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Alemania debe resolver su problema de arrogancia

En las dos últimas décadas, el rol de Alemania en el mundo global ha tenido una transformación notable. Después de su pacífica reunificación de 1990, se encaminó a convertirse en un gigante económico. Hoy en día, es la mayor potencia europea que atrae elogios y críticas en igual medida. Esto es cierto tanto para la respuesta de Alemania a la oleada de refugiados (acogió a más de un millón de personas el año pasado), como para el manejo de la crisis del euro.

Este exitoso proceso de desarrollo de Alemania, que efectivamente, se debe en gran medida a su disciplina interna y su reforma laboral liberalizadora, está generando una reacción muy negativa en sus vecinos y otros países, llegándose a acusaciones de soberbia y auto complacencia que solo puede deteriorar el clima global en los próximos años.

El mundo debe aprender de los alemanes, pero si ellos no se manejan bien, perderemos sus buenos ejemplos y la propia Alemania perderá también gran parte de su actual influencia global.

El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, describió recientemente a la Unión Europea como “un vehículo para Alemania”. Él y los miembros de su administración sostienen que la industria alemana se ha beneficiado significativamente desde la introducción del euro a principios de los años 2000. La ventaja para Alemania, argumentan, es que la moneda común europea es más débil de lo que sería el Deutsche Mark. El resultado son exportaciones alemanas muy competitivas. Trump no fue el primer presidente de Estados Unidos en criticar el superávit comercial de Alemania, el más grande del mundo. Pero fue el primero en sugerir que Estados Unidos podría tomar contramedidas contra las exportaciones alemanas.

Fuente: RumbosDigital

Algunos de los socios de Alemania en la eurozona también han acusado al país de exportar demasiado e importar muy poco, situación que conduce a un bajo desempleo en Alemania y a un alto desempleo en otras partes de la zona monetaria. Sin embargo, como afirma un reciente artículo de Foreign Policy (traducido y glosado líneas abajo) sus acusaciones no se centran en el valor del euro (que establece el Banco Central Europeo), sino en las estrictas políticas fiscales de Berlín, que restringen el consumo interno y limitan el apetito de los alemanes por las importaciones. La Comisión Europea y el Fondo Monetario Internacional han pedido a Alemania que aumente la inversión en infraestructura pública y aumente los salarios de los trabajadores alemanes.

Además, según Foreign Policy, “Alemania insiste en que otros países sigan su ejemplo sobre el cambio climático, cerrando las centrales nucleares y cambiando a la generación de energía limpia. Pero Alemania es el mayor productor europeo de carbón sucio (séptimo en el mundo), y no está en camino de alcanzar los objetivos de reducción del acuerdo de París para el 2020.” Estas ventajas hacia Alemania se hicieron evidentes durante la última década.

La crisis económica europea y las medidas de austeridad que la siguieron condujeron a la aparición de fuerzas políticas nacionalistas, populistas y contra el establishment en todo el continente. Algunos critican a la Unión Europea, mientras que otros quieren deshacerse de la eurozona. Cada año de la última década ha sido una prueba de la capacidad de resistencia de la eurozona, pero el 2017 podría ser el año en que la propia sobrevivencia del bloque esté en peligro.

Ningún desequilibrio es sostenible en el largo plazo. Así como China tuvo que ajustar su economía y frenar el crecimiento de su superávit, es hora que Alemania entienda, por la preservación de un sano nivel de influencia en los temas globales, que además de aceptar una alta cuota de migrantes, debe tratar de equilibrar sus relaciones comerciales con sus socios europeos y el resto del mundo. Lampadia

Alemania tiene un problema de arrogancia

El evangelismo moral de un país es una presunción intolerable del resto del mundo

Paul Hockenos
Foreign Policy
17 de abril de 2017
Traducido y glosado por Lampadia

Fuente: Foreign Policy

Hace un año, Alemania fue nombrada “el mejor país” en el mundo, según una encuesta del Wharton School de la Universidad de Pensilvania. La encuesta se basó en criterios que miden el espíritu empresarial, el poder, la educación pública y la calidad de vida, entre otros. Pero para un número creciente de alemanes, lo importante era que ofrecía confirmación de la propia imagen que ellos tenían de sí mismos. Su país cayó a la cuarta posición en la encuesta de este año, detrás de Suiza, Canadá y el Reino Unido, pero parece poco probable que haga mucho para atenuar la confianza en sí mismos de una sociedad que goza de una economía en expansión y con un creciente prestigio internacional.

