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“El Perú ha diversificado sus envíos a EE.UU.”

“El Perú ha diversificado sus envíos a EE.UU.”

El TLC con Estados Unidos ha permitido que centenares de nuevos exportadores peruanos ingresen al mercado estadounidense con una diversa gama de productos, afirma David Scott, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad de Boston en entrevista concedida a El Comercio.

En el siguiente enlace podrá acceder a la entrevista completa “El Perú ha diversificado sus envíos a EE.UU.”

 




“La Alianza del Pacífico es un concepto muy interesante”

“La Alianza del Pacífico es un concepto muy interesante”

En la siguiente entrevista realizada por Augusto Townsend Klinge para el diario El Comercio, la máxima autoridad de la City of London, el clúster financiero más importante del mundo, estuvo de visita en Lima y elogió a la Alianza del Pacífico, bloque al que el Perú pertenece.

–– ¿Qué impresión le ha dejado esta visita al Perú?

Vine por primera vez hace 40 años y desde entonces ha habido un gran cambio, sobre todo en los últimos 8 años. Lo ve uno en la infraestructura, en los edificios, pero también en el profesionalismo que se aprecia en las personas.

–– ¿Cuáles indicadores ya captan la atención de los inversionistas británicos?

Las tasas de crecimiento son, por supuesto, muy importantes. Vemos que todos los países de la Alianza del Pacífico están creciendo de manera robusta. De hecho, la Alianza del Pacífico es un concepto muy interesante, junto con el MILA (Mercado Integrado Latinoamericano) y los TLC que han firmado sus integrantes. Para los inversionistas, libre comercio suena a oportunidad. Con la reducción de aranceles, las ventajas naturales que tiene el Perú se potencian.

–– ¿Para una gran empresa basada en Londres, es más lógico pensar en la Alianza del Pacífico como un todo o se identifican diferencias entre sus integrantes?

Lo uno y lo otro. Indudablemente, los países son distintos. La mejor comparación que podría hacer es con los países nórdicos en Europa. Son diferentes pero tienen también un ethos y una institucionalidad compartida. Veo un ánimo de integración similar en la Alianza del Pacífico. No hay un interés inmediato de establecer una moneda única, pero sí lo hay en términos de libre comercio, cooperación, sinergias y políticas económicas sensatas.

–– Tony Blair estuvo aquí hace algún tiempo y dijo que podría haber mucha colaboración con el Reino Unido en educación, asociaciones público-privadas (APP) y finanzas. ¿Dónde ve usted las oportunidades?

Donde acaba de mencionar. En infraestructura, por ejemplo, las compañías británicas son excelentes, particularmente en planeamiento, diseño, estructuración y gestión de proyectos. El Perú tiene buena experiencia en APP, así que en esto podríamos colaborar mucho. Por otrolado, respecto del potencial minero, las grandes compañías están ya muy conscientes de él. En agricultura y pesquería creo que hay claras oportunidades también. Dicho esto, también hay grandes empresas peruanas que pueden mirar hacia Europa para expandir sus operaciones, lo que puede incluir listados en la Bolsa de Valores de Londres (LSE por sus siglas en inglés) como un punto de entrada a la región.

–– ¿Esa colaboración ya se está dando?

Por cierto. El Reino Unido ya es el segundo mayor inversionista en el Perú, y vemos un creciente número de empresas peruanas que llegan a Londres.

–– ¿Durante esta visita ha podido cerrar algún acuerdo con el Gobierno?

No hemos cerrado acuerdos aún, pero hemos tenido discusiones muy productivas con el Ministerio de Vivienda, Construcción y Saneamiento, por ejemplo, sobre financiamiento de infraestructura para desarrollo urbano y tratamiento de agua y desagües. También hemos conversado con el Gobierno sobre cómo conservar el patrimonio cultural y cómo convertir el Centro de Lima en una zona con los mejores servicios.

–– ¿Conoce de más empresas peruanas que vayan a listar en LSE?

