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¿Punto de quiebre para Chile?

La primera ronda de las elecciones presidenciales chilenas del 19 de noviembre generó un resultado bastante sorprendente. Contra todas las expectativas, el favorito, el ex presidente  Sebastián Piñera ganó, pero por un margen mucho menor del esperado, obteniendo solo el 37% de los votos, mientras que su principal oponente, Alejandro Guillier de izquierda logró un sorprendente 23%. El resultado más notable se debió al inesperado ascenso de la segunda candidata izquierdista, Beatriz Sánchez, con un 20%. Los otros dos candidatos de derecha conservadora, Carolina Goic y José Antonio Kast, obtuvieron el 6 % y el 8 %, respectivamente. Este resultado lleva a una ajustada segunda vuelta el 17 de diciembre entre las alianzas conservadoras y de izquierda, es decir, entre Piñera y Guillier

Hace unos días, el candidato presidencial de Chile Vamos, Sebastián Piñera, realizó una seria denuncia, ya que aseveró que habría habido casos de votos marcados previamente en favor de sus contrincantes en la primera vuelta.  “No me gusta poner en duda nuestro sistema electoral, porque eso es parte del patrimonio del país. Sería primera vez que ocurriría en democracia. Lo que sí ocurre en todas las elecciones es que algunos se pasan de vivos, vimos que muchos votos en las mesas estaban marcados previamente, por (Alejandro) Guillier o por (Beatriz) Sánchez”, dijo Piñera. Esto ha desatado un fuerte rechazo desde la Nueva Mayoría y el Frente Amplio.

Sin embargo, hoy, Piñera se corrigió y dijo que existió “una sobrerreacción, porque lo que dije fue simplemente recordar lo que muchos medios informaron la noche del domingo de la primera vuelta, de que algunos ciudadanos habían hecho algunas denuncias”. Dio marcha atrás con una disclpa ‘a medias’ diciendo que, “nunca he puesto en duda ni el resultado electoral, ni el sistema electoral, ni el Servel” y agregó “en todas las elecciones siempre hay algunas irregularidades, algunos errores” y sostuvo que “la exageración, la tergiversación que hizo el gobierno y el candidato Guillier, bueno en la política se aprovechan de cualquier cosa”.

Por otro lado, la suerte del ex presidente Piñera (quien gobernó entre 2010 y 2014) puede complicarse, ya que la ex candidata presidencial del Frente Amplio, Beatriz Sánchez, anunció su apoyo a la candidatura de Alejandro Guillier, tras la denuncia de Piñera.

Coyuntura actual

Después de años de crecimiento constante (5% en promedio entre 2010 y 2014), Chile ha experimentado una desaceleración económica desde 2015. Además de la caída en los precios internacionales del cobre (Chile es el mayor exportador mundial de cobre), la verdad es que el enemigo del crecimiento económico chileno es Michelle Bachelet. Los cambios promovidos por el Gobierno han contribuido a crear un clima de incertidumbre que ha ralentizado la inversión y la economía. Recordemos que en 2016, el crecimiento disminuyó al 1.7% y las previsiones de crecimiento son moderadas para 2017 y han sido reducidas por el FMI (del 2.1% al 1.7%).

Esto también lo afirmó Klaus Schmidt-Hebbel, Profesor de la Universidad Católica de Chile, en su visita al Perú, en una conferencia organizada en Lima por el Banco Mundial (BM) y en la entrevista con Jaime de Althaus en La Hora N (ver en Lampadia: Chile sigue ejerciendo su derecho a ser estúpido), donde afirmó que: La parada del crecimiento de Chile es un desastre hecho por Bachelet (“Chile’sGrowth Stop: A (Wo-) Man-made Disaster”). Esto confirma lo que sentenció hace unos meses Niall Ferguson, el historiador británico, en una visita a Santiago, hace un par de años: dijo que Chile era el “país más inteligente” de la región pero que ahora estaba “ejerciendo su derecho a ser estúpido”. Ver en Lampadia: Ejerzamos nuestro derecho a ser más inteligentes.

En una reciente publicación del Centro de Estudios Públicos (CEP) de Chile, la conclusión fue la misma: “el daño mayor del complaciente discurso oficial, que asocia la desaceleración con factores externos, y por ende, no controlables, es generar la equivocada idea de que el destino económico del país no nos pertenece, que avanzar es fruto del azar. Las experiencias exitosas durante el siglo XX, y la propia más reciente, muestran que ello no es así. Chile se estancó recientemente porque ha hecho las cosas mal, pero volverá a crecer con fuerza si las hace bien.” (Ver en Lampadia: ¿Por qué cayó el crecimiento en Chile?).

Considerado durante mucho tiempo como un modelo en América Latina para las reformas de mercado, el crecimiento económico y la superación de la pobreza, el país ha perdido el tren de crecimiento y además, se ha visto sacudido por escándalos de corrupción que involucran el financiamiento ilícito de las campañas electorales. La tasa de aprobación de la Presidenta, Michelle Bachelet, es actualmente muy baja (menos del 15% en 2016). En octubre de 2016, la coalición gobernante de centroizquierda sufrió una derrota en las elecciones municipales que presagiaron las elecciones presidenciales a fines de 2017. La oposición de derecha también es impopular.

Además, han habido protestas públicas masivas contra las reformas laborales, educativas y del sistema de pensiones. Después vinieron las reformas tributarias impulsada por el gobierno, que debilitaron sustancialmente el clima de inversión (Ver en Lampadia: Resistencias a la reforma tributaria de Bachelet), las reformas educativas y las laborales, que lo único que están logrando es aumentar los costos laborales y la informalidad.

Como dice el estudio de la CEP, el episodio reciente de desaceleración económica en Chile nos enseña que “para crecer rápida y sostenidamente, la estabilidad importa. Los países desarrollados enfrentan ciclos, pero estos son menos profundos y más infrecuentes que los observados en los países en desarrollo. Porque cuando el entorno económico fluctúa en exceso, el futuro se torna incluso más incierto y las inversiones se estancan. Por el contrario, cuando la preocupación por el exceso de volatilidad agregada se acota, los inversionistas asumen riesgos de largo plazo, y la política pública puede enfocarse en lo que importa para crecer estructuralmente más: la microeconomía y su capacidad para promover aumentos sostenidos de la productividad. Lamentablemente, durante los últimos años en Chile, ante un entorno hostil y más incierto, los inversionistas optaron, naturalmente, por esperar.”

Perspectivas de Piñera

El decepcionante segundo mandato de Bachelet es un factor clave en el aumento del apoyo al ex presidente Sebastián Piñera. Es probable que el historial pro empresarial de Piñera restaure la fe de los inversionistas en la economía chilena. El político conservador, cuyo imperio empresarial incluye a la principal aerolínea de Chile, el mejor equipo de fútbol y una estación de televisión, es considerado como una opción segura para reactivar y estabilizar la economía nacional.

Una fuerte actuación de los partidos de izquierda chilenos en las elecciones del domingo dejó al conservador candidato presidencial Sebastián Piñera enfrentando una cerrada batalla para ganar una segunda vuelta en diciembre y probablemente oposición a exenciones impositivas en el Congreso si es elegido.

Segunda vuelta

Piñera obtuvo más del 36 % de los votos, pero sus dos principales rivales de izquierda tuvieron unos resultados más fuertes de lo esperado, obteniendo un 43 % combinado entre ellos. Eso desconcertó a los mercados financieros, que durante mucho tiempo habían visto al ex presidente multimillonario como el claro ganador. El índice bursátil de Chile bajó un 5% el lunes y el peso cerró casi un 2% a la baja.

Gracias a un aumento sorpresivo de una nueva agrupación izquierdista, los legisladores de centro izquierda superarán al bloque de votación de Vamos Chile de Piñera en ambas cámaras del Congreso, pero ningún bloque de votantes tendrá una mayoría absoluta.

Esperamos que los chilenosse acerquen en mayor medida a ejercer su voto, y que eviten la entronización de las izquierdas regresivas, que, obnubiladas por la ideología, no quieren recoger el éxito de la Concertación chilena, que por 20 años mantuvo al país en la ruta de la prosperidad. Lampadia




Gran Bretaña al límite, Alemania en veremos

El aumento del populismo global está claro. Los partidos populistas han pasado a ser los protagonistas, desde las apelaciones populistas que alimentaron el voto del Brexit hasta lograr que un candidato populista sea presidente de los Estados Unidos. El aumento del apoyo al populismo de derecha en las democracias occidentales ya está alterando la historia, transformando la política y representando una amenaza para la democracia. La sorprendente excepción es hoy día la Francia de Macron.

Gran Bretaña continúa su camino a la perdición

Por su lado, en Gran Bretaña, el populismo de la izquierda se ve materializado en Jeremy Corbyn, quien busca renacionalizar todas las industrias privatizadas durante el renacimiento de GB con Thatcher. El ascenso de Corbynal poder parece bastante posible.

Los británicos corren el riesgo que el próximo jefe de Gobierno sea un marxista recalcitrante, quien se ha rodeado de fundamentalistas de extrema izquierda que exigen imponer desastrosas fórmulas sociales y políticas económicas intervencionistas, las mismas que llevaron a la Gran Bretaña a una situación desastrosa en la que llegaron a prestarse dinero del FMI, a fines de los años 70. Las gravísimas consecuencias del Brexit no son nada en comparación de lo que le puede pasar a la Gran Bretaña en caso de que el populista Corbyn llegue al poder.

Como dijo The Independent recientemente: “Un giro populista como este representa para el Partido Laborista un cambio de paradigma en dos sentidos. Primero, rompe el hábito del Nuevo Laborismo [corriente del ex primer ministro Tony Blair] de intentar superar a los Conservadores exclusivamente con base en la competencia económica. En lugar de una competición sobre la habilidad tecnocrática en el manejo de la economía y en la provisión de servicios públicos, una perspectiva populista se presentaría a las próximas elecciones con un mensaje de rechazo de los intereses privados que determinan actualmente la formación de políticas públicas.”

Esta situación ha sido propiciada por la extrema debilidad política de Theresa May, la primera ministra pos-Brexit, que además de plantear un Brexit duro, se prestó el lenguaje radical del antiguo laborismo ultramontano.

Alemania en peligro

Hubo un momento donde parecía que los vientos estaban cambiando: Holanda y Francia eligiendo a los líderes moderados y Angela Merkel era la favorita para la reelección. Sin embargo, el éxito de la Alternativa para Alemania (AfD, por sus siglas en alemán) en las elecciones  alemanas es un recordatorio de que esto no es tan fáscil. Lamentablemente, el populismo en Europa llegó para quedarse. El AfD nacionalista ha ganado al menos 80 escaños en el parlamento alemán y la extrema izquierda también ha tenido cierto éxito, lo que equivale a que casi una cuarta parte de los alemanes votaran por algún extremo político. Es importante no subestimar la importancia de este resultado.

Las elecciones alemanas de 2017 marcaron un punto de inflexión en la historia política del país. El populista AfD se ha convertido en el tercer partido más grande a nivel nacional. Por primera vez en la historia alemana posterior a la Segunda Guerra Mundial, un partido ultraderechista, antimusulmán y antieuropeo, la Alternativa para Alemania, obtuvo suficientes votos para ingresar al Parlamento.

Eso en sí mismo no es sorprendente en un momento en que los partidos populistas han logrado avances en toda Europa y en los Estados Unidos. Pero el surgimiento de un partido nacionalista es una fuente de angustia. Está claro que la democracia occidental necesita un cambio urgente. La pregunta es si Angela Merkel, debilitada después de las últimas elecciones, logrará las alianzas que le permitan emprender las reformas de la UE, en líneas cercanas a las planteadas por Macron.

El resto de Europa

El populismo plantea un peligro de que las relaciones entre las naciones europeas no afiancen una mayor integración, para contrarrestar la marea nacionalista y mejorar el funcionamiento de la UE. El Gobierno francés esperaba que, tras su reelección, Merkel tomaría pasos más audaces hacia la reforma e integración de la eurozona. El nuevo panorama político en Alemania hará más difícil que la mandataria pueda responder positivamente a las propuestas francesas.

En Lampadia ya lo hemos denominado ‘una alianza entre la mentira y la esperanza’. La mentira, porque el político populista sabe que no va a cumplir con lo que ofrece, solo lo hace para conseguir votos de los más necesitados y carentes de alternativas. La esperanza, porque resulta ser como el último pedazo de madera del cual uno se puede agarrar en medio del mar, después de haber llegado a creer que ya nada brindarle algo que lo ayude a mejorar su situación.

Pero, lamentablemente, esta tendencia populista está propagándose por todo el mundo. Donald Trump fomentó una ola de populismo que lo llevó a la Casa Blanca. Lo mismo sucedió en el Reino Unido, donde los populistas lograron el voto por el Brexit. La actual situación en Gran Bretaña y va en la misma dirección, con una Alemania que puede haber perdido su firmeza.

