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Antes era acomodo, ahora es innovación

Antes era acomodo, ahora es innovación

El Perú siempre ha sido un país de emprendedores, de gente ingeniosa que cuando estábamos desconectados del mundo, adaptaba o reparaba de todo. Cuando el Perú formal dejó de crear empleo (durante los 30 años del apagón que impedía la inversión privada – 60-70-90s), nuestras clases populares formaron la nueva clase media emergente, esforzada y creativa, que mantuvo una dinámica de mercado y empleo informal, que fueron cruciales para el sustento social y la lucha contra el terror.

Ahora, con las facilidades de las Start-Ups, la difusión de historias de éxito en todo el mundo, los concursos, acceso a financiamiento y la paulatina transición de la búsqueda de trabajo dependiente, a la formación del negocio propio, muchos de nuestros jóvenes están proyectando sus capacidades para la innovación.

Hace pocos días, el equipo “Open BioFab Lima” obtuvo el primer puesto en el ‘International Chevron STEM AWARD–FabFundation’, un encuentro mundial de fabricación digital FAB13 realizado en Santiago de Chile entre el 31 de julio al 6 de agosto pasado. El equipo peruano venció a más de 80 contendores de todas partes del mundo. El segundo lugar lo obtuvo el equipo de la India y el de EEUU el tercero.

La propuesta de Open BioFab Lima es crear DIY-BIOLABS (bio-laboratorios de bajo costo) para donar y enseñar ciencia en colegios de bajos recursos. En sus palabras, “¡Creemos que la reconstrucción de nuestro país no solo debe ser relativa a infraestructura (la cual es muy importante), necesitamos también reconstruir la mente de nuestros niños y jóvenes con educación!”

La misión de Open BioFab Lima es democratizar el acceso a la tecnología e implementar bio-laboratorios de bajo costo, los cuales serán utilizados para enseñar a los estudiantes a usar y construir sus propios equipos de laboratorio, además de adquirir conceptos de ciencia, programación y fabricación digital. Para mayor detalle sobre este innovador proyecto, ver el video:

El premio que han recibido asciende a US$ 5,000, el cual será usado para implementar el programa en un colegio que está ubicado en una de las áreas afectadas por el fenómeno del Niño Costero que afectó al país.

No es la primera vez que el Perú participa en el FAB13. Es el octavo año consecutivo que nuestros compatriotas muestran al mundo proyectos de ciencia, tecnología, diseño e innovación. Para los jóvenes peruanos, según PromPerú, este encuentro les brindó una oportunidad de “crear conexiones, de compartir experiencias y de saber lo que está sucediendo en el mundo en el tema de fabricación digital, en innovación y tecnología”.

En Lampadia celebramos el gran logro de estos jóvenes emprendedores. Es necesario crear incentivos para acelerar la innovación. Como afirma Bill Gates, “Desde electricidad y vehículos hasta la medicina y los aviones, la innovación ha hecho que el mundo sea mejor. Hoy en día, somos mucho más productivos debido a la revolución de la TI. Las economías más exitosas son impulsadas por las industrias innovadoras que evolucionan para satisfacer las necesidades de un mundo cambiante”.

Las mayores innovaciones son el resultado tanto de la inversión de gobiernos en investigación básica como de la creatividad e inversión del sector privado. Sin embargo, uno de los principales frenos a una mayor innovación en el Perú son las barreras que el mismo gobierno le impone a las empresas, reduciendo su productividad y yendo en contra del crecimiento. Las barreras de entrada y los altos costos de operación y expansión reducen el crecimiento de las pequeñas y medianas empresas.

Según un informe del Banco Mundial, Perú, Siguiendo la senda del éxito, “una gran cantidad de empresas informaron que el exceso de licencias y permisos eran una importante limitación adicional a la complejidad general de los procedimientos reglamentarios, llegando a un puntaje de 20.4 % en el Perú, comparado al promedio de la OCDE de 5 %. Esto les reduce a las empresas su capacidad para crecer, ampliar e innovar. Casi el 30 % de estas empresas identificó licencias comerciales y permisos como una limitación importante.”