No he preguntado concretamente sobre esto, pero sí debo destacar el acuerdo que LSE ha firmado con la Bolsa de Valores de Lima para compartir tecnología en cuanto a su plataforma de negociación. Eso sin duda captará la atención de más compañías británicas.

–– ¿Cuáles diría que son las razones por las cuales Londres sigue siendo la capital financiera del mundo, pese a la mayor competencia?

Mientras más abierta a la competencia sea una plaza, más inversionistas llegarán. En Londres tenemos al Chicago Mercantile Exchange, a NYSE, a la Bolsa de Singapur y a LSE, todas compitiendo por negocios en la ciudad. Hemos tenido éxito, al igual que Hong Kong, Singapur y Nueva York, no a costa de ellos, sino junto a ellos. Lo mismo pasa con Luxemburgo.

–– ¿Está usted a favor de una mayor regulación en el sector financiero?

Estoy a favor de una mejor regulación, que no necesariamente significa más. Algunas áreas de la banca minorista necesitan más regulación, pero en la banca mayorista la situación es la opuesta. El problema con la banca es que engloba entre 25 y 30 negocios totalmente distintos que justifican regulaciones diferentes. Es como en la medicina: un cirujano de corazón no debería operarme el cerebro.

–– Se ha propuesto ponerle topes a los salarios de los ejecutivos y compartimentar esos negocios para aislar sus riesgos. ¿Qué opina usted al respecto?

Los topes a los salarios ya se están dando por decisión del Parlamento Europeo. Es un poco irritante, porque ya habíamos hecho bastantes cambios en materia de políticas remunerativas. Para algunos ejecutivos que manejan riesgos elevados, se aplicarán estos topes, que posiblemente no tengan efecto alguno y solo restrinjan la lógica del mercado. Pero, bueno, ya se dio. Sobre la segregación de los negocios, creo que ello tiene mucho valor y estoy de acuerdo con que los depósitos minoristas deben tener un estándar de seguridad mayor. En las últimas crisis, estos siempre han estado protegidos, usualmente a expensas del Gobierno. Sin embargo, a pesar de que deban protegerse, no creo que debiera limitarse la posibilidad de que esos depósitos sean utilizados en otros negocios.

Publicado por El Comercio, 19 de julio del 2013




Una mucho mejor Mirada

Una mucho mejor Mirada

En la publicación de la Otra Mirada N° 25 de junio del 2013, presidida por el ex premier Salomón Lerner Ghitis, promotor de Ciudadanos por el Cambio y el recientemente lanzado FRENAIZ, se plantea una supuesta disyuntiva para nuestra  política exterior: la definición por Unasur o por la Alianza del Pacífico, proponiendo que optemos por los muchachos del barrio, así sean unos malandrines y no sepan crear riqueza. (Ver Desarrollo o juego político).

 

Sin embargo, ya que hablamos de miradas, una primera nos indica que se trata de dos organizaciones de naturaleza distinta. Unasur es una confluencia política de países promovida por el “eje bolivariano”y sus padrinos, Cuba y Brasil, que busca “distanciarse” de la influencia de Estados Unidos en la región, devaluando a la OEA y todos sus instrumentos, como la Carta Democrática, dejada de lado para las recientes elecciones venezolanas.

La Alianza del Pacífico, por el contrario, es un proceso de integración comercial que agrupa a México, Colombia, Chile y Perú, los países con las economías más abiertas en América Latina y que cuentan con tratados comerciales con todos los grandes mercados del planeta (Estados Unidos, Europa, China y países asiáticos) y que mantienen políticas económicas que promueven el mercado y la inversión privada. ¿Cuál sería entonces la encrucijada para la política exterior peruana?

En realidad, de lo que se trata, esde acabar con el modelo económico de mercado que en el Perú nos ha permitido reducir la pobreza y la desigualdad a un ritmo sin precedentes, para, en cambio, implementar las políticas proteccionistas de los países del Alba y el Mercosur. Estos últimos acuerdos han terminado enfocándose en construir barreras comunes para “defender” a sus miembros de la supuesta voracidad de los países más desarrollados.

