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Se descuidan avances en competitividad

Se descuidan avances en competitividad

A pesar de nuestro robusto crecimiento económico, el Perú muestra un retroceso en ocho de los doce componentes que conforman los pilares para la construcción de una economía competitiva a nivel internacional, manteniendo la ubicación 61 en el ranking de las economías más competitivas, pero retrocediendo en el puntajedel ranking global. 

Según el Foro Económico Mundial, la competitividad está compuesta por el conjunto de instituciones, políticas y elementos que determinan el nivel de productividad de un país, la que establece el nivel de prosperidad que una economía es capaz de lograr. De acuerdo al Informe Global de Competitividad 2013-14, que presenta los resultados de la clasificación de competitividad basada en el Índice Global de Competitividad adoptado por el Foro Económico Mundial en 2004, en el Perú se ha registrado un estancamiento de nuestro avance durante el último año. Pero lo preocupante es que en la evaluación de las siguientes categorías: instituciones (n°109), infraestructuras (n°91), salud y educación primaria (n°95), educación superior y formación (n°86), eficiencia en mercado laboral (n°48) y preparación tecnológica (n°86), no solo, no se ha avanzando en relación a otras economías con las que competimos, sino que hemos obtenido una puntuación individual inferior en relación a la obtenida en el mismo ranking el año pasado. Es decir, hemos empeorado.

Lasreformas de mercado que emprendió el Perú en el pasado nos ha permitido tener una economía más competitiva que la mayoría de países del Mercosur y el Alba, como Argentina (n°104), Bolivia (n°98), Uruguay (n°85), Venezuela (n°134), Nicaragua (n°99), y Ecuador (n°71); pero aún nos encontramos lejos de Chile (n°34), que sigue a la cabeza de la clasificación regional, junto con Panamá (n°40), Costa Rica (n°54) y México (n°55), que se mantienen relativamente estables.

¿En qué nos fue bien?

A pesar de los buenos resultados obtenidos en los últimos años, el Perú mejoró una posición en cuanto al entorno macroeconómico (en comparación a otros países), pero obteniendo un puntaje individual inferior al del año pasado, por lo cual tampoco podemos dormirnos en este aspecto. Igualmente, se obtiene una mejora en relación a otros países en eficiencia en el mercado de bienes, pero sin mejorar un decimal en la calificación obtenida el año pasado. Es decir, en estas categorías mejoramos en términos relativos porque otras economías empeoraron.  Sin embargo, es rescatable la mejora que ha tenido el país en desarrollo del mercado financiero, a pesar del reducido tamaño de nuestro (aún incipiente) mercado de capitales, y la baja penetración relativa de la banca. También se registra una mejora en la categoría relacionada a tamaño de mercado, lo que sin duda ha sido un efecto del importante crecimiento de la clase media y el impulso que ha tenido la demanda interna en los últimos años.

La agenda pendiente

Es claro que el Perú necesita avanzar más agresivamente en los desafíos de largo plazo que incluyen reformas de fondo para mejorar sustancialmente las tasas de productividad, que constituyen el factor real que sostiene el crecimiento inclusivo en el tiempo. En particular, urge establecer una agenda para definir estrategiasque permitan reforzar aquellos puntos en los que es muy claro que no se ha avanzado, como la mejora de la educación, las infraestructuras, y la reforma de instituciones del Estado. En este sentido, el informe destaca que los países que encabezan el ranking como Suiza (que lo lidera por quinto año consecutivo), Singapur y Finlandia, se caracterizan por mostrar entornos institucionales robustos, infraestructuras avanzadas y educación de primera, lo que permite generar un entorno favorable para tener un excelente nivel de innovación y formación tecnológica. Por ello, no debería sorprenderle al Consejo Nacional de la Competitividad (CNC) los pobres resultados que el Perú ha obtenido en estos campos cuando el presente Gobierno ha hecho muy poco para mejorar el capital humano.




El Limbo de Alfredo Torres

El Limbo de Alfredo Torres

Frente a algunos especialistas que no quieren reconocer el crecimiento explosivo de la clase media en el Perú, el estudio de Arellano Marketing confirma lo que en meses pasados el Banco Mundial y el BID ya habían destacado: el crecimiento de la clase nueva emergente ha transformado la estructura socioeconómica del país, y el sector de ingresos medios duplica al de ingresos bajos.

 

El estudio Planificar 2013-2014 de la consultora Arellano Marketing, afirma que el 57% de la población peruana pertenece a la clase media, donde el 39% corresponde a la nueva clase media y el 18% a la tradicional, gracias al desarrollo del país,que les han permitido salir de la pobreza.

