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Las grandes tendencias que definirán el nuevo mundo

Recientemente se publicó la encuesta de Ipsos Global Trends (IGT), el estudio más grande de su tipo, proporcionando un análisis único del mundo de hoy. Explora las actitudes y comportamientos de más de 18,000 consumidores y ciudadanos en 23 países alrededor del mundo, desde temas como la tradición hasta la confianza, negocios, sociedad y medios de comunicación entre otros.

A continuación, presentamos las ocho tendencias que identificadas por IGT:

1-La crisis de las élites

El ascenso del populismo se ha convertido en una obsesión política en los países de Occidente, impulsado por los grandes trastornos de la victoria electoral de Brexit y Donald Trump, pero con ecos en muchos otros países del mundo. En particular, existe una sensación muy clara de que las personas están siendo dejadas atrás por el establishment y que las élites políticas no entienden ni se preocupan por ellos. Esto no se refleja de la misma manera en los países emergentes, especialmente en el Asia.

En opinión de Lampadia, este tema es especialmente sensible en el Perú, donde por décadas, desde Víctor Andrés Belaunde Diez Canseco y Jorge Basadre, y algunos pocos estos días, como nosotros seguimos criticando la falta de compromiso cívico y presencia de las clases dirigentes en el ‘debate’ nacional.

2-El alza y auge de la tradición

La gente siempre ha sido sensible al cambio. A veces algunos lo ven como una amenaza; otros, como una oportunidad. Como muestra este estudio, todo el mundo se esfuerza por lograr un futuro mejor, pero a menudo, anhelando el pasado. A nivel mundial, el 59% dice que sienten que “cada vez más” no se identifican con lo qué se ha convertido su país y el 46% admite “sentirse como un extraño”. Un 40% considera que se sienten “abandonados” por el progreso y los cambios: todo esto es un denominador común que sustenta el Brexit, el surgimiento de Trump y los partidos de derecha extrema de Europa Occidental.

 3-Un optimismo dividido

La visión general en las economías desarrolladas es relativamente negativa. La gente es pesimista sobre el futuro de su país. Cuando se trata de la globalización, suelen tener opiniones negativas, lo que refleja sentimientos generalizados en muchos países de Europa occidental y los Estados Unidos por ser “dejados atrás”, y haber visto que los salarios reales se estancan o caen. En particular las naciones de Europa Occidental, incluyendo Gran Bretaña, Francia y España son las más pesimistas.

Por otro lado, en los países emergentes, el mundo se ve muy diferente de lo que ocurre en Occidente – la mayoría de la gente siente que la globalización ha beneficiado a su país. Ellos esperan estar mejor en el futuro, y la mayoría son optimistas sobre el futuro de sus jóvenes.

Además, la encuesta de este año incluye una sección dedicada a analizar cómo piensa “la juventud actual” en comparación con sus padres. El ‘Future Optimism Index’ afirma que “la juventud de hoy” espera obtener un mejor nivel de vida que sus padres. El mundo puede estar preocupado por muchas cosas, pero, para muchas personas, ciertamente en los mercados emergentes, el camino por recorrer es uno que trae más cosas buenas.

Como puede apreciarse, en el Perú se destaca tanto la afinidad a la globalización como el optimismo, algo que no hemos visto en encuestas locales.

4-La batalla por la atención

A nivel mundial, el tiempo que pasamos mirando a los medios de comunicación está aumentando. Seis de cada diez personas de las principales economías dicen estar constantemente mirando una pantalla, y esta cifra es incluso más alta entre los jóvenes de 16 a 24 años y en los hogares de altos ingresos, y aún más en algunos mercados como China (74%).

Como resultado, el gasto publicitario se está moviendo hacia donde la gente está utilizando más su tiempo – en línea. Todo esto lleva a una publicidad digital que ofrece orientación dirigida a Big Data para identificar con precisión a la persona adecuada, con el mensaje correcto, en el momento adecuado.

5-La búsqueda de la simplicidad y el control

La encuesta Global Trends de este año es un potente recordatorio de las presiones que sienten las personas en la actualidad. El volumen de la información y las opciones que tienen a la mano puede ser abrumadora. Según IGT, la mayoría de personas sienten que el mundo se está moviendo demasiado rápido: ocho de cada diez (79%) coinciden en que hay tanta información contradictoria que es difícil saber en quién o en qué confiar. Alrededor de la mitad (54%) afirman estar abrumados por las decisiones que tienen que tomar en sus vidas.

6-¿Un mundo más saludable?

La humanidad es más saludable que nunca. La Organización Mundial de la Salud describe la alfabetización en salud como piedra angular de la promoción de la salud. La gente está empezando a aprovechar el mayor acceso a la información; sin embargo, en un mundo donde tenemos acceso a más y más información, todavía nos enfrentamos a retos en cuanto a su veracidad. La encuesta destaca cómo se confunden las personas – el 80% dice que no saben en quién confiar.

Hay una imagen mixta en cuanto a la capacidad que tiene la población del mundo cuando se trata de su salud. A nivel mundial, cada vez más personas buscan el control cuando se trata de tomar decisiones sobre su salud (77%), y esto está fuertemente ligado a la calidad percibida de la atención médica disponible. Los países que son más positivos acerca de su atención médica son menos propensos a querer más control sobre su salud.

7-Problemas generacionales

Una certeza es que el mundo está envejeciendo. La ONU estima que la edad mediana del mundo llegará a 36 en 2050. Esto puede no sonar a mucho, pero las sociedades occidentales ya están viendo rápidos aumentos en su demografía. Sin embargo, el mayor reto será en aquellas economías emergentes donde se sentirá un cambio más radical -especialmente en Asia y América Latina- y aquí es donde los mercadólogos tendrán que hacer grandes ajustes. Con una población de mayor edad que aumenta en tamaño, poder y riqueza, se podría crear un ambiente de confrontación de opiniones entre los mayores y los jóvenes.

8-La Incertidumbre deviene en la nueva normalidad

En promedio, la mitad de los 22 países del estudio dicen estar insatisfechos con su gobierno, y en sólo en tres, los fans superan en número a los críticos: India, Indonesia y Canadá. En dos de ellos (India y Canadá) hemos visto grandes mejoras con los nuevos gobiernos, por lo que es probable que los resultados sean una consecuencia directa de esto.

Para los países en la parte inferior de la escala, se destacan seis – Sudáfrica, Corea del Sur y México, y tres países europeos – Francia, Italia y España. Esto coincide con los hallazgos que hemos visto en otras secciones de este informe, como lo demuestra el bajo nivel de satisfacción del Presidente Hollande, el Primer Ministro Renzi perdiendo el referéndum italiano y una variedad de escándalos en Sudáfrica, México y Francia.

Conclusiones

Una de las características más distintivas del futuro próximo será el rol de la tecnología en una era digital acelerada. Los avances tecnológicos seguirán transformando rápidamente las formas en que vivimos y trabajamos. El mundo estará aún más conectado, con proyecciones actuales que sugieren que de un 29% con acceso a Internet en 2010, pasaremos a más de la mitad de los habitantes del mundo a finales del 2020.

Por otro lado, la tendencia general sugiere que los mercados emergentes seguirán superando a muchas economías desarrolladas en términos económicos. Las previsiones del PBI sugieren que la India podría superar a Estados Unidos como la segunda economía más grande del mundo en 2050. Más sorprendentemente, las mismas previsiones muestran que las economías del “E7” (China, India, Brasil, Rusia, Indonesia, México y Turquía) superarán al G7 en 2030 tanto en tamaño como en poder adquisitivo. 

Con cada ola de cambio, se hace más urgente corregir los desequilibros. Queda por ver si un mundo multipolar proporcionará el equilibrio necesario para enfrentar los problemas o creará más inestabilidad. Depende de nosotros lograr un desarrollo más balanceado y con beneficios para todos los ciudadanos. Lampadia




Sobre resultados inesperados de decisiones individuales

En este análisis presentamos la quinta publicación de The Economist sobre las más importantes teorías económicas explicadas de una manera no ‘matematizada’ y con énfasis en cómo estas teorías se aplican en la actualidad.

Este artículo se refiere a la teoría de juegos, un estudio de las estrategias que se llevan a cabo en juegos complejos. Fue la mayor contribución del matemático John Forbes Nash (1928-2015), que murió el año pasado en un accidente de tráfico con su mujer, y cuya vida fue escenificada en el cine por Russel Crowe en una magnífica película: ‘Una mente brillante’. De hecho, el aporte de Nash a entender los comportamientos individuales y los resultados grupales, le sirvieron para ganar el Premio Nobel de Economía en 1994. 

Russel Crowe en ‘Una mente brillante’

La teoría de juegos es hoy una rama de las matemáticas (muy usada por los economistas) que intenta formalizar situaciones donde existe una interacción estratégica entre distintos actores. Primero se define quiénes participan, luego se describe qué decisiones puede tomar cada protagonista y cómo las toma y, por último, se evalúan todos los resultados posibles de la interacción. El gran aporte de Nash fue brindarnos un concepto de la existencia de un equilibrio en todo tipo de situaciones: donde nadie se arrepiente de lo que hizo, dado que lo ‘hicieron’ los otros.

