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Cortar los rebrotes de raíz para que no se conviertan en segunda ola

Cortar los rebrotes de raíz para que no se conviertan en segunda ola

Jaime de Althaus
Para Lampadia

Como podemos ver en el gráfico, la pandemia ha cedido considerablemente en nuestro país, pero no ha desaparecido. Abraham Levy nos lo pone así: “El SINADEF muestra una curva de fallecimientos que induce a pensar que la inmunidad colectiva ha contenido a la pandemia. Al término de octubre el decrecimiento del excedente de fallecidos se muestra marginal y con tendencia asintótica”.

Eso significa que el número de fallecidos se reduce cada semana, pero la reducción es cada vez menor. En la última semana que terminó el 31 de octubre, hubo 54 muertos por Covid en promedio según la sala situacional del MINSA, pero Levy advierte que según los partes del Sinadef, hubo 88 defunciones asociadas al Covid en promedio en los últimos 15 días hasta el 28 de octubre.

Para Farid Matuk, “estamos convergiendo a una nueva estabilidad, ligeramente superior por las mejoras en cobertura de SINADEF, a las cifras pre-epidemia Lo que no sabemos es si la inmunidad adquirida en 2020 es transitoria o no; éste es el mayor riesgo para el 2021”.

Claro, esa es la pregunta. El economista Waldo Mendoza cree que no habrá segunda ola. Calcula que “existirían en el Perú 14.6 millones de infectados, 46% de la población total. Debe ser el porcentaje más alto del mundo. Si la COVID-19 inmuniza a los infectados, estamos muy cerca o ya hemos alcanzado la inmunidad de rebaño. En consecuencia, no veremos una segunda ola en el Perú”.

Levy considera que el porcentaje de infectados no es tan alto. Como fuere, consultamos al Dr. Dante Cerso de Essalud si los distritos de Lima en los que se había reportado incrementos del número de contagiados dos semanas atrás habían vuelto a tener un aumento la última semana, y nos informó que hay 4 distritos en los que eso ha ocurrido, como puede verse en el siguiente cuadro:

Hubo incremento de casos en la semana 42 respecto de la 41 y luego en la 43 respecto de la 42. El porcentaje de incremento es el que corresponde a la última semana. A nivel agregado en Lima, sin embargo, hubo una disminución de 11%.

¿Significa que en esos distritos hay un rebrote? Según el Dr. Cerso, aún no se puede inferir tal cosa. ¿Cuántas semanas de incremento continuo tendrían que pasar para que estemos ante un rebrote? La repuesta no es clara, pero sin duda no deberíamos esperar una respuesta teórica: este es un caso en el que habría que intervenir con pruebas moleculares masivas para identificar y aislar a los infectados y sus contactos y abastecerlos de alimentos y medicamentos en sus casas a fin de impedir que estos rebrotes se conviertan en una segunda ola.

De eso se trata. El gobierno no puede descansar en la esperanza de que llegue la vacuna, que no sabemos realmente cuándo llegará ni en qué cantidades. Tiene que estar preparado para actuar cortando de raíz los rebrotes, algo que, aunque parezca increíble, hasta ahora no ha aprendido a hacer. Recién la Diresa de Ancash ha diseñado y está aplicando un modelo de intervención de este tipo, que el MINSA ha empezado a mirar para ver si lo adopta.

Hay un instrumento muy interesante que puede ayudar mucho. Después de larga demoras burocráticas, el equipo de Edward Málaga de la UPCH está iniciando estos días la validación de campo de la prueba molecular rápida que ha diseñado, y que debería estar produciéndose y comercializándose a fines de diciembre, cuando según algunos podrían darse amagos de una segunda ola o multiplicarse los rebrotes. O sea que saldría justo a tiempo.

La ventaja de esa prueba es que es mucho más rápida -pues da el resultado en 42 minutos-, es fácil de aplicar pues es como como una tira de embarazo –no requiere hisopado-, y es bastante más barata: 25 dólares por prueba, frente a los 100 dólares o más que cuesta la molecular normal. Y el gobierno no tendría el pretexto de no tener acceso a ello. Según el Dr. Cabezas, jefe del INS, esa institución posee ahora 408 mil pruebas moleculares normales, pero se sigue usando pruebas rápidas. También se puede importar pruebas moleculares rápidas más baratas desde ahora.

