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Polarización entre ‘perdedores’ y élites

Polarización entre ‘perdedores’ y élites

Líneas abajo publicamos un artículo muy fuerte de Martin Wolf, el principal comentarista económico del Financial Times, en el que critica duramente a las élites de derecha e izquierda de los EEUU y otros países ricos.

Wolf acusa a estas élites de haberse alejado de los ciudadanos e identifica los graves riesgos que las pobalciones desencantadas caigan en los ominosos abismos del populismo.

En verdad, la debilidad del liderazgo global es muy preocupante. Por ejemplo, entre los líderes más notorios de hoy, por un lado tenemos a Putin (de Rusia) acusado de asesinato y de mil tropelías más; y por otro, a un posible presidente de EEUU, que tendría vocación de asesino, pues declara que: “Podría pararme en mitad de la Quinta Avenida [en Nueva York] y disparar a la gente y no perder votos”. No dejemos de tener en cuenta una última declaración muy despectiva de Putin hacia nosotros los latinoamericanos: “y ahora nos viene una porquería de América Latina” [Zika].

El mundo está en una etapa de muchos cambios y ajustes. No es un momento cualquiera. La historia nos enseña que un aspecto crucial es tener buenos líderes en momentos difíciles, como los tuvimos durante la Segunda Guerra Mundial con Winston Churchill.

Este debate tan complejo en sus implicancias es el que determina posiciones muy particulares sobre los temas de pobreza, desigualdad, el capitalismo, el Estado del Bienestar y otros, en los países más desarrollados. Lamentablemente, muchas veces, por descuido o mala intención, se extrapolan a nuestra realidad, algo de lo que tenemos que cuidarnos.

Para el Perú, los próximos cinco años serán determinantes de nuestro futuro y de la calidad de vida de nuestros hijos y nietos. Ahora tenemos que elegir las nuevas autoridades con especial meditación y esmero. 

Los perdedores económicos se rebelan contra las élites

Martin Wolf

Financial Times

26 de enero 2016

Traducido y glosado por Lampadia

 

Los populistas ‘nativistas’ no deben ganar. Conocemos esa historia: definitivamente termina muy mal

Los perdedores también tienen votos. Eso es lo que significa democracia – y con razón. Si se sienten lo suficientemente engañados y humillados, votarán por Donald Trump, el candidato a la nominación presidencial del Partido Republicano en los EEUU, Marine Le Pen del Frente Nacional en Francia o Nigel Farage del Partido Independiente del Reino Unido. Hay quienes, en especial la clase obrera nativa, se dejan seducir por los cantos de sirena de los políticos que combinan el nativismo de la derecha dura, el estatismo de la extrema izquierda y el autoritarismo de ambos.

Por encima de todo, rechazan a las élites que dominan la vida económica y cultural de sus países: a aquellos reunidos la semana pasada en Davos para el Foro Económico Mundial. Las consecuencias potenciales son aterradoras. Las élites tienen que pensar en respuestas inteligentes. Puede que ya sea demasiado tarde para hacerlo.

[En los países más desarrollados…] Durante mucho tiempo, los proyectos de la elite de derecha han sido bajar las tasas marginales de impuestos, inmigración liberal, globalización, cortar costosos “programas de ayuda social”, mercados laborales desregulados y buscar la maximización del valor para el accionista. Los proyectos de las élites de izquierda han sido la inmigración liberal (de nuevo), el multiculturalismo, el laicismo, la diversidad, la elección sobre el aborto y la igualdad racial y de género. Los libertarios toman las causas de las élites de ambos lados; es por eso que son una pequeña minoría.

En el proceso, las élites se han desprendido de las lealtades y preocupaciones nacionales, formando en su lugar una súper-elite global. No es difícil ver por qué la gente común, en particular hombres nativos, se sienten alienados. Son perdedores, al menos relativamente; no comparten por igual las ganancias. Se sienten usados y abusados. Después de la crisis financiera y la lenta recuperación en los niveles de vida, ven a las elites como incompetentes y depredadoras. La sorpresa no es que muchos estén enojados, sino que no lo estén todos.

Branko Milanovic, ex funcionario del Banco Mundial, ha demostrado que sólo dos segmentos de la distribución del ingreso mundial prácticamente no tuvieron aumentos en sus ingresos reales entre 1988 y 2008: los cinco percentiles más pobres y los que se encuentran entre el  percentil 75 y 90. Este último incluye a la mayor parte de la población de los países de altos ingresos.

[Esto quiere decir que quienes perdieron más en términos relativos, fueron los más pobres y los que ya tienen ingresos altos, excepto los más ricos, que junto con el restante 60% (de los pobres no extremos y la clase media), fueron más bien los que ganaron. Ver el gráfico]. 

Del mismo modo, un estudio realizado por el Instituto de Política Económica en Washington muestra que la compensación de los trabajadores ordinarios se ha quedado muy por detrás del aumento de la productividad desde mediados de la década de 1970. Las explicaciones son una mezcla compleja entre la innovación tecnológica, comercio, cambios en el gobierno corporativo y la liberalización financiera. Pero el hecho es incuestionable. En los EEUU (pero también, en menor medida, en otros países de altos ingresos), los frutos del crecimiento se concentran en la parte superior.

Por último, la participación de los inmigrantes en las poblaciones ha aumentado considerablemente. Es difícil argumentar que esto ha traído grandes beneficios económicos, sociales y culturales a la masa de la población. Pero, sin duda, se han beneficiado los que están en la parte superior, incluidas las empresas.

A pesar de ofrecer apoyo a las prestaciones sociales (se podría pensar que es algo muy valioso para las clases trabajadoras nativas), la respetable izquierda ha perdido cada vez más su apoyo. Esto parece ser particularmente cierto en los EEUU, donde los factores raciales y culturales han sido particularmente importantes.

La “estrategia sureña” de Richard Nixon, ex presidente republicano de EEUU, destinada a atraer el apoyo de los blancos del sur, generó resultados políticos. Pero la estrategia central de la élite de su partido -la explotación de la clase media (especialmente hombres) exacerbaron el cambio racial, de género y cultural- está dando un fruto amargo. El enfoque en la reducción de impuestos y la desregulación ofrece poco consuelo a la gran mayoría.

Los ideólogos republicanos se quejan que Trump no es un verdadero conservador. Ese es precisamente el punto. Él es un populista. Al igual que los principales candidatos, propone recortes de impuestos inalcanzables. De hecho, la noción de que los republicanos se oponen al déficit fiscal parece absurda. Pero, sobre todo, Trump es proteccionista en el comercio y hostil a la inmigración. Estas posiciones apelan a sus seguidores, ya que entienden que tienen un activo valioso: su ciudadanía. Ellos no quieren compartir esto con innumerables forasteros. Lo mismo es cierto para los partidarios de Le Pen o Farage.

Los nativistas populistas no deben ganar. Conocemos la historia: termina muy mal. En el caso de los EEUU, el resultado tendría graves consecuencias mundiales. América fue el fundador y sigue siendo el garante de nuestro orden liberal mundial. El mundo necesita desesperadamente un liderazgo bien enfocado de EEUU. Trump no puede proporcionar esto. Los resultados podrían ser catastróficos.

Sin embargo, incluso si ese resultado se evita este año, las élites han sido advertidas. Los de la derecha toman grandes riesgos al cultivar la rabia popular por asegurar la reducción de impuestos, aumento de la inmigración y una regulación más débil. Las élites de la izquierda también están tomando riesgos al ser vistos sacrificando los intereses y valores de la sufrida masa de ciudadanos por el relativismo cultural y el control laxo de las fronteras.

Los países occidentales son democracias. Estos estados todavía proporcionan los fundamentos jurídicos e institucionales del orden económico mundial. Si las élites occidentales desprecian las preocupaciones de los muchos, este último retirará su consentimiento para los proyectos de las élites. En los EEUU, las élites de la derecha, después de haber sembrado vientos, están cosechando tormentas. Pero esto ha ocurrido sólo porque las élites de izquierda han perdido la lealtad de las clases medias nativas.

No menos importante, la democracia significa el gobierno de todos los ciudadanos. Si los derechos de residencia, aún más, de ciudadanía no están protegidos, este peligroso resentimiento crecerá. De hecho, ya lo ha hecho en muchos lugares. Lampadia

 

 




Es necesario hacer política desde la ciudadanía

Es necesario hacer política desde la ciudadanía

Como hemos afirmado anteriormente, “el Perú es un país que está en construcción”; y, si tu casa está en construcción, no puedes dejarla solo en manos de los ingenieros, capataces y obreros. Tienes que participar, supervisar y controlar pues, quién vivirá en ella eres tú, tu pareja y tus hijos, y tal vez también tus padres.

En la construcción de nuestro país, que no es (ni será) de los ingenieros, capataces y obreros, hemos dejado el diseño, construcción y acabados, en sus manos. Nos limitamos, en muchos casos, a habilitar los recursos financieros con el pago de impuestos directos e indirectos y a contratar o elegir, cada cierto tiempo, a nuestros gobernantes, a quienes llamamos autoridades en vez de llamarlos administradores.

El resultado es que el gobierno, en sus distintas instancias, le da la espalda al interés colectivo. Sin transparencia, sin evaluaciones de costo-beneficio, sin suficientes debates ni participación de los ciudadanos y/o grupos afectados por la selva normativa, que es más un ejercicio formal, o de códigos políticos, que el perfeccionamiento institucional y el instrumento de un mayor bienestar general.

