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La superioridad del liberalismo

La superioridad del liberalismo

A continuación, compartimos un artículo publicado por The Economist de obligatoria lectura para aquellos interlocutores que busquen herramientas filosóficas y morales para la defensa férrea del liberalismo clásico, tan venido a menos en nuestro país frente al avance de las izquierda radical en el poder político.

El texto compara sagazmente las bases del liberalismo clásico con aquellas de otros movimientos políticos que han empezado a tener bastante atractivo en occidente – sin perder su parecido con países de nuestra región – como los populismos de derecha, pero en particular, la izquierda progresista.

Liberalismo Económico - Concepto, características, representantes

Como bien destaca The Economist, si bien el progresismo y el liberalismo pueden confluir en la búsqueda del bienestar humano, el liberalismo resulta superior puesto que no impone a la fuerza determinadas creencias culturales y sociales desde la burocracia estatal ni depende de extraer coactivamente los ingresos de las sociedades para cambiar la estructura social que, bajo la visión progresista, fomenta una desigualdad de grupos o “castas” (ej.: empresarios vs. trabajadores, capitalinos vs. Provincianos, etc.). Por el contrario, su estrategia basada en el respeto del estado de derecho, el fomento de la competencia y el mercado abierto – que es la que ha contribuido al mayor progreso de la humanidad desde los inicios de la Revolución Industrial – asegura un desarrollo sostenible porque implica la búsqueda del mérito y el esfuerzo individual por generar constantemente mejores bienes y servicios a las sociedades.

Cabe resaltar que las izquierdas progresistas en el Perú – ahora absorbidas por el ala radical de Perú Libre – con sus propias formas, constantemente utilizan la victimización de la población andina y fomentan la lucha de clases entre ricos y pobres o limeños y provincianos para justificar el retorno a políticas trasnochadas y al acrecentamiento del Estado, una estrategia fallida que nos estancó 30 años en nuestro desarrollo. Cuando fue justamente la política contraria, la de la liberalización de la actividad privada con la Constitución de 1993, que se obtuvo la mayor mejora de los ingresos de los hogares rurales y reducción de pobreza fuera de Lima en toda nuestra historia republicana, producto del crecimiento económico que experimentó nuestro país hasta el 2011 (ver Lampadia: Las cifras de la prosperidad).

Una lectura sobre la superioridad del liberalismo, como la del presente artículo, no le vendría mal a las clases gobernantes de nuestro país, pues contribuiría a darles mayores luces sobre cómo mejorar la calidad de vida de justamente esas clases que ellos tildan de víctimas del sistema. Lampadia

Pensamiento político
La amenaza de la izquierda iliberal

No subestime el peligro de las políticas de identidad de izquierda

The Economist
4 de septiembre de 2021
Traducida y comentada por Lampadia

Algo ha salido muy mal con el liberalismo occidental. En el fondo, el liberalismo clásico cree que el progreso humano se logra mediante el debate y la reforma. La mejor manera de navegar por un cambio disruptivo en un mundo dividido es a través de un compromiso universal con la dignidad individual, los mercados abiertos y el gobierno limitado. Sin embargo, una China resurgente se burla del liberalismo por ser egoísta, decadente e inestable. En casa, los populistas de derecha e izquierda se enfurecen con el liberalismo por su supuesto elitismo y privilegio.

Durante los últimos 250 años, el liberalismo clásico ha contribuido a lograr un progreso sin precedentes. No se desvanecerá en una nube de humo. Pero está pasando por una prueba severa, tal como lo hizo hace un siglo cuando los cánceres del bolchevismo y el fascismo comenzaron a corroer la Europa liberal desde adentro. Es hora de que los liberales comprendan a qué se enfrentan y se defiendan.

En ningún lugar la lucha es más feroz que en EEUU, donde esta semana la Corte Suprema decidió no derogar una ley antiaborto draconiana y extraña. La amenaza más peligrosa en el hogar espiritual del liberalismo proviene de la derecha trumpiana. Los populistas denigran los edificios liberales como la ciencia y el imperio de la ley como fachada de un complot del estado profundo contra el pueblo. Ellos subordinan los hechos y la razón a la emoción tribal. La perdurable falsedad de que se robaron las elecciones presidenciales de 2020 apunta a dónde conducen esos impulsos. Si las personas no pueden resolver sus diferencias mediante el debate y las instituciones confiables, recurren a la fuerza.

