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Perú le da la bienvenida al Mundo

Perú le da la bienvenida al Mundo

Luego de 48 años, la Reunión Anual de la Junta de Gobernadores del Grupo del Banco Mundial (BM) y del FMI se realizará en Latinoamérica, esta vez en Lima (la última reunión en la región fue en Brasil en 1967).

Durante la semana del 5 de octubre, el Perú acogerá a las autoridades monetarias y fiscales de 188 países, a los líderes de todos los organismos multilaterales y a connotadas figuras de las finanzas y economía global. Entre las eminencias que nos visitan tenemos a Janet Yellen (FED), Larry Summers (Ex Secretario del Tesoro de EEUU) y Martin Wolf (del Financial Times), el principal comentarista económico del mundo. 

Entre los temas más importantes a tratarse están: el crecimiento de la economía global, los precios de las materias primas, la desigualdad, las reformas pendientes y el cambio climático.

Hace 48 años nuestro país estaba ad-potas de iniciar una aventura anti natura de nuestro desarrollo con la dictadura militar que nos alejó del mundo de las políticas públicas racionales para sumirnos en una profunda crisis de empobrecimiento y de lejanía del resto del mundo que se fue agravando hasta 1990. En ese lapso, el Perú proscribió la inversión privada en el campo, la minería, la energía, los bosques, la pesca y hasta en el turismo.

El resultado de esa debacle lo conocimos con la miseria y la sangre de muchos peruanos. Dios mediante, nuestro país supo recuperarse de la implosión productiva, el desempleo, la hiperinflación, el terrorismo, la pobreza y la desigualdad; gracias a la gran reforma de los años 90, coronada con la Constitución del 93 que trajo de regreso a la inversión privada, la racionalidad de la cosa pública y que desató las magníficas capacidades dormidas de nuestra gente para crear riqueza y prosperidad.

Es de caballeros reconocer que ambas instituciones, el BM y el FMI, fueron determinantes en la recuperación y reinserción del Perú en la senda de la prosperidad. Ver en Lampadia: Crónica de una reinserción

 

Ver en Lampadia: Quieren bajarle la llanta a la prosperidad

Nuestra recuperación arrancó en 1993 con 7.5% de crecimiento anual hasta 1998 en que cortamos la cadena de pagos (ver en Lampadia: ¡Qué “calato”… ni que ocho cuartos! ). Luego de superar ese bache, volvimos a crecer desde el 2003 hasta el 2013 a tasas muy superiores a las del resto del mundo y muy por encima de la performance regional.

Como acaba de comentar Alberto Rodríguez, Director del BM para Bolivia, Chile, Ecuador, Venezuela y Perú: “El crecimiento económico del Perú de los últimos años fue inclusivo, porque a la par de incrementar sus ganancias, se preocupó por ser inclusivo y reducir los niveles de inequidad. (…) No solo se rebajó los niveles de pobreza, sino que además disminuyó la inequidad, pues el cociente GINI pasó de 0.49 a 0.44 puntos”. (Correo, 4 de octubre).

Por su lado, Alejandro Santos, representante del FMI en Lima, dejó atónito a Raúl Vargas el sábado 3 de octubre, cuando éste le pidió una nota para el desempeño del Perú: “Le pondría 9.9 sobre 10 por el manejo económico realizado en los últimos 25 años. Los logros no solo están en el área económica sino también en la social”. (Expreso, 4 de octubre).

Santos agregó: “Es algo de lo que la gente no se da cuenta, siento que cuando hablo con la gente hay una ola de pesimismo. En todos lados de repente se pasa de la euforia a la depresión, pero el Perú es el mismo del año pasado y será el mismo del próximo año”.

Ana Corbacho, economista del FMI nos dice: “El Perú enfrenta una situación de coyuntura económica de crecimiento bajo, pero desde una posición de fortaleza”. (Perú21, 4 de octubre).

Christine Lagarde, Directora General del FMI afirma: “El Perú es un país dinámico con un rico acervo cultural. A lo largo de la última década ha dado pasos extraordinarios para elevar los niveles de vida de sus habitantes y para convertir su economía en una de las más dinámicas entre los países emergentes”. (El Comercio, Portafolio, 4 de octubre).

Nada de esto significa que el Perú sea un país desarrollado. Aun somos ‘un país en construcción’. Como agrega Lagarde, todavía tenemos que emprender reformas de gran alcance, cerrar la brecha de infraestructuras y mejorar el capital humano. En esta línea de pensamiento, en Lampadia hemos venido insistiendo en: la necesidad de lograr una buena Gobernanza, tener un Estado Meritocrático, hacer una verdadera revolución educativa, mejorar sustancialmente en salud, bajar la barrera de la formalidad infraestructuras, aumentar el desarrollo tecnológico, facilitar los procesos de inversión y generar un clima de negocios sano. Este esfuerzo no ha sido sistemático, por eso, desde hoy estamos creando un ‘Repositorium’ sobre el Estado del Siglo XXI, donde acumularemos los elementos relevantes de esta importante y urgente tarea.

Durante esta semana, los peruanos tenemos que ser esponjas para absorber información sobre las mejores prácticas económicas y sociales del mundo y conocer un poco más de la realidad global, tan ajena a nuestro interés cotidiano. Además, debemos tener una semana de paz y armonía interna, brindando a nuestros visitantes nuestro calor humano, la gratificación de nuestra gastronomía y un mayor conocimiento de nuestra realidad de país con gentes maravillosas y lleno de oportunidades de inversión y crecimiento.

Lamentablemente la prensa peruana está en otra… La mayoría de los diarios que se exhiben en los kioscos, no informan a los ciudadanos de esta importante reunión para el Perú. (Ver ilustración). Lampadia

 




Mahbubani: “No nos equivoquemos con China”

Datos demasiado grandes para el formato del archivo




La FED estaría a punto de cometer un gran error

La FED estaría a punto de cometer un gran error

Comentario de Lampadia:

El ajuste de las tasas de interés por parte de la FED está en el tablero desde hace más de un año y, en buena medida, los mercados vienen incorporando esta posibilidad. Sin embargo, dados los demás acontecimientos de la economía global, especialmente el reciente ajuste de la economía China, que está causando reacciones muy importantes en todos los mercados, ricos y emergentes, la reducción de los tipos de interés de la reserva estadounidense, podría terminar siendo gasolina en la hoguera.

El siguiente artículo de ayer de Larry Summers, uno de los economistas más informados de EEUU, pone el tema en perspectiva y alerta sobre los efectos negativos de seguir adelante con esta medida.

Por Lawrence Summers (profesor de la Universidad de Harvard y ex secretario del Tesoro de EEUU) 

Publicado en el Financial Times el 23 de agosto de 2015

Traducido por Lampadia

El aumento de las tasas de este año es una amenaza para todos los principales objetivos del banco central estadounidense.

