero esta crisis requiere equilibrios.

Se trata de que un gabinete de salvación nacional asuma la conducción del país y convoque a la ciudadanía a un esfuerzo de armonía nacional. Evidentemente, la selección del nuevo Primer ministro debe ser conversada con el Parlamento y los principales partidos políticos. Sobre todo, hay que enfatizar la necesidad de contar con una figura reconocidamente independiente. No podemos caer en otro personaje del entorno de Vizcarra, que ha hecho una pésima gestión en lo sanitario, en lo social, en lo económico y en lo político, y que ha perdido su tarjeta de presentación, la lucha contra la corrupción.

Esta múltiple crisis no puede continuar agravándose, tenemos que pararla a la brevedad, y esa tarea tendrá que recaer en todos los peruanos.

Invocamos a la clase política y a los medios de comunicación a mantener la cabeza fría. No es momento para acciones disparatadas ni para exacerbar el escándalo.

La salud de la República llama a que pongamos por delante el sentido de responsabilidad para servir los mejores intereses nacionales. Lampadia




Pero esta crisis requiere equilibrios

Pero esta crisis requiere equilibrios

Pablo Bustamante Pardo
Director de Lampadia

El presidente Vizcarra ha tenido que reconocer su participación en unos audios que comprometen seriamente su imagen y su posición en el gobierno. El Congreso de la República ha iniciado un proceso para evaluar la eventual vacancia del presidente de la República. El Ejecutivo está planteando una demanda competencial en el Tribunal Constitucional (TC) para suspender el proceso de vacancia.

Esto se da ad portas del proceso electoral, llevándonos a una crisis de gobierno que pone al país en una situación muy delicada, pues se suma a las crisis sanitaria y económica, muy mal manejadas por el gobierno, al punto de que los resultados en ambos frentes nos ha llevado a la peor ubicación en el mundo.

En estos momentos necesitamos el mejor gobierno posible para recuperarnos de la doble crisis sanitaria y económica, y manejar un difícil proceso electoral, pero tenemos un gobierno que ha terminado de devaluarse gravemente.

Lamentablemente la gestión de Vizcarra se ha caracterizado por un manejo más político que de gobierno, por buscar enfrentamientos agudos con el Congreso, al que terminó cerrando inconstitucionalmente (más allá de lo definido por el TC). Luego descuidó una relación con el nuevo Congreso que permitiera contener las iniciativas populistas y más bien entró en ocasiones a competir con él. Hoy la relación entre el Ejecutivo y el Parlamento está dañada sin remedio.

De remate, el presidente, que está asociado con personajes de pésimo nivel, como Richard Swing Cisneros, y rodeado de colaboradores muy mediocres, nos regala unos audios que lo muestran manipulando agendas y órdenes para esconder los hechos ante el Congreso de la República y la Fiscalía de la Nación.

El escándalo no se hizo esperar y hoy estamos ante la posibilidad de que el Congreso vaque a Vizcarra por incapacidad moral permanente. Una figura extrema contemplada en la Constitución, si bien ambigua y sujeta a interpretaciones subjetivas.

Un castigo a Vizcarra puede parecer merecido por su pésima gestión en todos los frentes de gobierno y por el affaire de los audios, pero la vacancia por incapacidad moral no es el camino y aplicarla sería inconveniente para la salud de la nación.

Además, un eventual gobierno del Congreso, con Merino de Lama a la cabeza, puede llevarnos a una situación de mayor debilidad y desorden. Como dice Mario Ghibellini, los antiguos romanos aprendieron de mala manera hacia el final del siglo V, que lo único peor a conservar un emperador venal o fatuo es que los bárbaros se apoderen de la ciudad.

En consecuencia, estamos entrampados. Por un lado, Vizcarra está muy debilitado para poder liderar el gobierno hasta julio próximo y, por el otro, sería muy peligroso hacernos de un ejecutivo manejado por el actual Congreso, que ha optado por las banderas del populismo y la precipitación en el manejo de la cosa pública.

Algo importante tiene que cambiar.

Una salida intermedia, puede ser ver que se forme un nuevo gabinete presidido por un Primer Ministro independiente que asuma la representación de los mejores valores de los peruanos, y que pueda conducir los destinos del país en la lucha contra la pandemia, la recuperación de la economía, y el proceso electoral; manteniendo a Vizcarra, des-empoderado, en la representación nacional.

Pero hay dos importantes dificultades para armar este esquema. La dificultad de conseguir ciudadanos que estén dispuestos a asumir el gobierno en estas circunstancias, y pasar por el trance de su nombramiento por parte de Vizcarra.

Sin embargo, como reza el dicho, la necesidad tiene cara de hereje. Asumir el gobierno en estos momentos es un acto patriótico que honrará a quienes lo hagan, más allá de los riesgos y dificultades.

Para lograr que Vizcarra asuma un rol secundario y nombre un Premier independiente, hay que hacerle ver que ésta es una alternativa menos violenta que la destitución o la vacancia; y tal vez debamos, desde la opinión pública, forzarlo a elegir entre tres opciones puestas encima de la mesa por alguien que esté más allá del bien y el mal. Alguien como el Patriarca de la política peruana, Don Luis Bedoya Reyes.

Una alternativa para manejar las aguas de la crisis, sin lugar a dudas difícil de lograr, pero cualquier cosa que se acerque a ella nos pone en mejor terreno que la vacancia o mantener al debilitado Vizcarra sin cambios reales en el gobierno. Lampadia




Mejor en lo sanitario (aunque insuficiente), y pobre en recuperación económica

Mejor en lo sanitario (aunque insuficiente), y pobre en recuperación económica

EDITORIAL DE LAMPADIA

Mejor en lo sanitario (aunque insuficiente), y pobre en recuperación económica

La exposición de la política de gobierno del presidente del Consejo de Ministros, Walter Martos, estuvo dirigida a contentar a los parlamentarios para obtener el voto de investidura. Evitó, entonces, como veremos, las medidas cruciales necesarias para recuperar rápidamente la economía y el empleo, y priorizó la explicación de ciertas mejoras en la estrategia sanitaria, algo que sin duda había sido un vacío en la exposición de Pedro Cateriano.

Pero las mejoras anunciadas en la estrategia sanitaria siguen sin dar la talla necesaria. Afirmó que “ganar esta batalla requiere del trabajo conjunto y organizado de todos los niveles de gobierno, el empresariado y la sociedad civil”. Pero no explicó cómo participaría el empresariado ni lo convocó a tarea alguna, ni menos aun a un comando público-privado, algo que Cateriano sí había hecho al anunciar que diversos gremios empresariales se unirían al Comando COVID.