Si a esta lejanía de los ciudadanos con la cosa pública le agregamos el reconocimiento de que la mayor falla de nuestra historia republicana, como en su momento lo hicieron notar los ínclitos Víctor Andrés Belaunde Diez Canseco y Jorge Basadre, es la debilidad de nuestra clase dirigente y su pobre liderazgo, tenemos mucho de improvisación y poco de racionalidad; y una sociedad que navega sin sentido de dirección ni auténtico propósito de bienestar colectivo.

Lo que es peor, parece que en América Latina (AL) no es suficiente recorrer consistentemente un mismo camino por un largo período. Recientemente, hemos visto como en Chile, después de más de 30 años de vida de un modelo que ha logrado éxitos notorios en la calidad de vida y la construcción del mejor nivel de institucionalidad de la región, bastó un momento de debilidad y la presencia de una edulcorada propuesta de cambio radical en el gobierno, para que se echen abajo casi todas las estructuras de la sociedad, sin que su clase dirigente haya hecho prácticamente nada por defender las ideas en las que creían.

Todo esto nos dice que los ciudadanos tenemos que hacer política desde nuestras posiciones sociales. ¡No podemos dejar algo tan importante, como el manejo del destino del país, en manos de los políticos!

Por otro lado, lamentablemente, el ejercicio de la política partidaria está tan desprestigiado y los incentivos para su ejercicio son tan disfuncionales, que es muy difícil que podamos esperar que esta situación se corrija pronto sin un mayor ejercicio de la política a nivel ciudadano y de mayores oportunidades de ejercicio institucional.

En EEUU se aprecia una buena experiencia de participación colectiva en aspectos institucionales, donde desde el pueblito más pequeño hasta las grandes ciudades, en todas hay una liga de beisbol, básquet o futbol americano. En esas pequeñas instituciones, los niños americanos adquieren la costumbre del ejercicio institucional. Tal vez en el Perú debiéramos fomentar la formación de instituciones deportivas a lo largo y ancho del país, así como una mayor dinámica de los clubes regionales que, además de promover sus gastronomías regionales, involucren a sus niños y jóvenes en actividades y concursos deportivos.

Este tema es de la mayor importancia posible para el futuro de nuestro país. Asumamos la tarea de incentivar la práctica institucional y el ejercicio de la política desde la base de la ciudadanía. Lampadia




Comprometidos con la Igualdad

Comprometidos con la Igualdad

La reducción de la desigualdad está en el centro de la agenda de la política económica actual en todos los países. Instituciones multilaterales como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) han aceptado que la alta desigualdad conduce a inestabilidad macroeconómica y reduce el crecimiento y que una menor desigualdad ayuda a que estesea sostenible en el largo plazo.

Pero no hay una solución mágica. La reducción de la desigualdad requiere un duro y largo trabajo de construcción de instituciones sólidas y transparentes para mejorar las políticas de impuestos y gastos, la eficiencia de la redistribución, garantizando una mayor equidad. Además se necesita un Estado que diseñe políticas fiscales eficaces y proteja los intereses de los que luchan por proporcionar estabilidad económica y seguridad para sus familias, tanto en los países desarrollados como en el mundo emergente.

Según Nora Lustig, economista de la Universidad de Tulane y una de las primeras en documentar la reducción de las brechas de ingresos de la región en América Latina, hay dos factores principales que han logrado un gran impacto. Estos se analizan en su informe ‘Commitment to Equity’ (Comprometidos por la Igualdad) que todavía está en construcción mientras que analiza distintos aspectos en diferentes países (Brasil, Chile, Colombia, Indonesia, México, Perú y Sudáfrica). Ver en Lampadia: Comprometidos con la Desigualdad, por Nora Lustig.

En primer lugar, el aumento en la educación secundaria ha incrementado la oferta de trabajadores alfabetizados, razonablemente bien educados, y los años de crecimiento constante han elevado la demanda relativa de los menos calificados en el mercado laboral formal. En segundo lugar, los gobiernos de toda América Latina han reforzado la reducción de las diferencias salariales con el gasto social dirigido a las personas con ingresos más bajos. Estos incluyen pensiones más generosas y esquemas de transferencias condicionales de efectivo que ofrecen un pago a las familias más pobres a cambio de cumplir con condiciones específicas, tales como asegurarse de que sus hijos vayan a la escuela.

El cambio más notable ha sido en la educación. La inversión pública en la educación ha dado lugar a una expansión de la educación terciaria que redujo la desigualdad salarial en países como Brasil. Al mismo tiempo, al pasar de los subsidios generales a las transferencias de efectivo, se mejoró la focalización y aumentó la eficiencia de las políticas redistributivas.

Según Lustig, anteriormente los gobiernos latinoamericanos invertían gran parte de sus recursos en educación en las universidades. Las escuelas primarias y secundarias del Estado tenían bajos fondos y una calidad mediocre. Ese sesgo a favor de la educación terciaria benefició a los ricos, que habían asistido a las escuelas primarias y secundarias privadas. Pero desde principios de 1990, el gasto en educación se ha vuelto mucho más progresivo, con una enorme expansión en la educación secundaria pública entre los pobres. Según Karla Breceda, Jamele Rigolini y Jaime Saavedra, tres economistas del Banco Mundial, los gobiernos de América Latina, en promedio, gastan una mayor proporción de su PBI en educación para el 20% de niños más pobre.

Además, Lustig  presentó pruebas de que casi la mitad de los 78 países incluidos en el informe ‘Commitment to Equity’ han demostrado una disminución en la desigualdad, principalmente motivado por la actuación estelar de América Latina en los últimos 15 años.

De hecho, los datos muestran que hoy los países en desarrollo están gastando mucho más en la redistribución de los recursos fiscales que lo hecho por los países desarrollados cuando estaban en el mismo nivel de ingresos. El mensaje es que los políticos tienen las herramientas para reducir la desigualdad, si tuvieran la voluntad de hacerlo.

En el caso específico del Perú, el informe muestra un cuadro (reproducido líneas abajo) que contiene la incidencia de pobreza de acuerdo a las distintas líneas de pobreza internacionales de US$2.50 y US$4.00 por día y por persona, así como las estimaciones de pobreza extrema y moderada con líneas de pobreza nacionales para el ámbito rural y urbano. Estas estimaciones son comparadas al utilizar los conceptos de ingreso de mercado, disponible y post-fiscal (ver definición de los conceptos más abajo).

Hay tres principales resultados que vale la pena destacar. En primer lugar, sin importar la línea de pobreza y el ámbito geográfico, los niveles de pobreza disminuyen si se toman en cuenta las transferencias e impuestos directos (diferencia entre ingreso de mercado y disponible); en segundo lugar, estos niveles aumentan si se toman en cuenta impuestos al consumo y subsidios indirectos representados por la diferencia entre ingreso disponible y el ingreso post-fiscal para zonas urbanas; finalmente, la magnitud del impacto de transferencias directas y los impuestos al consumo es reducida. Existen diferencias notables en los niveles de pobreza de acuerdo al ámbito, por ejemplo, el porcentaje de la población con un ingreso disponible menor a US$2.50 PPP es de 3.8 por ciento para la población urbana y de 33.5 para la rural.Para un ingreso menor a US$4.00 PPP el resultado es de 11.7 y 58.4 por ciento respectivamente.

En el caso de la desigualdad, al utilizar el coeficiente de Gini (ver el cuadro inferior), los niveles de desigualdad son mayores en localidades urbanas si se toma en cuenta cualquiera de las  definiciones de ingresos indicadas. Sin embargo, la brecha de desigualdad entre un grupo población y el otro aumenta conforme se van tomando en cuenta impuestos directos, transferencias (ingreso de mercado a disponible), impuestos y subsidios indirectos (ingreso post-fiscal).

Como se ha observado, las diferencias en la incidencia de la pobreza extrema rural y urbana y la distribución de la población pobre muestran que el sector rural está en gran desventaja. Si bien las brechas en las incidencias de la pobreza con las cuatro líneas utilizadas se reducen por el efecto de la política fiscal, según Lustig, esto se debe en parte “a que la pobreza post-fiscal en zonas urbanas termina siendo más alta que la pobreza pre-fiscal”. 

El principal problema, entonces, es que “la política fiscal tiene un sesgo anti-pobres urbanos que se debiera corregir mediante la expansión de los programas de transferencias a zonas urbanas. Asimismo, el grado de reducción de la pobreza rural es bajo debido a que las transferencias, aun teniendo el sesgo pro-rural, son pequeñas y no cubren a toda la población en pobreza extrema en zonas rurales.”

En Lampadia asumimos que esta interpretación es resultado de una visión muy generalizada de Nora Lustig, ya que su análisis abarca a otros países del mundo, en los cuales la pobreza extrema urbana puede ser alta. Específicamente en el Perú, esto no es aplicable ya que la pobreza extrema urbana es casi nula y, más bien, ha habido una migración hacia la nueva clase media. Por su lado el BID, en su estudio La Clase Media en el Perú: Cuantificación y Evolución Reciente, destaca que, entre el 2005 y el 2011, la clase media aumento de 51% a 72%, debido a que “el crecimiento económico ha sido pro pobre, permitiendo salir de la pobreza a millones de peruanos, y ha sido pro clase media, permitiendo al mismo tiempo una expansión y consolidación de los estratos intermedios”. No olvidemos que “seis de cada diez peruanos pertenecen a la clase media”. Ver en Lampadia: El BID lo confirma: la clase media crece como espuma.