En la reunión de la Reserva Federal (FED – Banco de Reserva de EEUU) de setiembre, ¿subirán por primera vez las tasas de interés desde 2006? Las autoridades han mantenido la posibilidad que si podría suceder y han sugerido que (salvo por algún acontecimiento imprevisto) probablemente se incrementen las tasas al final del año. Las condiciones podrían cambiar, por lo que la Fed ha tenido mucho cuidado de evitar compromisos firmes. Pero una evaluación razonable de las condiciones actuales sugiere que el aumento de las tasas en el futuro cercano sería un grave error que amenazaría los tres principales objetivos de la FED: la estabilidad de los precios, el pleno empleo y la estabilidad financiera.

Al igual que la mayoría de los grandes bancos centrales, la FED ha puesto su objetivo de estabilidad de precios a la práctica mediante la adopción de un objetivo de inflación del 2 por ciento. El mayor riesgo es que la inflación será menor que este, un riesgo que se vería agravado por el endurecimiento de la política. Más de la mitad de los componentes del índice de precios al consumo han disminuido en los últimos seis meses, la primera vez en más de una década. La inflación del IPC, que excluye los precios de energía y alimentos volátiles y vivienda que son difíciles de medir, es inferior al 1 por ciento. Las medidas basadas en el mercado de las expectativas sugieren que, en los próximos 10 años, la inflación estará muy por debajo del 2 por ciento. Si la moneda China y otros mercados emergentes se deprecian más, la inflación de Estados Unidos será aún más tenue.

La política de ajuste afectará negativamente los niveles de empleo, porque las tasas de interés más altas volverán más atractivo el aferrarse al dinero que invertirlo. Las mayores tasas de interés también aumentarán el valor del dólar, por lo que los productores estadounidenses serán menos competitivos y presionarán a las economías de nuestros socios comerciales.

Esto es especialmente preocupante en un momento de aumento de la desigualdad. Los estudios de los períodos de los mercados de trabajo difíciles, como a finales de los años 1990 y 1960, dejan claro que el mejor programa social para los trabajadores desfavorecidos es una economía donde los empleadores están luchando por llenar las vacantes.

Puede que haya habido un caso de estabilidad financiera para elevar las tasas hace seis o nueve meses, ya que las bajas tasas de interés alentaron a los inversores a tomar más riesgos y las empresas a pedir dinero prestado y participar en la ingeniería financiera. En ese momento, yo creía que los costos económicos de un aumento de tarifas superaban los beneficios de estabilidad financiera, pero había motivos de preocupación. Ese debate es ahora discutible. Con el crédito cada vez más caro, las perspectivas de la economía china nubladas en el mejor de los casos, los mercados emergentes en proceso de sumergirse, el mercado de valores de Estados Unidos en una corrección, una preocupación generalizada por la liquidez y una volatilidad aumentando a un ritmo casi récord, los mercados solos están apaciguando cualquier euforia o exceso de confianza. La FED no tiene que hacer el trabajo. En este momento de fragilidad, elevar las tasas arriesga el balance del sistema financiero en dirección hacia una crisis, con resultados impredecibles y peligrosos.

¿Por qué, entonces, tantos creen que es necesario un aumento de las tasas? Dudo de que si las tasas estuviesen ahora en 4 por ciento, no habría tanta presión para criarlos. Esa presión proviene de la sensación de que la economía se ha normalizado sustancialmente durante los seis años de recuperación, por lo que el extraordinario estímulo de tasas de interés cero debe ser retirado. Se ha hablado mucho de los “vientos en contra” que requieren bajas tasas de interés ahora, pero esto se va a abatir en poco tiempo, lo que permitirá un crecimiento normal y tasas de interés normales.

Cualquiera que sea el mérito de este punto de vista hace unos años, es mucho menos plausible ahora que nos acercamos al séptimo aniversario de la quiebra de Lehman Brothers. Ya no es fácil pensar en condiciones económicas que puedan ser vistas como vientos en contra temporales. El arrastre fiscal ha terminado. Los bancos están bien capitalizados. Las corporaciones tienen mucha liquidez. Los balances de los hogares se están reparando sustancialmente.

Mucho más plausible es la opinión de que, por razones arraigadas en el cambio tecnológico y demográfico (y reforzado por una mayor regulación del sector financiero), la economía mundial tiene dificultades para generar demanda de todo lo que se puede producir. Este es el diagnóstico de “estancamiento secular”, o la idea muy similar que Ben Bernanke, el ex presidente de la Fed, ha instado de un “exceso de ahorro”. Si es que se puede lograr un crecimiento satisfactorio, requeriría tasas de interés muy bajas, las cuales históricamente sólo hemos visto durante las crisis económicas. Es por esto que los mercados de bonos de largo plazo nos están diciendo que se espera que las tasas de interés reales estén cerca de cero en los países industrializados durante la próxima década.

Las nuevas condiciones requerirán nuevas políticas. Es mucho lo que se debe hacer, como medidas para promover la inversión pública y privada con el fin de elevar el nivel de las tasas de interés reales en consonancia con el pleno empleo. A menos que se implementen estas nuevas políticas, la inflación se acelere bruscamente o estalle la euforia en los mercados, no hay ningún motivo para que la Fed ajuste las tasas de interés.

 

 

 




¡El oro sí se come!

¡El oro sí se come!

El oro es una de las mayores exportaciones del Perú y, por lo tanto, hacer un seguimiento cercano de nuestra producción y su cotización internacional es muy importante para entender la economía del país. En los últimos años hemos ido disminuyendo la producción al mismo tiempo que se redujo su precio.

El 2014 la producción del Perú  fue de 141 TM de oro,menor en 6.7% con respecto a la del 2013. Hemos pasado de ser el quinto productor global hasta el 2013 al sétimo el año pasado. La caída de la producción se debe en buena medida a los problemas político-sociales anti-mineros. Por ejemplo, la paralización de la explotación del Cerro Quilish en Cajamarca por parte de Yanacocha.

No nos olvidemos que el oro sí se come: con los ingresos de la producción de oro, el Estado puede financiar no solo los programas sociales alimentarios, sino también educación, salud, etc. Del mismo modo sucede con sus trabajadores directos e indirectos y buena parte del resto de la economía, a través de múltiples encadenamientos.

La cotización del oro havenido cayendo desde que alcanzó su pico en 2011.Registró su mínimo de cinco años y medio el pasado 24 de julio, situándose en US$ 1,072 dólares la onza, en alguna medida por la especulación en torno a la posibilidad del aumento de las tasas de interés por parte de la FED (el banco central de EEUU), que subiría en septiembre próximo por primera vez desde 2006 y después de que el banco central de China revelara reservas de oro menores a las esperadas. 

