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La minería peruana y el Covid 19

La minería peruana y el Covid 19

Ing. Víctor Gobitz
Para Lampadia

Si abordamos a nuestro sector minero desde el punto de vista macroeconómico, diríamos que aporta entre 12 y 14 % del PBI del país, aporta además entre 59 y 60% de las divisas, genera empleo directo a más de 200,000 personas y si consideramos su cadena de proveedores de bienes y servicios, es responsable de emplear a más de 1 millón de peruanos.

Otra manera de visualizar su relevancia es afirmando que, en la actualidad, a nivel global, el Perú es el segundo productor de cobre, zinc y plata; y es además importante productor de oro, plomo, molibdeno, estaño y hierro.

Esta posición de liderazgo mundial se ha logrado mediante la inversión privada de capitales peruanos, pero también de capitales provenientes de: Estados Unidos, China, Corea del Sur, Japón, Australia, Suiza, Reino Unido, España, Sudáfrica, México, Brasil, Canadá y Chile.

Somos además una industria descentralizada porque nuestras operaciones y proyectos están, por lo general, en zonas alto andinas.

¿Cómo estábamos cuando arribó el virus?

Siendo una industria con larga tradición y estándares internacionales, contamos con sistemas de gestión de seguridad industrial, salud ocupacional y cuidado ambiental; además operamos en lugares remotos y espacios aislados, con personal que ingresa a trabajar de manera rotatoria y que permanece en un campamento minero.

A este sistema de trabajo ordenado, disciplinado y con diversos protocolos se le han añadido criterios sanitarios para minimizar el contagio de manera sistemática.

¿Cómo estamos reiniciando operaciones?

El grueso de las empresas mineras mantuvo actividades esenciales, es decir un número mínimo de trabajadores para asegurar la operatividad de las minas luego que se supere esta crisis sanitaria.

Por ello, a lo largo de más de 70 días hemos adquirido un importante conocimiento empírico, lo cual nos ha permitido establecer un protocolo sanitario que ahora es parte de nuestro sistema de gestión y que apunta a minimizar el riesgo de contagio.

Respecto al plan de reactivación, mantenemos un punto de vista distinto al establecido por el Gobierno Central, quien ha definido que la industria minera se reactive por fases; en fase 1 la gran minería (producción mayor a 5,000 tpd), en fase 2 la mediana minería (producción entre 350 y 5,000 tpd), en fase 3 la pequeña minería (producción entre 25 y 350 tpd) y en fase 4 la minería artesanal (menor a 25 tpd).

Siendo entendible la secuencia de reinicio, la periodicidad mensual de cada fase no ha tomado en consideración los sistemas de gestión pre existentes en nuestra industria, el conocimiento adquirido en los últimos 70 días atendiendo actividades críticas, la menor robustez financiera de las empresas mineras de menor capacidad de producción y, por último, la urgencia económica del país. La periodicidad de reinicio bien pudo ser quincenal y parecería que esperar hasta julio para el reinicio de la pequeña minería y hasta agosto para la minería artesanal, carece de sustento pragmático; porque tenderá a reiniciarse antes de esas fechas y probablemente sin haber establecido antes un protocolo sanitario consensuado.

¿El plan de reactivación de operaciones mineras será suficiente?

Definitivamente no será suficiente porque estamos ante una recesión mundial, que significa menores precios internacionales para nuestra oferta de metales industriales (cobre, zinc, plomo, estaño, molibdeno y hierro); y a su vez una gran disminución de la demanda interna.

Todo lo cual implica proyectar un PBI para el año 2020, con una reducción de entre 15 y 20%, respecto al año 2019. Esto, en términos prácticos supone un incremento un sustancial del desempleo y por ende un crecimiento de los índices de pobreza.

Por ello, nuestro país, además del Comando que atiende la crisis sanitaria y del Comando que atiende la reactivación económica, requiere una suerte de “Zar de las Inversiones”, de manera tal que articule y agilice las inversiones públicas que serán realizables ante un déficit fiscal creciente y que a su vez articule todos los proyectos de inversión privada que sean factibles realizar.

En este sentido, retornando al sector minero debemos destacar que la demanda de metales preciosos (oro y plata) ha mantenido dinamismo por su atributo de refugio y el precio del cobre ha mostrado una ligera recuperación por la reactivación de las economías asiáticas.