Un ejemplo de la no aplicación del equilibrio de Nash se daba en la industria de cerveza del Reino Unido. Este era un mercado con muchos jugadores, todos ellos trataban de crecer anticipándose a sus competidores y aumentaban su capacidad de producción. El problema es que todos hacían lo mismo y, por lo tanto, se producía una sobre oferta que diluía los márgenes y generaba quiebras masivas. A este resultado le seguía un mercado con poca oferta y altos márgenes, lo que volvía a ocasionar el incentivo para una nueva competencia autodestructiva en el camino a la sobre oferta. A este tipo de decisiones se les llama: “Macro silly decisions” (tontas decisiones macro). Después de muchos costos, la industria cervecera británica pudo alcanzar algunos equilibrios de Nash y evitar los ciclos destructivos.  

Russel Crowe en ‘Una mente brillante’

Al demostrar matemáticamente que existen equilibrios en cualquier situación, Nash ayudó a economistas, políticos, burócratas y estrategas de negocios a entender el mundo que nos rodea de una mejor manera. Se formó la base de muchas de las estrategias vigentes que vemos por todo el mundo.

El ejemplo más conocido de la teoría de juegos es el del prisionero. En este caso, dos prisioneros cómplices que están aislados deben decidir simultáneamente si delatan a su compañero o no. Si ninguno delata, los dos van muy poco tiempo a prisión. Si uno delata a su compañero y el otro se queda callado, el delator queda en libertad y su compañero recibe una pena muy larga. Finalmente, si ambos se acusan mutuamente, los 2 van a prisión por un tiempo largo. Lo interesante aquí es que la situación en la que ambos se callan no es un equilibrio de Nash. Si mi compañero se quedó callado, yo querré delatarlo, y en ese caso a él no le habrá convenido quedarse callado. El equilibrio de Nash predice que ambos confesarán.

En el mundo real, tanto en las relaciones económicas como en las políticas y sociales, son muy frecuentes las situaciones en las que, al igual que en los juegos, su resultado depende de la conjunción de decisiones de diferentes agentes o jugadores. Tal vez un ejemplo mus sorprendente del equilibrio de Nash, es el del armamentismo nuclear durante la guerra fría que al basrse en el riesgo de destrucción mutua asegurada, generaba menores probabilidades de guerra.

¿Cómo se pueden cambiar los incentivos para que las personas, instituciones, empresas o grupos actúen de cierta forma, en que se obtengan mejores decisiones de grupo?

En el mundo real, los tomadores de decisiones individuales, no son necesariamente racionales. En los experimentos del dilema del prisionero, solo el 50% llega al equilibrio de Nash. Pero con mayor información y experiencia, se produce una convergencia positiva al equilibrio.

Lampadia

Teoría de juego

Escapando de prisión

La quinta publicación de la serie sobre las ideas económicas seminales ve el equilibrio de Nash

Por The Economist

20 de agosto 2016

Traducido y glosado por Lampadia

John Nash llegó a la Universidad de Princeton en 1948 para iniciar su (PHD) doctorado con una recomendación de una sola frase: “Es un genio de las matemáticas”. No defraudó. Con 19 años y habiendo llevado tan sólo un curso de economía, durante sus primeros 14 meses como graduado produjo el trabajo que, en 1994, le ganaría un premio Nobel de Economía por su contribución a la teoría de juegos.

John Nash

El 16 de noviembre de 1949, Nash envió una nota de una página de largo a las Actas de la Academia Nacional de Ciencias, en la que expuso un concepto que desde entonces se conoce como el “equilibrio de Nash”. Este concepto describe un resultado estable que resulta de las personas o instituciones que toman decisiones racionales basadas en lo que piensan que harán los otros. En el equilibrio de Nash, nadie es capaz de mejorar su propia situación cambiando de estrategia: cada persona lo está haciendo lo mejor posible, aunque eso no sea el resultado óptimo para la sociedad. Con una gran habilidad matemática, Nash demostró que cada “juego” con un número finito de jugadores, cada uno con un número finito de opciones para elegir, tendría por lo menos un equilibrio.

Su perspicacia expandió el estudio de la economía. En mercados de competencia perfecta, donde no existen barreras de entrada y donde todos los productos son idénticos, ningún comprador o vendedor individual puede influir en el mercado: nadie necesita prestar atención a lo que los demás hacen. Pero la mayoría de los mercados no son así: las decisiones de los competidores y clientes importan. Desde la subastas hasta los mercados de trabajo, el equilibrio de Nash le dio a la ciencia una manera de hacer predicciones del mundo real sobre la base de los incentivos de cada persona.

Un ejemplo en particular se ha vuelto el símbolo del equilibrio: el dilema del prisionero. Nash usó álgebra y números para exponer esta situación en un amplio ensayo publicado en 1951, pero la versión más familiar para los estudiantes de economía es más apasionante. (El tutor de tesis de Nash, Albert Tucker, la presentó en una charla que dio a un grupo de psicólogos).

Se trata de dos cómplices en celdas separadas, cada una contemplando el mismo trato ofrecido por el fiscal. Si ambos confiesan un sangriento asesinato, cada uno de ellos se enfrenta a diez años de cárcel. Si uno se queda en silencio mientras que el otro lo acusa, entonces, el soplón obtendrá una recompensa, mientras que el otro se enfrentará a una vida en la cárcel. Y si ambos se mantienen callados, entonces, cada uno de ellos se enfrenta a un cargo menor, y sólo un año en la cárcel (ver diagrama).

Sólo hay una solución en el equilibrio de Nash para resolver el dilema del prisionero: que ambos confiesen. Cada una es una mejor respuesta a la estrategia del otro; ya que el otro podría haber soltado la verdad, ya que decir la verdad evita toda una vida en la cárcel. La tragedia es que si tan sólo pudieran trabajar juntos, ambos podrían lograr una mejor recompensa.

El ejemplo ilustra que las multitudes pueden ser tontas, así como sabias; lo que es mejor para el individuo puede ser desastroso para el grupo. Este trágico resultado es muy común en el mundo real. Si fueran libres para saquear el mar, los individuos pescarían más de lo que es mejor para el grupo, agotando el stock de pescados. Los empleados que compiten para impresionar a su jefe al permanecer más tiempo en la oficina alentarán el agotamiento de los trabajadores. Los bancos tienen un incentivo para prestar más cuando los precios de las casas se disparan, en lugar de reducir los préstamos.

Los problemas de las masas

El equilibrio de Nash ayudó a los economistas a entender cómo las mejoras para los individuos podrían dar lugar a consecuencias negativas para las multitudes. Mejor aún, les ayudó a resolver el problema: sólo tenían que asegurarse de que cada individuo se enfrentara a los mejores incentivos posibles. Si aún así las cosas siguen saliendo mal (como que los padres continúen sin vacunar a sus hijos contra el sarampión, por ejemplo), entonces debe ser porque las personas no estaban actuando en su propio interés. En tales casos, el desafío de las políticas públicas sería uno de mayor información.

La idea de Nash tenía antecedentes. En 1838, August Cournot, un economista francés, planteó la teoría de que en un mercado con sólo dos empresas, cada una de ellas sufriría las desventajas de buscar una mayor participación del mercado aumentando la producción, ya que esto causaría que los precios bajen y los márgenes de ganancias también sean menores. 

Sin quererlo, Cournot había tropezado con un ejemplo del equilibrio de Nash. Tenía sentido que cada empresa establezca los niveles de producción basados ​​en la estrategia de su competidor; los consumidores, sin embargo, terminarían con menos bienes y precios más altos  si hubiera prevalecido una competencia despiadada.

Otro pionero fue John von Neumann, un matemático húngaro. En 1928, el año en que Nash nació, von Neumann esbozó una primera teoría formal de juegos, demostrando que en un juego de suma cero con dos personas, siempre habría un equilibrio. Cuando Nash compartió su hallazgo con von Neumann, para entonces un semidiós intelectual, este último desestimó el resultado como “trivial”, viéndolo como poco más que una extensión de su propia prueba anterior.

De hecho, el enfoque de von Neumann en  un juego de suma cero con solo dos personas dejaba un conjunto muy limitado de aplicaciones para su teoría. La mayoría de estos ajustes eran de naturaleza militar. Uno de ellos fue la idea de la destrucción mutua asegurada, en el que se alcanza el equilibrio al armar a los adversarios con armas nucleares (algunos han sugerido que el carácter de la película Dr. Strangelove se basó en von Neumann). Nada de esto fue particularmente útil para pensar en la mayoría de situaciones (incluyendo la mayoría de los tipos de mercados) en el que la victoria de una de las partes no implica automáticamente la derrota de la otra.

Aun así, inicialmente los economistas tuvieron el mismo pensamiento que von Neumann, y en gran medida pasaron por alto el descubrimiento de Nash. Éste se dedicó a otras actividades matemáticas, pero su gran promesa se vio debilitada cuando, en 1959, comenzó a sufrir de delirios y paranoia. Su esposa lo hospitalizó; y tras su alta, se convirtió en una figura conocida en el campus de Princeton, que hablaba consigo mismo y hacía garabatos en las pizarras. Mientras luchaba con su enfermedad, sin embargo, su equilibrio se hizo cada vez más central en la disciplina económica. La proporción de artículos de economía que citan el equilibrio de Nash se ha multiplicado por siete desde 1980, y el concepto se ha utilizado para resolver una serie de problemas de políticas del mundo real.

Un famoso ejemplo fue el sistema de hospitales de EEUU, que durante la década de 1940 estaba en un mal equilibrio de Nash. Cada hospital quería recibir a los más brillantes estudiantes de medicina. Dado que este tipo de estudiantes eran particularmente escasos debido a la guerra, los hospitales se veían forzados a enviar ofertas a candidatos prometedores cada vez más temprano. Lo que era mejor para el hospital individual, resultó ser terrible para el colectivo de hospitales: tenían que contratar a los estudiantes antes de que hayan pasado todos los exámenes. Los estudiantes también lo odiaban, ya que no tenían la oportunidad de considerar distintas ofertas. 

