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Visión de la reducción de la pobreza global al 2030

La reducción de la pobreza global y la mejora de la salud es el eje alrededor del cual gira la Fundación Bill y Melinda Gates. El pasado 26 y 27 de setiembre, la organización filantrópica realizó el evento anual de Goalkeepers y dio a conocer su nuevo informe anual, con el objetivo de compartir toda la data que han recabado, celebrar los éxitos y advertir a la comunidad mundial sobre lo que podría suceder si no seguimos invirtiendo en el desarrollo.

La Fundación Bill & Melinda Gates comenzó a desarrollar el informe “Goalkeepers” (publicado en nuestra sección Documentos) el año pasado porque, a pesar de los notables avances en la lucha contra la pobreza, la desigualdad y las enfermedades, todavía queda mucho por hacer. El progreso es posible, pero no es inevitable y es por eso que se diseñó Goalkeepers. Este informe busca ser un catalizador para la acción, que reúne a líderes de todo el mundo para compartir lo que funciona y lo que no, y para forjar nuevas asociaciones para la acción. La Fundación Gates se ha comprometido a emitir este informe todos los años hasta el 2030.

“Estamos tratando no solo de generar conciencia sobre el progreso y lo que está en riesgo, sino que impulsamos a la gente a alzar sus voces para impulsar las acciones que nos ayudarán a alcanzar el lado positivo del pronóstico”, dijo Bill Gates anunciando el informe de este año. “Estamos tratando de atraer a muchos líderes jóvenes para que se involucren en esto”.

El informe “Goalkeepers” analiza 18 indicadores de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS): pobreza, retraso del crecimiento, agricultura, mortalidad materna, mortalidad de menores de cinco años, mortalidad neonatal, VIH, tuberculosis, malaria, enfermedades tropicales desatendidas, planificación familiar, cobertura universal de salud, adicción al tabaco, vacunas, educación, género igualdad, saneamiento y servicios financieros para los pobres.

También propone mejoras, como por ejemplo cómo reducir el número de personas que viven por debajo del umbral de la pobreza, aumentar el acceso a anticonceptivos y reducir el número de muertes relacionadas con el VIH.

El informe nos recuerda que el mundo ha estado mejorando. Desde el año 2000, más de mil millones de personas han salido de la pobreza extrema. Sin embargo, actualmente, uno de los obstáculos a los que se enfrenta el mundo para continuar esta reducción de la pobreza es el rápido crecimiento demográfico.

En la introducción al informe de 2018, Bill y Melinda Gates dan la alarma de que “décadas de progresos deslumbrantes en la lucha contra la pobreza y la enfermedad pueden estar a punto de estancarse”, debido al rápido crecimiento demográfico en las partes más pobres del mundo. Informan que la pobreza extrema se está concentrando fuertemente en el África subsahariana, particularmente en la República Democrática del Congo y Nigeria. Estos dos países albergarán a más del 40% de pobreza extrema del mundo para el año 2050. Por lo tanto, escribe Gates, reducir la pobreza en África debería ser “la prioridad mundial para las próximas tres décadas”.

Aliviar la pobreza en estas áreas es especialmente difícil porque está “enraizada en la violencia, la inestabilidad política, la desigualdad de género, el cambio climático severo y otras crisis profundas” y está relacionada con las altas tasas de mortalidad infantil y desnutrición.

Gates argumenta que la solución es invertir en la salud y la educación de los jóvenes, permitiéndoles realizar un trabajo innovador e impulsar el crecimiento como activistas, innovadores, líderes y trabajadores.

En cuanto a cómo llevar a cabo esta inversión, los Gates dicen que:

  • En cuanto a la salud, los niños no solo deben sobrevivir, sino también prosperar, incluso sobrepasando el retraso en el crecimiento.
  • En cuanto a la educación, el siguiente paso es mejorar la calidad de la educación, aprovechando los recientes aumentos en la matrícula en la escuela primaria y de las niñas.

Concluyen argumentando que el destino de los jóvenes en África “será el mayor factor determinante de si el mundo avanza hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible”.