Mientras tanto, Alfredo Torres sigue planteando el análisis con el paradigma tradicional de sus niveles socioeconómicos. En su último artículo, 25 años de niveles socioeconómicos deja a 39.8% de los peruanos en el limbo, al no calificarlos como clase media emergente o vulnerable, o baja, como lo hacen el Banco Mundial y el BID. Tampoco los define como pobres, pues la pobreza en el Perú solo llega al 25.8%, según cifras oficiales, y no al 65.6% (Clase baja, según Torres, compuesta por los estratos D y E, que incluiría a la clase emergente, los pobres y los pobres extremos).

La estructura socioeconómica del Perú ha experimentado una gran transformación. Según Arellano hemos pasado de ser una pirámide tradicional, donde el segmento pobre era el más numeroso, a una nueva figura similar a la de un rombo, en que la clase de ingresos medios es más del doble que la población considerada “pobre”.

El estudio de Arellano Marketing destaca que, a diferencia de lo que ocurría en el pasado, el crecimiento de la clase media emergente es descentralizado. En ciudades como Pucallpa, el 89% de este segmento es considerado emergente. Otras ciudades con importante avance son: Chiclayo (75%), Tacna (74%), Huancayo (69%), Arequipa (67%), Ica (65%), Chimbote (62%) e Iquitos (55%).

El empuje de este sector emergente ha generado que en algunas ciudades del país más del 50% de la población pertenezca a la clase media. Ellos afirman que esto ya ocurre en Lima (64%), Arequipa (60%), Tacna (54%) y Pucallpa (52%).

Los ingresos promedio de la Nueva Clase Media (S/.1,850) son similares a los de la Clase Media Tradicional (S/.2,070). Sin embargo, hay algunas diferencias: las tres cuartas partes viven en las zonas periféricas de las ciudades, 51% tiene vivienda propia, para el 39% culminar el colegio es su máximo grado educativo, el 18% tiene un negocio propio y el 14% tiene vehículos.

Para no detener esta favorable transformación social el gobierno debe continuar con las reformas en pro de una economía de mercado que permita el crecimiento sostenido de largo plazo. Sólo así podremos alcanzar las proyecciones presentadas por el banco internacional HSBC en su informe Consumer in 2050: The rise of the EM middleclass (“El consumidor del 2050: La aparición de la clase media en los países emergentes”) en el que señala que al año 2030 el Perú contará con el 70% de su población ubicada en la clase media consolidada, y un 10% en el grupo de altos ingresos, igualando a Chile y superando ampliamente a Colombia, que tendría solo al 50% de su población en los grupos de ingresos medios y altos.




Crecer para reducir la pobreza

Crecer para reducir la pobreza

La relación positiva entre el crecimiento económico y la reducción de la pobreza ha sido ampliamente documentada en la literatura económica. En el caso peruano, durante la última década, el crecimiento sostenido impulsado por la inversión privada, la apertura de los mercados y la disciplina macroeconómica logró reducir la pobreza en 43% y la pobreza extrema en 60%.

Frecuentemente, los analistas resaltan la necesidad de crecer al menos 6% para reducir sostenidamente la pobreza. Así por ejemplo, Hugo Santa María de APOYO Consultoría considera que un crecimiento de 5% no sería suficiente para reducir significativamente la pobreza. En este sentido, lo que se debe destacar es que la sensibilidad de la reducción de la pobreza mantiene una relación no lineal y creciente con el crecimiento económico; así, la pobreza se reduce en una mayor proporción cuanto más crece el país. El documento “Pobreza y crecimiento económico: tendencias durante la década del 2000” elaborado por el BCRP da cuenta de este fenómeno, anotando que el crecimiento económico en la última década ha tenido una clara tendencia pro-pobre, y destacando además que estas elasticidades muestran una tendencia creciente en valor absoluto.

El documento explica que mientras en el año 2001, por cada 1% de crecimiento del PBI, la pobreza se reducía en 0.9%, al año 2010, cuando el PBI aumentaba en 1%, la  pobreza se reducía en 1.7%. Asimismo, se documenta que entre los años 2008 y 2009, en los que el Perú sufrió una fuerte desaceleración como consecuencia de la crisis financiera en EE.UU., la elasticidad pobreza crecimiento se mantuvo aproximadamente, constante luego de haber mantenido una tendencia creciente durante el periodo previo, lo que demuestra la influencia positiva de la tasa de crecimiento sobre su impacto relativo en la reducción de la pobreza.

