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Alianza del Pacífico y Mercosur, dos historias contrapuestas

Alianza del Pacífico y Mercosur, dos historias contrapuestas

Ambos bloques comerciales nacieron con objetivos de integración comercial, sin embargo el Mercosur se desdibujó desde que optó por el llamado ‘socialismo del siglo XXI’ impulsado por Hugo Chávez de Venezuela con el padrinazgo de Lula del Brasil.

No solo eso, durante los últimos quince años los miembros del Mercosur han regresionado comercialmente, tanto al interior del bloque, como fuera de él, implantando cada vez más cortapisas al comercio hasta convertirse más en un bloque político que comercial.

En la Alianza del Pacífico se agrupan las economías más dinámicas y abiertas al comercio de la región y entre sus metas, que se están estableciendo aceleradamente, están además de las comerciales, el libre flujo de servicios, inversiones y personas.

Históricamente América Latina ha sido una región bastante cerrada al comercio. Mientras el Ásia apostó desde los años 60 por la apertura, en nuestra región se enseñorearon las desastrosas teorías de la Cepal y de Getulio Vargas, que hicieron de la región, a pesar de sus importantes capacidades, una zona caracterizada por su pobreza y estancamiento económico.

La Alianza del Pacífico es una apuesta por recuperar el tiempo perdido y por llevar a la región al desarrollo que ostentan los países que no equivocaron el camino. Increíblemente, en el Perú toda la izquierda, buena parte de los académicos, intelectuales y centros de estudios abogan ahora por el pos-extractivismo, que pretende aislarnos del resto del mundo y llevarnos a un feudo de la Edad Media. Ver en Lampadia: Complot anti-desarrollo al descubierto.

Líneas abajo compartimos una descripción de ambos bloques, publicado en un blog del Banco Mundial:

¿Cuáles son los bloques comerciales y cómo se comparan dos de los más grandes de América Latina?

Por Saulo Teodoro Ferreira. Publicado por Open Data, Blog del Banco Mundial, el 27 de julio de 2015.Traducido y glosado por Lampadia

Los bloques comerciales son acuerdos intergubernamentales, que tienen como propósito brindar beneficios económicos a sus miembros mediante la integración  comercial.

Entre los bloques comerciales ampliamente conocidos están la Unión Europea, el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA o TLCAN), [ASEAN] y la Unión Africana. Estos pueden tener numerosos beneficios para sus integrantes al alentar la inversión extranjera directa, aumentar la competencia e impulsar las exportaciones.

En América Latina, los bloques del Mercosur y la recientemente formada Alianza del Pacífico representan en conjunto aproximadamente el 93 % del producto bruto interno (PBI) de la región a precios de mercado de 2014. ¿Quiénes participan en estos bloques comerciales y cómo se comparan entre ellos?

Tamaño, miembros y desempeño del Mercosur y la Alianza del Pacífico

 

​La Alianza del Pacífico es un bloque comercial latinoamericano formado en 2011 por Chile, Colombia, México y Perú. Los cuatro países en conjunto tienen una población de alrededor de 221.3 millones de personas y un PBI de US$2’100 millones. El Mercado Común del Sur (Mercosur), creado en 1991, incluye a Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Venezuela. Los cinco países suman 285 millones de habitantes y un PBI de US$3’500 millones.

El comercio dentro de los bloques —una de las áreas que debería beneficiarse a partir de estos acuerdos—, representa aproximadamente el 4 % del comercio total en la nueva Alianza del Pacífico y alrededor del 14 % en el Mercosur.

En términos del comercio efectuado con países afuera de los bloques comerciales, Estados Unidos representa aproximadamente el 50 % del comercio de bienes en la Alianza del Pacífico (esto se debe en gran medida a los sólidos vínculos entre México y EEUU) frente al 11 % en el caso del Mercosur. En tanto, China representa entre el 12 % y el 14 % del comercio total de ambos bloques respectivamente.