Con mayor disponibilidad de pruebas moleculares –normales o rápidas-, se trata entonces simplemente de darle más orientación estratégica y capacidad logística a la operación Tayta, que ha mejorado, pero todavía está lejos de poder atender (testear-aislar-abastecer) todos los casos que se presentan diariamente. Solo ha podido hacerlo con el 12% de los contagios que se han presentado desde el 1º de junio. En el siguiente cuadro tenemos sus números:

89,370 casos positivos son el 12% del total de casos que se dieron desde el 1º de junio. El ministerio de Defensa, que ejecuta ese programa, incomprensiblemente se resiste a aprovechar la capacidad logística de empresas privadas como Backus, Ransa, Alicorp y otras que ha sido ofrecida por la Sociedad Nacional de Industrias. Esa reticencia ha tenido y sigue teniendo consecuencias mortales. Lampadia




Fallecidos por el Covid-19 con respecto a la población

Fallecidos por el Covid-19 con respecto a la población

Pablo Bustamante Pardo
Director de Lampadia

Estados Unidos y el Perú acusan un gran desbalance en la incidencia del Covid-19 con respecto a la proporción de sus poblaciones en el mundo.

Dado que una buena parte de los condicionantes de este nivel de performance siguen presentes, creemos necesario dar un golpe de imagen para buscar una reacción más asertiva y eficiente del gobierno peruano.

Ambas experiencias, la de EEUU y la del Perú, son producto de las decisiones de sus gobiernos. En un caso, el de EEUU, por no darle la debida importancia a la pandemia. Y en el caso del Perú, por sobre reaccionar sin brújula, medida y cuidado.

Efectivamente, el gobierno del Perú se presentó como el más habilidoso de la clase, tomando las medidas más drásticas, cerrando toda la economía y llevando a la economía a una parálisis total, incluyendo todos los sectores económicos y todas las regiones del país.

Una estrategia que suponía una acción eficaz para aguantar el virus mientras se mejoraban las condiciones de los servicios sanitarios.

Lamentablemente, el gobierno se equivocó de plano, al optar por el uso de pruebas rápidas en vez de las moleculares, a pesar de todas las advertencias. Y peor aún, al descartar el uso de pruebas para rastrear la incidencia del virus.

Además, se cometieron otros errores, como desconocer la naturaleza de nuestra población, que acusaba necesidades de circulación y de generación de ingresos diarios, que no se podían desconocer. Se restringieron horarios de atención para actividades esenciales generando congestiones. Y se descuidó el manejo de los mercados populares.

Por otro lado, a diferencia del resto del mundo, y especialmente de los países productores de minerales, como Australia, Canadá y Chile, el Perú suspendió las operaciones mineras, desperdiciando la generación de riqueza e ingresos fiscales. Lo mismo se hizo con la pesca y, además, se afectó la agricultura por las restricciones de los demás sectores y la actitud represiva de las autoridades.

El mismo error se cometió al cerrar todas las regiones del país, incluyendo aquellas donde no había ni un contagiado con el virus.

Lo peor de todo es que no se quiso aprender de la realidad, y contrariando todas las advertencias y reclamos se insistió en el torpe manejo de la crisis, llegando a niveles absurdos de tozudez y soberbia.

Evidentemente, los principales responsables de este desastre, que nos ubica en el peor lugar del manejo de la crisis sanitaria y económica, a nivel mundial, son el presidente de la República, Martín Vizcarra, el ex primer ministro Vicente Zeballos, y Víctor Zamora, el clamoroso exministro de Salud.

Gente, que más allá de la incapacidad que mostraron, lindaron en situaciones delictivas, al haber, por ejemplo, demorado la aceptación de la planta de oxígeno ofrecida por la empresa minera, Southern Perú para Arequipa, donde crecían los afectados muy penosamente.

Además de todo esto, algo gravísimo fue la soberbia del gobierno al rechazar el apoyo de la sociedad civil para combatir la pandemia, concretamente, la ofrecida por el sector empresarial y la iglesia.

