1

¿Qué obras hace bien el Estado peruano?

¿Qué obras hace bien el Estado peruano?

Fernando Cillóniz B.
CILLONIZ.PE
Lima, 26 de marzo de 2021
Para Lampadia

La noticia es positiva. Súper positiva. Después de una eternidad – por fin – tendremos una Carretera Central de cuatro vías, que nos permitirá viajar entre El Callao y La Oroya, en apenas hora y media. ¡Parece un sueño! Sin embargo, la noticia es un tanto curiosa: El gobierno francés – no el Estado peruano – construirá la carretera.

Entonces, la pregunta del millón es ¿qué hace el Estado peruano que tiene que recurrir a un gobierno extranjero para construir una carretera en nuestro país? ¿Qué hacen los organismos estatales creados ex profesamente para construir obras de infraestructura como la Carretera Central, pero que en más de 20 años no construyeron ni un mísero metro de dicha vía?

La inversión es lo de menos… S/. 11,571 millones. Tampoco importa que el Gobierno francés gane lo que tenga que ganar… aunque sea un montón de plata. ¿Cuánto nos ha costado no tener una buena Carretera Central? Estoy seguro que sólo en tiempo y accidentes hemos perdido más de cien veces esa cifra… sin contar las millonarias pérdidas de frutas y verduras de la Sierra y Selva Central, que se pudrieron en el camino en cada interrupción de la vía, las cuales – dicho sea de paso – ocurren a cada rato.

A lo que quiero llegar es que si estamos optando por gobiernos extranjeros para construir carreteras, hospitales, líneas de metro, recintos deportivos como los Juegos Panamericanos Lima 2019, y otros ¿qué sentido tiene mantener instituciones burocráticas estatales – encargadas de construir obras públicas – que además de inoperantes y corruptas, cuestan un ojo de la cara? ¡Para qué gastar pólvora en gallinazo!

Me refiero a PROINVERSION, al Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC) y sus derivadas… PROVIAS Nacional y PROVIAS Descentralizado. Entre paréntesis ¿alguien me podría explicar para qué tenemos dos estructuras burocráticas idénticas como PROVIAS Nacional y PROVIAS Descentralizado? ¿Acaso ambas no hacen lo mismo… carreteras? ¡Oh política estatista y populista, cuánto daño nos haces a los peruanos!

Si – por otro lado – estamos recurriendo a gobiernos extranjeros para terminar de construir hospitales como el Antonio Lorena del Cusco, hay que cerrar el PRONIS que supuestamente desarrolla el Programa Nacional de Inversiones en Salud. También habría que cerrar el PRONIED que se encarga – supuestamente – del Programa Nacional de Infraestructura Educativa. Incluso, habría que cerrar las Direcciones Regionales de Infraestructura de los Gobiernos Regionales y Municipales. ¿Para qué seguimos con la Corporación Peruana de Aeropuertos y Aviación Comercial (CORPAC) si hemos contratado al Gobierno de Corea para la construcción del aeropuerto de Chinchero en Cusco?

Seamos sinceros y prácticos. El Estado peruano no sirve para construir obras de infraestructura. No sirve para construir una buena Carretera Central. Tampoco sirve para construir hospitales, escuelas, líneas de metro, o aeropuertos. El Estado peruano no sirve para construir nada. El tiempo y la vida así lo han demostrado.

Efectivamente, los convenios de Gobierno a Gobierno constituyen un reconocimiento fáctico – del propio Gobierno – respecto de su propia inoperancia para la construcción de obras de infraestructura pública.

Entonces… a confesión de parte, relevo de prueba. Cerremos todos los organismos estatales que no hacen nada, más allá de las consabidas corruptelas y coimas de por medio. Destinemos ese dinero a mejorar las remuneraciones de los maestros, médicos y enfermeras, policías y militares, y jueces y fiscales.

Reitero – entonces – la pregunta del millón ¿qué obras hace bien el Estado peruano? Quedo a la espera de tu respuesta. Lampadia




¿Dónde estuvo el Estado la semana pasada?

¿Dónde estuvo el Estado la semana pasada?

Fernando Cillóniz B.
CILLONIZ.PE
Lima, 12 de marzo de 2021
Para Lampadia

El Estado se jactaba: estamos dialogando con los transportistas. Pero las carreteras estaban bloqueadas. Lima estaba bloqueada por el norte, centro y sur. O sea, era cuestión de pocos días para que la Capital quedara desabastecida. Y lo mismo pasaba en las principales ciudades del país. Así no actúan los transportistas civilizados; por más razones que tengan para protestar. Así actúan los vándalos. Dejar a Lima y demás ciudades desabastecidas de todo – alimentos, medicinas, oxígeno, combustibles, etc. – es un acto vandálico.

Sin embargo, los bloqueos de carreteras – y las agresiones que suelen acompañarlos – están tipificados como delitos en varios artículos del Código Penal Peruano. Un mamotreto jurídico que no sirve para nada… al menos para nuestros gobernantes de los últimos varios años. El hecho es que durante toda la semana pasada el Estado… dale que dale con que estamos dialogando con los transportistas, mientras las carreteras permanecían bloqueadas.

Con delincuentes no se dialoga… digo yo. Pero el Estado piensa diferente. ¿Para quién gobierna el Estado? Ciertamente, este Estado no gobierna para la ciudadanía. Los delincuentes que bloquean carreteras lo saben. Tiran piedras, revientan llantas, incendian vehículos, agreden a policías. Incluso, algunos cobran cupos para dejar pasar vehículos. Los delincuentes saben que nada les va a pasar. ¡Qué debilidad!

¡Claro que el Gobierno tiene dictar medidas en favor de la formalización del transporte! ¡Claro que hay que eliminar ese absurdo Impuesto Selectivo al Consumo (ISC) a los combustibles! Incluso, hay que bajar el Impuesto General a las Ventas (IGV). Ese 18% jamás va a formalizar a los informales. ¡Claro que hay que eliminar las mafias del Ministerio de Transportes y – sobre todo – de las Municipalidades y Gobiernos Regionales que chantajean descaradamente a los transportistas! En ese sentido hay que respaldar a los transportistas. Pero a los delincuentes, no. Las carreteras tienen que permanecer libres… llueva, truene o relampaguee.

