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Perú destaca entre los que mejor gestionan sus recursos naturales

Perú destaca entre los que mejor gestionan sus recursos naturales

El Perú figura en el bloque de los once países con mayor transparencia en la gestión de sus recursos naturales, según el Índice de Gobernanza de Recursos Naturales 2013, desarrollado por la organización Revenue Watch Institute.

El ranking evalúa,sobre una base de 100 puntos, la calidad en la administración de esos recursos en los 58 países más ricos en minería, gas y petróleo, considerando cuatro componentes principales: Marco institucional y legal, prácticas de acceso a la información, salvaguardias y controles de calidad y el entorno propicio.

El ranking está encabezado por países desarrollados como Noruega (98), Estados Unidos (92), Reino Unido (88) y Australia (85) y Canadá (76), a los que siguen varios países latinoamericanosy emergentes como Brasil (80), México (77), Chile (75), Colombia (74), Trinidad y Tobago (74) y Perú (73)

El índice considera que solo once naciones tienen niveles satisfactorios de transparencia y rendición de cuentas, entre los que está el Perú.

El ranking incluye a Ecuador, Venezuela y Bolivia en el segundo bloque de países en el que la transparencia es parcial. Sus puntajes alcanzana 58, 56 y 53 puntos, respectivamente. El índice clasifica además a otros dos grupos de naciones, consideradas débiles y deficientes.

El Índice de Gobernanza de Recursos Naturales 2013, permite que reafirmemos que en los países con libertades económicas, políticas y solidez institucional, los recursos naturales aceleran y potencian el desarrollo, según lo señalado anteriormente en el artículo Bendición, no maldición (El Comercio, 7 de abril, 2013).

En Noruega, Australia, Canadá y Chile los recursos naturales han sido uno de los combustibles principales de su progreso. Del total de las exportaciones de estos países, en promedio, el 80% lo constituyen los recursos naturales. Igualmente, la pobreza en estas sociedades, en promedio, alcanza a menos del 10% de la población. Insistimos, las claves del éxito son democracia y mercado.

Por el contrario, la abundancia de recursos naturales ha devenido en una maldición en aquellos países que no tienen mercado ni democracia. Sin mercado ni democracia la abundancia de recursos naturales alimenta la corrupción y el estancamiento económico, sirve para fortalecer el patrimonialismo, las oligarquías y las satrapías.

Si bien el ranking incluye al Perú en el nivel satisfactorio, debido a la calidad de su entorno legal e institucional (88), también advierte que en el componente “entorno propicio”, nuestro país registró la menor calificación (55), debido a que hay una alta percepción de corrupción y de debilidad del estado de derecho. En lugar de vender mensajes aterradores sobre la explotación de nuestros recursos naturales, el país debe enfocarse en trabajar para eliminar las trabas que impiden mayor inversión y frenan el crecimiento económico.

Para acceder al documento completo puede dirigirse a: Índice de Gobernanza de Recursos Naturales 2013.




“Nunca había sentido ese temor de que todo desaparezca”

“Nunca había sentido ese temor de que todo desaparezca”

En la siguiente entrevista Juliane Koepcke, bióloga y conservacionista, desarrolla su punto de vista ecológico y defensa del medioambiente en lucha frontal contra la minería informal causante del mayor daño ambiental de nuestros ríos y la selva. La entrevista es realizada por Marisol Grau.

Aunque no le gustan las entrevistas, usted ha decidido divulgar su preocupación por el avance de la minería ilegal en los bosques huanuqueños.

Luego del accidente no quise saber nada de la prensa hasta el año 1998, cuando hice el documental con el director alemán Werner Herzog. Comprendí que eso era parte de mi vida, aunque siempre he intentado escapar de aquellos pensamientos. Ahora mi misión es evitar que se destruya el medio ambiente selvático.

 

¿La extracción aurífera es lo único que le preocupa?

