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Más y mejores energías renovables junto con combustibles fósiles

Más y mejores energías renovables junto con combustibles fósiles

La energía eólica y solar crecen a velocidad récord, sus costos siguen bajando, pero los combustibles fósiles todavía no llegan a reemplazarse. El sector de las energías renovables ha aumentado su participación en el mercado de 9.1% en 2014 a 10.3% en 2015. Pero aún con ese aumento, no es suficiente como para reducir el número de emisiones de carbono, según un nuevo informe del PNUMA y Bloomberg New Energy Finance.

Las energías renovables representaron la mitad de toda la nueva capacidad eléctrica instalada en 2015 y los países han invertido US$ 286 millones en su desarrollo, el doble de lo gastado en carbón y gas. Pero, eso no es suficiente como para reducir la dependencia en los combustibles fósiles.

Según Bloomberg, el año pasado la participación del carbón aumentó en alrededor de 43 gigavatios y el gas natural en 40 gigavatios. Esta tendencia continuará dado que estos combustibles siguen siendo las formas más accesibles y confiables de proveer energía. Se espera que las emisiones globales del sector eléctrico no lleguen a su pico antes de 2026, dice el informe.

Esta misma tendencia se analiza en el informe de McKinsey, el cual afirma que el carbón y el gas natural proporcionarán la mitad de la electricidad mundial en 2040. Este informe también ve un aumento en las energías renovables en todo el mundo, casi tres veces las cifras actuales.

En los próximos 25 años, las energías renovables representarán aproximadamente el 43% de las nuevas plantas de energía de África, 48% de Asia y el 63% de América Latina. Sin embargo, todo esto llegará a representar sólo el 17% de la oferta total de energía en 2040, mientras el carbón y el gas natural proporcionarán el 55%.

El informe de McKinsey también predice que el esquisto (shale) va a disminuir y que Arabia Saudita se reafirmará como el principal productor de petróleo del mundo en 2030. Para ese mismo año, alrededor de mil millones de personas aún carecerán de acceso a la electricidad, especialmente en las zonas más pobres de África, condenados a una suerte de Edad Media.

Conseguir más energía para más gente no es sólo una cuestión de conveniencia, es indispensable para el desarrollo económico y la salud de la humanidad, una obligación que no puede estar fuera de la ecuación del control de emisiones en el campo de la energía. Lampadia

Una revisión realista de las energías renovables

Por Scott Nyquist y James Manyika

McKinsey:  ‘A reality check for renewable energy’

Marzo del 2016

Traducido y glosado por Lampadia

 

La energía eólica, solar y geotérmica está creciendo rápidamente. Sin embargo, la dependencia mundial en los combustibles fósiles no está cambiando en el corto plazo.

La revolución de la energía segura y limpia no es inminente. Según la información recopilada por ‘Mirando hacia adelante: Las 50 tendencias globales que importan’, un compendio anual de datos y gráficos sobre temas que van desde la economía hasta la demografía y la energía, la mayoría de las necesidades de electricidad del planeta seguirán siendo alimentadas por el carbón y el gas natural en el año 2040, a pesar de un fuerte crecimiento de las energías renovables no hídricas. El informe también espera que el fenómeno de esquisto disminuya y que Arabia Saudita se reafirme como el principal productor de petróleo del mundo en 2030.

‘Mirando hacia el futuro’ no tiene un punto de vista sobre estas tendencias; solo presenta la mejor información disponible a partir de una amplia variedad de fuentes, incluidos los gobiernos, consultorías, centros de investigación, empresas, e instituciones multilaterales. Su  objetivo es poner de relieve las cuestiones que importan mediante visualizaciones atractivas que hacen más fácil para los lectores captar una gran cantidad de datos interconectadamente, y por lo tanto comprender mejor, tanto la naturaleza de los problemas que enfrenta el mundo como la manera de abordarlos.

El libro detalla un mundo de energía lleno de disrupciones y contradicciones, mezclado con continuidades y una pizca de esperanza. Por ejemplo, mientras que el mundo trata de frenar las emisiones de gases de efecto invernadero asociados, las energías renovables no hídricas podrían más que triplicar su participación en la canasta global 2040. El desarrollo de energías renovables no es sólo una tendencia de los países ricos. Entre los miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo (OCDE), que en su mayoría incluyen los países más desarrollados, las energías renovables se están expandiendo en un 4.6% al año. Entre los que están fuera de la OCDE, la cifra es de 7.4%. En los próximos 25 años, las renovables representarán aproximadamente el 43% de las nuevas plantas de energía de África, 48% de Asia, y el 63% de América Latina. Solo Asia proyecta añadir 1,587 plantas de energía renovable, casi el total del resto del mundo.

Aquí está la contradicción. Incluso después del auge de las energías renovables, su  participación en la producción mundial de electricidad será sólo de 17% en 2040, el carbón (31%) y gas natural (24%) continuarán siendo una fuente fiable de energía a bajo costo (Cuadro 1).