No podemos dejar de mencionar la responsabilidad de los medios de prensa afines al gobierno, que son una mayoría, que en vez de ayudar a explorar alternativas y hacer críticas constructivas, se dedicaron a aplaudir vergonzosamente las acciones del gobierno.

Licenciados los ministros Zeballos y Zamora, no se han llegado a corregir las actitudes soberbias y se han agudizado las confrontaciones con el Congreso de la República, llevando al país a una situación de mucho cuidado.

Hoy por hoy, el gobierno sigue dando manotazos de ahogado en la importantísima y crucial recuperación de la economía. No han sido capaces de activar ningún proyecto importante, y la inversión pública sigue en el limbo.

No podemos seguir así y como publicamos hace unas buenas semanas (Pero esta crisis requiere equilibrios), es indispensable convocar un gabinete de salvación nacional que sepa conducir el país a su recuperación sanitaria y económica, y que garantice unas elecciones generales transparentes y sin triquiñuelas, en todas las instancias del Estado, como por ejemplo son las absurdas recomendaciones del Jurado Nacional de Elecciones a los partidos políticos en cuanto a sus programas de gobierno. Todo ello requiere visión de país y liderazgo, que solo puede recuperarse con un mejor gabinete de ministros. Lampadia




Estamos venciendo al Covid

Hemos unido esfuerzos con la sociedad civil y el sector privado

Lampadia: Entrevista de Jaime de Althaus al jefe del Comando Covid de Arequipa

La estrategia que aplica Rondón en Arequipa, ejemplo para Lima

Gustavo Rondón, jefe del comando Covid de Arequipa, explica la estrategia que ha llevado a reducir apreciablemente el número de contagiados y de fallecidos en Arequipa en las últimas dos semanas. Básicamente se convocó al sector privado, la Iglesia, las organizaciones sociales y las Universidades para unir esfuerzos en una estrategia que va a las casas a buscar a los infectados, los aísla y los abastece de alimentos. Es lo que hay que hacer en Lima.

Lampadia




Estrategia, método y disciplina

Estrategia, método y disciplina

Carlos E. Gálvez Pinillos
Expresidente de la SNMPE
Para Lampadia

Ya nadie duda que, aún con los números preliminares del MINSA, el Perú ha alcanzado el lamentable primer puesto a nivel mundial de fallecidos por millón de habitantes por Covid-19, entre los 10 países con más fallecidos. En paralelo, también hemos pasado de ser el caso emblemático de solidez económica a nivel mundial, a convertirnos en el país más impactado en su economía, como producto de esta epidemia, con una caída estimada del PBI para este año de entre 12% y 14%, habiendo tenido meses de hasta -40% y una impresionante pérdida de empleos formales.

Tenemos pues entre manos un problema serio y complejo y me temo que no estamos debidamente entrenados para manejar estos problemas complejos, ni estamos usando las herramientas necesarias para su manejo. A riesgo de ser criticado por los políticos por darle un enfoque empresarial, quisiera que juntos rompamos ese mito y veamos, que para esta, como para cualquier otro “tipo de guerra”, se necesita: estrategia, método y disciplina.

Allá por el año 1990, Robert S. Kaplan y David P. Norton, comenzaron a diseñar lo que en 1992 lanzaron al mundo académico, empresarial y de entidades no lucrativas, con el nombre de “Balanced Scorecard” (BSC), que fue la herramienta preliminar para trabajar y hacer seguimiento al cumplimiento de metas y objetivos de cualquier organización, debidamente alineados al cumplimiento de una estrategia equilibrada o balanceada. En el tiempo, esta herramienta ha sido mejorada y ahora bajo el nombre de “BSC Focusplus”, se trabaja; el diseño de una adecuada Arquitectura Estratégica, el desarrollo del Plan Estratégico y el enfoque que se debe tener para el Gerenciamiento Estratégico usando la Hoja de Ruta correspondientes, para monitorear su ejecución y alcanzar los objetivos trazados, sin privilegiar, ni postergar algunas líneas de acción.