La prensa – cierta prensa, casi toda la prensa – ya sabemos; esa prensa está del lado de los vándalos. En vez de desenmascarar a los delincuentes, y exigir la intervención forzosa e inmediata del Estado para reestablecer el libre tránsito, la prensa informa: no llega oxígeno a hospitales, suben precios de alimentos, suministro de Gas Natural y Gas Licuado de Petróleo (GLP) restringido, madre camina 4 horas con sus hijos para llegar a destino. ¡Patético!

Por ello me pregunto ¿a quién se le ocurrió eso de Gobierno de Transición y Emergencia? Nada que ver. Este Gobierno es de flotación e inoperancia. De flotación, porque flota sobre las corrientes de la delincuencia, la opinión de la prensa y la politiquería. Y de inoperancia, porque a la hora de la hora – cuando las papas queman – no hace nada, no opera: no compra vacunas ni deja que nadie compre, no produce oxígeno y pone mil trabas a quienes quieren donar oxígeno, no mantiene el orden público, no sanciona a los delincuentes, ni siquiera los denuncia… no hace nada, ni deja hacer.

¡Cuarentena radical en febrero! ¡Cuarentena radical en Semana Santa! Para eso sí son buenos. Cuarentena, cuarentena, cuarentena. ¿Responsabilidad ciudadana? ¡A quién se le ocurre semejante propuesta! Lo único que se les ocurre es: cuarentena aquí, cuarentena allá. Cuarentenas que no sirven para nada en materia sanitaria, excepto para empobrecer – aún más – a los peruanos. Además… el Estado, sólo el Estado, y nadie más que el Estado es capaz de controlar la pandemia. ¡Así piensan – y actúan – muchos de nuestros gobernantes estatistas que no saben dónde están parados, ni cómo llegaron a donde están!

El hecho es que para mala suerte de los peruanos que estamos vivos y conscientes en este 2021… es lo que hay. ¿Qué hacer al respecto? Pues hacer desde la ciudadanía lo que el Estado debiera hacer, y no hace. ¡Denunciar a los vándalos que bloquean carreteras! ¡Denunciar a los delincuentes que agreden a la policía! ¡Denunciar a los funcionarios corruptos… coimeros, chantajistas, abusivos, a los que no hacen nada!

Aprovechemos las ventajas de la tecnología. Grabemos, filmemos, acopiemos pruebas… sustentemos todas nuestras denuncias con videos, fotos, grabaciones y documentos que permitan formular denuncias irrefutables ante el Ministerio Público. El Gobierno no lo va a hacer. Peor aún, el Gobierno claramente ha renunciado al ejercicio del poder.

En esto de los bloqueos de carreteras, el Estado está en nada. Por ello, frente a los vándalos que bloquean carreteras, nosotros – la ciudadanía – nosotros mismos somos. Lampadia




Es un escándalo no tener vacunas

Es un escándalo no tener vacunas

La Cuadratura del Círculo es un espacio producido por Infraestructura Institucionalidad y Gestión – IIG, con la colaboración de Lampadia como media partner.

Presentamos el siguiente video sobre la vacuna candente.

Participan como invitados Antonio Pratto, miembro del Comando Vacuna, y Omar Neyra, doctor en salud pública, junto con Jaime de Althaus y Fernando Cillóniz, asociados de IIG

Omar Neyra

El sector privado está tramitando compras de vacunas. Conozco por lo menos tres grupos que están en proceso. Si no logramos inmunizar por lo menos al 60% de la población en los próximos tres meses, corremos el riesgo de enfrentar una tercera ola.

Antonio Pratto

Al 18 de febrero hay 13 billones de dosis comprometidas en el mundo. Ya se adelantaron los pagos por 8 billones de dosis.

El gran problema que tenemos es la oferta. Los rusos afirman que si se puede negociar con privados. El gobierno debería alentarlo, cosa que no afectaría en absoluto a los procesos que maneja el gobierno.

No perdemos nada si el sector privado empieza a negociar.

Fernando Cillóniz

Mi experiencia como gobernador de Ica me mostró que el Estado no funciona en el manejo de la salud. Es muy trabado, no detecta corrupción jamás. El problema no es presupuestal, es moral. No logro entender como el presidente, bien formado en las mejores universidades, ha dicho lo que dijo sobre la aplicación de las vacunas.

No entiendo que el presidente se oponga a la participación del sector privado. Es temerario. El futuro se oscurece con esta actitud.

Omar Neyra

Si entra otro operador al proceso, el tema sanitario avanzaría a mayor velocidad. No entiendo porque pusieron a la cancillería a negociar la compra de vacunas. El Minsa tampoco tiene experiencia en compra de medicamentos. Hay que poner a expertos a comprar.

Se debió poner a expertos del sector privado.

Antonio Pratto

Chile lo hizo bien desde el primer día. Con expertos del tema de medicamentos. Acá se puso burócratas sin experiencia. Por ejemplo se rechazó la oferta de Aztra Zeneca para marzo de este año.

Hace dos meses les dijimos firmen con Johnson & Johnson, hasta ahora siguen negociado. ¿Por que Colombia puede firmar contratos y el Perú no? ¿Los contratos para nosotros son diferentes, no lo creo?

Fernando Cillóniz

Yo viví al inicio de la pandemia las ofertas de las industrias de confecciones de Ica para hacer ropa especializada para el tema sanitario, mascarillas, etc., Nada, no se les permitió ayudar. Tampoco se dejó que Caritas apoyara en la distribución de alimentos, nada, no se permitió. Se ofreció apoyar con las pruebas moleculares, tampoco. Rechazaron ofertas de oxígeno.

Estamos hablando de una actitud. No depender para nada del sector privado. Hay una actitud, una ideología, que nos está llevando a la muerte.

Omar Neyra

No hay liderazgo en el tema de salud. Se contradicen entre las distintas partes. Hay que tener un liderazgo claro que permite implementar una buena estrategia sanitaria.

Hay que ir a los laboratorios a comprar lo que se pueda, un millón por aquí, otro por allá. Un grupo de expertos en salud tiene que ir a ver como compra vacunas pronto.

Antonio Pratto

Hay que firmar contratos. No hay otra cosa que hacer.