Anunció que se profundizará la “Operación Tayta”, que se ampliará a varias regiones del país, pero no solicitó el aporte de la capacidad tecnológica y logística del sector privado para realmente ampliar de manera sustantiva la cobertura de esa estrategia. Consiste en ir a buscar a los contagiados más vulnerables en sus casas en los barrios más infectados, aislarlos y atenderlos. Pero hasta ahora el alcance ha sido muy limitado por falta de capacidad logística precisamente. No dio cifras ni metas de alcance. Para que su impacto sea significativo, necesita incorporar al sector privado.

Hay otras iniciativas privadas alcanzadas al gobierno sobre contact tracing y estrategia conductual, por ejemplo, que no han sido recogidas. Anunció, en cambio, la implementación de Centros de Atención Rápida Temporal en los distritos con mayor incidencia epidemiológica del Covid-19, con tratamiento sanitario a cargo del primer nivel de atención, nivel que en realidad ha sido relativamente desactivado. Veremos si funciona. Y la potenciación de los 1175 equipos de respuesta rápida que, por lo visto, hasta ahora no han tenido los resultados esperados.

Tal parece que se ha abandonado Te Cuido Perú, programa orientado a aislar y abastecer a los contagiados para cortar la cadena de contagios. Con logística privada hubiese podido funcionar.

Necesitamos una respuesta más potente para vencer a la pandemia. No ha sido presentada.

Pero donde la exposición fue muy pobre, fue en lo relativo a la recuperación económica. No se puede gobernar con el mínimo común denominador, es decir, con un plan menos que mediocre, cuando se ha tenido la caída más grande del globo. La visión que queda es que la economía se va a recuperar a través de ilusos programas estatales de empleo temporal en la ciudad y en el campo, de asistencia técnica y compras a Mypes (que apenas benefician a 30 mil y 14 mil empresas respectivamente, cuando hay 3 millones de Mypes), de una aceleración sin precedentes de la inversión pública -que sería un milagro-, y de unas APPs que son las mismas que hace años se anuncian y nunca se concretan.

Por supuesto, nada explícito acerca de simplificar regulaciones sectoriales y flexibilizar la contratación de personal para beneficiar a 3 millones de mypes y no solo al 1%, y recuperar rápidamente empleo. Nosotros habíamos sugerido que se convoque a los gremios de mypes para consultarles qué regulaciones sectoriales y laborales requieren para salir adelante y volver a dar empleo. E interesantemente algo de eso ha sido recogido cuando el Premier anunció la creación de “la Mesa Ejecutiva para el desarrollo de las MYPEs”, para identificar y solucionar los cuellos de botella, barreras y problemas que afectan y limitan la productividad de las MYPEs, lo que “engloba aspectos de regulación y de gestión”. ¡Ojalá esa mesa ejecutiva tenga la dinámica y el peso suficiente!

Se curó en salud omitiendo por completo referencia alguna a la gran palanca reactivadora que serían los proyectos mineros. Ese silencio es el más claro síntoma de la enfermedad ideológica peruana. Sin embargo, las bondades de la minería se insinuaron implícitamente cuando anunció que enviará “un proyecto de ley para establecer un mecanismo que permita estabilizar los recursos de canon, sobrecanon y regalía minera del vaivén de las cotizaciones internacionales a partir de establecer ahorros en un fondo de estabilización de estos recursos”. Quizá allí se coloque esos 13 mil millones de soles que Cateriano reveló que los gobiernos regionales no han usado. Sería muy bueno que se conformaran unidades ejecutoras en las zonas mineras para usar esos recursos en planes integrales de desarrollo, con los alcaldes no en la ejecución sino en el directorio. 

Puso énfasis en los programas sociales, cuando el mejor programa social es una reactivación económica acelerada por medio del tipo de medidas tabú no mencionadas. Nuevamente, no se aprovechará el segundo bono universal para hacer inclusión financiera, pues se lo distribuiría principalmente mediante la banca celular. Ni siquiera mencionó la cuenta DNI anunciada en el discurso de Cateriano.   

En lo directamente político, no le propuso al Congreso trabajar una agenda legislativa conjunta, algo fundamental para encauzar los impulsos populistas y alinear los esfuerzos nacionales contra la crisis. Sin embargo, sí reveló que le ha pedido a los ministros encargados de cada departamento, que se reúnan con los congresistas de su región para viajar juntos y sumar esfuerzos en la lucha contra la pandemia. Muy buena idea.

En el tema de la reforma política insistió en la eliminación del voto preferencial, lo que es necesario, pero sigue faltando demandar la aprobación de las reformas de gobernabilidad para facilitarle el trabajo al próximo gobierno, que deberá reconstruir la economía nacional.

En suma, un discurso que brilla principalmente por lo que no se dijo. Lampadia




La política en bancarrota

La política en bancarrota

Sylvia Eyzaguirre T.
Centro de Estudios Públicos – Chile

Foto: William Rojas

La analista Sylvia Eyzaguirre, afirma que en Chile, la crisis actual trasciende lo sanitario, económico y social, para expresarse más como una crisis política en medio de la pandemia. Algo absurdo en un momento tan grave con impactos profundos de corto, mediano y largo plazo.

Publicamos esta nota, porque en el Perú nos sucede lo mismo. Cuando más apertura, colaboración y confianza mutua debiéramos tener, adolecemos de brechas de confianza y enfrentamientos de carácter suicida.

El presidente Vizcarra ha caracterizado su gobierno por propiciar enfrentamientos políticos en aras de conseguir mayor popularidad, no ha sido capaz de construir puentes entre los distintos estamentos de la sociedad y más bien a bombardeado todas las estructuras institucionales.

Esperamos que el nuevo Primer Ministro, Pedro Cateriano, enmiende estos errores, como ha sugerido en sus últimas presentaciones, pero no hay tiempo que perder; se tiene que pasar del discurso a la acción.

Por ello es menester mantener la presión sobre el gobierno y estar a la expectativa sobre sus desarrollos. Hay que abrir la cancha y compartir la lucha contra el virus y la recuperación de la economía, con el sector privado y cuidar la calidad de los proyectos congresales.

En la línea de corregir los errores que han llevado al país a tener resultados catastróficos, tanto en lo sanitario, como en lo social y económico, llama la atención el anuncio del presidente Vizcarra de mantener en su entorno a los grandes responsables del desastre que nos afecta, Zeballos y Zamora. Ya no hay sitio para seguir con la misma agenda. ¡Basta!