A pesar de las cartas y resoluciones de toda clase de asociaciones médicas, así como de los propios estudiantes, el problema fue resuelto correctamente solamente después de décadas de ajustes y, en última instancia, gracias al diseño de Elliott Peranson y Alvin Roth en 1990 (que más tarde ganaron su propio Premio Nobel de Economía). Hoy en día, los estudiantes presentan sus preferencias y se les asignan a los hospitales en base a un algoritmo que garantiza que ningún estudiante pueda cambiar sus preferencias previamente declaradas y ser enviado a un hospital más prestigioso que también quiera recibirlo, y ningún hospital puede salirse del sistema y tomar a un mejor empleado. El sistema aprovecha al máximo el equilibrio de Nash: todo el mundo está haciendo lo mejor que puede en base a lo que hacen los demás.

Otras aplicaciones de políticas incluyen la subasta del gobierno británico de licencias de operaciones de telecomunicaciones móviles 3G en 2000. Llamó a los especialistas en teoría de juegos para ayudar a diseñar la subasta utilizando algunos de los puntos de vista del equilibrio de Nash, y terminaron recibiendo unos £ 22.5 mil millones (US$ 35.4 mil millones), aunque algunos de los accionistas de los oferentes no estuvieron satisfechos con el resultado. Las percepciones de Nash también ayudaron a explicar por qué la adición de un camino a una red de transporte puede hacer que el tiempo de viaje sea, en promedio, más largo. Los conductores autónomos interesados ​​en optar por la vía más rápida pueden no tener en cuenta su efecto en la prolongación de los tiempos de viaje de los demás, por lo que pueden terminar  atascando una ruta. Un estudio publicado en 2008 encontró siete salidas en las carreteras en Londres y 12 en Nueva York, donde cierres podrían aumentar el flujo de tráfico.

Que empiece el juego

El equilibrio de Nash no habría alcanzado su estado actual sin algunos refinamientos de la idea original. Primero, en muchas situaciones, hay más de un posible equilibrio de Nash. Los conductores eligen qué lado de la carretera deben usar para conducir en relación al comportamiento de los demás conductores, con resultados muy diferentes, dependiendo de dónde viven; se mantienen a la izquierda en Gran Bretaña, pero a la derecha en Estados Unidos. Para decepción de los economistas más matematizados, el entendimiento de  estrategia requiere el conocimiento de las normas y hábitos sociales. El teorema de Nash por sí solo no era suficiente.

Un segundo refinamiento involucró la adecuada contabilización de las amenazas no creíbles. Si un adolescente amenaza con escaparse de casa si su madre le quita su teléfono móvil, entonces hay un equilibrio de Nash, donde ella le da el teléfono para mantener la paz. Pero Reinhard Selten, un economista alemán que compartió el premio Nobel con Nash y John Harsanyi en 1994, argumentó que esto no es un resultado plausible. La madre debe saber que la amenaza de su hijo es vacía, ya que una noche en las calles sería peor que perder un celular. Ella debe confiscar el teléfono, obligando a su hijo a concentrarse en su tarea.

El trabajo de Selten le permitió a los economistas a reducir gradualmente el número de posibles equilibrios de Nash. Harsanyi abordó el hecho de que en muchos juegos de la vida real, la gente no está segura de lo que su oponente va a hacer. A los economistas se les haría complicado analizar las mejores estrategias para dos tortolitos que deben escoger un lugar mutuamente aceptable para una fecha sin tener idea de lo que el otro prefiere. Mediante la integración de las creencias de cada persona en el juego (por ejemplo, que piensen correctamente que al otro le gusta la pizza tanto como el sushi), Harsanyi hizo que el problema pueda resolverse. Un problema diferente siguió acechando. La capacidad de predicción del equilibrio de Nash descansa en el comportamientos racionales. Sin embargo, los seres humanos a menudo no están a la altura de este ideal. En experimentos que replican el dilema del prisionero, sólo la mitad de las personas eligieron confesar. Para los economistas que habían incrustado la racionalidad (y Nash) en sus modelos, esto era problemático. ¿Cuál es el propósito de crear buenos incentivos, si la gente no busca sus propios mejores intereses?

No todo está perdido. Los experimentos también mostraron que la experiencia hizo más prudentes a los jugadores; en la décima ronda, sólo alrededor del 10% de los jugadores se negaba a confesar. Esto le enseñó a los economistas a ser más cautelosos con la aplicación del equilibrio de Nash. Con juegos complicados, o aquellos en los que no tienen la oportunidad de aprender de los errores, sus ideas pueden no funcionar tan bien.

El equilibrio de Nash, sin embargo, cuenta con un rol central en la microeconomía moderna. Nash murió en un accidente automovilístico en 2015; para entonces, su salud mental se había recuperado, había reanudado su enseñanza en Princeton y había recibido un Nobel en reconocimiento de que las interacciones del grupo contribuyen más que cualquier individuo.

Lampadia




Aprendamos de la gran crisis del 2008-2009

En este análisis presentamos la cuarta publicación de The Economist sobre las más importantes teorías económicas explicadas de una manera menos ‘matematizada’ y con énfasis en cómo estas teorías se aplican en la actualidad. Este artículo se refiere al gran debate sobre la adecuación de políticas públicas expansivas o contractivas para guiar las fluctuaciones del ciclo económico, especialmente en situación de crisis, como se hizo en el 2008/09.

Por un lado tenemos la austeridad. Los beneficios, en el campo de la gestión del presupuesto público, es que elimina gastos superfluos, mejora la eficiencia recaudatoria, devuelve la confianza a los mercados financieros internacionales, reduce el coste de la deuda y posibilita alcanzar un equilibrio entre ingresos y gastos que culmina con un relanzamiento de la economía del país después de un periodo (en teoría relativamente corto) de ajuste, en que se ha reducido el crecimiento y el empleo.

Sin embargo, como afirma The Economist, los efectos contractivos pueden provocar un debilitamiento en la capacidad productiva del país y una reducción significativa de la recaudación impositiva por efecto de la caída de rentas y del estímulo al fraude fiscal. Bajo estas condiciones pueden realimentarse los temores de impago de la deuda soberana en los mercados financieros internacionales, elevación del costo de una deuda pública creciente y entrar así en un círculo vicioso de austeridad y reducción del crecimiento y del empleo.

Por otro lado tenemos el estímulo fiscal, una de las propuestas innovadoras de John Maynard Keynes, quien afirmaba que cuando la economía está trabajando por debajo del pleno empleo, es la demanda más que la oferta quien determina la inversión y la renta. En estas situaciones, el dinero adicional gastado por el gobierno añadiría directamente producción, trabajo y rentas a través de los contratistas de obras, funcionarios o receptores de las políticas de bienestar social. Además, el nuevo gasto tendría efectos en cadena que podrían multiplicarse en el tiempo.

El debate económico en términos de la necesidad del estímulo fiscal o austeridad fiscal llegó a los gobiernos durante la última crisis económica internacional, donde Europa y Estados Unidos actuaron de manera completamente opuesta. Durante esta crisis ha quedado claro que los planes de estímulo propuestos por EEUU han triunfado en detrimento de las políticas de austeridad de Angela Merkel.

El estímulo económico de Barack Obama ha contribuido a terminar con la caída en picado de la economía; ha creado o conservado millones de puestos de trabajo; ha dejado un importante legado de inversión pública y privada. Y es que EEUU supo minimizar los efectos de la crisis mediante un plan agresivo de inyección de efectivo en la economía. Desde el año 2009 cuando se produjo un frenazo en la producción estadounidense, EEUU ha crecido a una media de más del 2.5% del PBI rebajando la tasa de desempleo hasta el 5.3%.

Por otro lado, en Europa se llevó a cabo la política contraria, la de los recortes y austeridad, que lo único que ha hecho es enfriar la economía.

Como afirmó José Luis Sardón, cuando era decano de la UPC, “el Perú debe recoger las lecciones aprendidas por las economías más desarrolladas, cuidando de no utilizar estímulos económicos similares, frente al eventual enfriamiento de la economía. Desde que la clave del éxito de una economía es la asignación de los recursos productivos a sus usos más valiosos, la única manera sana de estimular la economía es devolviendo la decisión sobre la asignación de los recursos productivos a quienes los generan con su creatividad y laboriosidad.”

Es importante que analicemos cuidadosamente las consecuencias de lo que sucedió en la crisis para que estemos preparados para los nuevos “períodos de vacas flacas” y que estos no afecten negativamente las perspectivas de desarrollo del Perú. Lampadia

Estímulo versus austeridad

Dudas soberanas

El cuarto en nuestra serie de artículos sobre la crisis financiera ve en el aumento de la deuda pública y el debate sobre la rapidez con que los gobiernos deben hacer recortes.

The Economist

18 de Agosto de 2016

Traducido y glosado por Lampadia

Los economistas son argumentativos. Sin embargo, antes de la crisis, la mayoría estaba de acuerdo en que el estímulo fiscal era una reliquia obsoleta. La política monetaria parecía totalmente capaz de domar el ciclo económico. Los esfuerzos del gobierno para aumentar el gasto o reducir los impuestos para luchar contra el desempleo solamente ensuciarían las cosas. Sin embargo, cuando la crisis golpeó en 2008, se evaporó el consenso.