Escaso crecimiento del comercio entre los miembros en ambos bloques

El crecimiento de la actividad al interior de los bloques comerciales de América Latina ha sido escaso, especialmente en el Mercosur, donde el comercio interno bajó en 3 %, por debajo de los niveles previos a la crisis de 2008. De manera similar, si bien ha resistido mejor, las tendencias también muestran un descenso en el comercio dentro de la Alianza del Pacífico, a pesar del crecimiento registrado en 2011 cuando se firmó el acuerdo.

Modesto crecimiento económico de los miembros de los bloques, después de la crisis financiera

Uno de los objetivos fundamentales de un bloque comercial es ayudar al crecimiento económico de sus miembros. Luego de la crisis financiera de 2008, entre 2011 y 2014, los países de la Alianza del Pacífico registraron tasas medias anuales de crecimiento del PBI real del 3.1 % frente al 1.5 % en el caso del Mercosur. Sin embargo, ninguna de las dos regiones ha retornado a las aceleradas tasas de crecimiento (en torno al 5 %), que se observaron antes de la crisis financiera.

Nuevos miembros en ambos bloques, pero exportaciones e importaciones registran crecimientos distintos

En general, entre 2011 y 2014, las exportaciones de los miembros de la Alianza del Pacífico aumentaron un promedio de 4.2 %, mientras que las exportaciones de los países del Mercosur bajaron en 1.2 %. Al mismo tiempo, el crecimiento de las importaciones del Mercosur ha venido declinando desde 2011, y se contrajo en 5.3 % en 2014. Por otro lado, luego de una pronunciada disminución entre 2008 y 2009 y una rápida recuperación en 2010, el crecimiento de las importaciones de la Alianza del Pacífico ha permanecido positivo.

Ambos bloques están en proceso de agregar más países a los acuerdos comerciales: los primeros en la fila son Bolivia (en el Mercosur) y Costa Rica (en la Alianza del Pacífico). Esto representará un aumento de 3.8 % de la población del Mercosur, llegando a 295.9 millones de personas. En el caso de la Alianza del Pacífico, la población se incrementará en 2.2 %, totalizando aproximadamente 226.2 millones de habitantes. El PBI nominal total aumentará alrededor de 1 % en el Mercosur y de 2 % en la Alianza del Pacífico.

[En el caso de la Alianza del Pacífico, Chile, desde el gobierno de Michele Bachelet está abogando por una integración antinatura con el Mercosur.]

Indicadores usados en esta publicación:

PBI (US$ corrientes)

Población

PBI (US$ constantes de 2005)

Exportaciones de bienes y servicios (US$ constantes de 2005)

Importaciones de bienes y servicios (US$ constantes de 2005)

​Otras fuentes de datos: Solución Comercial Integrada Mundial (WITS) (i) y Perspectivas de la economía mundial (WEO) (i).L




La caída de un gigante crea incertidumbre en la región

La caída de un gigante crea incertidumbre en la región

En una reciente entrevista concedida a El País de España, el ex presidente chileno, Ricardo Lagos, señaló que el Mercosur y la Alianza del Pacífico (AdP) “podían(…) avanzar a distintas velocidades”. Además, indicó que Brasil podía darse el lujo de tener una economía cerrada, porque era un país-continente. Una buena disculpa de Lagos, que no usan la China, India, México, EEUU, y tantos otros países grandes (continente) para justificar tremendo error. Mientras el Mercosur es proteccionista, la Alianza se orienta al libre comercio. Estas diferencias no parecen preocuparle al ex presidente quien estaría defendiendo la postura chilena que ahora quiere jugar varios partidos a la vez.

