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La ‘balcanización’ del Estado

La ‘balcanización’ del Estado

Normalmente en una sociedad, la identificación de un problema o de una carencia conduce a la búsqueda de su solución. Bien se dice: ‘Necessity is the mother of invention’ (la necesidad es la madre de la invención). La humanidad tiene una larga historia de buscar-encontrar-instalar con la que hemos ido creando instituciones y organizando mejor la convivencia social.

Lamentablemente en el Perú, estamos cayendo en respuestas apuradas a los problemas delicados que aquejan a nuestras instituciones, precipitándonos en un pernicioso facilismo. Este es el caso del diseño de las instituciones vinculadas a la lucha contra la corrupción y la protección de los ciudadanos, en las que se estarían instalando una suerte de monarquías laterales al gobierno que podrían llegar a ejercer poderes  absolutos en determinados aspectos de nuestra vida social.

Estos son los casos del Contralor, del Procurador y del Defensor del Pueblo:

  • En el caso de Contralor hemos visto durante las últimas semanas cómo alguien nombrado apuradamente y sin el debido cuidado, pretende extender absurdamente su presencia en los quehaceres de Estado,  amenazando con paralizarlo y malograr la efectiva toma de decisiones de los funcionarios del Estado. Ver en Lampadia: El primer escándalo mediático del nuevo Contralor y Para un Estado efectivo y probo, requerimos otro Contralor.
  • Sobre la Procuraduría se vienen proponiendo nuevas normas que no se están analizando adecuadamente y que encierran importantes peligros para la libertad y protección constitucional de los ciudadanos. Se pretende darle autonomía funcional, técnica y administrativa. Pues en Lampadia hemos compartido una muy importante reflexión al respecto, que nos alerta de las posibles consecuencias que esto puede tener en términos de la libertad de los ciudadanos y el foco de corrupción que puede darse potencialmente alrededor de un poder omnímodo. Ver: Reformas que afectarían nuestras libertades.
  • El nuevo Defensor del Pueblo, ya elegido pero aún antes de juramentar el cargo, ya estaba explicando en RPP (cosa que confirmó días después en una entrevista en El Comercio) como planeaba sacarle la vuelta a la Constitución para adquirir poderes absolutos que no le corresponden, generándose la capacidad de emitir resoluciones vinculantes. Más detalle líneas abajo.

Este proceso nos puede llevar eventualmente a tener espacios de poder absoluto sobrepuestos a las funciones del gobierno, que de alguna manera ‘balcanizarían’ el Estado, al contar con nombramientos por períodos fijos sin capacidad de que los funcionarios puedan ser removidos, excepto por faltas muy graves y acusaciones constitucionales complejas;  ejerciendo capacidades discrecionales absolutas sobre sus fallos, sin segunda instancia; autonomía constitucional, financiera y jurisdiccional y protección constitucional por sus actos, eximiéndoles de responsabilidad por ellos.

Curiosamente, este es también el caso de los alcaldes, que tienen capacidad discrecional absoluta sin que sus decisiones estén sujetas a una segunda instancia. Los ciudadanos y empresas que sufren por sus actos, solo pueden contrastar sus fallos recurriendo al Poder Judicial, en procesos muy largos y de resultados ‘impredecibles’. No es pues de extrañar que la corrupción haya hecho sus guaridas en muchos gobiernos locales.

Sin embargo, en el Perú sí tenemos una institución muy seria que tiene esas capacidades en su ámbito de acción. Se trata del Banco Central de Reserva del Perú, pero sus funciones no recaen en un solo individuo, sino en un directorio, cuyo nombramiento es compartido por los poderes ejecutivo y legislativo.

Este no es, sin embargo, el caso de la Superintendencia de Banca, Seguros y AFP, que depende de un solo individuo (hoy día, casualmente, en excelentes manos). Alonso Polar Campos (QDDG), fundador de Macroconsult, opinaba que la SBS debía también tener un directorio, propuesta razonable que nunca se ha analizado.