Lampadia




Híper burocracia estatal…

Híper burocracia estatal…

Fernando Cillóniz B.
CILLONIZ.PE
Lima, 12 de marzo de 2021
Para Lampadia

La burocracia estatal está atiborrada de “servidores públicos” indolentes, ineptos y corruptos. El entrecomillado es adrede porque muchos “servidores” no son – para nada – serviciales de cara a la ciudadanía. Ciertamente hay burócratas honestos y eficientes. Pero ellos no son el problema. El problema son los burócratas que todo lo traban. Aquellos que maltratan a la ciudadanía a más no poder. Aquellos que le brindan pleitesía al dios soborno. Aquellos que se sirven de la ciudadanía, en vez de servirla.

Por ellos – por los malos burócratas – los servicios públicos están como están. Me refiero a servicios que el Estado está obligado a brindarnos como salud, educación, seguridad ciudadana, justicia, etc. Por ellos, muchas inversiones públicas están paralizadas. Por ellos, las inversiones privadas avanzan a paso de tortuga. Y para colmo de males, por ese cardumen burocrático las cuentas fiscales están en déficit. Muchos peruanos no están conscientes de que gran parte del presupuesto público se destina al pago de remuneraciones de esa burocracia parasitaria, la cual crece día a día.

El problema se ha agravado por la proliferación de instituciones públicas. Básicamente Ministerios, Organismos Públicos Descentralizados (OPD´s), y Municipios Distritales. Tenemos 19 ministerios, alrededor de 70 OPD´s y 1,874 municipios distritales en el país. Pero eso no es todo. Hay en proceso de creación ¡120 nuevos distritos a nivel nacional!

En los últimos 20 años la burocracia estatal no esencial – es decir, excluyendo a médicos y enfermeras, maestros, policías y militares, y jueces y fiscales – ha crecido 10 veces (de S/. 3,500 millones en el 2000 a S/. 35,000 millones el año pasado). Mientras que la recaudación fiscal a cargo de la SUNAT aumentó 4 veces en dicho período (de S/. 25,000 millones en el 2000 a S/. 100,000 millones en el 2020). O sea, estamos aumentando desmedidamente la burocracia administrativa del Estado en desmedro de los servicios de salud, educación, seguridad y justicia. Y ni qué decir de las tan necesarias inversiones en infraestructura pública.

¿Qué sentido tiene que tengamos – por un lado – un Ministerio de la Producción, y – al mismo tiempo – un Ministerio de Energía y Minas, un Ministerio de Agricultura, ¿y un Ministerio de Comercio Exterior y Turismo? ¿Acaso no todo es “Producción”? En vez de cuatro, podríamos tener un solo ministerio que agrupe a todos.

¿Para qué tenemos Ministerio de la Mujer? ¿Y qué decir del Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social? Un solo ministerio debería cubrir – con mayor eficiencia – todos los programas sociales. La verdad que tenemos ministerios por demás. Y como se sabe, a más ministerios… más burocracia. Y a más burocracia… más corrupción.

Algo parecido pasa con los distritos. Colombia tiene 50 millones de habitantes y 1,000 distritos en todo el país. Nosotros somos 33 millones de peruanos, pero tenemos más distritos que Colombia. ¡Casi el doble!

Bogotá – y Lima – tienen alrededor de 10 millones de habitantes, cada una. Son ciudades enormes. Sin embargo, Bogotá tiene un Alcalde y un Consejo Municipal para todo el territorio metropolitano. Mientras que Lima cuenta con un Alcalde Metropolitano y su Consejo Municipal… más 43 Alcaldes Distritales con sus respectivos Concejos Distritales. ¡Y lo mismo se repite en TODAS las provincias del interior del país! O sea… burocracias por las puras.

¿Se imaginan cuánto dinero habría para pagar mejor a maestros, médicos, enfermeras, policías y jueces; y para invertir más en carreteras, escuelas y hospitales… si elimináramos toda esa burocracia?

¡Disolver! ¡Eliminar! ¡Reducir! ¡Desaparecer! ¡Fusionar! Llamémosle como queramos. Pero para salir del caos burocrático – y presupuestal – en el que nos encontramos, tenemos que fusionar ministerios y reducir drásticamente las burocracias estatales. ¡No a la proliferación de instituciones públicas – inoperantes y costosas – a lo largo y ancho del país!

¡Quién se atreve a tomar al toro por las astas… y reducir – drásticamente – el cardumen burocrático en el Estado! ¡Quién se atreve a gobernar para servir a la ciudadanía, en vez de servirse de ella! Lampadia




Fobia empresarial en el agro peruano

Fobia empresarial en el agro peruano

Fernando Cillóniz B.
CÍLLONIZ.PE
Ica, 5 de marzo de 2021
Para Lampadia

Según la Real Academia Española (RAE) “fobia” significa aversión o rechazo. “Fobia” también significa odio o antipatía por alguien o por algo. En el caso concreto del presente artículo, “fobia” significa odio y envidia por el éxito empresarial en el agro peruano.

Efectivamente, una vez más – como tantas veces en el pasado – la envidia y la mediocridad están al acecho de la agricultura empresarial en nuestro país. Una vez más – de manera perversa – el firmamento político muestra el alineamiento de los 4 astros premonitores del mal: la ignorancia, la envidia, el rencor, y el egoísmo. Una vez más, el populismo, la demagogia y la politiquería pretenden malograr la exitosísima historia de la agricultura peruana de los últimos 25 años.

Si de leyes se tratara… la Ley de Promoción Agraria – la recientemente derogada – y su complemento el Régimen Laboral Agrario, constituyeron dos de las normas que más bienestar social haya jamás propiciado la frondosa – y generalmente poco efectiva – legislación peruana. Los tan comentados y admirados “pleno empleo” y “progreso socioeconómico” de Ica y Chavimochic están sustentados – en gran medida – en el extraordinario desarrollo de nuestra agricultura. Precisamente, a partir de la aplicación de las dos leyes en cuestión.

La agricultura empresarial peruana es un éxito a nivel mundial. Excepto para ciertos políticos locales – incluidos algunos periodistas, académicos y dirigentes sociales – que jamás han visto lo que ha pasado en los estupendos huertos frutícolas y hortícolas de nuestra Costa.