Menciono esto, porque de inmediato apareció la discusión de si de debía privilegiar lo sanitario o lo económico, una discusión bizantina, pues se trata de tener un manejo equilibrado de ambos dominios, ya que no se puede mejorar la salud sin manejar bien lo económico y viceversa.

En primer lugar, es esencial partir de data correcta y por eso se reclama tanto, transparentar los números de contagiados y la cantidad de fallecidos, sin aferrarse a concepciones restrictivas. Fallecidos por COVID-19, no son sólo los que tienen un certificado COVID-19 positivo, sino como explicaba una médica, ex-ministra de Salud, “si camina como pato, tiene plumas como pato, nada como pato y hace cua cua, es pato, aunque no tenga certificado de pato”. Sólo la data sincera, clara y transparente, permitirá un análisis serio y diseño de una estrategia que pueda dar resultados, que a la postre es lo que nos interesa.

Una información clara y descarnada del nivel de contagios, factor R y tasa de letalidad, sería un elemento altamente disuasivo para influir en la población, pues parte de este esfuerzo es contar con una sólida Estrategia de Comunicación. La única consecuencia del ocultamiento o edulcoramiento de la realidad, es generar una sensación de confianza absolutamente falsa, que conduce a bajar la guardia, cuando debiéramos estar en alerta absoluta.

Otro elemento fundamental, es generar condiciones que permitan la higiene necesaria, dando facilidades con instalaciones temporales de agua potable para quienes no lo tienen. Igualmente, replantearnos el transporte público de pasajeros, ampliando la oferta de ómnibus del Metropolitano y líneas alimentadoras, con tarifas subsidiadas, eliminándose la congestión en las estaciones o paraderos y sacando del mercado, por precios, a las “combis” y colectivos, puntos de alta transmisión y diseminación de la enfermedad.

Pensando en el manejo de la salud, la importancia de la data sanitaria mencionada radica en que, sólo contando con ella se puede calcular el real factor R (nivel de contagio) y tasa de Letalidad (porcentaje de fallecidos respecto a los infectados), elementos fundamentales para diseñar la estrategia sanitaria. Estos dos factores nos permiten a su vez, definir cómo actuar en una determinada demarcación territorial si el nivel de contagio es bajo, regular o alto y qué plan y objetivos definir. Del mismo modo, dependiendo del nivel, se determinaría el tipo de herramientas médico-sanitarias a usar; preventivas, procedimiento médico temprano (con medicación), aislamiento con monitoreo médico presencial, telemédico o facilidades UCI.

El manejo de este Plan Estratégico debe ser a tres niveles; una ruta estratégica Nacional conducida por un equipo del gobierno central, quien diseña la estrategia, su arquitectura y el tablero de control, siendo además el responsable de tomar las medidas correctivas ante las desviaciones de este “BSC Focusplus”. Este equipo del gobierno central, de la mano de los responsables de cada región, diseña la ruta estratégica Regional. Igualmente es el equipo regional quien monitorea y reporta el cumplimiento del plan y sus resultados, acorde a la Hoja de Ruta, coordina las acciones tácticas y operativas con el personal sanitario en campo e informa todo lo actuado al gobierno central. Este trabajo de monitoreo de sanos, contagiados y la evolución de la enfermedad de estos hasta su recuperación absoluta (alta médica), debe realizarse con apoyo de geomática usando la telefonía celular de la ciudadanía, capaces de enlazarse a las centrales regionales.

Respecto de la Arquitectura estratégica, se debe clasificar a cada provincia en función del Factor R y de la tasa de letalidad, clasificando si están dentro de los límites inferior o superior de cada categoría (rojo, ámbar o verde) y esta apreciación de las provincias, permitirá definir la situación de la Región y la estrategia a aplicar, tanto en lo sanitario, como en cuanto a la actividad económica.