¿Por qué se ha deteriorado tanto nuestra política?

Es lo que debiéramos reflexionar, pues en la respuesta a esta pregunta se encuentran las claves para la salida.

La mayor crisis que sufre el país no es sanitaria, económica ni social, – sino política. Por cierto, eso no significa minimizar la pandemia ni la crisis economía ni el malestar social. Cada uno de estos problemas presenta enormes desafíos para el país, pero podríamos hacerles frente con esperanza si nuestra clase política estuviera a la altura de las circunstancias.

Es ella la llamada a entregar las respuestas en aras del bien común, sin embargo, en sus respuestas prima el optimismo, la figuración personal y el cortoplacismo. ¿Cómo se puede entender entonces que el Congreso esté a favor de que el Estado regale a los más ricos cerca de 1,5 millones de pesos a través de exenciones tributarias con el retiro del 10%, mientras que no lo entrega a un peso a la clase media? No sorprende los senadores descolgados en la derecha, la demagogia hace rato que no tiene domicilio político, pero llama la atención que no haya ningún senador en la oposición capaz de resistir los cantos de sirena.

Pero el problema es más de fondo y muy anterior a esta crisis. La clase policía ha postergado una y otra vez las necesidades de las personas por su incapacidad de llegar a acuerdos. La discusión por los instrumentos los ha enceguecido al punto de que han olvidado de los objetivos. ¿Cómo se puede entender que el proyecto que extiende el acceso a sala cuna a los hijos de madres trabajadoras no se haya todavía aprobado si fue presentado por primera vez en 2012?, ¿Cómo se explica que duerma en el Congreso desde 2013 el proyecto que garantiza acceso universal a la educación parvularia a partir de los dos años?, ¿por qué todavía no hemos mejorado nuestro sistema de pensiones o lo seguros de salud? Por la misma razón que se encuentra parado el proyecto sobre el agua, a saber, porque para nuestros políticos la ideología es mucho más importante que las personas. Les importa mucho más la calidad de estatal o privado del ente que administrará el fondo de ahorros previsionales que mejorar las bajas pensiones de los jubilados, les importa más que los jardines infantiles sean estatales o privados que la necesidad de cientos de miles de mujeres y niños de acceder a la educación parvularia. La discusión política sobre los instrumentos es legítima, pero se frivoliza cuando pesa más que las necesidades de las personas.

Esta traición de la clase política a las urgencias ciudadanas me parece que está en el fondo de la desconfianza ciudadana a las instituciones políticas. Ella también explica la baja participación electoral y la alternancia de proyectos políticos opuestos. No somos bipolares, más bien la alternancia responde a la necesidad de apostar por lo opuesto ante el fracaso de lo elegido; pero la clase política no acusa recibo.

¿Por qué se ha deteriorado tanto nuestra política? Es lo que debiéramos reflexionar, pues en la respuesta a esta pregunta se encuentran las claves para la salida. Uno de los factores que ha contribuido al deterioro político tiene relación con el diseño del sistema político. Las ultimas reformas no han contribuido a darle mayor gobernabilidad al país ni tampoco legitimidad. Un régimen ultrapresidencialista con un Congreso proporcional no es coherente. El aumento de la representatividad en el Congreso no cumplió la promesa de hacer más atractivas las elecciones y tampoco aumentó la confianza de la ciudadanía; en cambio en conjunto con el voto voluntario incentivan el individualismo, la política clientelar, debilitan a los partidos políticos y aumentan la fragmentación, dificultando los acuerdos y afectando la gobernabilidad. Esta situación se agravará aún más con la elección popular de los gobernadores regionales.

El proceso constituyente nos ofrece la oportunidad de discutir un nuevo sistema político, que sea coherente, goce de legitimidad democrática y asegure gobernabilidad. Sin embargo, éste no nos asegura amistad cívica ni respeto a las reglas, dos aspectos esenciales para una democracia que nuestra clase política rompió.




Olvidando la agenda prioritaria de la India

Olvidando la agenda prioritaria de la India

La pésima gestión económica del primer ministro de la India, Narendra Mohdi, ya empieza a verse reflejada en una creciente desaceleración de las cifras de crecimiento del mencionado país asiático. Ello complica la alta dinámica y absorción del mercado laboral de una economía emergente como la India, cuyo bono demográfico aún se mantiene presto a explotarse, y que es además considerado su principal determinante para asentarse como país líder del crecimiento económico en los próximos años.

Como escribimos en Lampadia: Crisis democrática en la India , la obsesión de Modi por el tema cultural y su deseo nacionalista de desterrar a los que él considera como los “viejos enemigos” de la República India, lo ha desenfocado por completo de lo que debiera ser su principal objetivo: profundizar en las reformas de mercado que emprendió en su primer gobierno y soltar todo el potencial de un país, cuyo capital humano le ha permitido establecerse como referente en sectores altamente complejos como es el de la industria de las TIC.

En un reciente artículo publicado por The Economist y que compartimos líneas abajo, se comparten propuestas muy audaces para apuntalar el crecimiento de la India, atacando la médula del problema financiero de dicho país: el sobreendeudamiento de la banca estatal.

Una inyección de liquidez en el corto plazo y una senda privatización en el mediano-largo, permitiría levantar el sistema financiero indio a la vez que corregiría los descalabros fiscales que subyacen en las cuentas del gobierno, que, en las actuales condiciones, imposibilitan realizar política contracíclica para arreglar las insuficiencias de demanda de esta economía.

Esperamos que Modi tome en cuenta estos planteamientos y no deje que su populismo nacionalista termine carcomiendo sus deseos de retomar el desarrollo de la India, que esperamos siga siendo su más grande anhelo. Lampadia

El embrollo que Modi hizo
Narendra Modi está dañando la economía y la democracia de la India

El país finalmente tiene un líder con el poder y los incentivos para impulsar grandes reformas. Pero no está actuando

The Economist
26 de octubre, 2019
Traducido y glosado por Lampadia

Las historias de la represión en Jammu y Cachemira y la amenaza de despojar de la ciudadanía a millones de personas pobres y en su mayoría musulmanas en Assam, una forma de limpieza étnica por parte de la burocracia, se han infiltrado en la conciencia del mundo, pero muchos empresarios occidentales todavía están inclinados a defender el primer ministro indio. Incluso si Narendra Modi es malo para la democracia, dicen, su filosofía favorable a los negocios es buena para la economía. Pero, como demuestra nuestro informe especial de esta semana, ese argumento ya no funciona. La economía de la India se maneja de manera incompetente y va mal.