Deberíamos tomar en consideración este análisis a la hora de tomar medidas de política fiscal en el país. Hemos sido muy exitosos en la reducción de la pobreza y la desigualdad en los últimos años, esforcémonos en continuar con esta senda de desarrollo y aprovechemos los consejos que se nos están brindando. Lampadia

 




Desmitificando el tema de la desigualdad

Desmitificando el tema de la desigualdad

El tema de la desigualdad, como lo explica Andrés Velasco en el siguiente artículo de Project Syndicate que glosamos más abajo, ha entrado al debate político y a los medios de información sin el debido cuidado y rigurosidad que un asunto tan importante requiere.

Como hemos venido presentando en Lampadia, el ciclo virtuoso que hemos tenido en el Perú hasta su interrupción el 2011 (ver: En el 2011 se dio el Punto de Inflexión de nuestro Desarrollo), ha generado, junto con un crecimiento mayor al del resto del mundo y especialmente, de la región, una muy importante reducción de la pobreza y de la desigualdad. Ver en Lampadia: La minería: generó un ciclo virtuoso de crecimiento y El 2014 terminó nuestro ciclo virtuoso de desarrollo – ahora necesitamos acumen y una agenda de desarrollo efectiva.

La reducción de la desigualdad no es común para procesos de crecimiento alto y sostenido. Lo normal ha sido que cuando un país crece alto y sostenidamente, se acentúe la desigualdad. Pero en el caso del Perú, hemos tenido un crecimiento pro-pobre y pro-clase media, que lamentablemente ha pretendido ser desconocido por el mundo político, especialmente por los movimientos anti-inversión y anti-economía de mercado.

Dice Velasco: “Por lo tanto, la afirmación que con frecuencia se escucha de que el aumento de la desigualdad es el hecho económico central de nuestros tiempos, probablemente se deba a una disparidad de otro tipo: el impacto desproporcionado que los medios noticiosos y los expertos de países ricos tienen en los debates internacionales”.

Efectivamente, en los países más desarrollados, como EEUU y Europa, se ha producido un incremento de la desigualdad y, las noticias y los artículos y ensayos referidos a su realidad han inundado los análisis sobre la desigualdad en todo el mundo. La verdad es que ésta ha disminuido en los países emergentes que han absorbido buena parte de la producción global y que con la recuperación de los precios de los commodities del nuevo siglo (contrariando la teoría de la dependencia de la CEPAL), han logrado un incremento importante de riqueza en los países más pobres, como, notoriamente, se produjo en el Perú.

El artículo de Velasco y los enlaces a los estudios que refiere, muestran este tema con una perspectiva rigurosa, que incluye los impactos de las políticas redistributivas que se hicieron posibles gracias al crecimiento económico indicado. Ver líneas abajo el análisis de Velasco:

Nueva luz sobre la desigualdad del ingreso

Andrés Velasco, ex candidato a la presidencia de Chile, profesor de desarrollo internacional. Octubre, 2015. Project Syndicate. Traducción de Ana María Velasco

Los discursos de los políticos sobre la desigualdad tienden a ser parcos en cuanto a hechos, pero expansivos en cuanto a propuestas ideológicas. Una explicación caritativa para la baja calidad del discurso público sobre la desigualdad del ingreso en las economías en desarrollo y emergentes, es que en ellas los datos acerca de la distribución del ingreso suelen ser escasos o dudosos. Sobre un tema de la importancia de éste, los debates por lo general generan más calor que luz.

Pero esto podría estar llegando a su fin a través de un nuevo conjunto de estudios. Liderado por Nora Lustig, profesora de economía especializada en América Latina, un equipo del “Commitment to Equity Institute” de la Universidad de Tulane ha desarrollado extensas bases de datos relacionados con el estado de la distribución del ingreso, y asimismo con los efectos de las políticas públicas relativas a dicha distribución. De importancia crucial es que las cifras son similares a través de un conjunto amplio de países de ingresos medios y bajos, y también concuerdan con los datos existentes en relación a países avanzados. Las conclusiones preliminares que están surgiendo de estos estudios van a iluminar los debates políticos – y probablemente desagradar a los ideólogos tanto de derecha como de izquierda.

Empecemos, como afirma Lustig en un estudio reciente, con el hecho de que la desigualdad del ingreso a nivel mundial no va en aumento. La forma más frecuente de medir la desigualdad es empleando el coeficiente de Gini, el cual asigna el valor cero a la igualdad perfecta y 100 a la desigualdad perfecta (cuando una sola persona recibe todos los ingresos). En los países para los cuales existen datos, el puntaje promedio de este coeficiente (no ponderado según la población) declinó levemente, de 39 a 38, en el período 2000-2010.

Efectivamente, en los países ricos, durante este mismo período, el puntaje se elevó – de 29,8 a 30,4. Pero, en América Latina cayó estrepitosamente, de un escandaloso 55,1 en 2000 – que hacía de este continente la región más desigual del mundo – a un 50,2, todavía muy alto, diez años después. El valor de Gini también disminuyó en el sur de Asia. En el África Sub-sahariana, donde los datos son menos ciertos, parece haber permanecido relativamente constante.

Todavía más, la desigualdad al parecer está bajando precisamente donde era más aguda para empezar. Esto es válido para regiones, especialmente América Latina, tanto como para países, por ejemplo, Brasil y Sudáfrica.

Por lo tanto, la afirmación que con frecuencia se escucha de que el aumento de la desigualdad es el hecho económico central de nuestros tiempos, probablemente se deba a una disparidad de otro tipo: el impacto desproporcionado que los medios noticiosos y los expertos de países ricos tienen en los debates internacionales.

Otro conjunto de resultados que por cierto no va a ser del agrado de los derechistas fanáticos, es que las políticas fiscales redistributivas pueden tener y, de hecho, están teniendo, un impacto significativo en la reducción de la desigualdad. En una comparación de países de ingresos medios de Asia, África y América Latina, Lustig muestra que los coeficientes de Gini después de los impuestos y las transferencias (incluido el valor monetario de la educación y de los servicios de salud) son contundentemente más bajos que los correspondientes a los de los ingresos iniciales generados en el mercado.

La caída promedio para los nueve países emergentes que Lustig compara – entre ellos, Sudáfrica, que es en extremo desigual – es más de tres puntos (55,7 a 52,5). El mismo ejercicio, que trata a las pensiones como consumo diferido y, por lo tanto, abstrae del papel redistributivo de las pensiones entre las poblaciones de más edad en las economías avanzadas, arroja una caída de siete puntos en Estados Unidos y de un poco más de nueve puntos en la Unión Europea. Es decir, los países emergentes están progresando – aunque podrían hacerlo considerablemente más.

Sin embargo, esto no significa que los activistas deberían exigir mayores impuestos y más gasto público en todas las circunstancias. La calidad de los programas fiscales es de importancia fundamental. El tamaño del sector público en Brasil es casi el doble del de Chile – donde la recaudación tributaria anual equivale a alrededor del 20% del PIB, en contraste con alrededor del 40% (las estimaciones varían) en Brasil. En este último, además, el gasto social (tratando, otra vez, a las pensiones como consumo diferido) también es el doble: 16% en comparación con 8% del PIB en Chile.

De acuerdo a Lustig, no obstante, el efecto en la desigualdad que tiene la redistribución por parte del gobierno, es el mismo en los dos países: una caída de casi cuatro puntos en el coeficiente de Gini. Lo que Lustig no explora es que el contraste es aún más agudo si uno toma en cuenta que, en relación al PIB, el gobierno brasileño gasta considerablemente menos en infraestructura que el chileno. Es difícil no llegar a la conclusión de que parte del gasto público en Brasil sirve más bien para mantener convenientemente callados a ciertos grupos de interés políticos.

Un caso que vale la pena señalar es el de Bolivia, donde los gobiernos izquierdistas han aumentado de manera considerable el gasto en el sector del bienestar social. Sin embargo, según lo revela otro estudio, debido a que las transferencias monetarias no están enfocadas exclusivamente en los pobres sino que son universales, su efecto distributivo en general no es progresivo sino neutral.

Otro elemento de rotunda importancia es que los impuestos y las transferencias no constituyen la única forma de luchar contra la desigualdad. En estudios anteriores, Lustig y sus colegas muestran que una prima salarial en declive – es decir, una disminución en la brecha salarial entre trabajadores con mayor o menor preparación – explica parte del descenso en el coeficiente de Gini en los países latinoamericanos. No es fácil desentrañar el papel que desempeñan la oferta y la demanda en la reducción de la prima salarial, pero al parecer ambos factores han incidido.

Por el lado de la demanda, las devaluaciones de los tipos de cambio hicieron que las exportaciones no tradicionales se volvieran más competitivas y ayudaron a elevar la demanda de obra de mano relativamente no especializada. Por el lado de la oferta, un fuerte aumento en los años de escolaridad, y especialmente el acceso a estudios superiores, produjo un notable incremento en el número de profesionales y otros trabajadores altamente capacitados, lo que contribuyó a disminuir sus sueldos relativos.

Todo esto es positivo para la distribución del ingreso, pero los procesos políticos resultantes permanecen tensos. Es posible que los activistas estudiantiles que exigen (junto con el resto de la sociedad) una distribución más justa de los recursos, no deseen enterarse de que el aumento en el número de profesionales con frecuencia obedeció a la rápida y polémica expansión de universidades privadas – a veces con fines de lucro – y que esto explica parte de la disminución de la desigualdad.

