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¿Mentecata o cómplice?

Fernando Rospigliosi
CONTROVERSIAS
Para Lampadia

Dina Boluarte resultó mucho más incompetente y necia de lo que se esperaba. No me refiero a los que creían que la ex socia de Pedro Castillo y Vladimir Cerrón podía hacer un gobierno razonable -esos son los eternos vendedores de ilusiones que viven dando consejos a los políticos que nunca escuchan-, sino incluso a los que, con justificada razón, desconfiaban de ella.

Cualquiera que conozca algo de la agitada historia reciente del Perú, sabe que cuando se inician disturbios violentos, con mucha mayor razón si son promovidos por grupos subversivos bien organizados, hay que detenerlos con toda la firmeza posible desde el primer instante. Si se les deja avanzar, inevitablemente se expanden como un reguero de pólvora y después es muchísimo más difícil contenerlos.

El “costo social”, como eufemísticamente se le llama al número de muertos y heridos que deja la violencia, no es menor sino incomparablemente mayor si se permite que las asonadas se expandan.

Esa obviedad la resumí en un tuit el viernes pasado -hace una eternidad en términos peruanos- señalando:

“Mientras Dina piensa, medita, sueña y se rodea de caviares, los senderistas, antauristas y toda clase de delincuentes comunistas promueven disturbios. Son pocos, pero violentos y bulliciosos. Si no se corta con firmeza de inmediato esto, será un mal comienzo y rápido final”.

En verdad, fue un pésimo comienzo y el final se va acortando velozmente. Boluarte empezó diciendo que se quedaba hasta el 2026, luego prometió reducir su gobierno al 2024 y luego ha dicho al 2023.

Es muy torpe pretender frenar la violencia con ese tipo de propuestas. A la mayoría de la muchedumbre que saquea, quema y roba le importa un comino la fecha de las elecciones o la asamblea constituyente. Mientras las fuerzas del orden no actúen con toda energía, seguirán haciendo lo mismo. Y con los grupos organizados (Sendero, Fenate, etc.) que son los que organizan y promueven las asonadas, no se puede negociar porque precisamente lo que ellos quieren es provocar el caos para eventualmente retornar al gobierno para seguir robando.

Lo único que se puede hacer para frenar los disturbios en actuar con firmeza. Después vendrán las discusiones políticas.

Pero Boluarte no solamente se ha negado a actuar con energía, sino que ha amenazado a la Policía Nacional con sanciones por defenderse de las turbas que la agreden. Y ha ordenado que se enfrenten a vándalos cada vez más violentos totalmente desarmados, sin siquiera usar armas no letales como las escopetas con perdigones de goma.

Naturalmente, la Policía se repliega.

El ministro del Interior, de infausta recordación cuando estuvo en el servicio activo (fue ascendido irregularmente por los caviares el 2017 y nombrado ilegalmente jefe de la policía por esos mismos caviares el 2020), es un inútil, sin liderazgo ni valor, que no respalda a los efectivos policiales víctimas de los ataques de las hordas violentas y que está presto a sancionarlos cuando cumplen con su deber, como hizo con los injustamente acusados en el nefasto gobierno de Francisco Sagasti.

La ola de vandalismo que se ha extendido por el país tiene responsables claramente identificables. No solo Castillo, los indescriptibles Betsy Chávez, Aníbal Torres, Guillermo Bermejo y otros congresistas y ex funcionarios, Sendero Luminoso y el Fenate, los herederos del MRTA, sino también todos los que integraron el gobierno del delincuente y fueron cómplices de lo que se preparaba.

Ellos, incluyendo a Boluarte, propalaron y avalaron desde los discursos de odio que constantemente proferían en supuestos “consejos de ministros descentralizados” -en realidad viajes de agitación-, hasta las incendiarias soflamas en Palacio con auditorios de malhechores, contribuyendo a generar el ambiente de encono y justificar los desmanes que hoy provocan los que fueron defenestrados del gobierno.

El nombramiento de prefectos y subprefectos de Sendero y del Fenate que inició el caviar Avelino Guillen, fue un hito importante en la preparación de lo que hoy sufre el Perú. Y lo hicieron a vista y paciencia de todos.

Si se hubieran tomado medidas radicales en su momento, el país se habría ahorrado mucho dolor y sufrimiento.

Ahora se pretende adelantar las elecciones previa reforma política. Para eso se requiere la coordinación de un gobierno incompetente con un Congreso integrado por 14 grupos, varios de ellos subversivos y otros corruptos y delincuenciales, unidos todos, además, por el interés de permanecer el mayor tiempo posible, dilatando el recambio. Es el camino al entrampamiento.

En realidad, lo que se necesita es un gobierno de transición fuerte, con autoridad, que no solamente restaure el orden, sino que limpie las instituciones electorales y modifique rápida y eficazmente las reglas de juego para poder tener, en el más breve plazo, elecciones limpias. Lampadia




No más violencia, no más muertes

Por: Carlos Basombrío 
El Comercio, 14 de Diciembre del 2022

“Los otros temas no son negociables; el más importante, la libertad del golpista y corrupto Castillo y, menos aún, su reposición”.

Seis peruanos muertos, 12 comisarías incendiadas, cinco policías secuestrados y 119 heridos, aeropuertos tomados, vehículos quemados, ataques a medios de comunicación, a locales del Poder Judicial y del Ministerio Público, intentos de destruir una central hidroeléctrica, bloqueos de carreteras y destrucción de propiedad privada dan cuenta de una situación inédita que no puede continuar.

¿Cómo se puede solucionar esta complicada crisis?

El Gobierno la busca vía el diálogo con los manifestantes en el terreno. Ojalá puedan, porque los promotores tiran la piedra y esconden la mano.

Creo que más eficaz sería que hagan una correcta identificación del problema que tienen al frente y de las demandas que expresan. Para empezar, no estamos ante conflictos sociales; a saber, reclamos al Estado o a empresas por problemas de un sector o localidad específica y que, muchas veces, se hacen yendo más allá de lo que la ley permite.

Lo que tenemos en estos días son reclamos políticos hechos con extrema violencia y métodos paramilitares que ya conocemos del pasado. Es evidente la participación de grupos ultra radicales y de mineros ilegales que logran canalizar, en algunos lugares, el malestar de muchos hacia la clase política.

En cuanto a las demandas, estas son básicamente cuatro: cierre del Congreso, adelanto de elecciones, asamblea constituyente y la libertad y reposición de Pedro Castillo.

Sugiero separar lo que se puede modificar de lo no negociable.

Adelantar las elecciones es un reclamo extendido desde hace un tiempo y ‘per se’ implica que el actual Congreso dejará de funcionar cuando ello se produzca. Por cierto, al golpista Castillo eso no le conviene y ha escrito de puño y letra: “el pueblo no debe caer en ese juego sucio de adelanto de elecciones”.

La propuesta inicial del Gobierno es que las elecciones tengan lugar en abril del 2024. Y eso suena para muchos demasiado lejos. Ha hecho bien Dina Boluarte en anunciar que puede flexibilizarse.

Bien se podría, equilibrando la situación excepcional en la que estamos con todo lo que se requiere para una transición bien hecha, establecer por única vez diciembre del 2023 como fecha para el inicio del mandato del nuevo Ejecutivo y del Congreso, los que concluirían sus funciones el 28 de julio del 2028.

Ocho meses menos que obligarían a acortar los plazos para cada etapa: aprobar una primera votación de la reforma constitucional ahora y la segunda al empezar enero, reformas políticas posibles por ley en el verano, plazo de creación para nuevos partidos, digamos, hasta junio, las indispensables elecciones primarias en agosto, etc.