Ya sea que se trate de la migración o la manufactura, la política fiscal o la energía renovable, cada vez más los alemanes creen que ellos, y ellos solos, saben qué es mejor, por lo menos a juzgar por la actitud que exhiben en todas partes, desde las columnas de periódicos hasta los discursos parlamentarios. En alemán, el fenómeno se resume en una palabra: Besserwisserei, una actitud de saber todo, que los propios alemanes admiten es un rasgo cultural enraizado.

Pero es cada vez más claro que el Besserwisserei es un ejemplo de la presunción intolerable para los otros países. Basta con preguntarle a los vecinos europeos de Alemania, y a otros, incluyendo a Estados Unidos, donde el resentimiento contra los alemanes ha estado percollando durante años, bajo constante amenaza de salir a la luz.

El resentimiento es sólo una parte del problema que plantea la auto-satisfacción de Alemania. La otra es la creciente amenaza de que la vanidad cultural empiece a esconderse en un egoísmo político autodestructivo. Besserwisserei puede ser un rasgo cultural que se remonta siglos atrás, pero hoy Alemania tiene más poder en Europa, particularmente en la Unión Europea. Y el canciller alemán Angela Merkel no ha dudado en desplegarlo. Sin duda el resto de Europa nota que las cosas se hacen cada vez más a la manera de Alemania, incluso cuando la discutible manera de ser de los alemanes – o como sugieren algunos de los críticos del país- no es la mejor. La gran pregunta para el futuro de Europa podría ser si los alemanes también se darán cuenta.

Las acusaciones de egoísmo y prepotencia son relativamente nuevas. En la República de Bonn de 1949 a 1990, la Alemania Occidental era un humilde subordinado de la alianza occidental. Su mansedumbre y su sólido compromiso con el bien de la UE, en el que el poder político estaba más ampliamente distribuido de lo que es hoy en día (principalmente en dirección a París), provinieron de los crímenes cometidos por la Alemania nazi de la Segunda Guerra Mundial. La soberanía del país de la posguerra fue controlada por los aliados occidentales (y en el este por la Unión Soviética), y sus líderes lucharon para aligerarse poco a poco a través de acciones benevolentes. Los alemanes occidentales estaban en su mejor comportamiento para no parecer agresivos o tener hambre. La unificación era un tema tabú, mientras que el orgullo nacional era evitado. Y era jugar a los buenos alemanes (y los buenos europeos) que allanaron el camino a la unificación alemana en 1990. Para entonces, la mayoría de Europa – pero no toda – confiaba en Alemania, entendiéndola como una democracia dispuesta a sacrificar sus intereses inmediatos por una Comunidad europea que devolvía a Germania a la familia de los países normales.

La diferencia, explica Sir Paul Lever, ex embajador británico en Alemania y autor de las Reglas de Berlín, es que Alemania está en el asiento del conductor. “Alemania es más poderosa que nunca, especialmente dentro de la UE, no porque se haya elegido, sino porque no hay nadie más capaz de liderar en este momento”, dice, señalando la debilitada posición de Francia en la unión. Pero Lever no cree que los alemanes sean presuntuosos, sino que “simplemente están siguiendo su propio interés, porque pueden”, dice, señalando que otros países europeos han elegido libremente caer en la línea.

El entusiasmo alemán está provocando enojosas acusaciones de “imperialismo moral” desde Hungría, y sus vecinos de Europa central, incluyendo Eslovaquia, Polonia y Croacia, que coinciden en gran medida. Mientras tanto, durante la primera vuelta de la elección presidencial francesa, los candidatos de más de un partido castigaron a Merkel por dictar una política alemana de la eurozona. “Así es como el editor alemán Wolfram Weimer resumió críticamente el nuevo modus operandi de Alemania durante las negociaciones de rescate en un artículo titulado” Totalitarismo Virtuoso”. El economista norteamericano Paul Krugman condena repetidamente a Alemania por “moralizar” la política fiscal europea, es decir, la obsesión de Alemania por la disciplina presupuestaria, que considera totalmente contraproducente. Desde que Alemania dispuso las onerosas condiciones para los paquetes de recuperación de la eurozona, a partir del 2011, las encuestas en Europa muestran que muchos colegas europeos consideran a los alemanes arrogantes, insensibles y egoístas (aunque, extrañamente, alaban su fiabilidad e influencia en Europa).