De manera similar, a los hombres y mujeres jóvenes que con dificultad llegaron a la universidad con la expectativa de lograr una remuneración relativamente alta, al graduarse no les agrada descubrir que, por ejemplo, los sueldos de periodistas y psicólogos aumentan de modo mucho más lento que los de técnicos en computación o de operarios de maquinaria. En efecto, esta frustración es algo subyacente (aunque no siempre de forma manifiesta) en muchas de las últimas protestas estudiantiles en América Latina y en otros lugares del mundo.

En resumen, la desigualdad del ingreso resulta ser políticamente controvertida cuando empeora, como también cuando tiende a declinar. Estudios como los dirigidos por Lustig iluminan las inevitables controversias y, así, éstas podrían dejar de conducir a simples animosidades para dar paso a la creación de políticas mejores. L




Ahora el gobierno esconde la cabeza como el avestruz

Ahora el gobierno esconde la cabeza como el avestruz

El Perú sigue cayendo en el ranking del ‘Doing Business’ desde su pico en el puesto 35 hasta su caída en el puesto 50 este año. Esta vez, en el último año caímos 5 puestos, retrocediendo en 6 de los 10 indicadores usados por el Banco Mundial (BM) y estamos en el puesto 50 de los 189 países evaluados.

Increíblemente, el gobierno peruano pretende esconder la cabeza en la tierra cual avestruz. Tanto Angélica Matsuda, Directora Ejecutiva del Consejo Nacional de Competitividad, como el Ministro de Economía y Finanzas, Alonso (In)Segura, niegan el retroceso amparándose en el cambio de metodología del ranking. Nos quieren hacer tontitos, ocultando que el indicador del BM es una curva donde se compara a un país con todos los demás y, evidentemente, el cambio de metodología afecta a todos los países por igual. Una vergüenza, viniendo de una de las supuestas islas de excelencia del Estado peruano.

La caída solo es otra confirmación de la inflexión de nuestra economía e indicadores sociales producida desde el inicio del actual gobierno, desde el 2011. Ver en Lampadia: En el 2011 se dio el Punto de Inflexión de nuestro Desarrollo.

Este 27 de octubre, el Banco Mundial publicó su último informe: ‘Doing Business 2016’. El informe de 348 páginas evalúa la facilidad para hacer negocios en 189 países de todo el mundo a través de 11 factores: obtener electricidad (en términos de fiabilidad, precios y transparencia), manejo de permisos de construcción, comercio transfronterizo, pago de impuestos, protección de los inversionistas minoritarios, registro de propiedades, obtención de crédito, resolución de insolvencia, cumplimiento de contratos, regulación del mercado laboral y requisitos para comenzar un negocio.

Desde el año pasado, 151 de los países encuestados hicieron algunas mejoras y muchos países que progresaron en su puntuación general, cayeron en el ranking ya que fueron superados por las mejoras de otros. En otras palabras, no es suficiente que un país haga algunas mejoras teóricas en su clima de negocios; tiene que mejorar con respecto a los demás. Sus reformas deben superar a los otros países, es una suerte de competencia.

Cabe destacar que en el informe ‘Doing Business 2016’ ha habido un cambio en la metodología para evaluar el desempeño de un país en el cumplimiento de los contratos. Mientras que el tiempo y el costo de los litigios siguen siendo los índices para evaluar el desempeño de un país y su clasificación, la nueva metodología ha introducido un nuevo índice de la calidad del proceso judicial, que se evalúa sobre la base de la adopción de buenas prácticas que promuevan la calidad y la eficiencia del sistema judicial de un país. Un componente de este nuevo índice es la resolución de conflictos por medios alternativos, en particular con el arbitraje, la mediación voluntaria y la conciliación.

En su conjunto, América Latina y el Caribe tuvieron la menor cantidad de reformas regulatorias que cualquiera de las siete regiones del resto del planeta. Además, la región está calificada particularmente mal en las áreas de registro de propiedad y el pago de impuestos (un proceso que le toma a un empresario local 361 horas preparar, presentar y pagar impuestos, en comparación con 177 horas en otras regiones.

México mantuvo su lugar como el mejor clasificado para hacer negocios en América Latina, con Chile, Perú y Colombia un poco más atrás y todos se encuentran entre las 60 mejores economías de los países encuestados. Mientras tanto, los gigantes Brasil y Argentina se mantuvieron muy por detrás, en los puestos 116 y 121, respectivamente. Bolivia y Venezuela se mantienen en el tercio inferior de las economías evaluadas en los vergonzosos puestos 157 y 186 respectivamente.

Desde el informe del año pasado, el Perú ha caído cinco posiciones en el ranking mundial de “Doing Business” del BM. Está tercero en América Latina después de México y Chile, lo que significa que bajamos del segundo al tercer lugar entre los cuatro países de la Alianza del Pacífico.

Con 71.33 puntos, el Perú se ubica por encima del promedio de la región (59.07), comparado con México (73.72) y Chile (71.49). Sí superamos en la facilidad para hacer negocios a Colombia, Panamá, Brasil, Argentina, Bolivia y Venezuela.

El Perú ha estado trabajando supuestamente, para reformar algunos procesos principales:  facilitar los negocios, conseguir créditos y simplificar el pago de impuestos. Hemos mejorado el sistema de información de crédito con la aplicación de una nueva ley de protección de datos personales.

En la tabla inferior se puede observar el score de Perú en cada uno de los pilares de este ranking:

Ver el ranking completo en nuestro ‘Repositorium’ de Índices, Estadísticas y Rankings: Índice de Doing Business 2016. Y el cuadro anterior en:  http://www.doingbusiness.org/data/exploreeconomies/peru/#close

¿Qué se necesita para iniciar un negocio en el Perú? A nivel mundial, el Perú se sitúa en el puesto 97 en el ranking de 189 economías (ha caído ocho posiciones). Abrir un negocio en el Perú puede demorar hasta cinco veces más que en los países miembros de la Alianza del Pacífico. Según los datos recogidos por Doing Business, iniciar un negocio requiere de 6 procedimientos, toma 26 días y cuesta 9.8% del ingreso per cápita. En Chile la demora promedio es de 5.5 días, en México es de 6.3 días y en Colombia 11 días. Esto se puede observar más claramente en el gráfico inferior:

No olvidemos el ejemplo de híper regulación que presentó el Presidente del Banco Central de Reserva, Julio Velarde en Perumin sobre el sector minero. Ver gráfico:

Queda claro que tenemos muchas reformas por delante si queremos mejorar esta situación. No es solo una cuestión de que ha cambiado la metodología, sino que no hemos avanzado tan rápido en las mejoras como las demás economías y en muchos casos seguimos retrocediendo.

El ministro de Economía, Alonso (In)Segura insiste en negar la realidad: “No hemos hecho nada mal, lo que ha habido es, y el Banco Mundial también lo afirma, que han cambiado la metodología, son 10 indicadores los que miden, han cambiado dos o  tres el año pasado y han cambiado más este año, por tanto no son comparables los puestos“. Esta es una afirmación del ministro que supuestamente era el destrabador de los grandes proyectos. No ha destrabado ninguno y además a prácticamente paralizado las APP (Asociaciones Público Privadas) y las Iniciativas Privadas. No le hizo caso a Lampadia, que en agosto del 2014, hizo la propuesta de una estrategia para sacar adelante los grandes proyectos que debían sustentar el crecimiento de nuestra economía. Ver: Destrabemos megaproyectos para recuperar el crecimiento

No se puede seguir viviendo bajo excusas y mentiras. Seguimos malogrando nuestras oportunidades de desarrollo e inclusión. Lampadia




En el país de los mitos, los falsarios son reyes

En el país de los mitos, los falsarios son reyes

La minería, el extractivismo, el neoliberalismo, el crecimiento sin desarrollo, el ‘falso milagro peruano’, el ‘solo sirvió para unos pocos’, la contaminación, las cabeceras de cuenca, ‘las empresas grandes no pagan impuestos’, ‘los insensibles que se la llevan en balde’ y todo lo que uno se puede imaginar en tierras macondianas, sirve para construir mitos que despintan nuestra realidad y preparen el terreno de la frustración social para hacer sitio a los políticos que solo saben crear pobreza e implantarla con actos de lesa violencia.

Fuente: SBS, Elaboración: Asociación de AFPs

Ahora es el turno de los fondos privados de pensiones a quienes se acusa de ganar plata a pesar de que los fondos ‘pierden’. Se miente sobre el rendimiento de los mismos y del nivel de pensiones, costos, falta de competencia, protección regulatoria y demás.

Como hemos comentado en Lampadia, ver: Una pensión para todos, como se debe, lo que tenemos que hacer en el Perú es hacer que los beneficios de este sistema abarquen a toda la población trabajadora y aprovechar sus aportes al desarrollo del país, como financiar más infraestructuras.

El siguiente informe preparado por la Asociación de AFPs que recomendamos revisar, muestra con contundencia y rigurosidad, una serie de indicadores que desmienten los mitos y falsedades que diseminan los tiburones que asechan la acumulación de recursos privados de ciudadanos peruanos.

Ver informe sobre: Nota de rentabilidad de fondos privados de pensiones.




Un nuevo líder refresca la política del mundo global

Un nuevo líder refresca la política del mundo global

Una de las habilidades esenciales de la política en la democracia, es conocer la diferencia entre un enemigo y un adversario. Un adversario trata de ganarte, un enemigo trata de destruirte”. (Michael Ignatieff, escritor, antiguo líder del partido Liberal de Canadá y profesor de Harvard, Financial Times, 20 de octubre, 2015).