Entre las principales razones para la caída del precio del oro este año, está el fortalecimiento del dólar y el debilitamiento del euro. El valor del dólar sigue típicamente una relación inversa con los commodities. Cuando el dólar se aprecia frente a otras monedas importantes, los precios de los commodities (como el oro) tienden a caer. Cuando el dólar se debilita, los commodities generalmente suben. La razón principal de esto es que la mayoría de commodities se negocian libremente en los mercados internacionales y los precios están expresados en dólares estadounidenses. Los compradores extranjeros comprarán productos con dólares, por lo que, cuando el valor del dólar cae, tendrán más poder adquisitivo y la demanda aumenta. Del mismo modo, cuando el valor del dólar sube, tienen menos poder de compra y los productos se vuelven más caros, disminuyendo la demanda y bajando los precios de los commodities.

Además, Janet Yellen, líder de la FED, confirmó en la última reunión que las tasas subirán este año y dijo que esperar demasiado tiempo significaría que las tasas aumentarían a un ritmo más rápido después. Ella prefiere comenzar antes, para permitir un camino más gradual. Como resultado, en cada reunión del FOMC (Federal Open Market Committee)se especula que se podrían elevar las tasas.

Otra razón de la caída del precio es que la necesidad de China por oro está bajando. El Banco Popular Chino (BPC) anunció la semana pasada que las tenencias de lingotes se elevaron a 1,658 toneladas a partir de finales de junio, de 1,054 toneladas en abril de 2009. A pesar del aumento en el tonelaje, el oro representa ahora 1.65% del total de las reservas de divisas de China, comparado con el 1.8% en junio de 2009. Este número resultó ser mucho menor del esperado, que era más de 3,000 toneladas.

Esta semana, no obstante, el oro tubo una ligera recuperación después de que China anunciara que había devaluado su moneda, ayudando al metal a alcanzar su máximo en tres semanas.Esta “devaluación excepcional” devaluó ligeramente su moneda frente al dólar estadounidense yha llevado a la divisa hasta mínimos de 2012 en un intento de hacer más competitivas las exportaciones de la nación e impulsar la economía.

Fuente: Financial Times

Sin embargo, la demanda global de oro ha caído 12 % a un volumen mínimo en seis años: 915 toneladas. Esto sucedió durante un retador segundo trimestre, en el que el consumo en India y China disminuyeron (en conjunto representan más del 50% del mercado del oro) y Europa temía la crisis griega.

India y China (50% del mercado), donde este se utiliza principalmente para la joyería, sector que ha caído considerablemente. La demanda de joyería cayó 25 % en la India y el 5 % en China.

Por otro lado, la oferta de oro también se ve afectada por el suministro de las empresas mineras y los propietarios de stocks de oro. Cuando el precio cae por debajo del costo de producción, las minas se ven forzadas a dejar de producirlo.

Con precios tan bajos, alrededor del 10 % de la producción mundial no es rentable, afirma FocusMetals, consultores de la industria con sede en Londres. La estimación incluye los gastos de extracción y sustitución de las reservas a través de la exploración, así como otros costos. Esta consultora, junto con Morgan Stanley y Natixis SA, predice que la producción mundial de oro se reducirá en el mediano plazo.

“La gran pregunta es cuán rápido comenzará a caer el suministro”, dijo Nic Brown, analista de FocusMetals. “No creemos que veamosfuertes caídas por lo menos hasta el 2017”.

Barrick Gold Corp., el mayor productor, tuvo una pérdida neta de US$2,900 millones el año pasado, la mayor desde 2009, por los bajos precios y las amortizaciones de minas en Chile y Zambia.

A pesar de todo esto, no se puede predecir el futuro del precio del oro. Los tres pilares dela demanda de oro son: su valor como moneda, como commoditie y como activo de “refugio” en tiempos de incertidumbre; esto significa que eventos externos a la industria influyen regularmente en su precio. Lampadia




Debilidades para enfrentar otra crisis

Debilidades para enfrentar otra crisis

Un reciente artículo de The Economist titulado “Cuidado – La Economía Mundial” trae a la luz una evaluación de riesgos muy realista, enfocándose en la lenta velocidad de recuperación de la economía mundial  en comparación con la capacidad suficiente para soportar una próxima crisis. Afirma que la deuda griega parece ser un rezago de la crisis financiera del 2008. 

A pesar de la gran recuperación de la economía desde la crisis, todavía permanecen muchas fragilidades. Europa está lleno de deudas (más aún con la grave situación de Grecia y la zona euro), Japón no puede permitir que siga aumentando el problema de la inflación y las perspectivas para los países de América Latina no son optimistas. Según el FMI, el PBI de la región aumentó sólo 1.3 % en 2014, muy por debajo del promedio de 4.2% que experimentó entre 2004 y 2013. Este año, los analistas esperan que el crecimiento sea de tan sólo 0.9 %.

Dada la débil situación en la que se encuentran tantas grandes economías (La relación promedio entre deuda y PBI de los países ricos ha aumentado en 50% desde 2007), The Economist afirma que están mal preparadas para manejar una recesión.

Para entender la precaria situación de estos países, más abajo compartimos otro artículo de The Economist que muestra una herramienta sencilla y práctica (creada por ellos) para estimar el espacio fiscal para varios países desarrollados.

Se asigna una nota para cada componente de las herramientas macro: Cada nota tiene un máximo de 100. 100 significa espacio fiscal total, y 0 que no hay espacio fiscal en lo absoluto. A la tasa de interés se le asigna un valor de 100 cuando ésta es > 10%, y 0 cuando es 0.

En la actualidad las tasas de interés están más cerca de 0% que a 10%.Es interesante recordar que la tasa de la FED era de 6% antes de 2001, y ahora es el 0.13%. Hoy en día casi todos los países tienen una tasa de interés de entre 0 y 1%. No se puede esperar casi nada de “margen de maniobra” por la parte monetaria. Es poco probable que las tasas de interés de los bancos centrales aumenten mucho en el futuro.

Que la expansión fiscal proporcione un estímulo en caso de crisis económica está limitada por tres factores: el volumen de la deuda (la suma de los déficits pasados), los déficit fiscales reales y esperados y la relación del gasto público con el PBI (no considerada por The Economist).

Existe un límite al gasto público: mayor es la proporción, menor será el margen de intervención para una política fiscal activa. En general, un alto gasto se acompaña de una alta presión fiscal, y las personas empiezan a rechazar cualquier aumento de impuestos por encima de un cierto límite.

Se deben tomar medidas al respecto, mediante el fomento (por parte de los gobiernos) de la inversión privada y reformas laborales. Solo así se podrá preparar a las economías para que estén en mejores condiciones de hacer frente al próximo shock.

 

Cuidado: La economía mundial

Publicado por The Economist el 13 de junio del 2015

Traducido y glosado por Lampadia

 

Es solo cuestión de tiempo antes de los próximos golpes de recesión. El mundo rico no está listo.

La lucha ha sido larga y ardua. Pero mirando a través de las maltrechas economías de los países ricos es el momento de declarar que se ha ganado la lucha contra el caos financiero y la deflación. En 2015, el FMI dice que por primera vez desde 2007 cada economía avanzada se expandirá. El crecimiento del mundo rico debería exceder el 2% por primera vez desde 2010 y el banco central de EE.UU. probablemente elevará sus bajísimas tasas de interés.