El mayor proteccionismo y el discurso populista son justamente los causantes de parte del freno al crecimiento mundial, como afirmó el Centro para la Investigación de Política Económica, el cual estima que sólo durante los primeros ocho meses de 2016, los gobiernos del G-20 implementaron casi 350 medidas que afectaban los intereses extranjeros. “Los saltos en el proteccionismo del G-20 en 2015 y 2016 coinciden ominosamente con el freno en el crecimiento de los volúmenes de crecimiento del comercio global”, afirmó el centro europeo (al que los europeos no hacen caso). Ver en Lampadia: Es importante defender el libre comercio (y …).

El libre comercio, la más clara expresión de la globalización económica de las últimas décadas, produjo los grandes avances de la humanidad en términos de reducción de la pobreza y de la desigualdad globales, la mortalidad infantil, el aumento de la esperanza de vida, la emergencia de una clase media global y el crecimiento de la población mundial al doble de lo que fue hace pocas décadas, con mejor calidad de vida, salud e ingresos. Ver en Lampadia: El libre comercio benefició a los países emergentes.

Todo esto, no es ajeno a los intereses del Perú. Estemos cerca de los acontecimientos y ejerzamos nuestro rol en las cumbres globales en las que participamos. Lampadia




El Reino Unido y Francia intercambian roles

Los nuevos tiempos nos presentan años de grandes cambios y de decisiones que están llevando a algunas naciones, y al mundo, por rumbos muy distintos a los imaginados poco tiempo antes. Según el FMI y la OCDE, el mundo está creciendo a un buen ritmo de 3.5%, el crecimiento está ganando impulso en países como Francia, Alemania, Japón y China, pero el Reino Unido va en dirección contraria y se desacelera.

Fuente: France 24

En junio, Francia creció 1.8%, mientras que el Reino Unido sólo 0.3%. Pero tal vez la mayor diferencia entre la Francia de Macron y el Reino Unido de May-Brexit, es la reversión de sus roles tradicionales en cuanto a la política económica. Gran Bretaña se aleja de Europa y del libre comercio, mientras Francia toma las banderas del europeísmo, la globalización y el libre comercio.

La decisión pro mercado de Francia

Después de cumplirse los primeros cien días del mandato de Emmanuel Macron, se han visto señales positivas sobre la economía francesa. La administración de Macron puede enorgullecerse por estar logrando una perspectiva económica mejor que las de sus antecesores. Su baja en popularidad en las encuestas se debe a que, como dice The Economist en un reciente artículo, está haciendo las cosas bien: “el joven presidente de Francia se desliza en las encuestas, en parte porque está haciendo lo correcto”.

Fuente: Santander

El crecimiento está despegando, el desempleo está ahora en su nivel más bajo desde la crisis de la eurozona, la inflación está bajo control y las encuestas revelan los mejores niveles de confianza en la última década. Lo que es más importante, las exportaciones subieron un 3.1% (después de una contracción de 0.7% en el trimestre anterior) y el crecimiento del gasto de los hogares subió ligeramente, pasando de 0.1% a 0.3% en el último trimestre. El crecimiento del PBI debe estar entre un 1.6% y 1.8% este año, según las previsiones, un nivel todavía débil pero superior al de los últimos años.

Parte de las causas del nuevo clima de desarrollo, es que, al escoger a Emmanuel Macron como su nuevo presidente, Francia ha seleccionado a un carismático nuevo líder para la gran batalla política entre el globalismo y el nacionalismo que está en marcha en las democracias occidentales.

Macron, defensor de la globalización, de la política centrista y de la Unión Europea, se erigió como un bastión contra las fuerzas no convencionales y disruptivas que han alterado la política mundial desarrollada durante el último año. Ver en Lampadia el nacimiento de Macron y su significado para la política francesa: Establishment francés creó a Macron para evitar giro político.

Durante la campaña, Macron defendió las ventajas de la globalización, rechazó el proteccionismo y el fin del libre comercio. Invitó a los europeos a formar parte de “una Europa reinventada”. Logró convencer a los ciudadanos franceses de que era importante liberar el potencial del país, crear mejores incentivos para el trabajo, adquirir un espíritu empresarial, liberar los mercados, reducir los impuestos y dar más autonomía a los profesores y los jefes de escuela. Y, por otro lado, dijo que era vital proteger mejor a los franceses capacitándolos para hacer trabajos en un mundo nuevo, concentrar el “welfare state” en los más necesitados y combatir la creciente inseguridad – tanto física como mental – con una mejor enseñanza y más policías. Ver en Lampadia: Francia rechaza el aislacionismo y abraza la globalización.

Más importante que la mejora de algunas cifras de la economía, es que, por primera vez en décadas, el liderazgo político de Francia apunta a un importante programa de reformas, empezando por la difícil reforma laboral. Ésta empezará a discutirse en setiembre, y será la prueba de fuego sobre la posibilidad de modernizar la economía y de darle una perspectiva positiva de largo plazo. La primera reforma, con la que se presenta Macron a la batalla por lo laboral, es la ley de moralización de la vida pública, que corta los vicios del nepotismo, por el cual los legisladores contrataban como asistentes de papel, a sus cónyuges e hijos. Una oferta electoral, cumplida sin dilaciones.

Otro aspecto a destacar es el entendimiento entre Francia y Alemania, como puntales de la defensa de la Unión Europea. La dupla Macron Merkel, lleva ahora el peso de las reformas de la UE, el aire fresco que permita fortalecer la confianza en la unión.

El aislacionismo del Reino Unido

Los impactos políticos del Brexit no han tardado en notarse, con grandes manifestaciones en ciudades como Londres, Escocia e Irlanda del Norte donde la intención por quedarse era mayor que en el resto del país.

La economía británica inicialmente mostró resistencia tras el referéndum del pasado junio, pero en los últimos meses, en gran medida por la caída del valor de la libra (ya está cerca de la paridad con el Euro), la inflación ha aumentado a cerca de un 3 %, reduciendo los salarios reales.

Por su lado, la economía creció sólo un 0.3% en el primer trimestre de 2017, convirtiéndolo en la economía avanzada de menor crecimiento y representando una marcada desaceleración de la expansión del 0.7 % observada en los últimos tres meses de 2016. Además, el FMI ha recortado sus proyecciones de crecimiento del 2017 a 1.7%.

En el Reino Unido se espera que el fortalecimiento de las exportaciones y la inversión empresarial ayuden a contrarrestar una disminución del gasto de los consumidores. Las últimas cifras oficiales del comercio mostraron que las exportaciones subieron, en mayo, un 2.5%, pero las importaciones aumentaron un 4.8% más. Eso significó que el déficit en el comercio de bienes con el resto del mundo se amplió más de lo esperado. Cuando se incluyeron servicios como la banca y el trabajo jurídico, el déficit se amplió aún, lo que refleja un aumento de las importaciones.

Los presupuestos de los hogares se han visto presionados por una caída en el salario real, ya que los precios suben más rápido que los salarios. Esa tendencia continúa, según los últimos informes, que mostraron que los ingresos medios (mostradas arriba) se elevaron. El salario real cayó a pesar de una sorpresiva caída de la tasa de desempleo del 4.6% al 4.5%, la más baja desde 1975.

Según The Guardian, la productividad del Reino Unido ha caído de nuevo a niveles del 2007 justo antes de que la economía se sumergiera en recesión. Las cifras oficiales del ONS (Oficina Nacional de Estadísticas, por sus siglas en inglés) muestran que la producción por trabajador cayó un 0.5% en los primeros tres meses de 2017, perjudicando los niveles de vida y poniendo fin a una serie de crecimiento trimestral positivo en 2016 que había conseguido productividad por encima del máximo de 2007. El ONS dijo que “si la productividad en el Reino Unido hubiera vuelto a su tendencia antes de la recesión, sería un 20% más alta que su nivel actual, lo que significaría que Gran Bretaña estaría ‘one-fithbetter off’ (mejor por un 20%)”.

Las consecuencias a corto plazo ya se están viendo: La incertidumbre sobre los futuros acuerdos comerciales ya ha reducido la confianza en la libra esterlina, lo que vuelve menos atractivas las inversiones. Los efectos a largo plazo son más controvertidos, aunque la mayoría de los economistas consideran que también serán negativos. Económicamente es un problema grave que llega en un mal momento para Europa. Por mucho que la Unión Europea afirme estar preparada, la incertidumbre va a arrastrar al Reino Unido y contagiar a Europa. Ver en Lampadia: Brexit: Sombrío futuro de GB tras absurdo referéndum.

Después de largos meses de digestión del Brexit, el sentimiento general en el Reino Unido es cada vez más negativo y el pesimismo se va generalizando. A estas alturas, la apreciación sobre el Brexit es sustancialmente negativa.

Conclusiones

La lección que debemos llevarnos es que la recuperación económica de Francia, y el fracaso del Reino Unido, después del Brexit, nos confirma que el libre comercio y la globalización son esenciales para el desarrollo de los países (aún en mayor medida para los países pequeños como el nuestro) y también significa que las ideas de la libertad, del comercio, de la apertura global y de la integración son clave para impulsar el crecimiento y el bienestar en nuestras naciones. Lampadia




Alemania debe resolver su problema de arrogancia

En las dos últimas décadas, el rol de Alemania en el mundo global ha tenido una transformación notable. Después de su pacífica reunificación de 1990, se encaminó a convertirse en un gigante económico. Hoy en día, es la mayor potencia europea que atrae elogios y críticas en igual medida. Esto es cierto tanto para la respuesta de Alemania a la oleada de refugiados (acogió a más de un millón de personas el año pasado), como para el manejo de la crisis del euro.

Este exitoso proceso de desarrollo de Alemania, que efectivamente, se debe en gran medida a su disciplina interna y su reforma laboral liberalizadora, está generando una reacción muy negativa en sus vecinos y otros países, llegándose a acusaciones de soberbia y auto complacencia que solo puede deteriorar el clima global en los próximos años.

El mundo debe aprender de los alemanes, pero si ellos no se manejan bien, perderemos sus buenos ejemplos y la propia Alemania perderá también gran parte de su actual influencia global.

El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, describió recientemente a la Unión Europea como “un vehículo para Alemania”. Él y los miembros de su administración sostienen que la industria alemana se ha beneficiado significativamente desde la introducción del euro a principios de los años 2000. La ventaja para Alemania, argumentan, es que la moneda común europea es más débil de lo que sería el Deutsche Mark. El resultado son exportaciones alemanas muy competitivas. Trump no fue el primer presidente de Estados Unidos en criticar el superávit comercial de Alemania, el más grande del mundo. Pero fue el primero en sugerir que Estados Unidos podría tomar contramedidas contra las exportaciones alemanas.

Fuente: RumbosDigital

Algunos de los socios de Alemania en la eurozona también han acusado al país de exportar demasiado e importar muy poco, situación que conduce a un bajo desempleo en Alemania y a un alto desempleo en otras partes de la zona monetaria. Sin embargo, como afirma un reciente artículo de Foreign Policy (traducido y glosado líneas abajo) sus acusaciones no se centran en el valor del euro (que establece el Banco Central Europeo), sino en las estrictas políticas fiscales de Berlín, que restringen el consumo interno y limitan el apetito de los alemanes por las importaciones. La Comisión Europea y el Fondo Monetario Internacional han pedido a Alemania que aumente la inversión en infraestructura pública y aumente los salarios de los trabajadores alemanes.

Además, según Foreign Policy, “Alemania insiste en que otros países sigan su ejemplo sobre el cambio climático, cerrando las centrales nucleares y cambiando a la generación de energía limpia. Pero Alemania es el mayor productor europeo de carbón sucio (séptimo en el mundo), y no está en camino de alcanzar los objetivos de reducción del acuerdo de París para el 2020.” Estas ventajas hacia Alemania se hicieron evidentes durante la última década.

La crisis económica europea y las medidas de austeridad que la siguieron condujeron a la aparición de fuerzas políticas nacionalistas, populistas y contra el establishment en todo el continente. Algunos critican a la Unión Europea, mientras que otros quieren deshacerse de la eurozona. Cada año de la última década ha sido una prueba de la capacidad de resistencia de la eurozona, pero el 2017 podría ser el año en que la propia sobrevivencia del bloque esté en peligro.