“Si tratas a un oponente como un enemigo, conduces la política como si fuera una guerra y todos los medios son adecuados. Si consideras a tu oponente como un adversario, no todos los medios son adecuados, estás esperando que tu adversario de hoy sea un amigo mañana”, continua Ignatieff en su artículo sobre la victoria de Justin Trudeau en Canadá.

Agrega Ignatieff: “El profundo significado del triunfo de Justin Trudeau en las elecciones generales de Canadá esta semana, y su potencial influencia en la política de las democracias más allá de su propio país, es que ha mostrado cómo la política de adversarios puede derrotar a la política de los enemigos”.

“Mi carrera como político comenzó en un estacionamiento. El estacionamiento de una tienda de comestibles,
 para ser precisos, directamente enfrente de un restaurante de shawarma y de una barbería.”

“El candidato liberal ganó, no solo porque los canadienses quieren un cambio de régimen, sino porque ellos quieren un cambio de artes en la política. ‘Los conservadores no son nuestros enemigos. Ellos son nuetros vecinos. (…) Puedes apelar a los mejores ángeles de la naturaleza, y puedes ganar’”. Cita Igantieff a Trudeau.

Agrega el autor de la nota: “Lo que le dice a Harper [el rival conservador] descubrió es que la política de las enemistades hace imposible el conseguir nuevos amigos y, también, envenena el legado del político. La política de las enemistades no la inventó Harper”, la importó de EEUU y Gran Bretaña”. 

Que oportuna y precisa lección para nosotros los peruanos que estamos embarcados en la destrucción mutua de nuestros líderes políticos, como si todos hubieran salido del infierno. Todavía faltan algo más de cinco meses para las elecciones generales de abril, que los ciudadanos esperamos con ansias, pero dadas estas circunstancias, también con mucha aprensión.

Pero lo que nos trae la elección de Trudeau es mucho más que su filosofía. Veamos algunas de sus ideas:

  • Una economía fuerte comienza con una clase media fuerte. Cuando nuestra clase media tiene más dinero en sus bolsillos para ahorrar, invertir y hacer crecer la economía, todos nos beneficiamos. Nuestro plan entregará los servicios que necesitamos, creará puestos de trabajo y restaurará la seguridad económica de la clase media.
  • Los canadienses quieren un gobierno en quien puedan confiar para proteger el medio ambiente y hacer crecer la economía.
  • Vamos a cancelar la división de los ingresos y otras exenciones de impuestos y beneficios para los ricos.
  • Vamos a invertir para crear más puestos de trabajo y mejores oportunidades para los jóvenes canadienses.
  • Vamos a invertir en los proyectos que nuestro país necesita y en la gente que puede construirlos.
  • Durante la próxima década, vamos a invertir más en infraestructura social.
  • Nos aseguraremos de que se utilice todo el dinero destinado a la inversión en las comunidades.
  • Vamos a ayudar a los canadienses a que reciban la capacitación que necesitan para encontrar y mantener buenos empleos.
  • Vamos a poner en marcha más inversión en innovación para hacer crecer nuestra economía y crear empleos buenos y de clase media.
  • Vamos a darle la bienvenida a la Open Data.
  • Vamos a ofrecer un liderazgo nacional y vamos a unirnos con las provincias y todos los territorios para tomar medidas sobre el cambio climático, poner un precio al carbono y reducir la contaminación de carbono.
  • Vamos a crear incentivos para las empresas canadienses a invertir en la creación de puestos de trabajo limpios.

Justin Trudeau, de 44 años, no ha salido de la nada. Es hijo de Pierre Trudeau, ex Primer Ministro de Canadá (1968 – 1979 y 1980 – 1984), considerado como el refundador del Canadá moderno que asumió el federalismo, el bilingüismo y el multiculturalismo como señas de identidad. A su muerte fue despedido en un multitudinario funeral en el que su hijo Justin, de 29 años, recitó unas muy sentidas ‘Coplas a la muerte de su padre’.

Las palabras de este jóven fueron tan significativas entonces como ahora, como Primer Ministro, y queremos compartir con ustedes el video de su elogía y glosar algunas de sus palabras:

Verlo también en: Justin Trudeau’s eulogy

 

Amigos, romanos, compatriotas…

Yo tenía unos seis años cuando me fui en mi primer viaje oficial. Yo iba con mi padre y mi abuelo hasta el Polo Norte.

(…) No tenía hermanos con quien jugar y me estaba aburriendo un poco porque mi papá todavía tenía mucho trabajo que hacer.

Recuerdo que una tarde ventosa en Arctic me llevaron rápidamente en un Jeep en una misión secreta especial. Pensé que por fin me iban a explicar la razón de esta base ártica de alta seguridad.

Estaba en lo cierto. Nos condujeron lentamente a través de los edificios, todos ellos muy grises. Doblamos una esquina y nos encontramos con uno rojo. Paramos. Me bajé del Jeep y comencé a dirigirme hacia la puerta principal. Me dijeron, no, a la ventana.

Así que cruzamos sobre un banco de nieve, me levantaron para alcanzar la ventana, froté mi manga contra el cristal escarchado para ver dentro y, apenas mis ojos se acostumbraron a la penumbra, vi una figura, encorvada sobre una de las muchas mesas de trabajo que parecían muy desordenadas. Llevaba un traje rojo con ese borde blanco lanudo.

Fue entonces cuando comprendí lo poderoso y maravilloso que era mi padre.

Pierre Elliott Trudeau. Esas mismas palabras transmiten tantas cosas a tanta gente. Estadista, intelectual, profesor, adversario, amante de la naturaleza, abogado, periodista, escritor, primer ministro.

Pero más que nada, para mí, era papá. Y qué papá. Él nos amó con una pasión y una devoción que acompasaba toda su vida. Nos enseñó a creer en nosotros mismos, a luchar por nosotros mismos, conocernos a nosotros mismos y aceptar nuestras responsabilidades.

Sabíamos que éramos los niños más afortunados del mundo. Y no habíamos hecho nada para merecerlo.

En su lugar, era algo que tendríamos que pasar el resto de nuestras vidas trabajando para estar a su altura.

Nos dio una gran cantidad de herramientas. Nos enseñó a no dar nada por sentado. Nos adoraba, pero no nos complacía en todo.

Mucha gente dice que no soportaba a los tontos, pero tengo que decirles que tenía una paciencia infinita con nosotros.

Nos animó a estimularnos, a poner a prueba los límites, a desafiar a cualquier persona o cosa.

Había ciertos principios básicos que nunca podrían verse comprometidos.

(…) [otra ocasión] incluyó un almuerzo en el restaurante parlamentario que siempre parecía ser terriblemente importante y lleno de gente seria que no reconocía. Pero al cumplir ocho, ya comenzaba a tener una conciencia política. Y reconocí a uno quien yo sabía que era uno de los principales rivales de mi padre.

Pensando en complacer a mi padre, le dije una broma sobre él – una pequeña cosa tonta y genérica de escuela primaria. Mi padre me miró con severidad, con esa mirada que más adelante aprendería a conocer tan bien, y dijo: “Justin, nunca ataques a la persona. Podemos estar en total desacuerdo con alguien sin denigrarlo como consecuencia.”

(…) fue en ese momento que comprendí que tener opiniones que son diferentes a las de otro no se opone a ser merecedor del respeto como individuo.

Esta simple tolerancia y (el reconocimiento de) las dimensiones reales y profundas de cada ser humano, independientemente de sus creencias, orígenes, o valores – eso es lo que él esperaba de sus hijos y eso es lo que esperaba de nuestro país.

La creencia fundamental de mi padre nunca vino de un libro. Deriva de su profundo amor y fe en todos los canadienses y, en los últimos días, con cada tarjeta, cada rosa, cada lágrima, cada ola y cada pirueta, ustedes le entregaron de vuelta su amor.

(…) ya no volverá nunca más. Ahora todo depende de nosotros, de todos nosotros.

Más allá de que estemos de acuerdo o no con todas sus ideas, saludamos la calidad del liderazgo de Trudeau. En esta época de liderazgos tan débiles y de la devaluación de la política en el mundo y, dramáticamente en el Perú, la humanidad espera mucho de Justin Trudeau. ¡Que los ángeles te protejan! Lampadia

 

 

 




China: Un Gigante cambia de Piel

China: Un Gigante cambia de Piel

China, un gigante social y económicamente, está embarcada en una dramática transformación de sus estructuras sociales y económicas. Su economía está siendo llevada de una impulsada por las exportaciones y la inversión, a otra sustentada en el consumo. Además, China está abocada a una gran reforma de sus empresas públicas y en una campaña de largos brazos contra la corrupción.

Es imposible esperar que cualquiera de los tres procesos se pueda dar sin causar mucho ruido y varias humaredas. Los tres juntos, con mayor razón. Pero parece que la desconfianza y lejanía de occidente con la China, determina que nadie analice los eventos vinculados a esta especie de revolución pacífica en el contexto de su espacio-tiempo.

En el aspecto económico, muchos hablan del desplome de la economía y añoran su crecimiento de dos dígitos, cuando hace poco reclamaban que bajara el ritmo. La verdad es que cambiar los motores de crecimiento de un coloso como la China sin que crujan todas las estructuras es imposible. Más bien es sorprendente lo relativamente armónica que está siendo su transformación.

Hay mucha discusión sobre el verdadero ritmo de crecimiento de China. Carten Holz, profesor de economía de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Hong Kong, dice que según los deflatores alternativos que puedan usarse, el crecimiento real promedio entre 1978 y el 2011 habría estado entre 9.1 y 11%, comparado con el dato oficial de 9.8%, lo que deja las cifras oficiales como el mejor estimado.

