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Las rondas se pasaron al ‘lado oscuro de la fuerza’

Las rondas se pasaron al ‘lado oscuro de la fuerza’

“El hombre es lobo para el hombre”, afirmaba Hobbes (autor del Leviatán) para destacar la importancia del Estado como organizador de la vida en sociedad, de la convivencia pacífica que atenúe o limite las acciones negativas y egoístas de los seres humanos y los lleve a colaborar y pensar en el bien común. Sin Estado, se impone la anarquía. Una de las principales funciones del Estado es la de proveer seguridad e impartir justicia. Así se evita que los hombres se hagan justicia por mano propia y que se imponga la ‘Ley del más fuerte’. Los espacios vacíos siempre se llenan, si el Estado no cumple con sus responsabilidades, los ciudadanos y las mafias adoptan otras modalidades de justicia, algunas de ellas violentas, como ‘juicios populares’, linchamientos y asesinatos.

 

 

Las rondas campesinas que surgieron en el Perú en la década de los 70 para combatir al abigeato y se propagaron por buena parte del país en los 80 para defenderse de la insania de Sendero Luminoso, fue una respuesta de las comunidades ante la ausencia e incapacidad del Estado para proveer seguridad. Hace 39 años consiguieron reconocimiento legal mediante la Ley 27908. En esa norma se les permite conciliar en conflictos y apoyar a la justicia

Las rondas y comités de autodefensa, que fueron claves en la derrota de Sendero, han ido pasándose al ‘lado oscuro de la fuerza’: Se han politizado,han sido capturadas  por movimientos anti sistema como Patria Roja, participando abiertamente en acciones anti-inversión, como en Cajamarca;algunas se han vinculado a mafias como las del narcotráfico y; otras, ante la ausencia y poca efectividad de la justicia formal, han  incrementado sus capacidades para ‘impartir justicia’, al punto que hoy la policía ha dejado de entregar a los delincuentes que captura al Ministerio Público (fiscalía), como ordena el Código Penal, para dejarlos en custodia de los ronderos. (Ver en Lampadia: La injusticia informal (paralela) no es la solución).

 

 

Esta situación ha llevado a que los ronderos se excedan en sus funciones. Se los ha visto flagelando a parroquianos de prostíbulos y bares, golpeando a infieles, secuestrando a estudiantes y profesores por problemas de límites entre comunidades rivales, participando en acciones violentas en marchas, protestas y huelgas, además de mantener un control territorial sobre zonas comunales donde impiden el paso y el libre tránsito (ver en Lampadia: Territorios liberados amenazan libertad, democracia y prosperidad).

A pesar de estos excesos,las rondas han sido legitimadas porel Poder Judicial (PJ) en el 2009,  cuando la Oficina Nacional de Justicia de Paz y Justicia Indígena (ONAJUP) adoptara un acuerdo de la Corte Suprema para reconocer la capacidad de las rondas campesinas para ‘impartir justicia’. Desde entonces, esta interpretación del artículo 149º de la Constitución, representa la posición formal del PJ con la que renuncia a sus obligaciones, dejándolas en manos de las rondas campesinas.

Cuando la Comisión de Justicia del Congreso, quiso limitar esta excesiva facultad, pues las rondas podrían detener, pero no juzgar, saltaron las ONG y otros socios de la creación de territorios libres. El Poder Judicial (que no deseaba que le enmendaran la plana) y los propios ronderos que hicieron huelgas, paros, marchas, tomas de carreteras y otras amenazas con la violencia. Los congresistas, como es su costumbre, retrocedieron y convalidaron las prerrogativas que detentan las rondas. De esta forma se volvió a legitimar una nueva instancia judicial paralela en el Perú.

Como la propia Constitución reconoce, al igual que distintos convenios internacionales, las comunidades campesinas y nativas (cualquiera sea su origen), tienen el derecho a impartir justicia dentro de sus áreas de influencia, de acuerdo a sus costumbres, tradiciones y usos. Es decir, una tercera instancia de administración (paralela) de justicia.

La preservación de las facultades de las rondas son una contradicción con los principios más elementales de lo que es administrar justicia. Esta requiere de diversas instituciones, del derecho a la defensa y de la doble instancia. Las rondas (armadas) ejercen las funciones de la policía (capturan), de los fiscales (acusan), de los jueces (condenan) y del sistema carcelario (castigan con reclusiones abusivas y con castigos físicos como azotes, apedreamientos y hasta linchamientos que ‘no pueden controlar’.

El país necesita “Gobernanza”como hemos propuesto varias veces en Lampadia, según la definición del Diccionario de la Real Academia: “Arte o manera de gobernar que se propone como objetivo el logro de un desarrollo económico, social e institucional duradero, promoviendo un sano equilibrio entre el Estado, la sociedad civil y el mercado de la economía”.

Sistemas de justicia paralelos, sin controles de la sociedad, sin límites a sus acciones y sin que se respeten los principios básicos de la administración de justicia en las sociedades civilizadas, son la negación de la propia justicia y uno de los caminos para que en el Perú se consoliden los ‘territorios libres’ controlados por actividades ilegales y anti nacionales como el terrorismo, el narcotráfico, la tala ilegal, la minería ilegal y las culebras armadas del contrabando puneño. (Ver en Lampadia: Visión de Futuro antes que un Acuerdo Nacional).