La Hermandad del Agua entre Ica y Huancavelica, la Siembra y Cosecha de Agua, el riego tecnificado, la recarga de los acuíferos… hemos dado pasos gigantes respecto al desafío del agua. Y lo estamos logrando.

Las tierras de nuestros valles están siendo invadidas por las urbanizaciones. ¿Qué hemos hecho frente a ello? Conquistar el desierto… nada menos. Y cada vez más, estamos conquistando las laderas y faldas de los cerros. ¡Extraordinario!

En materia sanitaria, nadie nos gana en Control Integrado de Plagas. Además, gracias al SENASA hemos avanzado mucho en el control de la Mosca de la Fruta. A tal punto, que nuestras frutas frescas son aceptadas en – prácticamente – todos los mercados del mundo. La pequeña agricultura – incluso, la de la Sierra y la Selva – está cada vez más presente en las exportaciones de paltas, mangos, bananos, granadas, cítricos, espárragos, alcachofas, quinua…

La demanda de mano de obra es tal que las remuneraciones han aumentado – y siguen aumentando – sostenidamente. La formalidad laboral en el sector está más que sustentada en las estadísticas del Ministerio de Trabajo, EsSalud, SUNAT, ADUANAS, y del sistema financiero del país. Y la dignidad también. ¡Cuántas mentiras se han vertido en torno a las notables mejoras en las condiciones de trabajo en el campo, y en el trato a los trabajadores y sus familias!

Y ¡qué decir del boom inmobiliario y comercial en Ica y La Libertad! ¡Cómo que nuestra agricultura no genera progreso y bienestar social! A ese respecto, miente – o ignora – quien sostiene lo contrario.

El éxito que hemos logrado para vencer el desafío de los mercados es impresionante. Con decir que les vendemos paltas a los mexicanos y uvas de mesa a los californianos. Algo así como venderles hielo a los esquimales.

La agricultura empresarial de nuestro país – grande, mediana, y pequeña – constituye la máxima expresión de tecnología y modernidad. En automatización, digitalización, riego y fertilización tecnificada, genética de plantas y animales, manejo integrado de plagas, post cosecha… tenemos lo mejor de lo mejor. Y en materia de gestión empresarial… lo mismo. Nuestros costos suben – fundamentalmente, por el aumento de las remuneraciones de los trabajadores – pero también sube nuestra productividad. Competimos de igual a igual con las mejores agriculturas del mundo.

Nuestra infraestructura logística también ha avanzado muchísimo en estos últimos años. Nuestras plantas de empaque son de avanzada. Nuestros sistemas de almacenamiento y transporte refrigerado, igual. Incluso, tenemos empresas de metal – mecánica que exportan plantas de empaque a otros países del mundo. Y otras que fabrican y exportan cajas para embalajes de frutas, parihuelas, software de gestión agrícola… ¡cómo que la agricultura moderna no jala a otras industrias!

Pues bien. La fobia al éxito empresarial en el agro y el populismo político… eso que tanto analizamos y advertimos que podría echarlo todo a perder, ha reaparecido. ¿Tanta envidia sienten por el éxito de otros peruanos? ¿Tanto les cuesta – a esos negacionistas – aceptar el fracaso de la Reforma Agraria de los años 70? Pues parece que sí.

Muchos peruanos estamos indignados a este respecto. Y yo – como hombre de campo que he sido toda mi vida – más aún. Prometo hacer TODO lo que esté a mi alcance para defender – y respaldar – a quienes propiciaron tanto progreso, trabajo, y bienestar en nuestro país. Me refiero a empresarios, técnicos, científicos, docentes, trabajadores, funcionarios, proveedores, comerciantes, consumidores… a TODOS.

¡No al populismo político! ¡No a la fobia empresarial en el agro peruano! Lampadia




Reformar la salud con participación privada

La Cuadratura del Círculo es un espacio producido por Infraestructura Institucionalidad y Gestión – IIG, con la colaboración de Lampadia como media partner.

Presentamos nuestro video sobre reformar la salud con participación privada.

Participa como invitado Fernando Barrios, ex presidente de ESSALUD junto con Fernando Cillóniz, Gonzalo Prialé y Rodrigo Acha, asociados de IIG.

Las opiniones vertidas no necesariamente representan la opinión institucional de IIG sobre los temas tratados.




La vida… sigue igual

La vida… sigue igual

Fernando Cillóniz B.
CILLONIZ.PE
Ica, 26 de febrero de 2021
Para Lampadia

En el 2018, Lampadia publicó un artículo mío titulado “Ideas para acabar con el fracaso estrepitoso del Estado”. Lo repito… palabras más palabras menos.

Hablemos a calzón quitado. Los sistemas de abastecimiento de agua potable – en todo el país – son un fracaso estrepitoso. Lo mismo sucede con los sistemas de tratamiento de aguas servidas.

  • Los sistemas de limpieza pública – o recojo de basura – también son un desastre.
  • Los sistemas de tratamiento de residuos sólidos… peor. Por ello vivimos rodeados de moscas y ratas.
  • El tráfico vehicular es otro fracaso estrepitoso. Congestión vehicular, contaminación ambiental, ruidos molestos, inseguridad vial, rompe muelles por las puras, violación sistemática de las reglas de tránsito… no hay un solo indicador favorable a este respecto.
  • Y lo mismo se puede decir de los sistemas de planificación y desarrollo urbano. Invasiones de tierras promovidas por funcionarios corruptos. Autoconstrucción generalizada… sin ningún criterio urbanístico. Agua en cisternas. ¿Desagüe?… ¿qué es eso? Desorden total. El urbanismo en el Perú es otro fracaso estrepitoso.

Pero eso no es todo. La corrupción enquistada en casi todas las instituciones encargadas de emitir licencias o permisos se ha vuelto endémica. Me refiero a las licencias de construcción, licencias de funcionamiento, brevetes, licencias de circulación… y todas las demás. Gobiernos locales y regionales, y gobierno central… todos están metidos en la colada.

Los procesos de compras y contrataciones son más de lo mismo. Incluso las contrataciones de personal. Ese tango lo bailan empresarios y servidores privados, en pareja con funcionarios corruptos del Estado.