Otro combustible fósil, el petróleo,  ha cambiado bastante, pero el pronóstico a largo plazo es más de lo mismo. Las estimaciones preliminares son que EEUU ha superado a Arabia Saudita como el mayor productor de petróleo del mundo, gracias a la producción de esquisto. El desarrollo de esquisto ha sido realmente perjudicial para los mercados mundiales de petróleo, pues contribuye a mantener precios bajos. Sin embargo,  ‘Mirando hacia el futuro’ cree que la historia, o al menos la geología, se reafirmará. En el año 2030 o 2035, es probable que comience a declinar la producción de esquisto y la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) podría volver a producir la mitad del petróleo del mundo (Cuadro 2).

En un mundo con tantos problemas, puede ser fácil pasar por alto el éxito. Una tendencia positiva es que más personas que nunca tienen acceso a la electricidad, aproximadamente el 82% de la población mundial. Desde 1990, la India ha mejorado el acceso en 25 puntos porcentuales y en China la electricidad es ahora casi universal. Por desgracia, África no está tan bien. Alrededor de 1.3 millones de personas carecen de electricidad, y casi todos ellos están en Asia meridional y África subsahariana. Alrededor de mil millones seguirán careciendo de acceso rápido en el año 2030 y los subsaharianos comprenderán casi tres cuartas partes de esa población (Cuadro 3). Conseguir más energía para más gente no es sólo una cuestión de conveniencia, es necesaria para el desarrollo económico y la salud. Las personas sin electricidad a menudo queman madera o estiércol para cocinar, que son fuentes de contaminación del aire que matan a más personas cada año que la malaria y la tuberculosis juntas.

Y he aquí el ejemplo final de la contradicción y continuidad. La contradicción: si reducir las emisiones de gases de efecto invernadero es una prioridad urgente, ¿por qué no es la generación de energía nuclear más popular? Por el momento, la energía nuclear es la única generación ‘cero emisiones’ para mantener las luces encendidas 24/7, pero se prevé que su participación permanezca en un 12%. En cuanto a la continuidad: la fusión nuclear sigue siendo prometedora. El potencial de la fusión siempre ha sido tentador. Podría ser 20 veces más eficiente que la fisión, y los residuos creados son en forma de helio no radiactivo. En asociación con otros seis países, Francia, que genera más del 75% de su energía en plantas nucleares, está programando abrir una planta de fusión en demostración en 2019. Sin embargo, todavía existe incertidumbre acerca de la viabilidad de la tecnología.

En el futuro previsible, los datos publicados por ‘Mirando hacia adelante: Las 50 Tendencias que importan’ apuntan a una estrategia de energía mundial, asumiendo que existe una, de “todas las opciones anteriores”. O, más precisamente, más de todo lo anterior. Más renovables y más combustibles fósiles. Mayor acceso a la energía, y más muertes relacionadas con la falta de acceso. Mucho petróleo en América y más petróleo de la OPEP. Si hay un único hilo conductor de todas estas tendencias, es que no ha llegado una revolución energética global. Lo que está fuertemente en curso, es una evolución de la energía. 




LA REFORMA POLICIAL (I)

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Greenpeace: sobre como destiñó sus banderas

Greenpeace: sobre como destiñó sus banderas

La renuncia de Patrick Moore, fundador de Greenpeace, ha conmovido la opinión pública internacional. En su renuncia, que compartimos (en video y transcripción) más abajo apreciamos como hasta las más nobles de las causas puede ser corrompidas por agendas políticas, manipulando información por medio del sensacionalismo y la desinformación.

Por ejemplo, en el caso del Perú, recordemos cómo a fines del año pasado Greenpeace, asociación ambientalista internacional, cometió un grave delito contra uno de los patrimonios de la humanidad: nuestras Líneas de Nazca. Invadieron la reserva cultural y arqueológica para perpetrar un show mediático que no está a la altura de una supuesta ejemplificadora institución internacional.

El Gobierno de Perú inició acciones legales contra la organización ambientalista Greenpeace por los daños causados. También fue denunciado el argentino Rodrigo Miguel Abad, fotógrafo de The Associated Press, por quien la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) pidió al poder judicial peruano que reconsidere la acusación penal ya que se encontraba en el lugar realizando su actividad laboral y que “las limitaciones al libre ejercicio profesional y la movilización de los periodistas se oponen a la libertad de prensa”. En Lampadia hemos rechazado este abusivo pedido, ver: Associated Press (AP) pretende exculparse de atentado de Greenpeace.

Lo más lamentable es que una institución de gran renombre como Greenpeace se vea envuelta en un escándalo como este, que realizó con alevosía e irresponsabilidad. Este es un claro ejemplo de cómo la corrupción se infiltra en todas partes para manipular sus agendas políticas. Lampadia

Ver video:

 

Transcripción del video:

Por qué me fui de Greenpeace:

Patrick Moore, fundador de Greenpeace

En 1971, ayudé a fundar un grupo ambientalista en el sótano de la Iglesia Unitaria en Vancouver Canadá. Quince años más tarde, se había convertido en una potencia internacional. Llegábamos a los titulares todos los meses. Me volví famoso y salí inmediatamente por la puerta. La misión, una vez noble, se había corrompido. Las agendas políticas y el alarmismo vencieron a la ciencia y la verdad.