Lo que desencadenó la última tormenta de infelicidad con los alemanes es su superávit comercial (US$ 271 mil millones en 2016), que flota de año en año sin ningún final  aparente a la vista. El problema con esto es que el superávit de Alemania deja a muchos de sus socios comerciales, como los Estados Unidos, pero también Francia y el sur de Europa, con cuentas corrientes desequilibradas en su comercio bilateral, lo que (en algunos casos crónicos) exacerba sus desequilibrios. En el peor de los casos, una balanza comercial negativa permanente afecta negativamente al crecimiento, la estabilidad y el empleo. Los superávits de Alemania han crecido tanto que incluso el Fondo Monetario Internacional lo ve con dureza.

Existe un amplio acuerdo, entre los economistas alemanes, de que las proezas de las exportaciones del país son en gran parte producto de un euro bajo, bajos precios del petróleo y salarios relativamente bajos en Alemania. De hecho, las exportaciones alemanas se benefician enormemente de un euro que, para Alemania, está infravalorado. Críticos, como el FMI, afirman que Alemania, por lo menos, tiene que rectificar los desequilibrios gastando más y aumentando los salarios. Los países de la eurozona con una balanza negativa dicen que Alemania también tiene que devolver, no sólo tomar.

“La razón por la cual Alemania tiene tanto éxito en las exportaciones”, dijo David McAllister, un demócrata cristiano líder alemán, dijo a Foreign Policy, “es que sus productos son altamente competitivos, de muy alta calidad. Hemos llevado a cabo duras reformas para que esto suceda “, dice, refiriéndose a medidas que racionalizan el estado de bienestar y liberan el mercado de trabajo. McAllister, creyente en presupuestos equilibrados, reconoce la desaprobación, pero responde: “Los países que critican a Alemania podrían preguntarse por qué no son igualmente exitosos, y en vez de quejarse, ver por qué Alemania es lo que es, y aprender de eso.”

En otras palabras, háganlo a nuestra manera y cállense al respecto.

El excedente es sólo un lugar donde los alemanes tienden, a los ojos de sus pares, a mostrarse pedantes y a tratar la política económica como un exigencia moral. No hay mejor ejemplo que el famoso discurso de Merkel cuando sermoneó a los países endeudados del sur de Europa para dirigir sus economías como el típico hausfrau (ama de casa) de Suabia, que es laboriosa, ahorradora e ingeniosa. La implicancia, que algunos políticos alemanes expresaron en voz alta, era que, en contraste con la ama de casa de Suabia, los sureños eran perezosos y derrochadores. Por otra parte, Alemania ha conseguido imponer su conservadurismo fiscal en Grecia y en las demás economías del sur de Europa: austeros, con una reducción de la deuda y plazos ajustados para el reembolso de los préstamos.

No es sólo que los alemanes rara vez reconocan la miseria económica que muchos de sus vecinos europeos deben sufrir. Alemania, por ejemplo, tiene una tasa de desempleo juvenil sin precedentes de 6.6 %, mientras que en Grecia y España es de 48 % y 42 %, respectivamente. También es que los conservadores alemanes se sienten inclinados a cantar sobre su nueva influencia – un poco demasiado fuerte. En 2011, frente al Bundestag, el demócrata cristiano Volker Kauder anunció: “Ahora toda Europa habla alemán”, refiriéndose a la disciplina presupuestaria que todos los países de la eurozona han firmado hasta ahora, algunos de ellos en contra de su mejor juicio.

No todo el mundo está de acuerdo en que esto equivale a arrogancia. El filósofo Wolfram Eilenberger niega que cualquier disculpa esté en orden. “Incluso cuando Alemania hace algo obviamente decente y generoso, como recibir a tantos refugiados, es acusado de arrogancia y comportamiento unilateral”, dice. “No podemos ser tan humildes como en la República de Bonn, porque Alemania tiene más responsabilidad ahora que no puede eludir. Hay una nueva Alemania que no es agresiva ni intolerante”.