También la amenaza que representan las carreteras, ya que son el principio del fin para el bosque. Lo noto cuando voy por la carretera Marginal desde Pucallpa a Panguana. Desde que se construyó en los años 80 la naturaleza ha ido desapareciendo. Otro problema son las compañías reforestadoras. Tumban los árboles, sacan la madera y luego siembran una sola especie, la bolaina.

 

Pero las actividades mineras informales generan más presión.

Desde 1950 llega gente a la zona en busca de oro. Sin embargo, los precios del oro, cada vez más altos, incentivan la minería informal. Resulta difícil controlar esas zonas lejanas, nadie vigila.

 

La ausencia de autoridades debilita la fiscalización.

El caso de la compañía china [Shuanghesheng Mining Group, del ciudadano Yi Yanguang, investigado por sus vínculos con la minería informal], que ha solicitado varios petitorios mineros a lo largo de los ríos Pachitea y Yuyapichis es algo completamente nuevo. Nunca hemos sentido ese temor de que dentro de poco podría desaparecer todo. Esa forma agresiva de meterse en los terrenos sin respetar la ley es preocupante. Además, [los mineros informales] prometen ayuda y desarrollo a la gente local. Quisiera que las autoridades tuvieran más valor para detener a esta gente. El Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (Sernanp) debería ocuparse. Si bien tiene el ánimo, le hacen falta fondos. Y si uno ve cómo actúa el Gobierno Regional de Huánuco a través de su Dirección de Energía y Minas, pues pierde la esperanza.

 

Usted le envió una carta notarial al director de Minería de Huánuco en la que le pedía cancelar aquellos petitorios que se sobreponían a su reserva.

No sentimos ningún apoyo, al contrario. Pareciera que el señor estuviese ligado a la compañía china por como se expresa [en su carta de respuesta].

 

La compañía china a la que se refiere, Shuanghesheng Mining Group, señala en una carta al Ministerio del Ambiente que pretendía construir una vía.

Se dieron cuenta del interés que tienen las comunidades nativas vecinas por construir una carretera. Hace años ya venimos lidiando con eso. Ellos querían que se ubicara en el límite de Panguana sin zona de amortiguamiento. Esto acabaría con el área natural, pues elimina la posibilidad de que los animales se desplacen. Antes de que comenzara el problema por la compañía china [pretendían ingresar en la zona maquinaria pesada], propusimos hacerla por el otro lado del río Yuyapichis. Incluso me ofrecí a apoyar económicamente.

 

La lucha es constante…

Es un problema que nunca termina. He conversado varias veces con los jefes de las comunidades, quienes hablan de una manera muy inteligente sobre la naturaleza selvática cuando están solos. Siempre nos hemos llevado bien con los vecinos y las autoridades. Lo malo es que cada vez que hay elecciones estas cambian y debemos empezar todo de nuevo. Con el alcalde de Yuyapichis al principio nos llevábamos muy bien, pero ahora también insiste en construir la carretera. Es difícil ponerse de acuerdo con todos.

 

Pero es muy natural que la gente local desee mayor y mejor infraestructura.

Lo comprendo, pero hay alternativas, como programas que pagan por conservar el bosque. La Amazonía es lo más importante que tenemos. Siempre hemos pensado que aquí la situación no es tan grave y que la destrucción no avanza tan rápido. Sin embargo, el humo producto de la quema y tala de árboles en tiempo de verano oscurecen el sol y la luna, y cuando llueve huele a quemado a pesar de que ocurrió a kilómetros del lugar. La minería ilegal destruye más rápido el ecosistema. Cuando me enteré de que habían tratado de ingresar maquinaria pesada en el área no podía dormir. Estaba desesperada en Alemania. Por motivos de trabajo no podía venir.

 

¿Es posible ocuparse de estos problemas desde tan lejos?

Carlos Vásquez , o ‘Moro’ como lo llamamos de cariño, es el administrador de Panguana y vive ahí con su familia. Tiene un compromiso personal con el lugar. Cuando mi papá llegó a la zona era solo un adolescente. Me ha dicho que lucharemos hasta el final.