Ciertamente, el levantamiento inicial data de contagios debe de hacerse con pruebas moleculares, haciendo también el seguimiento de la cadena de contactos, con pruebas moleculares a toda la cadena, poniendo en cuarentena a los contagiados (cerco sanitario). En las localidades donde no se haya desbordado el contagio, sería conveniente “ir a buscar el Covid-19” de casa en casa, tratando de identificar por examen clínico, seguido de prueba molecular confirmatoria y atendiendo estos casos con la medicación temprana conocida (Ivermectina, Azitromicina, Hidroxicloroquina, Paracetamol y Dexametasona), dando seguimiento telefónico de temperatura, presión y nivel de saturación de oxígeno, para apoyar con oxígeno ante una baja de dicho nivel de saturación. Con estos procedimientos del primer nivel médico, que perfectamente lo pueden monitorear; técnicos sanitarios, enfermeros, estudiantes de medicina o miembros capacitados de las fuerzas del orden, se evitaría, en un altísimo porcentaje, llegar a UCI e incluso, en muchísimos casos, el requerimiento de oxígeno.

La reactivación económica es la otra línea de este plan, que requiere también de un análisis cuidadoso. Si bien fue interesante la primera acción encaminada a dar sostenimiento financiero a las personas y empresas, que abruptamente perdieron sus ingresos por ventas o remuneraciones, esta llegó tarde y disminuida (se ha desembolsado un bono calibrado para una quincena, cuando ya llevamos cinco meses de cuarentena). En el caso de las empresas, impedirles romper la cadena de pagos fue una importante solución financiera de corto plazo, pero la “reactivación económica”, léase de activar producción y ventas, debió encararse y aún no se hace.

Para empezar, el MEF debería mostrarnos el impacto a la fecha del COVID-19 sobre; las cuentas nacionales, la caja fiscal, la balanza de pagos y el empleo formal e informal. Con esos datos a la mano, debiera compartir los escenarios de recuperación de esos indicadores y nuestras mejores opciones para realizarlo. No pueden decir, sin demostrarlo cuantitativamente, que con los empleos temporales del programa “Arranca Perú”, algunos proyectos de inversión pública y el financiamiento a las MYPES vamos a recomponer las exportaciones, recuperar la recaudación tributaria y los más de 4 millones de puestos de trabajo formal perdidos a nivel nacional.

Debió diseñarse esta reactivación, considerando lo que debemos calificar como actividades esenciales, sea por que nos proveen el sustento alimentario o porque siendo actividades de exportación, no están sufriendo el impacto negativo de demanda que soporta el mercado de consumo interno.

De la mano de estas actividades esenciales, debieran haberse activado los proveedores de bienes y servicios que, de acuerdo a la tabla insumo/producto de cada una de estas actividades, se requiere para una fluida producción, transporte y comercialización de estas actividades esenciales. El criterio de fases que se aplicó, no contemplaba el carácter sistémico de la actividad económica y por eso fue tan trabado.

El otro factor fundamental a tener en cuenta, es la capacidad de creación de renta, de empleo formal y de aporte tributario, de divisas y generación de estímulo de demanda a otras actividades, pues sin un estímulo a la demanda de consumo interno, las MYPES no tendrán opción de sostenerse.

Considero que si no se diseña una Estrategia, se aplica un Método adecuado y se monitorea con Disciplina, seguiremos siendo el país más golpeado del mundo, en lo sanitario y en lo económico. Lampadia




La realidad de la Epidemia

La realidad de la Epidemia

Sebastiao Mendonca Ferreira
Un trabajo del equipo del Centro Wiñaq
Para Lampadia

16 mil muertos sin explicación

Todos los días mueren personas en Perú. Morían en el 2019 y mueren ahora en el 2020. El problema es que, considerando sólo a las muertes no violentas, entre el 1º de abril y el 29 de mayo, de este año 2020, murieron 17,406 más personas que el año pasado. A esos muertos extra del 2020, los llamamos “Muertos Excedentes”.

Expliquemos un poco más. El año pasado, entre el 1º de abril y el 29 de mayo, fallecieron 16,136 personas por muerte no violenta, es decir, por problemas de salud como diabetes, tuberculosis, dengue, problemas cardíacos, desnutrición, etc. Este año, 2020, en el mismo intervalo de tiempo, murieron 33,542 personas por causas no-violentas. La diferencia entre los dos años son los 17,406 muertos excedentes. (Si hiciéramos la diferencia con el promedio de fallecidos de 2017, 2018 y 2019, los muertos excedentes se incrementarían en 611, una variación de solo 3.8%)

Según el informe oficial del MINSA (siempre en ese mismo intervalo), 4,230 personas fallecieron por COVID-19. Entonces nos queda 13,176 muertos excedentes sin explicación. Esta no es una pequeña cantidad, ni es un pequeño porcentaje. Es el 75.7% de los muertos excedentes que no son explicados por el reporte COVID-19 del MINSA.