Sin embargo, la economía mundial todavía se enfrenta a peligros, que van desde la saga de la deuda griega hasta los mercados inestables de China. Tarde o temprano, las autoridades se enfrentarán otra recesión. El peligro es que, después de haber agotado su arsenal, los gobiernos y los bancos centrales no tendrán munición para luchar contra una eventual situación similar. 

El humo se despeja

Las buenas noticias provienen de EE.UU., que lidera el denominado grupo del mundo rico. Los datos más recientes, incluyendo las crecientes ventas de vehículos y otra serie de cifras de robusto empleo, muestran que el ritmo de crecimiento se recupera. Las empresas sumaron 280 mil nuevos trabajadores el mes pasado [mayo]. Los jefes están finalmente pagando más para encontrar los trabajadores que necesitan.

En otras partes del mundo rico, las cosas también están repuntando. En la Zona Euro, el desempleo cae y los precios están subiendo de nuevo. La recuperación de Gran Bretaña ha perdido un poco de impulso, pero el fuerte crecimiento del empleo sugiere que la expansión continuará. Japón rugió en el primer trimestre, creciendo 3,9% respecto de igual periodo del año anterior. Una recuperación de base amplia y persistente no es casualidad.

Las fragilidades inevitablemente permanecen. Europa está lleno de deudas y de la dependencia en las exportaciones. Los países emergentes, que representaron la mayor parte del crecimiento en los años posteriores a la crisis, han visto mejores días. En tanto, pobres datos comerciales sugieren que el crecimiento de China podría estar desacelerándose más rápido de lo que el gobierno desea.

Si alguna de estas preocupaciones provoca una recesión, el mundo estará en una posición complicada para hacer algo al respecto. Rara vez tantas economías grandes han estado tan mal preparadas para manejar una recesión, cualquiera que sea su procedencia. La relación promedio entre deuda y PBI de los países ricos ha aumentado en 50% desde 2007.

El campo de la política monetaria es aún más estrecho. Cuando los bancos centrales se enfrenten a su próxima recesión, se arriesgaran a no tener prácticamente ningún espacio para impulsar sus economías mediante la reducción de las tasas de interés.

La respuesta lógica es volver a la normalidad rápidamente. Cuanto más pronto las tasas suban, más pronto los bancos centrales recuperarán el espacio para recortarlas de nuevo cuando el problema se presente. 

Sin embargo, aumentar las tasas mientras que los salarios están planos y la inflación muy por debajo de los objetivos de los banqueros centrales genera el riesgo de que las economías vuelvan a estar de nuevo al borde de la deflación, precipitando la recesión.

Debido a que la recuperación de EE.UU. es más fuerte, es ahí donde se concentra el debate más feroz sobre qué tan rápido se debe volver a la normalidad en cuanto a política monetaria.

La mejor defensa

Los gobiernos también pueden hacer su parte. Todavía ha sido vergonzosamente pequeño el crecimiento de la inversión en infraestructura. La OCDE tenía razón al castigar al ministro de Finanzas de Reino Unido, George Osborne, por la escala y el ritmo de sus propuestas de gasto público. El crecimiento es mejor que la austeridad como política para mantener las deudas bajo control. Los gobiernos deberían, en cambio, dirigir sus energías hacia las reformas pendientes en los mercados de productos y de trabajo. Los mercados abiertos de productos fomentan la empresa. La libertad de contratar trabajadores bajo contratos flexibles es la mejor manera de mantener a la gente fuera del desempleo. Ambas reformas preparan a una economía para estar en mejores condiciones para hacer frente al próximo shock.

Después de haber luchado contra los efectos de la crisis financiera, los gobiernos y los bancos centrales están comprensiblemente ansiosos por volver a la normalidad. La manera de lograr su objetivo es permitir que la recuperación cobre fuerza.




La visión de Arvind Subramanian

La visión de Arvind Subramanian

Arvind Subramanian, asesor económico principal del gobierno de India y, por lo tanto asesor de una de las naciones más importantes del mundo, tiene una perspectiva visionaria. Anteriormente, en Lampadia ya hemos publicado sus opiniones.

Subramanian afirmó “que los países, a cualquier nivel de ingresos, son hoy menos dependientes de la manufactura, tanto en términos de producción como de empleo. Y que el nivel de ingreso por persona, basado en la manufactura, llega a su pico cada vez a niveles más bajos”. Él llama a esto la “prematura no-industrialización.” Ver en L: Apuntes para la creación de empleo al 2034 (I) y la segunda parte (II).

Es por esto que creemos en su importante y valiosa visión. Ahora compartimos un artículo suyo publicado en Project Syndicate el pasado 18 de abril de este año, siguiendo su línea de pensamiento sobre el desarrollo y manejo económico de un país.

Arvind Subramanian en una conferencia en China sobre la dominancia asiática y la G20         Fuente: Poptech

 

El problema del estancamiento persistente

Escrito por Arvind Subramanian.

Publicado por Project Syndicate el 18 de abril, 2015.

 

En un intercambio reciente entre el ex Presidente de la Reserva Federal de los Estados Unidos Ben Bernanke y el ex Secretario del Tesoro del mismo país Larry Summers sobre la posibilidad de un estancamiento persistente, un aspecto en el que convenían era el de la necesidad de una perspectiva mundial, pero desde dicha perspectiva la hipótesis de un estancamiento persistente en el período inmediatamente anterior a la crisis financiera mundial no cuadra con un dato fundamental: el crecimiento mundial ascendió, por término medio, a más del cuatro por ciento, la mayor tasa registrada.

El mismo problema rodea la hipótesis de Bernanke de que el crecimiento lento reflejaba una “saturación del ahorro mundial”. Desde una perspectiva keynesiana, un aumento del ahorro no puede explicar el incremento repentino de la actividad que el mundo presenció a comienzos del decenio de 2000.

Parece que los partidarios de la hipótesis del estancamiento persistente no han entendido en qué consiste el problema. Desde una perspectiva de verdad mundial y duradera, la dificultad estriba en explicar el auge anterior a la crisis. Más concretamente, radica en explicar la conjunción de tres importantes acontecimientos mundiales: un aumento repentino del crecimiento (no un estancamiento), un descenso de la inflación y una reducción de los tipos de interés reales (ajustados a la inflación). Cualquier explicación convincente de ellos debe dejar de insistir exclusivamente en un marco de demanda agregada y centrarse en el aumento de los mercados en ascenso, en particular China.

Esencialmente, el mundo presenció una gran sacudida positiva de la productividad procedente de los mercados en ascenso, que aceleró el crecimiento mundial, al tiempo que reforzaba el proceso desinflacionario que ya había puesto en marcha la llamada gran moderación en la inestabilidad del ciclo económico. Ese dato fundamental permite conciliar dos de los tres importantes acontecimientos mundiales: un mayor crecimiento y una inflación menor.