La aterradora velocidad del colapso económico obligó a los gobiernos a tomar acción, a pesar de las dudas doctrinales de los economistas. En 2009, muchos países implementaron grandes medidas de recortes de impuestos y mayor gasto con la esperanza de activar el crecimiento. Este estímulo fue de 2% del PBI en promedio entre los miembros del club del G-20. Entre las primeras medidas de Barack Obama como presidente estaba firmar la Ley de Recuperación y Reinversión, un plan de estímulo valorizado en US$ 831 mil millones, o casi el 6% del PBI de ese año, de la cual la mayor parte se gastaría durante los próximos tres años.

Los partidarios del estímulo seguían las ideas de John Maynard Keynes, economista británico. Sus acólitos razonaron que la depresión se produce cuando hay demasiado ahorro. Cuando demasiadas personas quieren ahorrar y muy pocos quieren invertir, entonces los recursos (incluidos los trabajadores) se estancan. Las empresas y las familias pueden ahorrar demasiado debido a la incertidumbre financiera o porque están trabajando para “reducir el apalancamiento”.

En tiempos normales, los bancos centrales tratan de estimular el crecimiento mediante el ajuste de las tasas de interés para desalentar el ahorro y fomentar el endeudamiento. Sin embargo, a principios de 2009, los bancos centrales habían reducido sus principales tipos de interés casi a cero, sin conseguir el resultado deseado. El sobreendeudamiento, conjeturaron algunos, podría haber impedido que las personas pidan todos los préstamos que quisieran, sea cual sea el tipo de interés. Los keynesianos afirman que los gobiernos necesitan compensar por la falta de préstamos de las empresas y familias, pidiendo prestado y gastando más (o gravando menos) para fomentar el consumo del exceso de ahorro.

Cuando la economía está débil, los estímulos fiscales pueden ser especialmente potentes gracias a un efecto “multiplicador”. Un dólar gastado en la construcción de un ferrocarril, por ejemplo, podría ir a los salarios de un trabajador de construcción. A continuación, el trabajador puede utilizar el ingreso extra en comestibles, enriqueciendo al dueño de la tienda, que a su vez va de compras y así sucesivamente. Cada dólar de estímulo podría ser el resultado de dos dólares de output con un multiplicador de dos. (Los multiplicadores también se aplican a los recortes gubernamentales, amplificando la reducción del PBI.) Eso permite a los gobiernos entregar una explosión económica considerable con un costo fiscal moderado.

Sin embargo, el estímulo fiscal es más necesario cuando los gobiernos ya tienen costos adicionales que solventar. De 2007 a 2010, los países ricos vieron la proporción de su deuda soberana bruta con respecto al PBI subir de 74% a 101% en promedio. La deuda pública británica subió de tan sólo el 44% del PBI a 79%, mientras que el alza de Estados Unidos fue de 66% del PBI a 98%. Grecia se elevó en 40 puntos porcentuales, hasta el 148% del PBI (véase el gráfico 1). El déficit de Grecia era tan alto que cuando el gobierno lo anunció, la admisión desencadenó una crisis de confianza en las finanzas públicas en el sur de Europa, y por lo tanto en la viabilidad del propio euro.  

El estímulo no fue la razón principal de la acumulación de la deuda: el mayor lastre para las finanzas públicas provino de los ingresos fiscales más bajos, gracias a las ganancias débiles y el alto desempleo. Los rescates financieros añadieron a la cifra fiscal, al igual que los “estabilizadores automáticos”, medidas como las prestaciones por desempleo que elevan el gasto de forma automática y apoyan la demanda cuando se produce una recesión. El Fondo Monetario Internacional (FMI) estima que casi el 60% del aumento de la deuda pública desde 2008 se debe al colapso de los ingresos, más del doble que el costo del estímulo y los rescates combinados.

Dado que el crecimiento volvió en 2010, algunos líderes argumentaron que era el momento de recortar el gasto público. Otros temían que la recuperación era demasiado frágil para permitir cualquier indicio de austeridad. No había duda de que “la consolidación fiscal” podría ser eventualmente necesaria, pero había mucha controversia acerca de cuándo se debía comenzar.

Gran Bretaña se movió rápidamente hacia la ‘sobriedad’, poniendo fin a su estímulo en 2010 y planificando futuros recortes. De 2010 a 2011, el gobierno redujo su déficit “estructural” del presupuesto (es decir, ajustado para tener en cuenta los costos cíclicos tales como estabilizadores automáticos) en dos puntos porcentuales, con caídas adicionales de un punto porcentual en 2012 y 2013. Varios países del sur de Europa tuvieron que hacer recortes aún más profundos ante la propagación de la crisis. Pero Estados Unidos mantuvo el gasto, agregando nuevas rebajas de impuestos al estímulo anterior. Como resultado, el déficit estructural disminuyó más lentamente.

El debate sobre estas políticas giraba en torno a dos cruciales incertidumbres. Una de ellas era el tamaño del multiplicador. Los escépticos estimaban que sería bajo, y que ni el estímulo ni la austeridad tendrían mucho efecto en la producción o el empleo. El estímulo simplemente absorbería recursos que de otro modo habrían sido utilizados por empresas privadas, argumentaron. Por otra parte, las empresas y los hogares probablemente guardan su parte de las ganancias, en lugar de impulsar la economía con el gasto, ya que se asume que la generosidad del gobierno era sólo temporal y que las contribución pronto iban a subir.

Los de una inclinación keynesiana le restan importancia a estas preocupaciones. Con un alto desempleo y una baja demanda privada de préstamos, había poco riesgo de que el gobierno “desplace” la actividad privada. De hecho, en una “recesión de balance”, con las familias endeudadas, forzadas pagar los préstamos rápidamente por la caída de precios de los activos, impulsando los ingresos de un estímulo fiscal que aceleraría el ajuste financiero, y generaría así una recuperación más rápida.

La otra pregunta era la cantidad de deuda que los gobiernos ricos podrían asumir sin dañar la economía. Por lo general, a medida las deudas públicas crecen, los prestamistas exigirán a los derrochadores gobiernos tasas de interés cada vez más altas. Eso conduce a tasas más altas para todos los demás, que reduce el crecimiento económico. Pero los partidarios del estímulo argumentan que una economía en crisis, con bajísimas tasas de interés, no tiene ninguna razón para temer de los ‘vigilantes’ del mercado de bonos. 

La evidencia académica, inevitablemente, también ha sido disputada. Carmen Reinhart y Kenneth Rogoff, de la Universidad de Harvard, publicaron un artículo muy citado afirmando que las tasas de crecimiento económico bajan bruscamente cuando la deuda pública supera el 90% del PBI. Los estudios complementarios también presentaron una relación negativa entre el crecimiento y la deuda, aunque no siempre en el mismo umbral. La investigación realizada por Alberto Alesina, de Harvard, y Silvia Ardagna de Goldman Sachs, mostró que la rectitud fiscal, sobre todo en forma de recortes de gastos en lugar de aumentos de impuestos, en realidad podría impulsar el crecimiento.

Los keynesianos cuestionaron las conclusiones de Reinhart y Rogoff, señalando que el crecimiento lento podría ser una causa de la elevada deuda en lugar de un síntoma de la misma. También pensaban que la “austeridad expansiva” de Alesina era una quimera. En el pasado, se observó que se había producido sólo bajo condiciones muy diferentes. Si el endeudamiento público hubiera estado tomando el  escaso crédito, empujando hacia arriba las tasas de interés para las empresas privadas, entonces los menores déficit podrían reducir las tasas y desencadenar un auge de la inversión. Pero  la mayoría de tipos de interés del mundo rico ya eran bajos; el problema era el ahorro excesivo.

Lo que es más, los keynesianos sustentan que los multiplicadores son mucho más altos durante las crisis más fuertes que en otras épocas. La investigación realizada por Lawrence Christiano, Eichenbaum Martin y Sergio Rebelo de la Universidad Northwestern sugiere que cuando las tasas de interés están cerca de cero, el multiplicador podría ser mayor que dos, ya que las personas tienen un incentivo mayor de lo habitual a gastar que a ahorrar. Una crisis financiera también eleva los multiplicadores, encontró otro estudio. El trabajo de Larry Summers, el arquitecto del estímulo de Obama, y ​​Brad DeLong de la Universidad de Berkeley en California, argumenta que dado el costo del desempleo prolongado, el estímulo podría pagarse por sí mismo durante una larga recesión. 

El tiempo ya está dejando veredictos. A principios del año pasado, un estudio de McKinsey señaló que el des-apalancamiento financiero en EEUU funcionó más rápidamente que en el Reino Unido y Europa. También el año pasado, el FMI publicó un análisis de sus previsiones económicas, y encontró que la austeridad engarza crecimiento mucho más de lo que se había esperado. Mientras mayores fueron los recortes previstos, más cayó la previsión de crecimiento, concluyó el FMI. El multiplicador sobre los recortes de gastos fue tal vez el doble de lo que los investigadores habían previsto en un principio. La austeridad española redujo el déficit estructural del gobierno en más de dos puntos porcentuales entre 2011 y 2012. Pero los recortes ayudaron a impulsar la economía en recesión. En realidad, el endeudamiento neto del gobierno aumentó.