Por su lado Harry Wu, profesor de economía de la Universidad de Hitotsubashi en Tokio, encuentra que entre 1978 y 2014, el crecimiento real habría sido 2.5% menor al estimado oficial. Ver el siguiente cuadro: 

Después de más de treinta años de crecimiento de dos dígitos, China apunta ahora a un crecimiento de 7%. Esto ha redundado en una depresión de los precios de los commodities, por ejemplo, el del cobre, ya que China consume el 48% de la producción global de este mineral. Ver en el siguiente cuadro los consumos de commodities de China:

Sin embargo es importante ver el crecimiento de China desde la perspectiva peruana. Ver en el siguiente cuadro la relación del crecimiento chino vis-à-vis el tamaño de la economía del Perú:

Como puede verse, desde el punto de vista del Perú, un crecimiento de 7% de China nos da mucho espacio para mantener nuestra presencia en su mercado sin afectar los volúmenes de nuestras exportaciones.

Según Li Keqiang, primer ministro chino: “La economía china está creciendo a un ritmo ‘razonable’ y, pese a la creciente presión, el gobierno puede manejar bien los riesgos que enfrenta el país”. Li “defendió los esfuerzos de China por capear un volátil periodo desde mediados de junio, cuando el mercado bursátil se desplomó. (…) Los recientes recortes en el ratio de reservas, las tasas de interés, los impuestos y las medidas que apuntan a estabilizar el mercado ya están dando resultados. (…) China promulgaría más regulaciones macro receptivas y específicas para contrarrestar la presión económica bajista, una reforma sólida y esfuerzos de innovación para energizar al mercado”. (Expreso, 31 de agosto). Es claro que el gobierno chino está encima de todos los detalles y su capacidad de gestión es encomiable, como puede apreciarse de la siguiente ilustración de Reuters:

Otro problema de China es la calidad, solvencia y nivel de endeudamiento de sus empresas públicas. Estas se han multiplicado, prácticamente sin controles en varios miles. Pocas de ellas tiene gobiernos corporativos del nivel de las mejores empresas occidentales y muchas adolecen de grandes falencias que solo han podido soslayarse por el acelerado ritmo de crecimiento de todos los componentes de su economía.

La reforma de este sector público, que emplea cerca de 30 millones de personas y acumula activos por unos 15,000 millones de dólares, estaba prometida desde hace dos años y es, según los analistas, una de las más necesarias para permitir la transición de la economía china a un modelo sostenible. (…) Zhang Xiwu, vicepresidente de la Comisión para la Supervisión de Activos Estatales, informó que se crearán las condiciones para que las empresas estatales participen en el mercado como actores independientes en igualdad de condiciones”. (La República, 15 de setiembre).

“Una tarea complicada. En todo el país existen unas 155,000 empresas de propiedad pública, aunque la mayoría dependen de los gobiernos locales”. (El País de España, 15 de setiembre).

En cuanto a la lucha contra la corrupción, también se está dando un proceso muy serio. Ver en los siguientes párrafos un despacho de Sputnik Mundo:

China detuvo a cientos de funcionarios corruptos de forma diaria durante el año pasado, según el Documento Azul de la Academia China de Ciencias Sociales.

Unos 80 oficiales de nivel provincial y 30 altos cargos militares fueron investigados en 2014, lo que lo convierte en el año donde la campaña contra la corrupción alcanzó su nivel más alto, según el Diario del Pueblo.

El documento también subraya los éxitos contra los llamados “oficiales desnudos”, aquellos que han enviado a su familia al exterior.

Los familiares de más de 3.200 de funcionarios en esas circunstancias han visto cómo sus pasaportes chinos eran cancelados, mientras la tercera parte de oficiales han sido despedidos al oponerse a esa posibilidad.

El diario también recuerda que China ha establecido redes internacionales contra la corrupción a lo largo del continente con la declaración firmada en Pekín durante la pasada reunión de APEC (Cooperación Económica de Asia Pacífico) y en la cumbre G20.

Esos nuevos acuerdos han permitido que 680 fugitivos económicos fueran apresados durante los seis meses que duró la campaña “caza del zorro” con la que Pekín pretendía traer de vuelta a los funcionarios corruptos y recuperar lo robado”.

China ejecuta a magnate de la minería por corrupción y homicidio

China es el país donde más ejecuciones se hacen, más que las realizadas en todo el resto del mundo, la mayoría por actos de corrupción. Ver el siguiente cuadro: 

ZAICHINA.net – Noticias de verdad desde China

En conclusión tenemos que reconocer que China está en medio de una gran transformación en la dirección correcta de los acontecimientos. La turbulencia y las humaredas son lo menos que podemos esperar. Lampadia




Debilidades para enfrentar otra crisis

Debilidades para enfrentar otra crisis

Un reciente artículo de The Economist titulado “Cuidado – La Economía Mundial” trae a la luz una evaluación de riesgos muy realista, enfocándose en la lenta velocidad de recuperación de la economía mundial  en comparación con la capacidad suficiente para soportar una próxima crisis. Afirma que la deuda griega parece ser un rezago de la crisis financiera del 2008. 

A pesar de la gran recuperación de la economía desde la crisis, todavía permanecen muchas fragilidades. Europa está lleno de deudas (más aún con la grave situación de Grecia y la zona euro), Japón no puede permitir que siga aumentando el problema de la inflación y las perspectivas para los países de América Latina no son optimistas. Según el FMI, el PBI de la región aumentó sólo 1.3 % en 2014, muy por debajo del promedio de 4.2% que experimentó entre 2004 y 2013. Este año, los analistas esperan que el crecimiento sea de tan sólo 0.9 %.

Dada la débil situación en la que se encuentran tantas grandes economías (La relación promedio entre deuda y PBI de los países ricos ha aumentado en 50% desde 2007), The Economist afirma que están mal preparadas para manejar una recesión.

Para entender la precaria situación de estos países, más abajo compartimos otro artículo de The Economist que muestra una herramienta sencilla y práctica (creada por ellos) para estimar el espacio fiscal para varios países desarrollados.

Se asigna una nota para cada componente de las herramientas macro: Cada nota tiene un máximo de 100. 100 significa espacio fiscal total, y 0 que no hay espacio fiscal en lo absoluto. A la tasa de interés se le asigna un valor de 100 cuando ésta es > 10%, y 0 cuando es 0.

En la actualidad las tasas de interés están más cerca de 0% que a 10%.Es interesante recordar que la tasa de la FED era de 6% antes de 2001, y ahora es el 0.13%. Hoy en día casi todos los países tienen una tasa de interés de entre 0 y 1%. No se puede esperar casi nada de “margen de maniobra” por la parte monetaria. Es poco probable que las tasas de interés de los bancos centrales aumenten mucho en el futuro.

Que la expansión fiscal proporcione un estímulo en caso de crisis económica está limitada por tres factores: el volumen de la deuda (la suma de los déficits pasados), los déficit fiscales reales y esperados y la relación del gasto público con el PBI (no considerada por The Economist).

Existe un límite al gasto público: mayor es la proporción, menor será el margen de intervención para una política fiscal activa. En general, un alto gasto se acompaña de una alta presión fiscal, y las personas empiezan a rechazar cualquier aumento de impuestos por encima de un cierto límite.

Se deben tomar medidas al respecto, mediante el fomento (por parte de los gobiernos) de la inversión privada y reformas laborales. Solo así se podrá preparar a las economías para que estén en mejores condiciones de hacer frente al próximo shock.

 

Cuidado: La economía mundial

Publicado por The Economist el 13 de junio del 2015

Traducido y glosado por Lampadia

 

Es solo cuestión de tiempo antes de los próximos golpes de recesión. El mundo rico no está listo.

La lucha ha sido larga y ardua. Pero mirando a través de las maltrechas economías de los países ricos es el momento de declarar que se ha ganado la lucha contra el caos financiero y la deflación. En 2015, el FMI dice que por primera vez desde 2007 cada economía avanzada se expandirá. El crecimiento del mundo rico debería exceder el 2% por primera vez desde 2010 y el banco central de EE.UU. probablemente elevará sus bajísimas tasas de interés.

Sin embargo, la economía mundial todavía se enfrenta a peligros, que van desde la saga de la deuda griega hasta los mercados inestables de China. Tarde o temprano, las autoridades se enfrentarán otra recesión. El peligro es que, después de haber agotado su arsenal, los gobiernos y los bancos centrales no tendrán munición para luchar contra una eventual situación similar. 

El humo se despeja

Las buenas noticias provienen de EE.UU., que lidera el denominado grupo del mundo rico. Los datos más recientes, incluyendo las crecientes ventas de vehículos y otra serie de cifras de robusto empleo, muestran que el ritmo de crecimiento se recupera. Las empresas sumaron 280 mil nuevos trabajadores el mes pasado [mayo]. Los jefes están finalmente pagando más para encontrar los trabajadores que necesitan.

En otras partes del mundo rico, las cosas también están repuntando. En la Zona Euro, el desempleo cae y los precios están subiendo de nuevo. La recuperación de Gran Bretaña ha perdido un poco de impulso, pero el fuerte crecimiento del empleo sugiere que la expansión continuará. Japón rugió en el primer trimestre, creciendo 3,9% respecto de igual periodo del año anterior. Una recuperación de base amplia y persistente no es casualidad.