 

Incluso usted pidió ayuda al principado de Baviera.

La princesa Auguste de Baviera es doctora en Biología. Se enteró de Panguana mediante un artículo. Como es muy influyente en Alemania pensamos que su apoyo era importante. Aceptó gustosa escribir una carta junto con su hermano dirigida al presidente Humala.

 

Lo que sea para proteger Panguana.

Ese bosque me salvó la vida [el avión de Lansa se estrelló a 50 km de Panguana] y gracias a lo que me enseñaron mis padres pude sobrevivir. Hay un vínculo muy fuerte porque, además, soy bióloga y he estudiado ese ecosistema. Basta ver cómo la extracción de oro ha destruido Madre de Dios para querer detenerla y sentirme más comprometida. Muchos pensarán que pierdo la paciencia y dejo todo [al volver a Alemania]. Pero es al revés, me da más fuerza. Nunca dejaré Panguana.

 

Tomado de El Comercio, 11 de mayo, 2013




¡Se va la luz en Argentina y Venezuela!

¡Se va la luz en Argentina y Venezuela!

El proyecto frustrado del gobierno de comprar La Pampilla y los diversos proyectos de ley de la Comisión de Defensa del Consumidor del Congreso han reavivado el debate en el Perú sobre el manejo político de los precios de los combustibles y todas las plagas del control de precios. Algunos creen que le pueden hacer guiños al estatismo a pesar de la hecatombe económica y social que vivimos en las décadas de los setentas y ochentas y de la tragedia que hoy atraviesan los países bolivarianos.

Por ejemplo, Venezuela es uno de los países que tiene las mayores reservas probadas de petróleo en el mundo, pero importa gasolina y vive agobiada por el racionamiento de electricidad por el control de precios de las tarifas con criterios políticos, desde la nacionalización, el 2007, del sector energético. El gobierno de los “pajaritos” se defiende del desastre acusando a la oposición de sabotaje.

En Argentina las compañías privadas distribuidoras eléctricas de la capital (Edenor y Edesur) han declarado que sus redes están sobrecargadas al límite por la demanda, lo que explica los constantes recortes de luz en la ciudad bonaerense. No olvidemos que hace un año el gobierno argentino estatizó y capturó las instalaciones de YPF-Repsol. En el país gaucho también se controla políticamente las tarifas eléctricas, hecho que ha ahuyentado las inversiones, creando un inmenso déficit de oferta de energía.

Por falta de dólares las importaciones tambalean en ambos países y el desabastecimiento de bienes esenciales se generaliza. En el país llanero, a veces, no hay huevos ni leche. El control de precios de la electricidad en Venezuela y Argentina solo es la punta del iceberg. Los controles proliferan como  hongos. Por ejemplo, el control de cambios en Argentina ha originado un mercado oficial en el que el dólar se cotiza a 5.23 pesos por dólar en tanto que, en el mercado negro, la cotización supera los 10 pesos. En Venezuela el cambio oficial del dólar se cotiza a 6.30 bolívares por unidad mientras que, en el paralelo, vale 26 bolívares. Este mundo oficial versus mundo real debe recordarnos el gigantesco mercado negro de dólares de Ocoña en Lima durante los años ochenta.

Pero las cosas no quedan ahí. En Argentina el 2012 se reportó 5% de déficit fiscal y una inflación de 25%. El mismo año en Venezuela hubo un déficit de 19% del PBI y una inflación de 23%, según cifras oficiales. Mientras en el Perú hubo un superávit fiscal de 1.3% y una inflación promedio de los últimos 10 años de 2.9%.

El desastre también se manifiesta en cuanto a la deuda pública. En Argentina todavía siguen enfrentando los problemas del perro muerto con los bonos, la presidenta no puede volar en el avión oficial a Europa por miedo a un embargo. En su último viaje tuvo que aterrizar en Marruecos. En Venezuela reportan una deuda de 51% del PBI, pero cifras extraoficiales hablan de 80%. En el Perú, el total de la deuda pública es solo el 19% del PBI.