Como ya hemos informado en el artículo Alianza del Pacífico: dirección correcta, esta alianza pretende potenciar las capacidades de sus miembros en su relación con el mundo global. El éxito de este bloque es tan evidente que otras naciones han mostrado interés en participar como observadores (Canadá, Ecuador, El Salvador, España, Francia, Guatemala, Honduras, Paraguay, Panamá, Portugal, Uruguay, Australia, Japón, Nueva Zelanda y República Dominicana). Costa Rica ya ha sido aceptada como miembro pleno y Guatemala y Panamá han anunciado también su interés en incorporarse. ¿Cómo se entendería entonces la eventual idea de salirse de la Alianza del Pacífico? ¡Suena a locura!

Peor aún cuando el Mercosur se tambalea y empieza a hundirse, la Otra Mirada nos proponer cambiar de rumbo. Recordemos que el vicepresidente de Uruguay (parte del Mercosur), Danilo Astori, manifestó días atrás que “al mercado común nunca llegamos; la unión aduanera está destrozada y la zona de libre comercio no funciona porque no hay libre tránsito de bienes ni de servicios”. Asimismo, la Federación de Industrias del Estado de San Pablo (FIESP) solicitó la necesidad de liberar a Brasil del “chaleco de fuerza” del Mercosur. En el mismo sentido, la Confederación Nacional de Industrias de Brasil ha pedido “entrar totalmente en el juego mundial de buscar nuevas sociedades en el comercio mundial” y citó, como ejemplo, a la Alianza del Pacífico.

El presidente del Consejo de Comercio Exterior de la Federación de Empresarios de San Pablo (Fiesp), Rubens Barbosa, acusó al gobierno argentino de herir de muerte al Mercosur y sostuvo que el bloque dejó de lado lo comercial para ser un instrumento de política regional. Según el empresario “el Mercosur hoy, como instrumento de política comercial terminó, no vale nada para la apertura de comercio, ahora se transformó en un foro político”.

Hay pues que saber entender el porqué de la propuesta de la Otra Mirada, que el Perú abandone un bloque comercial exitoso y que se case con otro más bien político, que se empobrece y consume por el proteccionismo y orientación anti globalización (anti histórica) de sus miembros. Esta es otra maniobra edulcorada de la izquierda regresiva peruana, que no atina a salir de las trampas ideológicas que la anclan al mundo de la guerra fría.

La Otra Mirada nos quiere llevar al “Club de Pobres” latinoamericano, a militar con los países que privilegian la política antes que el desarrollo, a seguir el juego del tradicional realismo mágico. En cambio la Alianza del Pacífico nos permiteacceder amayores inversiones y comercio, posibilita que nuestros trabajadores compartan parte de la riqueza de los ciudadanos de esos países. El comercio con los países más prósperos es como si se instalara un sifón, que después del envío de nuestros productos y servicios, trae parte de su riqueza. Los peruanos ya elegimos, los resultados son buenos, ¡que tanto ruido, si el suelo está parejo!




Alianza del Pacífico: dirección correcta

Alianza del Pacífico: dirección correcta

El Congreso peruano acaba de ratificar el acuerdo de la Alianza del Pacífico, en el que México, Chile, Colombia y Perú, se integran entre sí, estando ya integrados al mundo global y teniendo orientaciones políticas y económicas similares. Este nuevo bloque supone la eliminación de todas las barreras, pues establece la libertad de movimiento de productos, servicios, capitales y personas de los países miembros de este importante espacio económico.

A diferencia de las experiencias anteriores, que se inspiraban en la búsqueda de la protección comercial de sus miembros del resto de países del planeta, la Alianza del Pacífico se orienta a potenciar las capacidades comerciales de sus miembros, de cara al espacio global. La alianza ha avanzado con más rapidez que las experiencias previas que fracasaron en el intento, como los bloques de la Comunidad Andina de Naciones – CAN  y Mercosur que se caracterizaron más por su excesiva retórica política y muy pocos avances comerciales y económicos.