Las declaraciones de Lagos recogen las del actual canciller chileno, Heraldo Muñoz. Como revelara Andrés Oppenheimer, Muñoz le confesó que: “Chile quiere invitar a Brasil a participar de alguna forma en la AdP. Cuando le pregunté si esa no es una receta para enfriar o acabar con la AdP, el canciller chileno rechazó esa sugerencia. (…) Cuando le señalé que invitar a Brasil también podría tener el efecto de enfriar los planes de la AdP, porque un tren avanza a la velocidad de su vagón más lento, Muñoz respondió que no hay necesidad de desacelerar a la Alianza, porque el bloque comercial del Pacífico puede avanzar perfectamente ‘a dos velocidades’”, cosa imposible y absurda, como indicamos en la siguiente nota de Lampadia: El futuro de la Alianza del Pacífico).

El problema es que hoy Brasil, no solo avanza más lento, sino que está retrocediendo. Recientemente, en el ranking de deuda soberana, BlackRock calificó negativamente al Brasil debido al aumento en su deuda de corto plazo, mientras que el Perú recibió una buena calificación, ver en Lampadia: BlackRock Sovereign Risk Index.

Estas no son las únicas malas señales que llegan de Brasil. La incertidumbre sobre su rumbo económico se acrecienta debido al proceso electoral por el que atraviesa (las elecciones presidenciales están previstas para el 5 de octubre próximo).

Y es cierto, en estos momentos, la inflación pareciera empezar a descontrolarse. Los expertos del mercado financiero pronostican que la inflación llegará a 6.41 %, muy próxima al límite máximo establecido por el Gobierno. La presidenta y candidata a la reelección, Dilma Rousseff, días atrás se vio obligada a aclarar “[La inflación] está en el techo de la meta. Vamos a quedarnos en ese techo”, destacó la presidenta.

Asimismo, Rousseff ha tenido que dar explicaciones por el mal desempeño de la economía y, sobre todo por la decepción de los ciudadanos por la corrupción, ineficacia y deficiencias de su gobierno. “El mismo pesimismo (que hubo) en el Mundial se está dando ahora con la economía, pero es aún más grave porque la economía está hecha de expectativas”, ha señalado a manera de excusa.

Los problemas de Brasil, sin embargo, se inician con el quiebre de las políticas que dejó el  gobierno de Henrique Cardoso, que puso la casa en orden. Lula da Silva llevó al país hacia el proteccionismo y el asistencialismo. Cooptó a sus opositores y convivió con altísimos niveles de corrupción gubernamental. Dilma Rousseff exacerbó las políticas de Lula, manteniendo bajo el precio del petróleo y el diésel y subvencionando la electricidad. También, otorgó beneficios fiscales a varias industrias para intentar apuntalar el crecimiento. Lo que ha provocado esta política es crear incertidumbre, llevando la tasa de inversión a 18.3% del PBI, su mínimo en cuatro años, mientras que la tasa de ahorro se ubicó en 12.7%, la más baja en los últimos 15 años (en el Perú es de 23.8%).

Además, Brasil ha sido el padrino del ALBA y de Chávez, apoyando activamente  la formación de bloques sudamericanos que alejan de la región a EEUU, como son los casos de Unasur, Celac, y otros. Asimismo,ha patrocinado el Foro de Sao Paulo, fundado por Lula con el Partido de los Trabajadores (PT), un foro anti-globalización, desarrollado en paralelo y en oposición al Foro de  Davos (del World Economic Forum). La idea ha sido terciar en el debate sobre políticas de desarrollo reuniendo a las izquierdas más radicales de la región, con mucha influencia de Venezuela y especialmente de Cuba. Este foro ha incluido siempre a lo más connotado de nuestra izquierda tradicional.

Cabe recordar que en una visita de Lula al Perú, durante el segundo gobierno de García, el entonces presidente brasileño retó al peruano, declarando que era mejor distribuir que crecer. Lula presentó cifras para alardear de su supuesto éxito. En Lampadia comparamos sus cifras con las peruanas y mostramos que la performance del Perú era muy superior. (Ver Lampadia: Luces y Sombras de la visita de Lula al Perú). Posteriormente, Brasil empezó a deteriorarse, y hoy tiene peores indicadores. No cabe duda que el Perú también ha tenido un “traspié” al ningunear la importancia de la minería, pero Brasil ha llevado su modelo a límites insostenibles.