Entonces, ¿qué espera el Perú para crear su propio hub tecnológico? En el Perú ya tenemos a grandes innovadores (ver en Lampadia: Arequipa incuba desarrollo de industria tecnológica y Blogs desde Singularity University) y personas capacitadas para poder empezar esta hazaña. Aprovechemos a nuestros talentosos jóvenes y démosles las herramientas para innovar y seguir creciendo. Lampadia




El falso encanto mediático de los ‘conflictos sociales’

El falso encanto mediático de los ‘conflictos sociales’

Es interesante observar como los grupos que lucran con la conflictividad social y sus aliados políticos reaccionan cuando su accionar se visibiliza. Lo hacen de muchas formas, pero pocos días atrás han publicado un artículo que recurre a la falacia del espantapájaros, para ocultar la labor de los anti-mineros.

Una expresión visible de esa falacia es un artículo reciente del señor Sinesio López en La República.[i] En el inicio de su artículo el autor afirma: “Hay varios mitos sobre los conflictos sociales. El más frecuente es que estos son generados por conspiradores que quieren crear problemas a las empresas y al gobierno.” En el resto del artículo el señor no hace ninguna referencia al rol negativo de los grupos políticos e ideológicos hostiles a la minería.

La falacia consiste en afirmar que, si los conflictos sociales tienen causas diversas, entonces no hay ningún actor organizado que contribuya a la eclosión de los conflictos, ni que eche leña al fuego cuando ellos ocurren. Como es verdad que los conflictos sociales tiene múltiples causas, se concluye que los grupos anti-mineros no existen, o si existen, no hacen nada para empeorar los problemas. Entonces quienes identifican el accionar de los anti-mineros creen en teorías conspirativas.

 El problema es que las dos cosas son verdaderas: los conflictos mineros tienen múltiples causas (económicas, sociales, políticas, institucionales, etc.) y existen grupos organizados que alimentan y lucran económica y políticamente de los conflictos. Un hecho no elimina el otro hecho. También es verdad que hay intereses de algunos grupos sociales detrás del conflicto y que hay manipulación de la población. De nuevo, un hecho no elimina el otro. Justamente, lo que hace difícil la solución de un conflicto como el de Las Bambas es que hay intereses de grupos de la población y de aventureros, y hay también manipulación de la población por parte de esos aventureros, de grupos políticos radicales y de ONGs hostiles a la minería, y todos operan de forma conjunta. Por esto va ser tan difícil para el gobierno y la empresa llegar a una solución socialmente legítima y duradera.  

Al señalar causas de los conflictos, el autor del artículo toma una frase clarificadora del Primer-vicepresidente de la República, Martín Vizcarra: Más que el polvo, el camión es la expresión del paso de la riqueza delante de sus ojos. Esta frase expresa de manera notablemente clara que el objetivo del conflicto es la extracción de rentas, es el deseo de capturar una parte de la riqueza que está pasando en el camión delante de sus ojos. Lo que no explica el artículo es ¿porqué grupos de la población optan por recurrir a la violencia (bloqueo de carreteras, invasión de instalaciones, y ataque a la Policía) para extraer rentas de una empresa minera, ni cual debe ser la postura de la sociedad y del Estado ante ese tipo de acción? 

La extracción de rentas por medio de la acción violenta es un tipo de emprendedurismo destructivo que no genera desarrollo (ver los estudios de William Baumol al respecto[2]), sino que sólo favorece a aventureros políticos y a grupos minoritarios en desmedro de las posibilidades de progreso de las mayorías. ¿Debe entonces este gobierno alimentar el emprendedurismo destructivo, o debe dar una solución que fortalezca las posibilidades de progreso de la región? ¿Qué es lo que favorece al emprendedurismo destructivo, y que favorece a que la minería contribuya a modernizar la economía regional? Estas preguntas deben ser hechas y respondidas por el gobierno al diseñar sus estrategias de negociación.

Es conocido que el emprendedurismo destructivo prolifera donde la generación de conflictos es una actividad rentable. La impunidad para el uso de la violencia es una de las condiciones indispensables para la rentabilidad de ese tipo de emprendedurismo. ¿Dónde está la lógica de que el gobierno opte por la impunidad de la violencia? ¿No necesita el gobierno encontrar una forma inteligente de lograr que la ley se aplique en la región?