Con respecto a las reservas internacionales siguen las malas noticias. Argentina cerró el 2012 con reservas que equivalen al 9.6% del PBI, Venezuela con 8.2%, en tanto que en el Perú las reservas representan el 34% del PBI. Cifras extraoficiales señalan que Venezuela solo tendría $ 4 mil millones en la caja (1% del PBI), que, para una economía donde se importa el 80% de lo que se consume, es como estar en cero.

Como podemos ver, la maldición de los recursos naturales (petróleo en Venezuela y la soya y cereales en Argentina) si se ha instalado con todas sus plagas y desgracias, en estos países que no operan en el mercado y tienen democracias (instituciones) muy cuestionables.




Recursos naturales: Bendición, no maldición

Recursos naturales: Bendición, no maldición

El libro Cuando despertemos en 2062, visiones del Perú en 50 años, editado por la Universidad del Pacífico, contiene algunos ensayos que presentan una visión determinista, maltusiana y hasta apocalíptica del futuro de la economía peruana. Este libro ha sido presentado por algunos de sus autores resaltando “predicciones” negativas de la economía peruana y anunciado al país por el diario El Comercio, un domingo, con un titular alarmista, como puede verse en la portada que reproducimos más abajo.

Entre otros temas, en el libro se plantea que la existencia de un supuesto “modelo primario exportador” nos llevaría eventualmente a una gran crisis,  porque el “modelo durará lo que duren los precios de los minerales”. Se desempolva el viejo argumento de la izquierda sobre “la maldición de los recursos naturales” que, en algunas regiones del planeta está vinculada a experiencias económicas, sociales e institucionales muy negativas.

Pero, ¿en qué sociedades los recursos naturales se convierten en una maldición y en cuáles en una bendición? La respuesta, pocas veces explicada, es más sencilla de lo que parece. La abundancia de recursos naturales ha devenido en una maldición en aquellos países que no tienen mercado ni democracia o, como dice el IPE, de instituciones. Sin mercado ni democracia la abundancia de recursos naturales alimenta la corrupción y el estancamiento económico, sirve para fortalecer el patrimonialismo, las oligarquías y las satrapías. Muy por el contrario, en las sociedades con libertades económicas, políticas y solidez institucional, los recursos naturales aceleran y potencian el desarrollo, representando lo contrario, la bendición de los recursos naturales.

En Noruega, Australia, Nueva Zelanda, Canadá y Chile los recursos naturales han significado uno de los combustibles principales de su progreso. Del total de las exportaciones de estos países, en promedio, el 80% lo constituyen los recursos naturales. Igualmente, la pobreza en estas sociedades, en promedio, alcanza a menos del 10% de la población. Insistimos, las claves del éxito son democracia y mercado. Todas estas sociedades tienen una extraordinaria ubicación en los rankings e índices sobre libertades políticas y económicas elaborados por entidades mundiales independientes.

Muy, por el contrario, en Venezuela, Ecuador, Bolivia y el Congo la explotación de los recursos naturales no se ha traducido en desarrollo. En estos países,  los recursos naturales representan igualmente más del 80% de las exportaciones., pero  la pobreza llega a niveles del 45% de sus poblaciones. En estos países los recursos naturales sí se han convertido en una especie de maldición y, como se puede comprobar, esta situación convive con lamentables rankings en  libertades políticas y económicas.