En abril de este año, una investigación de la Universidad de Massachusetts socavó la conclusión de Reinhart-Rogoff que afirmaba que el crecimiento se desacelera bruscamente cuando la deuda supera el 90% del PBI. Resulta que un error en el análisis y datos cuestionables habían sustentado el resultado. No hay consenso entre los economistas en cuanto a qué nivel de la deuda daña el crecimiento, o si incluso si es posible establecer una regla de ese tipo.

Eso no quiere decir que el aumento del endeudamiento público no es nada de qué preocuparse, sin embargo. Una nueva investigación sugiere que los gobiernos menos endeudados son mucho más propensos a recurrir a los estímulos para fomentar el crecimiento económico, presumiblemente debido a que sienten que pueden permitirse el lujo de hacerlo. Puede tomar un buen tiempo en llegar (la deuda pública de Japón asciende actualmente a 245% del PBI), pero en algún momento demasiada tinta roja dará lugar a una crisis de la deuda. Las preocupaciones sobre la solvencia de un país conducirán a los acreedores a exigir mayores tasas de interés, que a su vez agravarán sus problemas fiscales.

Saber justo cuando cambiará el mercado de bonos depende de una serie de factores. Economías vistas como refugios, como Estados Unidos y Suiza, tienen más libertad: la agitación económica tiende a reducir sus costos de endeudamiento en lugar de aumentarlos. Ayuda si la mayoría de los acreedores son locales, como en Japón, ya que los pagos ayudan a impulsar la economía doméstica.

El pánico es más probable cuando la deuda se da en una moneda que el gobierno no controla, ya que el banco central no puede actuar como prestamista de última instancia. La incertidumbre sobre si el Banco Central Europeo va a desempeñar este rol ha avivado la crisis de la zona euro, por ejemplo. Si se lleva al extremo, la compra de deuda pública puede alimentar temores sobre la inflación, que a su vez puede dar lugar a mayores costos por intereses, mientras que los acreedores exigen una prima de riesgo de inflación. Sin embargo, durante la crisis, las economías eran tan débiles que las compras de los bancos centrales de bonos del gobierno, demostraron ser más tranquilizadores que preocupantes para los inversores, en parte debido a la reducción del riesgo de pánico y de default.

La hora de la verdad, sin embargo, puede estar más cerca de lo que parece. Bancos en quiebra pueden transformar rápidamente las cargas de deuda de moderada a galopante. Antes de la crisis, los activos de los bancos comerciales de Irlanda aumentaron a más del 600% del PBI. Las deudas de Irlanda explotaron de 25% del PBI en 2007 a 117% en 2012, sobre todo gracias a la suposición del gobierno sobre las deudas de los bancos después de la crisis.

Cada corte tiene su día

La austeridad, en conclusión, todavía tiene su lugar. Pero ¿qué tipo? Mientras que algunos economistas recomiendan recortes de gastos, otras investigaciones indican que los impuestos más altos también pueden funcionar. Ambos enfoques tienen sus costos. Gravar pagos puede distorsionar los mercados de trabajo; los impuestos al consumo pueden conducir a la inflación, provocando una política monetaria contractiva. Sin embargo, la reducción del gasto es más impopular y puede exacerbar la desigualdad.

La experiencia de los últimos años ha respondido la pregunta del cuándo. El momento de tomar el camino de la austeridad es, idealmente, cuando la economía puede soportarlo. No todos los gobiernos pueden darse ese lujo, por supuesto: el de Grecia, por ejemplo, no podría retrasar los feroces recortes puesto que ya no podría pedir prestamos suficientes para financiar sus déficits. Los que tienen más espacio para respirar deberían tratar de estabilizar sus deudas en el largo plazo, indica el FMI, mediante el establecimiento de planes para reducir sus déficits. Mientras más creíble sean sus planes, tendrán mayor margen de maniobra para apartarse de ellas si las condiciones lo justifican. Como insistía Keynes, el tiempo para la austeridad es el boom no la crisis.

Lampadia




Tres Caminos al Bienestar General

Tres Caminos al Bienestar General

Viene un nuevo gobierno y los peruanos necesitamos elevarnos sobre la coyuntura política para conocer cuáles son nuestros caminos al Bienestar General con Prosperidad y Oportunidades para todos. Necesitamos un desarrollo integral, sostenido y duradero. Los candidatos se desviven haciendo diagnósticos, recalcando los ¿QUÉ?, pero la clave está en los ¡CÓMOS!

Muchos plantean largas listas de proyectos y enfatizan la necesidad de hacer mayores inversiones en educación y salud, en desarrollar más infraestructuras, etc., pero pocos explican los ¡cómos!

Por ejemplo, para invertir en educación, salud e infraestructuras se requieren importantes recursos económicos, pero se minimiza la necesidad del crecimiento económico, indispensable para hacerlo posible. Tenemos algunos ahorros, pero son insuficientes para afrontar el gran salto en calidad de vida que queremos. 

En verdad los recursos que necesitamos están a nuestra disposición: en el crecimiento. Con un 7% de crecimiento anual, podemos duplicar el presupuesto público cada diez años, más allá de lo que se pueda lograr formalizando la economía e incorporando a los pobres al mercado.

En Lampadia vemos tres grandes avenidas que debemos transitar para tentar un desarrollo integral, sostenible y duradero:

  • Gobernanza
  • Sentido de pertenencia y compromiso ciudadano
  • Crecimiento económico

GOBERNANZA

Según el Diccionario de la Lengua Española, gobernanza significa:

“Arte o manera de gobernar que se propone como objetivo el logro de un desarrollo económico, social e institucional duradero, promoviendo un sano equilibrio entre el Estado, la sociedad civil y el mercado de la economía”.

En otras palabras, si no tenemos un gobierno que trabaje, sin excusas o ataduras ideológicas, por un desarrollo integral en lo económico, social e institucional y, que actúe buscando el equilibrio entre el Estado, la sociedad civil y el ‘mercado de la economía’, no podrá ofrecernos una ‘Buena Gobernanza’.

El buen gobierno no puede ser la búsqueda del poder por el poder mismo. Tampoco puede ser para unos pocos, ya sean los partidarios, los amigos, los familiares o para los que piensen como el mandatario. El buen gobierno debe despojarse de sus relaciones políticas y dedicar su administración al conjunto de la ciudadanía, rojos y blancos, ‘amigos y enemigos políticos’, pobres, clase media y ricos. A todos los peruanos, sin distinción alguna.   

SENTIDO DE PERTENENCIA Y COMPROMISO CIUDADANO

Estamos a puertas del Bicentenario y aún no hemos logrado un nivel mínimo de identidad nacional, un sentido de pertenencia. Como decía hace unos años Juan Abugattás (QDDG), “los peruanos no estamos seguros si queremos seguir juntos la aventura del desarrollo”.

Al mismo tiempo, como los ciudadanos estamos insatisfechos con la calidad de nuestra República, nos sentimos alejados del quehacer nacional y poco comprometidos con su avance. Dejamos el futuro en manos de la providencia y de políticos en los que no confiamos.

Por ello, es indispensable un gobierno que sepa desprenderse de sus ropajes político-partidarios, para vestirse con los colores de la Patria. Patria que es de todos y para todos. De allí la importancia de una buena gobernanza.

CRECIMIENTO ECONÓMICO

El objetivo del desarrollo no es el crecimiento económico como pueden creer los que tienen una visión economicista o como, confundiendo medios y fines, malinterpretan los que no entienden o no quieren entender, las dimensiones del desarrollo.

El que mejor explica las diferencias en términos de políticas públicas, y ayuda a evitar una trampa conceptual, es Hans Rosling, el profesor sueco creador de Gapminder, el modelo estadístico que incorpora la información de todas las variables de todos los países del mundo en perspectiva histórica.

Rosling nos explica que los objetivos del desarrollo son los derechos humanos, el medio ambiente, la gobernanza, la educación, la salud y la cultura. Excluye expresamente el crecimiento económico, al que califica como “el medio para el desarrollo”. El medio principal, sin lo cual, evidentemente, no podríamos tener todo lo demás. Ver el gráfico siguiente:

Permítannos reiterar que el Perú debe crecer como mínimo al 5.5% anual para cumplir la ambición nacional de la prosperidad. Recordemos que hace un par de años el HSBC postuló en un informe sobre el Mundo de 2050, que si crecíamos a ese ritmo, para el 2050 seríamos la economía número 26 del planeta, con un sorprendente 90% de nuestra población en el rango de ingresos de clase media y clase alta (50% y 40% respectivamente). Ver el siguiente cuadro:

El mensaje que tenemos que aquilatar es que para poder enfrentar nuestras importantes y urgentes agendas pendientes en educación, salud, infraestructuras y tecnología, así como el gran reto de institucionalizar el país y mejorar sustancialmente las remuneraciones de nuestros servidores públicos, maestros, enfermeras y policías, entre otros, llevando sus beneficios a un buen estándar internacional, necesitamos recursos económicos. Así nos parezca iluso, esos recursos están a la vuelta de la esquina, en el crecimiento económico.

Conciudadanos, exijamos a los futuros gobernantes el asumir una buena Gobernanza, promover el Sentido de Pertenencia y Compromiso Ciudadano y, el privilegiar el Crecimiento Económico, como el pasaporte para lograr el Bienestar General y la Prosperidad de todos los peruanos. Lampadia

 




KPMG: Consejos sobre las inversiones en infraestructuras

KPMG: Consejos sobre las inversiones en infraestructuras

Los 100 proyectos más innovadores e impactantes de infraestructura en el mundo se exhiben en el último reporte de ‘Infraestructuras 100: Informe Mundial de Mercados’ de KPMG. El informe se centra en la infraestructura de cuatro mercados clave: mercados internacionales maduros, las potencias económicas, los mercados más pequeños pero establecidos y los mercados emergentes.