Por supuesto, otra razón por la cual la presunción alemana puede molestar es el hecho de que Alemania simplemente no es tan universalmente superlativo como quisiera. Un corolario cercano al Besserwisserei siempre ha sido la hipocresía. Pero otros europeos recuerdan que en la década de 2000, cuando la economía alemana estaba en los vertederos, y de nuevo durante la crisis financiera, Berlín tuvo sistemáticamente déficits presupuestarios por encima de las normas de la zona euro y evitó sanciones por ello. Los déficits fueron críticos para que Alemania recuperara su economía.

Mientras tanto, Alemania insiste en que otros países sigan su ejemplo sobre el cambio climático, cerrando las centrales nucleares y cambiando a la generación de energía limpia. Pero Alemania es el mayor productor europeo de carbón sucio (séptimo en el mundo), y no está en camino de alcanzar los objetivos de reducción del acuerdo de París para el 2020. Su exportación más vendida es automóviles de lujo, caros y gasolina, incluidos los diésel. El escándalo de Dieselgate descubrió que Volkswagen y otros fabricantes de automóviles alemanes hacían trampa en las pruebas de emisiones.

Y no es casualidad que el escándalo haya sido descubierto en Estados Unidos, lejos del alcance del poder político y cultural alemán, ni que la discusión de Alemania sobre el escándalo se haya centrado tan sólo en cómo las compañías automotrices alemanas en cuestión pueden ser salvadas en lugar de cuál es la expiación financiera o moral que podrían deber. “Es obvio que la UE debe hacerse cargo de las pruebas de emisiones y que la comisión debe imponer multas enormes a Alemania”, dice Lever. “Pero no sucederá, porque es Alemania, por eso. Muestra cuánto poder tiene Alemania ahora.” Lampadia 




El dólar como moneda de reserva se debilita sin sustitutos

El dólar como moneda de reserva se debilita sin sustitutos

Compartimos una sesuda reflexión de The Economist sobre la debilidad de las monedas de reserva en el mundo, empezando por el dólar y la lejanía de sus supuestos sustitutos como el Euro y el Yuan.

Con el débil gobierno de Obama y sus tensas relaciones con su Congreso, los EEUU se alejan cada vez más de su (feneciente) rol de liderazgo de la economía y política globales. 

Fuente: The Economist

En el aspecto monetario, como reseña The Economist, no se puede confiar que los EEUU vayan a ser prestamistas de último recurso en una eventual nueva crisis de liquidez, ya sea por regulaciones restrictivas impuestas por el Congreso o por la debilidad de su ejecutivo. Esto representa un riesgo muy importantes a una gran parte de la economía global que se mantiene muy vinculada a la suerte del dólar.

En consecuencia, los países que se encuentran en esta situación, como el Perú, deben tener mucho cuidado con su manejo económico, fiscal y monetario, adoptando políticas públicas que propicien la solidez macro con la mejor calidad crediticia posible, tanto para el Estado, como para el sector privado.

Ver a continuación, el artículo de The Economist: 

El Dólar: Dominante y peligroso

Mientras que la supremacía económica de EEUU se desvanece, la primacía del dólar parece insostenible

Publicado por The Economist el 3 de octubre de 2015.

Traducido y glosado por Lampadia

Si las hegemonías son buenas para algo, es para conferir la estabilidad de los sistemas que dominan. Durante 70 años, el dólar ha sido la superpotencia del sistema financiero y monetario. A pesar de la subida del yuan, la primacía de la divisa estadounidense es indiscutible. Como medio de pago, medio de ahorro y un activo de reserva, nada puede tocarlo. Sin embargo, el dominio del dólar tiene fundamentos frágiles y el sistema en el que se sustenta es inestable. Peor aún, las monedas de reserva alternativas están falladas. Una transición hacia un orden más seguro será endiabladamente difícil.

Cuando el dólar se detenga

Durante décadas, el poder económico de Estados Unidos legitimó los reclamos del dólar para reinar supremo. Pero, se ha abierto una falla entre el poder económico de Estados Unidos y su músculo financiero. Los EEUU representan el 23% del PBI mundial y 12% del comercio de mercancías. Sin embargo, alrededor del 60% de la producción mundial y una participación similar de personas en el planeta, se encuentran dentro de una zona de facto del dólar, en la cual las monedas están vinculadas al dólar o relacionadas de alguna manera. La participación en el stock de la inversión corporativa internacional de las firmas estadounidenses ha caído de 39% en 1999 al 24% en la actualidad. Pero Wall Street marca el ritmo de los mercados a nivel mundial más que nunca. Los gestores de fondos estadounidenses manejan 55% de los activos del mundo, frente al 44% de hace una década.