La Alianza del Pacífico reúne a países cuyas economías siguen creciendo a un buen ritmo a pesar del difícil contexto internacional, tienen menor inflación, deuda pública y déficit fiscal, en comparación con los países del Mercosur.

Las perspectivas de éxito de este bloque son tan auspiciosas que otras naciones han mostrado interés en participar como observadores (Canadá, Ecuador, El Salvador, España, Francia, Guatemala, Honduras, Paraguay, Panamá, Portugal, Uruguay, Australia, Japón, Nueva Zelanda y República Dominicana). Costa Rica ya ha sido aceptada como miembro pleno y Guatemala y Panamá han anunciado también su interés de incorporarse al bloque.

Roberto Abusada, uno de los principales impulsores de la apertura comercial peruana y de la propia Alianza del Pacífico, sostiene que la gran ventaja de este bloque es que tiene acuerdos comerciales con los países más industrializados del planeta y sus exportaciones e importaciones alcanzan el 60% de sus PBI, nivel superior incluso, al 51% de APEC. “Esto significa que no tienen costos económicos ni políticos con los vecinos que han conformado la alianza”, subraya.

Todo lo contrario, indica, sucede con el Mercosur (formado por Brasil, Argentina, Uruguay, Paraguay y Venezuela a punto de incorporarse), en el que cada país  maneja políticas económicas y comerciales dispares, políticas que se modifican o afectan de acuerdo a las recurrentes crisis económicas de sus integrantes. Abusada recordó que, cada vez que Brasil devalúa su moneda, la economía argentina se ve afectada y las autoridades gauchas reaccionan prohibiendo la importación de vehículos brasileños.

 

El gerente general de COMEX y ex ministro de Comercio Exterior, Eduardo Ferreyros, resalta que la Alianza del Pacífico es más que un TLC. Es un proceso de integración “vivo” que tiene entre sus objetivos unir las bolsas de valores, la homologación de las regulaciones, compras estatalese incluso acuerdos de doble tributación.

Ferreyros señala que la gran diferencia es que el Mercosur es un grupo de países que buscan una “´integración´ para cerrar sus fronteras al mundo”. “Tenemos un acuerdo de libre comercio con ese bloque. En el papel casi todos los productos peruanos están libres para entrar Brasil o Argentina, pero en la práctica existen una serie de barreras, autorizaciones y certificaciones, que hacen muy difícil el ingreso a esos mercados. Es muy diferente a lo que ocurre con los socios de la Alianza”, apunta.

Como se aprecia, mientras que el Acuerdo del Pacífico avanza viento en popa, el Mercosur parece tambalearse. El vicepresidente de Uruguay, Danilo Astori, manifestó días atrás (ver diario El País de España: Astori apuesta por la Alianza del Pacífico y denuncia “inacción” del Mercosur) que “al mercado común nunca llegamos; la unión aduanera está destrozada y la zona de libre comercio no funciona porque no hay libre tránsito de bienes y de servicios”.

A su vez El País de Uruguay, informó en su nota Industrias de Brasil piden más TLC ante Alianza del Pacífico, que la Federación de Industrias del Estado de San Pablo (FIESP) solicitó la necesidad de liberar a Brasil del “chaleco de fuerza” del Mercosur. En el mismo sentido, la Confederación Nacional de Industrias de Brasil ha pedido “entrar totalmente en el juego mundial de buscar nuevas sociedades en el comercio mundial” y citó, como ejemplo, a la Alianza del Pacífico, al señalar que “reúne el 35% del PBI latinoamericano y más del 3% del comercio mundial”.