A pesar de estos esfuerzos y de sus masivos y millonarios programas asistenciales, su tasa de crecimiento y sus índices sociales no resisten comparación con los peruanos. Esto se puede observar en la tabla siguiente, una versión actualizada de la publicada por Lampadia anteriormente. Para ello, al incluir los datos del 2013, hemos tenido que homogenizar las fuentes, puesto que hasta ahora, el gobierno de Brasil no ha publicado los indicadores referidos a la pobreza, sospechosa falta de transparencia en un año electoral. 

Para el 2014, hay aun mucha incertidumbre sobre el crecimiento del Perú. El consenso apunta hacia un 5%, mientras que para Brasil se estima un magro 1.5%. En el caso del Perú, casi el 30% de nuestro PBI  es por inversión que luego genera producción; el brasileño no llega a la quinta parte. Con respecto al ratio inversión-producto, Brasil se ha mantenido alrededor del 18%, mientras que el Perú ha tenido un crecimiento sustancialllegando a casi 28% del PBI en el 2013, un récord histórico.

Ambos países han logrado reducir considerablemente sus indicadores de pobreza, Brasil por sus programas asistenciales, y el Perú por su crecimiento, que además, redujo la desigualdad. (Ver Lampadia: Al menos 80% de la reducción de la pobreza es por el crecimiento).

La situación de Brasil es mala para todos, pero estas realidades siempre encierran importantes lecciones que esperamos sean aprovechadas por ellos, pero también por toda la región sudamericana. A estas alturas de la historia tenemos demostraciones muy claras sobre que  políticas son exitosas y sostenibles.Los países que progresan se integran al mundo, promueven la inversión privada, tienen Estados efectivos y, primordialmente, nivelan las oportunidades de desarrollo de todos sus ciudadanos. Lampadia




Piñera critica reformas económicas de Bachelet

Piñera critica reformas económicas de Bachelet

Y ADVIERTE SOBRE DECLIVE ECONÓMICO EXPRESIDENTE CONSIDERA QUE “VAN EN CONTRA DE LA FILOSOFÍA DE LA LIBERTAD”

(Expreso, 09 de Julio del 2014)

MADRID.-

El expresidente de Chile Sebastián Piñera criticó ayer las reformas anunciadas por su sucesora, la presidenta Michelle Bachelet, por considerar que pueden frenar el crecimiento económico, la creación de empleo y retrasar la lucha contra la pobreza en el país.

Piñeira intervino en un debate sobre el futuro de Chile, dentro del VII Foro Atlántico, que se celebra en la Casa América de Madrid bajo el lema “La consolidación económica e institucional de Iberoamérica: retos y desafíos”, en el que participaron políticos e intelectuales, como los escritores Mario Vargas Llosa y Jorge Edwards o el exministro chileno Cristián Larrouler.

El expresidente considera que las reformas del gobierno de Bachelet “van en contra de la filosofía de la libertad”.

“Las ideas de la libertad dan buenos resultados”, dijo al destacar que los cuatro países que más crecieron en América Latina son los que integran la Alianza del Pacífico (México, Colombia, Perú y Chile) y los que menos los dos del Mercosur, como Argentina y Brasil.

Al presentar la mesa redonda sobre Chile, Vargas Llosa destacó que “es el país que ha avanzado más rápidamente en América Latina hacia la modernidad” y con mayor reducción de la pobreza, alcanzando una “transformación extraordinaria”. 

Chile es un “caso de país exitoso, próspero» y con el margen de libertad es el más amplio, añadió el escritor y Premio Nobel de Literatura.

En el VII Foro Atlántico tendrá lugar otra mesa redonda bajo el título «América Latina, entre la Dictadura y la Democracia”, en la que participará la bloguera cubana Yoani Sánchez y está previsto que se proyecte un vídeo con un mensaje de la opositora venezolana María Corina Machado.