El ataque de la izquierda es más difícil de entender, en parte porque en EEUU “liberal” ha llegado a incluir una izquierda no liberal. Describimos esta semana cómo un nuevo estilo de política se ha extendido recientemente desde los departamentos universitarios de élite. A medida que los jóvenes graduados han aceptado trabajos en los medios de comunicación de lujo y en la política, los negocios y la educación, han traído consigo el horror de sentirse “inseguros” y una agenda obsesionada con una visión estrecha de obtener justicia para los grupos de identidad oprimidos. También han traído consigo tácticas para imponer la pureza ideológica, al no poner plataformas a sus enemigos y cancelar a los aliados que han transgredido, con ecos del estado confesional que dominaba Europa antes de que el liberalismo clásico echara raíces a fines del siglo XVIII.

Superficialmente, la izquierda antiliberal y los liberales clásicos como The Economist quieren muchas de las mismas cosas. Ambos creen que las personas deberían poder prosperar independientemente de su sexualidad o raza. Comparten una sospecha de autoridad e intereses arraigados. Creen en la conveniencia del cambio.

Sin embargo, los liberales clásicos y los progresistas antiliberales difícilmente podrían estar más en desacuerdo sobre cómo lograr estas cosas. Para los liberales clásicos, la dirección precisa del progreso es incognoscible. Debe ser espontáneo y de abajo hacia arriba, y depende de la separación de poderes, para que nadie ni ningún grupo pueda ejercer un control duradero. Por el contrario, la izquierda antiliberal puso su propio poder en el centro de las cosas, porque están seguros de que el progreso real es posible solo después de haber visto por primera vez que se desmantelen las jerarquías raciales, sexuales y de otro tipo.

Esta diferencia de método tiene profundas implicaciones. Los liberales clásicos creen en establecer condiciones iniciales justas y dejar que los eventos se desarrollen a través de la competencia, por ejemplo, eliminando los monopolios corporativos, abriendo gremios, reformando radicalmente los impuestos y haciendo que la educación sea accesible con vouchers. Los progresistas ven el laissez-faire como un pretexto que utilizan los poderosos intereses creados para preservar el status quo. En cambio, creen en imponer “equidad”, los resultados que consideran justos. Por ejemplo, Ibram X. Kendi, un académico y activista, afirma que cualquier política de daltonismo, incluidas las pruebas estandarizadas de los niños, es racista si termina aumentando las diferencias raciales promedio, por más esclarecidas que sean las intenciones detrás de ella.

Kendi tiene razón al querer una política antirracista que funcione. Pero su enfoque de trabuco corre el riesgo de negar a algunos niños desfavorecidos la ayuda que necesitan y a otros la oportunidad de realizar sus talentos. Los individuos, no solo los grupos, deben recibir un trato justo para que la sociedad prospere. Además, la sociedad tiene muchos objetivos. La gente se preocupa por el crecimiento económico, el bienestar, la delincuencia, el medio ambiente y la seguridad nacional, y las políticas no pueden juzgarse simplemente por si avanzan a un grupo en particular. Los liberales clásicos utilizan el debate para definir prioridades y compensaciones en una sociedad pluralista y luego utilizan las elecciones para establecer un rumbo. La izquierda antiliberal cree que el mercado de las ideas está manipulado como todos los demás. Lo que se disfraza de evidencia y argumento, dicen, es en realidad otra afirmación de poder puro por parte de la élite.

Los progresistas de la vieja escuela siguen siendo campeones de la libertad de expresión. Pero los progresistas antiliberales piensan que la equidad requiere que el campo se incline contra los privilegiados y reaccionarios. Eso significa restringir su libertad de expresión, utilizando un sistema de castas de victimización en el que los que están en la cima deben ceder ante aquellos con un mayor reclamo de justicia restaurativa. También implica dar ejemplo a los supuestos reaccionarios, castigándolos cuando dicen algo que se toma para hacer sentir inseguro a alguien menos privilegiado. Los resultados son llamadas, cancelaciones y no plataformas.

Milton Friedman dijo una vez que “la sociedad que antepone la igualdad a la libertad terminará sin ninguno de los dos”. Él estaba en lo correcto. Los progresistas antiliberales creen que tienen un plan para liberar a los grupos oprimidos. En realidad, la suya es una fórmula para la opresión de los individuos y, en eso, no es muy diferente de los planes de la derecha populista. En sus diferentes formas, ambos extremos anteponen el poder al proceso, los fines a los medios y los intereses del grupo a la libertad del individuo.

Los países dirigidos por los hombres fuertes que admiran los populistas, como Hungría bajo Viktor Orban y Rusia bajo Vladimir Putin, muestran que el poder sin control es una mala base para un buen gobierno. Utopías como Cuba y Venezuela muestran que el fin no justifica los medios. Y en ninguna parte las personas se ajustan voluntariamente a los estereotipos raciales y económicos impuestos por el estado.