Las fragilidades inevitablemente permanecen. Europa está lleno de deudas y de la dependencia en las exportaciones. Los países emergentes, que representaron la mayor parte del crecimiento en los años posteriores a la crisis, han visto mejores días. En tanto, pobres datos comerciales sugieren que el crecimiento de China podría estar desacelerándose más rápido de lo que el gobierno desea.

Si alguna de estas preocupaciones provoca una recesión, el mundo estará en una posición complicada para hacer algo al respecto. Rara vez tantas economías grandes han estado tan mal preparadas para manejar una recesión, cualquiera que sea su procedencia. La relación promedio entre deuda y PBI de los países ricos ha aumentado en 50% desde 2007.

El campo de la política monetaria es aún más estrecho. Cuando los bancos centrales se enfrenten a su próxima recesión, se arriesgaran a no tener prácticamente ningún espacio para impulsar sus economías mediante la reducción de las tasas de interés.

La respuesta lógica es volver a la normalidad rápidamente. Cuanto más pronto las tasas suban, más pronto los bancos centrales recuperarán el espacio para recortarlas de nuevo cuando el problema se presente. 

Sin embargo, aumentar las tasas mientras que los salarios están planos y la inflación muy por debajo de los objetivos de los banqueros centrales genera el riesgo de que las economías vuelvan a estar de nuevo al borde de la deflación, precipitando la recesión.

Debido a que la recuperación de EE.UU. es más fuerte, es ahí donde se concentra el debate más feroz sobre qué tan rápido se debe volver a la normalidad en cuanto a política monetaria.

La mejor defensa

Los gobiernos también pueden hacer su parte. Todavía ha sido vergonzosamente pequeño el crecimiento de la inversión en infraestructura. La OCDE tenía razón al castigar al ministro de Finanzas de Reino Unido, George Osborne, por la escala y el ritmo de sus propuestas de gasto público. El crecimiento es mejor que la austeridad como política para mantener las deudas bajo control. Los gobiernos deberían, en cambio, dirigir sus energías hacia las reformas pendientes en los mercados de productos y de trabajo. Los mercados abiertos de productos fomentan la empresa. La libertad de contratar trabajadores bajo contratos flexibles es la mejor manera de mantener a la gente fuera del desempleo. Ambas reformas preparan a una economía para estar en mejores condiciones para hacer frente al próximo shock.

Después de haber luchado contra los efectos de la crisis financiera, los gobiernos y los bancos centrales están comprensiblemente ansiosos por volver a la normalidad. La manera de lograr su objetivo es permitir que la recuperación cobre fuerza.




Parar y retrasar los proyectos de cobre es inmoral

Parar y retrasar los proyectos de cobre es inmoral

Días atrás, en Lampadia dábamos cuenta de la drástica reducción del precio del cobre, el cuál tocó su nivel más bajo desde julio de 2009 para llegar a US$ 2.50 por libra. Este mineral es vital para la economía peruana. Es nuestra principal exportación y la mayoría de proyectos por desarrollarse están orientados a explotar este recurso. La cartera de inversiones mineras suma 47 proyectos, de los cuales 32 son de extracción de cobre. Es decir cerca de los 60 mil millones de dólares en inversión potencial que representa el total de la cartera hasta el 2021 son proyectos de cobre. Además, varias minas de oro transitarán hacia la extracción de este metal.

A estas alturas, muchos proyectos ya se pararon. El caso de Conga es emblemático, se advirtió que marcaría el fin de un ciclo antes de que bajaran los precios de los minerales, pero la tozudez de los movimientos anti-mineros de todo pelaje, la debilidad del gobierno y la inconsecuencia del gremio minero, nunca le dieron a la población la oportunidad de entender lo que estaba en juego. Hoy, después de habernos casi despedido de la inversión minera,  creyendo en la posibilidad de construir otros motorcitos de crecimiento y luego de la tremenda caída del precio de cobre (de US$ 3.20 a 2.50 la libra) es obvio suponer que algunos de estos proyectos podrían posponerse o apagarse. Inclusive advertimos que ya se han empezado a explotar los lechos marinos con lo cual tendríamos que poner cruces encima de nuestros yacimientos, como cuando fallece alguien en una carretera (L).

Es realmente indignante que este gobierno no haya aprovechado la ola de los “superprecios de las materias primas”, como se conoce a este periodo. Entre el 2011 y el 2013, después de su pico por encima de US$ 4, el cobre se estabilizó alrededor de los 3.20 dólares la libra. Sin embargo, en el Perú se dejó de atraer más inversiones y se trabó las que estaban en curso. Los resultados: se frenó la economía, la inversión en otros sectores, la reducción de la pobreza y la disminución de la desigualdad.

Todo esto sucedió a sabiendas, se les advirtió y  se les demostró casi a gritos. El Perú pudo mantener un mayor crecimiento compensando la caída de precios con mayor volumen y bajar, aún más, la pobreza y la desigualdad. No haberlo hecho es INMORAL.

Cuando en agosto 2013, se empezaron a sentir los efectos, recién empezamos con los  paquetitos, pero nunca le explicaron a la población lo que estábamos perdiendo sin la inversión minera, el gobierno se peleó con tirios y troyanos, perdió ascendiente en el Congreso y empezó a hacer pronósticos de crecimiento que había que bajar cada dos meses.   

Lo grave y hasta dramático de esta situación es que al no concretarse los proyectos mineros, se paró el crecimiento de la inversión privada y de la economía. Esto tiene una incidencia directa en la creación de empleos, mejora de ingresos fiscales y por ende en la reducción de la pobreza. Anteriormente, hemos explicado la importancia que tienen la Inversión y el crecimiento en la generación del bienestar en los países.

En Lampadia hemos repetido hasta el cansancio el análisis de la economista peruana Alejandra Zegarra (ver en L: Estudio demuestra la potencia de la inversión minera – El impacto macroeconómico de la minería). “De concretarse todos los proyectos, la producción de cobre podría incrementarse en 140% para el 2024. (…) Los resultados sugieren que por cada dólar de exportación minera, el PBI se incrementa en 0.56 dólares. Esta cifra comprende el impacto inicial de las exportaciones, el del consumo y la reinversión. (…) tan sólo el efecto directo de la producción minera adicional representaría 3.3% del PBI en el 2015. (…) Los impuestos de la producción adicional de cobre representarían en el 2015 el 22.1% del total de la recaudación tributaria minera del 2013. En suma, las inversiones mineras tendrían un impacto macroeconómico apreciable hasta el 2024. Bajo supuestos conservadores, estas inversiones agregarían alrededor de 2 puntos porcentuales a la tasa de crecimiento del PBI. Por otro lado, las inversiones incrementarían el aporte de la minería al fisco en 143% hasta el 2024.

Como señala Zegarra:  “estos resultados muestran diáfanamente el enorme costo de demorar o atrasar las inversiones mineras. No parece haber otra actividad económica con un aporte macroeconómico potencial tan positivo como la minería. Frenar las inversiones sería además frenar el desarrollo regional pues la minería es una actividad económica descentralizada por antonomasia. Finalmente, el aporte tributario de la minería puede servirnos para financiar bienes públicos esenciales que tanto necesita el Perú”.

Ha sido pues, absolutamente irresponsable, autodestructivo e inmoral no desarrollar estos proyectos, pues el incremento del PBI repercute directamente en la disminución de la pobreza. Según Juan Mendoza, profesor de la UP, casi 85% de la reducción de la pobreza desde el 2004 se debe exclusivamente al crecimiento económico. Sin este crecimiento al día de hoy tendríamos al menos 52% de pobres, [vs. el 23% actual]. Mendoza remarca: “Los datos sugieren que la manera más eficaz de combatir la pobreza no es diseñar programas de transferencias sino fomentar la inversión privada y el funcionamiento de los mercados, que han sido los motores del crecimiento desde 1990.”

Y quienes más se benefician, obviamente, son las regiones y distritos más pobres. Como señaló Macroconsult en su informe titulado ¿Qué implicancias tuvo el crecimiento económico de la última década en la evolución de la pobreza y desigualdad? ( Si desea ver el documento completo consultar en Lampadia): “La elasticidad crecimiento del PBI departamental-Pobreza departamental fue estimada en 0.64. Esto significa que por cada 1% que crece el PBI de los departamentos, la pobreza se reduce en 0.6 pp. Bajo este resultado, si el PBI departamental creciera a ritmo de 6% anual durante los próximos 8 años, entonces la pobreza casi podría desaparecer. Adicionalmente, se encontró que esta elasticidad es mayor en departamentos con niveles medios de ruralidad y en la sierra y selva. La evidencia en torno a la hipótesis de crecimiento propobre (esto es, que la elasticidad sea mayor en áreas más pobres), es apenas leve. En los apartados precedentes observamos que la pobreza se redujo en tiempos recientes y que esta es altamente sensible al crecimiento económico. En términos netos, esto significa que ahora la probabilidad de encontrar un hogar pobre es mucho menor que hace siete años, y que esta probabilidad se viene reduciendo en la medida que crezca el PBI”.