Tras la publicación del informe de Goalkeepers 2018, el 24 de septiembre, la Fundación Gates publicó los resultados de una encuesta Goalkeepers realizada por Ipsos Public Affairs. La encuesta consultó a 40,000 personas, de 12 años o más, en 15 países de todos los niveles de ingresos, sobre sus perspectivas sobre sus vidas personales, los desafíos para sus comunidades y la dirección de sus países. La encuesta encuentra que:

  • Los jóvenes de todo el mundo son más optimistas sobre el futuro que las generaciones anteriores, con niveles de optimismo más altos en los países de ingresos bajos y medianos;
  • Los jóvenes en estos países tienen más probabilidades de creer que pueden afectar la forma en que se rigen sus países y que su generación tendrá un impacto más positivo en el mundo que la generación de sus padres; y
  • El progreso en la lucha contra la pobreza y la enfermedad “se siente en los países de ingresos bajos y medianos”.

La conclusión es clara: para seguir mejorando la condición humana, nuestra labor ahora es ayudar a crear oportunidades en los países más pobres y que están creciendo más rápidamente. Como dice el informe: “El auge actual de la población juvenil puede ser bueno para la economía; si los jóvenes están sanos, están formados y son productivos, habrá más personas que puedan desempeñar el tipo de trabajo innovador que estimula el crecimiento rápido. Esto ayuda a explicar el avance asombroso de la generación anterior en la mayor parte del mundo y es la clave para que ese progreso se extienda por todas partes.”

El futuro está en nuestros jóvenes. Lampadia




Perú: Crecimiento disminuye la Desigualdad

Perú: Crecimiento disminuye la Desigualdad

En los últimos años, especialmente luego de la crisis económica del 2008, diversos analistas debaten sobre el crecimiento y la desigualdad. Muchos de ellos intentan mostrar a estos dos fenómenos como contrapuestos. Es decir que a mayor crecimiento se genera una mayor desigualdad. Sumándose a esta corriente, recientemente, el columnista de la República, Mirko Lauer escribió un artículo al que tituló con sensacionalismo: “Los ricos nos impiden crecer más”

En él señala: “Un estudio del FMI [elaborado por algunos funcionarios] emitido este lunes [15 de junio] sostiene que el aumento de la fortuna de los ricos debilita el crecimiento de la economía en un país. (…) a contrapelo de la teoría del chorreo (…). Al no chorrear, el mayor enriquecimiento en la cumbre aumenta todavía más la desigualdad en una economía. El informe FMI para discusión… va más allá de un saludo a la pura justicia distributiva y plantea, con cifras en la mano, que además de no haber chorreo, esta ausencia es nociva para el crecimiento de la economía en su conjunto. En tal medida la desigualdad creciente debe ser vista como un factor de crisis”.

Este informe no representa la posición oficial del FMI, sin embargo, sí es cierto es que el Fondo viene discutiendo estos temas de un tiempo atrás.

 

 

Además del citado informe, el 2014, el Fondo ha publicado dos estudios sobre la desigualdad. En ambos documentos, deja en claro que no recomienda políticas redistributivas. En el informe titulado “La redistribución, desigualdad y crecimiento” se indica: “El Fondo ha sido con razón cauteloso acerca de recomendar el uso de políticas redistributivas ya que dichas políticas pueden en sí mismas reducir la eficiencia económica y rebajar las perspectivas de crecimiento sostenido”.  Asimismo en el paper llamado “Política Fiscal y Desigualdad” se afirma: “es necesario identificar los instrumentos fiscales que permitan alcanzar los objetivos de distribución a un costo mínimo para la eficiencia económica”, es decir no impedir el crecimiento.

Como hemos señalado, la preocupación que existe en los países occidentales, para entender el origen de la crisis del 2008 y la creciente desigualdad de los países ricos, así como el descontento consiguiente con sus líderes y las estructuras de la economía de mercado. Algo que por supuesto no ocurre en los países emergentes y, en especial, en los del Asia en dónde, salvo algunas excepciones, las naciones no dejan de crecer reduciendo la pobreza y expandiendo a su clase media, generando así un bienestar impensado tan solo unas décadas atrás para cientos de millones de personas. El liderazgo de China e India ha permitido el surgimiento de una clase media de más de 2,500 millones de personas. Ver en Lampadia: El próximo gran salto adelante de la humanidad – Hacia el final de la pobreza (The Economist).