El artículo referido termina contradiciéndose, pues cita la necesidad de producir bienes públicos y construir instituciones fuertes (lo que nosotros y muchos estudiosos coinciden), pero lo hace luego de oponerse a que el Estado aplique la ley frente a las movilizaciones violentas que debilitan a las instituciones, y no da ninguna idea de cómo se deben  reorientar las expectativas de desarrollo de la población hacia las actividades productivas. 

De una cosa estamos seguros, premiar a la violencia y aumentar la rentabilidad del emprendedurismo destructivo no son soluciones duraderas. Si el gobierno opta por ese camino no estará contribuyendo a crear bienes públicos ni a fortalecer a las instituciones, estará alimentando el caos en Apurímac, en el Cusco y en las demás regiones mineras.

En medio de una situación desafiante, el gobierno tiene la oportunidad de demostrar como se puede transformar un conflicto en la puesta en marcha de una opción de desarrollo regional que beneficie a la mayoría de la población, canalizando hacia Apurímac los recursos y las capacidades necesarias para poner en marcha un plan de desarrollo regional que podrá ser financiado con el millonario canon minero y los impuestos que la minería va generar.

Para sustentar el análisis previo, tenemos como ejemplo de la acción de los agitadores, el reciente percance producido en un proyecto de exploración de la mina de Aruntani, donde a pesar de sus buenas relaciones con las comunidades, sin la latencia de ningún conflicto, de buenas a primeras, miembros de la misma comunidad, azuzados por agentes externos, como  Gregorio Santos, que estuvo actuando en la zona, pocos días antes de los incidentes. La turba  incendió el campamento, saqueó los almacenes y generó pérdidas por unos US$ 10 millones. Escuchemos la entrevista de RPP (ayer, a medio día) a Fernando Valdez, Gerente General de Aruntani: https://www.youtube.com/watch?v=s3wG6pPe66w​

Lampadia

[i] Disponible en: http://larepublica.pe/impresa/opinion/820067-los-conflictos-mineros-mitos-dialogo-y-politica

[2] Un buen ejemplo este enfoque está disponible en: http://www.colorado.edu/ibs/es/alston/econ4504/readings/Baumol%201990.pdf




Encuesta empresarial da luces para el 2016

Encuesta empresarial da luces para el 2016

Uno de los determinantes más claros de la frenada del crecimiento de nuestra economía es la parálisis de la inversión privada. Ver en Lampadia: Otra vez La Parada (esta vez en la inversión). Esto trae como consecuencia una menor reducción de la pobreza, menor capacidad del Estado para la inversión social y menores incentivos a ciudadanos y empresarios para retomar el ritmo de inversión.

Así lo niegue el gobierno, la confianza de los agentes económicos, ciudadanos y empresarios, es fundamental para apostar por inversiones de buena calidad, aquellas orientadas al largo plazo. Estas difieren de las inversiones especulativas y de corto plazo, típicas de economías precarias, donde la mano del gobernante es arbitraria y la sensación de futuro se suple con conexiones políticas.

En octubre pasado, EY publicó su 13er Barómetro de la Confianza para la Inversión, basado en una encuesta de 1,600 ejecutivos de distintos sectores. Iniciando el 2016, un año clave para re-enrumbar al país por la senda del crecimiento, creemos que es bueno revisar los mensajes principales de esta muestra. Verlo íntegramente en Documentos de Lampadia.

Entre los mensajes de la publicación tenemos los siguientes:

  • A pesar del cambio de ritmo del crecimiento, todavía se ve al Perú como un buen destino de inversión.

  • Se ha reaccionado rápidamente, buscando la mejora de los costos operativos de las empresas.

  • Los empresarios ven en la digitalización y el emprendedurismo, dos fuertes tendencias. 

  • A diferencia de los prejuicios anti empresariales, la gran mayoría de empresarios apunta a mantener su fuerza laboral. Algo fundamental para la productividad de las empresas, puesto que la rotación laboral, además de los costos que conlleva, la afecta negativamente.

  • Una nueva amenaza a los negocios son los ataques cibernéticos. Cosa que ya preocupa a los empresarios entrevistados.