Como se observa las diferencias entre uno y otro bloque son abismales. Crecimiento económico, apertura comercial e inversión privada en la Alianza del Pacífico; trabas comerciales, proteccionismo e ineficiencias burocráticas en el Mercosur. La apertura comercial peruana es probablemente una de las reformas económicas más importantes de nuestra historia, entre otros muchos beneficios, permitió que el empeño y la creatividad de los peruanos lleve sus productos y servicios a competir con éxito en los mercados más exigentes del planeta, creando, al mismo tiempo, nuevas fuentes de riqueza. La Alianza del Pacífico ayuda a consolidar nuestra exitosa política comercial, no dejemos de resaltarlo y promoverlo entre todos nuestros ciudadanos. 




¿Agenda Comercial paralizada?

¿Agenda Comercial paralizada?

El Perú es uno de los países latinoamericanos que cuenta con más acuerdos comerciales, hecho que causa admiración entre algunos mandatarios de la región. Por ejemplo, en la última reunión de la Alianza del Pacífico, Juan Manuel Santos, presidente de Colombia –según información de El Comercio- le hizo saber al presidente Humala que sentía una sana envidia por la política comercial peruana, que cuenta con una veintena de acuerdos comerciales que cubren  más del 90% de nuestro comercio exterior.

La apertura comercial es una de las reformas económicas más importantes de los últimos 20 años, ha permitido, entre otros importantes impactos, que nuestras exportaciones no tradicionales (2003 – 2012), crezcan 252% mientras las tradicionales solo 96%. Es decir, el libre comercio le está permitiendo al país crecer de manera sostenida, diversificando su estructura productiva y, sobre todo, reduciendo la pobreza y la desigualdad.

Sin embargo, las críticas al gobierno por haber paralizado la Agenda Comercial  son cada vez más frecuentes. Por ejemplo, Eduardo Ferreyros, Gerente General de Comex y ex ministro de Comercio Exterior y Turismo, dice que, desde que Ollanta Humala, asumió el gobierno, en julio del 2011, la agenda comercial del Perú está paralizada.

Al respecto se ha informado que no obstante que algunos países han manifestado su voluntad de firmar acuerdos de libre comercio, como la India, Turquía e Israel, no hay avances significativos. Por su lado, en el gobierno se defienden señalando que la Agenda Comercial no está paralizada sino que todos los esfuerzos están concentrados en la negociación del Acuerdo Transpacífico (TPP por sus siglas en inglés).

José Luis Silva, titular del MINCETUR, sobre el acuerdo con la India, “en el primer trimestre del 2013 sabríamos si se aprueba el informe de factibilidad” (diciembre 2012). “Seguimos evaluando, va más allá de lo técnico, hasta lo político. Estamos consultando a los gremios empresariales para conocer las sensibilidades” (21 de febrero 2013).

“En la época en que fui ministra, llegamos a negociar hasta 10 tratados de libre comercio en paralelo y con el mismo personal”, declaró Mercedes Aráoz, también ex ministra de Comercio.

En el afán de esclarecer el tema aquí les presentamos tres interesantes artículos publicados los últimos días:




No al Club de Pobres

No al Club de Pobres

La apertura comercial instaurada en los años 90′ ubicó al Perú en inmejorable posición para beneficiarse del proceso globalizador. De pronto, como nunca en nuestra historia, los peruanos estábamos en condiciones de extraer riqueza de las sociedades prósperas: nuestros campesinos pobres, nuestros empresarios y nuestros trabajadores, le vendían sus productos a los consumidores de los países ricos.

Para un país como el Perú, que tiene unas condiciones sociales, económicas, geográficas y climatológicas muy favorables para la producción de muchos bienes de alta calidad, como son las frutas y hortalizas, las confecciones, el etanol, los derivados de la madera, peces y mariscos, etc., y que, además, tiene la capacidad de absorber y adoptar la tecnología necesaria para potenciar la producción de dichos bienes, promover el comercio internacional, tiene un impacto extraordinariamente grande en la creación de riqueza, en las exportaciones, el empleo, la transferencia de tecnología, la recaudación fiscal y la reducción de la pobreza.