Entonces el problema estriba en cuadrar el aumento de la productividad mundial con la bajada de los tipos de interés reales. Bernanke puso de relieve correctamente que los tipos de interés reales a largo plazo van determinados por el crecimiento real. Así, pues, la sacudida positiva de la productividad debería haber aumentado el rendimiento del capital y, por tanto, el equilibrio real de los tipos de interés. Además, el hecho de que la sacudida de la productividad reflejara una reducción del coeficiente entre el capital y la mano de obra mundiales debida a la integración de los trabajadores chinos e indios en la economía mundial debería haber acentuado esa tendencia, pero no fue así: al contrario, los intereses reales mundiales bajaron. 

Para entender ese misterio resultan fundamentales dos rasgos distintivos de la sacudida de la productividad de los mercados en ascenso: su origen y consecuencias fueron el gran consumo de recursos y su carácter mercantilista. Esos dos rasgos aumentaron el ahorro mundial.

Para empezar, como los motores del crecimiento mundial fueron países relativamente pobres, pero grandes –la India y en particular China–, que estaban ávidos de recursos, los precios mundiales del petróleo se pusieron por las nubes, lo que redistribuyó los ingresos mundiales hacia países con mayor propensión a ahorrar: los exportadores de petróleo.

Más importantes aún fueron las políticas mercantilistas. China y otros países con mercados en ascenso aplicaron una estrategia económica que desafiaba los postulados habituales de la teoría del crecimiento y del desarrollo. El crecimiento mercantilista se basó –porque en parte así lo requería– en impulsar el capital hacia fuera, en lugar de atraerlo. Al limitar las entradas de capitales extranjeros y mantener bajos los tipos de interés internos, China pudo mantener una divisa relativamente débil, lo que sirvió para sostener el modelo de crecimiento impulsado por la exportación y, a su vez, contribuyó a unos enormes superávits por cuenta corriente (más del diez por ciento del PIB en determinado momento), que enviaron capital flotante al resto del mundo.

El reconocimiento de la importancia de esa estrategia revela una falacia común por la cual se atribuye la saturación del ahorro al deseo de los mercados en ascenso de asegurarse contra la agitación financiera comprando dólares de reserva. Eso puede haber sido cierto inmediatamente después de la crisis financiera asiática de finales del decenio de 1990, pero no tardó en prevalecer el imperativo del crecimiento. Dicho de otro modo, el motivo de la autoseguridad podría explicar el primer billón de dólares de China en títulos de reserva, pero nada tiene que ver con los tres billones posteriores.

El propio crecimiento contribuyó también a la saturación del ahorro. Al aumentar los ingresos, los ya prudentes asiáticos se volvieron aún más prudentes y las empresas rentables resultaron aún más rentables. Esa reacción endógena ante el rápido aumento de la productividad fue un factor decisivo que contribuyó a la saturación del ahorro. Hubo que revisar antiguas verdades sobre el desarrollo, en el sentido de que el ahorro es un motor del crecimiento, porque el crecimiento de los mercados en ascenso fue, hasta cierto punto, el motor del ahorro.

En eso estriba la explicación del problema de los tipos de interés. Al aumentar el ahorro (y, por tanto, la oferta mundial de fondos prestables), los tipos reales experimentaron una presión que los hizo bajar. Los tipos bajos, a su vez, brindaron la lubricación necesaria para financiar la burbuja de los activos en los Estados Unidos y en otros países. Según Summers, la magnitud del ahorro causó una debilitación del crecimiento; según la explicación substitutiva aquí ofrecida, fue primordialmente el crecimiento rápido –y sus rasgos distintivos– el motor de la magnitud del ahorro.

Actualmente, al desacelerarse el crecimiento mundial, una vez más parece posible el estancamiento persistente, pero éste es una dolencia de los países que se encuentran en la frontera económica. Para el resto del mundo en desarrollo, la verdadera preocupación no es una escasez de demanda, sino la necesidad de mantener unos niveles elevados de aumento de la productividad a fin de que puedan alcanzar a las economías avanzadas. Cuando los encargados de la formulación de políticas se reúnan en Washington esta semana para celebrar sus conversaciones rituales, no deberían perder de vista esa distinción fundamental.

 




Una verdad heterodoxa

Una verdad heterodoxa

Por Nouriel Roubini

(Project Syndicate, 01 de Febrero de 2015)

¿Quién podía pensar que, seis años después de la crisis financiera mundial, la mayoría de las economías avanzadas seguirían flotando en una sopa de letras –ZIRP, QE, CE, FG, NDR y U-FX Int– de políticas monetarias heterodoxas? Ningún banco central había pensado en la posibilidad de adoptar alguna de esas medidas (política de cero tipos de interés, relajación cuantitativa, relajación crediticia, orientación sobre la política monetaria, tipos de depósitos negativos e intervención ilimitada en el mercado de divisas, respectivamente) antes de 2008? Actualmente han llegado a ser el pan nuestro de cada día en materia de instrumentos de las autoridades.

De hecho, tan sólo en el último año y medio, el Banco Central Europeo adoptó su propia versión de orientación sobre la política monetaria, luego pasó a la política de cero tipos de interés y después optó por la relajación crediticia, antes de decidir probar con los tipos de depósito negativos. En enero, adoptó plenamente la relajación cuantitativa. De hecho, ahora mismo la Reserva Federal, el Banco de Inglaterra, el Banco del Japón, el BCE y una diversidad de bancos centrales de economías avanzadas más pequeñas, como, por ejemplo, el Banco Nacional Suizo, han recurrido a semejantes políticas heterodoxas.

Un resultado de ese activismo mundial en materia de política monetaria ha sido una rebelión entre los seudoeconomistas y los incompetentes que hablan de los mercados en los últimos años. Esa diversidad de economistas “austríacos”, monetaristas radicales, maniáticos del oro y fanáticos del bitcoin no ha cesado de repetir que semejante aumento en masa de la liquidez mundial provocaría hiperinflación, el desplome del dólar de los EE.UU., unos precios por las nubes del oro y la desaparición tarde o temprano de las monedas fiduciarias a manos de criptomonedas digitales.

Ninguna de esas siniestras predicciones ha sido confirmada por los acontecimientos. La inflación es baja y va en descenso en casi todas las economías avanzadas; de hecho, ninguno de los bancos centrales de las economías avanzadas está logrando cumplir su mandato –explicito o implícito– del dos por ciento de inflación y algunos a duras penas consiguen evitar la deflación. Además, el valor del dólar ha estado disparándose frente al yen, el euro y la mayoría de las divisas de los mercados en ascenso. Los precios del oro desde el otoño de 2013 han bajado de 1.900 dólares por onza a unos 1.200 dólares y el bitcoin fue la moneda con peores resultados del mundo en 2014, al perder casi un 60 por ciento de su valor.

Desde luego, la mayoría de los catastrofistas carecen del menor conocimiento de la economía básica, pero eso no ha impedido que sus opiniones hayan influido en el debate público. Así, pues, vale la pena preguntarse por qué sus predicciones han fallado tan espectacularmente.