El crecimiento cayó del 8% a mediados del año pasado al 5% interanual en el trimestre más reciente. Puede que eso no suene tan mal, y otras economías emergentes también están sufriendo, pero India necesita crecer rápidamente solo para mantener a su vasta fuerza laboral totalmente empleada. Peor aún, la desaceleración parece menos un chapuzón que una ducha fría prolongada.

Algunos bancos y muchos otros prestamistas están en crisis, con una montaña de deudas incobrables de US$ 200,000 millones. En los seis meses que terminaron en septiembre, el flujo total de financiamiento a las empresas cayó un 88%. Cinco recortes sucesivos de las tasas por parte del Banco de la Reserva de la India, el banco central, no han logrado reducir las tasas de préstamos comerciales, y en cualquier caso las empresas no están invirtiendo. La demanda del consumidor también se ha estabilizado o disminuido. Las ventas de automóviles y motocicletas han caído un 20% o más. Y con el déficit fiscal combinado del gobierno federal y los estados que ya se acerca al 9% del PBI, más los ingresos fiscales cayendo muy por debajo de las expectativas, hay poco margen para el estímulo.

Cuando tomó el poder por primera vez en 2014, el gobierno de Modi heredó una economía con muchos problemas, pero hizo muy poco al respecto. La última frenada continúa ese patrón decepcionante. Con la excepción de un fuerte recorte en los impuestos corporativos a principios de este mes, al 25%, que pone a la India en línea con otros países de la región, la respuesta oficial ha sido dispersa y tímida. Esto, dicen los críticos, refleja tanto una escasez inusual de experiencia en el gobierno de Modi como puntos de vista conflictivos en su círculo, ya que los grupos de interés en competencia compiten por su oído. Sin embargo, las líneas generales de lo que hay que hacer son claras.

Para comenzar, Modi debería reclutar un equipo económico que se base en la competencia y la experiencia en lugar de la afinidad por la ideología hindú-nacionalista del Partido Bharatiya Janata. Debe abordar tanto la crisis financiera como la caída de la demanda. Para arreglar el sistema bancario, los bancos y los bancos en la sombra, ligeramente regulados que recientemente han estado prestando mucho necesitan ser sometidos a pruebas de resistencia y, cuando sea necesario, y los bancos recapitalizados. Eventualmente, los bancos estatales podrían privatizarse y los bancos en la sombra sometidos a las mismas regulaciones prudenciales de otros prestamistas.

Un programa de privatización más amplio le daría al gobierno el dinero que necesita para satisfacer la demanda. Debería hacer uso de palancas como el esquema nacional de empleo rural para llevar dinero al interior en dificultades. A largo plazo, el sistema tributario, las leyes laborales, la regulación de la propiedad de la tierra y los aranceles fiduciarios y proteccionistas deberían recibir una revisión exhaustiva.

Muchos de estos elementos han estado en la lista de tareas pendientes de todos los gobiernos indios durante décadas. Pero la larga historia de estasis solo fortalece el caso para el cambio. Y en Modi, con su control del parlamento, su reputación como amigo de los negocios y su necesidad de enderezar una economía en decadencia, India finalmente tiene un líder con el poder y los incentivos para impulsar grandes reformas.

El temor es que, en lugar de enfrentarse con la economía, Modi deje de hacerse pasar por un reformador y abrace completamente su alter ego, como un nacionalista hindú que golpea el pecho. Apenas unos meses después de su segundo mandato, ya ha abolido el único estado de mayoría musulmana de India y está amenazando con expandir al resto del país su plan para perseguir a supuestos intrusos extranjeros en Assam. Ante los crecientes problemas económicos de la India, el enfoque de Modi en los agravios comunales parece aún más censurable. Por desgracia, aún puede sacar la conclusión opuesta. Lampadia




Crisis política se agrava en Gran Bretaña

Conforme pasan los días la crisis política de Gran Bretaña, producto del Brexit y la posibilidad de producirse una salida de la UE sin acuerdo, se agrava y los líderes del Partido Conservador lejos de tomar decisiones sensatas para su población, recurren al populismo y la demagogia como principales herramientas para ganar legitimidad. El recién electo primer ministro, Boris Johnson, es probablemente la más viva imagen de ello, al insistir hasta con tono matonesco y ordinario con una salida que ni siquiera tiene claros los términos que tal proceso le implicaría al país británico en temas tan importantes como el comercio o las inversiones. Su pertenencia a un mercado único, como es la UE, le permitía abaratar sobremanera los costos arraigados a tales actividades.

Como escribimos en Lampadia: ¿Qué futuro le depara a Gran Bretaña con Boris Johnson?, la única manera de frenar el suicidio económico y político que cometería Gran Bretaña con esta nefasta salida es que el parlamento acometa acciones o bien para impulsar un segundo referéndum o para prolongar el plazo de negociación con la UE. Pero, ¿qué tanto margen de acción puede tener el parlamento a menos de 3 meses de la fecha límite para interrumpir el Brexit?

A continuación compartimos un reciente artículo escrito por The Economist en el que se exploran a detalle todos los caminos posibles que le permitirían al parlamento limitar el accionar del gobierno respecto a la concreción de un Brexit duro. Desde la emisión de un voto de confianza hasta largas tertulias y debates de emergencia se encuentran como las opciones más probables. Sin embargo, el corto tiempo con el que se cuenta hasta la fecha de negociación y el posible carácter autoritario que podría asumir el gobierno para llevar el Brexit hasta las últimas consecuencias ennegrecen el camino de solución. La esperanza es lo último que se pierde y esperemos que los políticos británicos piensen seriamente en las desastrosas consecuencias que la prensa  internacional ha insistido en señalar hasta el cansancio respecto del Brexit.

Según una publicación del Foreign Policy, Boris Johnson no quiere un no-acuerdo; lo que estaría haciendo es forzar un no-acuerdo para precipitar que los ‘Remainers’ fuercen una elección general, y tener un villano contra el que combatir.

Gran Bretaña, uno de los países con mejores estándares de vida a nivel global, no puede caer víctima del nacionalismo como lo hizo el Perú en su momento y cuyos resultados saltan a la vista hasta el día de hoy (ver Lampadia: El 2014 terminó nuestro círculo virtuoso). Seguiremos atentos a los futuros  eventos que acontezcan en torno a la crisis del Brexit. Lampadia

Ejecutivo vs legislativo
¿Puede el Parlamento detener el no-acuerdo?