Hablando en términos diarios, los muertos excedentes del día 29 de mayo fueron 850. Según el MINSA, los muertos por COVID-19 ese mismo día fueron 131. ¿De qué han muerto los 619 restantes? ¿Acaso hay alguna otra epidemia no identificada en Perú, que matando a muchos cientos adicionales de personas por día?

Creemos que, dejar sin explicación a ¾ de los muertos excedentes no es adecuado. Si queremos entender lo que está pasando con la epidemia, necesitamos considerar a los muertos excedentes y no solo al informe oficial de fallecidos por COVID-19 que nos brinda el MINSA. No es gratuito que equipos de investigadores de institutos de investigación de la más alta respetabilidad (London School of Hygiene & Tropical Medicine, London WC1E 7HT, UK (DAL, LS, CIJ); Max Planck Institute for Demographic Research, Rostock, Germany (VMS); Centre for Fertility and Health, Norwegian Institute of Public Health, Oslo, Norway (PM); and University of Economics, Prague, Czech Republic (MP)), y medios internacionales como The Economist y Financial Times, estén utilizando los muertos excedentes para monitorear la evolución de la epidemia. (https://www.thelancet.com/journals/lancet/article/PIIS0140-6736(20)30933-8/fulltext)

Cuando comparamos la composición de género (hombres y mujeres) de los muertos excedentes, encontramos que es muy similar a la composición de género de los muertos por COVID-19, reportados por el MINSA. Según los informes del MINSA, los muertos por COVID-19 son 28% mujeres y 72% hombres, y los muertos excedentes son muy próximos: 31% mujeres y 69% hombres. Sucede que, en tiempos normales, la proporción de muertos mujeres es 48% y de muertos hombres es 52%. ¿Cómo explicar que la distribución de género de los muertos excedentes sea tan similar a la del COVD-19 y que sea tan distinta del patrón normal de las muertes en el país? ¿Es que esa “otra epidemia” tiene el mismo patrón de género que el coronavirus, que golpea mas fuerte donde mas casos de COVID han sido reportados o será que el coronavirus es la explicación de la mayor parte de los muertos excedentes?

En los países desarrollados, que han sabido manejar la epidemia y registrar bien a los muertos, hay una alta coincidencia entre los muertos excedentes y los muertos por COVID-19. En el Reino Unido los muertos COVID-19 son el 72% de los muertos excedentes, en España son el 78%, en Francia son 93%, en Suecia son 92%, etc. En los países menos desarrollados ese registro ha sido deficiente y los muertos registrados por COVID-19 sólo representan una fracción de los muertos excedentes. En Indonesia los muertos COVID-19 oficiales son el 14% de los excedentes, y en Turquía son el 44%. El Perú, se ha quedado entre Indonesia y Turquía, pues los muertos COVID-19 oficiales representan 24% de los muertos excedentes. (https://www.economist.com/graphic-detail/2020/04/16/tracking-covid-19-excess-deaths-across-countries). Cuando las diferencias entre los muertos COVID-19 registrados y los muertos reales son pequeñas (10% o hasta 20%), el ajuste de las cifras puede esperar hasta que termine la epidemia, pero cuando el 76% de los muertos excedentes carecen de explicación, el ajuste de las cifras no debería postergarse.

Es muy probable que tradicionalmente exista un sub-registro del SINADEF. Es decir, que los muertos reales sean más de los reportados por SINADEF, especialmente en las provincias alejadas de Lima. De ser así, los muertos excedentes del 2020 serían aún más numerosos, pues es muy probable que ese sub-registro del SINADEF se haya agravado durante la epidemia (En Iquitos, el Hospital Regional ha registrado 800 muertos al 13 de mayo, bastante más que 500 muertos que el mismo SINADEF reportó hasta esa fecha.). Entonces, el sub-registro del SINADEF reforzaría el motivo de preocupación, pues se podría hablar de un excedente de fallecidos aún mayor a los 17,406 y el porcentaje de muertos sin explicación de la causa de su muerte sería aún mayor que 76%.