Durante los últimos veinte años, el Perú ha repotenciado  su economía con el desarrollo de mercados abiertos y el fortalecimiento de sus instituciones democráticas. Estas políticas han permitido reducir la pobreza en más del 50%, desde 1990, multiplicar el PBI (US$ ppp) en 6.9 veces, disminuir la desigualdad y la desnutrición crónica. Este crecimiento ha tenido un importante componente  en la explotación de los recursos naturales que, sin embargo, solo aportan el 21% del PBI (incluye minería, petróleo, gas, agricultura, ganadería y pesca). Además, mientras el crecimiento en volumen de las exportaciones tradicionales entre el 2002-2011 fue de 90%, las exportaciones no tradicionales  se incrementaron en 222%. Es decir, hoy tenemos una industria que se ha multiplicado por cuatro, es exportadora y competitiva internacionalmente. En el caso peruano los recursos naturales representan una bendición aprovechada a medias, pues aún no recuperamos el efecto de las décadas perdidas (60s, 70s y 80s), nuestro nivel de explotación de recursos naturales está largamente por debajo de nuestro potencial.

Nadie niega que tengamos una Agenda Pendiente por resolver, especialmente, en educación, infraestructuras, instituciones y clima de inversión. El Estado está retrasado frente a los éxitos del mercado. Pero como la izquierda no puede pelear con las cifras y los resultados del presente en cuanto a crecimiento, desarrollo, y reducción de la pobreza y la desigualdad, ahora incursiona en la futurología y nos pinta un horizonte apocalíptico. Más bien, nuestra economía podría estancarse más adelante, si no aprovechamos el aporte potencial de nuestros recursos naturales para cerrar las brechas económicas y sociales acumuladas durante las décadas perdidas, en educación, salud, infraestructuras, ciencia y tecnología y pobreza.

Este no es el momento para arrugar, es el momento de apostar a ganador.

Bendición, no maldición (El Comercio, 07 de abril del 2013)

Ver más información en Recursos Naturales: el análisis del IPE y los editoriales del Comercio




Estado no garantiza derechos de inversionistas forestales

El experto ecologista y ex ministro del Ambiente Antonio Brack analiza en la siguiente entrevista el potencial forestal del Perú, su problemática, y explica por qué hay pocas inversiones en esa actividad económica.

¿Cuál es el papel de las inversiones forestales para contrarrestar la depredación de nuestros bosques?

Hay que ser muy claros, el Perú es un país sumamente importante a nivel mundial porque es el cuarto país del mundo en bosques tropicales. Nos quedan 73 millones de hectáreas de bosques que son más del 60% de nuestro país: en la costa norte tres millones de algarrobales, etc. y en la amazonia, donde la colonización que se llevó a cabo especialmente a partir de los años 50′ del siglo pasado, ha intervenido, talado, quemado, deteriorado, diez millones de hectáreas de bosques, de los cuales dos millones están hoy en producción y ocho millones están degradados, han perdido la fertilidad de sus suelos, etc. Basta ver el ejemplo de San Martín, donde se han colonizado 1’700,000 hectáreas y solo están en producción 300 mil hectáreas en cultivos anuales permanente y en pasturas. Este es el panorama de la selva, nos quedan muchos bosques aún, pero los bosques en el país no están dentro del esquema económico. O sea, hay algunas empresas, etc., hay pocas industrias forestales. Hay sí muchos aserraderos que solamente trozan tablas y las exportan, y no se ha cumplido la legislación del año 2001, ni la ley actual, que todavía no se ha reglamentado a pesar de que ya vencieron los plazos hace muchísimo tiempo. Aquí hay un problema: en el chip mental de los peruanos no está que la forestería, el manejo de bosques, los cultivos forestales, pueden ser un  motor para mover la economía, especialmente en la Amazonía.  Segundo, las concesiones forestales: En el Perú hay 17’800,000 hectáreas de bosques de producción permanente, es la reserva forestal amazónica para manejar bosques, de las cuales se han concesionado 7.5 millones de hectáreas. De estas concesiones, 830 mil hectáreas tienen certificación internacional de buen manejo del bosque, falta un alto porcentaje que hay que adecuar. Entonces en el Perú los bosques de producción permanente que son 17’800,000 hectáreas, y las concesiones que son 7.5 millones de hectáreas que forman parte de todo este grupo, está prohibido talar el bosque para fines agropecuarios. Se maneja el bosque, hay planes de manejo, y se extraen dos, tres árboles, por hectárea-año, en ciclos y turnos de corta, dejando 20 años de descanso al bosque para que se recupere. De manera que una concesión forestal no es talar el bosque, es extraer árboles que son comerciales.