Se confunde lo estatal con lo público

Al abordar las protestas estudiantiles registradas durante su mandato, Piñera achacó ese malestar a que se confunde lo estatal con lo público, al indicar que el Estado debe garantizar la educación pero no puede monopolizarla.

Para Piñera, la mejor forma de garantizar la libertad es la democracia y la economía de mercado garantiza a su vez garantiza la libertad económica.

Durante los cuatro años de su mandato dijo que se crearon un millón de empleos, la renta per cápita en Chile pasó de una media de 15,000 dólares a 20,000 dólares “la mayor de América Latina”, el crecimiento económico del 3% al 5.3%.

En ese contexto, alegó que en los tres primeros meses del gobierno de Bachelet, el crecimiento económico “ha caído a la mitad” y se han perdido 60,000 empleos.




Chile hace peligrar Alianza del Pacífico

Chile hace peligrar Alianza del Pacífico

La Alianza del Pacífico es una iniciativa de integración regional, que fue promovida por el Estado peruano y que está conformada por cuatro países: Chile, Colombia, México y Perú. Estos se caracterizan por tener las mismas políticas macroeconómicas, haber negociado tratados de libre comercio (TLC) con economías desarrolladas, mantener TLC entre sí, y mirar al Asia-Pacífico. Además, 24 países de América Latina, Europa, Asia y Oceanía se encuentran en calidad de observadores del acuerdo, y Costa Rica y Panamá se encuentran en pleno proceso de incorporación. De esta forma, la Alianza del Pacífico constituye una plataforma de integración económica y comercial que se proyecta al mundo.

Es decir, estos países comparten una misma visión sobre cómo llegar al desarrollo y se encuentran enfocados en conseguirlo promoviendo el crecimiento de sus economías mediante la inversión privada, sin descartar la presencia de estados sólidos. Por eso llama la atención que Chile, con el nuevo gobierno de Bachelet, pretenda abrirle las puertas de la Alianza del Pacífico a Argentina y Brasil. Dos países que tienen una posición absolutamente contraria a la visión de los miembros de la alianza.

En América Latina existen otras iniciativas, más políticas que comerciales, que son cerradas a la globalización. Ejemplos de estos acuerdos son el ALBA, Unasur, Aladi o Mercosur, este último integrado por Argentina, Brasil, Venezuela, Uruguay y Paraguay. En efecto, en Lampadia ya hemos comentado que, a diferencia de la Alianza del Pacífico, el Mercosur constituye básicamente un bloque que defiende posturas políticas y se halla poco interesado en profundizar una agenda comercial de apertura al mundo (Ver: Medias verdades y grandes mentiras).

Por ello, la posible entrada de Brasil y Argentina a la Alianza del Pacífico desnaturalizaría a este bloque económico. Es imposible que la alianza avance “a dos ritmos”, como lo ha planteado Heraldo Muñoz, ministro de Relaciones Exteriores de Chile. Tanto Brasil como Argentina, que son los que lideran el bloque del Mercosur, han dado varias señales en los últimos años de su poca apertura comercial, al proteger sistemáticamente sus mercados para apuntalar sus industrias con medidas que han sido reclamadas ante la Organización Mundial de Comercio (OMC). Por el contrario, los países que conformamos la alianza tenemos las economías más abiertas de la región, y mantenemos políticas económicas que promueven el mercado y la inversión privada.

La semana pasada, José Antonio Meade, secretario de Relaciones Exteriores de México, lanzó un claro mensaje a Brasil al recordarle que la Alianza del Pacíficono es un foro político sino pragmático. Con ello, queda claro que México no dejará que Brasil, cuya agenda se basa en el distanciamiento de EEUU y el proteccionismo, tome eventualmente las riendas de la alianza. Si bien el realismo político nos obliga a mantener una política de buena vecindad con todos, debemos tener claro qué políticas (y socios) son los que nos llevan al desarrollo.

