1

El milagro más grande de todos los tiempos es el universo

El milagro más grande de todos los tiempos es el universo

Algo lejos de nuestros análisis cotidianos, en Lampadia queremos compartir en esta ocasión la presentación de hombres de ciencia sobre los determinantes de vida en el planeta tierra y sus disquisiciones sobre las probabilidades de que las leyes de la física que gobiernan el universo se hayan dado por casualidad y no por diseño. El video y la transcripción, que adjuntamos, nos presentan una visión y observaciones muy reveladoras sobre el pensamiento científico acerca de la vida y el universo que podrían sustentar la existencia de un ‘gran diseñador’ o ‘creador’, propiamente, la existencia de Dios.

¿Por qué estamos aquí? Los últimos avances del análisis científico nos dicen que las probabilidades que sea solo por azar son bajísimas, prácticamente cero. Por lo tanto, ¿es la ciencia la mayor amenaza a la idea de un creador superior o es, en realidad, su mayor sustento? El escritor y conferencista, Eric Metaxas, de la Universidad Prager, plantea esta eterna e interesante pregunta y muestra unas respuestas aún más interesantes.

https://www.youtube.com/watch?v=NCLKAcxZDBc

 

¿Argumenta la Ciencia a favor o en contra de la existencia de Dios?

Publicado por Pager University el 9 de febrero 2015.

Video transcrito y traducido por Lampadia.

En 1966, la revista Time publicó una carátula preguntando: “¿Ha muerto Dios?”. La portada reflejaba el hecho que muchas personas habían aceptado la narrativa cultural que Dios es obsoleto, que a medida que la ciencia avanza, hay menos necesidad de un Dios para explicar el universo. Resulta, sin embargo, que los rumores de la muerte de Dios fueron prematuros. De hecho, tal vez los mejores argumentos para su existencia provienen de la ciencia misma.

Aquí está la historia: el mismo año que la revista Time presentó su famosa carátula, el astrónomo Carl Sagan anunció que había dos criterios necesarios para que un planeta pueda tener vida: el tipo de estrella (sol) correcta y un planeta a la distancia adecuada de ella. Dado que hay más o menos octillones de planetas en el universo (un 1 seguido de 24 ceros) tendrían que haber alrededor un septillón de planetas (un 1 seguido de 21 ceros) capaces de tener vida.

Con probabilidades tan espectaculares, los científicos se mostraron optimistas de que la búsqueda de inteligencia extraterrestre, conocida por sus iniciales SETI (el acrónimo del inglés “Search for Extra Terrestrial Intelligence”), un ambicioso proyecto puesto en marcha en la década de 1960, seguro encontraría resultados pronto. Con una vasta red telescópica de radio, los científicos escucharon señales que se asemejaran a la inteligencia codificada. Pero a medida que pasaban los años, el silencio del universo fue ensordecedor.

A partir de 2014, los investigadores han descubierto precisamente bubkis, nada, nada de nada, es decir, cero seguido de un número infinito de ceros. ¿Qué pasó? A medida que aumentaba nuestro conocimiento del universo, se hizo evidente que había, de hecho, mucho más factores necesarios para que exista vida (más aún vida inteligente) de lo que supuso Sagan. Sus dos parámetros crecieron a 10, después 20 y luego 50, lo que significaba que, en consecuencia, el número de planetas potencialmente con vida disminuyó. El número se redujo a unos pocos miles de planetas y siguió cayendo en picada.

Incluso los defensores de SETI reconocieron el problema. Peter Schenkel escribió en 2006 un artículo para Skeptical Inquirer, una revista que afirma enérgicamente el ateísmo: “A la luz de los nuevos hallazgos y puntos de vista, debemos admitir en silencio que las primeras estimaciones ya no pueden ser sostenibles”.

Hoy en día hay más de 200 parámetros conocidos que son necesarios para tener vida en un planeta, cada uno de los cuales debe cumplirse perfectamente, o todo se desmorona. Por ejemplo, sin un planeta tan masivo y rico en gravedad como Júpiter que esté cerca para atraer a los asteroides, la Tierra sería más como un tablero de dardos interestelar que la orbe verde que realmente es.

En pocas palabras, las probabilidades en contra de la vida en el universo son sorprendentes; sin embargo, aquí estamos, no sólo existimos, sino hablamos de existir. ¿Qué puede dar cuenta de ello? ¿Puede cada uno de esos parámetros ser tan perfecto por accidente? ¿En qué punto es posible admitir que es la misma ciencia la que sugiere que no podemos ser el resultado de fuerzas aleatorias? ¿No requiere menos fe para asumir que una inteligencia superior creó estas condiciones perfectas para que nuestro planeta tenga vida en vez de creer que hemos vencido unas probabilidades inconcebibles?

Pero espera, hay más. Este perfecto balance necesario para tener vida en un planeta no es nada comparado con el balance necesario para que el universo exista en primer lugar. Por ejemplo, los astrofísicos ahora ya saben que los valores de las cuatro fuerzas fundamentales: la gravedad, la fuerza electromagnética y las fuerzas nucleares fuertes y débiles se determinaron en menos de una millonésima de segundo después del Big Bang. Si se llegara a alterar cualquiera de estos cuatro valores ligeramente, el universo tal como lo conocemos, no podría existir.