El principio general de una buena gobernanza es la separación de poderes, de modo de no concentrar en una sola mano, o incluso en una sola institución el manejo de la cosa pública. Otras instituciones  esenciales de la buena gobernanza son la doble instancia, la transparencia, la rendición de cuentas y la responsabilidad…

Volviendo al caso de Defensor del Pueblo, nos llama la atención prácticamente todo lo que ha declarado desde su elección:

  • Dice que se debe a la ciudadanía. Error. La ‘ciudadanía’ es una entelequia, no existe. El Defensor se debe al ciudadano, al individuo que debe proteger, fundamentalmente del Gobierno.
  • El nuevo Defensor pretende sacarle la vuelta a la Constitución que establece que sus decisiones no son vinculantes. Este abogado, ex decano del Colegio de Abogados, considera que eso es un lástima y ha propuesto hacer la misma trampa que hicieron en México. “Se ha dicho que los informes de la defensoría no son vinculantes. Santisteban dijo que la defensoría tiene el magisterio de la persuasión; correcto, pero hay un nuevo contexto. Qué tenemos que hacer. Si las resoluciones de la defensoría no son vinculantes, tenemos que dar un paso más, como en México, donde tampoco son vinculantes pero un informe defensorial [sic] no es guardado por un funcionario en un cajón. Si no lo va a cumplir, tiene que hacer una expresión de causa de por qué. Se empoderan más las competencias y no son solo documentos” (El Comercio, 11 de setiembre). Esto es inaceptable y esperamos que el país se pare en seco para evitarlo.
  • Además, resulta que el Defensor se ha autonombrado como alguien que quiere regular al sector privado en la formación de precios, la competencia, la calidad de la educación privada, etc., etc. O sea, pretende trocar su función de defender al ciudadano del gobierno, por una estúpida defensa del gobierno, enfrentando lo privado con lo privado, ciudadanos versus empresas privadas, discriminando  entre los servicios del sector público y privado, bajo una aparente concepción ideológica.

Es el colmo que nos pasemos años sin poder nombrar un Defensor del Pueblo para terminar eligiendo a alguien evidentemente inadecuado. Siendo la corrupción uno de nuestros grandes flagelos del país, es el colmo que se haya nombrado apuradamente a un nuevo Contralor que ya mostro sus debilidades y que debieramos ver la manera de cesarlo. No sigamos cometiendo estos errores sobre-empoderando a nuevos funcionarios como el Procurador y otros.

Además de la corrupción, adolecemos de niveles de institucionalidad muy precarios. No es el momento para nombramientos apurados ni para dar espacio a funcionarios alocados que se proyecten como pequeños monarcas. Lampadia   




Índice mundial de donaciones 2015

Tiene la finalidad de exponer la diversidad cultural del mundo a la hora de donar. El Índice abarca información de 145 países durante el período de un año, lo que representa alrededor del 96% de la población mundial.. Se basó en tres características para evaluar el comportamiento de donaciones: ayuda financiera, ayuda a un extraño, y ayuda en forma de voluntariado. 
Este año hay signos alentadores de que, a pesar de la continua incertidumbre económica, la gente está más dispuesta a donar dinero. Los jóvenes especialmente están participando más en los tres tipos de donaciones que cualquier otro grupo de edad. 

Ver ranking: https://www.cafonline.org/docs/default-source/about-us-publications/1755e_cafworldgivingindex2015_infographic.pdf​

Ver link de origen: https://www.cafonline.org/about-us/publications/2015-publications/world-giving-index-2015

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Bienestar económico y tasa de suicidios

Bienestar económico y tasa de suicidios

Se dice comúnmente que “el dinero no compra la felicidad… ¡pero como ayuda!” Es cierto, en la medida que los problemas económicos (en especial los de subsistencia básica) estén solucionados, las personas pueden realizarse de mejor manera. Cuando las carencias son muy grandes la infelicidad puede ser mayor. El indicador que resaltamos en este informe tiene una alta significación estadística y merece unas reflexiones. 

Se ha escrito mucho sobre el bienestar económico y la propensión al suicidio. Aquí respasamos algunos algunos de estos argumentos.

Hace unos días, un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) instaba a los países a preocuparse más seriamente en la prevención de suicidios. De acuerdo a esta institución cada 40 segundos una persona se quita la vida. Las cifras de suicidios están en ascenso en el mundo. El 2012 superaron las 800 mil personas.