¿Por qué no hay inversiones fuertes en el manejo forestal en el Perú?. Porque el estado no garantiza los derechos de los inversionistas y eso empezó antes del 2006, cuando un grupo de personas, cerca de Atalaya, invadió un campamento forestal con una inversión española calculada en 36 millones de dólares, quemó el campamento, se robó todo lo que podía llevarse, y gente política del gobierno de aquel entonces los apoyó. Eso paralizó enormemente.

Tenemos que ser conscientes: El sector forestal en el Perú puede ser un sector económicamente poderoso, fuerte, pujante, pero tenemos que dar el marco y el control para que eso se verifique, y dar confianza al inversionista.

¿Hay un problema de legislación en el ámbito de la actividad forestal?

Hay vacíos legales y hay un problema de administración. Por ejemplo, teníamos antes el Inrena como un instituto que era un pliego presupuestal, mal que bien funcionaba. El Inrena ha sido eliminado y hoy en día hay una Dirección General  Forestal y de Fauna en el Ministerio de Agricultura que ni siquiera es un pliego presupuestal. Entonces, en el Ministerio del Ambiente, al cual están adscritos el Instituto de Investigación de la Amazonía Peruana, el Instituto Geofísico del Perú, el Senamhi, el Oefa, el Servicio Nacional de Áreas Protegidas, etc., cada uno es un pliego presupuestal, maneja su propio presupuesto. Acá no es así. Un director o una directora general forestal del Perú es responsable de la gestión de 73 millones de hectáreas de bosques, es una de las personas poderosísimas, pero administrativa y legalmente está con las manos atadas porque no tiene campo para hacer eso, ese es un tema que tenemos que pensar.




Se captará US$26 mil millones en sector energía

Se captará US mil millones en sector energía

El ministro de Energía y Minas, Jorge Merino, anunció que existe una cartera de US$26 mil millones para proyectos energéticos que se desarrollarían en los próximos 10 años. “Hablamos de proyectos hidroeléctricos, energéticos, como la refinería de Talara, el Gasoducto del Sur entre otros”, explicó.

El funcionario manifestó que, de esa cifra, obras por US$14 mil millones ya cuentan con los Estudios de Impacto Ambiental (EIA) aprobados.

Asimismo, señaló que la meta del Gobierno es que el porcentaje de electrificación rural pase del actual 60% a 85% en 2016.

 

CUELLO DE BOTELLA

Entre tanto, el ministro de Economía y Finanzas, Luis Castilla, refirió que el lento desarrollo de la infraestructura en el sector energético es uno de los principales “cuellos de botella” para el desarrollo del país.

“Dentro de nuestros planes para mantener una senda de crecimiento sostenido contemplamos atacar cualquier cuello de botella que pueda ser un freno”, manifestó.

Recordó que en el déficit de infraestructura en el país llega a US$50 mil millones, razón por la cual es importante impulsar esas obras.

“En la cartera de proyectos anunciados en Asociación Público Privada (US$10 mil millones entre 2012 y 2013), un 20% está vinculado a energía, electricidad e hidrocarburos”, precisó el ministro.

Merino y Castilla participaron en la firma de un convenio con el Banco Interamericano de Desarrollo por 19 millones de dólares canadienses.

DATO

– Metas
A través del Fondo de Inclusión Social Energético, desde el 6 de julio se pondrá en marcha el programa de abaratamiento del GLP para los más pobres.




Marchando bajo la lluvia

Marchando bajo la lluvia

Esta semana se reunió el Acuerdo Nacional para discutir el tema del agua. En la reunión se decidió diseñar una política nacional para el uso de este recurso y se sostuvo que esta política debía establecer una jerarquía que diera la primera prioridad al consumo humano y la segunda a la agricultura. Solo luego vendrían otras actividades, incluyendo la minería.