Cuando los populistas anteponen el partidismo a la verdad, sabotean el buen gobierno. Cuando los progresistas dividen a las personas en castas en competencia, vuelven a la nación contra sí misma. Ambos disminuyen las instituciones que resuelven el conflicto social. De ahí que a menudo recurran a la coacción, por mucho que les guste hablar de justicia.

Si el liberalismo clásico es mucho mejor que las alternativas, ¿por qué está pasando tantos apuros en todo el mundo? Una razón es que los populistas y los progresistas se retroalimentan patológicamente. El odio que cada bando siente por el otro enciende a sus propios partidarios, en beneficio de ambos. Criticar los excesos de su propia tribu parece una traición. En estas condiciones, el debate liberal carece de oxígeno. Solo mire a Gran Bretaña, donde la política en los últimos años fue consumida por las disputas entre los partidarios del Brexit tory intransigentes y el Partido Laborista bajo Jeremy Corbyn.

Los aspectos del liberalismo van en contra de la naturaleza humana. Requiere que defienda el derecho a hablar de sus oponentes, incluso cuando sepa que están equivocados. Debes estar dispuesto a cuestionar tus creencias más profundas. Las empresas no deben protegerse de los vendavales de la destrucción creativa. Tus seres queridos deben avanzar únicamente por sus méritos, incluso si todos tus instintos van a infringir las reglas por ellos. Debes aceptar la victoria de tus enemigos en las urnas, incluso si crees que arruinarán el país.

En resumen, es un trabajo duro ser un auténtico liberal. Después del colapso de la Unión Soviética, cuando su último rival ideológico pareció desmoronarse, las élites arrogantes perdieron contacto con la humildad y las dudas del liberalismo. Cayeron en el hábito de creer que siempre tenían la razón. Diseñaron la meritocracia de EEUU para favorecer a personas como ellos. Después de la crisis financiera, supervisaron una economía que creció demasiado lentamente para que la gente se sintiera próspera. Lejos de tratar a los críticos blancos de la clase trabajadora con dignidad, se burlaron de su supuesta falta de sofisticación.

Esta complacencia ha permitido a los oponentes culpar al liberalismo de imperfecciones duraderas y, debido al tratamiento de la raza en EEUU, insistir en que todo el país estaba podrido desde el principio. Ante la persistente desigualdad y el racismo, los liberales clásicos pueden recordarle a la gente que el cambio lleva tiempo. Pero Washington está quebrado, China se está adelantando y la gente está inquieta.

Una falta de convicción liberal

La máxima complacencia sería que los liberales clásicos subestimaran la amenaza. Demasiados liberales de derecha se inclinan a elegir un matrimonio de conveniencia descarado con los populistas. Demasiados liberales de izquierda se centran en cómo ellos también quieren justicia social. Se consuelan con la idea de que el antiliberalismo más intolerante pertenece a una franja. No se preocupe, dicen, la intolerancia es parte del mecanismo de cambio: al centrarse en la injusticia, cambian el terreno central.

Sin embargo, es precisamente contrarrestando las fuerzas que impulsan a la gente a los extremos que los liberales clásicos impiden que los extremos se fortalezcan. Al aplicar los principios liberales, ayudan a resolver los muchos problemas de la sociedad sin que nadie recurra a la coacción. Solo los liberales aprecian la diversidad en todas sus formas y saben cómo convertirla en una fortaleza. Solo ellos pueden tratar con equidad todo, desde la educación hasta la planificación y la política exterior, para liberar las energías creativas de las personas. Los liberales clásicos deben redescubrir su espíritu de lucha. Deben enfrentarse a los matones y canceladores. El liberalismo sigue siendo el mejor motor para un progreso equitativo. Los liberales deben tener el coraje de decirlo. Lampadia




No son tiempos para planear

No son tiempos para planear

Tenemos que agradecerle a los Think Tanks chilenos sus análisis y debates políticos, que parecen hechos para el Perú. Curiosamente, Chile y Perú estamos atravesando experiencias políticas similares, en las que los movimientos de izquierda radical han tomado una peligrosa presencia en la opinión pública.

En el caso del Perú, este ataque político que amenaza de libertad de los peruanos, la democracia y nuestra economía social de mercado; las bases del desarrollo integral que ha producido los mejores avances sociales en los países que han alcanzado altos estándares de vida para todas sus poblaciones; se producen cuando el país atraviesa graves crisis sanitarias, económicas, sociales y políticas.

Todas estas crisis han sido inducidas por el criminal gobierno de Vizcarra, que desoyó expresamente todos los consejos para cuidar la salud de los peruanos, condenó a nuestra economía a una caída que parecía provocada por enemigos de la patria, y lideró el descalabro político con sus enfrentamientos con el Congreso. Todo esto absurdamente apoyado por la mayoría de los medios de comunicación.