Perdiendo de vista esta perspectiva, arrecian los embates contra el capitalismo y renacen posturas populistas que empiezan a despertar desprevenidas simpatías en Europa. Sin tomar en cuenta la historia del populismo en América Latina y su nueva versión que está desquiciando aVenezuela, Argentina, Ecuador, Bolivia yBrasil.

Como advierte bien el economista de la Universidad de Columbia, Xavier Sala i Martín: “El capitalismo no es un sistema económico perfecto. Pero cuando se trata de reducir la pobreza en el mundo, es el mejor sistema económico que jamás ha visto el hombre”. Algo que corroboran Bill Gates y Hans Rosling (Ver en Lampadia: Bill Gates y Hans Rosling debaten el fin de la pobreza extrema).

En el caso concreto del Perú habría que recordar lo que señala el Banco Mundial sobre nuestro proceso de crecimiento de la última década: “Uno de los rasgos más importantes del crecimiento en el Perú es que es de amplia base. En tal sentido, aunque se mantiene elevada la desigualdad de ingresos, esta, medida por el Coeficiente Gini, ha declinado de 0.49 en el 2004 a 0.44 en el 2013”.

Por su lado el BID ha afirmado sobre el crecimiento peruano, que “este ha sido ‘pro-pobre’ y ‘pro-clase media’”, lo que confirma la singularidad de nuestro proceso de crecimiento alto con reducción de la desigualdad, no usual en la historia económica de otros países. Por lo tanto, un proceso claramente virtuoso.

En el Perú, como indican estas cifras, el crecimiento ha reducido la desigualdad. Y no por chorreo precisamente, como se nos quiere hacer creer, sino por un proceso más complejo, como el de los ‘manantes’ (Ver en Lampadia: No es chorreo son manantes).

En un reciente artículo Richard Webb nos recordaba que “nunca antes el Perú había conocido una sostenida expansión económica que resultara más favorable para los pobres que para los ricos. Según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), durante el último quinquenio el ingreso promedio del quinto más pobre en la escala de familias aumentó 34%, mientras que el del quinto más rico aumentó 8%. Y desde hace 25 años los ingresos rurales crecen más rápido que los urbanos”.

A nivel de deciles, este fenómeno es más claro aún:

 

 

Además, Webb también señala, que se ha incrementado nuestro capital humano, algo fundamental para combatir la desigualdad: “el analfabetismo se ha reducido de 13% a 4% de la población adulta y la proporción con estudios superiores se ha elevado de 20% a 31%”.

Todas estas cifras son una demostración que el Perú ha recorrido la senda correcta al enfocarnos en el crecimiento que nos ha llevó a reducir la pobreza, incrementar la clase media y mejorar la calidad de vida de nuestra población (ver en Lampadia: Las cifras de la prosperidad y El libro blanco de la clase media).

Está claro que el crecimiento no es suficiente para superarla pobreza, en especial la extrema. Nadie puede ser indiferente ante la situación de gente que vive enen condiciones de miseria. Para cumplir con este objetivo son necesaria políticas específicas que permitan que este sector de la población, por las condiciones en las que se encuentra, salga de esa estanciarápido y de forma sostenida. El enfoque, en este caso debe ser traer a los pobres ala economía de  mercado. Eso es, precisamente, lo que ha hecho China y lo que ha venido ocurriendo en el Perú, como demuestra Webb en su libro Conexión y Despegue Rural.

Para lograr que este proceso se mantenga y se fortalezca se necesita además de un Estado fuerte que pueda tener funcionarios bien calificados y remunerados hasta en el distrito más alejado del país. Es decir una burocracia meritocrática capaz de enfrentar este y otros retos de manera eficiente y eficaz (ver en Lampadia: Instalemos un Estado Meritocrático en el Perú). Así mismo, no se puede lograr un desarrollo duradero sin reformas profundas de nuestras instituciones y de la calidad de los servicios públicos.

Las experiencias de nuestro país, por más de cincuenta años, nos exigen hacer análisis profundos, con contexto histórico y encontrar nuestros caminos sin que los contaminemos por realidades ajenas y afanes políticos. Lampadia