En medio de esta pandemia, felizmente nuestra economía no depende de combustibles fósiles; y por tanto deberíamos colocar dentro la agenda del “Zar de las Inversiones”, la continuidad de los proyectos mineros en construcción como Quellaveco, Mina Justa y la expansión de Toromocho; la promoción de las Exploraciones Mineras, que tienen mínimo impacto ambiental y resultan imprescindibles para asegurar los planes de largo plazo de esta industria estratégica para el país; y generar los consensos para incorporar en la cartera de proyectos a: Tía María, Corani, Rio Blanco, Tambogrande, Quillish, Conga, entre otros. Lampadia




No apuntemos a un crecimiento mediocre

Después de un decepcionante primer año de gobierno, manejado por tres economistas, el presidente, el premier y el propio ministro de economía, el bi-ministro a cargo de la PCM y del MEF, Fernando Zavala, nos presenta un nuevo Marco Macroeconómico Multianual (MMM) para el período 2018-2021.

El MMM se propone dinamizar la economía a través de la llamada “senda de la recuperación” en tres fases, con el objetivo de aumentar el gasto hasta el 2018 y, posteriormente, reducir el déficit fiscal, para lo cual tendrán que impulsar un aumento en los ingresos del gobierno, además de apostar por un aumento considerable en la inversión privada. Una ecuación con varias incógnitas, ¿lo lograremos?

La proyección del crecimiento para el 2017 se ha revisado hacia abajo varias veces. El año comenzó con un anuncio del Banco Mundial que proyectaba un crecimiento del PBI del Perú de 4.2%. Para febrero, seis entidades ya habían reducido su previsión de crecimiento a aproximadamente 3.5%. Ahora el MEF anuncia un crecimiento de tan solo 2.8%, la Cepal plantea 2.5% y Apoyo Consultoría 2.1%.

La situación es pues, verdaderamente grave, el Perú se ha alejado de su positivo ciclo de inversión y expansión y, en el mejor de los casos, se encamina a un crecimiento mediocre de un 4% anual a partir del 2018.

No hemos llagado a esta situación por impactos externos, sino fundamentalmente por daños auto infringidos; primero por el gobierno de Humala que cortó la inversión minera y sus encadenamientos multisectoriales, con lo que se paralizó el crecimiento; y luego por no haber enmendado las cosas desde el cambio de gobierno del año pasado. Lo más reciente, los errores del gobierno de PPK (ver El Gobierno tiene que reaccionar – ¡YA!), los hemos resumido como:

  • Mantener el coqueteo político con el humalismo y las izquierdas
  • Definir la orientación política del gobierno en función de su enfrentamiento con FP
  • No haber enfrentado los llamados conflictos sociales, especialmente en minería y turismo
  • No haber destrabado las inversiones en infraestructuras
  • El ‘Friaje de Thorne’, que cortó el gasto público y colapsó la demanda interna
  • No haber evitado la parálisis de los proyectos de infraestructuras, la caída del sector construcción y llevarnos a enfrentar el riesgo del corte de la cadena de pagos, por el escándalo de corrupción del Lava Jato. (Por ejemplo, no haber seguido lo recomendado oportunamente por LampadiaRiesgo de ‘bust-crediticio’ en el Perú).

Como dijimos en Lampadia el 15 de agosto pasado, Solo el crecimiento salvará al Perú. El Perú no puede resignarse a la mediocridad, nuestra tarea por el desarrollo integral y la búsqueda del bienestar general nos exigen algo mejor, máxime, teniendo los recursos y el potencial para emprender una revolución productiva.

Es pues muy preocupante que el MMM revise a la baja el crecimiento de los próximos años, que el MEF estimaba antes en un ya limitado 5%. “El PBI se acelerará a 4.0% en el 2018 y consolidará su crecimiento en torno a su potencial de 4.0% en el 2019-2021”.