La raíz de su error estriba en su confusión sobre la causa y el efecto. La razón por la que los bancos centrales han adoptado políticas monetarias cada vez más heterodoxas es la de que la recuperación posterior a 2008 ha sido extraordinariamente anémica. Dichas políticas han sido necesarias para contrarrestar las presiones deflacionarias causadas por la necesidad de hacer un doloroso desapalancamiento a raíz de las grandes acumulaciones de deuda pública y privada.

En la mayoría de las economías avanzadas, por ejemplo, sigue existiendo un desfase muy grande de la producción, pues tanto ésta como la demanda son muy inferiores a su potencial; así, las empresas tienen una capacidad limitada para la fijación de precios. También los mercados laborales están muy flojos: demasiados trabajadores desempleados intentan conseguir los demasiado pocos puestos de trabajo disponibles, mientras que el comercio y la mundialización, junto con las innovaciones tecnológicas que ahorran mano de obra, están reduciendo cada vez más los puestos de trabajo y los ingresos de los trabajadores, lo que representa un mayor lastre para la demanda.

Además, siguen estando flojos los mercados inmobiliarios en los que a un auge siguió una quiebra (los Estados Unidos, el Reino Unido, España, Irlanda, Islandia y Dubai) y en otros mercados (por ejemplo, China, Hong Kong, Singagur, el Canadá, Suiza, Francia, Suecia, Noruega, Australia, Nueva Zelanda) hay burbujas que representan un nuevo riesgo, pues su desplome podría desmoronar los precios de las viviendas.

También los mercados de los productos básicos se han vuelto una causa de presión desinflacionaria. La revolución de la energía debida al esquisto en Norteamérica ha debilitado los precios del petróleo y del gas, mientras que la desaceleración de China ha socavado la demanda de una gran diversidad de productos básicos, incluidos el mineral de hierro, el cobre y otros metales industriales, de todos los cuales hay una mayor oferta después de que años de precios altos estimularan las inversiones en nueva capacidad.

La desaceleración de China, después de años de inversión excesiva en los sectores inmobiliario y manufacturero, está causando una saturación mundial de productos industriales y manufacturados. Como ahora la demanda en dichos sectores está contrayéndose marcadamente, el exceso de capacidad en los sectores siderúrgico y cementero de China –por citar sólo dos ejemplos– está intensificando aún más la presión deflacionaria en los mercados industriales mundiales.

El aumento de la desigualdad de renta, al redistribuir los ingresos de quienes gastan más hacia los que ahorran más, ha exacerbado la escasez de demanda. Lo mismo ha ocurrido con el ajuste asimétrico entre economías acreedoras y con un exceso de ahorro, que no afrontan presiones del mercado para gastar más, y unas economías deudoras y con un exceso de gasto, que sí que las afrontan y se han visto obligadas a ahorrar más.

Expresado de forma sencilla, vivimos en un mundo en el que hay demasiada oferta y demasiado poca demanda. El resultado es una presión desinflacionaria, si no deflacionaria, persistente, pese a una relajación monetaria muy intensa.

La incapacidad de las políticas monetarias heterodoxas para evitar una deflación plena refleja el hecho de que semejantes políticas vayan encaminadas a debilitar la divisa, con lo que mejoran las exportaciones netas y aumentan la inflación. Sin embargo, se trata de un juego de suma cero, que simplemente exporta deflación y recesión a otras economías.

Tal vez más importante haya sido un profundo desequilibrio con la política fiscal. Para ser eficaz, el estimulo monetario debe ir acompañado de un estímulo fiscal temporal, del que ahora carecen todas las economías más importantes. De hecho, la zona del euro, el Reino Unido, los Estados Unidos y el Japón están aplicando en grados diversos una austeridad y consolidación fiscal.

Incluso el Fondo Monetario Internacional ha señalado correctamente que parte de la solución para un mundo con demasiada oferta y demasiado poca demanda ha de ser una inversión pública en infraestructuras, que es inexistente –o está desmoronándose– en las economías más avanzadas y en los mercados en ascenso (con la excepción de China). Con unos tipos de interés a largo plazo próximos a cero en la mayoría de las economías avanzadas (y en algunos casos incluso negativos), resulta totalmente justificado el gasto en infraestructuras, pero una diversidad de constricciones políticas –en particular, la de que las economías fiscalmente depauperadas recortan el gasto antes de reducir los salarios del sector público, las subvenciones y otros gastos corrientes– están frenando el necesario auge de las infraestructuras.

Todo ello constituye una receta para un continuo crecimiento lento, un estancamiento persistente, desinflación e incluso deflación. Ésa es la razón por la que, a falta de políticas fiscales apropiadas para abordar la insuficiente demanda agregada, las políticas monetarias heterodoxas seguirán siendo una característica fundamental del panorama macroeconómico.




El Banco Central Europeo reacciona para evitar la deflación

El Banco Central Europeo reacciona para evitar la deflación

En un esfuerzo, largamente demorado, para evitar que la economía europea ya deprimida cayera en un espiral deflacionario, el Banco Central Europeo (BCE) ha anunciado un plan de rescate de 1,100 mil billones de euros, o aproximadamente 1,300 mil billones de dólares en programas de flexibilización cuantitativa (QE, quantitative easing, por sus siglas en inglés). Un programa de esta naturaleza ha venido siendo reclamado, con insistencia, por especialistas como Martin Wolf del Financial Times.

La flexibilización cuantitativa es una forma poco convencional de la política monetaria en la que el  banco central crea nuevo dinero electrónicamente para comprar activos financieros, como los bonos del gobierno y de entidades financieras. Este aumento en la demanda por papeles por parte del banco central hace que el precio de los activos financieros aumente, lo que se traduce en una caída de las tasas de interés. A su vez, el menor costo de endeudamiento estimula el gasto de las empresas y las familias, lo que ayuda a sacar a la economía de una recesión. El  programa del BCE tiene como objetivo aumentar el gasto del sector privado en la economía y llevar la inflación al objetivo de 2%.

El mayor riesgo de esta medida es una eventual disparada de la inflación. Sin embargo, actualmente Europa se enfrenta el problema inverso: la deflación (más peligrosa y difícil de combatir que la inflación). El mes pasado, los precios en la zona euro fueron 0.2% más bajos que hace un año, lejos de la meta de inflación. Esto se debió, en parte, a la fuerte caída de los precios de energía, pero la tendencia ya se había expresado antes. Europa está  atrapada en una recesión con síntomas de deflación, una trampa parecida a la sufrida por Japón durante los últimos 25 años.

El QE fue utilizado por la FED (Reserva Federal Americana) en noviembre de 2008 con el objetivo  de salvar a la mayor economía del mundo de la paralización del sistema crediticio y de las  profundidades de una crisis financiera parecida a la del “crack del 29”. A pesar de grandes dudas académicas, la economía de Estados Unidos ha ido mejorando de manera constante, y la FED ha ido reduciendo gradualmente su programa de compra de activos desde US$ 85 mil millones mensuales, primero a US$ 15 mil millones al mes y ahora a cero, desde octubre 2014. Un programa que duró cinco años y terminó bajo la dirección de Janet Yellen (sucesora del ahora legendario Ben Bernanke). Manteniendo el compromiso de no dejar subir las tasas de interés por “un tiempo considerable”.