De acuerdo al recientemente fallecido premio nobel de economía, Gary Becker  “en términos técnicos, muy asociados a terminología financiera, el valor presente de la vida futura, si es negativo, puede hacer que una persona opte por suicidarse. En esto influye qué bienestar estime que hay en el futuro y cómo lo valore en la actualidad (aquí entra lo que llaman la tasa de descuento; si tiende a ser muy alta, la gente sólo valora lo inmediato y le cuesta postergar la felicidad). Yendo más allá, aunque el valor presente del futuro sea negativo, si hay un período futuro en que la felicidad es positiva, se postergará el suicidio. Siguiendo con terminología financiera, esto significa que hay una opción – un derecho a suicidarse el cual puede ejercerse o no – y el cual depende en su valoración en elementos como por ejemplo, la volatilidad respecto a la felicidad (en teoría de opciones esta sensibilidad de la opción a la volatilidad se llama vega). Mientras más fluctúe la felicidad a lo largo de la vida, la opción suicida puede tomar valor, estar, como dicen los financieros “in-the-money” y ejercerse”.

Esta lamentable decisión, es optada por gente que ve que no hay futuro. Algo que ocurría en el Perú de los 80, en los que no solo la gente se suicidaba más, sino que optaba por otras soluciones: migrar del país, por ejemplo. En esos tiempos el 87% de los jóvenes confesaba que deseaba irse del Perú. Y de hecho muchos se fueron.

Como señala Becker “a diferencia de la teoría económica convencional que considera la conducta orientada sólo hacia el futuro, el suicidio presenta una particularidad: también mira hacia el pasado. Cuando la gente tiene una caída en su nivel de vida inmediata o bien disminuye súbitamente su status social, considerará más la opción suicida. En mayor medida  cuando la sensación de pérdida es reciente. Una vez pasado un tiempo, la gente se acostumbra a su situación. Un caso límite son los presidiarios: el riesgo de suicidio es mayor en los 3 primeros meses de encarcelamiento -89% de los suicidios carcelarios ocurren en ese plazo-.”

Esta es la razón por la cual, apenas se desató la crisis financiera se dispararon los índices de suicidio en los países occidentales (Estados Unidos y Europa). Mucha gente perdió rápidamente su estatus económico y social. Paul Krugman daba cuenta de esta realidad en abril del 2012. “The New York Times informaba de un fenómeno que parece extenderse cada vez más en Europa: los suicidios ‘por la crisis económica’ de gente que se quita la vida desesperada por el desempleo y las quiebras de empresas (…) Piensen en la situación de España que actualmente es el epicentro de la crisis. Ya no se puede hablar de recesión; España se encuentra en una recesión en toda regla, con una tasa de desempleo total de 23,6%, comparable a la de EEUU en el peor momento de la Gran Depresión y con una tasa de paro juvenil mayor al 50%”.

De hecho los números de suicidios en España se incrementaron luego de la crisis (2008), pero el 2012, tal y como señalaba Becker, la tasa cayó en un 20.3%.

Lo que se puede ver en el Perú es que la tasa de suicidios ha ido disminuyendo del 2000 al 2012. En ese periodo la caída ha sido del orden 27.1%, asimismo en el 2012, como muestra el mapa de líneas arriba, el Perú es hoy día uno de los países con menor tasa de suicidios en el mundo, ambos datos según la OMS. Un resultado interesante que se produce justamente en el periodo en que el país ha reducido significativamente la pobreza (en más de 50%) gracias al crecimiento económico y al desarrollo integral y sostenible que ha tenido el país en este mismo periodo. Al mismo tiempo hemos experimentado el crecimiento de la clase media con lo cual un porcentaje importante de la población ha mejorado su estatus socio-económico.

A lo largo de ese período de incremento del bienestar y disminuyó la pobreza y la desigualdad en el Perú, no han faltado (en verdad han sobrado) políticos, analistas, académicos y líderes mediáticos que han persistido en negar nuestros avances y siguen insistiendo en combatir la inversión privada como si fuera el arma de una fuerza de ocupación extranjera.

En Lampadia hemos destacado todos los indicadores sociales y económicos habidos y por haber, para reflejar lo que han sido los resultados de una Constitución que permitió el regreso de la inversión privada al país. Esta vez se suma al sustento de nuestra realidad, un indicador poco usual, pero que muestra un impacto contundente de prosperidad. Lamentablemente, la falta de convicción del gobierno, en sus distintos estamentos, nos viene llevando de la mano a una parálisis económica que no debemos dejar que termine por desandar el buen camino. Lampadia