No es lo ideal, pero lo perfecto es casi siempre enemigo de lo posible.

Obviamente, los que creen ver la revolución a la vuelta de la esquina no lo van a aceptar, pero con una buena y rápida estrategia de comunicaciones se puede ganar a un sector de la población que, sin ser fanáticos ultraizquierdistas, los apoya por estar muy molestos con el Congreso.

Los otros temas no son negociables; el más importante, la libertad del golpista y corrupto Pedro Castillo y, menos aún, su reposición. A los que exigen una asamblea constituyente hay que decirles que, si consideran que el pueblo masivamente los apoya, pues postulen con esa bandera y logren la mayoría nacional que les permitiría convocarla.

A la par, se debe aplicar una estrategia eficaz e inteligente de control del orden público. No se puede seguir permitiendo que continúen los hechos de violencia como los que han venido ocurriendo y, menos aún, más muertes.

Hay un principio elemental del mantenimiento del orden. La capacidad de respuesta tiene que ser suficiente para que la policía pueda evitar el vandalismo sin ser superada.

Se necesita recurrir, por lo tanto, a la presencia temporal, disuasiva y preventiva de la Fuerzas Armadas en los lugares críticos, como un apoyo para la policía que, como corresponde, tendrá que seguir teniendo el peso del mantenimiento del orden.

Ejemplos: militares y policías desplegados antes y no después que lleguen los manifestantes en lugares donde se producen los bloqueos de carreteras. Militares vigilando aeropuertos y aquellos puntos que los servicios de inteligencia identifiquen como vulnerables.

Todo esto no puede venir acompañado de impunidad para los que promovieron estas acciones (que, como siempre, tratarán de escabullirse en el cobarde anonimato). Se requerirá, también, de una investigación seria de las circunstancias de la muerte de cada uno de nuestros compatriotas y si hubo acciones policiales por fuera de la ley, individualizar las responsabilidades.

Coda: Vergonzoso comunicado de los gobiernos de México, Colombia, Argentina y Bolivia. En el pasado denunciaban a los dictadores de derecha y su corrupción, ahora los apoyan porque los creen izquierdistas. Bochornosa la respuesta de la Cancillería dándoles explicaciones sobre lo ocurrido –hechos públicos y notorios– y no protestando enérgicamente por la intromisión en los asuntos de un país soberano. No llama la atención porque los embajadores jubilados que fomentaron la misión de la OEA para apoyar a Castillo siguen mandando en Torre Tagle.




“¿Quiénes son los brutos y achorados?”

Por: Aldo Mariátegui
Perú21, 14 de diciembre del 2022

“Estamos ante un intento muy bien coordinador por parte de la izquierda de capturar el poder”.

Estamos ante un intento muy bien coordinado por parte de la izquierda de capturar el poder. Al escribir estas líneas han tomado la vital planta de bombeo del gas de Camisea, cerrado tres aeropuertos, atacado dos importantes productoras de alimentos, bloqueado carreteras, destruido edificios públicos, etc. Solo intelectuales muy encerrados en su torre de marfil, como mi amigo Tanaka, pueden afirmar lo que él dijo ayer en EC, que hay “visiones conspiranoicas” sobre esta ofensiva izquierdista tan bien montada.

-Después de estas bárbaras protestas vandálicas de la izquierda, ¿ese otrora ardiente coleguita fujimorista –pues fue un estrecho colaborador de Calmell en ese Expreso naranja de finales de los 90– volvería a acuñar los términos “bruta y achorada” para definir a la derecha o más bien los usaría para la izquierda? Nunca he visto manifestaciones violentas de la derecha contra Castillo.

-Se les advirtió a determinados medios que levantar y aplaudir tanto las revueltas callejeras contra Merino era normalizar y legitimar a la anarquía callejera como una extensión más de la política. Incluso hicieron irresponsablemente “héroes cívicos” a dos revoltosos y fueron durísimos con la Policía. Estos medios capitalinos abrieron así alegremente las puertas a las algaradas. Hoy que son apedreados que recuerden que algunos de ellos son víctimas de su ligereza.

-Torre Tagle está teniendo una actuación penosa en estos momentos cruciales. En primer lugar, debió exigirle a Cuba el retiro inmediato de ese agente de Inteligencia, apodado “El Gallo”, que tan impertinentemente nos envió la dictadura castrista de embajador. En realidad, deberíamos romper relaciones con Cuba y que así quede cerrado ese nido de víboras agitadoras que es su embajada. Y Torre Tagle debe retirar a los embajadores peruanos en México, Argentina, Colombia y Bolivia por ese comunicado común inaceptable a favor de Castillo, faltándole el respeto al Perú.

¡Viva el Perú! ¡A aguantar esta ofensiva roja, pálidos pero serenos!




¿Aquí no pasa nada?

Berit Knudsen
Para Lampadia

El VRAEM sigue siendo una zona azotada por el terror

El VRAEM, valle entre los ríos Apurímac, Ene y Mantaro, en ceja de selva del centro del Perú, es un territorio que abarca 69 distritos y 5 departamentos: Junín, Huancavelica, Ayacucho, Apurímac y Cuzco, dividido en dos zonas: de intervención con 100 mil pobladores y de influencia con 400 mil.  El 88% de la población rural es pobre y 58% con pobreza extrema, subsistiendo de la producción de hoja de coca, café y cacao.

Hoy sigue siendo una de las zonas abandonadas del Perú, con un Estado ausente, población que decrece por la mala alimentación, baja esperanza de vida y las migraciones.  Pero el principal problema es el choque entre frentes terroristas, Sendero Luminoso, MRTA, el Militarizado Partido Comunista MPCP, el narcotráfico y las fuerzas del orden.

En este escenario se planificó la guerrilla armada desde los años 60s, y entre 1980 y el 2000 el terrorismo atacó a las localidades más pobres y vulnerables, muchas de las cuales fueron aniquiladas. En los años 90 se inicia el terrorismo urbano, que culmina con la captura de Abimael Guzmán, pero no se liquidó al terrorismo.

En enero de 2021 Francisco Sagasti informó que el camarada Raúl, Jorge Quispe Palomino, segundo al mando del MPCP fue abatido por el ejército en el VRAEM, manifestando que “su fallecimiento fue ocultado para no desmoralizar a los terroristas”.   Comentario ampliamente criticado.

Pero tres meses más tarde se produce un atentado en el que fallecen 16 pobladores de la localidad de San Miguel en el distrito de Vizcatán, incluyendo a 2 niños, por impactos con fusiles AKM y Galil. 

El MPCP se atribuyó el ataque terrorista y la Camarada Vilma encabezó una campaña en redes evidenciando su apoyo a Perú Libre.  Ante los hechos Sagasti dijo que buscaría responsables, sin resultados a la fecha; la misión de Observadores Electorales de la OEA restó importancia al problema; el proceso electoral continuó y 15 días después Castillo fue elegido.

Hoy siguen registrándose asesinatos sistemáticos de dirigentes comunales, indígenas y campesinos. Tras la matanza de San Miguel, se han encontrado al menos 10 cadáveres en Vizcatán.  Pero seguimos creyendo que son hechos aislados, sin medir la magnitud del terrorismo político. 

En un escenario adverso, el 11 de agosto las Fuerzas Armadas llevaron a cabo la “Operación Patriota”, importante operativo militar para terminar con los remanentes terroristas. Incursionaron en la zona de Vizcatán, atacando los campamentos del MPCP, incautando armamento, sistemas de comunicación, así como importante información.   Hace unos días el Camarada José Quispe Palomino, numero Sendero Luminoso amenazó con volver a boicotear estas elecciones, mientras los pobladores del VRAEM siguen padeciendo y los peruanos no terminan de asumir la verdadera tragedia de ese Perú profundo.