Estos proyectos “transformacionales” como los llaman, tienen la capacidad de cambiar las naciones e impulsar el crecimiento económico, tienen un valor aproximado de US$ 1.73 millones de millones de dólares.

Richard Threlfall, jefe de Infraestructuras, edificación y construcción de KPMG en Gran Bretaña, afirma que: “Nuestro último escaparate de proyectos de todo el mundo resalta la visión, la determinación y la innovación necesaria para impulsar la prosperidad económica y el impacto social a través del desarrollo de infraestructuras”.

“Cada país tiene su propio enfoque para el desarrollo, pero el financiamiento para las infraestructuras es un reto que todos comparten: crear las condiciones adecuadas para atraer inversiones. Vemos la inversión en infraestructura como un conducto para mejorar la calidad de vida, crear oportunidades y conectar al mundo – llegando al objetivo de la creación de un mundo mejor”.

[En CADE 2015, el banquero internacional, peruano, Alberto Verme nos dijo que: “Para un buen proyecto siempre habrá financiamiento”].

El estudio identifica 10 tendencias que están definiendo el debate global en infraestructuras:

1. Las medidas de los gobiernos para destrabar proyectos en infraestructura

Según el informe, el debate ha migrado de simplemente hablar de infraestructuras y la elaboración de listas de proyectos necesarios a una fase de discutir cómo hacer las cosas. Esto ha llevado a algunos gobiernos a tomar un rol más importante en destrabar los proyectos propuestos[Algo que falta que entienda el Gobierno peruano].

Uno de los ejemplos de éxito que menciona es el mecanismo de garantía de US$ 60 mil millones del Reino Unido, en el que se garantiza este monto para asegurar que los proyectos prioritarios de infraestructurasobtengan la financiación que necesitan a pesar de las difíciles condiciones del mercado de crédito. Es un gran modelo de cómo los gobiernos han comenzado a adoptar un enfoque intervencionista para reforzar la capacidad bancaria de proyectos de infraestructura.

2. Los riesgos políticos y regulatorios manejan la agenda

La política es un rol importante en la infraestructura, ya que algunos proyectos a largo plazo no siempre corresponden con los ciclos electorales o expectativas de presupuesto y financiación a corto plazo.Los debates en las economías desarrolladas han comenzado a centrarse en cómo despolitizar la toma de decisiones de infraestructura y dar prioridad a la selección de los proyectos de infraestructura clave.

3. Las reformas de mercado: situación actual no es apta para el futuro

Los sistemas de regulación están luchando para mantenerse al día con la evolución del mundo y las tecnologías de punta.Los organismos reguladores y las nuevas leyes promulgadas tendrán que evolucionar para seguir el ritmo de estos cambios.

En primer lugar, ambos necesitan proporcionar seguridad a los inversores de que el régimen de regulación se mantendrá estable, consistente y apoyarán las inversiones en curso y en segundo lugar, un mecanismo que equilibre la necesidad de proteger a los consumidores con la necesidad de garantizar que los inversores reciban suficientes ingresos como para permitirles continuar invirtiendo en activos.

4. El cambiante rol de los organismos multilaterales y de los bancos de desarrollo

Los bancos multilaterales han sido los proveedores del financiamientode infraestructuras. Ahora el Banco Asiático de inversión es un ejemplo notorio de un nuevo banco multilateral.

Sin embargo, ha habido un cambio significativo en los modelos de funcionamiento y los objetivos de rendimiento de muchos de los bancos multilaterales y de desarrollo del mundo. Antes, para los organismos multilaterales, el éxito se medíaen la cantidad de dinero prestado. Ahora se trata de la medida en que ayudan a establecer la estrategia de proyectos para ayudar en las primeras etapas de desarrollo y atraer a otros inversores.

5. Complejidades impiden grandes proyectos

A medida que crecen las necesidades de infraestructura, los proyectos son cada vez más grandes y más complejos. Los proyectos tienen que lidiar no sólo con una multitud de actores con diferentes intereses, sino con distintos reglamentos y leyes locales e internacionales.

6. Lograr el equilibrio entre la oportunidad y necesidad

Se trata de balancear lo que podría percibirse como una solución a corto plazo para un problema en relación con lo que pueda necesitarsea largo plazo.Por ejemplo, con las carreteras y la congestión del tráfico, no se sabe si la tecnología automatizada será capaz de resolver los problemas de los próximos 20 años. Por lo tanto, existe la duda de si se está invirtiendo en la construcción de una gran cantidad de carreteras que serán redundante en los próximos años.

Otra gran pregunta es si se debe dar prioridad a la infraestructura física (como carreteras y puentes) o a la infraestructura social (como la formación de los ingenieros que construyan en el futuro).Encontrar el justo equilibrio entre la necesidad y oportunidad es crucial para la inversión de infraestructura mundial.

7. La lucha por un mejor desempeño de los activos

La infraestructura no se trata sólo de la construcción de nuevos proyectos sino en maximizar su retorno, optimizando el mantenimiento para dure más tiempo. Esta es una gran tendencia emergente, cómo sacar el máximo provecho de lo que ya tenemos.

Además, ya es ampliamente reconocido que los activos pueden obtener mejores resultados en términos de eficiencia, costo y experiencia para los clientes que sus contrapartes estatales. Los gobiernos también están muy interesados en la privatización de activos por razones financieras en parte debido a que la privatización significa que la inversión futura puede ser una carga menos para los libros públicos.

8. La escasez de recursos moviliza las inversiones

Energía, agua y seguridad son los recursos que siguen representando la mayor parte del gasto en infraestructura.Más de un tercio de los proyectos que figuran en el último informe se relacionan directamente aestos recursos.El desarrollo de nueva y más eficiente infraestructura será la clave para reducir el impacto de la escasez de recursos.

9. Los participantes en Infraestructura se globalizan

Cada vez son más los inversores,operadores y desarrolladores internacionales que buscan oportunidades en todo el mundo. Una vez que se desarrolla con éxito un sector de infraestructura en su propio país, es probable que este modelo se pueda replicaren otro lugar o, al menos, utilizar la misma experiencia.

Ya se han estado viendo ejemplos de esto durante la última década con el surgimiento de “desarrolladores globales” como las casas comerciales japonesas, firmaschinas o contratistas españoles obligados a buscar nuevas oportunidades fuera de su mercado nacional. Todos ellos han desplegado con éxito el capital y los recursos en docenas de proyectos fuera de su país de origen.

10. Las ciudades agudizan su enfoque en la movilidad urbana

El crecimiento de las zonas urbanas ha servido tradicionalmente como un centro del crecimiento económico en la mayoría de los países y algunos como China están tratando de hacer frente a las crecientes demandas de la rápidamente cambiantes demografía.

Más y más personas están viviendo vidas más prósperas y viven más tiempo. El hecho de que tengan vidas activas más largas crea más demanda de energía y transporte.Como resultado estamos viendo un creciente interés en los proyectos de movilidad urbana, particularmente prevalentes en una ola de proyectos ferroviarios de metro en todo el mundo.

La brecha de infraestructuras es una de las carencias que impiden que en el Perú tengamos una mejor calidad de vida y una economía más competitiva. Junto con las brechas de educación y salud, es una de nuestras necesidades más imperiosas. En Lampadia estamos siguiendo este tema lo más cercanamente posible. Ver nuestras publicaciones anteriores:

  1. Sobre cómo financiar e invertir US$ 80,000 millones
  2. Estrategia para el financiamiento de las Infraestructuras

Reflexionemos sobre las tendencias que nos presenta KPMG, para privilegiar y dirigir las inversiones que necesitamos para cubrir la crecientebrecha de infraestructuras. No podemos quedarnos atrás, es hora de gobernar con sentido de propósito y seriedad. Lampadia




El Orden Mundial de Henry Kissinger

El Orden Mundial de Henry Kissinger

El último libro de Henry Kissinger, “Orden Mundial”, es un análisis integral de la formación de las estructuras internacionales desde la creación del Estado-Nación hasta nuestros días.

Dada la importancia actual de China, dedica una buena parte del libro a describir sus fuentes geopolíticas y su posicionamiento. El siguiente pasaje del libro (traducido por Lampadia) es particularmente interesante:

“Desde la unificación de China como una entidad política el año 221 a.c., su posición al medio del orden mundial estaba tan impregnada en el pensamiento de sus élites, que ni siquiera había una palabra para ello. Solo posteriormente los estudiosos definieron el sistema ‘sinicéntrico’. En este concepto tradicional, China se consideraba a si mismo el único gobernante del planeta y su emperador era tratado como una figura de dimensiones cósmicas, entre lo divino y lo humano. Su esfera de influencia no era la de un estado soberano a cargo de los territorios bajo su dominio, era más bien vista como: ‘A cargo de todo lo que está debajo del Cielo’, del cual China (el ‘Reino Medio’) era la parte civilizada que inspiraba y mejoraba al resto de la humanidad”.

Líneas abajo compartimos el artículo de Federico Gaon sobre el análisis de Kissinger sobre el Medio Oriente:

 

El Medio Oriente según Henry Kissinger

Artículo de Federico Gaon, internacionalista por la Universidad de Palermo, Argentina, y especialista en temas del Medio Oriente. Publicado en Foreign Affairs Latinoamérica,  8 de abril 2015. Glosado por Lampadia.