Cabe destacar que además del alto crecimiento, la sensibilidad de la reducción de la pobreza al crecimiento económico se vería repotenciada con un mejor funcionamiento de los mercados laborales, una reforma educativa seria, y mayor infraestructura, que permita conectar a los pobres con el mercado.




Perú: imparable crecimiento de la clase media

Perú: imparable crecimiento de la clase media

Aunque la izquierda tradicional no reconozca el progreso en términos de bienestar que ha experimentado el Perú a partir delas reformas (aun parciales) que impulsaron la economía de mercado, en la actualidad la clase media consolidada en el Perú ya bordea el 40% de la población, según el de acuerdo al reporte del  prestigioso banco internacional HSBC. (Esta cifra no incluye lo que el Banco Mundial, el BID y la consultora Arellano Marketing consideran “clase media emergente”). El informe Consumer in 2050: The rise of the EM middle class (“El consumidor del 2050: La aparición de la clase media en los países emergentes”) remarca el excelente potencial que tiene la economía peruana para ser la estrella del crecimiento en América Latina, al identificar al Perú entre los países de “alto crecimiento” junto a India, China, Malasia y Filipinas, entre otros, llegando al 2050 a ubicarnos entre las 26 economías más grandes del planeta.

De acuerdo a las proyecciones del HSBC, al año 2030 el Perú contará con el 70% de su población ubicada en la clase media consolidada, y un 10% en el grupo de altos ingresos, igualando a Chile y superando ampliamente a Colombia, que tendría solo al 50% de su población en los grupos de ingresos medios y altos. En términos de población, esto significa que 12 millones de peruanos ingresarían al grupo de personas que reciben ingresos medios y altos. Asimismo, el informe destaca que para el año 2050 el progreso permitiría que el 50% de la población se ubique en el grupo de ingresos medios mientras que el 40% de los peruanos estarían ya dentro del grupo de ingresos altos.

El HSBC explica que estos resultados se conseguirían a partir de un crecimiento promedio del producto que bordearía el 5.5% anual para el caso del Perú, una estimación superior a la proyectada para Colombia (4.2%), Brasil (2.9%), y Argentina (3.1%). Esta proyección toma en cuenta el estado actual del desarrollo, así como el potencial económico del país y las características fundamentales necesarias para converger con los países del mundo desarrollado. En un documento previo del mismo HSBC, The World in 2050, se vincula este potencial del Perú a la estructura de nuestra población para las próximas décadas y a la necesaria priorización política sobre los temas de educación, instituciones e infraestructuras.

Sin embargo, no se debe perder de vista que estas proyecciones toman como supuesto que los sucesivos gobiernos continuarán apoyando reformas de mercado para fomentar el comercio y la inversión privada. En esta línea, sería un error que el Gobierno de turno se duerma en la complaciente autosatisfacción que muestran los buenos resultados obtenidos a la fecha, postergando las reformas esenciales indicadas más arriba, necesarias para cerrar brechas, fortalecer el capital humano y mejorar la competitividad de la economía. En este sentido, resulta fundamental romper con el “piloto automático” con el objetivo de cimentar los fundamentos del desarrollo de largo plazo, y reducir drásticamente la probabilidad de que un niño nacido en un hogar pobre continúe en situación de pobreza al llegar a la adultez.

Así, resulta mezquino que un peronista como Guillermo Giacosa, en su columna del jueves 14 de agosto considere “una mentira evidente” que el camino escogido por el Perú es el correcto, cuestionando el crecimiento de la clase media en el Perú, algo que es claramente reconocido por instituciones de prestigio internacional como el HSBC, el Banco Mundial y el BID, que no guardan ilusiones románticas sobre el enorme potencial de crecimiento de nuestro país.

El desarrollo reciente del Perú es obra de millones de peruanos trabajadores y creativos que se han volcado a la creación de riqueza, apenas se dieron las condiciones adecuadas. Este proceso no puede parar, no debiera ser negado por criterios ideológicos. Estamos obligados a desarrollar todo nuestro potencial, es una exigencia silenciosa de todos nuestros hijos.




El Perú está recuperando el tiempo perdido

El Perú está recuperando el tiempo perdido

En la siguiente entrevista, Felipe Ortiz de Zevallos, una de nuestras reservas intelectuales y morales, fundador del Grupo Apoyo, ex Rector de la Universidad del Pacífico y ex Embajador del Perú en Washington, señala que el Perú está recuperando el tiempo perdido, está enrumbado hacia el desarrollo y el bienestar; sin embargo subraya que “la política, lamentablemente, se ha venido desenvolviendo por carriles poco vinculados a la economía y a la sociedad”.  

¿Cuál es su balance de los últimos 15 años, en lo económico y en lo social?