El gobierno afirma que los parlamentarios no pueden evitar que Gran Bretaña abandone la Unión Europea el 31 de octubre. Sin embargo, muchos están decididos a intentarlo

The Economist
10 de agosto, 2019
Traducido y glosado por Lampadia

En marzo, la Cámara de los Comunes rechazó la idea de un Brexit sin acuerdo por un atractivo margen de 43 votos. Sin embargo, esta semana Dominic Cummings, asesor Svengali de Boris Johnson, sugirió que ya era demasiado tarde para que los parlamentarios impidieran que Gran Bretaña se fuera sin un acuerdo el 31 de octubre, la última fecha límite del Brexit. Esta posición fue repetida por un portavoz de Downing Street y por el secretario de salud, Matt Hancock, quien anteriormente se oponía firmemente a no llegar a un acuerdo.

Hay dos partes en el argumento. El primero es que el 31 de octubre es ahora la opción predeterminada, legalmente vinculante tanto para Gran Bretaña como para la UE. En ausencia de alguna acción específica, como aceptar otra extensión, Brexit tendrá lugar en ese momento. El segundo es que, dada la inminencia de la fecha límite, los parlamentarios no tienen suficiente poder o tiempo para evitar que no se llegue a un acuerdo, a menos que el gobierno coopere. Y Johnson no hará eso. Downing Street amenaza con forzar un Brexit sin acuerdo, incluso si el primer ministro pierde un voto de confianza.

¿Lo dirá en serio? Sería sensato tomar la última amenaza con cierta reserva. Johnson tiene dos razones claras de negociación para hablar sobre el riesgo de un Brexit sin acuerdo el 31 de octubre. Una es asegurarse de que Bruselas se tome en serio la noción, lo que no sucedió cuando Theresa May fue primer ministra. Eso debería aumentar la presión sobre la UE para que abandone su negativa a reabrir el acuerdo de retirada. El segundo es recuperar a los votantes del Partido Brexit de Nigel Farage, que favorecen positivamente el no acuerdo. La pérdida de los conservadores de la elección parcial de Brecon el 1 de agosto confirmó que, incluso bajo Johnson, todavía son vulnerables a Farage.

Aun así, una clara mayoría de los parlamentarios todavía se oponen a no llegar a un acuerdo. Las encuestas de opinión sugieren que la mayoría de los votantes también están en contra. Aunque Johnson ha exigido a todos sus ministros que se suscriban a la posibilidad, se sabe que varios se mostraron preocupados por las consecuencias, incluido Michael Gove, quien se encarga de prepararse para ello. Unas dos docenas de rebeldes tory han indicado que están listos para unirse a cualquier esfuerzo entre partidos para detener un Brexit sin acuerdo. Estos incluyen varios de los ex ministros del gabinete de May, en particular Philip Hammond, David Gauke, Greg Clark y David Lidington.

Sin embargo, hay grandes obstáculos en el camino de los intentos de evitar un Brexit sin acuerdo. Algunos miran hacia atrás, a marzo, cuando los parlamentarios lograron apropiarse de la agenda de los Comunes, que generalmente es controlada por el gobierno, para aprobar una ley que exige a May que busque una extensión del plazo del Artículo 50 del Brexit. Pero esto fue posible solo con la vinculación de la legislación o una moción enmendable. El equipo de Johnson dice que ninguno será necesario ni permitido antes del 31 de octubre.

¿Hay otras rutas? Chris White, ex asesor de Tory Whips ahora en Newington Communications, informa que se habló en Westminster de usar debates de emergencia o días de oposición. Los parlamentarios rebeldes esperan la ayuda del orador, John Bercow, que parece dispuesto a romper las reglas de procedimiento normales si es necesario. Pero el gobierno no permitirá ningún día de oposición. La escasez de tiempo parlamentario actúa a su favor: se planean menos de 30 días de sesión antes del 31 de octubre (por lo tanto, los rebeldes buscan una forma de cancelar el receso de otoño). Y no hay mayoría para la opción drástica de revocar la carta del Artículo 50 del Brexit.

Tales incertidumbres explican por qué muchos parlamentarios ahora hablan de un voto de no-confianza. El líder laborista, Jeremy Corbyn, promete proponer uno poco después de que los Comunes regresen el 3 de septiembre. El gobierno de Johnson tiene una mayoría activa de solo uno, por lo que solo requiere un puñado de conservadores para cambiar de bando para que una votación tenga éxito. Sin embargo, Johnson dirá que necesita más tiempo para asegurar un acuerdo. Es difícil para los parlamentarios sin cartera que rechacen su propio gobierno, lo cual explica porque desde 1945 solo un voto de confianza ha tenido éxito contra James Callaghan del Partido Laborista en 1979.

Las reglas también fueron cambiadas por la Ley de Parlamentos de plazo fijo de 2011. Anteriormente, cualquier voto de no confianza provocaba la renuncia del primer ministro y una elección general. Pero la ley de 2011 permite un período de 14 días durante el cual el primer ministro en funciones o una alternativa intentan formar un gobierno que pueda ganar la confianza de los parlamentarios. Solo si estos intentos fracasan se debe convocar una elección, en una fecha fijada por el primer ministro saliente. Como señala Catherine Haddon, del Instituto de Gobierno, un think tank, ni siquiera está claro en virtud de la ley que el primer ministro deba renunciar, aunque una negativa a hacerlo produciría una disputa constitucional que incluso podría involucrar a la reina.

Algunos parlamentarios que esperan bloquear el no-acuerdo están discutiendo la formación de un “gobierno de unidad nacional” entre partidos para reemplazar a Johnson, con el propósito expreso de pedir otra extensión del Brexit para dar tiempo a una elección. La idea sería que un veterano como Ken Clarke de los tories o Margaret Beckett de los laboristas podría ser su líder nominal. Sin embargo, es difícil ver que esto funcione. El Partido Laborista no es entusiasta, y es probable que insista en que cualquier gobierno alternativo debe ser dirigido por Corbyn. Es muy improbable que los rebeldes tories respalden esto.

Las grandes batallas entre el legislativo y el ejecutivo generalmente las gana el primero. Pero la mayoría anti-no-acuerdo es menos coherente y centrada que los Brexiteers de línea dura. Esto puede explicar una sugerencia más de Cummings: que cualquier elección después de un voto de desconfianza se posponga hasta noviembre, lo que garantiza que el Brexit sin acuerdo ocurra mientras tanto. El manual del gabinete dice que, durante una campaña electoral, un gobierno interino no debe tomar grandes decisiones. Pero los Brexiteers replican que, dado que el 31 de octubre está consagrado en la ley como el día del Brexit, la gran decisión sería detenerlo, no dejar que continúe.