En materia laboral… aquel ominoso 70% – o más – de informalidad lo dice todo. Seamos sinceros. La Legislación Laboral peruana es otro fracaso estrepitoso. Y la lista continúa. La salud pública es un fracaso estrepitoso. El Congreso de la República… ¿qué quieren que les diga?

Por otro lado, el Sistema Nacional de Justicia ha quedado reducido a escombros. Sobre todo, después de los audios de la vergüenza de Los Cuellos Blancos. Y ¿las universidades bamba? Aquellas que – en vez de instituciones académicas – más parecen impresoras de títulos en serie. He ahí más fracasos estrepitosos.

Oh dios soborno… ¡cuántos fracasos estrepitosos nos has dejado! Has malogrado municipalidades y gobiernos regionales. Has manchado ministerios y universidades. Has quebrado empresas de agua potable. Has ensuciado nuestras ciudades y medio ambiente. Has destruido el Congreso y el Poder Judicial. ¡Hasta presidentes has embarrado! Oh dios soborno… ¡cuánto daño nos has hecho a los peruanos!

Simplificar y digitalizar – al máximo – todos los trámites y procesos de emisión de licencias. Depurar y racionalizar – al máximo – la maraña burocrática del Estado. Eliminar instituciones públicas que no sirven para nada… sobre todo ministerios y burocracias municipales distritales. La meritocracia debe primar en todos los procesos de contratación de funcionarios públicos.

Digitalizar todos los procesos de compras y contrataciones. Ninguna municipalidad, ningún gobierno regional, ninguna institución del Estado debe comprar ni contratar nada por sí sola. Una Red Interconectada de Compras y Contrataciones del Estado – 100% digital – se encargaría de ello. ¡Cero sobornos! ¡Cero discrecionalidad! ¡Transparencia total!

La legislación laboral debe ser flexible. Eso que parece ir en contra de los trabajadores, resulta que los favorece. El Ica hay pleno empleo, gracias a la flexibilidad laboral que establece la legislación agraria… la derogada y la actual. La flexibilidad laboral – además – formaliza y mejora las remuneraciones de los trabajadores. Repito. Los iqueños pueden dar fe de ello.

Hay que evaluar a los estudiantes graduados de todas las universidades del país. El que sabe… sabe. Así, la estafa de las universidades bamba quedaría desenmascarada en dicha evaluación.

Finalmente… la del estribo. Otra idea que no estaba en el artículo anterior. Que el Jurado Nacional de Elecciones (JNE) y los Jurados Electorales Especiales (JEE´s) dejen de actuar como esos Jueces de Mesa deportivos, que – triquiñuelas más, triquiñuelas menos – descalifican a jugadores y equipos, o convierten en triunfadores a equipos que perdieron en la cancha.

Palabras más palabras menos, eso es lo que escribí en el 2018. Entonces, reflexionemos. ¿Qué ha cambiado en el Estado en los últimos 3, 5, 10 años? Nada. La vida… sigue igual. Lampadia




¿Siguen creyendo que el Estado va a administrar bien las vacunas?

¿Siguen creyendo que el Estado va a administrar bien las vacunas?

Fernando Cillóniz B.
CILLONIZ.PE
Ica, 19 de febrero de 2021
Para Lampadia

Sinceramente, no entiendo por qué tanto asombro por el caso de la vacunación subrepticia del expresidente Vizcarra y sus amigos. ¿Acaso el tipo – aparte de corrupto y coimero – no era un mentiroso patológico… un mitómano? ¿Tan rápido se olvidaron de los contratos moqueguanos y de los favores pandilleros… con el inefable Richard Swing a la cabeza?

Por otro lado, yendo al grano de la salud pública en nuestro país ¿acaso en los hospitales del Estado no se esconden camas hospitalarias para luego venderlas – por lo bajo – al mejor postor? ¿Acaso no se compran – por millones – medicamentos vencidos, previas coimas millonarias de por medio?

Y ¿qué decir del robo sistemático de medicamentos de las farmacias de los hospitales públicos?

  • ¿De dónde – si no – se abastecen los miles de farmacias y boticas que se ubican frente a los hospitales del Estado?
  • ¿Acaso no hay médicos corruptos que abandonan los hospitales en horarios de trabajo, y cobran como si hubieran trabajado normalmente?
  • ¿Acaso no es así la situación en la Salud Pública de nuestro país?

Ojo. Por enésima vez debo aclarar que tenemos muy buenos médicos, enfermeras y servidores en la salud pública. Ciertamente no me estoy refiriendo a ellos cuando doy cuenta de la corrupción, indolencia y crueldad en el sector. Pero no seamos ingenuos. El sector de la Salud Pública está dominado por la corrupción. A esa corrupción me estoy refiriendo en el presente artículo. A la corrupción de las vacunas… por ejemplo.

En ese sentido se nota que no todos los peruanos conocen al monstruo por dentro. Bueno pues… yo sí lo conozco. Lo conocí cuando fui Gobernador Regional de Ica, allá por los años 2015 al 2018. Efectivamente, yo vi con mis propios ojos la corrupción, la crueldad y la indolencia del sistema que – dicho sea de paso – es igual en Lima, en Chiclayo, en Cusco, en Iquitos… en todo el país. Colas interminables – de amanecida – simplemente porque médicos indolentes abandonan los hospitales… ¡en horario de trabajo! Falta de medicamentos, falta de oxígeno, falta de instrumentos hospitalarios, equipos malogrados, pésima atención… muerte y desolación por todos lados.

Así las cosas ¿alguien – en su sano juicio – esperaba que el Estado iba a gestionar bien la lucha contra la pandemia… sobre todo la cuestión de las vacunas? ¡No pidamos peras al olmo! Aunque – valgan verdades – no solo autoridades políticas insisten en el monopolio estatal para el manejo de la pandemia. En fin… a los políticos y médicos corruptos – por obvias razones – les conviene el estatismo. Pero ¿por qué tantos periodistas, académicos, personas en general – y ciertamente, candidatos presidenciales y congresales – insisten en el tema?