La creciente brecha entre el poder económico y financiero de los Estados Unidos crea problemas para otros países, en la zona del dólar e incluso más allá. Esto se debe a que los costos de la dominación del dólar están empezando a superar los beneficios.

En primer lugar, las economías deben soportar giros salvajes. En los últimos meses, la posibilidad de una subida pequeña de las tasas de interés en EEUU ha succionado capital de los mercados emergentes y ha maltratado las divisas y los precios de las acciones. Las decisiones de la Reserva Federal afectan a las deudas en dólares en el exterior y a los depósitos en alrededor de US$ 9 millones de millones. Debido a que algunos países vinculan sus monedas al dólar, los bancos centrales deben reaccionar a la Reserva Federal. Los extranjeros poseen el 20-50% de los bonos del gobierno en moneda local en lugares como Indonesia, Malasia, México, Sudáfrica y Turquía: son más propensos a abandonar los mercados emergentes cuando las tasas estadounidenses suben.

En algún momento el dolor de las salidas de capital habría sido mitigado por la demanda, incluyendo las importaciones, que llevaron a que la Reserva Federal eleve las tasas en primer lugar. Sin embargo, en la última década, la participación de las importaciones de mercancías mundiales de Estados Unidos se ha reducido del 16% al 13%. Estados Unidos es el mayor mercado de exportación de sólo 32 países, frente a 44 en 1994; la cifra correspondiente a China ha aumentado de 2 a 43.

Un segundo problema es la falta de un tope de pérdidas para el sistema de dólar en el extranjero si se enfrenta a una crisis. En 2008-09, la FED llegó al rescate a regañadientes, actuando como prestamista de última instancia al ofrecer US$ 1 millón de millones de liquidez en dólares a los bancos extranjeros y a los bancos centrales. Las sumas involucradas en una futura crisis serían mucho más altas. El mundo del dólar en el extranjero es casi dos veces tan grande como lo fue en 2007. En la década de 2020, podría ser tan grande como la industria bancaria de América. Desde 2008-09, el Congreso se ha vuelto más cauteloso con los préstamos de emergencia de la Fed. Cuando suceda la próxima crisis, los planes de la Fed para emitir enormes líneas de swap podrían encontrar una resistencia reguladora o del Congreso. ¿Por cuánto tiempo van a estar preparados los países para atar sus sistemas financieros a la política díscola y disfuncional de los Estados Unidos?  

Esa pregunta se enfatiza por una tercera preocupación: EEUU utiliza cada vez más su influencia financiera como una herramienta política. Los políticos y fiscales utilizan el sistema de pago en dólares para afirmar el control no sólo sobre los banqueros y funcionarios díscolos y sobre criminales oficiales del fútbol (FIFA), sino también sobre los regímenes impredecibles como Rusia e Irán.

El rol del dólar en el extranjero afecta también a los estadounidenses. Aporta beneficios, además de endeudamiento barato junto con el “privilegio exorbitante” de poseer la moneda de reserva, sin embargo, hay costos. Si la Fed no actúa como prestamista de última instancia en una crisis de liquidez en dólares, la caída segura del exterior se recrudecerá en la economía de EEUU. E incluso sin una crisis, la dominación del dólar presentará a los políticos estadounidenses con un dilema. Si los extranjeros siguen acumulando reservas, van a dominar el mercado de bonos para la década de 2030.

Todo gira alrededor del dinero

Lo ideal sería que EEUU comparta la carga con otras monedas. Sin embargo, si la hegemonía del dólar es inestable, sus posibles sucesor son inadecuados. La batuta de superpotencia financiera ya se ha pasado antes, cuando Estados Unidos superó a Gran Bretaña en 1920-45. Pero Gran Bretaña y Estados Unidos eran aliados, lo que hizo la transferencia ordenada. Y Estados Unidos llegó con atributos ya hechos: una economía dinámica y, como Gran Bretaña, una cohesión política y Estado de Derecho.