Estos hechos demuestran que la Comisión de la Verdad CVR, estuvo muy lejos de cerrar este lamentable capítulo de nuestra historia. Se concentró en los derechos humanos de los subversivos, autores de matanzas y actos deleznables, para luego liberar a estos Senderistas asesinos de pobladores pobres y de comunidades Ashanikas exterminadas sin piedad por considerarlos pueblos atrasados.

La CVR (basada en 23,969 reportes) reconocen 70,000 muertos y atribuye el 37% a las fuerzas del orden, sin precisar el número de terroristas o pobladores.  Se critica a las FFAA por muchos hechos como las “«levas» como mecanismo de alistamiento militar a niños entre 15 y 17 años”, equiparándolos con el secuestró a “pioneritos” por parte de Sendero, entrenados y convertidos a los 12 años en la “principal fuerza armada” del terrorismo. Todo esto resulta contradictorio.

Hoy la violencia política continúa. Antauro hace campaña con amenazas: “Estos imbéciles del Congreso, con ese poder putrefacto dan pena igual que el poder judicial, igual que el ejecutivo de la Republequeta…”  Tenemos peligrosos personajes como Bermejo, unos nuevos y otros que regresan.  El Perú necesita una coalición con candidatos preparados para gobernar, principios, valores y habilidades, sólo así podrá salir adelante el país. Lampadia




La foto de Ayala

La foto de Ayala

MIENTRAS SUCEDE
Milagros Leiva
Para Lampadia

Ha contado el almirante Jorge Moscoso que fue en el Consejo de Ministros de aquel funesto 30 de setiembre del 2019 que el ex presidente Martin Vizcarra comentaba preocupado la crisis política y comentaba que el Congreso quería vacarlo. Moscoso levantó cinco veces la mano para opinar que se debía encontrar una salida a la crisis, que el choque de trenes era lo último que debía buscarse. El gobernante nunca le dio la palabra.

Ni bien vio salir a Vizcarra con cara de pocos amigos a dar el mensaje a la Nación el almirante comenzó a escribir su carta de renuncia. No lo dudó. Moscoso solo tenía tres meses como Ministro de Defensa, pero antes ya había logrado ser el Comandante General del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas del Perú y no podía traicionar su juramento. Lo que Vizcarra hizo al disolver un parlamento con la excusa de la “denegación fáctica” no era propio de un demócrata y no pensaba avalarlo. Por supuesto jamás se tomó una foto con el mandatario en ese día de espanto para la democracia, ni siquiera de “despedida”. Antes de marcharse a casa miró a los ojos de los Comandantes Generales de todas las armadas en el piso 12 del ministerio de Defensa, les dijo que había renunciado y que el presidente los convocaba a Palacio. Les aconsejó que preguntaran bien a sus conciencias si avalaban esa disolución, que meditaran su decisión y se retiró.

El desconcierto en el Perú era total. Moscoso y todos los peruanos verían después la foto de Martin Vizcarra junto a la cúpula del comando conjunto de las fuerzas Armadas. Allí estaba sentado muy tranquilo después de disolver el parlamento, protegido por los generales César Astudillo, Jorge Celis, José Luis Lavalle, Rodolfo García Esquerre, José Luis Lavalle y el almirante Fernando Cerdán. Cuenta la historia que esa foto fue tomada casi por inercia por un felpudo funcionario de Palacio y que los generales jamás imaginaron que segundos después la estarían viendo en televisión. La historia también cuenta que cuando la vicepresidenta Mercedes Araoz atrincherada en el Congreso vio la foto publicada en el twitter de la Presidencia entendió que todo estaba perdido para quienes interpretaban que lo hecho por Vizcarra era inconstitucional. Sin el apoyo de las Fuerzas Armadas es imposible gobernar.

Hace unos días el general en retiro Rodolfo García Esquerre protagonista de esta fotografía y quien entonces era el número uno de la FAP me contó que en esos minutos de crisis todos los generales y almirantes conversaron y decidieron dar el respaldo. Que todo sucedió muy rápido y que en efecto fueron fotografiados al vuelo. ¿Fueron usados para el golpe final? La respuesta se escribe sola. ¿Qué habría pasado si ellos al igual que el almirante Moscoso le hubieran dicho NO a Vizcarra? Esta respuesta es materia de otro análisis.

Ahora regresemos al presente. ¿Han visto en estos días la foto del ministro de Defensa Walter Ayala junto a los comandantes generales? De manera insólita el hombre que jamás debió llegar a ese ministerio y que ha tratado de influir en los ascensos junto al impresentable Bruno Pacheco secretario general de la Presidencia (según narran los generales José Vizcarra y Jorge Chaparro sus pases al retiro de manera injustificada no es otra cosa que una venganza política por haberse negado a ascender a los conocidos del presidente) se tomó una foto con la cúpula militar y la tuiteó al mejor estilo de Martin Vizcarra. Estuve investigando cómo así los generales aceptaron esta fotografía después de tanto escándalo y la verdad es incómoda y pinta de cuerpo entero al ministro lechuga.

La verdad es una sola: Walter Ayala citó a los generales al piso 12 y les contó que había renunciado, se despidió, les deseó lo mejor y les pidió una última foto del recuerdo para su archivo personal. Los comandantes generales le estrecharon la mano, le desearon también lo mejor y accedieron a la foto del adiós. Jamás imaginaron que segundos después esa foto aparecería en el tuit personal de Walter Ayala. En la imagen el único que sonríe es él. Por supuesto el ministro nunca se fue y hasta hoy ninguno de los generales ha vuelto a mirarle la cara. Ayala no se atreve a convocarlos al piso 12.

Horas después a los comandantes generales les volvieron tomar una foto pero esta vez el personaje protagonista era el presidente. Convocados a Palacio fueron imaginando que el gobernante les hablaría de la salida del ministro Ayala, del alejamiento del secretario Pacheco, del escándalo que nunca debió suceder; imaginaron que el presidente les diría que de ninguna manera quiso influir en los ascensos y que todo fue un mal entendido. Nada de eso pasó. El hombre del sombrero habló de todo menos de sus camaradas venidos a menos Ayala y Pacheco. Nada de la crisis, nada de las invitaciones al retiro. Habló de Dios, de la Patria, de la familia, del Perú y por supuesto llegó el momento de la foto que minutos después obviamente estaría en un tuit de la cuenta personal del presidente. En la imagen el rostro adusto de los militares vale más que mil palabras. Pedro Castillo Terrones levanta la mano y ensaya una mueca feliz que se estrella con la realidad.

¿Hasta cuándo los militares serán usados con fotografías políticas que sirven para mantenerse “bien” en el poder? No lo sabemos, lo que sí es real es que en Ayacucho, en la presentación populista de los primeros cien días de gobierno, no solo llamó la atención la ausencia de la primera ministra Mirtha Vásquez. Los altos mandos tampoco lo acompañaron. ¿Imaginan ustedes la cara de los generales mientras Castillo anunciaba la venta del avión presidencial? ¿Imaginan ustedes que ellos asistan “felices” a tomarse fotos en Ayacucho después del tremendo golpe a la institucionalidad castrense que acaba de cometer Castillo? Imposible. Por eso no hay foto que le sirva al gobernante para bajar la temperatura. Los jefes militares son obedientes al jefe supremo que es el presidente, pero tampoco son bobos. Lo están demostrando. Lampadia




Inconducta presidencial

Inconducta presidencial

Jaime de Althaus
Para Lampadia

Desde el comienzo sabíamos que el objetivo estratégico de este gobierno sería controlar las fuerzas armadas y policiales para ponerlas al servicio del proyecto político de imponer un régimen bolivariano. Ese proyecto pasa por cerrar el Congreso en el que carece de mayoría e instaurar una asamblea constituyente que le permitiera al gobierno concentrar el poder, suprimir controles horizontales y dar una nueva constitución que cambiara el capítulo económico y permitiera la reelección presidencial. Todos estos temas han sido anunciados en diversas ocasiones y están presentes en el plan de gobierno de Perú Libre. No son ninguna novedad. La propia Premier ha insistido en la conveniencia de una asamblea constituyente.  