En este contexto, el comercio internacional, lo que hace, detrás del intercambio de bienes, es establecer sifones para la trasferencia de dinero desde los ciudadanos y empresas ricas de los países desarrollados, hacia los ciudadanos y empresas pobres del Perú. Por ejemplo, los trabajadores que ahora tienen empleo formal en la exportación de espárragos reciben sus ingresos de los consumidores más ricos de los países desarrollados.

La potencia de la apertura comercial del Perú se refleja en la siguiente comparación: En 1990, cuando los aranceles peruanos eran del orden del 66%, aparte de las prohibiciones de importación, nuestras exportaciones totales eran US$ 3,200 millones. Hoy que los aranceles están en un promedio efectivo de 1.5%, nuestras exportaciones superan los US$ 45 mil millones. Algo más: En 1990 el comercio exterior representaba el 20.8% del PBI; hoy representa el 47.1% del PBI. Gran crecimiento, pero lejos aún de los indicadores de integración de los países más exitosos.

Históricamente, el Perú ha sido uno de los países más aislados de la tierra. La geografía nos ubicaba en los confines del globo, llegar al Perú antes de la construcción del Canal de Panamá era una hazaña. Cuando corrido el siglo XX, la tecnología permitió nuestra integración al resto del planeta con el canal, los trasatlánticos y los vuelos intercontinentales, los peruanos nos aislamos políticamente, cerrando nuestra economía.

Solamente a principios de los años 90, es que nos abrimos al comercio internacional y desarrollamos una de las más grandes reformas de nuestra  historia económica.

Considerando estos antecedentes, sorprende que todavía algunos pretendan desvirtuar la apertura comercial argumentando que nos hemos convertido en un país “exportador de materias primas”, y que deberíamos darle mayor importancia al intercambio con los países del Mercosur y de la Comunidad Andina, o para tal caso de UNASUR (Unión de Naciones Sudamericanas)  – invento chavista – puesto que este intercambio tendría una mayor proporción de exportaciones no tradicionales. Esto es una ficción económica, porque los países de la región solo pueden absorber una muy pequeña parte de nuestros productos de exportación y no tienen la riqueza suficiente para la virtuosa transferencia de recursos que hoy disfrutamos con nuestra política comercial.

Ya hemos rebatido el argumento de “las piedras” en un artículo anterior (“El mito del modelo primario exportador“) en el que se demuestra que nuestras exportaciones tradicionales tienen un alto valor agregado y un amplio eslabonamiento intersectorial (por cada puesto en la minería se generan otros 9 en diversos sectores).

Gracias a la apertura comercial, el volumen físico de nuestras exportaciones no tradicionales creció más de 220% entre el 2002 y el 2011, mientras que las tradicionales solo en 90%. Además nuestra oferta exportable se ha diversificado, incorporando mayor valor agregado y generando más empleo (en Ica y en Trujillo hay pleno empleo).

Quienes pretenden desvirtuar o “bajarle la llanta” a la apertura comercial para priorizar nuestra relación con el Mercosur, la CAN y/o Unasur, en realidad están planteando una opción ideológica para nuestra política comercial, sin registrar los beneficios de nuestra integración global y sin entender que la alternativa de la integración subregional constituye una apuesta perdedora. El club de pobres latinoamericano  al que pretenden llevarnos, condenaría a nuestras clases necesitadas a la pobreza de las pasadas décadas perdidas.

Las cifras sobre el éxito de nuestra política comercial son contundentes: Durante el 2011, del total de $45,900 millones que exportamos, US$ 29,800  millones corresponden a los países con los que ya tenemos tratados de libre comercio. Si tomamos el volumen comercial con los países que estamos negociando acuerdos similares y la CAN más del 90% de nuestro comercio internacional está respaldado por acuerdos comerciales.

¿Se puede jugar a la ideología con las políticas de Estado que han permitido que la prosperidad se esté extendiendo a lo largo y ancho del Perú? Faltando mucho por hacer en la promoción de la inversión, la generación de empleo y la reducción de la pobreza, no podemos cortar la faja transportadora de riqueza que representa el comercio internacional. ¡Cuidado con el club de pobres!