Comparemos eso con los contendientes de hoy para el status de moneda de reserva. El euro es una moneda cuya existencia no puede darse por sentada. Sólo cuando la zona del euro ha acordado una unión bancaria completa y la emisión de bonos conjunta, entonces esas dudas serían totalmente enterradas. En cuanto al yuan, el gobierno de China ha creado el equivalente monetario de una autopista con una vasta red de ocho carriles de swaps de divisas con bancos centrales extranjeros, pero no hay nadie en ella. Hasta que China abra sus mercados financieros, el yuan será sólo un actor secundario. Y hasta que adopte el imperio de la ley, ningún inversor verá su moneda como verdaderamente segura.

Todo esto sugiere que el sistema monetario y financiero mundial no dejará pronto de depender de la divisa estadounidense. Hay cosas que EEUU podría hacer para asumir más responsabilidad; por ejemplo, mediante la creación de grandes líneas de swap de emergencia con más bancos centrales. Sin embargo, lo más probable es una fragmentación del sistema, ya que otros países optarían por aislarse de las decisiones de la Fed al abrazar los controles de capital. El dólar no tiene compañeros. Pero el sistema que el dólar soporta se está resquebrajando. L




Des (Grecia) y reflexiones para el Perú

Des (Grecia) y reflexiones para el Perú

Una desgracia que en Grecia, la cuna de la democracia y la filosofía del buen gobierno, hayan terminado por elegir a extremistas populistas de izquierda que en solo un día ya se aliaron con la derecha extrema para controlar el Parlamento y poder implantar su plan anti-europeo, anti-austeridad y contrario al reconocimiento de sus propios errores y excesos, que ahora, probablemente, los llevará por el camino empedrado de Argentina, el del perro muerto.

Que fácil resultaría haber vivido aprovechando y abusando de haber pertenecido a la eurozona y de haber gozado del euro para acceder a financiamiento muy barato, haber adoptado políticas laborales licenciosas, haber capturado las rentas del futuro (las de sus hijos y nietos), sin haber hecho el esfuerzo y tener los méritos de haber creado la riqueza que lo haga sostenible. 

En el caso de Grecia se ha hecho evidente el facilismo con el que entraron a la comunidad y la adopción del Euro. Por ejemplo: aparentemente, los griegos pensaron que los Dioses les habían regalado un status de vida que abrazaron con inconsciencia e inconsecuencia. Llegaron a extremos de multiplicar las planillas estatales con ingresos que iban largamente más allá de lo sustentable. Se asignaron condiciones de jubilación en edad y beneficios irreales (ver en Lampadia: La Sociedad del Bienestar llevada al extremo).

A pesar de los problemas de una sociedad, es muy frustrante ver como los pueblos caen con tanta facilidad en las manos de demagogos y oportunistas.

Algunas reflexiones al respecto:

1.     ¿Por qué es que los pueblos no toman debida nota de las relaciones causa-efecto de las políticas públicas que determinan la evolución de sus condiciones de vida?

2.     ¿Por qué es que los ciudadanos comunes y corrientes no toman conocimiento de las experiencias más exitosas de desarrollo de los países que han sido capaces de superar sus limitaciones, que hoy no son pocos?

3.     Hay múltiples ejemplos de éxito en distintas partes de la tierra y en condiciones muy diversas: culturales, disponibilidad o escasez de recursos naturales, orientaciones políticas de izquierda y de centro, etc. 

4.     Una primera respuesta a estas falencias parecería estar referida a la falta de información con la que cuentan los ciudadanos.

5.     A su vez, esta se generaría por la debilidad del liderazgo en los países.

6.     En primera instancia está la responsabilidad de los gobiernos. Muchos de ellos parecen no entender que un elemento clave del buen gobierno es la comunicación. Esto implica, no solo explicar de dónde se viene y a dónde se va, hay que explicitar las relaciones causa-efecto de las normas y políticas públicas. Hay que dar información sobre las experiencias más exitosas y sobre el efecto de las políticas fallidas de otros. Hay que pre-publicar todas las normas y promover debates participativos.