Pues bien, la búsqueda de ese control se hizo evidente. El ex comandante general pasado al retiro, José Vizcarra ha revelado que recibió encargos del presidente de la República para ascender a diez oficiales, con particular énfasis en dos de ellos, lo que le fue confirmado personalmente por el propio Presidente. Algo similar ha manifestado el ex comandante general de la FAP. Ambos oficiales fueron pasados al retiro sencillamente porque no acataron esas presiones debido a que los recomendados no reunían los méritos suficientes y estaban fuera del cuadro institucional de ascensos.

Más grave aún, El Comercio pudo constatar que 48 oficiales del Ejército, Marina y Fuerza Aérea acudieron a palacio de Gobierno la mañana del sábado 16 de octubre, una semana antes de que se oficialicen sus ascensos. La razón la ha señalado el ex ministro de Defensa y ex premier Walter Martos: en esa ocasión el presidente Castillo les solicitó su “lealtad”. El mensaje implícito era, obviamente, ascenso a cambio de lealtad. Algo que no veíamos desde la época de Montesinos, y que demuestra claramente la intención de subordinar las fuerzas armadas no a la Constitución sino a un proyecto político partidario que convertiría al Perú en una dictadura socialista que arruinaría el país.

El Congreso no puede dejar pasar estos hechos porque sería el comienzo del fin de la democracia en nuestro país. Es ya una burla y una provocación al Congreso que el ministro de Defensa no renuncie. Ante ello, el Congreso debe investigar estos hechos y citar a la presidenta del consejo de ministros. Recordemos que según el artículo 128 de la Constitución:

“Todos los ministros son solidariamente responsables por los actos delictivos o violatorios de la Constitución o de las leyes en que incurra el Presidente de la República o que se acuerden en Consejo, aunque salven su voto, a no ser que renuncien inmediatamente”. Es hora de hacer valer la Constitución

Es posible que el gobierno esté buscando la censura al ministro de Defensa, con la idea de presentar al Congreso como obstruccionista.  La censura tendrá que darse, pero no será suficiente. Es claro, por los testimonios, que la responsabilidad alcanza al presidente de la República. Es cierto, sin embargo, que el presidente no es responsable de las decisiones que toma ni puede ser acusado durante su mandato, según la Constitución. Pero si se le puede abrir investigación para determinar si ha cometido una inconducta que pueda trasuntar incapacidad moral. El Congreso tiene la responsabilidad de evaluar la gravedad de estas acciones y tomar las decisiones correspondientes.

Lampadia




¿Cumplirá los objetivos el gobierno de transición?

¿Cumplirá los objetivos el gobierno de transición?

Carlos E. Gálvez Pinillos
Expresidente de la SNMPE
Para Lampadia

Luego de un proceso raro, mediante el cual, quienes nunca fueron elegidos por la mayoría, se alzaron con el gobierno y el poder, la Presidencia de la República recayó en el congresista Francisco Sagasti. Esto lo menciono sólo para que tengamos claro el alcance y pretensiones que esta administración pudiera tener.

Efectivamente, el Sr. Sagasti, al asumir la presidencia mencionó tres objetivos para los ocho meses de gestión:

  1. Asegurar un proceso electoral limpio, en plazo y transparente.
  2. Enfrentar el proceso sanitario del COVID 19 de la mejor manera.
  3. Reactivar la economía nacional, tan golpeada producto de la pandemia y el pésimo manejo de la gestión de Vizcarra.

Debo resaltar que, dentro de los 130 congresistas, el Sr. Sagasti resultaba uno de los que mejor capacidad intelectual, preparación y calificaciones académicas exhibía. Del mismo modo, los tres objetivos que planteó, calzaban exactamente con lo que corresponde. En consecuencia y a pesar de todo el movimiento político previo a su designación, todos aceptamos el desenlace con la mejor disposición.

Lamentablemente, transcurrió muy poco tiempo para desdibujar el mensaje inicial.

Así, designó un gabinete progresista y monocorde, muy allegado al Partido Morado, el Ministro del Interior defenestró a 18 generales, sin causa ni motivo, en contra de la constitución y las leyes. Y, por si fuera poco, con gran soberbia, se aferró al error que le hicieron cometer, a pesar de las advertencias de “Tirios y Troyanos”. El desconcierto y agresión moral a la Policía Nacional, le va a pasar factura. Por lo pronto, ya los revoltosos olieron el miedo del gobierno y su indefensión, al punto que exigen cambio de leyes, a punta de bloqueo de carreteras y actos vandálicos, a los que este gobierno se somete.

Se observa un copamiento gradual de las diversas instancias de gobierno con gente del partido Morado y empieza la aparición del color morado en presentaciones oficiales de toda índole. Eso, ciertamente no habla de un manejo imparcial y adecuado de un proceso electoral. Esperemos se corrijan, caso contrario, el primer objetivo no se cumplirá.

Respecto al segundo objetivo, es importante mencionar que, ya se inició el proceso de vacunación en el primer mundo, que nuestros países vecinos han firmado acuerdos con distintos fabricantes de vacunas y ya tienen asegurada su atención en el primer semestre 2021, mientras tanto, en el Perú hemos perdido el tren, no hemos suscrito acuerdos con los fabricantes y lo más probable es que tengamos disponibilidad para el 2022, compitiendo sólo con Bolivia y Venezuela. Si seguimos así y a la luz del rebrote que se estará presentando luego del descontrol producto de las manifestaciones y protestas, el objetivo sanitario tampoco se estaría cumpliendo.

Finalmente, luego del pésimo comportamiento de nuestra economía durante el año 2020 (entre los peores del mundo), es razonable trabajar en una inmediata y vigorosa reactivación de la economía, pero desde el congreso nos están “torpedeando bajo la línea de flotación”, al ratificar el “retiro de fondos” de la ONP, al derogar la ley de promoción agraria que daba sustento al importante crecimiento de nuestra agroexportación y salir con una propuesta que destruiría esa actividad, no acelerar el destrabe de los dos proyectos de irrigación; Chavimochic III y Majes-Siguas II, no hacer fluir la reconstrucción con cambios en el norte e impedir la construcción de los proyectos mineros más maduros y como cereza en la torta, cinco bancadas en el congreso quieren dar pie a un referéndum para convocar a una asamblea constituyente para el 2021.

Ya las leyes sobre ONP, incorporación de trabajadores CAS al sector público como permanentes, destruir la agroexportación y poner trabas a la inversión minera, es suficiente para que no se pueda reactivar la economía al nivel requerido, por más que el MEF piense que su “Bala de Oro” para reactivar, es la inversión pública.  Pero la propuesta de una asamblea constituyente (no propuestas de modificaciones parciales), nos lleva a una absoluta incertidumbre, pues tal cambio lleva a la revisión de toda la legislación en todos los ámbitos de la actividad, deberes y derechos, condiciones y estabilidad de las inversiones, relación entre las instituciones, sólo por mencionar algunos efectos.