En la actualidad, la Alianza del Pacífico es considerada la octava economía mundial y representa la séptima potencia exportadora del orbe, se estima que en el 2018 se constituirá en el tercer bloque económico del planeta, solo superado por los países que integran el acuerdo Asia-Pacífico (Asean) y los Brics (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica). Por ello, Juan Manuel Santos, recientemente reelegido Presidente de Colombia, ha descrito al bloque como el nuevo “motor del desarrollo y la prosperidad”. A pesar de esto, en nuestro país, la izquierda ha intentado, permanentemente, bajarle la llanta a este acuerdo comercial.

La Alianza del Pacífico construye un orden económico y social en el que la libre iniciativa florece y los países integrantes avanzan hacia el desarrollo. Y cuando eso pasa, todas las aventuras estatistas, como las bolivarianas, quedan descartadas. Como dice Andrés Oppenheimer,en un momento en el que los inversores mundiales desconfían de los mercados emergentes, lo que más le convendría a Chile [y a Perú y a los otros miembros de la Alianza] sería promover la imagen de la Alianza del Pacífico como el dream team de las economías estrellas de Latinoamérica”.




Medias verdades y grandes mentiras

Medias verdades y grandes mentiras

La izquierda tradicional ha comenzado a disparar artillería pesada en contra del portal Lampadia por defender la participación del Perú en la Alianza del Pacífico -que reúne a México, Chile, Colombia y Perú, un bloque comercial que agrupa a las economías más abiertas de América Latina y que comercian con los mercados más grandes del mundo. En la medida que hemos sostenido que Unasur, el Mercosur y el Celac son, sobre todo, bloques políticos y no comerciales, La otra mirada acaba de publicar El círculo de la locura, un artículo en que se nos acusa de todo y se usan medias verdades para construir grandes mentiras.

Para despejar las dudas, volvemos a reproducir las declaraciones del Vicepresidente de Bolivia, Alvaro García Lineras (ver artículo ¿Leninismo detrás del Alba, Mercosur y Celac?).

“…(a)hora estoy en mi etapa leninista” dijo con ironía, antes de afirmar que “el curso general de la Revolución ha confirmado de una manera admirable, una de las tesis de Marx: cuando la Revolución avanza, obliga al enemigo a recurrir a métodos de defensa cada vez más extrema. El ALBA, la Unasur, la CELAC son parte del proceso revolucionario de esta etapa, son alternativas distintas que surgen de la diversidad. Pero esta autonomía que generan frente a EE.UU.,desencadena una contraofensiva del Imperio. En el actual momento, la punta de lanza de esta reacción, se llama Alianza del Pacífico. Se han alineado allí los gobiernos más conservadores del continente, comandados por EEUU, quien los reúne y articula, fijando una estrategia de contrainsurgencia continental, no para acabar con guerrillas sino para avanzar sobre Estados y gobiernos”. http://alainet.org/active/65228

Tal como dice el refrán popular, “a confesión de parte, relevo de prueba”. Más claro no canta el gallo. Pocos imaginaron tal extremo de politización e ideologización.

En La Otra mirada se pretende desmerecer el libre comercio sosteniendo que los países que integran la Alianza del Pacífico y los del Mercosur crecieron a la misma velocidad impulsados “por el súper ciclo de las materias primas”. Es verdad que el Mercosur creció en promedio, entre el 2002 y el 2012, 4.2% en términos reales, mientras que la Alianza del Pacífico tuvo un promedio de 3% (Colombia 4.5%, Chile 4.5%, México 2.3% y Perú 6.4%), según cifras del FMI. La otra mirada señala 5.3% y 4.61%, respectivamente (sin citar ninguna fuente referencial).

Aquí estamos frente a una verdad a medias si no se explica que, entre tanto, los integrantes del Mercosur han deteriorado gravemente sus economías: su crecimiento ha colapsado, la deuda pública de Brasil representa el 68.5% de su PBI y la de Argentina el 45%, mientras que los países de la Alianza del Pacífico, en promedio, solo llegan a 26.8%. En cuanto a inflación, Brasil ha volado en sus proyecciones con 7% en el primer semestre, Argentina sobrepasa el 25%, en tanto que el promedio de los países de la alianza es de 3.5%. En cuanto a  déficit público, Brasil tiene 2.8% de su PBI, Argentina 4.9%, mientras que el promedio de los miembros de la  Alianza del Pacífico es de solo un 0.2% del PBI. Es decir, una cosa es crecer en salud y otra incapacitando tus fuentes de desarrollo futuro.