Aprovechemos las lecciones que vienen del sur.

Centro de Estudios Públicos (CEP) – Chile
Leonidas Montes

El Mercurio 
Jueves 27 de mayo de 2021

Saltamos de los Chicago Boys a los abogados, de la planilla Excel al cuaderno a rayas, de ‘El Ladrillo’ a una nueva Constitución

Un buen amigo me dijo “no son tiempos para planear”. Aunque se refería a la vida en estos tiempos del covid, es interesante recordar que el liberalismo desconfía de la planificación en un sentido amplio, casi filosófico. La razón es muy simple: sabemos que la incertidumbre es el pan de cada día. También sabemos que existen, en el lenguaje de los economistas, las consecuencias no intencionadas. El resultado de las elecciones en Chile hizo aún más evidente esta realidad.

Nuestra tendencia a planificar, a predecir los sucesos dentro de un marco racional, se encontró con otra sorpresa. Anticipamos tendencias y balances de poder. Calculamos fuerzas y evaluamos a los candidatos. Analizamos las encuestas con sus ganadores y perdedores. Pero una vez más nos dimos cuenta de que no siempre se puede planear. Y, mucho menos, predecir.

La democracia representativa, con la magia del voto, es caprichosa. Y en un mundo cada vez más incierto, cambiante y líquido, cualquier cosa puede pasar en política. En esta ciencia, como diría Paul Feyerabend, “anything goes” (todo vale). Tenemos que acostumbrarnos y adaptarnos a esta nueva y volátil realidad. Solo recuerde que hace dos semanas de lo único que hablábamos era del fenómeno Pamela Jiles.

La confianza en los partidos políticos ha sufrido un lento y sostenido deterioro. Solo un 2% de los chilenos confía en ellos. El resultado electoral fue otro balde de agua fría para los partidos tradicionales. Si la irrupción de los independientes en la Convención Constitucional fue sorpresiva y contundente, la baja representación de los partidos es preocupante. Sabemos que los partidos políticos son fundamentales y esenciales para la democracia representativa. Sin partidos fuertes y confiables, se abre el camino a la decadencia.

Aunque estas elecciones fueron complejas y nuevamente ejemplares, algunos hitos de los resultados son dignos de análisis. Indudablemente la paridad en la constituyente es y será muy importante. Otro gran tema es el éxito de los abogados. Esto va más allá del legado de Andrés Bello. En efecto, de los 155 integrantes de la Convención Constitucional, 61 son abogados, 5 egresados de derecho, 2 son licenciados y uno es estudiante de derecho. O sea, un 44,5% de los constituyentes pertenecen al mundo de las leyes. Los economistas, en cambio, brillan por su ausencia. Hay solo un economista y tres ingenieros comerciales.

Este giro refleja algo profundo y simbólico. La influencia de los economistas ya no es la misma. Las señales en esta dirección abundan. Basta advertir la creatividad legislativa en ciertas materias. En cierto sentido saltamos de los Chicago Boys a los abogados, de la planilla Excel al cuaderno a rayas, de “El Ladrillo” a una nueva Constitución. En fin, si Chile estuvo guiado por economistas, para el futuro ya no parecen ser tan importantes. La economía fue bajada de su trono.

También se aprecia una renovación generacional profunda. La edad promedio de los constituyentes es de 45 años. O sea, la gran mayoría no alcanzó a votar por el Sí o el No. Y quizá votaron por primera vez el año 1999. Son los jóvenes del cambio de siglo que representan el fin de la vieja transición y el comienzo de una nueva.

Será necesario conversar para estar a la altura del desafío constituyente. El que sea una Convención Constitucional con estas características puede ser una ventaja o una desventaja. No lo sabemos. Tampoco lo podemos planear. Pero la elección del término “convencional” no es baladí: parte con el prefijo “con” (junto con), al medio aparece “venir”, y se cierra con el sufijo “al”. En su sentido etimológico, esta palabra refleja la unidad en un pacto o acuerdo. Por cierto, la Convención Constitucional no será un convento. Pero será la instancia que definirá nuestro porvenir. Y para eso hay que avenir. El tránsito por esta avenida será el gran desafío. Lampadia




“La Habana no va a permitir que Caracas cambie de mano”

“La Habana no va a permitir que Caracas cambie de mano”

ELKIS BEJARANO DELGADO
Entrevista a Enrique Aristeguieta Gramcko Historiador y analista venezolano
Diario Las Américas – Miami
08 de mayo de 2021
Glosado e ilustrado por Lampadia

El abogado e historiador Enrique Aristeguieta Gramcko asegura que su país todavía tiene suficientes medios económicos para propiciar y financiar movimientos de extrema izquierda

Venezuela es una colonia de Cuba y eso lo sabemos. Es la primera vez en la historia que un país como Cuba, hambreado y depauperado, se apodera de uno de los países más ricos del continente y lo convierte a su imagen y semejanza, lo transforma en un país en ruinas. Pero todavía hay riqueza suficiente para darle a los cubanos y fomentar sus ideales en la región. Por lo que La Habana no va a permitir que Caracas cambie de mano”.