Bajo esas circunstancias, estaríamos provocando una paralización total de las inversiones, hasta tener una clara visión del Perú como país y como destino de inversiones, ya que, entre otras cosas, tienen la mirada puesta en los convenios de estabilidad jurídica, necesario para las inversiones de larga maduración. Ya las agencias clasificadoras de riesgo, aunque no han hecho reducción a nuestra clasificación, sí nos están poniendo bajo observación e indicando tendencia negativa y están advirtiendo que las ideas que hay sobre el tablero, no son buenas y que no ofrecen buen pronóstico. Si persistimos en eso, estaremos espantando las inversiones y estaremos asegurando, cuando menos, otro quinquenio perdido, con lo cual, el tercer objetivo propuesto, tampoco se cumpliría.

Pero, entre otras cosas, al margen de no estar trabajando adecuadamente los tres objetivos propuestos, ahora quieren reformar la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas, como si un gobierno de transición tuviera el mandato y el tiempo suficiente para esa tarea.

¿Dios mío, qué pecado hemos cometido para que tengamos este Calvario? Lampadia




La crisis política vista desde el exterior

La crisis política vista desde el exterior

Los despachos de la prensa internacional sobre el golpe de Estado de Vizcarra, no entran, en general, en el análisis de la constitucionalidad de la medida, y se dejan llevan más por otros símbolos, como la reacción de las Fuerzas Armadas y el control del aparato del Estado.

Así, por ejemplo, The Economist, habla de una disolución dudosa y enfatiza, más bien, la incapacidad de Vizcarra para un mejor manejo de la situación. A la que califica de grave y delicada.

Evidentemente, los despachos internacionales están marcados por el tono y sesgo político de sus corresponsales en el Perú, siendo que en buena medida se inclinan a un pensamiento de izquierda que contradice la línea principal de los medios que representan. Veamos el comentario de The Economist.

Disolución dudosa
La crisis política del Perú ha dado un giro absurdo

Martín Vizcarra tiene la ventaja en su duelo con el congreso

The Economist
2 de octubre de 2019
Traducido y glosado por Lampadia

MARTÍN VIZCARRA ha estado en guerra con el Congreso peruano desde que asumió la presidencia en marzo del año pasado. Esta semana, el 30 de septiembre, su relación difícil llegó a un punto de inflexión. Vizcarra disolvió el Congreso. La legislatura devolvió el golpe suspendiéndolo de su cargo y eligiendo a la vicepresidenta, Mercedes Aráoz, para reemplazarlo. Pronto renunció para evitar asumir la presidencia, tal vez dándose cuenta de que su nombramiento era más un gesto de desafío que una propuesta seria. Pero el choque constitucional ha causado graves daños a la democracia relativamente joven del país.

Los peruanos no pueden evitar recordar la última vez que se cerró el Congreso, en 1992. El presidente entonces era Alberto Fujimori, y su “auto golpe de estado” llevó a más de ocho años de gobierno autoritario y a menudo brutal. Ahora cumple una condena de 25 años en una cárcel peruana por abusos contra los derechos humanos, incluido el secuestro de un periodista en 1992. [Fujimori no fue procesado por derechos humanos].

Vizcarra no ha dado un golpe de estado. A diferencia de Fujimori, no ha enviado tanques a las calles ni destituido a la corte suprema ni al fiscal general. Tampoco ha arrestado a periodistas. Incluso si el congreso se va a casa como lo ha pedido Vizcarra, un “comité permanente” del congreso de 27 miembros permanecerá para controlarlo. Pero sus motivos para disolver el congreso son cuestionados por muchos abogados constitucionales. Así son las acciones del congreso.

El Congreso trató de apresurarse a través de nombramientos partidistas para el tribunal constitucional. Vizcarra tomó eso como una negación de confianza en el gobierno (el segundo durante este parlamento), lo que en teoría permite la disolución del congreso. Su interpretación es discutible.

La confrontación es el último signo de disfunción en una clase gobernante comprometida por la corrupción y dividida por facciones. Su origen se encuentra en las elecciones generales de 2016, cuando Pedro Pablo Kuczynski, un ex banquero de inversiones, se convirtió en presidente. Él derrotó por poco a Keiko Fujimori, la hija de Alberto, pero su partido Popular Force (FP) ganó la mayoría en el Congreso. Fujimori prometió que su partido usaría su posición en la legislatura para promulgar su propio programa de gobierno. FP y sus aliados buscaron paralizar al gobierno de Kuczynski. Una segunda amenaza de juicio político llevó a su renuncia en marzo de 2018 y a la promoción de Vizcarra a la presidencia.

Las acusaciones de corrupción han dejado de lado tanto a Kuczynski como a Fujimori. Está bajo arresto domiciliario mientras la policía investiga las afirmaciones de que utilizó su posición anterior como ministro de finanzas para participar en negocios corruptos con Odebrecht, una empresa de construcción brasileña que sobornó a políticos en toda América Latina. (Otros dos ex presidentes enfrentan juicios por acusaciones vinculadas a Odebrecht y un tercero se suicidó en abril antes de que pudiera ser arrestado por cargos relacionados con Odebrecht). La Sra. Fujimori está detenida en prisión antes de su juicio por cargos de recibir contribuciones de campaña no declaradas de Odebrecht.

Pero la batalla entre el congreso y la presidencia no ha cesado. Vizcarra recurrió a medidas drásticas para impulsar sus prioridades legislativas. Estos incluyeron celebrar un referéndum el año pasado sobre un paquete de medidas anticorrupción, que el Congreso promulgó a regañadientes. Desde entonces, el presidente y el congreso han combatido otras medidas, como una propuesta para regular el financiamiento de campañas. La comisión de ética del Congreso ha protegido a los legisladores acusados de corrupción. Algunos fujimoristas vinculados a universidades privadas poco fiables, que se cree que blanquean dinero, intentan cerrar la agencia que los supervisa.

En mayo, el Congreso se negó a aprobar algunas reformas políticas respaldadas por Vizcarra, incluida la creación de un organismo independiente para revisar la inmunidad del enjuiciador de los congresistas. El 26 de septiembre, el comité constitucional del congreso rechazó la propuesta de Vizcarra de poner fin al estancamiento celebrando elecciones legislativas y presidenciales un año a principios de abril próximo (en el que ni él ni los miembros del congreso actual podrían participar).

Un político más hábil que Vizcarra podría haber evitado tal ruptura con el Congreso. Pero está claro que tiene la mayoría de las ventajas. Los jefes de las fuerzas armadas y la policía lo respaldaron públicamente, al igual que las asociaciones que representan a gobernadores y alcaldes. Tiene un índice de aprobación de poco menos del 50%. El Congreso es ampliamente aborrecido. Según una encuesta publicada el 29 de septiembre por La República, un periódico, el 87% de los peruanos lo desaprueba.

Algunos congresistas de la oposición han dicho que se encerrarán en el Palacio Legislativo, donde se encuentra el Congreso. Pero con la policía y el ejército detrás de Vizcarra, quien también controla la caja, está en condiciones de esperar hasta que se vayan.

Nadie sabe cómo terminará el enfrentamiento. La Organización de los Estados Americanos ha dicho que el tribunal constitucional debe pronunciarse sobre la legalidad de la disolución del congreso de Vizcarra. Aráoz, que no pertenece a ningún partido, ha convocado elecciones generales, que permitirían a los votantes elegir un nuevo presidente y un congreso.

Pero no han surgido nuevos líderes para tomar el lugar de los políticos desacreditados de hoy. La crisis de larga duración está afectando la confianza de los inversores y, por lo tanto, la economía. Los días oscuros de 1992 no han regresado, pero el futuro parece nublado. Lampadia




El peligro de una guerra entre grandes potencias

El peligro de una guerra entre grandes potencias

La geopolítica global se vuelve cada vez más complicada. The Economist analiza la posibilidad de una  ‘próxima gran guerra’, entre EEUU y sus eternos rivales: Rusia y China.” Argumenta que “los poderosos cambios a largo plazo en geopolítica y la proliferación de nuevas tecnologías erosionan el extraordinario dominio militar que EEUU ha gozado con sus aliados”.