Pero la verdad a medias se convierte en una gran mentira cuando se olvida el frenazo de las economías del Mercosur del 2012: Brasil 0.9%, Argentina 1.9% frente al 5.6% de Chile, 6.3% de Perú, 4% de Colombia y 3.9% de México. Es decir, disminuyen los precios de los commodities y las economías del Mercosur se desploman. ¿Acaso no se trata de la “maldición de los recursos naturales” que tanto pregona la izquierda? ¿No es evidente, pues, que el proteccionismo ha impedido una mayor diversificación de la economía en Brasil y Argentina? ¿Por qué se ignora los resultados del 2012 y las proyecciones para estos países en el 2013 y el 2014?

Otra perla del artículo que analizamos. Se argumenta que la deuda pública durante el gobierno de Menen llegó a representar el 168% del PBI en tanto que ahora solo ha llegado a 45%. El cinismo convertido en argumento. ¿Cómo se ha llegado a ese monto de deuda pública en Argentina que es enorme en sí? ¿Honrando los compromisos? De ninguna manera. El gobierno se robó los ahorros privados de los pensionistas, les hizo el “perro muerto” a los acreedores externos, dejando de pagar, a la mala, y se apropió de la renta agraria mediante impuestos leoninos. El tema de la deuda argentina es tan grave, que en octubre del 2012 fue detenido el buque escuela Fragata Libertad por un pedido de embargo de US$ 370 millones y estuvo estacionado casi dos meses. Asimismo, en marzo pasado, Cristina Fernández, en vuelo a Roma, para el saludo al Papa, tuvo que dejar el avión presidencial en Marruecos y tomar un vuelo comercial hasta Roma, para evitar otro embargo. Así cualquiera, más bien el 45% de PBI en deuda es una barbaridad con tanto robo.

¡Pretender comparar el crecimiento de Perú con el de Argentina es un crimen! El crecimiento gaucho se explica por un preocupante aumento de su gasto público que representa el 44.6% del PBI en el 2012, frente al 30.9% del 2006. En tanto, sus reservas internacionales netas, desde el 2010, han caído en US$ 15,895 millones y hoy solo representan el 8% de su PBI. Perú tiene un gasto de 19.6% del PBI y un creciente nivel de reservas que llega al 34% del PBI, el doble que Argentina en cifras absolutas.

La otra mirada también quiere defender la producción de trigo en Argentina, en Lampadia preferimos adjuntar la información oficial de AAPROTRIGO (Asociación Argentina Protrigo) que muestra la caída de la producción de trigo, tanto en toneladas, cómo en hectáreas.

La manipulación de las cifras en Argentina es tan escandalosa que mientras el gobierno señala que la pobreza sólo representa el 5.4% de la población y la indigencia el 1.5%, los analistas independientes la calculan en 24.5% (2012) y el nivel de indigencia en 4.9% (ver artículo del diario El País, La estadística oculta las cifras reales de pobreza en Argentina). La manipulación es tan vulgar, que en febrero del 2012, The Economist anunció que suprimía su seguimiento de la economía argentina, pues las cifras oficiales no servían.

Como se aprecia, las diferencias entre las economías de los países del Mercosur y los de la Alianza del Pacífico son absolutamente favorables a los países que promueven el libre-comercio. Estas son las diferencias entre economías sanas y, otras enfermas, sin embargo parece que para apreciarlas diferencias se requiere una mejor mirada.