Ningún desequilibrio es sostenible en el largo plazo. Así como China tuvo que ajustar su economía y frenar el crecimiento de su superávit, es hora que Alemania entienda, por la preservación de un sano nivel de influencia en los temas globales, que además de aceptar una alta cuota de migrantes, debe tratar de equilibrar sus relaciones comerciales con sus socios europeos y el resto del mundo. Lampadia

Alemania tiene un problema de arrogancia

El evangelismo moral de un país es una presunción intolerable del resto del mundo

Paul Hockenos
Foreign Policy
17 de abril de 2017
Traducido y glosado por Lampadia

Fuente: Foreign Policy

Hace un año, Alemania fue nombrada “el mejor país” en el mundo, según una encuesta del Wharton School de la Universidad de Pensilvania. La encuesta se basó en criterios que miden el espíritu empresarial, el poder, la educación pública y la calidad de vida, entre otros. Pero para un número creciente de alemanes, lo importante era que ofrecía confirmación de la propia imagen que ellos tenían de sí mismos. Su país cayó a la cuarta posición en la encuesta de este año, detrás de Suiza, Canadá y el Reino Unido, pero parece poco probable que haga mucho para atenuar la confianza en sí mismos de una sociedad que goza de una economía en expansión y con un creciente prestigio internacional.

Ya sea que se trate de la migración o la manufactura, la política fiscal o la energía renovable, cada vez más los alemanes creen que ellos, y ellos solos, saben qué es mejor, por lo menos a juzgar por la actitud que exhiben en todas partes, desde las columnas de periódicos hasta los discursos parlamentarios. En alemán, el fenómeno se resume en una palabra: Besserwisserei, una actitud de saber todo, que los propios alemanes admiten es un rasgo cultural enraizado.

Pero es cada vez más claro que el Besserwisserei es un ejemplo de la presunción intolerable para los otros países. Basta con preguntarle a los vecinos europeos de Alemania, y a otros, incluyendo a Estados Unidos, donde el resentimiento contra los alemanes ha estado percollando durante años, bajo constante amenaza de salir a la luz.

El resentimiento es sólo una parte del problema que plantea la auto-satisfacción de Alemania. La otra es la creciente amenaza de que la vanidad cultural empiece a esconderse en un egoísmo político autodestructivo. Besserwisserei puede ser un rasgo cultural que se remonta siglos atrás, pero hoy Alemania tiene más poder en Europa, particularmente en la Unión Europea. Y el canciller alemán Angela Merkel no ha dudado en desplegarlo. Sin duda el resto de Europa nota que las cosas se hacen cada vez más a la manera de Alemania, incluso cuando la discutible manera de ser de los alemanes – o como sugieren algunos de los críticos del país- no es la mejor. La gran pregunta para el futuro de Europa podría ser si los alemanes también se darán cuenta.

Las acusaciones de egoísmo y prepotencia son relativamente nuevas. En la República de Bonn de 1949 a 1990, la Alemania Occidental era un humilde subordinado de la alianza occidental. Su mansedumbre y su sólido compromiso con el bien de la UE, en el que el poder político estaba más ampliamente distribuido de lo que es hoy en día (principalmente en dirección a París), provinieron de los crímenes cometidos por la Alemania nazi de la Segunda Guerra Mundial. La soberanía del país de la posguerra fue controlada por los aliados occidentales (y en el este por la Unión Soviética), y sus líderes lucharon para aligerarse poco a poco a través de acciones benevolentes. Los alemanes occidentales estaban en su mejor comportamiento para no parecer agresivos o tener hambre. La unificación era un tema tabú, mientras que el orgullo nacional era evitado. Y era jugar a los buenos alemanes (y los buenos europeos) que allanaron el camino a la unificación alemana en 1990. Para entonces, la mayoría de Europa – pero no toda – confiaba en Alemania, entendiéndola como una democracia dispuesta a sacrificar sus intereses inmediatos por una Comunidad europea que devolvía a Germania a la familia de los países normales.

La diferencia, explica Sir Paul Lever, ex embajador británico en Alemania y autor de las Reglas de Berlín, es que Alemania está en el asiento del conductor. “Alemania es más poderosa que nunca, especialmente dentro de la UE, no porque se haya elegido, sino porque no hay nadie más capaz de liderar en este momento”, dice, señalando la debilitada posición de Francia en la unión. Pero Lever no cree que los alemanes sean presuntuosos, sino que “simplemente están siguiendo su propio interés, porque pueden”, dice, señalando que otros países europeos han elegido libremente caer en la línea.

El entusiasmo alemán está provocando enojosas acusaciones de “imperialismo moral” desde Hungría, y sus vecinos de Europa central, incluyendo Eslovaquia, Polonia y Croacia, que coinciden en gran medida. Mientras tanto, durante la primera vuelta de la elección presidencial francesa, los candidatos de más de un partido castigaron a Merkel por dictar una política alemana de la eurozona. “Así es como el editor alemán Wolfram Weimer resumió críticamente el nuevo modus operandi de Alemania durante las negociaciones de rescate en un artículo titulado” Totalitarismo Virtuoso”. El economista norteamericano Paul Krugman condena repetidamente a Alemania por “moralizar” la política fiscal europea, es decir, la obsesión de Alemania por la disciplina presupuestaria, que considera totalmente contraproducente. Desde que Alemania dispuso las onerosas condiciones para los paquetes de recuperación de la eurozona, a partir del 2011, las encuestas en Europa muestran que muchos colegas europeos consideran a los alemanes arrogantes, insensibles y egoístas (aunque, extrañamente, alaban su fiabilidad e influencia en Europa).

Lo que desencadenó la última tormenta de infelicidad con los alemanes es su superávit comercial (US$ 271 mil millones en 2016), que flota de año en año sin ningún final  aparente a la vista. El problema con esto es que el superávit de Alemania deja a muchos de sus socios comerciales, como los Estados Unidos, pero también Francia y el sur de Europa, con cuentas corrientes desequilibradas en su comercio bilateral, lo que (en algunos casos crónicos) exacerba sus desequilibrios. En el peor de los casos, una balanza comercial negativa permanente afecta negativamente al crecimiento, la estabilidad y el empleo. Los superávits de Alemania han crecido tanto que incluso el Fondo Monetario Internacional lo ve con dureza.

Existe un amplio acuerdo, entre los economistas alemanes, de que las proezas de las exportaciones del país son en gran parte producto de un euro bajo, bajos precios del petróleo y salarios relativamente bajos en Alemania. De hecho, las exportaciones alemanas se benefician enormemente de un euro que, para Alemania, está infravalorado. Críticos, como el FMI, afirman que Alemania, por lo menos, tiene que rectificar los desequilibrios gastando más y aumentando los salarios. Los países de la eurozona con una balanza negativa dicen que Alemania también tiene que devolver, no sólo tomar.

“La razón por la cual Alemania tiene tanto éxito en las exportaciones”, dijo David McAllister, un demócrata cristiano líder alemán, dijo a Foreign Policy, “es que sus productos son altamente competitivos, de muy alta calidad. Hemos llevado a cabo duras reformas para que esto suceda “, dice, refiriéndose a medidas que racionalizan el estado de bienestar y liberan el mercado de trabajo. McAllister, creyente en presupuestos equilibrados, reconoce la desaprobación, pero responde: “Los países que critican a Alemania podrían preguntarse por qué no son igualmente exitosos, y en vez de quejarse, ver por qué Alemania es lo que es, y aprender de eso.”

En otras palabras, háganlo a nuestra manera y cállense al respecto.

El excedente es sólo un lugar donde los alemanes tienden, a los ojos de sus pares, a mostrarse pedantes y a tratar la política económica como un exigencia moral. No hay mejor ejemplo que el famoso discurso de Merkel cuando sermoneó a los países endeudados del sur de Europa para dirigir sus economías como el típico hausfrau (ama de casa) de Suabia, que es laboriosa, ahorradora e ingeniosa. La implicancia, que algunos políticos alemanes expresaron en voz alta, era que, en contraste con la ama de casa de Suabia, los sureños eran perezosos y derrochadores. Por otra parte, Alemania ha conseguido imponer su conservadurismo fiscal en Grecia y en las demás economías del sur de Europa: austeros, con una reducción de la deuda y plazos ajustados para el reembolso de los préstamos.

No es sólo que los alemanes rara vez reconocan la miseria económica que muchos de sus vecinos europeos deben sufrir. Alemania, por ejemplo, tiene una tasa de desempleo juvenil sin precedentes de 6.6 %, mientras que en Grecia y España es de 48 % y 42 %, respectivamente. También es que los conservadores alemanes se sienten inclinados a cantar sobre su nueva influencia – un poco demasiado fuerte. En 2011, frente al Bundestag, el demócrata cristiano Volker Kauder anunció: “Ahora toda Europa habla alemán”, refiriéndose a la disciplina presupuestaria que todos los países de la eurozona han firmado hasta ahora, algunos de ellos en contra de su mejor juicio.

No todo el mundo está de acuerdo en que esto equivale a arrogancia. El filósofo Wolfram Eilenberger niega que cualquier disculpa esté en orden. “Incluso cuando Alemania hace algo obviamente decente y generoso, como recibir a tantos refugiados, es acusado de arrogancia y comportamiento unilateral”, dice. “No podemos ser tan humildes como en la República de Bonn, porque Alemania tiene más responsabilidad ahora que no puede eludir. Hay una nueva Alemania que no es agresiva ni intolerante”.

Por supuesto, otra razón por la cual la presunción alemana puede molestar es el hecho de que Alemania simplemente no es tan universalmente superlativo como quisiera. Un corolario cercano al Besserwisserei siempre ha sido la hipocresía. Pero otros europeos recuerdan que en la década de 2000, cuando la economía alemana estaba en los vertederos, y de nuevo durante la crisis financiera, Berlín tuvo sistemáticamente déficits presupuestarios por encima de las normas de la zona euro y evitó sanciones por ello. Los déficits fueron críticos para que Alemania recuperara su economía.

Mientras tanto, Alemania insiste en que otros países sigan su ejemplo sobre el cambio climático, cerrando las centrales nucleares y cambiando a la generación de energía limpia. Pero Alemania es el mayor productor europeo de carbón sucio (séptimo en el mundo), y no está en camino de alcanzar los objetivos de reducción del acuerdo de París para el 2020. Su exportación más vendida es automóviles de lujo, caros y gasolina, incluidos los diésel. El escándalo de Dieselgate descubrió que Volkswagen y otros fabricantes de automóviles alemanes hacían trampa en las pruebas de emisiones.

Y no es casualidad que el escándalo haya sido descubierto en Estados Unidos, lejos del alcance del poder político y cultural alemán, ni que la discusión de Alemania sobre el escándalo se haya centrado tan sólo en cómo las compañías automotrices alemanas en cuestión pueden ser salvadas en lugar de cuál es la expiación financiera o moral que podrían deber. “Es obvio que la UE debe hacerse cargo de las pruebas de emisiones y que la comisión debe imponer multas enormes a Alemania”, dice Lever. “Pero no sucederá, porque es Alemania, por eso. Muestra cuánto poder tiene Alemania ahora.” Lampadia 




Islandia recupera la salud

En una reciente conferencia de prensa, el gobierno islandés anunció que levantará casi todos los controles de capital, permitiendo a sus ciudadanos, corporaciones y fondos de pensiones acceso completo a los mercados mundiales de capitales. Esta medida pone fin a una lucha por la recuperación después de ocho años de crisis financiera, desde el 2008, en que se desencadenó la peor recesión en más de seis décadas de su historia.

Fuente: Testedich

El primer ministro Bjarni Benediktsson dijo que este paso final “creará más confianza en la economía islandesa”, y la medida más significativa es la eliminación del requisito de que las empresas devuelvan divisas. “Eso facilitará la inversión extranjera directa”, dijo en una entrevista después de la conferencia de prensa.

Para entender mejor la situación actual de Islandia, es importante recordar que en 2008 el país sufrió una enorme crisis bancaria. Tres grandes bancos (Landsbanki, Kaupthing y Glitnir) habían acumulado activos 14 veces más grandes que la producción anual de toda la economía islandesa. Entonces, cuando el masivo sector bancario de Islandia cayó, el gobierno tuvo que absorber las pérdidas e imponer controles de capital.

Fuente: JustGiving

¿Por qué? En los años previos a la crisis, los inversionistas habían acumulado activos islandeses, y los islandeses mismos habían sacado una gran cantidad de deuda en moneda extranjera (porque esa deuda denominada en el extranjero tenía tasas de interés inferiores a las de la moneda islandesa). Cuando golpeó la crisis bancaria, el valor de la krona cayó en picada.

Los controles de capital protegieron a Islandia de varias maneras: desaceleraron la fuga de capitales; los inversionistas que habían acumulado grandes posiciones en activos islandeses no pudieron venderlos. También limitaron la medida en que los inversores que poseían activos denominados en krona en el extranjero podían obtener un rendimiento en divisas. Evitaron que esos activos fueran devueltos a Islandia y vendidos por kronas, que entonces podrían haber sido intercambiados fácilmente por otras monedas. Estos límites impidieron que la krona se depreciara tanto como lo hubiera hecho de otro modo.