Para Johnson, la política de esto es incierta, en el mejor de los casos. Si se celebraran elecciones antes del Brexit, Farage aumentaría el apoyo diciéndoles a los votantes que estaban a punto de ser traicionados. Por otro lado, diseñar un Brexit sin acuerdo contra los deseos de los parlamentarios indignaría a muchas personas. Y una elección celebrada en medio del probable caos que seguiría a un Brexit sin acuerdo podría ayudar a los partidos de oposición. Por lo tanto, algunos se preguntan si el gobierno programará una votación para el 1 de noviembre, el mismo “Día de la Independencia”. Lampadia




¿Qué futuro le depara a Gran Bretaña con Boris Johnson?

¿Qué futuro le depara a Gran Bretaña con Boris Johnson?

Gran Bretaña ya tiene a su nuevo primer ministro, Boris Johnson, cuya retórica pro Brexit sin acuerdo parece no dar vuelta atrás, a propósito de sus descomedidas declaraciones tras obtener la victoria como líder del partido conservador, el pasado 24 de julio.

Este hecho ha colocado a Gran Bretaña se encuentra al borde de una peligrosa montaña rusa que se mese entre una crisis económica, además de política. Conforme se va acercando la fecha límite de negociación de su salida de la UE, como ha descrito acertadamente The Economist (ver artículo líneas abajo). Los mercados, de hecho, ya anticiparon una recesión, lo cual se ha visto reflejado en un desplome de la libra esterlina a su nivel más bajo desde el 2017, en los últimos días.

¿Qué futuro le depara a Gran Bretaña, a la luz del impredecible comportamiento de Johnson, en un contexto de crisis política por los escasos, sino inexistentes, avances para negociar una salida con acuerdo de la UE?

Todo dependerá de la firmeza del Parlamento para servir como contrapeso político del cuestionable accionar que pueda acometer el equipo directivo de Johnson en los próximos meses. Sin embargo, siempre estará la posibilidad, que además es característica de los autoritarismos, de que el gobierno despeje el camino para un Brexit duro. Confiamos en que el actual desarrollo institucional con el que cuenta Gran Bretaña y la amplia oposición contra este camino por parte de su mayoría parlamentaria, impedirán que dicho escenario se concrete.

Por otra parte, como escribimos en Lampadia: ¿Un nuevo Boris Johnson?, otra posibilidad constituye que Johnson cambie su discurso, hacia uno más moderado, una vez que se asiente en 10 Downing Street. Su capacidad de convencimiento podría no solo acelerar las negociaciones de un Brexit con acuerdo con la UE; inclusive, podría generar un cambio de pensamiento en los grupos de brexiters más radicales.

Pero todos estos escenarios son aún inciertos y por ello debemos esperar silenciosos durante los próximos meses antes de realizar cualquier conjetura al respecto. Lo que sí es un hecho es que Gran Bretaña ya ha sufrido suficiente con la incertidumbre política y económica, en los últimos 2 años y medio con los persistentes intentos del Brexit. Es hora que ya se tome una decisión sensata y definitiva en este proceso de salida, que considere el bienestar tanto de los países que integran el bloque de islas británicas como aquellos vinculados indirectamente tanto por el lado del comercio como con las inversiones. Dadas las condiciones actuales en las que es casi imposible realizar un segundo referéndum, un Brexit con acuerdo es la solución más razonable para todos. Lampadia

La montaña rusa del Brexit
Para detener el no-acuerdo, los conservadores deben estar listos para bajarse a Boris Johnson

El nuevo primer ministro de Gran Bretaña promete emociones, pero se dirige a un grave derrame

The Economist
27 de julio, 2019
Traducido y glosado por Lampadia

“¿Te ves intimidado? ¿Te sientes intimidado?” preguntó Boris Johnson a la multitud de miembros del Partido Conservador que acababan de elegirlo líder del partido y, por lo tanto, Primer Ministro. La pregunta era retórica, pero muchos de ellos parecían nerviosos, y así deberían ser. Gran Bretaña ahora tiene su tercer primer ministro conservador desde la votación para abandonar la Unión Europea hace tres años. Su Parlamento, estancado, se niega a respaldar el acuerdo de salida alcanzado con la UE, incluso cuando se acerca la fecha límite del 31 de octubre. La libra se está debilitando ante la perspectiva de colapsar sin ningún acuerdo. Dirigir un curso fuera de este desastre requiere un toque político extraordinariamente hábil. Sin embargo, los conservadores han apostado, eligiendo un líder populista que nadie considera tiene  “buenas manos”.

Johnson, quien escribió una biografía de Winston Churchill y anhela que otros lo vean en ese molde, se parece a su héroe en el sentido de que ha heredado la peor crisis de Gran Bretaña desde la segunda guerra mundial. Brexit, y una salida sin acuerdo en particular, promete dañar la economía y dejar al país diplomáticamente aislado en un mundo donde sus intereses están amenazados, como lo están ahora en el Estrecho de Ormuz. El riesgo es existencial para el Reino Unido, ya que el Brexit rompe los vínculos con Escocia e Irlanda del Norte.

En un momento de tristeza nacional, los conservadores esperan que el entusiasmo de Johnson sea suficiente para “librarse de las dudas de la duda”, como lo expresó en su discurso de aceptación. Esperamos que tengan razón. Pero en realidad su estilo desenfadado no parece tan audazmente Churchilliano como irreflexivamente imprudente. Para llegar a Downing Street, ha hecho promesas alocadas sobre el Brexit que no puede cumplir. Su enfoque fantástico significa que se dirige rápidamente a no llegar a un acuerdo y, por lo tanto, a enfrentarse con el Parlamento, el cual parece decidido a detener ese resultado. Gran Bretaña debería prepararse para uno de los gobiernos más accidentados de su historia moderna. También podría ser el más corto.

Mientras esperaban la decisión de los Tory, los británicos comunes, que no tenían voz para decidir quién sucedería a Theresa May como Primera Ministra, se preguntaron qué versión de Johnson obtendrían. ¿Sería Boris socialmente liberal, pro-inmigración o Boris euroescéptico nacido de nuevo? Camaleón como ha sido su costumbre, Johnson ha imitado la política cada vez de los conservadores más duros. En una reorganización sorprendentemente salvaje, ha designado a los derechistas para su gabinete: Priti Patel, un antiguo defensor de la pena de muerte, es secretario del Interior y Dominic Raab, un inflexible Brexiteer, es secretario de Asuntos Exteriores. La creencia de Johnson de que Donald Trump podría proporcionar un “bote salvavidas” a Gran Bretaña cuando abandone la UE le impidió criticar al presidente, incluso cuando Trump menospreciaba al embajador británico en Washington. Tal complacencia es peligrosa en un momento en que Gran Bretaña debería estar haciendo frente a la política estadounidense sobre Irán.