Así lo afirma el historiador y analista venezolano Enrique Aristeguieta Gramcko quien esta semana cumple 88 años por lo que no duda en asegurar que conoce los procesos políticos ocurridos en Venezuela, desde tiempos de Juan Vicente Gómez, quien gobernó Venezuela con métodos autoritarios desde 1908 hasta su muerte en 1935.

Durante una entrevista concedida a DIARIO LAS AMÉRICA Aristeguieta Gramcko analiza cómo el avance de la izquierda radical se ha convertido en una amenaza para la democracia, especialmente para los países hispanoparlantes.

“Con lo que ocurre en Colombia hay que aplicar mano dura. Hay que aplicar lo que dice la ley. Hoy en día, después de todo lo que he vivido y toda la historia que he leído, he llegado a la conclusión de que a la extrema izquierda no se le puede permitir participar en el juego electoral de los partidos democráticos. Es como cuando hay un campeonato de futbol, pero el día que gane ese equipo se acaban los campeonatos porque él se declara campeón para siempre. Cuando llega la extrema izquierda no hay más elecciones, entonces por qué darle la oportunidad de que lleguen por la vía electoral. Que tomen por asalto el poder, si pueden. Hay que tomar conciencia de esto”.

Para Aristeguieta Gramcko es lamentable que Venezuela se haya convertido en un foco de contaminación para toda la región, porque, aunque las instrucciones vienen desde La Habana, Venezuela se encuentra en una posición estratégica en el continente.

“La nación caribeña todavía tiene suficientes medios económicos no para que el pueblo viva mejor, sino para estar propiciando estos movimientos de extrema izquierda. Colombia está a punto de caer, si no hay una reacción fuerte de su presidente. El Perú está a punto de caramelo y Chile también está en riesgo. Cuando el gobierno aplica la ley y los reduce en sus excesos entonces vienen las protestas. Porque ellos son delicadísimos y no se pueden tocar ni con el pétalo de una rosa. No puede ser. La democracia se tiene que saber defender. La democracia no debe permitir que todo el mundo haga lo que le da la gana, hasta llegar al punto de hacerla desaparecer”.

El politólogo exhorta a los países vecinos a que sean realistas y analicen la historia y lo que está ocurriendo. “La izquierda es un peligro. Al parecer la experiencia de Venezuela no ha sido suficiente. Y por más que están llenos de venezolanos que han huido desesperados, siguen votando masivamente por la izquierda. La América hispano parlamente deberá tomar medidas muy duras para evitar que peligre la democracia. Desde que cayó Venezuela esa amenaza se quintuplicó. Cuba pone el cerebro y Venezuela pone los reales”.

Sin posibilidad democrática

Para el analista está claro que el régimen de Nicolás Maduro no dejará el poder por la vía electoral. “Recién leí un mensaje de Jorge Rodríguez en el que decía que la revolución está por encima de todo. Hay que recordar lo que decía Hugo Chávez, cuando hablaba de desnudos, descalzos, muertos de hambre, pero con revolución. Por qué seguir creyendo que ellos van a dejar la posibilidad abierta que lo saquemos electoralmente”.

Recuerda que esa posibilidad la vivió en Nicaragua, cuando el gobierno de Daniel Ortega aceptó ir a elecciones y Violeta Chamorro ganó la presidencia. “Había una situación muy diferente porque en Venezuela estaba gobernando otro presidente. En Nicaragua había una oposición frontal contra Ortega y había un movimiento contrarrevolucionario en Honduras, en la frontera. También un presidente en los Estados Unidos que tenía prensado a esta gente”.

Asegura que la izquierda aprendió la lección y más nunca van a correr ese riesgo. “En Venezuela la oposición ganó la Asamblea Nacional y mira las cosas qué ocurrieron. Ellos no dejarán que por elecciones le quiten el poder”.

Apoyo externo

A juicio del historiador, sin un apoyo externo es muy difícil que Venezuela salga de la dictadura. “Lo digo con tristeza, pero con realismo. Salimos de la dictadura de Pérez Jiménez porque contábamos con la fuerza suficiente para sacarlo, de lo contrario no sale. Y estos (chavismo) están más pegados que una garrapata. Sacarlos sería más difícil, pero necesitamos fuerza interna y ayuda externa. Solos no podemos, porque estos han desmantelado al país y han desmantelado las Fuerzas Armadas”.