Veamos qué quiere hacer el MEF. El gobierno ha desarrollado un programa de tres fases:

  • 1era Fase: Busca la aceleración de nuestra economía mediante una política fiscal expansiva, orientada principalmente al proceso de reconstrucción (obras de rehabilitación y prevención), la continuación de la refinería de Talara y al despliegue de infraestructura para los Juegos Panamericanos.Según el MMM, esta mayor expansión fiscal, a través de los distintos encadenamientos que genera, dinamizaría la actividad económica y mejoraría las expectativas de los agentes económicos. Como dice Apoyo, en el Norte y Lima se dinamizará la economía, dejando al Sur en figuritas. Ver: La economía tendrá un rebote en el 2018 y se sentirá con más fuerza en Lima y el norte del país.
  • 2nda Fase: Gracias al impulso del 2017, el 2018 debería empezar con una aceleración de la inversión pública (17.5%) debido a la reconstrucción (1.2% del PBI) y las obras de construcción de los Panamericanos (0.3% del PBI). La inversión privada crecería 3.5% gracias a un alza en los precios de metales y el destrabe de importantes megaproyectos de infraestructuras y mineros. Sin una estrategia adecuada para enfrentar a los anti mineros, es muy difícil que se ejecute algún proyecto minero importante, sobre todo después de la debilidad mostrada durante la huelga de maestros.
  • 3era Fase: En el periodo 2019-2021 se consolidaría la recuperación de la economía, llegando a un crecimiento de 4% en un contexto de retiro gradual del impulso fiscal, mayor dinamismo del sector privado y condiciones externas favorables.
    Para lograrlo, será necesarioavanzar en la simplificación de los procesos de inversión, mejorar la calidad regulatoria, reducir los costos logísticos, dar un mayor impulso a la inversión en infraestructuras e impulsar a los sectores con un amplio potencial de productividad como el de la acuicultura, forestal, turismo y minero. 

¿Cuán viable es este esquema?

Las primeras reacciones con respecto al informe del MMM han sido de incredulidad. Entre los temas más debatidos están las proyecciones fiscales, las cuales muestran incremento de la deuda pública (de 25.9% del PBI para el 2017 hasta 27.8% del PBI en 2021), llevándolocerca de su límite legal.

Además, en el caso de los ingresos públicos, que han venido cayendo, el MMM destaca que si bien las proyecciones incluidas para el 2017-2018 están en línea con lo propuesto, el cumplimiento de los supuestos para el 2019-2021 dependerá de la efectividad de las medidas tributarias propuestas, como la reducción de la evasión del IGV, el Impuesto a la Renta, una mejor focalización del Impuesto Selectivo al Consumo y una mejora en los mecanismos de fiscalización de la Sunat. El Consejo Fiscal (CF), por su lado, ha opinado que “las previsiones para los años 2017-2018 están en línea con las perspectivas de crecimiento local e internacional […]. Sin embargo, para los años siguientes, el CF expresa su preocupación respecto a las cifras de ingresos fiscales consignadas”, sobre las proyecciones fiscales incluidas en el proyecto de MMM 2018-2021.

Algunos, como el ex viceministro de Hacienda Carlos Oliva, afirman que “no son más que una mera buena intención, porque hay problemas estructurales como la informalidad y la falta de cultura tributaria que hacen que la resolución de la evasión sea más un plan de mediano y largo plazo.” Otros, como César Peñaranda, gerente de Estudios Económicos de la Cámara de Comercio de Lima, señaló que para aumentar los ingresos fiscales se requiere una reforma tributaria integral: “Eso exige una acción bien pensada, bien organizada, para poder llevarla adelante sin ahogar a quienes cumplen”.

Sin embargo, por las declaraciones de Claudia Cooper, viceministro de economía, el MEF, en vez de plantear una reforma coherente, estaría pensando en eliminar exoneraciones tributarias. “Vamos a racionalizar las exoneraciones. (…) Vamos a reducir exoneraciones y dar otro tipo de beneficio, para que sea menos dañino”. Dios nos coja confesados, no vayamos a pasar del ‘Friaje de Thorne’ a la ‘Sequía de Cooper’Por un lado, se quiere incentivar el crecimiento de la inversión privada, y por otro se desenvaina la espada fiscalizadora para distorsionar el peso tributario. No nos olvidemos, que hasta ahora, el Perú no ha podido abandonar la hipócrita práctica de llamar exoneraciones a lo que, en muchos casos, son en escencia inafectaciones. (A diferencia de las inafectaciones, las exoneraciones deben ser reafirmadas todos los años en la Ley del Presupuesto de la República)

El eje central para el impulso del crecimiento es la inversión pública y su eventual rebote en una mayor inversión privada. Para que la economía peruana retome su ritmo de crecimiento, el MMM incentivará el aumento de la inversión pública en obras de infraestructuras, como Línea 2 del Metro de Lima, que garantiza una inversión de S/. 400 millones y la construcción de ocho sedes para los Juegos Panamericanos (S/. 600 millones), además de la inversión de S/. 23 millones para el proceso de Reconstrucción con Cambios en el norte del país.