Lo más preocupante es su plan Brexit sobrenatural. May se deshizo al hacer promesas poco realistas sobre el acuerdo que Gran Bretaña obtendría, promesas sobre las que pasó dos miserables años remontándolas. Johnson ha cometido el mismo error a mayor escala. Jura que va a contener el “apoyo” diseñado para evitar una frontera dura en Irlanda, que la UE insiste en que no es negociable. Él dice que Gran Bretaña no necesita pagar la factura de salida que acordó. Prometió irse el 31 de octubre, “hacerlo o morir”. Y dice que, si la UE no se da la vuelta, sería “muy barato” que Gran Bretaña se vaya sin ningún acuerdo. May encontró el contacto con la realidad lo suficientemente difícil. Para Johnson será aún más brutal.

La montaña rusa del Brexit tiene un giro que se aleja del desastre. Johnson tiene tanta capacidad para dar vueltas que, una vez en Downing Street y frente a las consecuencias de sus promesas, es concebible que simplemente las deje caer. Su encanto podría ayudar a guiar un acuerdo ligeramente modificado a través del Parlamento. Europa está lista para ayudar. Pero la posibilidad de que se comprometa parece pequeña. Mientras que May tuvo dos años para retirarse de sus compromisos exagerados, Johnson tiene solo tres meses para comer sus palabras. La mayoría trabajadora de los conservadores es de solo tres (y puede reducirse a uno después de una elección parcial la próxima semana), con muchos rebeldes en las alas del Brexit y el Permanecer. Por lo tanto, generar un acuerdo probablemente significaría trabajar con el Partido Laborista, cuyo precio es un segundo referéndum. Ese sería un buen resultado para el país, que merece la oportunidad de decir si la realidad total del Brexit coincide con la versión fantasiosa que se vendió en 2016. Pero las líneas rojas en las que Johnson se ha enredado lo harán probablemente mantener un acuerdo fuera de su alcance.

Eso significa que el riesgo de que Johnson establecerá un curso para no llegar a un acuerdo es cada vez mayor y lo considerará valiente y churchilliano en lugar del acto innecesario de autolesión que realmente es. Algunos Brexiteers están siguiendo su ejemplo al decir que las advertencias de daños a la economía, la unión y la posición internacional de Gran Bretaña son “noticias falsas”. Otros sostienen que esos son simplemente los costos de hacer el Brexit. Pero una salida sin acuerdo ni siquiera lograría eso. Las conversaciones con la UE sobre aspectos no resueltos de la relación tendrían que reanudarse, solo con Gran Bretaña fuera del club y negociando en peores condiciones que antes. En cuanto a la defensa de la democracia, no existe un mandato para no llegar a un acuerdo, que no estaba en el prospecto de Salida, ni fue defendido por ningún partido en las últimas elecciones. De hecho, se le oponen las mayorías tanto del Parlamento como del público. Algunos brexiteers de línea dura dicen que el Parlamento debería ser suspendido para que no se pueda forzar un acuerdo, en nombre de la democracia. Lo grotesco de esto habla por sí mismo. Sin embargo, Johnson no lo ha descartado.

Si intenta una táctica tan imprudente, el Parlamento debe interponerse en su camino. Puede ser que su único curso sea un voto de desconfianza. Eso necesitaría al menos algunos conservadores para votar por derrocar a su propio gobierno, algo que no ha sucedido desde que los rebeldes tories ayudaron a acabar con Neville Chamberlain en 1940. Significaría aún más incertidumbre.

Las encuestas de hoy muestran una división de cuatro partidos, lo que convierte cualquier elección resultante en una lotería. Pero los indecisos tories no deberían tener dudas de que si a Johnson se le permite suspender la democracia para forzar un Brexit sin acuerdo que golpee la economía y que pone en riesgo a la unión, no solo será una traición al país, sino que podría significar el fin del partido conservador. Y Johnson no debe tener dudas de que, a menos que abandone las fantásticas promesas y se tome en serio el hecho de llegar a un acuerdo, podría terminar siendo comparado no con Churchill, sino con Chamberlain. Lampadia




La formación de un nuevo gobierno en España

La formación de un nuevo gobierno en España

Las elecciones del último domingo en España han dejado a los españoles en una situación de incertidumbre sobre la formación del nuevo gobierno. Si bien el partido de gobierno, el PP, ha obtenido la primera mayoría, ésta no le alcanza para mantener el control de la cámara política y poder así formar un nuevo gobierno.

Otro cambio de la situación previa es el debilitamiento del tradicional bipartidismo. El PP y el PSOE siguen siendo las dos mayores fuerzas, pero la irrupción de Podemos y Ciudadanos han cambiado la aritmética política de España.

Rajoy, el actual jefe de gobierno y líder del PP, ha declarado que recoge el mandato electoral para tratar de formar el nuevo gobierno. Sin embargo, este objetivo presenta muchas dificultades e incertidumbres. Según la Constitución española, el plazo para formar gobierno es de dos meses desde la primera votación para nombrar al nuevo Primer Ministro. Éste necesita conseguir mayoría absoluta en la primera votación, pero de no lograrse, puede ser elegido por mayoría simple, de lo contrario se tiene que ir a un nuevo proceso electoral.

El PSOE ya adelantó su voto en contra. Por su lado Podemos y Ciudadanos tratarán de hacer valer sus posiciones estratégicas y negociar acciones de gobierno favorables.

Las opciones futuras son muy variadas y tienen distintos impactos. El diario británico, Financial Times (FT), publicó ayer un análisis de las opciones más probables, que comentamos a continuación. (How Spain can form a government in a fractured political system, de Tobias Buck, 21 de diciembre). Los cuadros del FT han sido traducidos por Lampadia.

Con una Probabilidad de 3/5 (60%): Un gobierno de minoría

Esta opción es precaria en su capacidad de mantener gobierno por cuatro años y de poder llevar a cabo las políticas que permitan consolidar la recuperación económica de España.

Con una Probabilidad de 2/5 (40%): Un gobierno de izquierda

Una eventual alianza de gobierno con muchas dificultades de manejo por las diferencias conceptuales que separan a las partes, entre ellas la cuestión de la separación de Cataluña.