La flexibilización cuantitativa, junto con bajas tasas de interés, ha liberado capital y crédito en los EEUU, y ha alentado un aumento constante por el apetito de riesgo, ayudando al alza de los precios de las acciones. En el proceso, el balance de la FED ha crecido enormemente, desde unos US$ 870,000 mil millones en agosto 2007 a US$ 4,500 mil billones de hoy (4.5 trillones americanos).

La consiguiente recuperación de la economía de EEUU, ha llevado el desempleo a niveles de 5.6%, cerca del pleno empleo, mientras que en varias economías europeas, supera largamente el 25%, con niveles de desempleo juvenil insoportables (España 51% y Francia 50%). El último trimestre el crecimiento americano llegó a 5% y se prevé un crecimiento de 3.6% para este año por el FMI, que califica como “el continuo apoyo de una política monetaria acomodaticia, a pesar del aumento gradual previsto de las tasas de interés.” [“Continued support from an accommodative monetary policy stance, despite the projected gradual rise in interest rates”.]

La mayor crítica al BCE es que ha esperado demasiado, permitiendo que la deflación avance. También se señala que las bajas tasas de interés en Europa, incluso con los 60 mil millones de euros en compras mensuales de bonos por parte del BCE, ya no pueden seguir disminuyendo. Teniendo en cuenta estos problemas, algunos analistas creen que incluso un QE infinito ya no tendría mucho impacto. Larry Summers, ex secretario del Tesoro de EEUU, señaló en el World Economic Forum que “es un error suponer que el QE es una panacea en Europa, o que será suficiente”.

Alemania es el país que ha criticado estas medidas con más fuerza. “La decisión de compra de bonos del BCE corre el riesgo de disuadir a los gobiernos de la zona euro de [la necesidad de] tomar medidas para restablecer la competitividad de sus países”, afirma el ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble. “Algunas personas podrían malinterpretar que no tienen que hacer lo que deben que hacer los gobiernos, los parlamentos, y así sucesivamente. Implementar una reforma estructural es siempre una tarea política difícil”. Hasta ahora, el manejo monetario europeo ha sido muy influenciado por Alemania. Pero no nos olvidemos que en la “infalible” Alemania, en setiembre 2008, su ministro de finanzas declaró un domingo por la noche que “esta es una crisis americana, que ellos la resuelvan”. Para que, solo cuatro días después, el ministro alemán Peer Steinbrück tuviera que anunciar el inicio de un programa de salvataje al banco hipotecario Hypo Real Estate alemán que superó los 50,000 millones de euros.

Los mayores miedos de Alemania vienen de su fobia a la inflación y al temor de tener que sostener el euro si el programa falla. Muchos ciudadanos alemanes culpan al BCE por las bajas tasas de interés de sus ahorros, temiendo la reducción de sus fondos pensionarios.

Uno de los mayores problemas de la eurozona es que nunca debió establecerse el Euro sin condiciones previas fundamentales, como la convergencia de las políticas fiscales de sus miembros y un sistema bancario con regulaciones uniformes.

Este es un problema estructural, que ahora, es muy difícil de afrontar. La flexibilización cuantitativa puede salvar a Europa de un espiral deflacionario, pero las reformas estructurales son esenciales para asegurar una prosperidad sostenible de la zona euro.

“Los países de la eurozona tienen que aprovechar esta oportunidad ahora para hacer las reformas estructurales, para poner sus finanzas públicas en orden, para hacer los cambios que van a atraer a las empresas y la inversión de todo el mundo a Europa”, afirma George Osborne, Ministro de Finanzas Británico.

Por su lado Christine Lagarde, Director Gerente del FMI, dijo que la política monetaria debe ser apoyada por “acciones integrales y políticas oportunas en otras áreas”, además de “reformas estructurales para impulsar el potencial de crecimiento y garantizar un amplio apoyo político para las políticas de gestión de la demanda”.

La crisis europea ya ha tenido una primera víctima política en Grecia, que seguramente tendrá que dejar el Euro. Ha alterado los balances políticos en España y ha desatado reacciones extremistas en Francia y Alemania. Esto es muy peligroso para la humanidad. Sobre todo ahora que hay que enfrentar la violencia extrema de ISIS, Putin y Boko Haram.

Le deseamos la mayor suerte al QE europeo. Lampadia




“Alza del costo del financiamiento puede atrasar decisiones de inversión”

“Alza del costo del financiamiento puede atrasar decisiones de inversión”

Entrevista a Liliana Rojas-Suárez, economista, investigadora principal del Center for Global Development

Por: Luis Hidalgo Suárez

(Gestión, 21 de Agosto del 2014)

En entrevista con gestión, la economista advirtió que en un contexto en el que está disminuyendo la rentabilidad de proyectos de inversión, se podría romper el puente de inversión que garantice el crecimiento económico del país.

Llegan datos mixtos respecto a la economía mundial. ¿Cómo está la economía de Estados Unidos?

Está bastante bien y mejorando. El ‘bache’ del primer trimestre asustó a muchos, pero el segundo mejoró y las perspectivas para el tercero y cuarto son buenas. De Europa no hay mucho que decir, no se perciben cambios importantes en las políticas y está creciendo muy débil. En parte, ello se debe a que en Europa no existen mecanismos de reestructuración de deudas.

¿En ese contexto, cómo se comportarán los precios de las materias primas?

Los precios de las materias primas definitivamente no se van a recuperar a niveles altos. Si bien el crecimiento de EE.UU. podría hacer prever lo contrario, el crecimiento de China se está desacelerando y va a desacelerar más. Este año prevé 7.5% y creo que la va cumplir, pero a costa de demasiada expansión fiscal en inversiones que no necesariamente son productivas.

Entonces, por el lado de los precios y demanda de materias primas prevé un panorama negativo para economías como el Perú…

Así es, pero hay más, está el tema del tapering (retiro del estímulo monetario) y el alza de la tasa de interés por parte de la Reserva Federal de los EE.UU.

La FED anunció que en octubre próximo terminaría el tapering y subiría la tasa de interés a mediados del 2015…

Lo que pasa es que, en mi opinión, la FED está hoy entrampada en sus propios anuncios. Dijo que aumentaría su tasa de interés cuando bajara la tasa de desempleo en EE.UU. a 6.5% y cuando la inflación pasara la valla del 2%. El desempleo está en 6.1% y las proyecciones de inflación señalan que estará entre 1.8% y 2.2%, pero la FED dice que el desempleo de largo plazo es 6% y no 6.5%, y los analistas dicen que ya es tiempo de subir la tasa de interés.

¿Lo hará la FED, o esperará hasta mediados del 2015?