Así no se hace País. Ya es hora de que las decisiones de gobierno, en cualquiera de sus instancias, se basen en los objetivos de largo plazo de la República y, no en la politiquería cortoplacista y cobarde que solo busca el voto y el aplauso del populismo y los medios.  Lampadia

 

 




Lecciones de Mandarín

Lecciones de Mandarín

[En su acepción de alto funcionario, como se usaba en la China]

Los gobiernos tienen que repensar cómo recompensar y motivar a los funcionarios públicos

Publicado por The Economist el 9 de agosto, 2014. Traducido por Lampadia.

Los franceses los llaman ‘hauts fonctionnaires’ [altos funcionarios], los alemanes ‘Beamte im höheren Dienst’ [funcionarios de los más altos oficios] y los británicos, un poco más económicos, los conocen como “mandarines”. Los niveles más altos de los servicios públicos son un poderoso brazo del estado. Implementan las reformas ideadas por los políticos, y diseñan los servicios públicos que van desde los sistemas de bienestar a las prisiones. En comparación a los jefes del sector privado, los burócratas que administran el sector público tienden a estar menos bien pagados, pero tienen vidas más tranquilas, con puestos de trabajo más seguros y menos presión para mejorar la productividad. Ahora los mandarines se enfrentan a cambios.

Ha habido gran furia por parte de los contribuyentes cuando los grandes proyectos no funcionaban. El nuevo aeropuerto de Berlín lleva tres años de retraso, y se prevé que costará € 6,000 millones (8,100 millones de dólares), tres veces el estimado original. En la actualidad, los votantes y, principalmente, los políticos son especialmente intolerantes a la ineficiencia de la función pública. Un remezón es la austeridad. Otro es la tecnología, que está cambiando no sólo en cómo se brindan los servicios públicos – como en educación, con “cursos en línea, masivos y abiertos” – sino también en la forma en que se pueden medir. Las redes sociales permiten a los usuarios quejarse de los tiempos de espera de hospitales y de los resultados de las matemáticas. Quizás la mayor presión es el paso del tiempo: los trabajadores del sector privado son incrédulos acerca de por qué los funcionarios públicos deben escapar a la destrucción creativa que ha cambiado otras operaciones alrededor del mundo.

La reforma del sector público es un proyecto enorme, pero el pueblo está en el centro de ella. El gobierno es una industria de servicios, y hay un problema de talento básico. Pocos servicios públicos -Singapur es el ejemplo más claro – compiten con el sector privado por los mejores graduados. Pero en otros lugares, incluso en los departamentos de élite, como el Tesoro de EE.UU. y la Oficina de Relaciones Exteriores de Gran Bretaña, hay problemas (o pierden a los más ambiciosos rápidamente). Los mandarines y sus jefes políticos tienen que cambiar de táctica.

Demasiados funcionarios públicos, sobre todo en la Europa continental, se arremolinan en torno a un Gormenghast burocrático [una especie de isla para del placer para los burócratas], pero rara vez salen de él. Casi cuatro quintas partes de los altos funcionarios alemanes han estado en la administración pública durante más de dos décadas. El Estado francés, dirigido por François Hollande, es gobernado por una casta de funcionarios imposibles de remover, resistentes a la reforma. Una de las razones por las que muchos funcionarios se quedan aferrados son sus generosas ofertas de pensiones (…). Pero las estructuras de carrera también deben adaptarse.

La mayoría de los servicios públicos aún tienden a ser gerontocracias, donde la edad y la antigüedad son sinónimos. Nueva Zelanda ha desmantelado el sistema de jerarquías rígidas y de grados de pago que engendraron los gustos del flemático Sir Humphrey en la comedia de la BBC “Yes Minister”. En su lugar, se nombra a los jefes de los departamentos ministeriales, que firman contratos para cubrir objetivos específicos y pueden ser despedidos si fallan. Los funcionarios de Singapur se envían con frecuencia a empleos en el sector privado. Gran Bretaña ha nombrado a un alto funcionario de la industria petrolera para dirigir la agencia que se ocupa de los proyectos estatales de gran escala. La idea es que la experiencia del sector privado, en áreas como la gestión de contratos y negociaciones puede ayudar a evitar desastres como el aeropuerto de Berlín.

Todo esto hace un llamado a los políticos. Pero el corolario de un mejor rendimiento es una paga más alta. El director de operaciones del gobierno británico anunció esta semana que está dejando un trabajo comercial lucrativo. Singapur, que tiene un gobierno mucho más pequeño que el de los Estados Unidos, paga a sus mejores funcionarios US$ 2 millones al año. Ningún congresista republicano toleraría eso, lo cual es absurdo. El costo de los salarios más altos se compensa con el ahorro de dinero en consultores costosos para absorber proyectos fallidos.

Hay una zona en la que menos cambio sería útil. Para planificar las carreras, se necesita una estrategia a largo plazo-y la democracia arroja cambios en cada elección. En Gran Bretaña, los funcionarios de salud hablan de sucesivas “re-desorganizaciones”. Una de las razones del éxito autoritario de Singapur es que sus votantes milagrosamente siempre han elegido el partido fundado por Lee Kuan Yew desde que asumió el mando en 1959.Los votantes de otros lugares son menos complacientes. Nueva Zelanda ha tratado de contrarrestar esto incrementando los poderes de un comisionado de servicios estatales, cuyos deberes incluyen uno de “administración” duradera. Eso podría ser un modelo útil para otros lugares, sobre todo en Estados Unidos, donde también muchos puestos de responsabilidad están ocupados por nombramientos políticos (que luego toman meses para conseguir su confirmación por el Congreso). Los mandarinatos tienen sus defectos, pero alguien tiene que seguir trabajando el Leviatán.