En su reciente libro World Order, el influyente exsecretario de Estado y asesor de Seguridad Nacional Henry Kissinger presenta sus reflexiones y su visión acerca del curso de las cosas en el mundo. Además, lleva al lector a un recorrido histórico por las distintas nociones de orden internacional concebidas por el hombre.

Desde sus primeros escritos, Kissinger se ha interesado profundamente por estudiar la distribución internacional del poder y la configuración sistémica que lo organiza entre las potencias. En World Order, quien fuera uno de los principales articuladores de la realpolitik en el escenario mundial, enuncia una magistral lección en el realismo que debería ser tomado en consideración por quienes tienen en sus riendas la conducción de la humanidad. Por lo pronto, el autor reconoce que cada región o grupo con correspondencia geopolítica, sea de Occidente, de Asia o del Medio Oriente, ha consagrado en algún momento de su historia un zeitgeist [visión cultural del espíritu del tiempo de un país] propio sobre el mundo.

Kissinger insiste que las diferencias culturales pueden y deben ser salvadas para dar forma a un orden mundial consensuado, aceptable por todas las partes.

Kissinger señala que “en ningún lugar es el desafío de orden internacional más complejo, en términos de organizar el orden regional como de asegurar la compatibilidad de dicho orden con la paz y la estabilidad en el resto del mundo”, como en el Medio Oriente. La gran pregunta que el autor se limita a responder escuetamente es cómo reconciliar el concepto de orden prevalente en el Islam con un concepto de orden mundial todavía no definitivo del todo.

A diferencia de Occidente, que desarrolló un compromiso hacia la idea de que el mundo era externo al observador, el mundo islámico concibió la idea contraria al entender que el mundo se comprende por medio de la experiencia religiosa (interna) del creyente.

El rápido avance del Islam por tres continentes proveyó a sus creyentes la prueba irrefutable de que su religión era un sistema completo y rector, con instrucciones infalibles para cada aspecto de la escena pública y privada.

Europa, para el siglo XVII dio forma a una idea de orden basado en la noción de “balance de poder”, al predicar como una necesidad estratégica para prevenir que un gran hegemón pudiera desbancar la estabilidad. A la larga se convirtió en una característica definitoria de la diplomacia occidental. Conceptualmente, el balance de poder no es un cálculo que responde a consideraciones morales, pero es un instrumento de la estrategia para prevenir el conflicto, conformando un sistema ecuánime donde cada Estado goza de soberanía o protección por una tercera parte.

El concepto de orden islámico virtualmente presume lo contrario. El cálculo no es estratégico sino moral y se instruye a partir de la noción de que el Islam per se es una religión y un Estado mundial multiétnico a la vez. El Islam constituye su propio orden mundial: en vez de un balance de poder, adopta una noción que polariza al mundo entre Dar al-Islam (la casa del Islam), donde se encuentran las entidades gobernadas por la ley islámica, y Dar al-Harb (la casa de la guerra), que reúne a todas las demás entidades gobernadas por no musulmanes.

The Sunday Times Laurent Gillieron

Los musulmanes tenían prohibido asentarse en territorios no musulmanes donde no podrían cumplir la práctica de los preceptos religiosos. Los gobernantes, si bien podían hacer tratos con los Estados “infieles” (y de hecho lo hacían), debían siempre partir de la premisa que los acuerdos debían ser abrogados más adelante, justamente para esparcir el Islam. Todo orden que escape de la soberanía islámica queda automáticamente reducido al carácter de una aberración ilegítima. Los musulmanes no pueden estimar como iguales a los no musulmanes.

De regreso al viejo continente, como ninguna fuerza podía imponer su voluntad sobre otra de forma continua y decisiva, Kissinger asienta que el arte del gobierno del príncipe europeo deriva de la valoración del equilibrio y de la resistencia a las proclamaciones de gobernanza universal. Las conflagraciones religiosas intracristianas dejaron al Estado mejor posicionado frente al poder de la Iglesia. Desde entonces, luego de la Paz de Westfalia que puso fin a la Guerra de los Treinta Años en 1648, cada Estado comenzó a reclamar para sí, en consenso con los demás, soberanía para determinar su propia religión. Acordaron entonces que ninguna entidad podría entrometerse en los asuntos internos de terceros Estados. En resumen, este arreglo formó la base del orden moderno, también llamado westfaliano, que pronto se difundió con el impulso del colonialismo europeo —no sin resistencia— por el resto del mundo.

El fenómeno del islamismo representa una inversión total del sistema westfaliano. Los Estados son seculares y por tanto ilegítimos. En el mejor de los casos, los Estados pueden ser tolerados siempre y cuando se piensen no como un fin en sí mismo, sino como un instrumento provisional creado para imponer una entidad religiosa en una escala más amplia. Esto queda reflejado por la máxima yihadista: “Amamos la muerte tanto como ustedes aman la vida”. O bien, como expresa Kissinger, en que “la puridad, y no la estabilidad, es el principio ordenador de esta concepción [islámica] de orden mundial”.

Por otra parte, Kissinger observa, como hacen también otros analistas, que la Primavera Árabe ha expuesto las contradicciones internas del mundo islámico. A la luz de este argumento se debate una síntesis entre el concepto de orden basado en la primacía del Estado moderno y entre otro basado en la tradición autóctona derivada de la religión.

El conflicto árabe-israelí ilustra a la perfección esta situación. Israel es por definición —dice Kissinger— un Estado westfaliano. A la par de los Estados árabes miran al orden internacional en mayor o menor medida conforme lo prescrito por el legado del Islam. Esta diferencia fundamental es la razón del conflicto. El conflicto no es explícitamente territorial, porque lo que está en juego son miradas antagónicas de orden. Por esta razón, una solución a largo plazo debe necesariamente contemplar la posibilidad de una coexistencia entre la construcción westfaliana (moderna) y la concepción islámica.

Yaquique

En miras a encontrar un acuerdo, Kissinger señala que Israel va un paso más allá del Tratado de Westfalia al pedir que sea reconocido como un Estado judío, ya que se está metiendo en un campo que afecta directamente las sensibilidades de los musulmanes. Al postular su vieja receta práctica, Kissinger deja en claro que lo que importa no son las etiquetas, sino los pasos concretos que conducen a aceptar la realidad de Israel mediante el resguardo de su seguridad. Para el estratega, este es el punto de partida indispensable para llegar a un arreglo.

Irán es otro punto focalizado en World Order. Desde la revolución islámica en 1979, Irán pasó a ser una entidad posicionada en un cruce entre dos concepciones de orden mundial. Por un lado, su gobierno llama abiertamente a la destitución del sistema westfaliano, pero irónicamente al mismo tiempo se sostiene sobre la base del sistema que quiere destruir. Aunque el movimiento islamista en el poder añora un orden islámico, Irán no renunció a los derechos y privilegios del Estado moderno.

ParadójicamenteKissinger advierte sobre los riesgos de que los propios occidentales emprendan campañas idealistas para proselitizar la democracia por el mundo.

De acuerdo con el ex secretario de Estado, la actitud de Estados Unidos hacia Irán y hacia otros países comandados religiosamente, como Arabia Saudita, no puede basarse en un simple cálculo de balance de poder o en una agenda de democratización. La agenda debe ser armada tomando en cuenta los valores, la tradición y la experiencia de estos países.

Kissinger recuerda que el enfoque de realpolitik adquiere precedencia para abordar los desafíos del siglo XXI. A pesar de haber apoyado la invasión a Irak en 2003, en vista de los acontecimientos en el mundo árabe, este prominente pensador realista le habla a los neoconservadores en Washington y les dice que deben dejar de ilusionarse con el prospecto de que las masas cansadas y abusadas de los países islámicos congenien gobiernos con principios occidentales. Sin embargo, dado que no se puede volver atrás, Kissinger critica a Barack Obama por tirar a la basura la faceta del proyecto de la era George W. Bush que apuntaba a estabilizar a Irak. Además, critica la falta de énfasis del gobierno actual en rellenar el vacío de poder que dejó la caída de Saddam Hussein e indica que antes de una “estrategia de salida”, lo que se necesita es una estrategia puntual a secas.

En realidad, lo que se requiere es un cambio de tácticas para llegar esencialmente a los mismos resultados. World Order insiste en que las democracias occidentales deberían acomodarse a las realidades y desde allí trabajar cuidadosamente, siempre en consideración de la concepción de orden de sus contrapartes no liberales. Si se lee el texto entrelineas, esto no implica obligatoriamente conciliar a la usanza occidental, mediante la diplomacia de la sucesiva presentación de propuestas y contraofertas para resolver una disputa. Como bien lo justifica Kissinger, en las culturas orientales este camino es interpretado como debilidad. Lo que realmente está discutiendo, es que la consecución de un orden mundial dependerá del grado de flexibilidad que las regiones o países con cosmovisiones características puedan articular para encontrar puntos medios entre sus diferencias.

Kissinger propone revisar el concepto de balance de poder, partiendo del hecho básico de que los arreglos entre las fuerzas nunca son estáticos, pues siempre están en continuo movimiento. Esta mítica figura de la Guerra Fría concede a Estados Unidos el papel de garante de este balance de poder. Para él, la configuración sistémica propuesta, si es respaldada consistentemente por la política exterior estadounidense, conducirá eventualmente a la aparición de líderes con visión de paz.