He ahí la responsabilidad ciudadana a la cual me he referido en varios artículos anteriores, en Lampadia. Los ciudadanos debemos alzar la voz, y exigir nuestra participación – y la de muchas empresas e instituciones no gubernamentales – en la lucha contra la pandemia. Tal como lo están haciendo casi todos los países del mundo.

Debemos exigir la despolitización de la gestión de la salud pública… tal como hicimos en Ica durante el Gobierno Regional 2015 – 2018, con excelentes resultados. Es decir, encargar la gestión de los hospitales y centros de salud a gerentes públicos idóneos; muchos de los cuales provinieron de la Autoridad Nacional del Servicio Civil (SERVIR).

Lamentablemente, el actual Gobernador Regional ha deshecho todo lo avanzado y cambió a todo el equipo directivo de los hospitales de Ica. Efectivamente, por la política – mejor dicho, por el clientelismo político – volvieron las colas, los maltratos, la corrupción… y hasta el Dengue que estaba totalmente bajo control. Aparte – por supuesto – de la pandemia, que en Ica viene siendo de extrema gravedad.

CONCLUSIÓN: Despolitizar la salud pública en el país. La Salud Pública no debe estar en manos de los Gobiernos Regionales, ni del Ministerio de Salud. Una institución autónoma y apolítica – tipo Banco Central de Reserva (BCR) – altamente profesionalizada, meritocrática y respetuosa de la carrera pública… eso es lo que se necesita para el sector salud.

El Estado peruano es un pésimo proveedor de servicios especializados… salud, educación, agua y desagüe, limpieza pública, etc. Participación ciudadana activa y especializada – sobre todo empresarial e institucional – eso es lo que se necesita para acabar con este desmadre de las vacunas… y – en general – para acabar con la pésima gestión de la salud pública en nuestro país. Lampadia




“Protestas y autoridades” … entre comillas

“Protestas y autoridades” … entre comillas

Fernando Cillóniz B.
CILLONIZ.PE
Ica, 12 de febrero de 2021
Para Lampadia

Si un grupo de vándalos no hubiera bloqueado a la bruta la carretera Panamericana en Ica, las protestas de diciembre pasado hubieran pasado inadvertidas. Me refiero a las protestas contra las empresas agroexportadoras. En efecto, prácticamente todos los trabajadores hubieran asistido libre y voluntariamente a sus centros de trabajo. Y – por ende – todas las empresas hubieran trabajado con total normalidad, tal como lo están haciendo actualmente… y tal como lo venían haciendo hasta antes de los bloqueos.

Por eso hay que preguntarnos – objetivamente – si lo de Ica fue una genuina protesta laboral, o un acto vandálico promovido políticamente para simular una protesta laboral. Yo estoy seguro que lo de Ica fue esto último… un acto de sabotaje político en contra de las empresas agroexportadores. Y lo mismo diría de las protestas de Chao… en la pujante irrigación de CHAVIMOCHIC. Incluso, años atrás pasó algo parecido contra las empresas mineras. Recordemos las protestas contra Conga en Cajamarca, Tía María en Arequipa, y Las Bambas en Apurímac. En mi opinión, todas fueron “protestas” entre comillas. Es decir, actos de sabotaje político con fines anti empresariales.

El cinismo de los promotores fue tal, que siempre se ampararon en el derecho constitucional a la huelga, a la protesta, y a la sagrada libertad de expresión… con lo cual todos estamos de acuerdo. Sin embargo, el bloqueo de carreteras – y el vandalismo delincuencial – fue el común denominador en todos los casos en cuestión. ¡Pobre de aquellos que no se plieguen a la protesta! ¡Ay de aquellos que no apedreen a la Policía! Les cortaban el agua para sus parcelas, les quemaban sus casas, y hasta los agredían físicamente… la sanción era implacable y cruel. Y encima eran tildados de traidores, cobardes… y todo lo demás. ¡Quemen los vehículos que osen circular frente a los piquetes que bloquean las carreteras! Piedras, fuego, bombas Molotov… ¡todo valía! A eso le llamaban marchas pacíficas.

Bueno pues… así está la situación. No obstante, vandalismo y delincuencia hay en todo el mundo. Incluso en países desarrollados como Suiza, Estados Unidos, Japón… entre otros. La diferencia es que allá hay autoridad, mientras que acá… no. Nuestras autoridades son “autoridades” … entre comillas. ¡He ahí el problema!

  • Y no me refiero – solamente – al Presidente Sagasti, quien humilló y descabezó hace poco a la Policía Nacional del Perú (PNP), y se doblegó mansamente ante a los vándalos que exigían la derogatoria de la Ley de Promoción Agraria.
  • Me refiero también al ex Presidente Vizcarra. ¿Cómo olvidar su cobarde rendición ante el innombrable Gobernador de Arequipa, en el caso de Tía María? Y así por el estilo. El ex Presidente Humala… muy castrense él, pero hasta “cosito” lo llamaban. Y paro de contar.

Sin embargo, aparte de la pusilanimidad gubernamental frente a los bloqueos de carreteras y vandalismo delincuencial, hay un sesgo marcadamente anti empresarial en muchas autoridades políticas de nuestro país, secundadas – eso sí – por no pocos periodistas, académicos, dirigentes sociales, y ciudadanos en general. No podemos tapar el sol con un dedo.

Para esos propulsores del estatismo, las empresas privadas – todas las empresas – son abusivas, evasoras de impuestos, especuladoras, acaparadoras y mil etcéteras más. Las empresas – en esencia – son malas. Sólo el Estado – y nadie más que el Estado – puede velar por el bienestar y progreso de los trabajadores, los consumidores y la ciudadanía en general. Así se expresan muchos presidentes, ministros, congresistas, gobernadores regionales, alcaldes, etc. Y como acabo de mencionar, cuentan con mucho respaldo académico, periodístico y dirigencial… lamentablemente.

Pusilanimidad gubernamental y estatismo ideológico… eso es lo que tenemos. Conste que nadie – en su sano juicio – pide la vuelta del autoritarismo abusivo y arbitrario. Nada que ver. Lo que pedimos muchos peruanos – no todos… valgan verdades – es autoridad legítima. Un Estado firme, servicial y eficiente. Pero – repito – lamentablemente no lo tenemos.