Asegura que prueba de ello es lo que ha ocurrido en el estado Apure, donde en enfrentamientos con los grupos paramilitares de la zona y las Fuerzas Armadas de Venezuela han fallecido un número indeterminados de soldados jóvenes. “Eso se ha quedado así y no se debe quedar así. Las Fuerzas Armadas están muy golpeadas. Adentro de lo que queda tiene que haber mucha gente que esté disgustada con eso. Lo de Apure es muy grave, han hecho el ridículo al precio de una pila de muchachos muertos vilmente asesinados y todavía no se sabe quién es el responsable de esa operación. Eso se ha silenciado”. Lampadia




Pongamos fin a la dictadura sindical en el magisterio

Hace pocos días propusimos en Lampadia algunas decisiones sobre cómo manejar la crisis de la educación escolar en el Perú. Ver: El ‘putsch’ de los maestros (de la política) – SUTEP: Llegó el momento de decir ‘BASTA’. Ahora que la crisis sigue agravándose, queremos hacer algunas puntualizaciones.

Fuente: larepublica.pe

En principio calificamos la huelga como un ‘putsch’, para enfatizar su contenido político subversivo. Ante ello, propusimos:

  • Declarar en emergencia la educación escolar.
  • Descontar todos los días no trabajados en la huelga.
  • Retirar el reconocimiento del Estado al SUTEP.
  • Retirar el reconocimiento del Estado a todos los movimientos sindicales, incluyendo expresamente al CONARE.
  • Suspender el reconocimiento de todos los sindicatos de maestros por un período de cinco años.
  • Afiliar a los maestros al ‘Pacto Social por la Educación’, ofreciendo buenos salarios, capacitación, tecnología e infraestructuras adecuadas, a cambio de la despolitización del magisterio y la aceptación de la meritocracia y su compromiso con la calidad educativa.
  • Ofrecer un 10% de aumento adicional a los maestros que se afilien al Pacto y devolver los descuentos por la huelga.
  • Despedir definitivamente a todos los líderes violentistas de los sindicatos, incluyendo expresamente a aquellos maestros que hayan firmado en apoyo a Movadef.
  • Suspender definitivamente la retención de las remuneraciones de los maestros a favor de la Derrama Magisterial, por parte del ministerio y autoridades regionales.
  • Si los maestros desean hacer aportes futuros, tendrán que hacerlos voluntaria e individualmente de sus remuneraciones netas.

Analicemos la situación actual y el sustento de las acciones propuestas:

  1. La educación escolar adolece de graves problemas de calidad y necesita emprender una profunda transformación para permitir que nuestros niños puedan mantener el mismo nivel de preparación para la vida y el trabajo que los de los países más avanzados.
  2. Desde esa perspectiva es muy claro que necesitamos hacer reformas que son incompatibles con el manejo politizado del sindicato magisterial, el SUTEP, que hasta la fecha sigue comprometido con la lucha de clases y otras propuestas ajenas a los fines educativos del país y que responde a los dictados del Partido Comunista del Perú (Patria Roja).
  3. Durante los últimos años y, en mayor medida en los últimos meses, Patria Roja viene perdiendo el control del SUTEP, por los aprontes de organizaciones como el CONARE, Puka Llacta y otros manifiestamentes vinculadas al movimiento terrorista de Sendero Luminoso, y que hoy amenazan con tomar el control del sindicato ‘único’ de maestros.
  4. En cuanto a los maestros, debemos destacar que, sin dudas, la gran mayoría de ellos están completamente alejados de la política y de los movimientos subversivos y más bien son víctimas de esa suerte de dictadura sindical que ejerce el SUTEP.
  5. Así como nuestros niños necesitan la mejor educación, nuestros maestros requieren que revaloricemos su labor al más alto nivel. Tenemos que darles programas de reconversión laboral y de capacitación en técnicas modernas de educación, buenas infraestructuras que faciliten su trabajo y, por supuesto, remuneraciones más altas, que estén a la altura de su muy noble tarea.
  6. Ante el riesgo de la penetración de los movimientos subversivos y el desenfoque de las dirigencias magisteriales, el gobierno tiene la obligación de preservar el sistema educativo, cuidar la buena educación de nuestros niños y proteger a los maestros de la dictadura sindical que solo inhibe su reconversión y mejor desarrollo personal.
  7. Estos objetivos y necesidades, están por encima de los derechos sindicales que han sido abusados mediante comportamientos disfuncionales, para el beneficio de dirigencias politizadas que condenan a la educación y al magisterio a condiciones de atraso y pobreza inaceptables.