7.     Con respecto al estamento empresarial pasa algo parecido. En general, se puede afirmar que los empresarios tampoco han entendido que un elemento fundamental del éxito económico de un país, pasa por difundir las realizaciones, las dificultades y en general tener una presencia activa en el debate de ideas, directa o indirectamente, por ejemplo a través de think tanks, líderes de opinión, debates públicos y otros mecanismos, que con transparencia, presenten sus puntos de vista. Para un ciudadano común, la oscuridad de los intereses del sector empresarial se hace sospechosa y se presta para la manipulación de los enemigos de la economía de mercado.

8.     En cuanto a los medios de comunicación, también caen grandes críticas. No necesariamente por que sean irresponsables o desinteresados del acontecer de los temas más importantes de una nación. Lamentablemente, según varios estudios recientes, parecería ser que la propia naturaleza del ser humano lo hace proclive a estar atento a las malas noticias, los escándalos y a los riesgos inmediatos. Por lo tanto, se podría decir que hay una suerte de simbiosis entre el enfoque tradicional de los medios y la apertura de la gente por lo que se produce cotidianamente. Siendo realistas, esto lleva a la necesidad de diseñar espacios especializados de difusión de análisis político-económico-social que con habilidad e ingenio puedan tomar algo del espacio mediático en el interés ciudadano. Nada fácil, y por otro lado, no se puede pretender que esto sea responsabilidad única de los medios, tiene que ser producto de la colaboración de los distintos estamentos de la sociedad: políticos, empresarios, académicos y de los propios medios, por supuesto.

9.     Finalmente, unas últimas reflexiones sobre la responsabilidad de los propios ciudadanos. Gobernar un país, sobre todo uno que está aún en construcción, como en caso del Perú, no puede ser tarea que se delegue a los espacios de liderazgo, ya sea político, académico o empresarial. Todo ciudadano interesado su futuro, y en el de sus hijos y nietos, debería tomar interés en seguir de cerca los acontecimientos de su propio país y del resto del mundo, la llamada aldea global.

El ejemplo de Grecia, de España, tal vez mañana, o del propio Chile, que de ser un modelo casi indiscutido de éxito social, pasa intempestivamente a cuestionar las bases de su propio éxito, sin más elementos que la fuerza política de un líder carismático y audaz. Sin que la sociedad en su conjunto haya podido aquilatar y debatir en profundidad los pro y contras de sus estructuras institucionales, que ahora se revierten, casi de la noche a la mañana, en debates parlamentarios que por su naturaleza están lejos de la conciencia ciudadana.

El Perú está entrando atropelladamente a una contienda política que terminará con la formación de un nuevo gobierno. Ojalá seamos capaces de reflexionar y discutir algunas de estas ideas. Lampadia.




La Sociedad del Bienestar llevada al extremo

La Sociedad del Bienestar llevada al extremo

Este 25 de enero (2015), Grecia tendrá una elección adelantada tras el fracaso de la designación del conservador Stavros Dimas como jefe del Estado en tercera ronda.  Ahora, el principal partido de la oposición es el neo-marxista Syriza liderado por Alexis Tsipras. Las últimas encuestas de opinión muestran que Syriza tiene el apoyo del 30% de los votantes, alrededor de 3% por encima del partido gobernante, Nueva Democracia.

Pero, ¿cómo es que Syriza, una coalición de maoístas, socialistas, comunistas y trotskistas llegan a la cima de las encuestas de opinión? Para responder a esta pregunta, se tiene que analizar qué ha llevado a Grecia a su situación actual.

Hay muchos factores que contribuyeron a la crisis económica griega durante la última década. Las causas principales son: la zona euro, la evasión fiscal masiva, la corrupción del gobierno y el dispendio del gasto público.

En la década anterior a la crisis, uno de los principales motivos del alza de los gastos del gobierno se debe al aumento de los salarios y beneficios del sector público. Con el fin de asegurar el apoyo electoral, se pidieron grandes préstamos a los mercados internacionales para financiar puestos de trabajo del sector público, pensiones y otros beneficios sociales. Esto causó un alza en el gasto público, creando problemas de déficit presupuestal. La deuda griega como porcentaje del PBI  ha pasado de 126%en el 2009 a 175% en el 2014.