Es hora, entonces de iniciar una cruzada nacional por desarrollar los proyectos y volver a crecer para reducir la pobreza y la desigualdad.  Lampadia




Querido 2015

Querido 2015

Por Gastón Acurio
(Perú 21 – Cheka, 08 de Enero de 2015)

Querido 2015, cada año que termina, quienes creemos en Dios solemos pedirle que el año que viene traiga salud y alegrías a las vidas de quienes más queremos y también, por supuesto, le pedimos por nuestro Perú, aun sabiendo que esto es, en realidad, demasiado pedir. Porque, si hubo un lugar al que Dios eligió para darle privilegio en riquezas y abundancia, ese fue el Perú. Así es, querido 2015. Cómo pedirle a Dios por nuestro país si Dios ya le dio todo lo que un país necesita para ser un hermoso lugar para vivir. Llenó sus montañas de oro y plata, escondió bajo sus selvas enormes pozos de gas y, sobre ellas, exuberante belleza y abundancia. Dibujó ríos que atraviesan sus cordilleras cargados de energía y bajan exaltados a convertir sus desiertos en fértiles valles. Le dio un mar de riquezas incalculables con todas las especies imaginables y, no contento con ello, le dio la biodiversidad más grande de todas al colocar 85 de los 110 climas que hay en el mundo, de manera que en un solo territorio uno pueda encontrar todos los tesoros del orbe entero. Pero no fue suficiente. Durante miles de años forjó mujeres y hombres transformados en culturas que supieron aprovechar lo recogido con sabiduría y luego hizo venir a todas las razas del mundo para que se abracen con quienes habitaban esta tierra, lo que dio vida a una hermosa y envidiable diversidad cultural, única en el mundo. No. 

¿Cómo podríamos pedir más para el Perú si al Perú ya se le dio todo? ¿Cómo pedir más si, a pesar de todo lo que se nos dio, quienes lo habitamos hoy no solo no hemos sabido aprovechar ni darles el destino necesario a todos esos recursos de manera que les alegren la vida a todos los que habitan nuestro Perú sin distinción, sino que, por el contrario, últimamente nos dedicamos a pelear, enfrentarnos y dividirnos, dejando que el tiempo pase inmisericorde, mientras, frente a nosotros, miles de compatriotas, con todo derecho, se desesperan y reclaman lo más elemental que un ser humano puede reclamar: una oportunidad para salir adelante? Por ello, querido 2015, creo que en este año lo primero que debemos hacer es aceptar que ni es Dios ni es esta tierra la que nos ha fallado, sino que hemos sido nosotros los que hemos fallado y es justamente por eso que esta vez, en este año que nos ofreces, no pediremos por el Perú, sino por nosotros, los peruanos, para que se nos ilumine y empecemos de una vez por todas a hacer todo aquello que debimos hacer hace tiempo para que esta tierra rica llamada Perú sea el más envidiado lugar para vivir de la tierra.

Pediremos por quienes sí tuvimos una oportunidad en la vida de hacer nuestros sueños realidad, para que pongamos todo nuestro esfuerzo para ser ciudadanos ejemplares que aprendimos a vivir respetando la ley y respetándonos unos a otros: empresarios, intelectuales y profesionales que aspiremos a ser reconocidos no solo por lo que logramos, sino, sobre todo, por lo que construimos y compartimos a nuestro alrededor; padres que, con nuestro trabajo honrado y digno, y con el amor que prodigamos, damos el ejemplo diario a nuestros hijos; hijos que nos preparamos con ambición e idealismo para llevar nuestros sueños a lo más alto. Y, por supuesto, también pediremos por nuestras autoridades: alcaldes, jueces, congresistas, ministros, presidentes regionales, para que sepan darse cuenta de que tenemos una oportunidad única para aprovechar lo que se nos ha dado. Que hoy los peruanos finalmente sabemos que el mundo está allí esperándonos, que no solo no tenemos dudas de nuestra identidad, sino que nos sentimos orgullosos de ella, que es aquí y ahora que los peruanos queremos salir adelante por nuestro propio esfuerzo y hacerlo en nuestro país, sin tener que huir de él. Que por todo ello no solo hemos depositado nuestra confianza y nuestros impuestos en sus manos para que nos solucionen problemas básicos, sino para que se animen con valor y convicción de una vez por todas a hacer grandes cosas por el Perú. Que no tengan miedo de dar un paso atrás para poder unirse en torno a grandes objetivos comunes, dejando de lado al menos por un tiempo, por este tiempo, apetitos, revanchas, heridas y obsecuencias que para nada corresponden con lo que su pueblo espera de ellos, que no es más que un actuar honorable, visionario, idealista y pragmático que les permita poder lograr lo que hoy no parece alcanzable. Pero no. Sí que lo es. No solo porque se nos ha dado todo, sino porque, a lo largo de nuestra historia, hemos demostrado que como civilización hemos podido asombrar al mundo. Hoy les pedimos que aspiren a lo que parece imposible. No queremos una buena educación para nuestros hijos; queremos la mejor educación del mundo para ellos. No queremos un buen servicio de salud, una justicia bien administrada, un buen transporte público, buenas carreteras y buena seguridad ciudadana. No. Queremos la justicia más admirada, el transporte público más envidiado, las carreteras más imitadas, la seguridad ciudadana más reconocida. Y lo queremos porque sabemos que sí podemos.

Ciudadanos y autoridades unidos este año que pudiera ser un año electoral lleno de pugnas para convertirte, querido 2015, en un año de progreso en el que todos juntos vamos construyendo ese gran sueño que está allí esperando hace tiempo, el de la grandeza del Perú.




Viviremos peligrosamente

Viviremos peligrosamente

Por Carlos Alberto Montaner. Periodista y escritor cubano

(El Comercio, 04 de Enero de 2015)

El 2015 será un año extremadamente inestable en el Mediterráneo, pero la onda expansiva alcanzará a todo el planeta. La globalización también es eso.

La sacudida comenzará en Grecia con la probable elección del partido Syriza. La palabra es un acrónimo en griego que puede traducirse como Coalición de la Izquierda Radical. 

Y bien que lo es. Se trata de una amalgama antisistema, dominada por los marxistas, presidida por Alexis Tsipras, ingeniero de 40 años, líder estudiantil comunista en su juventud.

En Syriza se juntan estalinistas nostálgicos, trotskistas, anarquistas, anticapitalistas, antiglobalizadores, verdes que odian los transgénicos, antiamericanos, eurófobos, antieuros, y, por supuesto, propalestinos-anti Israel.

Esta montonera comenzó a gestarse hace unos años en las protestas contra las reuniones internacionales del Fondo Monetario Internacional o del Banco Mundial.

Los participantes acamparon en diversas plazas emblemáticas, desde Wall Street en NY hasta la madrileña Puerta del Sol, o se pelearon a pedradas contra las fuerzas del orden en media docena de ciudades, y hasta contaron con un manifiesto elemental, ¡Indignaos!

El programa de Syriza es perfecto para cautivar a un porcentaje elevado de los electores y, simultáneamente, hundir aun más al país. Le habla a una sociedad que tiene un 28% de desempleados y una deuda exterior del 200% de su PBI. Le propone a los votantes salir de la crisis con más Estado –aunque ya le entregan al sector público el 44% de toda la riqueza que se produce–,  gastando más y manteniendo el mítico “estado de bienestar”, con servicios buenos y “gratis” para todos.

Tsipras habla de derechos y no de responsabilidades. Rechaza la austeridad de la señora Merkel, tan ridículamente preocupada por el dinero que le entregan los laboriosos alemanes para que lo custodie, y la insolencia de los bancos y tenedores de bonos que pretenden cobrar los intereses pactados o los que se derivan del creciente riesgo-país.

Naturalmente, Tsipras combate la corrupción de los políticos y empresarios, que es mucha, pero no menciona la del “pueblo”, que defrauda a la Hacienda, simula enfermedades para recibir pensiones –es el país desarrollado con más “ciegos legales” del planeta–, cobra empleos en los que no trabaja, cuenta con centenares de profesionales sufridos, que pueden jubilarse a los 50 o 55 años con un 96% del salario, y, pese a tener un desastroso sistema público de enseñanza, posee cuatro veces más profesores per cápita que Finlandia, el país que mejor transmite los conocimientos, de acuerdo con las pruebas PISA.

El predecible triunfo de Syriza posiblemente impulse el de “Podemos” en España, una formación similar, dirigida por el joven profesor comunista-chavista Pablo Iglesias, con el agravante de que este viene de contribuir decisiva y alegremente a la destrucción de Venezuela, mediante diversos tipos de asesorías dados por una fundación afín a su grupo.

Iglesias y Tsipras, además de la ideología comunista, comparten un dato biográfico elocuente. Ambos han vivido siempre dentro del ámbito público, subsidiados o becados por el conjunto de los ciudadanos por medio de impuestos.

Quizás ello explica que ninguno de los dos advierta que los problemas de España y Grecia no derivan del mercado o de la distribución de ingresos, sino de la debilidad del tejido productivo. Ambos países, por cierto, exhiben un bajo coeficiente GINI (32 y 34,3 respectivamente. Mejores que Canadá y Nueva Zelanda).

Lo que España y Grecia necesitan es más capitalismo, pero del bueno, el que se funda en la competencia y la meritocracia y no en el compadreo y la coima. Requieren muchas más empresas exitosas y competitivas en la esfera privada, porque ya sabemos a qué círculo del infierno nos conducen las empresas públicas. Lo que también necesitan, son estados eficientes y honrados que ahorren y administren escrupulosa y transparentemente el dinero de los contribuyentes.

Ninguna persona sensata tiene nada en contra del estado de bienestar, siempre que la sociedad que lo disfruta lo haya elegido democráticamente y trabaje para costearlo. Como hacen, por ejemplo, los daneses o los austriacos.

Lo que resulta un disparate injustificable –la frase es de Ricardo López Murphy con relación a Argentina, tan parecida a Grecia y España–, es “trabajar como en Sicilia y querer vivir como en Suecia, pero culpando a Estados Unidos o a Alemania cuando, lógicamente, no se consigue”.