Así como Alemania proscribió la participación de los movimientos de inspiración Nazi en la vida de su sociedad, el Perú debe perfeccionar sus normas para excluir de la vida nacional a los movimientos filo terroristas o a aquellos vinculados a los mismos.

En este espíritu, es muy inconveniente que el Presidente de la República reciba en Palacio de Gobierno a los representantes de los comités de lucha que han venido liderando  la abusiva huelga violentista de más de cincuenta días y que con su intervención haya desautorizado las gestiones de la ministra de educación.

Siempre es doloroso y peligroso tomar decisiones audaces, pero hay momentos en la vida de las naciones en que debemos enfrentar los riesgos que pueden llevarnos a situaciones inmanejables como la captura del gremio magisterial por organizaciones filo senderistas. 

Es el momento para #sacarfuerzasdeadentro. Lampadia




Tía María, un paso hacia un ‘Estado Fallido’

Tía María, un paso hacia un ‘Estado Fallido’

Uno de los reclamos más frecuentes durante la larga asonada en contra del proyecto de Tía María era que: “el Estado no puede imponer la ejecución de un proyecto”. Ni las autoridades, ni los medios pudieron articular la siguiente frase: “Los anti mineros no pueden imponer la paralización de un proyecto”.

El final, por ahora de la historia, es que el proyecto ha entrado en una supuesta catarsis de 60 días, bajo la reiterada amenaza de sus opositores, que no han levantado sus acciones. Todo lo contrario, ya se las ingeniaron para que todo el Sur se sume a una nueva paralización. 

 

 

Además, el indomable Sutep ya organizó su propia paralización indefinida desde el 27 de mayo, volviendo a arremeter contra la meritocracia, las APP y exigiendo la estabilidad laboral absoluta. Continua la huelga en el Muelle Norte del Callao, para evitar el control del personal sospechoso de participar en los despachos de droga. El Colegio Médico del Perú, liderado por el dr. (SIC) Palominoque hace poco paseaba por las calles en los actos de violencia de la inhumana huelga médica, se suma al reclamo ambiental en Yauri Espinar, Pichanaki y Tía María, reclamando,hipócritamente, la suspensión de la violencia.

La escalada es completa. Mientras tanto el Presidente de la República dice que el no defiende a una empresa, sino el Estado de Derecho. Lo último es correcto, pero además tiene la obligación de defender a todos y cada uno de los ciudadanos, y a todas y cada una de las empresas que cumplan con la ley, incluida Southern, que según el propio Presidente, ha cumplido todos los requisitos. Además, se equivoca al convocar a los otros Poderes del Estado a cumplir su función, pues, si no lo hacen, el Ejecutivo está facultado para establecer las condiciones de emergencia que permitan conservar la gobernabilidad.

Por su lado los medios vienen equiparando la violencia de las cúpulas anti mineras con las de la policía (como Patricia del Río en RPP), dejando de reportar el nivel de violencia de la asonada:

  • Ataque a los bomberos
  • Ataque a la población que no se suma a la protesta
  • Ataque a la policía
  • Corte del agua a la población
  • Corte del agua a los sembríos
  • Marchas con armas escondidos en capuchas
  • Presencia de hordas violentistas ajenas a la zona, como los huaraqueros, los espartanos y otros.
  • Amenazas de muerte a los policías, de violación a sus esposas y de canibalismo con sus hijos. (Ver en Lampadia: Criminales anti Tía María amenazan con violaciones y canibalismo).

Además, dejan de destacar las cosas positivas, como cuando en Arequipa los pobladores reponían los adoquines usados por las hordas externas para hacer barricadas, apenas estos se alejaban unos metros. Yfinalmente, presentando al mayor inspirador político y programático de todos los acontecimientos del anti extractivismo desde Conga, el ex cura Marco Arana, al mismo nivel de un Ministro de Estado como Manuel Pulgar Vidal. Ver la reproducción de las páginas 2 y 4 de El Comercio del 17 de mayo del 2015:

 

 

En la entrevista de Mariela Balbi al ex cura Arana (El Comercio, 17 de mayo 2015), éste acusa al gobierno y a la empresa por la violencia desatada.  Además, se destacan los siguientes pasajes:

 ¿Respaldan a los huaraqueros?

De ninguna manera. Ni sé quienes son…

¿Por qué no deslindan desde el primer día?

Hemos deslindado claramente con la violencia. (…) Además, los campesinos usan huaracas para espantar a las aves.

¿Son de la zona?

Lo que yo sé es que es una costumbre de los agricultores. Los policías también han ‘huaraqueado’.

¿Los ‘espartanos’ también son de la zona?

No lo sé…

¿No les preocupa protestar junto con el etnocacerismo, con Movadef?