Con una Probabilidad de 1/5 (20%): Un gobierno del bipartidismo

Una opción que, más allá de las irreconciliables diferencias programáticas e históricas entre ambos, podría ser un eventual suicidio del PSOE, pues dejaría el espacio de la izquierda en manos de Podemos.

Con una Probabilidad de 3/5 (60%): Un nuevo proceso de Elecciones

Una opción que al amenazar con eventuales cambios en la votación popular puede generar una pérdida de posiciones del PSOE y Ciudadanos, que ya venían en un proceso de erosión de sus preferencias en los días previos a las elecciones. Esta posibilidad podría hacer que para evitar dicho riesgo, tanto el PSOE como Ciudadanos, se avengan a negociar alguna de las opciones indicadas más arriba. Lampadia

 

 




¡Los ciudadanos queremos saber adónde vamos!

¡Los ciudadanos queremos saber adónde vamos!

Nuevo gabinete. Declaraciones contradictorias desde el gobierno. Guerra desatada contra la Primera Dama. Relaciones muy agresivas entre el gobierno y la oposición. La economía se enfría. Baja la inversión privada. Sube el dólar. Nuestros vecinos ponen trabas a la exportación de nuestros productos. China disminuye su crecimiento. Europa sigue complicada con alto desempleo. EEUU no llega a recuperarse del todo.

Venezuela está en medio de una profunda crisis económica y política. Argentina le sigue los pasos. La OEA ya fue desactivada por las instituciones chavistas como Unasur y la CELAC,ahora se puede asesinar a los propios ciudadanos sin que nadie pueda defenderlos. Los conflictos internacionales no se arreglan, empeoran y crecen:al gobierno de Siria no le pasó nada por los genocidios, el de Corea del Norte masacra a su gente en “campos de concentración”, igual o peor que los de los nazis, Rusia invade Ucrania.

Se vienen las elecciones locales y regionales, en las que la verdad, la realidad, los hechos y los análisis, son reemplazados por la oferta barata, el escándalo y la crítica sin sustento. Recordemos cómo en diciembre del 2010 éramos un país optimista con un proceso de crecimiento más inclusivo que nunca, y entramos en una feria de críticas, para terminar en marzo del 2011, pesimistas y desconociendo nuestra propia realidad. Como dice Mario Vargas Llosa: “lo prototípico de una elección tercermundista es que en ella todo parece estar en cuestión y volver a fojas cero, desde la naturaleza misma de las instituciones hasta la política económica y las relaciones entre el poder y la sociedad. Todo puede revertirse de acuerdo al resultado electoral y, en consecuencia, el país retroceder de golpe, perdiendo de la noche a la mañana todo lo ganado a lo largo de años o seguir perseverando infinitamente en el error. Por eso, lo característico del subdesarrollo es vivir saltando, más hacia atrás que hacia delante, o en el mismo sitio, sin avanzar”.

El nuevo Primer Ministro tendrá pronto que hacer su presentación ante el Congreso de la República. Lamentablemente, los ciudadanos no escuchan esas presentaciones, y los medios rebotan, fundamentalmente, lo episódico. ¿Qué se puede hacer entonces, para que el ciudadano común tenga alguna idea sobre lo que se viene en el Perú?

En Lampadia creemos que antes de que el Primer Ministro haga su presentación oficial ante el Congreso, debiera hacer una conferencia de prensa para que todos los ciudadanos tengamos claro dos cosas: “De dónde venimos y adónde vamos”.

A continuación presentamos algunas ideas fuerza que podrían ayudar a construir ese mensaje:

En el Perú falta mucho por avanzar, pero en los últimos años hemos logrado muchas cosas, tal y como los confirman los siguientes indicadores:

  • Hemos reducido la pobreza de 58.4 en 2004 a 25.8% en 2012.
  • Hemos crecido a un promedio de 5.3% durante los últimos 15 años.
  • Hemos multiplicado el PBI per cápita por cuatro en los últimos 20 años.
  • Hemos reducido la desnutrición crónica infantil de 24.5% en 2010 a 13.5% en 2012.
  • Hemos reducido la mortalidad infantil de 43 a 17, por cada mil nacidos, entre 1996 a 2012.
  • Hemos sido el primer país en cumplir con las metas del milenio, dos años antes.
  • Hemos disminuido el riesgo país de 701 pts. (enero 1999) a 177 pts. (enero 2014).
  • Hemos batido el record de inversión, llegando al 27.6% del PBI en 2013.
  • Hemos logrado accesos privilegiados para nuestros productos al 95% de los países con los que comerciamos.
  • Hemos logrado que los ingresos del Gobierno General alcancen el 21.7% del PBI en 2012.
  • Tenemos reservas internacionales de US$ 65,000.  
  • El ahorro interno llega a US$ 47 mil millones (AFPs, reservas fiscales, etc.)
  • Entre el 2001 y 2012, se crearon 5.6 millones, un crecimiento de 112%, pasando de 40 a 60% de la PEA.
  • Se redujo la desigualdad de 0.545 en 1999 a 0.458 en 2010 (según el índice Gini).
  • Entre el 2005 y el 2011, la clase media aumento de 51% a 72%, según el Banco Mundial.
  • El mundo admira nuestros logros y lo expresa en múltiples formas.

Dado lo que viene ocurriendo en el mundo y en el Perú, debemos preguntarnos: ¿Qué podemos hacer y lograr los peruanos? ¿Se han apagado las luces de nuestra prosperidad?

Si dejamos de pelear entre nosotros, promovemos la inversión y trabajamos juntos para lograr un país inclusivo y con oportunidades para todos, podemos:

  • Seguir creciendo por encima del 5% anual
  • Seguir reduciendo la pobreza entre 2% y 3% al año
  • Podemos atraer inversión productiva y de infraestructuras
  • Podemos seguir ampliando la red de carreteras, las postas médicas y las escuelas
  • Podemos seguir invirtiendo en mejorar la educación y la salud
  • Podemos crear un millón de empleos de calidad en los dos próximos años
  • Podemos sentar las bases para lograr que el 50% de la población tenga ingresos medios y altos al 2020, como lo proyecta el banco HSBC

El Perú es un país maravilloso, lleno de oportunidades, con gente creativa y trabajadora, con los mejores recursos naturales del planeta, solo necesitamos una visión positiva de futuro y creer, que, con solo nuestro esfuerzo y buena voluntad, podemos seguir el camino de la prosperidad y el bienestar general. Lampadia para el Gabinete Cornejo