Ante el dilema de asegurarse de que la economía de EE.UU. esté totalmente recuperada y el riesgo de formar burbujas en los mercados de activos, la FED ha escogido lo primero, sabiendo que está tomando un riesgo.

¿Cuál es ese riesgo?

Los mercados de acciones en EE.UU., están ahora disparados. Pero lo que preocupa más es que el rendimiento de los bonos ‘basura’ (junk bonds) está muy alto. Entonces, la FED enfrenta un entrampamiento porque, si se recuerda, en mayo del 2013, cuando solo anunció que iba a comenzar el tapering, los mercados financiero a nivel mundial se volvieron locos y no quiere que vuelva a pasar eso si ahora anuncia una subida de tasas de interés; sin embargo, eso es lo que aconsejan los indicadores. Creo que la FED esperará.

¿Qué efectos puede tener eso para nuestro país?

Actualmente muchas corporaciones de Latinoamérica y de Perú están encontrando muy fácil colocar bonos en el exterior de capitales, es decir, ya no se están endeudando tanto en el sistema bancario (porque además las regulaciones bancarias se han endurecido). Mi preocupación es que si el aumento de la tasa de interés de la FED se demora y el endeudamiento de las empresas de la región a través de bonos continúa, cuando suba la tasa de interés de la FED, el costo de este financiamiento les pegará (subirá) y, además, esos bonos ya no serán atractivos (baja su rendimiento) en el mercado internacional.

¿Puede explicar eso?

A los proyectos de inversión nuevos que se están anunciando para el Perú, la subida de la tasa de interés de la FED los puede agarrar en el momento en el que estructuran su financiamiento, en cuyo caso el costo financiero podría subir.

El crecimiento de la economía peruana ha venido desacelerándose, pero las proyecciones oficiales indican que en el segundo semestre dará la vuelta y creceremos este año 4.0% a 4.5%. ¿Cómo ve el panorama?

Yo diría que máximo crecerá 4% este año. Definitivamente en esto hay factores externos, lo cual se demuestra en el hecho de que casi todas las economías de la región están desacelerando, pero también hay factores internos como el tema de la corrupción en gobiernos nacionales y sus efectos en la inversión pública. El tema es que muchos proyectos de inversión nuevos van a comenzar y si no hubiera ninguna restricción, con el ingreso de estos, la economía peruana podría seguir creciendo impulsada, pero eso no es tan sencillo.

¿Por qué?

Porque no solo es el hecho de que esos proyectos se decidan hacer (estén adjudicados) sino que está el tema del costo del financiamiento, que ya comenté, y el de las expectativas de rentabilidad de los mismos en un nuevo escenario mundial en el que China ya no crecerá tanto como antes. Entonces, probablemente el crecimiento del Perú se va a recuperar en el segundo semestre, pero yo no estaría tan optimista hacia más adelante por los problemas señalados, a los que se suman los de siempre: no se ha hecho mucho para ganar productividad, instituciones, infraestructura, capital humano, innovación, etc.

¿Cómo califica las medidas reactivadoras que ha dado el Gobierno para impulsar la demanda?

Yo diría que hasta cierto punto ha sido tímido y tardío, lo cual se ha juntado con el tema de corrupción en las regiones que ha atemorizado las decisiones de inversión pública. Pero, lo que va a jalar la economía peruana son los proyectos que ya están para iniciarse o han iniciado recién (Toromocho, Las Bambas, entre otros). Mi preocupación mayor es sobre el indicador de confianza.

No debe ría por que la encuesta del BCR dice que las expectativas de los empresarios se han recuperado…

Sí, pero viene afectado tanto por los factores externos: los inversionistas nacionales pueden preferir esperar a ver qué pasa con las tasas de interés de la FED, y ver cómo se acoda el mundo; como también por factores internos: estamos cerca de la etapa electoral presidencial. Por lo que puede ocurrir que se esté juntado lo que ocurre en el panorama internacional (subida de costos y disminución de rentabilidad) justamente con los factores internos. Y eso puede atrasar las decisiones de inversión de inversionistas nacionales.

¿Qué tanto debe preocupar la desaceleración del crecimiento de la economía?

Me preocupa el quantum, que la tasa de crecimiento caiga mucho no es buena señal. Pero más me preocupa si el ‘puente’ para asegurar el crecimiento futuro, que significan los nuevos proyectos de inversión grandes, se va a lograr o no.

Porque en el medio está toda esta subida de tasas de interés que viene de afuera (con el aumento de la tasa de la FED) y puede romper ese puente de crecimiento entre, además de los problemas que viene por el período electoral y porque no se ha avanzado mucho en el tema institucional y demás reformas (laboral, judicial, infraestructura) de segunda generación.

¿Qué se debería hacer?

Hay que tener un plan B, por ejemplo, líneas de crédito contingentes en el mercado. Pero además están las líneas de crédito de los organismos multilaterales; el Perú tendría que estar concretando ahora esas líneas de crédito (a tasas muy bajas por el grado de inversión que tiene) para que se activen en el momento que se requieran. Hay que prepararse.

¿Comparte la opinión de que el ‘milagro peruano’ se acabó?

En conferencias que he dado, siempre he dicho que no pongan al Perú como estrella, porque las estrellas se caen, y eso es parte de lo que viene pasándole a Brasil, a Chile. En el Perú se dieron muchas buenas cosas en materia económica, pero no un milagro, lo mejor fue el manejo macroeconómico que logró estabilizar la economía, y hay que mantener, pero hay reformas que se han quedado por hacer, por ejemplo, la del Poder Judicial, capital humano, reforma laboral, entre otros.

Moody´s elevó la calificación de riesgo crediticio del Perú argumentando la solidez fiscal. ¿Cuál es su opinión?

Las calificadoras de riesgo lo que ven es si los países tienen superávit fiscal. Pero no se dan cuenta que a veces la fortaleza fiscal es alta porque no se está gastando cuando se debe gastar.

Alto crecimiento del crédito no se mantendría

El crédito bancario en el Perú está creciendo a un promedio de 15%, pero Liliana Rojas considera que esta tasa no se sostendrá.

“Esas tasas de crecimiento no se van a mantener porque cuando suba la tasa de interés de la FED, todas las demás van a subir”, argumenta.

De otro lado, considera que si bien actualmente el BCR del Perú bajó su tasa de interés en 0.25 puntos porcentuales, “en algún momento, máximo a mediados del 2015 (cuando la FED suba) empezará a subirla”.

Es más, refiere, algunos bancos centrales, como el de Colombia, ya empezaron a subir las tasas de interés anticipándose a lo que hará la FED.

“Con ello, el costo del crédito va a subir y la tasa de crecimiento de este bajará. No me preocupa, se corregirá solo”, acota.

También opina que la disminución de la tasa de interés del BCR tenía que hacerse como señal de confianza a la inversión, porque “la política fiscal no estaba acompañando (para reactivar la economía), pero no la ha vuelto a bajar por que prefiere crear incertidumbre sobre el precio del dólar.