¿Qué hacer entonces? Pues denunciar a los vándalos ante el Ministerio Públicos. Denunciar a los vándalos que bloquean carreteras y apedrean a vehículos particulares. Denunciar a los vándalos que masacran a policías desarmados. Y dado que el Gobierno no hace nada al respecto, hacerlo nosotros desde la ciudadanía. ¡Eso es lo que debemos hacer!

Se trata de exigir orden, estabilidad, seguridad, legalidad, predictibilidad, civismo. ¡Estamos en nuestro derecho! No queremos “protestas” entre comillas. Y menos… “autoridades” entre comillas. Lampadia




Responsabilidades ciudadanas

Responsabilidades ciudadanas

Fernando Cillóniz B.
CILLONIZ.PE
Ica, 5 de febrero de 2021
Para Lampadia

Mucho criticamos al Presidente de la República. En realidad, a todos los presidentes. Ninguno se salva. Sagasti, Merino, Vizcarra, PPK, Humala, García, Toledo, Fujimori… Y el Congreso, ni se diga. La verdad que tenemos cada congresista. Y qué decir de los Gobernadores Regionales y Alcaldes Provinciales y Distritales… cada cual más corrupto e inepto que el otro.

– ¿Qué pasa en el Perú que todos sus Presidentes terminan en la cárcel? – preguntó el Papa Francisco cuando visitó nuestro país, allá por enero del 2018. Ciertamente, le faltó preguntar por los Gobernadores Regionales y Alcaldes que también están presos o procesados por corrupción.

Sin embargo, antes de preguntar por nuestras autoridades políticas corruptas, habría que preguntarnos también ¿cómo así llegaron al poder? ¿Quiénes los eligieron? Y la respuesta pura y dura es que nosotros los elegimos. Efectivamente, nosotros – los ciudadanos – somos los directamente responsables de haber elegido a autoridades tan corruptas e ineptas como las que tenemos.

A lo que quiero llegar es que debemos elegir mejor a nuestras autoridades políticas. Se nos vienen las elecciones generales 2021, y – a continuación – las elecciones regionales y municipales 2022. O sea, dos elecciones políticas al hilo. Entonces, la primera responsabilidad ciudadana: elegir bien.

Segunda responsabilidad ciudadana: hacer valer nuestros derechos civiles. Me refiero a que debemos denunciar con firmeza – y en altavoz – los chantajes y / o maltratos que recibimos frecuentemente de parte de algunos malos funcionarios del Estado. Incluso, debemos ser más firmes en denunciar a aquellos delincuentes que atentan contra nuestros derechos ciudadanos. Ejemplo: los malos médicos que abandonan los hospitales públicos en horario de trabajo para atender en sus clínicas privadas. Los funcionarios municipales que chantajean a los microempresarios con todo tipo de reglamentos y permisos absurdos. Los vándalos que bloquean carreteras y apedrean a vehículos con niños que no tienen nada que ver en el asunto. Las mafias de los brevetes que pululan por todas las dependencias del Ministerio de Transportes y Comunicaciones y / o las Direcciones Regionales de dicho sector. Etc. etc. etc. A ese respecto, soy de la opinión de que estamos siendo muy permisivos y blandos… como ciudadanos.

Tercera responsabilidad ciudadana: evaluar y exigir buenos servicios públicos. Ejemplo: protestar por la falta de agua, limpieza pública, y seguridad ciudadana. Y viceversa; reconocer y destacar la labor de los buenos funcionarios públicos… que los hay, y en abundancia.

Sin embargo – a este respecto – no estamos haciendo ni lo uno ni lo otro. No protestamos por el clamoroso fracaso del Estado en cuanto a los servicios públicos que nos brinda tarde, mal y nunca. Y – lo que es peor – no estamos reconociendo y destacando la abnegada labor que nos brindan muchos excelentes funcionarios del Estado, quienes a pesar de sus precarias remuneraciones y pésimas condiciones de trabajo, hacen todo lo posible para atendernos con dignidad y eficiencia.

Recapitulemos… de atrás para adelante para cerrar con la clave para tener un mejor país y una mejor ciudadanía: (1) Evaluar y exigir buenos servicios públicos. (2) Hacer valer nuestros derechos civiles. Y (3) Elegir bien.

A ese respecto, el gran escritor y periodista británico George Orwell (1903 – 1950) dijo sabiamente – Un pueblo que elige corruptos, impostores, ladrones, y traidores, no es víctima… es cómplice –. Así que al que le caiga el guante, que se lo chante. Me refiero – por supuesto – a nosotros los peruanos… yo incluido. Lampadia




Cambiar la Constitución no resuelve nada

Cambiar la Constitución no resuelve nada

La Cuadratura del Círculo es un espacio producido por IIG – Infraestructura institucionalidad y Gestión, con la colaboración de Lampadia como media partner.

Presentamos el siguiente video sobre cambiar la Constitución no resuelve nada.

Participa como invitado Carlos Oliva, presidente del Consejo Fiscal, junto con Gonzalo Prialé, Fernando Cillóniz y Rodrigo Acha, asociados de IIG.

Reflexiones de Carlos Oliva

Las proyecciones del MEF delinean una senda de recuperación fiscal. Pero parecen ser más una aspiración que un pronóstico realista. Tiene dos grandes supuestos:

  • que vamos a crecer más del 4% a partir del año 2022, hasta el año 2030.
  • Que vamos a conseguir 0.7% de PBI en ingresos tributarios permanentes

Si se dan estos supuestos, podríamos llegar a un nivel de deuda de 36% de acá a 5, 6 años.

Pero estos supuestos son muy grandes.

En el tema tributario hay muchas cosas que se pueden hacer sin subir tasas. Quizás la única tasa que se puede subir es la del IGV. Un punto del IGV no causaría mucho daño.

En la lucha contra la evasión se puede tratar de regresar al nivel de evasión de 2014. Nos puede dar casi un punto de mayor recaudación. Bajar la tasa de evasión del IGV de 33% a 28%, y en el impuesto a la renta bajar 4 o 5 puntos.

Hay pues un camino trazado. La gran pregunta es si el próximo gobierno será capaz de materializar esto.

Sobre la Constitución, se puede decir que gran parte de las ganancias económicas y parcialmente sociales, se deben a lo establecido en la Constitución.