La inversión privada, según el MMM, crecerá 3.5% en el 2018, debido al mayor impulso fiscal, que generará oportunidades de negocio. Esto se debe a que el marco normativo será más ágil, tanto para la obtención de predios como para la aprobación de permisos ambientales, lo cual permitiría reiniciar el círculo virtuoso de mayor inversión-empleo-consumo.

Luego de caer por cuatro años consecutivos, la inversión minera crecería alrededor de 5% en el 2018, gracias al desarrollo de nuevos proyectos, afirma el MMM. ¿?Entre los proyectos que contribuirán a una recuperación de la inversión minera en el Perú está el inicio de construcción de Mina Justa, que demandará una inversión total de US$ 1,300 millones, y Michiquillay de US$ 1,950 millones, el cual se adjudicaría en el segundo semestre del 2017, pero no se podría dinamizar hasta un tiempo después. “Esta recuperación se da en un contexto de mejora de la posición financiera de las empresas mineras”, añadió el MEF. Esta es, lamentablemente, una apuesta sin sustento político, mientras el gobierno no se esté dispuesto a enfrentar los conflictos sociales.

‘Nos preocupa señor Presidente’

Como se decía en un antiguo programa radial, nos preocupa la distancia entre lo planteado y la realidad, sobre todo después de haber observado la debilidad del gobierno para enfrentar los conflictos sociales, los conflictos (reiterados) entre el Ejecutivo y el Congreso, y el conflicto interno en el partido de PPK. Tres conflictos o la ‘La Triple Corona de Espinas’ que lleva el gobierno, sin acusar dolor. Particularmente, queremos dejar constancia de los temas que nos preocupan y que pensamos deben ser manejados con mayor destreza que la exhibida hasta ahora:

  • Todas las balas de la recuperación descansan en la inversión pública, que adolece de debilidades estructurales
  • La inversión minera no se reactivará hasta que el gobierno no sepa comunicar a la ciudadanía sus beneficios y hasta que no ejerza el imperio de la ley para combatir a los anti mineros
  • Lo mismo va por el turismo, la segunda víctima de los movimientos anti inversión privada
  • En el sur no se tiene ningún proyecto importante de inversión pública, y los de inversión privada están paralizados. Falta de pan y olla caliente, una explosiva combinación, que puede desestabilizar la mesa completa
  • La disrupción fiscal, que puede generarse con la ‘racionalización de exoneraciones’, que puede incidir en afectar la dinámica de la inversión privada
  • La ‘Triple Corona de Espinas’, los tres niveles de conflicto que enfrenta el gobierno sin mostrar capacidades adecuadas para hacerlo: los sociales, con FP y con los PPKuis.

Pero nuestra mayor preocupación es que ahora solo queda un camino para la recuperación del crecimiento y la armonía social y política:

  • Un plan de acción concertado entre el Ejecutivo y el Congreso
  • Un programa de comunicación gobierno-ciudadanía sobre la situación, posibilidades de mejora y la necesidad de mantener la paz social y apoyo a los proyectos de inversión
  • Un pacto tripartito: Ejecutivo-Congreso-Sistema Judicial (Fiscalía y Poder Judicial) para enfrentar con firmeza los conflictos político-sociales, que permita, por ejemplo, desarraigar de sus localidades a los violentistas que capture la policía y poder procesarlos en Lima.

Tenemos que pensar en grande, un país de múltiples y grandes necesidades, y con infinitas posibilidades de desarrollo productivo, no puede resignarse a la mediocridad ni a la anomia social. Hay que ponerse delante de los problemas, con fuerza de espíritu, sentido de urgencia y confianza en el futuroLampadia