Cristina en el país de las maravillas

Cristina en el país de las maravillas

La señora Kirchner parece haberse propuesto convertir a Argentina en un país donde difícilmente uno quisiera vivir. Para empezar, la prensa libre está cada vez más acorralada. La presidenta no tiene problemas en declarar abiertamente que “a veces pienso si no sería también importante nacionalizar […] los medios de comunicación”, a la vez que usa todos los recursos a su disposición para perseguir a la prensa opositora y favorecer a los medios afines. Paralelamente, el gobierno cada día logra un mayor quiebre de la separación de poderes, y en los últimos meses ha presentado varios proyectos de ley que, de aprobarse, le permitirían deshacerse de los jueces que han venido parando sus abusos. Y a todo esto se suman las múltiples denuncias de corrupción gubernamental.

La señora Kirchner, por supuesto, no solo representa una amenaza para la libertad de expresión, el Estado de derecho y la integridad del gobierno. Además, encarna un enorme riesgo para las economías de los hogares argentinos, pues sus medidas estatistas vienen reduciendo progresivamente la calidad de vida de sus ciudadanos.

Para muestra de esto último, veamos dos ejemplos. El primero es que hace unos días y como una suerte de escarmiento a los empresarios que osaran contradecir lo que la autoridad manda, el gobierno de Cristina Kirchner –representado por su secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno– decidió clausurar cuatro supermercados, tres de la provincia de Buenos Aires y uno de capital federal, por algunas horas. La razón: los establecimientos no habrían cumplido con el abastecimiento de algunos de los 500 productos con precios congelados por decreto.

El gobierno dice que esta es una sanción a empresarios que desconocen las necesidades del pueblo. Pero ¿cuál es realmente la razón del desabastecimiento de los almacenes? Resulta que como el Gobierno Argentino no puede luchar contra la inflación que él mismo ha creado (y que según consultoras privadas sería de 24% anual), ha decidido recurrir a controlar los precios por decreto. Así, elaboró una lista de 500 productos con precios congelados hasta octubre, firmada por el propio Moreno y siete cadenas de supermercados. Sabiendo esto, el desabastecimiento no tendría por qué sorprender a nadie: un precio por debajo de aquel que surge naturalmente en el mercado lleva a que a muchos productores (o quizá a todos) no les sea rentable seguir produciendo y que, en consecuencia, se genere escasez.

Por supuesto, en la fantasía de la señora Cristina, parece que basta que ella diga “que se llenen las góndolas de los supermercados” para que esto suceda como por arte de magia. Y por eso no tiene problemas en aplicar la Ley de Abastecimiento (norma de 1974 que fuera suspendida de hecho hace 15 años) que faculta a decomisar mercadería, imponer multas e incluso a enviar a prisión a aquellos empresarios que se nieguen a abastecer el mercado interno.

El segundo ejemplo de cómo las políticas kirchneristas están arruinando la economía familiar es lo que ha sucedido con el pan, alimento que se ha vuelto un lujo, pues desde el 2006 se ha encarecido en más de 700%. Además, en los últimos seis meses se triplicó el precio de la bolsa de harina, lo que llevó a las panaderías a aumentar sus precios un 50%.

¿Cómo así sucedió esto? Pues resulta que en el 2006 el gobierno de Néstor Kirchner decidió restringir las exportaciones de trigo. El cierre parcial del mercado externo (que consumía casi dos tercios de la producción argentina de este cereal) volvió menos atractivo este negocio, pues el mercado local no estaba dispuesto a pagar los mismos precios, lo que motivó a muchos empresarios a migrar sus inversiones hacia la producción de bienes más rentables. Esto llevó a que la producción de trigo pase de 15 millones a 9 millones de toneladas en siete años, un fenómeno que se ha repetido con la carne y la leche.

Por supuesto, la señora Kirchner prefiere negar la realidad. Para ella, es más fácil seguir echando la culpa de los problemas económicos a los empresarios, seguir arruinando a Argentina con sus leyes populistas y vender la ilusión de que ella puede construir el país de las maravillas.

Publicado en  El Comercio, 23 de julio del 2013