Finalmente, Kissinger postula que para alcanzar un orden mundial genuino, sus componentes deben adquirir una segunda cultura mundial que pueda coexistir con sus propios valores. Esta nueva cultura debe ser estructural y debe esbozar un concepto jurídico de orden que trascienda las perspectivas e ideales de una sola región o país. “En este momento en la historia —agrega— esto sería una modernización del sistema westfaliano de acuerdo a las realidades contemporáneas.” El objetivo de nuestra era, concluye, “debe ser alcanzar dicho equilibrio, restringiendo mientras tanto a los perros de la guerra”. L

 




Sumémonos a la lucha contra el populismo en Latinoamérica

Sumémonos a la lucha contra el populismo en Latinoamérica

Comentario de Lampadia

El populismo ha sido una de la mayores plagas de la política latinoamericana durante casi cien años. Es interesante, por ejemplo, recordar una carta de uno de sus grandes propulsores y, todavía hoy, uno de sus principales inspiradores, Juan Domingo Perón al General Carlos Ibáñez, recién elegido presidente de Chile: “Mi querido amigo: dele al pueblo, especialmente a los trabajadores, todo lo que pueda. Cuando le parezca que ya les está dando demasiado, deles más. Verá los resultados. Todos tratarán de asustarlo con el espectro de un colapso económico. Pero todo eso es una mentira. No hay nada más elástico que la economía, a la que todos temen tanto porque nadie la entiende” (Publicado por Sebastián Edwards en su libro “Populismo o mercados, el dilema de América Latina”).

El populismo es una alianza entre la mentira y la esperanza.

La mentira, porque el político populista sabe que no va a cumplir con lo que ofrece, solo lo hace para conseguir votos de los más necesitados y carentes de alternativas.

La esperanza, porque resulta ser como el último pedazo de madera del cual uno se puede agarrar en medio del mar, después de haber llegado a creer que ya nada puede darle algo que lo ayude a mejorar su situación.

El populismo tiene todos los colores, todos los tonos y ropajes. Debe ser denunciado cada vez que sea adoptado por un candidato y combatido con propuestas sustentadas en la realidad, pero que se orienten a mejorar la vida de los ciudadanos. Todos saben que no hay lonche gratis, las cosas buenas cuestan, la mejora de la vida de los ciudadanos requiere el esfuerzo de todos, nunca será regalada, a no ser que sea el espejismo que se desvanece tan pronto querramos alcanzarlo.

Gloria Álvarez, una joven guatemalteca ha tomado la bandera de la lucha contra el populismo en nuestra región. En Lampadia creemos que todos debemos apoyarla, difundiendo sus mensajes, compartiendo ejemplos de los fracasos de los políticos sinverguenzas que durante las últimas largas décadas engañaron a sus poblaciones. Hagamos una lista de los políticos latinoamericanos populistas y un concurso, un ranking de los peores. Esperamos sus contribuciones y mientras tanto seguiremos a Gloria Álvarez y trataremos de ver que se le invite al Perú para que comparta su pasión para curarnos de esta enfermedad social.

 

‘Aquellos con tecnología deben tener una ideología definida’ 

El Comercio de Quito, Ecuador, 2 de mayo 2015

 

Entrevista a Gloria Álvarez, politóloga y activista guatemalteca cree que hay que trabajar en el mismo método que el Foro de Sao Paulo, que estableció la agenda para el Socialismo del siglo XXI. A través de la tecnología, armar foros para recuperar la institucionalidad republicana.

SU VIDA: Es una activista y politóloga guatemalteca. Luego de su participación en el Parlamento Iberoamericano de la Juventud, en Zaragoza, tuvo una gran repercusión. Forma parte del Movimiento Cívico Nacional de Guatemala.

Ver en Lampadia su presentación en Zaragoza:  No queremos más populistas.

 

 

Usted es una detractora del populismo. Pero, ¿cómo lo define?

Lo identifico como un mecanismo de manipulación que es utilizado por políticos para conseguir votos de una forma fácil y sencilla de poblaciones que económicamente han sido marginadas y que han sido siempre excluidas del sistema jurídico. El populismo resurge con la caída del muro de Berlín, el desplome de la Unión Soviética, cuando la izquierda latinoamericana, las guerrillas marxistas y los partidos comunistas se ven sin financiamiento del gran gigante. En ese momento se estructura para saber cómo llegar al poder. Van al foro de Sao Paulo, a principios de los 90 y delimitan la agenda de lo que se conoce como el Socialismo del siglo XXI.

¿Esa agenda llega al poder?

Lo estamos viendo en mayor o menor medida. También es debido al descontento ante los gobiernos de derecha a principios de los años 90. Se había pensado que el capitalismo y el libre mercado habían triunfado, pero dejó un mal sabor. Los presidentes de la época no fueron capaces de liberar el mercado; privatizaron industrias pero las convirtieron en oligopolios y monopolios que beneficiaron a su círculo cercano y la población latinoamericana fue rezagada otra vez de la política.

¿Y nos llegó el populismo?

Ahí fue donde el populismo y el Socialismo del siglo XXI propuso una nueva vía: la transferencia de la riqueza. Llevamos más de 15 años de verlo implementado y solo hemos visto más postergación de la pobreza, un desmantelamiento de las instituciones. Y esto ha hecho que la derecha también se vuelva populista porque ve que funciona a la izquierda.

 ¿América Latina tiene una vocación populista?

Cada vez que hay una crisis, el latinoamericano no ha tenido reparos en seguir a este superhombre en forma de caudillo, cacique, dictador militar y ahora del populista electo democráticamente. En la historia se ha mantenido a la población psicológicamente aplastada y aún piensa que un superhombre la puede salvar. Yo, apuesto por la institucionalidad sobre todo del organismo judicial.

¿Cómo armar la transición hacia la república?

La república concibe el equilibrio y autonomía de los tres poderes. La ingeniería constitucional por la que caímos en el hiperpresidencialismo hace que debamos cuestionarnos la elección de magistrados y legisladores porque responden más al presidente que a sus representados. También, cree en la meritocracia, que las mejores personas lleguen al poder. No sé si habrá que implementar alguna evaluación de inteligencia emocional, de aptitudes académicas para determinar un cierto estándar y no que cualquiera pueda legar al poder solo porque tiene la habilidad para manipular.

 ¿Y el rol del ciudadano?

El ciudadano sí se puede parar por sí mismo y que en el uso de sus tres derechos fundamentales (vida, libertades y propiedad privada) trace el camino de su vida. Necesitamos ciudadanos cuestionadores. La república no se hizo para adiestrar una masa de borregos sino para que administre seguridad y justicia.

¿Cuál sería la estrategia?

La tecnología. Abarata los costos de educación y permite extender puentes para darnos cuenta que somos víctimas de los mismos males y hacer lo mismo que en el foro de Sao Paulo: una agenda para rescatar nuestras repúblicas. La izquierda dirá que es una proclama de la derecha y que tampoco es creíble… 
 Anular algo solo porque quien lo dice nos cae mal es una falacia. Las cosas hay que evaluarlas por el peso que tiene en el examen de realidad. Me rehúso a pensar en el pobre como una boca que alimentar. Hay mucha gente en situación de pobreza que busca oportunidades. Quiero dejar en claro que con la derecha también tengo conflictos.

¿Cuáles?

No soy conservadora religiosa ni homofóbica. No tengo problemas con que la droga se legalice. Con la izquierda estoy de acuerdo con las libertades civiles y que cada quien tiene derecho a vivir bajo sus propios principios morales, pero no con que el Estado transfiera riqueza. Tomo las libertades económicas de derecha y las libertades individuales de izquierda para formar mi propia escala de principios que se acogen en una ideología que se llama “libertarianismo”.

¿Qué hacer con las personas en tal grado de exclusión que no tienen esas posibilidades de crecimiento?

Primero, hay que empezar a educar a aquellas personas que ya tiene acceso a la Internet, pero que no la están usando para ningún beneficio personal. Está comprobado que cuando se usa la tecnología como un instrumento de empoderamiento, surgen movimientos de diferentes tipos. Aquellos que sí tienen acceso a la tecnología que tengan una ideología definida. Los jóvenes deben definirse ideológicamente, que lean de capitalismo, de comunismo, de anarquismo y lleguen a sus propias conclusiones porque sino cualquiera los puede venir a babosear. La juventud quiere salir a protestar pero si no tiene ideas claras de cuál es el gobierno o el país que quiere, de nada sirve.

Pero ¿cómo hacer para que el Estado no sea asistencialista, pero sí permita que haya esa oportunidad de crecimiento de los postergados?

La forma más rápida de acabar con la pobreza es acabar con las fronteras migratorias y con los obstáculos comerciales: abajo aranceles, abajo impuestos, arriba la libertad económica absoluta. No estoy hablando de empresas que se refugian en las faldas del gobierno, sino que un peruano, si está muriéndose de hambre en una favela de Quito, pueda hacer negocios con otro que esté en alguna favela de México y así ver nuevas oportunidades. Si un país no puede dárselas, tal vez varios países en conjunto sí. No es fácil. Es una tarea de empoderamiento individual. Lo que pasa es que se culpa al gobierno pero quiere que resuelva sus problemas. Yo no. Yo creo que si el problema es el gobierno, no puede ser la solución. La economía tiene que trabajar completamente independiente de los intereses lucrativos que han llevado a personas inescrupulosas al poder.

 

Este contenido ha sido publicado originalmente por Diario EL COMERCIO de Ecuador en la siguiente dirección:

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