Así es cómo sucedió:

Cuando estaba estudiando para mi doctorado en ecología en la Universidad de British Columbia, me uní a un pequeño grupo de activistas llamado “Don’t Make a Wave Committee” (Comité: No hagas olas). Estábamos en el apogeo de la Guerra Fría y en medio de la guerra de Vietnam. Me radicalicé por estas realidades y por la emergente conciencia sobre el medio ambiente. La misión de la “Don’t Make a Wave Committee” era lanzar una campaña en alta mar en contra de las pruebas de bombas de hidrógeno en Alaska, un símbolo de nuestra oposición a la guerra nuclear. Durante una de nuestras primeras reuniones, alguien dijo “paz”. Una respuesta fue: “¿por qué no la hacemos una paz verde?” y nació un nuevo movimiento. Green (o verde, en español) fue por el medio ambiente y también para el pueblo. Nombramos a nuestro barco “The Greenpeace” y me uní a la tripulación de 12 personas para un viaje de protesta. No pudimos detener esa prueba de la bomba de hidrógeno, pero fue la última que los EEUU detonaron. Tuvimos una gran victoria.

En 1975, Greenpeace dio un gran giro lejos de nuestros esfuerzos anti-nucleares y se dispuso a salvar a las ballenas, navegando en alta mar para hacer frente a los balleneros rusos y japoneses. Las imágenes que mostramos, jóvenes manifestantes situados entre los arpones y las ballenas que huían, fueron publicadas en la televisión de todo el mundo. Las donaciones públicas llegaban a chorros.

A principios de los años 80 ya estaban haciendo campañas en contra de los desechos tóxicos, la contaminación del aire, las competencias de cacería y la captura de orcas vivas. Pero empecé a sentirme incómodo con el curso que estaban tomando mis colegas directores.

Terminé siendo el único de los seis directores internacionales con un estudio formal en ciencias. Ahora estábamos abordando temas que involucraban asuntos complejos de toxicología, química y salud humana. No necesitas un doctorado en biología marina para saber que debemos salvar a las ballenas de la extinción. Pero cuando se analiza qué productos químicos deben ser prohibidos, se necesita saber algo de ciencia. Y la primera lección de la ecología es que todos estamos interconectados.

Los seres humanos son parte de la naturaleza, no ajenos a ella. Muchas otras especies, agentes patógenos y sus portadores, por ejemplo, son nuestros enemigos y tenemos la obligación moral de proteger a los seres humanos de estos enemigos. La biodiversidad no es siempre nuestro amigo.

Además me di cuenta de otra cosa: a medida que nos convertíamos en una organización internacional con más de 100 millones de dólares al año en donaciones, se había producido un gran cambio en la actitud. Se había desvanecido la “paz” en Greenpeace. Ahora sólo parecía importar la parte “verde”.

Los seres humanos, para usar el lenguaje de Greenpeace, se han convertido en “los enemigos de la Tierra”. Los temas cotidianos del movimiento se convirtieron en: acabar con el crecimiento industrial e intentar prohibir muchas tecnologías y productos químicos útiles. La ciencia y la lógica ya no dominaban. El sensacionalismo, la desinformación y el miedo eran lo que utilizamos para promover nuestras campañas.

El colmo fue cuando mis colegas directores decidieron que teníamos que trabajar para prohibir el elemento cloro en todo el mundo. Nombraron al cloro como el “elemento del diablo”, como si fuera malo, pero era absurdo. La adición de cloro al agua potable es uno de los mayores avances en la historia de la salud pública y cualquier persona con un conocimiento básico de la química sabía que muchos de nuestros productos farmacéuticos más eficaces tenían un componente de cloro. No sólo eso, si esta campaña anti-cloro fuese exitosa, los que más sufrirían no serían nuestros donantes millonarios. Los individuos y los países ricos siempre encuentran una forma de evitar estas locuras. Los que sufren son los países en desarrollo, la gente a quienes presumiblemente estamos tratando de ayudar.

Por ejemplo: Greenpeace se ha opuesto a la adopción del arroz dorado, una variedad modificada genéticamente de arroz que contiene beta caroteno. El arroz dorado tiene el potencial de prevenir la muerte de 2 millones de niños pobres en el mundo cada año, pero eso no le importa a la multitud Greenpeace. Los OMG (organismos modificados genéticamente) son malos, por lo que el arroz dorado debe ser malo. Al parecer, que mueran millones de niños no lo es. Este tipo de pensamiento rígido y retrógradosuele atribuirse a los no-iluminados y anti-científicos, pero he descubierto, desde adentro, que puede infectar a cualquier organización, incluso a las que tienen nombres tan nobles como Greenpeace.

Soy Patrick Moore, de la Universidad de Prager.