Fuente: TravelRoach

El año pasado, el Gobierno comenzó a eliminar los controles de capital, al relajar las restricciones para los residentes del pequeño país. La semana pasada se eliminaron los últimos controles de capital. Además, en los últimos años, la recuperación económica de Islandia se ha visto reforzada por un auge turístico. En 2016, aproximadamente 1.8 millones de personas visitaron el país, según la Oficina de Turismo de Islandia, que representó un aumento del 40% respecto al año anterior. La tasa de crecimiento económico de Islandia aumentó en el último año, impulsado por el turismo, a un 7.2%.

La moneda del país se disparó un 18 por ciento frente al euro en el último año, mientras los operadores observaban las relativamente altas tasas de interés de Islandia.

Admirablemente, tomaron medidas extremas y con gran disciplina recuperaron la salud. No cayeron en la tentación de perennizarlas y hoy han podido normalizar su situación. Islandia espera que la medida abra el camino para que los fondos de pensiones islandeses inviertan en el exterior y mejoren las perspectivas para la inversión extranjera en el país. Lampadia

El final de una saga

Islandia levanta su control de capitales

Finalmente, el país marca una recuperación simbólica de su crisis financiera
Fuente: Alamy

The Economist
16 de marzo de 2017
Traducido y glosado por Lampadia

Islandia fue una de las víctimas más afectadas por la crisis financiera de 2007-08, pero esta semana el país tomó medidas que simbolizan su recuperación. Levantaron los últimos controles sobre salidas de capitales, permitiendo que los fondos de pensiones e inversiones inviertan en el exterior. Y el banco central llegó a otro acuerdo con titulares extranjeros de activos congelados denominados en kronas, readquiriéndolos con un descuento.

La experiencia de crisis de este país fue una historia cautelosa de un sector financiero exuberante. Tres de sus bancos, con activos valorizados en 14 veces su PBI, se desplomaron en una semana; la krona se redujo en un 70% en un año; Islandia fue el primer país rico que necesitó un rescate del FMI desde Gran Bretaña en 1976.

Para frenar las salidas de capital y caídas adicionales de la krona, en 2008 el gobierno impuso restricciones al el dinero que salía del país. Las medidas también congelaron las explotaciones en alta mar de activos denominados en kronas, que en ese momento ascendían al 40% del PBI. Incluso el FMI, generalmente a favor de políticas de libre mercado más ortodoxas, apoyó los cambios. No obstante, el país experimentó una grave recesión, con un PBI que disminuyó en más de 10% ese año.

Ocho años después, las cosas parecen estar mejorando. El préstamo del FMI fue pagado rápidamente, en 2015. El PBI aumentó un 7.2% en 2016, impulsado por una explosión en el turismo: se espera que el número de turistas supere los 2 millones este año, siete veces la población. A medida que la economía se ha recuperado, las restricciones de capital se han relajado. Se espera que la última liberalización enfríe un poco la economía, dice Jon Danielsson del London School of Economics. Al detener la inversión en el exterior, los controles de capital pueden haber inflado los precios de los activos domésticos; los precios de la vivienda han subido alrededor de un 16% en un año. Las salidas también deberían reducir la presión sobre la krona, que subió un 16% frente al euro en 2016, pero ha caído un 3.5% desde el anuncio.

El problema de Islandia es que su ciclo económico no está en sintonía con los de otros países ricos, dice Fridrik Mar Baldursson, de la Universidad de Reykjavik. Antes de la crisis, los inversionistas buscaron beneficiarse de la brecha entre los altos tipos de interés islandeses y las tasas más bajas en otros lugares, endeudándose en el extranjero para invertir en Islandia. Con la tasa de interés de la krona ahora en 5%, el “carry trade” ha resurgido. El banco central está desvirtuado: si disminuye las tasas para disuadir al dinero extranjero, corre el riesgo de aumentar aún más la economía nacional.

Por lo tanto, aunque los controles sobre las salidas de capital se levantaron esta semana, se ajustaron los de entradas. Intentan atenuar la atracción de invertir en Islandia al hacer que los inversionistas mantengan el 40% de su dinero en cuentas que no devengan intereses durante al menos un año. Danielsson teme que especuladores insistentes encuentren una manera de entrar, pero la medida es al menos un paso en la dirección correcta para evitar la reanudación de la saga de 2008. Lampadia




Mayor globalización generará mayor bienestar

La semana pasada terminó Davos 2017, y la sensación principal a lo largo de la reunión fue que estamos viviendo un cambio geopolítico muy importante, pasando de un mundo unipolar a uno multipolar. “Nos estamos moviendo hacia un mundo en el que tenemos muchas grandes potencias”, afirmó el economista Nouriel Roubini. “Estas grandes potencias o bien trabajan juntas, o habrá fricciones y conflictos cada vez mayores sobre comercio y divisas, sobre economía y finanzas”.

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Fuente:  The Telegraph

La pregunta principal que apareció durante la conferencia fue ¿Qué sucederá ahora? El aumento de la tendencia populista parece poner en duda los beneficios de la globalización y se nutre de los miedos de las personas para el ascenso al poder de los contestatarios populistas.

Donald Trump fomentó una ola de populismo que lo llevó a la Casa Blanca. Lo mismo sucedió en el Reino Unido, donde los populistas lograron el voto por el Brexit. Las próximas elecciones en Francia y Alemania están yendo en la misma dirección. Al parecer, los votantes están hartos de las elites tradicionales y de la política dominante y prefieren ir con movimientos que creen que escucharán sus preocupaciones. “Hay una tendencia populista que no hemos visto en décadas”, dijo Eric I. Cantor, Vicepresidente y Director Gerente de Moelis & Company, USA en la charla “¿Política del miedo o rebelión de los olvidados?” (Politics of Fear or Rebellion of the Forgotten?). “Hay una sensación de que el establishment, la clase gobernante, se equivocó.”

Muchos analizaron el tema del populismo, pero quizás la opinión más resaltante vino del presidente ejecutivo del Foro Económico Mundial, Klaus Schwab, quien advirtió que las soluciones populistas por sí solas son insuficientes para hacer frente al reciente recrudecimiento del populismo global y la búsqueda de respuestas más individualistas a los problemas del mundo. “Sin desarrollo económico, el progreso social no es posible y sin progreso social, el desarrollo económico no es sostenible”, afirmó Schwab.

“Cada economía de mercado producirá ganadores y perdedores, pero el sistema sólo será sostenible si hay suficiente solidaridad entre los ganadores y los perdedores”, advirtió el cofundador del WEF al enfatizar la necesidad de hacer que el capitalismo de mercado sea más inclusivo. “Los problemas que enfrentamos tecnológica, económica, social y políticamente son tan grandes, que las soluciones sostenibles requieren un enfoque sistémico y holístico … Y en particular la colaboración de todos los actores globales, unidos en una misión: mejorar el estado del mundo”, concluyó.

El mayor proteccionismo y el discurso populista son justamente los causantes de parte del freno al crecimiento mundial, como afirmó el Centro para la Investigación de Política Económica, el cual estima que sólo durante los primeros ocho meses de 2016, los gobiernos del G-20 implementaron casi 350 medidas que afectaban los intereses extranjeros. “Los saltos en el proteccionismo del G-20 en 2015 y 2016 coinciden ominosamente con el freno en el crecimiento de los volúmenes de crecimiento del comercio global”, afirmó el centro europeo (al que los europeos no hacen caso). Ver en Lampadia: Es importante defender el libre comercio (y …).

El libre comercio, la más clara expresión de la globalización económica de las últimas décadas, produjo los grandes avances de la humanidad en términos de reducción de la pobreza y de la desigualdad globales, la mortalidad infantil, el aumento de la esperanza de vida, la emergencia de una clase media global y el crecimiento de la población mundial al doble de lo que fue hace pocas décadas, con mejor calidad de vida, salud e ingresos. Ver en Lampadia: El libre comercio benefició a los países emergentes.

En palabras de Bjorn Lomborg, “Los beneficios del libre comercio, aunque mucho mayores, no son tan obvios. Los consumidores obtienen una variedad mayor de bienes a menor precio: se estima que el estadounidense de clase media típico deriva del comercio internacional un 29% de su poder adquisitivo; es decir, puede comprar un 29% más con cada dólar que si no hubiera comercio internacional. El efecto es aún mayor (62%) para el decil más pobre de los consumidores estadounidenses. (…) La oposición al libre comercio ignora la interconexión del mundo en que vivimos. Según un informe de la ONU publicado en 2013, un 80% del comercio internacional se produce a lo largo de las cadenas de suministro de las empresas transnacionales.” Ver en Lampadia: La globalización es la mayor fuente de bienestar.

Ahora, mientras EEUU y partes de Europa contemplan el proteccionismo, y la globalización y el libre comercio se ven amenazados, ¿puede China sobresalir como un líder en el nuevo orden mundial? China ya es la segunda mayor economía del mundo, contribuyó con el 39% al crecimiento mundial en 2016, según el FMI, y su influencia en la economía mundial está creciendo. La participación del presidente Xi Jinping en la Reunión Anual de Davos 2017 fue la primera vez que un presidente chino ha asistido al evento del WEF y ha sido visto como una señal de su creciente compromiso con los asuntos mundiales (Ver en Lampadia: Davos 2017 en defensa de la globalización y libre mercado). Además, debemos recalcar el que hecho que China está promoviendo la globalización y la capitalización del mercado libre en un momento en el que el nuevo presidente de EEUU ( país líder histórico del capitalismo) se muestra en contra de la competencia, la globalización y el libre comercio.

Los líderes en Davos parecen estar de acuerdo en que la globalización es la mejor manera de generar riqueza y bienestar para la mayoría de los ciudadanos del mundo. Sin embargo, los políticos y líderes actuales parecen no querer escuchar estos argumentos. ¿Qué sucederá?  En palabras del profesor de la Universidad de Nueva York, Nouriel Roubini, “Lo único claro es que nada está claro”. Lampadia

 




EEUU se encierra y China se postula al libre comercio

Hasta hace pocos meses, cuando se hablaba de la relación del Asia con occidente, o de China con EEUU, ésta se refería al crecimiento de China y su eventual primer lugar en la economía global. A esos pensamientos y análisis, hay que sumarle hoy día la evolución política, que lleva a EEUU a alejarse del libre comercia, y a China, a pretender liderarlo.

Este proceso ya no se puede entender desde el punto de vista de la retórica occidental. Si el liderazgo económico y político se mueve al Asia, debemos escuchar a los líderes intelectuales del Este.

¿Quién mejor para ilustrarnos sobre esta (nueva) realidad que nuestro conocido intelectual de Singapur, Kishore Mahbubani?

Recordemos que Mahbubani estuvo en Lima el 2009, ver su presentación en Lampadia. El escribió en “The New Asian Hemisphere” (El Nuevo Hemisferio Asiático) y en The Great Convergence (La Gran Convergencia), su tratado sobre la necesidad de que la geopolítica global vaya tendiendo hacia la convergencia entre occidente y oriente. Lamentablemente, lo que está sucediendo es todo lo contrario. Líneas abajo compartimos el artículo que Mahbubani preparó para la actual edición del World Economic  Forum.

Fuente: www.world-governance.org

Mahbubani, propone actualizar las instituciones mundiales —Naciones Unidas, las instituciones de Bretton Woods, la OMC— adaptándolas a la ascensión del resto e, igualmente, actualizar el pensamiento de Occidente, “En lugar de tratar constantemente de retener el control del mundo, Occidente debe aprender a compartir el poder. A los asiáticos se les debe permitir dirigir el FMI y el Banco Mundial. Igualmente importante, los expertos occidentales deben abandonar su condescendencia tradicional al hablar del resto. Las entidades asiáticas emergentes, como China, la India y la ASEAN, deben ser tratadas con más respeto. La India debería ocupar inmediatamente un lugar en el Consejo de Seguridad de la ONU, con el Reino Unido y Francia a un lado.”

“Todo esto suena inconcebible para muchas mentes occidentales. Pero hasta hace poco, era también inconcebible que el resto pudiera ser más optimista que Occidente. Occidente debe ahora hacer lo inconcebible para prepararse para el inevitable mundo inconcebible.”

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Fuente: www.theamericanconservative.com

Lo que defiende Mahbubani no es crear nuevas instituciones que consagren el traslado mundial de poder, sino remediar el “déficit democrático” del sistema antiguo. Mientras que el populismo aumenta en Occidente, (dando como resultado situaciones como Trump y el Brexit), no ha surgido en las regiones más pobladas de Asia y África. Y, como resalta Mahbubani, “Occidente sólo representa el 12% de la población mundial. El 88% restante vive fuera de Occidente. Y sus condiciones de vida (con excepción de algunos países árabes y Corea del Norte) nunca han sido mejores.”