No lo sé. Cuando se pregunta quienes son los ‘espartanos’, de donde vienen, la respuesta es que son hijos de gente de la zona. La policía también tiene el rostro tapado.

Arana cree que los peruanos somos idiotas. Acaba de hacer una acusación terrible a la pacífica población del valle. Que desvergüenza decir que los violentistas “son hijos de gente de la zona”.

En nuestra opinión, Arana y sus aliados deben ser declarados ‘personas non-gratas’ en el valle y en todo Arequipa.

Veamos otras perlas de la entrevista (glosada):

  El alcalde de Cocachacra es de Tierra y Dignidad.

Quienes toman las decisiones son los dirigentes agrarios en coordinación con sus alcaldes.

¿Tierra y Dignidad respalda esa posición?

Sí, porque las relaciones con la empresa están muy afectadas.

El Ministerio de Energía y Minas ha concesionado dos terceras partes de la provincia de Islay. Cocachacra está prácticamente concesionada. [Falso, las concesiones no permiten el desarrollo de ninguna actividad minera. Solo el 2% del territorio nacional está explorado y/o explotado por la minería].

¿Qué escenario se presenta? ¿Continuar con el paro?

Acabo de leer que el mensaje del presidente ha sido rechazado, que se mantienen firmes y que la población de Islay continuará con el paro indefinido.

¿El alcalde de Cocachacra, de su partido, está de acuerdo con ello?

El alcalde Helard Valencia sostiene que la población debe ser escuchada y que el proyecto debe ser suspendido de manera indefinida. Y nosotros respaldamos su posición, por supuesto.

Entonces, en esta pausa de 60 días no habrá diálogo.

Lo que Southern no ha hecho en cinco años se ha deteriorado con el conflicto. No creo que lo arregle en 60 días.

¿No hay un doble discurso? Piden revisión del EIA y, por otro lado, que se vaya la mina porque la relación está deteriorada…

El gobierno no puede imponer un diálogo…[Tampoco los anti-mineros, pueden imponer su suspensión].

¿Qué diálogo puede haber si solo se quiere que salga Tía María?

Lo mismo le puede preguntar al gobierno, que solo mira por la empresa.

¿Su partido se siente responsable de los desmanes en Arequipa?

De ninguna manera.

¿Debemos dar un caramelo a quienes destruyen, bloquean carreteras, queman…?

Se quería restablecer las condiciones para el diálogo, y criminalizó la protesta.

Solo se imponen porque son violentos, tiran piedras…

No se puede caricaturizar a la población y a sus autoridades. Hay daños contra algunas personas que están por el proyecto minero y eso es condenable. Pero más del 90% de los pobladores de la provincia de Islay están en contra[Falso, sin base alguna] Ahora se obliga a los funcionarios del MEM a aprobar los EIA entre gallos y medianoche.

¿Este gobierno y el anterior son unos crápulas y son 200 manifestantes quienes tienen la verdad?

No son 200 personajes que se oponen.

Con esa violencia…

Que se suspenda la violencia, cese el proyecto y se vaya a consulta. ¿Por qué no se revisa el EIA?

Porque ya fue aprobado de acuerdo a ley. El asunto es a pedradas…

Eso es al final. Y no son 200 personas, son miles.

¿Tierra y Dignidad apoyará un paro macrorregional antiminero?

Estamos por una salida pacífica. Lo que definan las organizaciones sociales de allá, en el marco de la ley y pacíficamente, sin duda tendrá nuestro apoyo. [¿?].

Le critican que solo haya separado y no expulsado de Tierra y Dignidad a Pepe Julio Gutiérrez, el que pide lentejas de plata.

Todos tienen la presunción de inocencia y el legítimo derecho a la defensa.

¿Tiene dudas sobre su culpabilidad?

Si ha actuado como lo indica el audio le caerá toda la sanción.

¿Quién financia esta protesta?

El Tambo es uno de los valles más ricos del país, los agricultores tienen un ingreso medio.

Para apreciar de forma integral el pensamiento de Arana y de toda la izquierda peruana, ver en Lampadia: Todas las izquierdas peruanas apuestan por la pobreza y Pos-Extractivismo: Autarquía y empobrecimiento.

Además, sugerimos apoyar la propuesta de Lampadia de aplicar a las marchas de protesta, las mismas reglas que se requieren para entrar a los estadios de futbol.

Los peruanos no podemos permitir que un pequeño grupo de alucinados pretenda imponer, con niveles de violencia de naturaleza ‘Senderista’, un país que abandone su potencial de creación de riqueza y logre salir de la pobreza, superando sus brechas sociales y económicas e insertándose exitosamente en el mundo global. Esa gente quiere llevarnos directamente a la condición de un “Estado Fallido”. Lampadia