El final de la Guerra Fría provocó un momento en el que no había una alternativa creíble al capitalismo democrático liberal. Rusia estaba aparentemente fatalmente debilitada y China aún no era la potencia económica en la que se convertiría años más tarde.

A fines de la década de 2000, Rusia, con poder y recursos concentrados en las manos de Vladimir Putin, se mostró recientemente asertivo en sus inmediaciones y se impuso sobre Georgia y Ucrania. Por su parte, China finalmente afirmó sus supuestas ambiciones regionales y comenzó esfuerzos firmes para construir infraestructura física en las disputadas islas en el Mar del Sur de China.

La nueva estrategia nacional de defensa de EEUU delineada por el Pentágono coloca a China y Rusia como las principales amenazas. La administración Trump ha promocionado su nueva política nuclear, lanzada a fines de la semana pasada por el Pentágono, como una evaluación dura y realista de las amenazas extranjeras y las capacidades de EEUU. The Nuclear Posture Review supuestamente describe “el mundo tal como es, no como deseamos que sea”, y pide una expansión del arsenal nuclear de Estados Unidos para enfrentar las capacidades en evolución de otras potencias nucleares.

El presidente Trump también afirmó el nuevo enfoque durante el discurso del Estado de la Unión de la semana pasada. “Debemos modernizar y reconstruir nuestro arsenal nuclear, con la esperanza de nunca tener que usarlo, pero haciéndolo tan fuerte y poderoso que disuada cualquier acto de agresión de cualquier otra nación o de cualquier otra persona”, dijo.

Como dice The Economist “Hoy, Trump dice que quiere hacer que Estados Unidos vuelva a ser grandioso, pero lo está haciendo de una manera incorrecta. Rechaza a las organizaciones multilaterales, trata las alianzas como un equipaje no deseado y admira abiertamente a los líderes autoritarios de los adversarios de Estados Unidos. Es como si Trump quisiera que Estados Unidos dejara de defender el sistema que creó y se uniera a Rusia y China, como otro truculento poder revisionista.”

Dada esta situación, The Economist advierte que “un conflicto en una escala e intensidad no vistos desde la segunda guerra mundial es de nuevo plausible”, y agrega que “el mundo no está preparado para ello”.

El mundo ha entrado en una situación muy precaria. Podría, como afirma el artículo de The Economist líneas abajo, llevarnos a otra guerra. pero también podría generarse una nueva geopolítica global que tendrá la obligación de proteger la democracia liberal y el libre mercado. 

Por lo tanto, como hemos afirmado en Lampadia anteriormente, alguien deberá ocupar el enorme espacio de liderazgo, que defienda el Estado de Derecho, la globalización y el proceso de integración, para así poner fin al eventual conflicto entre grandes potencias. Lampadia

La próxima guerra

El creciente peligro de un conflicto entre grandes potencias

Cómo los cambios tecnológicos y la geopolítica están renovando las amenazas

The Economist
25 de enero, 2018
Traducido y glosado por Lampadia

En los últimos 25 años, la guerra ha cobrado demasiadas vidas. Sin embargo, a pesar de que las luchas civiles y religiosas se han desatado en Siria, África central, Afganistán e Irak, un enfrentamiento devastador entre las grandes potencias mundiales se ha mantenido como algo casi inimaginable.

No más. La semana pasada, el Pentágono emitió una nueva estrategia de defensa nacional que coloca a China y Rusia por encima del jihadismo como la principal amenaza para Estados Unidos. Esta semana, el jefe del estado mayor de Gran Bretaña advirtió sobre un ataque ruso. Incluso ahora, Estados Unidos y Corea del Norte están peligrosamente cerca de un conflicto que corre el riesgo de involucrar a China o convertirse en una catástrofe nuclear.

Como sostienemos en el informe especial sobre el futuro de la guerra, los cambios poderosos a largo plazo en la geopolítica y la proliferación de nuevas tecnologías están erosionando el extraordinario dominio militar del que disfrutaron EEUU y sus aliados. Conflictos de una escala e intensidad no vistas desde la segunda guerra mundial, son posisible una vez más. Y el mundo no está preparado. 

Las penas de la guerra

El peligro más acuciante de este año es una guerra en la península coreana. Donald Trump ha prometido evitar que Kim Jong Un, el líder de Corea del Norte, pueda atacar a Estados Unidos con misiles balísticos y armas nucleares, una capacidad que puede que obtenga en los próximos meses como sugieren sus recientes pruebas, si no es que ya la tiene. Entre muchos planes de contingencia, el Pentágono está considerando un ataque preventivo incapacitante contra las instalaciones nucleares de Corea del Norte. A pesar de la baja confianza en el éxito de semejante ataque, debe estar preparado para llevarlo a cabo, si el presidente lo ordena.

Incluso un ataque limitado podría desencadenar una guerra total. Los analistas reconocen que la artillería norcoreana puede bombardear Seúl, la capital de Corea del Sur, con 10,000 rondas por minuto. Los drones, los submarinos enanos y los comandos de tunelización podrían desplegar armas biológicas, químicas e incluso nucleares. Decenas de miles de personas perecerían; y muchos más si se usan armas nucleares.

Esta revista ha argumentado que la perspectiva de tal horror significa que, si la diplomacia falla, Corea del Norte debería ser contenida y disuadida. Aunque defendemos nuestro argumento, la guerra es una posibilidad real. Trump y sus asesores pueden concluir que un Norte nuclear sería imprudente, y probable de causar una proliferación nuclear, y que es mejor arriesgar una guerra en la península de Corea hoy que un ataque nuclear en una ciudad estadounidense mañana.

Incluso si China se mantiene al margen de una segunda guerra de Corea, tanto el gigante asiático como Rusia están entrando en una competencia de renovación de grandes potencias con Occidente. Sus ambiciones serán aún más difíciles de tratar que las de Corea del Norte. Tres décadas de crecimiento económico sin precedentes han proporcionado a China la riqueza para transformar sus fuerzas armadas, y han dado a sus líderes la sensación de que ha llegado su momento. Rusia, paradójicamente, necesita afirmarse ahora porque, a largo plazo, está en declive. Sus líderes han gastado mucho para restaurar el poder duro de Rusia, y están dispuestos a tomar riesgos para demostrar que merecen respeto y un asiento en la mesa.

Ambos países se han beneficiado del orden internacional que Estados Unidos estableció y garantizó. Pero ven sus pilares -los derechos humanos universales, la democracia y el imperio de la ley- como una imposición que excusa la intromisión extranjera y socava su propia legitimidad. Ahora son estados revisionistas que quieren desafiar el status quo y ver a sus regiones como esferas de influencia para ser dominadas. Para China, eso significa Asia Oriental; para Rusia: Europa del Este y Asia Central.

Ni China ni Rusia quieren una confrontación militar directa con Estados Unidos (seguramente perderían). Pero están utilizando su creciente poder duro de otras maneras, en particular explotando una “zona gris” donde la agresión y la coerción funcionan justo por debajo del nivel que podría poner en riesgo la confrontación militar con Occidente. En Ucrania, Rusia ha mezclado la fuerza, la desinformación, la infiltración, la ciberguerra y el chantaje económico en formas que las sociedades democráticas no pueden copiar y son difíciles de impedir. China es más cautelosa, pero ha reclamado, ocupado y guarnecido arrecifes y cardúmenes en aguas disputadas.