De esta manera, Mahbubani propone una convergencia y una mayor democracia global, al igual que Niall Ferguson en ‘Civilización: Occidente y el resto’ donde propone la idea de que el formidable progreso económico de China irá abriendo el camino a la democracia política. Mahbubani aboga por un proceso de convergencia. Ver sus ideas al respecto en Lampadia: WEF: ¿Se detendrá la gobernanza global en un mundo multipolar? y Mahbubani: “No nos equivoquemos con China”

Lo que se necesita es un verdadero compromiso global. Esto implica que ningún país establezca la agenda mundial y que la gobernabilidad se vuelva más difusa. Esto crea un “orden” mundial multipolar, donde el control de los recursos se concentra en diferentes centros de poder, cuyo peso económico se ve reforzado por los acuerdos comerciales intra-regionales.

¿Cómo, entonces, se podría asegurar la gobernabilidad global en un mundo multipolar?  “A medida que el mundo se vuelve cada vez más pequeño, necesitamos una mejor gobernanza mundial”, afirma Kishore Mahbubani.

En Lampadia seguimos a Mahbubani desde hace varios años. Nuestro país no tiene una vocación internacionalista y estamos bastante lejos de seguir los acontecimientos globales, pero los movimientos tectónicos que pasan por nuestros ojos, deben llevarnos a desarrollar una mejor visión de los hechos y a estar preparados para participar en el diseño de las políticas globales, como pronto, seguramente, va a ser necesario. Lampadia

Sí, este es el siglo del Asia.

Pero todavía hay motivos para el optimismo de occidente

An illuminated cube bearing the Chinese flag is seen in the entrance foyer of the London Stock Exchange in London

La ascensión de Asia. Eso no significa que Occidente tenga que ser pesimista
Fuente: REUTERS / Peter Nicholls

Kishore Mahbubani, 
Decano de la Escuela Lee Kuan Yew de Políticas Públicas de la Universidad Nacional de Singapur
Foro Económico Mundial
13 de enero de 2017
Traducido y glosado por
Lampadia

 

La gran cuestión de nuestro tiempo es simple: ¿debemos, todos los 7 mil millones de nosotros, sentirnos optimistas o pesimistas sobre el futuro de la humanidad?

La respuesta del mundo está dividida. Muchas sociedades occidentales se están ahogando en el pesimismo. Por el contrario, el resto nunca ha sido más optimista. Esto representa una inversión del patrón de los siglos anteriores, donde Occidente siempre fue más optimista. ¿Qué ocurrió? ¿Y qué nos dicen los hechos?

Los hechos son claros. La condición humana nunca ha estado mejor. La pobreza mundial está disminuyendo constantemente. En 2015, superamos ampliamente el Objetivo de Desarrollo del Milenio de las Naciones Unidas de reducir a la mitad la pobreza mundial. Según la NIC, la pobreza extrema podría reducirse a la mitad para el año 2030.

Las clases medias globales están explotando: de 1,800 millones en 2010 a 3,200 millones en 2020 y 4,900 millones en 2030. La tasa de mortalidad infantil mundial ha disminuido de un estimado de 60 muertes por mil nacimientos en 1990 a 32 en 2015. Esto se traduce en más de 4 millones de muertes infantiles menos por año. Si fuéramos racionales y objetivos, estaríamos celebrando la condición humana actual.

La auto-contemplación de Occidente

¿Por qué no celebramos? Una respuesta simple es que los intelectuales occidentales que dominan el discurso intelectual global sólo son conscientes de los desafíos a corto plazo de sus sociedades, no de las promesas globales a largo plazo. Francis Fukuyama ilustra esto bien. En un ensayo escrito después de la elección de Donald Trump, dice: “La derrota electoral de Hillary Clinton ante Donald Trump marca un hito, no sólo para la política estadounidense, sino para todo el orden mundial. Parece que estamos entrando en una nueva era de nacionalismo populista, en la que el orden liberal dominante que se ha construido desde la década de 1950 ha sido atacado por las mayorías democráticas enojadas y energizadas. El riesgo de caer en un mundo de nacionalismos competitivos e igualmente enojados es enorme, y si esto sucede, marcaría una coyuntura tan trascendental como la caída del Muro de Berlín en 1989. “[Nota: énfasis añadido.]

Por favor, estudiemos cuidadosamente sus palabras. El está confundiendo la condición de Occidente con la condición del mundo. Es cierto que el populismo ha aumentado en Occidente. Eso explica a Trump y el Brexit (y posiblemente Le Pen). Pero no ha surgido en las regiones más pobladas de Asia y África.

Más importante aún, Occidente sólo representa el 12% de la población mundial. 88% vive fuera de Occidente. Y sus condiciones de vida (con excepción de algunos países árabes y Corea del Norte) nunca han sido mejores.

Tomemos tres de los países más poblados de Asia: China, India e Indonesia. Las vidas de casi 3 mil millones de personas en estos países nunca han sido mejores. Y van a mejorar mucho en las próximas décadas, como muestra el gráfico.

La década de 2010 a 2020 es probablemente la mejor década que Asia haya experimentado. La población de clase media asiática va a pasar de 500 millones en 2010 a 1,750 millones en 2020. En resumen, Asia va a añadir 1.5 veces la población total de Occidente a la población de clase media mundial en una década.

¿Por qué está pasando esto? Una respuesta simple es el triunfo de la razón. La difusión de la ciencia y la tecnología occidentales lo demuestra más claramente. En el nivel más básico, los seres humanos en todo el mundo pueden ver los beneficios de la medicina occidental moderna. Como resultado, la razón está reemplazando a la superstición. En todas las esferas de la vida humana, desde las políticas económicas hasta la gestión ambiental, desde la educación hasta la planificación urbana, las prácticas óptimas occidentales están siendo adoptadas casi universalmente por todas las sociedades.

Entonces, ¿por qué todo el pesimismo?

Si el mundo está mejorando, ¿por qué el Oeste se vuelve más pesimista? La respuesta simple es que Occidente ha seguido una estrategia profundamente defectuosa desde el colapso de la Unión Soviética en 1991. Al igual que los defensores británicos de Singapur en la Segunda Guerra Mundial, apuntaron sus armas al mar en el Sur cuando los japoneses vinieron por tierra desde el Norte.

Para dejar este punto aún más claro, Occidente pensó que había ganado una colosal y épica lucha con su dramática victoria en la Guerra Fría. Como resultado, no se dio cuenta de que, al mismo tiempo, una lucha aún mayor había comenzado con el “retorno” de Asia. China decidió volver a unirse a la economía mundial en los años ochenta. La India lo hizo en los años noventa. El regreso de 3 mil millones de asiáticos, obviamente, iba a sacudir la economía global. Occidente no se dio cuenta.

No se dio cuenta porque las mentes occidentales estaban intoxicadas con un opiáceo insalubre de triunfalismo. El famoso ensayo de Francis Fukuyama “El Fin de la Historia” capturó este error. Como resultado, Occidente desarrolló una estrategia intervencionista defectuosa hacia el resto. Muchas de las intervenciones llevaron al desastre. Michael Mandelbaum señala que “el historial de la administración Clinton no fue alentador: prometió el orden en Somalia y lo dejó en caos. Fue a Haití para restaurar la democracia y la dejó en anarquía. Bombardeó Bosnia por el bien de la unidad nacional, pero presidió una partición de facto”.

Y el 11 de septiembre empeoró las cosas. Sedujo a los asesores neoconservadores de George W. Bush para invadir Irak, después de invadir Afganistán. Una década más tarde, los europeos vieron a dos tercios de sus refugiados proceder de tres países: Irak, Afganistán y Siria.

Pero ese no era el verdadero desastre. Mientras que los pensadores estratégicos occidentales estaban distraídos, no vieron que el acontecimiento más importante en 2001 no fue 9/11. Fue la entrada de China en la Organización Mundial del Comercio. La entrada de casi mil millones de trabajadores al sistema comercial mundial obviamente daría como resultado una masiva “destrucción creativa” y la pérdida de muchos puestos de trabajo.

Trump y Brexit son, por lo tanto, los resultados naturales y lógicos de una estrategia occidental defectuosa de no tratar con los desafíos económicos reales a Occidente. Mientras Occidente estaba distraído, China emergió. Según las estadísticas del FMI, en 1980, en términos de PPP, la participación de EEUU en el PBI mundial era del 25%, mientras que la de China era del 2.2%. En 2016, la participación de Estados Unidos se ha reducido a 15.5%, mientras que la de China ha aumentado a 17.9%.

El declive relativo de Occidente

Por lo tanto, hay razones estratégicas sólidas para el pesimismo occidental: de 1820 a aproximadamente 1980, el poder económico occidental creció de manera constante o mantuvo una enorme posición dominante a nivel mundial. En las últimas tres décadas, el PBI combinado de América del Norte y Europa Occidental se redujo de 51.5% en 1990 a 33.45% en 2014.

Un cambio estratégico aún más destructivo sucedió al mismo tiempo. Mientras que los trabajadores en Occidente sufrieron pérdidas de empleo y el deterioro de los ingresos, la élite occidental se convirtió en súper ricos de la globalización acelerada y el regreso de Asia.

RW Johnson describe bien cómo sufrieron los trabajadores estadounidenses: “Entre 1948 y 1973, la productividad aumentó un 96.7% y los salarios reales un 91.3%, casi exactamente al mismo paso. Eran los días de abundantes empleos en el acero y la industria automotriz cuando los trabajadores podían permitirse enviar a sus hijos a la universidad y verlos ascender a la clase media. Pero de 1973 a 2015 -la era de la globalización, cuando muchos de esos puestos de trabajo desaparecieron en el extranjero- la productividad aumentó un 73.4%, mientras que los salarios aumentaron sólo un 11.1%. Desde 2000, los salarios pagados a los graduados universitarios han caído. “

Una razón para ser optimista

Las preguntas existenciales que Occidente enfrenta hoy en día son bastante simples. ¿Está todo perdido? ¿Disminuirán constantemente el poder y la influencia occidental? ¿O hay esperanza para Occidente? ¿Puede beneficiarse también del resurgimiento del resto?

La respuesta simple es que Occidente puede beneficiarse de la oleada del resto. 12% de la población mundial puede ser arrastrada por el restante 88%. Para lograr esto, los líderes occidentales y expertos necesitan hacer muchos ajustes psicológicos significativos.

En lugar de tratar constantemente de retener el control del mundo, Occidente debe aprender a compartir el poder. A los asiáticos se les debe permitir dirigir el FMI y el Banco Mundial. Igualmente importante, los expertos occidentales deben abandonar su condescendencia tradicional al hablar del resto. Las entidades asiáticas emergentes, como China, la India y la ASEAN, deben ser tratadas con más respeto. La India debería ocupar inmediatamente un lugar en el Consejo de Seguridad de la ONU, con el Reino Unido y Francia a un lado.

Todo esto suena inconcebible para muchas mentes occidentales. Pero hasta hace poco, era también inconcebible que el resto pudiera ser más optimista que Occidente. Occidente debe ahora hacer lo inconcebible para prepararse para el inevitable mundo inconcebible. Lampadia

 




¿Cuál es el futuro del comercio mundial?

El 2016 se caracterizó por algunas derrotas del libre comercio y una mayor tendencia anti globalización. Este año será clave para el orden económico mundial ya que el impulso hacia una mayor integración económica se ha estancado y en algunos aspectos se ha revertido. Esto es importante porque, como afirma Christine Lagarde, “el péndulo de las políticas públicas podría inclinarse en contra de la apertura económica, y si no se adoptan medidas de política contundentes, el mundo podría registrar tasas de crecimiento decepcionantes por mucho tiempo”.

Y es que el comercio mundial lleva varios años a la baja y continúa cayendo. Esto se debe, parcialmente al proteccionismo y a la ola anti-globalización que ha venido surgiendo en el mundo, como se nota claramente en los fenómenos políticos como el Brexit y los discursos aislacionistas del presidente electo de EEUU, Donald Trump. Tanto el FMI como el G-20 temen guerras comerciales, con medidas proteccionistas que reduzcan aún más los volúmenes de comercio.

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Fuente:  www.youtube.com

El libre comercio, la más clara expresión de la globalización económica de las últimas décadas, produjo los grandes avances de la humanidad en términos de reducción de la pobreza y de la desigualdad global, la mortalidad infantil, el aumento de la esperanza de vida, la emergencia de una clase media global y el crecimiento de la población mundial al doble de lo que fue hace pocas décadas, con mejor calidad de vida, salud e ingresos.