Todo magnífico, si no fuese porque esto es exactamente lo que ya dicta la Ley de Recursos Hídricos. Y porque, claro, plantear el problema del agua como una cuestión de escasez en la que, consiguientemente, el uso de unos deja sin el recurso a otros, supone enfrentar el único problema hídrico que no tenemos y dejar intacto el que sí.

En el Perú abunda el agua. Según cifras de la Organización de la Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), estamos entre los veinte países con más agua en el mundo. De los dos billones de metros cúbicos con los que contamos anualmente, conforme a la misma FAO, usamos el 1%. El otro 99% se pierde. Y eso incluye, según la Autoridad Nacional del Agua (ANA) el 98% del agua de la vertiente del Pacífico. Nuestro problema del agua, pues, no es un problema de escasez; es un problema de desaprovechamiento de la que tenemos.

¿Por qué no usamos cada año el 99% del agua de la que disponemos? Pues porque hemos encomendado al Estado generar la infraestructura – represas, reservorios, ductos y demás– necesaria para aprovechar el agua y este lo ha hecho con la destreza con la que suele hacer las cosas. Un ejemplo especialmente relevante en estos días es el Gobierno Regional de Cajamarca. Esta es una región que, conforme las cifras de ANA, usa solo el 20% de su agua. Pues bien, el Gobierno Regional tiene dormidos 11 proyectos relacionados con el agua, pese a tener sus expedientes técnicos ya aprobados y pese a haber devuelto a Lima en el último lustro S/.1.230 millones provenientes del canon de las mineras.

Tampoco es el caso, por cierto, que la minería esté impidiendo que la poca agua que sí tenemos cómo aprovechar pueda llegar a los demás: de esa agua las minas usan menos del 2%.

La razón por la que en el Perú encomendamos el agua exclusivamente al Estado es porque creemos que nadie debe hacer negocio con ella, puesto que “es de todos”. ¿De todos? Queremos decir del mar, que es a donde se va cada año la mayor parte de lo que llueve en el país. La verdad es que en el Perú el agua es solo de quienes están cerca de la poca infraestructura hidráulica que hay. Los demás – entre quienes figuran los más pobres– tienen que pagarla a precios altísimos a esos camiones que se pasean por nuestras ciudades y valles. Para no hablar de las zonas rurales en donde no queda más que caminar largas horas para llegar a la fuente más cercana.

Mientras tanto ningún privado (una industria, una explotación agrícola, una comunidad campesina) con derechos de uso de agua comprados al Estado tiene incentivos para desarrollar la infraestructura (como riego por goteo o reservorios) que le permita ahorrar este recurso y trasladarlo luego a donde se necesite. La Ley de Recursos Hídricos prohíbe a los privados vender el agua. Como resultado todos los que tienen derecho a esta usan más de la que podrían y dejan correr el resto, convirtiendo al Perú en un caño permanentemente abierto. Ilustrativamente, al otro lado de la frontera, en Chile, donde los privados pueden vender el agua, estos han desarrollado una infraestructura con la que se irriga casi toda la costa de su país.

¿Por qué si el tema del agua es de escasez y no de aprovechamiento nadie habla de estas cosas? Porque en el Perú el tema del agua no es el agua sino la ideología. El agua es un rehén que ha tomado la izquierda más retrógrada para imponer las teorías que los peruanos hemos rechazado en las urnas. Lo que se quiere es decir, contra todas las cifras, que “las mineras se llevan el agua”. Por eso decía anteayer el señor Santos que el verdadero asunto con la marcha es lograr un nuevo Congreso y una nueva Constitución y por eso declaraba esta semana el señor Aduviri en plena marcha por el agua que la población exige del presidente “La Gran Transformación”. Por eso, en fin, la marcha por el agua ha podido hacer tanto de su recorrido impertérrita, bajo la lluvia.