China y Rusia han aprovechado las tecnologías militares inventadas por Estados Unidos, como la guerra de precisión de largo alcance y la guerra de espectro electromagnético, para aumentar drásticamente el costo de la intervención en su contra. Ambos han utilizado estrategias de guerra asimétrica para crear redes de “acceso / negación de área”. China apunta a empujar a las fuerzas navales estadounidenses hacia el Pacífico, donde ya no pueden proyectar con seguridad el poder en los mares de China Oriental y Meridional. Rusia quiere que el mundo sepa que, desde el Ártico hasta el Mar Negro, puede invocar una mayor potencia de fuego que sus enemigos, y que no dudará en hacerlo.

Si Estados Unidos permite que China y Rusia establezcan hegemonías regionales, ya sea conscientemente o porque su política es demasiado disfuncional para obtener una respuesta, les habrá dado luz verde para perseguir sus intereses mediante la fuerza bruta. Cuando se intentó por última vez, el resultado fue la primera guerra mundial.

Las armas nucleares, fueron en gran medida una fuente de estabilidad desde 1945, pueden ahora aumentar el peligro. Sus sistemas de comando y control se están volviendo vulnerables a la piratería mediante nuevas armas cibernéticas o el “cegamiento” de los satélites de los que dependen. Un país bajo tal ataque podría encontrarse bajo presión para elegir entre perder el control de sus armas nucleares o usarlas.

Ciudadelas vanidosas

¿Qué debería hacer Estados Unidos? Casi 20 años de deriva estratégica han jugado a favor de las manos de Rusia y China. Las guerras fracasadas de George W. Bush fueron una distracción y minaron el apoyo en casa para el rol global de Estados Unidos. Barack Obama siguió una política exterior de reducción de personal y se mostró abiertamente escéptico sobre el valor del poder duro. Hoy, Trump dice que quiere hacer que Estados Unidos vuelva a ser grandioso, pero lo está haciendo de una manera incorrecta. Rechaza a las organizaciones multilaterales, trata las alianzas como un equipaje no deseado y admira abiertamente a los líderes autoritarios de los adversarios de Estados Unidos. Es como si Trump quisiera que Estados Unidos dejara de defender el sistema que creó y en cambio, se uniera a Rusia y China como otro truculento poder revisionista.

Estados Unidos necesita aceptar que es un beneficiario principal del sistema internacional y que es el único poder con la capacidad y los recursos para protegerlo de un ataque sostenido. El poder blando de la diplomacia paciente y constante es vital, pero debe estar respaldado por el poder duro que China y Rusia respetan. Estados Unidos conserva mucho de ese poder duro, pero está perdiendo rápidamente la ventaja en tecnología militar que inspiró confianza en sus aliados y miedo en sus enemigos.

Para igualar su diplomacia, Estados Unidos necesita invertir en nuevos sistemas basados ​​en robótica, inteligencia artificial, big data y armas de energía dirigida. Con retraso, Obama se dio cuenta de que Estados Unidos necesitaba un esfuerzo concertado para recuperar su liderazgo tecnológico, sin embargo, no hay garantía de que sea el primero en innovar. Trump y sus sucesores necesitan redoblar el esfuerzo.

El mejor garante de la paz mundial es un EEUU fuerte. Afortunadamente, todavía disfruta de ventajas. Tiene aliados ricos y capaces, las fuerzas armadas más poderosas del mundo, una experiencia de guerra sin rival, los mejores ingenieros de sistemas y las empresas tecnológicas más importantes del mundo. Sin embargo, esas ventajas podrían fácilmente derrocharse. Sin el compromiso de Estados Unidos con el orden internacional y el poder duro para defenderlo de los desafíos decididos y capaces, los peligros crecerán. Si lo hacen, el futuro de la guerra podría estar más cerca de lo que crees.

Líneas abajo glosamos algunos pasajes del reporte especial de The Economist sobre: El futuro de la guerra.

De: Los nuevos campos de batalla El futuro de la guerra

The Economist, 25 de enero, 2018. Traducido y glosado por Lampadia

La guerra sigue siendo una competencia de voluntades, pero la tecnología y la competencia geopolítica están cambiando su carácter, argumenta Matthew Symonds.

Este informe especial, ofrecerá sus predicciones con humildad. También las limitará a los próximos 20 años más o menos. No especulará sobre el presente peligro de que estalle la guerra por las armas nucleares de Corea del Norte. Describirá las tendencias a largo plazo de las guerras que pueden identificarse con cierta confianza.

En el último medio siglo, las guerras entre estados se han vuelto extremadamente raras, y aquellas entre grandes potencias y sus aliados casi inexistentes. Por otro lado, las guerras intraestatales o civiles han sido relativamente numerosas, especialmente en estados frágiles o fallidos, y generalmente han demostrado ser duraderas. Es probable que el cambio climático, el crecimiento de la población y el extremismo sectario o étnico garanticen que tales guerras continúen.

Cada vez más, se lucharán en entornos urbanos. El número de megaciudades con poblaciones de más de 10 millones se ha duplicado a 29 en los últimos 20 años, y cada año casi 80 millones de personas se mudan de áreas rurales a urbanas. Las intensas guerras urbanas, como lo demostraron las recientes batallas de Alepo y Mosul, continúan siendo implacables e indiscriminadas, y continuarán presentando problemas difíciles para las bienintencionadas fuerzas de intervención occidentales. La tecnología cambiará la guerra en las ciudades tanto como en otros tipos de guerra, pero todavía tendrá que combatirse en lugares cercanos, bloque por bloque.

Aunque la guerra interestatal a gran escala entre las grandes potencias sigue siendo improbable, todavía hay margen para formas menos graves de competencia militar. Tanto Rusia como China ahora parecen reacios a aceptar el dominio internacional de Estados Unidos. Ambos han demostrado recientemente que están preparados para aplicar la fuerza militar para defender lo que ven como sus intereses legítimos: Rusia al anexar Crimea y desestabilizar a Ucrania y China mediante la construcción de islas artificiales militares y ejerciendo fuerza en las disputas con los vecinos de la región en los mares de China Meridional y Oriental.

En la última década, tanto China como Rusia han gastado mucho en una amplia gama de capacidades militares para contrarrestar la capacidad de Estados Unidos de proyectar el poder en nombre de aliados amenazados o intimidados. Su objetivo no es ir a la guerra con Estados Unidos, sino hacer que la intervención estadounidense sea más riesgosa y más costosa. Eso ha permitido cada vez más que Rusia y China exploten una “zona gris” entre la guerra y la paz. La zona gris se presta a una guerra híbrida, un término acuñado por primera vez hace unos diez años. Las definiciones varían, pero en esencia es una confusión de medios militares, económicos, diplomáticos, de inteligencia y criminales para lograr un objetivo político.

La principal razón por la que las grandes potencias tratarán de alcanzar sus objetivos políticos sin tener la intención de llegar a una guerra abierta es la amenaza nuclear, pero de ello no se deduce que el “equilibrio del terror” que caracterizó a la guerra fría seguirá siendo tan estable como en el pasado. Rusia y Estados Unidos están modernizando sus fuerzas nucleares a un costo enorme y China está ampliando su arsenal nuclear, por lo que las armas nucleares pueden estar vigentes por lo menos hasta finales de siglo. Tanto Vladimir Putin como Donald Trump, en sus diferentes formas, disfrutan un poco sus competencias en temas nucleares. Los acuerdos existentes de control de armas nucleares se están deshilachando. Los protocolos y entendimientos que ayudaron a evitar el Armageddon durante la guerra fría no han sido renovados.