Hoy solo falta que menos de mil millones de personas salgan de la pobreza, lo que se estima pueda suceder para el 2030. Sin embargo, si se llega a producir un retroceso de la apertura comercial por parte de los países más ricos, sus efectos en los países emergentes serían dramáticos. Esta situación es casi el peor evento económico posible que se puede imaginar y golpearía muy duramente a los países y poblaciones más pobres del mundo. Como afirmó Martin Wolf (Ver: ¿El fin de la globalización?), “Si se llega a producir un retroceso de la apertura comercial por parte de los países más ricos, sus efectos en los países emergentes serían dramáticos. Esta situación es casi el peor evento económico posible que se puede imaginar y golpearía muy duramente a los países y poblaciones más pobres del mundo.”

Líneas abajo compartimos un artículo del Foro Económico Mundial con colaboración de Vox EU que presenta un ejercicio empírico que proporciona resultados informativos sobre los factores que impulsan el comercio mundial. En particular, destacan la importancia de incluir el desarrollo endógeno de las estructuras de la cadena de suministro global. Entre sus conclusiones principales se afirma que “los recientes resultados del referéndum del Brexit y las elecciones presidenciales en Estados Unidos sugieren que no es probable que en un futuro próximo se produzcan vínculos de producción más estrechos entre fronteras. Además, se espera que las proporciones globales importación/PBI sigan siendo bajas a medida que la demanda final china siga adurando.”

Debemos prepararnos para defender el libre comercio y la globalización para proteger el crecimiento económico y la superación de la pobreza de los países emergentes y del crecimiento mundial. Lampadia

El futuro del comercio mundial: ¿hacia dónde nos dirigimos y debemos preocuparnos?

World Economic Forum
En colaboración con VoxEU
Gaaitzen de Vries, Bart Los, Robert Stehrer y Marcel Timmer
28 de noviembre de 2016
Traducido y glosado por
Lampadia

La desaceleración del comercio internacional desde 2011 ha sido ampliamente discutida. El consenso general es que la relación entre el comercio y el crecimiento del PBI está experimentando un cambio fundamental.1 Sin embargo, las razones de esto todavía se discuten. Algunos señalan que el gasto en bienes duraderos disminuyó en relación con los servicios; su diferencia en la intensidad del comercio demostró ser una explicación importante del Gran Colapso del Comercio en 2008. Si es cierto, una futura recuperación de la demanda agregada impulsaría nuevamente el comercio mundial. Otros argumentan que la fragmentación de la producción internacional y el comercio asociado a insumos intermedios se han agotado últimamente. Esto podría deberse a una mayor protección, aumentos en las capacidades de producción local o reajuste después de la superación inicial. Esto sugeriría una “nueva normalidad” de estancamiento de la intensidad comercial del PBI mundial.

Un enfoque integrado: La intensidad global de importación de la producción

Hasta ahora, la evidencia para cualquiera de estas hipótesis ha sido dispersa y, a veces, difícil de reconciliar. Las explicaciones del lado de la demanda se basan en los análisis de las estadísticas de gastos a nivel nacional, ignorando básicamente los cambios en las estructuras internacionales de producción. Por otro lado, las explicaciones del lado de la producción están respaldadas por las tendencias encontradas en los datos del comercio internacional, ignorando los cambios en las estructuras de la demanda.2 Esta separación impide la cuantificación de las fortalezas relativas de ambos factores al explicar la desaceleración. En un trabajo reciente, presentamos un nuevo marco de modelado que permite un enfoque integrado.

Nos basamos en un modelo impulsado por la demanda de la ‘tradición Leontief’, que proporciona un mapeo directo de la demanda final exógena a los flujos de importaciones, ampliando el enfoque de Bems et al. (2011). Medimos todas las importaciones necesarias en cualquier etapa de la producción. Éstas incluyen las importaciones del país en el que se realiza la última etapa de producción, así como las importaciones de otros países que participan en etapas anteriores de producción. La relación de todas las importaciones necesarias sobre el valor del producto final se denomina “intensidad global de importación” (GII, por sus siglas en inglés) de la producción. Esta es una novedosa medida de la fragmentación de la producción internacional, ya que está positivamente relacionada con el número de etapas en la producción, así como la probabilidad de que cualquier vínculo entre dos etapas involucre el comercio transfronterizo.

Tendencias de la fragmentación de la producción internacional

Actualizamos la base de datos mundial de insumo-producto para proporcionar una explicación de los cambios en el comercio mundial durante el período 2000-2014. Encontramos que el proceso de fragmentación de la producción internacional se ha estancado desde 2011. Esto se muestra en la Figura 1. Tenemos datos de panel sobre los GII de la producción de 836 bienes finales y lugeo se hace una regresión en un conjunto de variables ficticias. La figura muestra los coeficientes estimados para las variables ‘dummy’ del año y los intervalos de confianza del 95%. Se ha omitido el modelo para el año 2000, por lo que todas las estimaciones puntuales deben considerarse como relativas al 2000. La cifra refleja claramente el aumento generalizado de las GII. Los ‘dummy’ del año fueron significativamente diferentes de cero a partir de 2004. El aumento continuó hasta el inicio de la crisis en 2008. La crisis provocó una importante caída, pero esto parecía ser un efecto a corto plazo a medida que los GII se recuperaban. Desde 2011 se observa una disminución constante, con niveles recientes no significativamente diferentes del nivel de 2008.

Figura 1. Tendencia de la fragmentación internacional de la producción de bienes

Reflexionando sobre los cambios en la intensidad global de las importaciones

A continuación, empleamos una nueva técnica de descomposición para explicar el cambio en la intensidad de las importaciones del PBI mundial. En pocas palabras, esta intensidad puede aumentar cuando los procesos de producción se fragmentan más (es decir, cuando aumentan los GII), o cuando la demanda final se desplaza hacia productos con mayores GII. El primero puede considerarse como un efecto intra (dentro de las cadenas de producción) y el segundo como un efecto de cambio (a través de la producción de las cadenas de producción). Al mantener fija la demanda global final de cada producto, encontramos la contribución de los cambios en los GII de la producción. A la inversa, derivamos la contribución de los cambios en la estructura del producto de la demanda final global al mantener los GII constantes. La descomposición de los cambios (anuales) de las importaciones en el PBI mundial se muestra en la Figura 2. Aproximadamente la mitad del aumento durante 2000-2008 (0.033 puntos al año) se debió a la fragmentación de la producción internacional. Los cambios de demanda representaron la otra mitad. Después del gran colapso comercial en 2008, el comercio se recuperó en los dos años siguientes. Pero la fragmentación aumentó sólo marginalmente durante todo el período de 2008 a 2011. Y el efecto de cambio de demanda incluso se volvió negativo. Desde 2011, los GII de muchos productos cayeron realmente (como se muestra arriba) de tal manera que el efecto de fragmentación también se volvió negativo. Durante el período 2011-2014, ambos efectos redujeron la intensidad de las importaciones del PBI mundial, en promedio cada una de ellas por 0.005 puntos logarítmicos por año.

Figura 2. Contabilidad de los cambios en la intensidad global de las importaciones

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El efecto China

En un paso final, analizamos el impacto de los cambios de la demanda final de cada país. Tal vez sorprendentemente, encontramos que la creciente demanda china no tuvo un impacto importante en la intensidad del comercio global. Esto se debe a que el GII de la demanda china estuvo apenas por encima del promedio mundial en los años 2000 (véase la Figura 3). Además, ha estado en descenso desde entonces, a medida que la demanda se desplazó hacia los servicios. Además, la demanda se desplazó hacia productos finalizados en el país, que contienen una parte cada vez mayor del valor agregado interno3. Con un movimiento hacia una mayor autosuficiencia, la intensidad de las importaciones de la demanda final china cayó por debajo del promedio mundial. Para 2014 el nivel era comparable a los niveles en Japón y los EE.UU. Cuando el crecimiento chino se mantenga por encima del promedio mundial, continuará atenuando la intensidad de las importaciones del PBI mundial.

Gráfico 3. Intensidad global de las importaciones de la demanda final por país

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Observaciones finales

No pretendemos que este ejercicio proporcione un análisis causal de los factores que impulsan el comercio mundial. Más bien consideramos que es una organización útil de los hechos empíricos que se explicarán en trabajos posteriores. Los resultados pueden ser informativos para la parametrización de la parte comercial en modelos macroeconómicos. En particular, destacan la importancia de incluir el desarrollo endógeno de las estructuras de la cadena de suministro global en dichos modelos. En cuanto al futuro del comercio global, vemos dos fuerzas a contrarrestar sobre la base de este estudio. El proceso de fragmentación de la producción internacional podría reactivarse. Baldwin y Los et al sostienen que aún queda mucho por hacer. Sin embargo, los recientes resultados del referéndum del Brexit y las elecciones presidenciales en Estados Unidos sugieren que no es probable que en un futuro próximo se produzcan vínculos de producción más estrechos entre fronteras. Además, se espera que las proporciones globales importación/PBI sigan siendo bajas a medida que la demanda final china siga madurando. Desde esta perspectiva, la actual desaceleración del comercio mundial es natural y no debería ser una preocupación importante.

Notas finales:
[1] Se proporciona una lista en una reciente columna de Vox por Al-Haschimi et al. (2016).
[2] Las contribuciones en el libro de Vox, editado por Hoekman (2015), y un estudio reciente del FMI (2016) proporcionan una muestra de métodos y fuentes de datos utilizados.
[3] Ver Kee y Tang (2016) para pruebas a nivel de empresa.

 




El libre comercio y la globalización

El comercio mundial lleva varios años a la baja y continúa cayendo. Esto se debe, parcialmente al proteccionismo y a la ola anti-globalización que ha venido surgiendo en el mundo. Esto se ve claramente en los fenómenos políticos como el Brexit y los discursos aislacionistas del presidente electo de EEUU, Donald Trump. Tanto el FMI como el G-20 temen guerras comerciales, con medidas proteccionistas que reduzcan aún más los volúmenes de comercio.

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Fuente:  nl.dreamstime.com

En realidad, la elección presidencial en Estados Unidos se ha convertido en el epicentro de esa creciente oposición al libre comercio y la globalización. Donald Trump ha acusado a China de querer “matar de hambre” a los estadounidenses manipulando su moneda y “haciendo trampa” en el comercio internacional y, también a acusado a Mexico de robar los trabajos de los estadounidences.  Trump ha dicho que impondrá aranceles sobre todo a los bienes producidos en China y México, porque están está “asesinando” económicamente a Norteamérica.

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Fuente:  money.cnn.com

La elección de Trump consolida la tendencia anti-comercio internacional y anti-globalización, que de llegar a expresarse en un retroceso adicional del comercio global, serían fatales para el crecimiento de los países emergentes.

En Lampadia queremos compartir con nuestros lectores un didáctico video de dibujos del  ilustrador de The Economist, KAL, que muestra realmente qué es el libre comercio y cómo este diálogo anti-globalización lo está afectado.

Como afirmó Martin Wolf hace algunas semanas (Ver: ¿El fin de la globalización?), el impulso hacia una mayor integración económica se ha estancado y en algunos aspectos se ha revertido. La globalización ya no está impulsando el crecimiento mundial. Si se llega a producir un retroceso de la apertura comercial por parte de los países más ricos, sus efectos en los países emergentes serían dramáticos. Esta situación es casi el peor evento económico posible que se puede imaginar y golpearía muy duramente a los países y poblaciones más pobres del mundo.

Así lo hemos explicado en Lampadia en nuestro artículo: The wind beneath our wings, en el que explicamos que los países emergentes como el Perú, necesitan el libre comercio para su desarrollo.

Debemos prepararnos para defender el libre comercio y la globalización para proteger el crecimiento económico y la superación de la pobreza de los países emergentes como el Perú. Lampadia

El libre comercio y la política dibujado por nuestro caricaturista KAL

Publicado en The Economist
31 de octubre de 2016
Transcripción y traducción por Lampadia

 

El libre comercio -un principio sobre el cual The Economist fue fundado hace 173 años- está siendo severamente amenazado. Nuestro caricaturista, KAL, ilustra el estado del comercio en nuestra última publicación de “Daily Watch”.

Transcripción (este texto también se puede ver líneas abajo intercalado con imágenes del video):

Desde que éramos niños, intercambiamos cosas con otros. Damos y tomamos para beneficio mutuo.

Este mismo principio de intercambio y enriquecimiento es lo que motiva el comercio entre países.

El comercio es considerado ampliamente como un estímulo para los flujos económicos.

Alienta a los países a especializarse en ciertas áreas de fortaleza.

Esto permite que el mundo produzca más bienes y más tipos de bienes, que de otra manera no podría lograr.

Desde la Segunda Guerra Mundial, el comercio internacional se ha multiplicado por quince, ayudando a desarrollar el crecimiento económico en todo el mundo.

