1

El lápiz que asusta

El lápiz que asusta

Jaime Spak
Para Lampadia

Vi con inusitado asombro el nivel de pánico en las últimas semanas a raíz de las encuestas post primera vuelta.

Me pregunto si esta dimensión de pánico tiene mucho que ver con el encierro que nos hemos visto obligados a vivir a causa de la pandemia, que ha agregado un ingrediente de saturación de emociones, inseguridad y hartazgo.

Pues bien, la campaña de Castillo de amenazar con estatizar todo y volver al Perú un país socialista, con signos de comunismo, ya raya en la insania.

En las últimas encuestas ya se puede apreciar que la pelea por ganar la segunda vuelta será bastante ajustada y no con un candidato que supera al otro por más de 20 puntos.

He visto algunas entrevistas de Castillo y puedo colegir que es una persona no solo improvisada, sino poco preparada para responder consultas en temas muy sencillos. Por ejemplo, indicar que una cadena de tiendas por departamento y otra de supermercados son monopolios. No poder explicar cuál es la diferencia entre estatizar y nacionalizar. No saber cómo pagará a los actuales propietarios de empresas si estatiza todo. Un profesor de primaria debería saber eso, pero este señor parece que no.

También veo un tipo de ironía macabra: pedir un debate en la puerta de Santa Mónica o un debate en privado con sus respectivos padres. Esto me asusta más que las encuestas, pues nunca hubiera imaginado que un candidato a presidente hiciera semejante solicitud.

El tema de Vladimir Cerrón es mucho más grave de lo que parece, sobre todo para Castillo, quien trata de desvincularse de él sin éxito, pues Cerrón es el jefe supremo de Perú Libre.

En la época de Mao, hubo un grupo liderado por su esposa, Jian Qing, que se llamó la “Banda De Los Cuatro”. Luego de la muerte de Mao en 1976, este grupo fue puesto bajo arresto acusados de haber cometido una serie de tropelías y delitos, a pesar de estar conformado por líderes del partido Comunista. Era gente muy poderosa que cayó en desgracias apenas el jefe falleció. Haciendo una analogía, me da la impresión que en estos momentos estamos en presencia de una Banda De Los Cuatro “chicha”, que se está peleando por el liderazgo en medio de la segunda vuelta.

Hago alusión a la banda de los cuatro, pues la carencia de gente técnica de calidad hace que las decisiones se tomen entre muy pocas personas que no representan el verdadero sentir de la población, sino un gran resentimiento que no han podido superar.

Me pregunto si esto es consecuencia de la falta de verdaderos partidos políticos. La política no debe de ser el arte de ocultar las verdaderas intenciones, sino por el contrario debe de ser un vaso transparente para ver su contenido.

Perú Libre y Juntos por el Perú han firmado un pacto de colaboración, Veronika Mendoza ha dejado pasar la gran oportunidad de ser una líder moderna, para seguir aliándose con Cerrón. ¿Estará vendiendo su alma al diablo por un plato de lentejas? ¿Será esto su Waterloo? Ya la están tildando Lourdes Flores de la izquierda.

No hay día en las redes sociales que no se lean situaciones apocalípticas respecto a lo que nos deparará el futuro si gana Castillo.

Mencioné en un artículo anterior, que si Keiko fuera una candidata más confiable vencería sin problema a Castillo, quien ha demostrado solo promesas que son imposibles de cumplir: gastar 10% del PBI en educación y otro 10% en salud haría que no quede un sol de recursos para nada más.

Keiko debe recuperar la confianza en la mayoría para que su anti voto baje. Debe dar más protagonismo a sus colaboradores. Le ayudaría hacer lo mismo que hizo apenas asumió PPK: presentarse con sus 73 congresistas en tono desafiante, pero esta vez hacerlo con un importante equipo que llene de esperanzas a la población para que el antikeikismo baje. Debería ser un grupo de personas respetables, capaces y probas que se comprometan a colaborar con ella para lograr una rápida recuperación de la gran crisis que estamos viviendo.

Eso es lo que el ciudadano está esperando.

Las promesas de los candidatos casi nunca se llegan a cumplir, pero prometer imposibles hace que cualquier ciudadano con dos dedos de frente dude de lo que le están prometiendo.

El lápiz nos está asustando, no sabemos si para infundirnos temor o para hacernos ver que cuando las promesas son más exageradas, termina siendo una estrategia para en el fondo no ser elegido.

Si Castillo sigue en plan de confrontación no me cabe la menor duda que el Perú tendrá, por primera vez, una mujer presidente en su bicentenario.

Si eso ocurre, Keiko tiene una enorme oportunidad de completar lo bueno que logró su padre en el primer gobierno y borrar todo lo malo que generó en el segundo. Lampadia