Rusia y China ahora temen que los avances tecnológicos puedan permitir que Estados Unidos amenace sus arsenales nucleares sin recurrir a un primer ataque nuclear. Estados Unidos ha estado trabajando en un concepto conocido como Conventional Prompt Global Strike (CPGS), aunque las armas aún no se han desplegado. La idea es entregar una cabeza armada convencional con un alto grado de precisión, a velocidades hipersónicas. Rusia y China están desarrollando armas similares.

Otras posibles amenazas a la estabilidad nuclear son los ataques a los sistemas nucleares de comando y control con armas cibernéticas y antisatélite en las que todos invierten, que podrían utilizarse para desactivar temporalmente las fuerzas nucleares. Fundamentalmente, la identidad del atacante puede ser ambigua, dejando a los atacados inseguros sobre cómo responder.

La aparición de los robots asesinos

El mundo sabe lo que es vivir a la sombra de las armas nucleares. Existen interrogantes mucho mayores sobre cómo los rápidos avances en la inteligencia artificial (IA) y el ‘deep learning’ afectarán la forma en que se llevan a cabo las guerras, y tal vez incluso la forma en que la gente piensa en la guerra. La gran preocupación es que estas tecnologías pueden crear sistemas de armas autónomas que puedan tomar decisiones sobre la muerte de humanos independientemente de quiénes los crearon o desplegaron. Una “Campaña internacional para detener a los robots asesinos” está tratando de prohibir las armas letales autónomas incluso antes de que aparezcan. En 2015, más de 1,000 expertos en inteligencia artificial, entre ellos Stephen Hawking, Elon Musk y Demis Hassabis, firmaron una carta a tal efecto, en la que advirtieron sobre una próxima carrera armamentista en armas autónomas.

Es improbable que se presente tal prohibición, pero hay espacio para el debate sobre cómo los humanos deberían interactuar con máquinas capaces de diversos grados de autonomía. Los establecimientos militares occidentales insisten en que para cumplir con las leyes del conflicto armado, un ser humano siempre debe estar al menos en el circuito. Pero algunos países pueden no ser tan escrupulosos si se considera que los sistemas completamente autónomos confieren ventajas militares.

Dichas tecnologías se están desarrollando en todo el mundo, la mayoría de ellas en el sector civil, por lo que están destinadas a proliferar. En 2014, el Pentágono anunció su “Tercera estrategia de compensación” para recuperar su ventaja militar mediante el aprovechamiento de una gama de tecnologías que incluyen la robótica, los sistemas autónomos y Big Data, y para hacerlo de manera más rápida y efectiva que los adversarios potenciales. Pero incluso sus defensores más ardientes saben que Occidente nunca podrá volver a confiar en su tecnología militar superior. Robert Work, el subsecretario de Defensa que abogó por la tercera compensación, argumenta que la ventaja militar más duradera de Occidente será la calidad de las personas producidas por las sociedades abiertas. Sería reconfortante pensar que el factor humano, que siempre ha sido un componente vital en guerras pasadas, aún contará para algo en el futuro. Pero hay incertidumbre incluso sobre eso. Lampadia

 

 

 

 

 




Trío de “Pathos”

Ayer tuvimos que volver a publicar uno de nuestros análisis sobre el tema de la corrupción, ilustrándolo con la galería de gobernadores regionales (13) que enfrentan cárcel o graves acusaciones de corrupción. Ver: ¿No quieren evitar la corrupción?​

Hoy queremos destacar la difícil gesta de un gobernador regional, Fernando Cillóniz, que está empeñado en combatir la corrupción y los comportamientos disfuncionales en la región Ica, un gran ejemplo que debemos ponderar y apoyar. Veamos su nuevo despacho:

Fernando Cillóniz B.
Gobernador Regional de Ica
Ica, 7 de abril de 2017
Para Lampadia

¡Vamos! Un poco de cultura lingüística no nos viene mal. Consultemos al Diccionario de la Real Academia Española. Pathos es un vocablo griego que significa “estado de ánimo, pasión, emoción, sufrimiento”. Y Patético – que viene de Pathos – significa “que es capaz de mover y agitar el ánimo (de la población) infundiéndole afectos vehementes, y con particularidad, dolor, tristeza o melancolía.

Con respecto al título de este artículo, no me refiero a Hugo, Paco y Luis; los tres patitos mataperros, hijos del legendario Pato Donald. Me refiero – más bien – al trío conformado por los congresistas Segura, Oliva y Elías – cada cual más patético que el otro – quienes durante las emergencias del verano pasado no hicieron nada relevante; excepto criticar, alarmar y figuretear.

Fuente: Twitter

En el caso de las dramáticas inundaciones, huaicos, roturas de vías y puentes, epidemias de Dengue y Sika, etc. estos personajes se aprovecharon del drama humano, e intentaron crear en la población un sentimiento de odio hacia sus autoridades, acentuando el dolor, tristeza y melancolía de los damnificados. En el sentido etimológico de la palabra (Pathos), los citados congresistas crearon un argumento patético.

Efectivamente, lejos de observar con objetividad y responsabilidad la magnitud de la tragedia; en vez de identificar y procurar atender las necesidades de la población afectada; y contrario a fomentar la ayuda y solidaridad entre la ciudadanía; estos “padres de la patria” se dedicaron – exclusivamente – a criticar a las autoridades, y crear una falsa impresión de inacción en los tres niveles de Gobierno… Nacional, Regional y Local.

¡Qué diferencia comparados con los buenos congresistas y dignos periodistas que alentaron a la población, a unirse y ayudarse mutuamente para hacerle frente a la tragedia, y orientar a las autoridades respecto de las necesidades más apremiantes de los damnificados!

Felizmente, el pesimismo y el negativismo en nuestro país son minoritario. La grandeza de la mayoría de peruanos es admirable. En el caso de Ica, me queda claro que sin el apoyo – prontísimo y efectivísimo – del Gobierno Central y las Fuerzas Armadas y Policiales… no la hacíamos. Lo mismo se puede decir de los alcaldes provinciales y distritales; de las Juntas Vecinales; de las empresas iqueñas que ayudaron a más no poder; de la Defensoría del Pueblo; de los voluntariados nacionales e internacionales; del Obispado de Ica y – sobre todo – de Cáritas y la Madre Reina. Y – modestia aparte – del Centro de Operaciones de Emergencia Regional (COER) que me honro en presidir, que sesionaba todos los días – incluidos domingos y feriados – para gestionar la ayuda a los necesitados y la reparación de daños, de la manera más eficiente posible. A todos ellos… ¡gracias totales!

Sin embargo, en medio de la tragedia y el caos, Segura me echaba la culpa del brote de Dengue. Felizmente – y a mucha honra – incluyó a la Ministra de Salud en la colada, a pesar de que ella estuvo presente en Palpa, junto a todo su equipo de control epidemiológico, dirigiendo y dando las pautas precisas para el control de la epidemia. ¡Qué ingrato! Oliva se dedicó a posar para la foto al lado de un tractor viejo e inoperativo – de los cuales tenemos decenas – para cacarear acerca de la incapacidad del Gobernador Regional. ¡Qué posero! Y Elías… ¡dale que dale con la destitución del Director Regional de Salud! ¡Qué patético!

Así es la vida en el mundo de la gestión pública iqueña… y por lo que me cuentan mis pares, parece que fuera de Ica, la cosa es parecida. A ese respecto, considero que no debemos quedarnos callados frente al comportamiento patético de algunos malos políticos. Precisamente, estos artículos periodísticos me permiten transparentar mi experiencia – apasionante y fascinante – de estar inmerso en la política regional.

¡Viva la política buena… que todavía queda! ¡Viva la democracia… que promueve la tolerancia y la discrepancia! ¡Viva la libertad de prensa y opinión… que me permite – entre otras cosas – reciprocar las críticas del trío de Pathos! Lampadia