A pesar de los obvios beneficios del libre comercio, hay muchos que tienen motivos para limitarlo.

Los aranceles comerciales y las restricciones de cuotas pueden utilizarse como armas para castigar a las naciones competidoras.

Esto podría llevar a represalias y a una devastadora guerra comercial. Algunos críticos argumentan que no todo el comercio es un buen comercio.

El trato con los países más pobres que están en desarrollo, donde los salarios suelen ser más bajos y las horas de trabajo más largas que en los países desarrollados, puede crear un desequilibrio. El resultado puede ser la pérdida de empleos en economías de altos salarios.

A pesar de estas preocupaciones, debe impulsarse el comercio libre y abierto.

Impulsar la alternativa es un juego de niños.

Lampadia

 

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Este mismo principio de intercambio y enriquecimiento es lo que motiva el comercio entre países.

 

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El comercio es considerado ampliamente como un estímulo para los flujos económicos.

Alienta a los países a especializarse en ciertas áreas de fortaleza.
Esto permite que el mundo produzca más bienes y más tipos de bienes, que de otra manera no podría lograr.

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Desde la Segunda Guerra Mundial, el comercio internacional se ha multiplicado por diecisiete, 
ayudando a desarrollar el crecimiento económico en todo el mundo.

 

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A pesar de los obvios beneficios del libre comercio, hay muchos que tienen motivos para limitarlo.

 

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Los aranceles comerciales y las restricciones de cuotas pueden utilizarse como armas para castigar a las naciones competidoras.

 

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Esto podría llevar a represalias y a una devastadora guerra comercial. 
Algunos críticos argumentan que no todo el comercio es un buen comercio.

 

El trato con los países más pobres que están en desarrollo, donde los salarios suelen ser más bajos y las horas de trabajo más largas que 
en los países desarrollados, puede crear un desequilibrio. 

El resultado puede ser la pérdida de empleos en economías de altos salarios.

 

A pesar de estas preocupaciones, debe impulsarse el comercio libre y abierto.

Impulsar la alternativa es un juego de niños.

 

 




La dictadura de Maduro lleva a Venezuela al borde del abismo

La oposición venezolana organizó una manifestación del 26 de octubre, en protesta por la suspensión del referéndum revocatorio del mandato del presidente Nicolás Maduro (algo establecido en la constitución), por lo que se le acusa de haber propiciado la ruptura del orden constitucional con un golpe a la voluntad popular.

A demonstration against the government is held last month in San Cristobal.

El líder opositor Henrique Capriles, principal impulsor del referéndum, señaló que “Tenemos que ser fuertes ante el Gobierno”. La denominada ‘Toma de Venezuela’ ha ocurrido en el que debía ser el primero de tres días para la recolección de cuatro millones de firmas (20% del padrón electoral), último paso antes del llamado a referendo. Al cumplir ese requisito, la oposición quería evidenciar el mayoritario rechazo al gobierno. Pero el proceso fue suspendido la semana pasada por tribunales penales regionales digitados por el gobierno cubano-chavista de Maduro, que acogieron denuncias de fraude del oficialismo en una primera etapa de recolección de firmas.

De todas las palabras críticas utilizadas para describir el estado del país que gobierna Nicolás Maduro, “desastre” es la más acertada. Bajo su mandato, la nación ha entrado en una fuerte caída. Enfrenta una crisis humanitaria con una profunda destrucción de la economía y de la calidad de vida de los venezolanos. Maduro ha restringido la publicación de cifras económicas oficiales.

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El pueblo venezolano se encuentra en medio de una aguda crisis económica que ha llevado a una escasez de alimentos y medicinas y una inflación calculada por el FMI en 475% para este año. Como hemos publicado en varias ocasiones en Lampadia, la crisis humanitaria y política a la que se enfrenta Venezuela, ha sido labrada a pulso por los crímenes de ‘leso gobierno’ del chavismo. Además, de destrozar el país, Venezuela se dio el lujo de usar parte importante de sus recursos para mantener la caduca dictadura cubana (sus mentores y protectores), varios pequeños países de Centro América y el Caribe y, de financiar a partidos izquierdistas de la región con sus ínfulas del ‘socialismo del siglo XXI y el albismo. Ver: La intolerable agonía de Venezuela.

El gobierno culpa de la crisis económica a “empresarios de derecha” que buscan desestabilizarlo, pero la oposición responsabiliza al modelo socialista y sostiene que el revocatorio era la última “válvula de escape” de una población hastiada de hacer largas filas para conseguir los pocos productos disponibles a precios subsidiados.

La verdad es que las políticas y discursos populistas, arropadas en promesas redistributivas, más los circuitos de corrupción han llevando a Venezuela una crisis imposible de imaginar. No solo ha colapsado la economía, las condiciones sociales no pueden ser peor.

Todo esto empezó con una serie de medidas económicas heterodoxas que incluyen: la expansión del gasto del gobierno, el control de precios y medidas proteccionistas a la industria nacional, siempre y cuando fuera propiedad de los amigos del régimen. Estatizaciones, confiscaciones y regalos de petróleo y divisas a los países del circuito pro cubano, del llamado socialismo del siglo XXI. Basados en la proverbial riqueza de Venezuela, no midieron las consecuencias y generaron una inflación galopante, escasez de divisas y energía, déficit fiscal, el colapso de la industria petrolera, escasez de alimentos y divisas y, la entronización de las mafias del narcotráfico y la corrupción en el régimen. Además, el chavismo ha creado milicias armadas que recorren el país amenazando y asesinando a ciudadanos desesperados por la tragedia que atraviesan sus familias.

Ahora, la situación ya no da más. Es poco probable que la votación en contra de Maduro liderada por la oposición tenga algún efecto jurídico, ya que Maduro todavía controla otras ramas del gobierno, incluidos los militares y el Tribunal Supremo – que ya han declarado ilegítima la Asamblea Nacional. Pero las tensiones han aumentado a niveles ya insostenibles.

Los legisladores de la oposición argumentan que el líder de Venezuela ha abandonado efectivamente la presidencia al descuidar su trabajo, y varios legisladores cuestionaron si tenía una doble nacionalidad colombiana (y, por lo tanto, no sería elegible para el cargo más alto de Venezuela). No es el mejor de los argumentos, pero si demuestra la reacción y los sentimientos en contra del gobierno y la búsqueda de una solución ante la crisis política y económica de Venezuela.

Sin embargo, es importante notar que, a diferencia de otros países de América Latina como Brasil, (donde se retiró a Dilma Rousseff de la presidencia en agosto), la Asamblea Nacional de Venezuela no puede hacer un ‘impeachment’ al presidente. Esa decisión recae directamente en el Tribunal Supremo, que nunca ha votado en contra de Maduro.

Como dijo la señora Lilian Tintori, esposa de Leopoldo López, “ante una crisis humanitaria provocada por un régimen dictatorial, nadie debe ponerse de costado”. Es hora de presionar al gobierno venezolano con todo lo que esté a nuestro alcance para terminar esta tragedia que afecta a nuestros hermanos.

Millones de sufridos venezolanos todavía esperan el apoyo de sus hermanos latinoamericanos y de los gobiernos de la región. Con nuestra inacción, ¿queremos repetir el genocidio de Ruanda en nuestras tierras? #fueraMaduro. Lampadia




Endeudamiento global llega a máximos históricos

Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), el mundo está inmerso en un monto récord de deuda que llega al 225% del PBI global, 152 millones de millones de dólares (trillones en la nomenclatura de EEUU). Dos terceras partes del total, o unos US$ 100 MM (trillones), corresponde al endeudamiento del sector privado.

Fuente: Fiscal Monitor, 2016

La deuda global, tanto pública como privada, alcanzó el 225% de la producción económica global el año pasado, comparado con el 200% en el 2002, señaló el FMI en su nuevo reporte Monitor Fiscal (ver en Lampadia en la sección Documentos).

Aunque los perfiles de deuda varían entre países, el reporte indica que la magnitud del endeudamiento podría establecer el escenario para un desapalancamiento privado sin precedentes que podría frustrar una recuperación económica aún frágil. “El excesivo nivel de endeudamiento privado es un importante obstáculo para la recuperación global y un riesgo para la estabilidad financiera”, dijo en conferencia de prensa el director de asuntos fiscales del FMI, Vitor Gaspar. “Las recesiones de origen financiero son más largas y profundas que las recesiones normales”, agregó.

Fuente: Fiscal Monitor, 2016

El informe menciona que mientras Estados Unidos se ha desendeudado desde la crisis financiera 2008-2009, especialmente en el caso de las familias y de las empresas, el crecimiento de la deuda privada en China y Brasil es una preocupación importante, alimentada en parte por una larga época de tasas de interés bajas.

Además, el World Economic Outlook, otro informe publicado recientemente por el FMI, habla de las contradicciones económicas subyacentes que vienen alimentando toda una serie de crisis económicas. Estas incluyen la desaceleración del comercio mundial y el aumento de medidas proteccionistas, la disputa entre EEUU y la Unión Europea (UE) sobre el pago de impuestos por parte de Apple, la decisión del Departamento de Justicia de Estados Unidos de imponer una multa de US$ 14 mil millones a Deutsche Bank, la ruptura de las conversaciones patrocinadas por EEUU en torno a la Asociación Transatlántica de Comercio e Inversión (Transatlantic Trade and Investment Partnership), y las acusaciones de políticos en Berlín de que EEUU está peleando una “guerra económica”.

Fuente: Fiscal Monitor, 2016

Por su lado, la directora del FMI, Christine Lagarde, está exhortando a que los gobiernos de los  países que integran el organismo y tienen “espacio fiscal”, es decir la capacidad de prestar y gastar más de manera sostenible, lo hagan para apuntalar un crecimiento persistentemente débil.

El contexto actual presenta retos importantes para las finanzas públicas de las economías de la región, especialmente las exportadoras de materias primas. Ante ello, el FMI recomienda que estas economías continúen implementando ordenadamente la consolidación de sus cuentas fiscales de manera que les permita mantener niveles bajos de deuda y preservar los márgenes de maniobra fiscal ante choques externos adversos, sin comprometer los niveles de inversión pública. Agrega que, en las economías con niveles relativamente bajos de deuda, la prioridad de política debe centrarse en reconstituir el espacio fiscal gradualmente, mientras que para los países más endeudados sugiere profundizar la consolidación fiscal.

El caso del Perú

Cabe señalar que la situación fiscal de la economía peruana es similar a la de los países de la región. El Perú registrará uno de los menores niveles de deuda pública entre economías emergentes y economías con similar calificación crediticia. Nuestra deuda pública bruta se ubicará muy por debajo de la mediana de países con calificación crediticia BBB+/A3 (52.7% del PBI), y de nuestros socios de la Alianza del Pacífico (43.3% del PBI). Por su parte, la deuda neta del Perú (restando los activos financieros) será de 9.2% del PBI este año  y se estima que al 2019 alcanzará el 15% del PBI, lo que refleja la solidez de las finanzas públicas.

Fuente: MMM Revisado 2017-2019
Fuente: MMM Revisado 2017-2019

En el Perú, tenemos un manejo fiscal prudente pues la deuda pública no supere el 27.0% del PBI al 2021. Para el año 2016, la proyección de la deuda pública alcanzará el 25.6% del PBI y para el periodo 2017-2019, la proyección de la deuda pública se estabilizará en alrededor de 27% del PBI, según el MMM Revisado 2017-2019.

En general, hemos tenido por muchos años un manejo bastante prudente de las cuentas fiscales. Lo que debería preocuparnos, no es tanto el nivel actual de deuda, sino la tendencia de deterioro acelerado del déficit fiscal (durante el primer trimestre se ubicó en 2.9% del PBI, mayor al 2.1 % registrado en 2015) y que a junio pasado llegó a 3.2% reflejando parte de la irresponsable fiesta con la que terminó su gobierno el nacionalismo. A diferencia de lo que esperaba el nuevo gobierno, la restricción fiscal marcará los límites de manejo del MEF, que ya a tenido que establecer normas restrictivas que permitan llegar a un cierre de año con 3% de déficit. En Lampadia hemos hecho un análisis al respecto: El déficit fiscal y la deuda pública regresan al podio.

Fuente: BCRP  Elaboración: Lampadia

Más allá del desmanejo del último gobierno, nuestra reducida deuda se debe a los efectos virtuosos de la apertura económica y comercial, la disciplina fiscal, las reformas de primera de generación y el nuevo marco constitucional de 1993, que permitieron el regreso de la inversión privada a todas las áreas de la economía haciendo que nuestro PBI se multiplicara casi siete veces desde 1990, reduciendo así el peso de la deuda. Todo esto se tradujo también en la disminución del servicio de deuda, pasando de 22% al 8% del presupuesto público en los últimos diez años. (Ver: De desahuciados a vigorosos).