El estado de la epidemia

Si los muertos excedentes son, en su gran mayoría, causados por el COVID-19 y el registro oficial de los muertos COVID-19 es tan poco representativo (24%), entonces necesitamos monitorear a los muertos excedentes para saber qué pasa con la epidemia, como lo hicieron los institutos de investigación antes señalados. La observación de los muertos excedentes entre el 1º de abril y 29 de mayo nos indica que la epidemia sigue avanzando, aunque muestra una desaceleración. A esa fecha, el Perú (considerando solo la población de la costa y la selva), había llegado a 463 muertos excedentes por millón, un nivel comparable al de Francia, pero mucho menos que de España o Italia, aunque se trata de sociedades con promedios de edad más elevados que el peruano.

A pesar de la desaceleración en los fallecidos excedentes por día; no debería sorprendernos si esa desaceleración se revierte en las próximas semanas por el incremento de las actividades económicas y de las dinámicas de contagio, especialmente en los medios de transporte en Lima.

Para tener una imagen mas realista de la evolución de la epidemia es necesario indicar que en Perú hay dinámicas muy diferenciadas y la data agregada puede ocultar aspectos importantes.

  1. En Iquitos y Pucallpa la epidemia ya pasó el pico y va en bajada,
  2. En la sierra está aún en una fase incipiente (ver estudio sobre la menor agresividad del coronavirus en alturas superiores 2,500 metros: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC7175867/),
  3. La costa norte (Chiclayo, Piura, Tumbes, etc.) presenta dinámicas poco claras, y
  4. En Lima-Callao la epidemia sigue creciendo, aunque a menor ritmo. Por su población y su conexión con todo el país, Lima-Callao comanda la dinámica nacional.

Dada las limitaciones que el Estado Peruano ha evidenciado para controlar la epidemia, el porcentaje de personas que fallecen fuera de los hospitales (39%, según SINADEF) y el alto porcentaje de la población informal (71%), el número de muertos de los próximos meses va depender principalmente de la letalidad real del virus. Si tomamos como referencia las estimaciones de letalidad hechas en otros países (New York: 0.86%, Francia: 0.5%, 1% Brasil etc.) y el mayor porcentaje de población joven del Perú, y la mala calidad de su sistema de salud podemos creer que esa letalidad es mucho menos que los 2.7% que publica el MINSA. (ver estudio del Imperial College sobre Brasil, un país con una estructura etaria y servicios de salud mas parecidos al Perú que los países europeos: https://www.imperial.ac.uk/mrc-global-infectious-disease-analysis/covid-19/report-21-brazil/)

Algunas conclusiones

  • Facilitar la información del SINADEF es una expresión de transparencia de parte del MINSA, pero la información que brinda sobre los muertos por COVID-19 es muy incompleta y no genera una base para analizar las dinámicas de la epidemia.
  • La modelización que están haciendo instituciones internacionales sobre el Perú es con la data del MINSA.  Si ellos dispusieran de una data más cercana a la realidad (como la que disponen de países desarrollados), sus resultados serían más realistas.
  • Es el número de muertos excedentes lo que indica las dinámicas de la epidemia y evidencia el costo real de vidas humanas que está teniendo, y ofrece indicadores más cercanos a la realidad.
  • El futuro de la epidemia dependerá de las diversas regiones, pero Lima y Callao serán los núcleos principales.
  • Lima se está desacelerando, pero puede re-acelerar de acá a dos semanas, por el aumento de la actividad económica.
  • Es probable que los muertos reales se acumulen en decenas de miles, y no en unos pocos miles, como se presenta hasta ahora en los informes oficiales.
  • Estudios de seroprevalencia ayudaría a monitorear con mejores evidencias el avance de la epidemia y conocer qué ciudades se acercan o no a una posible inmunidad de manada.

Lampadia