Los jóvenes desempleados parecen no entender “por qué les toca a ellos abandonar las prebendas de la “sociedad providencial de la cuna a la tumba”, acompañados por los sindicatos que se oponen a la eliminación de beneficios consagrados, se volcaron a las calles y decretaron huelgas en varias ciudades para protestar violentamente por las medidas impuestas por las naciones y entidades multinacionales acreedoras”.(…) “Unos 600 tipos de profesionales helenos [podían] jubilarse [antes de la crisis] entre los 50 y los 55 años. Peluqueras, camareros, músicos o masajistas están entre estos oficios considerados como de alto riesgo para la salud”, como señala el portal Mercado Libre.

Los resultados de la crisis y el ajuste se pueden resumir en los siguientes indicadores (publicados por el Wall Street Journal):

  • La economía se ha reducido en 25% desde mediados del 2008.
  • El desempleo general llega al 25.8% de la población.
  • Grecia está en la tercera posición entre los países con mayor riesgo de pobreza y exclusión.
  • 23.1%  de los griegos viven a riesgo de caer en la pobreza (2013).
  • El 33.5% de las deudas están en mora por más de 90 días (US$ 89,000 millones).
  • Se calcula que 70 mil millones de Euros han salido de los bancos durante los últimos cinco años.
  • La bolsa de valores ha bajado en 83.9% desde el 2008.
  • Una de cada cuatro empresas pequeñas y medianas han cerrado desde el 2008 (unas 230,000).
  • Los impuestos han aumentado sustancialmente para los profesionales independientes (9 veces); para empleados y pensionistas, 7 veces; y el IGV ha llegado a 23%.
  • Los científicos griegos que trabajan en el exterior llegan a 100,000.

La profunda y prolongada recesión y el alto desempleo, sumado a los recortes de pensiones y un alza en la edad de jubilación han destrozado el sistema. Seis años después de la crisis financiera, el desempleo de los jóvenes supera el 50%. El crecimiento económico es inferior al 1% y la inflación es negativa. La deflación hace que sea más difícil para los deudores reducir el apalancamiento y pagar sus deudas. Al 2014, las deudas privadas llegan a alrededor de 180,000 millones de euros, mientras que las deudas con el tesorollegan a los 100,000 millones. Las empresas y los consumidores dejan de invertir bajo la creencia de que su dinero valdrá más en el futuro. Menos consumo significa menos puestos de trabajo, lo que provoca que las empresas y los consumidores reduzcan aún más sus gastos.

Uno de cada tres griegos está en situación de pobreza. A ello se añade que los nuevos impuestos introducidos en 2014 han reducido a cero la perspectiva de mejora de la situación económica en un país donde dos tercios de los hogares tienen ingresos menores a 18,000 euros al año. 

Todo esto se ha agravado en la sensación de la gente por las estrictas medidas de austeridad exigidas por la Comisión Europea y el Banco Central Europeo (BCE), a cambio de ayuda financiera a Grecia para evitar el default. Estas medidas han llegado en forma de recortes de pensiones, recortes de gastos y aumentos de impuestos, dejando a los ciudadanos griegos con menos dinero para gastar y ha agravado los problemas económicos, puesto que por la falta de inversión, las tasas de desempleo se han disparado a niveles insostenibles.

Esta situación ha aumentado la fuerza de Syriza, que plantea un paquete populista sin el sustento de un programa sólido de crecimiento económico. Ofrecen impulsar la economía y lograr una serie de medidas como: el aumento del salario mínimo que actualmente es de 684 euros hasta 751; el incremento de las pensiones inferiores a 700 euros, el restablecimiento de la gratificación por Navidad y de la asistencia sanitaria gratuita, electricidad gratis y bonos de comida para los pobres.

La elección de Syriza podría significar la salida de Grecia del Euro. Pero más allá de si esto sucede o no, la situación muestra claramente una problemática mayor: la creciente divergencia económica entre los países de la eurozona. Hasta hace poco tiempo se consideraba que sólo medidas de unificación e integración fiscal y bancaria podrían resolver esta crisis, que sigue tomando forma en otras partes de Europa. Pero ahora, esta solución parece casi imposible o tardía. Ya habría pasado la oportunidad de establecer lo que debieron ser los requisitos previos a la adopción del Euro.

Los riesgos de la asunción al poder de grupos políticos populistas o extremistas de todo cuño son muy reales y pueden ser perniciosos, no sólo para Grecia, España o el resto de Europa, sino para toda la humanidad. Lampadia