Por ejemplo, si la relación entre la fuerza nuclear fuerte y la fuerza electromagnética hubiera sido reducida por la fracción más pequeña que la fracción más pequeña inconcebible, entonces las estrellas no podrían haberse formado en lo absoluto. Multiplique ese sencillo parámetro a todas las demás condiciones necesarias y las probabilidades en contra de que exista un universo son tan astronómicamente pequeñas que la idea de que todo “simplemente pasó” desafía el sentido común. Sería como tirar una moneda y obtener cara 10 trillones de veces seguidas. No lo creo.

Fred Hoyle, el astrónomo que acuñó el término “Big Bang”, dijo que su ateísmo fue sacudido enormemente por estos acontecimientos. Uno de los más renombrados físicos teóricos del mundo, Paul Davis, ha dicho que la apariencia de diseño es abrumadora. Incluso el fallecido Christopher Hitchens, uno de los defensores más agresivos del ateísmo, reconoció que “sin duda el argumento de un balance tan específico es el argumento más poderoso del otro lado”. El profesor de Matemáticas de la Universidad de Oxford, Dr. John Lennox, dijo que “cuanto más llegamos a conocer nuestro universo, la hipótesis de que hay un creador gana más credibilidad como la mejor explicación de por qué estamos aquí”.

El milagro más grande de todos los tiempos es el universo. Es el milagro de todos los milagros, que ineludiblemente apunta a algo o alguien más allá de sí mismo.

 

 




Un ataque asesino contra la libertad de expresión

Un ataque asesino contra la libertad de expresión

Financial Times

Publicado por El Comercio, – Portafolio, 09 de Enero de 2015

El sangriento asalto a las oficinas de la revista satírica francesa “Charlie Hebdo” solo puede provocar la más profunda repugnancia. El ataque fue una atrocidad terrorista que cobró la vida de al menos 12 personas inocentes.

Nuestra primera respuesta debe ser llorar a las víctimas, cuatro eran dibujantes reconocidos de la revista y dos eran agentes de la policía. Pero esto es más que una tragedia humana. Fue un acto calculado de intimidación, un ataque a la libertad de expresión, pilar de toda sociedad democrática. Fue un ataque concebido para sembrar una forma insidiosa de autocensura. Debe ser rotunda y desafiantemente condenado.

Casi una década ha pasado desde que un periódico danés atrajo la ira de los musulmanes por la publicación de caricaturas que satirizaban al Profeta Mahoma. Lo que comenzó con protestas pacíficas y boicots de productos de consumo se ha convertido constante y paulatinamente en violencia. Ésta no es la primera vez que “Charlie Hebdo” ha sido atacado por publicar sus caricaturas que satirizan al Islam. Sus oficinas fueron bombardeadas hace tres años.

Pero los acontecimientos del miércoles marcan un nuevo y siniestro paso en la escalada del conflicto entre la fe y la libertad de expresión. Imágenes de tres hombres enmascarados armados con fusiles AK-47 en el centro de una capital europea, matando a tiros a policías y buscando a sus víctimas por las oficinas de la revista, producen escalofríos en todo el mundo occidental.

Para los servicios de seguridad en Francia y en toda Europa, este ataque generará muchas preguntas. No está claro si los asaltantes ya estaban en la mira de las autoridades francesas y si estaban recibiendo ayuda de grupos militantes extranjeros.

Muchos de los recientes ataques yihadistas – en Sidney y Ottawa – fueron realizados por “lobos solitarios”. La naturaleza coordinada del asalto del miércoles – y también el hecho de que los atacantes escaparon en lugar de recurrir a tácticas de asedio y suicidio – sugiere un modus operandi menos familiar.

En los días venideros, muchos observarán el impacto de este evento en la sociedad francesa. En un momento de profundo malestar político y económico, el partido Frente Nacional antiinmigrante liderado por Marine Le Pen puede beneficiarse de una nueva explosión de sentimiento antiislámico. El ataque es un desafío a las autoridades estatales que ahora deben encontrar a los agresores y llevarlos ante la justicia. Pero el reto más grande es cómo los políticos y el público pueden acoger los valores seculares y centrales de Francia y expresar su desafío sin avivar el fuego de la venganza ciega.

En toda sociedad democrática, siempre debe haber espacio para un debate civilizado acerca del tacto y del decoro cuando se trata de burlarse de cualquier religión. Pero lo que no puede impugnarse es el derecho fundamental de todos los ciudadanos a expresarse libremente dentro del marco de la ley. En una época que se caracteriza por el crecimiento de la religión y por la creciente politización de la fe, toda religión debe estar abierta a la opinión, al análisis y la sátira.

En el último cuarto de siglo ha habido muchos intentos por utilizar la intimidación para silenciar la sátira y la disidencia. El régimen iraní estableció el precedente cuando emitió una fatwa contra el escritor Salman Rushdie en respuesta a su libro “Los versos satánicos”. Corea del Norte acaba de utilizar la violencia cibernética para evitar la distribución de una película poco favorecedora sobre su líder Kim Jong Un.

Ahora tenemos el espectáculo atroz en París. La respuesta del mundo libre ante esto debe ser inquebrantable. “Charlie Hebdo” tal vez sea una publicación muy diferente a la nuestra, pero la valentía de sus periodistas – y su derecho a publicar – no puede ser puesto en duda. Una prensa libre no vale nada si sus practicantes no se sienten libres para expresarse.