En los últimos lustros, el Perú ha logrado un notable crecimiento productivo basado en una economía estable y abierta, términos de intercambio comercial favorables y un mayor ahorro interno; todo lo cual ha generado un aumento bastante significativo de los ingresos, de la inversión privada, nacional y extranjera, así como una multiplicación y diversificación de las exportaciones. Entre 2002 y 2012, hemos crecido a 6.8% en promedio anual, cuando Chile y Colombia, por ejemplo, lo hicieron a 4.9% y 4.7% anual. Respecto de nuestros vecinos de la Alianza del Pacífico, que hace 40 años mostraban un desarrollo similar al nuestro, pero que nos dejaron atrás en los años 70’s y 80’s del siglo pasado, hemos logrado un esperanzador proceso de “catching-up”. En la actualidad, el sistema financiero peruano se caracteriza por una adecuada solvencia y los fondos de pensiones contribuyen con una oferta de capitales a largo plazo. Las principales empresas nacionales ya se proyectan más allá del mercado nacional. Se prevé un futuro relativamente cercano en el cual el PBI del Perú volverá a ser superior al de Chile. Y en la contraparte social, nos estamos beneficiando de unas pocas décadas de bono demográfico, en las cuales los peruanos en edad de trabajar representan, comparativamente, una mayor participación de la población total que en otras épocas. Ello, así como la actitud emprendedora de buena parte de la población, han contribuido a un crecimiento muy dinámico de la clase media y a una disminución significativa de la pobreza, especialmente de la extrema.  

¿Por qué nuestros líderes políticos no asumen esa realidad y más bien basan su accionar en la negación de ese balance, empezando por el propio Presidente de la República?

La política, lamentablemente, se ha venido desenvolviendo por carriles poco vinculados a la economía y a la sociedad. Y es más pasadista que futurista. Seguimos teniendo  fuertes rezagos de una cultura mental patrimonialista, de una visión del “Estado-como-botín”, y cargamos una pesada mochila de paradigmas obsoletos. Los partidos políticos no se han adecuado a los cambios. Si en la economía ya nos estamos acercando a Chile y Colombia, en la política nos encontramos estancados, si no retrocediendo. La calidad de nuestra democracia es bastante mala. Y la institucionalidad es muy frágil. Hay poca reciprocidad, transparencia y “accountability”. En el mundo de las ideas, existe mucha confusión y poca tolerancia. La descentralización es un proceso atolondrado y poco equilibrado en lo administrativo, lo que nos puede pasar la factura en el tiempo, como sucede hoy en España. Un indicador relevante, se han comprado 820 kits para las elecciones regionales del año entrante. Para 25 regiones, ello equivale a más de 30 listas potenciales de candidatos por región. ¿Cómo puede un ciudadano escoger bien entre 30 candidatos a un cargo electo? ¿Qué representatividad termina teniendo alguien que puede ganar una elección con, digamos, el 20% de los votos? Nuestra economía es una que ha permitido el crecimiento y el progreso; pero nuestro sistema político no nos permite avanzar aún en el ideal de conformar una verdadera república de ciudadanos.   

¿Qué habría que hacer para que nuestros ciudadanos tomen conciencia de los principales indicadores de la realidad nacional?

Se requiere de una significativa campaña de información y educación. También de  la difusión de indicadores de desempeño, para compararlos internamente entre las diversas regiones y provincias, así como con los correspondientes de México, Chile y Colombia, países con los que conformamos la Alianza del Pacífico. Un dato, por ejemplo, la población promedio de una municipalidad en México, Colombia y Chile supera los 40,000 habitantes. En el Perú, en cambio, es inferior a 20,000. ¿Qué reflexión podríamos sacar de eso? Otro aspecto, México, Chile y Colombia tienen todos Senado; el Perú, no. Indicadores y comparaciones como éstos deben ser divulgados, entendidos, analizados y evaluados para promover una mayor conciencia y cultura política.

¿Cuál cree que sea el balance para los ciudadanos?

Todo ciudadano desarrolla un sentido de identidad y pertenencia en el lugar donde interactúa socialmente, con responsabilidad, derechos y obligaciones. En el mundo globalizado actual, eso se da a diferentes escalas: comunidad local, Estado nacional, regiones internacionales ampliadas y el planeta como conjunto. A sus ciudadanos de hoy, el Perú les ofrece una economía en la cual pueden potencialmente desarrollarse, una sociedad emergente lleno de desafíos, pero un aparato estatal todavía empírico, un marco institucional aún endeble y frágil y, finalmente, un sistema político que podría colapsar si no se instrumentan pronto importantes reformas.