El sombrío panorama que presenta el FMI sobre el sobreendeudamiento global plantea un mayor riesgo de nuevas crisis y menor capacidad de enfrentarlas. En este contexto, es altamente relevante preguntarse: ¿qué tan fuerte se encuentra la economía peruana para resistir nuevos shocks internacionales? Según Liliana Rojas-Suarez, “la capacidad de una economía de resistir el impacto de un shock externo adverso (la primera dimensión de fortaleza) depende de su posición externa previa al shock… Perú se encuentra entre los países emergentes más fuertes para enfrentar shocks externos y podrá manejar nuevas turbulencias internacionales sin que se produzca una crisis económica o financiera. Sin embargo, su fortaleza ha venido disminuyendo en los últimos años debido a restricciones internas de la economía y esto debe considerarse como una señal de alerta para las autoridades peruanas.” Ver en Lampadia: La importancia y dificultades de crecer alto y sostenido.

Esto se debe a que, aunque el ratio de deuda externa (pública y privada) ha aumentado, las reservas internacionales vienen funcionando como una ‘muralla’ contra shocks externos. La solidez de la balanza de pagos ante eventos negativos en la economía mundial se puede evaluar considerando la posición de las reservas internacionales en relación al saldo de los adeudados externos de corto plazo o a la suma de estos pasivos con el déficit en cuenta corriente. En estos indicadores, la economía peruana cuenta con niveles de respaldo elevados a nivel de la región que se fueron construyendo de manera preventiva en el periodo de influjos de capitales y de altos precios de commodities. Esto significa que Perú puede satisfacer sus necesidades de financiamiento de corto plazo, aún en situación de crisis, lo que le da solidez a su calificación crediticia. 

Fuente: Reporte de Inflación, setiembre 2016
Fuente: Reporte de Inflación, setiembre 2016

Uno de los temas de debate es el referido a la utilización de las reservas fiscales para el impulso de la economía. El Perú tiene colchones fiscales muy importantes que llegan a unos 15 puntos porcentuales sobre el PBI. Además, nuestro nivel de deuda pública es de solo 25.6% del PBI, un nivel sustancialmente bajo en términos históricos y en relación a los indicadores internacionales. Debemos aprovechar este espacio fiscal que tenemos para apuntalar nuestro crecimiento y desarrollo para el beneficio de todos los peruanos, pero esto tiene que hacerse en un escenario de reducción del déficit fiscal y priorizando debidamente la inversión pública. Por ejemplo, es muy lamentable que hoy se tenga que concluir que estamos enganchados en la inversión en la refinería de Talara y que su costo llegará a US$ 6,000 millones (incluyendo IGV). Algo que nunca debió suceder, un proyecto que jamás debió acometerse.

Pero en este análisis no podemos dejar de mencionar que la cura a todas estas restricciones fiscales está en el crecimiento de la economía, que debiera ser la prioridad del gobierno, pues solo con un crecimiento de 7 a 8% anual podemos emprender la tarea de superar la pobreza y darle a nuestra población el estándar de vida que necesitan. Sin embargo, las señales del gobierno en el manejo de la crisis de Las Bambas, no muestran la claridad de objetivos, capacidad de comunicación y el liderazgo político que piden los tiempos y los albores de un gobierno que debería marcar un contraste notorio con la ensalada ideológica que paró la economía peruana en los últimos cinco años. Lampadia

Ver gráficos adicionales:

Fuente: McKinsey Global Institute
Fuente: McKinsey Global Institute



La élite global y la nación-Estado

Como hemos referido anteriormente, el historiador británico, Niall Ferguson afirmó en Chile hace algo más de un año que “Chile era el país más inteligente de la región pero que últimamente estaba ejerciendo su derecho a ser estúpido”. En Lampadia hemos usado la figura de Ferguson en referencia a la propia Gran Bretaña (El país más pintado puede perder el tren) por el Brexit y su manejo por parte de su Primer Ministro, Theresa May.

 

En el artículo de Ferguson que publicamos líneas abajo y que recomendamos leer con interés, el afamado historiador analiza el contenido del discurso de May en su primera conferencia del Partido Conservador de principios de octubre pasado. En él, May describe la regresión de la política británica a la era pre-Thatcher del desastroso laborismo que terminó con el ‘winter of discontent’ (el invierno del descontento) de James Callaghan.

Entonces, en los años 70, el Reino Unido estaba sumido en una profunda crisis por políticas industriales y laborales que desestabilizaron el país, excesiva intervención del Estado en la economía, regulaciones que inhibían la competitividad, tuvieron que devaluar la Libra Esterlina y pedir préstamos al FMI. Todo eso fue superado por la revolución del ‘capitalismo popular’ de Margaret Thatcher del Partido Conservador y consolidado posteriormente por el laborismo de Tony Blair (el mejor alumno de Thatcher).

Desde entonces, la Gran Bretaña pasó a vivir sus mejores años pos-imperiales, constituyéndose como una importante potencia global.

Es sorprendente como el Reino Unido, de un preclaro líder como Winston Churchill, ha perdido perspectiva y ha dejado que procesos como la migración y la pérdida de competitividad con EEUU y China, lo lleven a una crisis de identidad y a malograr sus políticas públicas con una retórica (de Theresa May) digna de los museos de los falsos paradigmas políticos del socialismo europeo. Leamos las sabias reflexiones de Ferguson:

Theresa May ha definido una nueva lucha de clases: los ciudadanos del mundo frente a los que se encierran en sus fronteras. La primera ministra pretende situar a los tories en el centro de la política británica desplazando a la ‘izquierda socialista’

 

 

Niall Ferguson, historiador británico, investigador titular en la Hoover Institution, Stanford
El País de España, 17 de octubre de 2016
Traducción de María Luisa Rodríguez Tapia

 

Quien cree ser un ciudadano del mundo no es ciudadano de ninguna parte. No entiende lo que significa la palabra ciudadanía”. Estas fueron las palabras fundamentales del discurso de Theresa May en la conferencia del Partido Conservador celebrada en Birmingham la semana pasada. Mi respuesta —como miembro de pleno derecho de la clase cosmopolita y desarraigada— fue: “¡Oh la la!”

Bienvenidos a la nueva guerra de clases. De un lado, los ciudadanos del mundo —los Weltbürger—, que somos ciudadanos sólo en el sentido en que lo era el Ciudadano Kane de Orson Welles. Tenemos como mínimo dos pasaportes. Hablamos como mínimo tres idiomas. Y tenemos como mínimo cuatro casas, ninguna de ellas en nuestra ciudad natal. Del otro lado, llenos de resentimiento contra nosotros, ustedes, los ciudadanos de la nación-Estado. Tienen un pasaporte, como mucho. Detestan las pocas palabras de francés que aprendieron en el colegio. Y viven a tiro de piedra de sus padres o sus hijos. Adivinen qué grupo es más numeroso. Por muchas donaciones que haga la élite globalizada, tanto filantrópicas como políticas, nunca podríamos compensar esa disparidad.

No nos ha ido nada mal. Casi 30 años de globalización, tecnología de la información y burbujas en los mercados entre 1979 y 2008. Y cuánto nos divertimos. El champán. El caviar beluga. La ostentación. Desde la crisis financiera, sin embargo, las cosas han cambiado, a pesar de creaciones tan inspiradas como el alivio cuantitativo (cuyos beneficios para nosotros son fáciles de cuantificar). Hagámonos a la idea: el año 2016 ha sido el annus horribilis de la élite mundial.

Cuando nos reunimos en Davos en enero, todavía podíamos reírnos de Donald Trump. Entonces obtuvo la nominación republicana. Cuando volvimos a vernos en Aspen, en primavera, todavía podíamos hacer bromas sobre Boris Johnson. Entonces llevó el Brexit hasta la victoria y se convirtió en ministro de Exteriores. Durante todo el verano nos aferramos a la esperanza de que las consecuencias económicas del Brexit fueran terribles y que los votantes se arrepintieran. Nos equivocamos.

El Brexit hará retroceder al Reino Unido al año en que entramos en la Comunidad Europea
Los cosmopolitas sin raíces nos hemos reunido en Washington para la asamblea anual de Fondo Monetario Internacional. Nuestra gloriosa líder, Christine Lagarde, hace la eterna advertencia contra el proteccionismo. Felicitamos a otro miembro de nuestro club, el ex primer ministro portugués António Guterres, por su designación como secretario general de Naciones Unidas. Pero, como dice el ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble: “Cada vez más, la gente no confía en sus clases dirigentes”. Y ahí entra Theresa May. Como señaló Paul Goodman, es imposible entender a la Madre Teresa sin saber algo de su infancia como hija de un clérigo anglo-católico de provincias. Ahora bien, las palabras que pronunció la semana pasada no eran una mera versión tradicional de la democracia cristiana. Y los que opinan que no es más que la Angela Merkel de la Asociación Conservadora de Oxford pasan por alto unas cuantas diferencias importantes.

En su discurso, May hizo tres cosas extraordinarias. En primer lugar, dejó claro que nos aguarda un “Brexit duro”. La primera ministra ha comprendido que, en junio, el país votó restringir la inmigración, y que el fin de la libre circulación de personas significa nuestra separación del mercado europeo. Así que ha decidido sacar todo el provecho posible. Su llamamiento a los votantes del UKIP — a quienes “se encuentran sin trabajo o con sueldos bajos por culpa de los inmigrantes no cualificados”— fue tan rotundo como su alusión al “contrato social que dice que hay que formar a los jóvenes locales antes de contratar mano de obra extranjera y barata”. ¡Oh la la!

En segundo lugar, fue un rechazo total del thatcherismo dirigido a los votantes desilusionados con el laborismo de Corbyn. Fragmentos enteros parecían sacados de discursos de líderes laboristas como Neil Kinnock y Ed Miliband: “Un plan que significa que el gobierno va a asumir sus responsabilidades. Corregir los fallos. Desafiar los intereses creados. Tomar decisiones importantes. Hacer lo que consideramos apropiado. Conseguir resultados. Porque ese es el bien que puede hacer el Gobierno”.

“El bien que puede hacer el Gobierno”. Usó esta expresión cinco veces. Prometió “poner el poder del Gobierno al servicio de la gente trabajadora”. Incluso afirmó que “el Estado existe para proporcionar lo que… los mercados no pueden”, y declaró estar dispuesta a “intervenir… cuando los mercados sean disfuncionales”. Lo más impresionante fue la promesa de “una nueva estrategia industrial… que identifique los sectores con valor estratégico para nuestra economía y los apoye y estimule con políticas comerciales, fiscales, infraestructuras, conocimientos, formación e I+D”. Cuando la señora May terminó de hablar, los atónitos conservadores habían aceptado la representación de los trabajadores en los consejos de administración y estaban aplaudiendo su nueva identidad, ser “el partido de los trabajadores, de los funcionarios, del servicio Nacional de Salud”. Cuando mencionó a Clement Attlee, no creo que yo fuera el único que esperaba ver aparecer a Gordon Brown en el escenario.

Es indiscutible la audacia de ese intento de definir a los conservadores como “el nuevo centro de la política británica”, en oposición a lo que llamó con desprecio “la izquierda socialista y la derecha libertaria”. Pero la parte más asombrosa fue su constante diatriba contra “los privilegiados… los ricos, los triunfadores y los poderosos… los poderosos y los privilegiados… los ricos y los poderosos”. Ningún líder tory hablaba así desde que Edward Heath llamó a Tiny Rowland “el rostro inaceptable del capitalismo” en 1973.

Eso es justo lo que me inquieta. Hace meses, advertí a mis lectores de que votar a favor del Brexit podía significar que este país retrocediera adonde estábamos hace 43 años, cuando entramos en la Comunidad Económica Europea. Eso es exactamente lo que pretende Theresa May.

Olviden el guiño a “la capital financiera del mundo”. Aparten la tibia referencia a la “Gran Bretaña global”. Cuando la libra cayó por el precipicio el jueves de la semana pasada, nos encontramos de nuevo en los años setenta: primero la estrategia industrial y luego la crisis de la moneda. Los japoneses tuvieron Abenomics. Nosotros tendremos que conformarnos con ABBAnomics, en honor del grupo favorito de May.

Mi grupo favorito de los setenta era The Faces, y todo esto me recuerda uno de sus mayores éxitos: “Pobre abuelo, / cómo me reía de sus palabras. / Pensaba que era un amargado, / cuando hablaba de los trucos femeninos. / ‘Te atraparán, te usarán, / antes de que te des cuenta, / porque el amor es ciego, y tú eres demasiado bueno. / No dejes nunca que se note’”.

Al estribillo: “Ojalá hubiera sabido lo que sé hoy, cuando era joven”.
¿Cómo se llama la canción? Oohh la la.

Lampadia