La autonomía del banco central es angular. La iniciativa de gasto en el Congreso es una medida indispensable en nuestro país, aunque recientemente vulnerada. La autonomía de la SBS. El rol subsidiario del Estado es clave.

Yo no veo la necesidad de hacer un cambio en ese capítulo (el económico). Quizás otros temas sí, como establecer dos cámaras en el Congreso.

En el ámbito económico no veo la necesidad de hacer ningún cambio. ¿Por qué?. Porque los resultados están a la vista.

  • Se ha aumentado el PBI
  • La tasa de crecimiento de los últimos 20 años ha sido en promedio casi 5%
  • El PBI percápita en dólares, se ha triplicado
  • La pobreza ha disminuído
  • La desigualdad también ha disminuído en 3 o 4 puntos.

Por otro lado la Constitución establece donde sí debe estar el Estado. Promoción del empleo, educación, salud, seguridad ciudadana, servicios públicos, etc. Y justamente en esto es que hemos avanzado menos.

Claramente, el tema es mejorar la eficiencia del Estado. No es darle más responsabilidades. Ni siquiera con lo que está en la Constitución puede, entonces como le quieres dar una mayor preponderancia en el capítulo económico.

  • Promoción del empleo: informalidad 70%
  • Educación: últimos en la prueba Pisa
  • Salud: anemia 42%
  • Seguridad ciudadana: tasa de victimización 60%
  • Servicios básicos: gente sin agua potable

Donde miremos, lo que es responsabilidad del Estado, no lo estamos cumpliendo.

Por lo tanto, el análisis para mejorar tendría que ser al revés. Pásale a otros lo que no puedes hacer.




Palabras demonizadas por la retórica estatista

Palabras demonizadas por la retórica estatista

Fernando Cillóniz B.
CILLONIZ.PE
Ica, 29 de enero de 2021
Para Lampadia

El estatismo está rondando nuevamente por el ambiente. La retórica de los estatistas es inconfundible. La demonización – o satanización – de ciertas palabras los delata. Esa es su función… de eso viven. Lo hacen en las escuelas y universidades. La prensa y las redes sociales – salvo escasas excepciones – son sus medios de difusión favoritos. Se expresan también a través del cine, el teatro, y la literatura. Algunos confunden el estatismo con el socialismo, o la izquierda política. Pero no… todos tenemos algo de izquierda o de socialismo.

El estatismo – en cambio – es dogmático, intolerante, cínico, indolente, abusivo, ineficiente, híper burocrático, y… 100% corrupto. No hay estatismo que no termine en tiranía elitista, empobrecimiento generalizado, y violencia. ¿Acaso no fue eso lo que vivimos en los años 70´s y 80´s en nuestro país? Por ello muchos peruanos tenemos razones – más que suficientes – para detestar el estatismo. Sobre todo, los mayores.

La principal función del Estado debe ser administrar justicia y mantener el orden público. A ese respecto, el Estado es fundamental para garantizar el acceso a la salud y educación de todos los peruanos. Sobre todo, de los más pobres. Eso es justicia. En ese sentido – que quede claro – el Estado es indispensable para la vida civilizada de todo país. El tema es su rol… y su tamaño.

El problema de los estatistas es que quieren un Estado que todo lo haga y que todo lo dirija. Para muestra un botón… el pésimo manejo de la pandemia – y la economía – de parte de nuestro Estado que se cree todopoderoso.

Los no-estatistas queremos un Estado que se limite a sus funciones básicas: justicia, seguridad, salud, educación, infraestructura… y paremos de contar. Y que sea eficiente y liberador del talento y la energía de la ciudadanía, en ambiente de libertad.

Bueno pues, volviendo al tema de la demonización – o satanización – de ciertas palabras por parte de los estatistas, aquí va una lista parcial de ellas. “Empresa” por ejemplo. “Empresa Privada” para ser preciso. Los estatistas se erizan con la palabra “Empresa Privada”. Para ellos, las empresas privadas son sólo los empresarios… y punto. Y olvidan que las empresas son también los trabajadores… y sus clientes… y sus proveedores… y los trabajadores de sus proveedores… y los tributos… y sus entornos sociales.

Los estatistas aborrecen también las palabras como “Intermediarios” y “Services”. – Hay que eliminar los intermediarios y los services – predican por todos lados los estatistas, cuando no se dan cuenta que sin ellos el mercado se tornaría inviable. Es decir, los infinitos bienes y servicios que proveen las empresas jamás llegarían a los consumidores, sin la intervención de los intermediarios y los services.

Por otro lado… ¡ni mencionar la palabra “Libre Mercado” o – peor aún – “Iniciativa Privada”! Se desquician. Los estatistas quieren que el Estado produzca todos los bienes y servicios que requiere la ciudadanía, y que todo lo dirija. Incluso, que fije los “precios justos” … ¡como si eso fuera posible!

Las palabras “Meritocracia” y “Flexibilidad Laboral” les produce sarpullido. Para los estatistas, los conceptos de productividad y eficiencia no cuentan para nada. Su slogan favorito es – a igual función, igual remuneración –. Incluso, han llegado al extremo de inventar el “Trabajo Hereditario”. Es decir, si el padre – o la madre – se jubila, enferma, o muere… el puesto lo hereda el hijo. Pues bien, esto – que parece una locura – ocurre en SEDAPAL… una empresa estatal. (Me salió un verso sin esfuerzo).

Y así por el estilo. Los estatistas han demonizado muchas palabras que no tienen – en sí mismas – nada de malo. Incluso, han llegado al extremo de demonizar actividades como la minería, la agroexportación, las AFP´s, y hasta las farmacias y clínicas privadas.

CONSEJO FINAL. ¡Tengamos mucho cuidado con los estatistas! Nos pueden llevar nuevamente a la ruina… como en los 70´s y 80´s. Entonces para detectar un estatista – que no es lo mismo que un estadista – basta ver su reacción al mencionar las palabras mencionadas anteriormente. Si se erizan, se desquician, o les sale sarpullido cuando se les mencionan las palabras en cuestión – incuestionablemente… valga la redundancia – son estatistas. Y con los estatistas… ¡a la distancia! Lampadia