Confianza, algo que hay que cuidar todos los días. Es muy fácil destruirla, pero muy difícil construirla y recuperarla. Lampadia

 
 
 



Amanecer andino

Amanecer andino

Cuando hace tres años Richard Webb comenzó a visitar las zonas más alejadas de nuestra sierra rural para efectos de la investigación (“Conexión y despegue rural”) que acaba de publicar la Universidad San Martín de Porres, esperaba encontrar lo que había aprendido a relacionar con el lugar desde sus primeras visitas: “tierra, atraso, pobreza y desesperanza”.

Lo que Webb encontró fue muy diferente: “una explosión de emprendedurismo […] un hervidero de movimiento”, según lo ha resumido en una reciente entrevista con este Diario. “Es otro Perú adentro”.

Para descubrir qué había detrás de estas impresiones, Webb y su equipo empezaron a estudiar 176 distritos rurales seleccionados aleatoriamente entre el tercio más pobre de los 1.833 distritos del país. Lo que muestra la data que levantaron con estas investigaciones, sumada al análisis que posteriormente hicieron de otras cifras ya existentes, es impactante. Es como si a mediados de los noventa nuestro ande hubiese comenzado a sacar los pies de la especie de pantano económico en el que había estado atrapado secularmente (Webb sostiene que durante “dos mil años o más” la economía rural andina no había podido salir de un esquema de subsistencia) y no hubiese dejado de avanzar desde entonces.

Por ejemplo, solo entre el 2001 y el 2011 en estos distritos el jornal agrícola promedio aumentó en 73%, el precio de la hectárea de tierra agrícola en 88% y el precio de una casa en el centro del pueblo distrital en 166%. Los datos que Webb analizó en una mirada más panorámica sobre el total del área rural andina, por otra parte, eran todavía más poderosos: si entre 1900 y 1994 el ingreso rural por habitante en la sierra creció a un ritmo de 1,4%; desde 1994 hasta el 2011 comenzó a crecer a un ritmo cinco veces mayor (7,2%).

¿Qué fue lo que hizo posible el desempantanamiento? Pues Webb destaca, en primer lugar, la conectividad. A partir de 1995 se triplicó la construcción anual de caminos, al tiempo que se mejoraba la calidad de los mismos. Lo que esto significó para acercar a personas y, por lo tanto, crear mercados, es difícil de subestimar: solo en el antes mencionado período 2001-2011 el tiempo promedio que tomaba ir de la capital de cada uno de estos distritos a la ciudad más cercana se redujo a la mitad.

La infraestructura de conexión que empezó a penetrar aceleradamente nuestra sierra rural desde 1995, por otro lado, no consistió solo en caminos. Por esos caminos llegaron profusamente los celulares, Internet y los colegios secundarios (la educación es otra forma de conectarse con el mundo). Y también otro tipo de infraestructura como la electricidad, que tiene en común con la de conexión ser un instrumento de empoderamiento.

Eso fue, sin embargo, solo parte de la receta. La otra parte la puso el emprendedurismo de la gente, que, como dice Webb, ha “agarrado” estos instrumentos “con las dos manos”. Desde 1994, cuando empezaron a tener caminos para sacar sus productos (como para que tenga sentido apuntar a una producción que no sea solo de subsistencia) o energía (como para poder congelar lo que uno produce y así poder sumar más stock), la producción agrícola por habitante de nuestra sierra rural comenzó a aumentar a un ritmo de 5% anual (7 veces más que el exiguo 0,7% anual al que aumentó durante los 94 años anteriores).

Esto, claro, desmiente el socorrido mito con el que ciertos sectores reaccionarios pretenden convencernos de que el crecimiento no ha llegado a la sierra rural y ha sido solo el privilegio de algunos enclaves del país. Si los caminos pudieron llegar a todos estos distritos, fue con el dinero que el crecimiento produjo para el Estado. Y si tuvo sentido para los campesinos andinos aumentar consistentemente su producción para poder sacar gran parte de ella por esos mismos caminos, fue porque al otro lado de estos últimos había cada vez más personas con mayor capacidad adquisitiva.

De hecho, no solo es verdad que el crecimiento ha ayudado enormemente a estos sectores, sino que los ha ayudado más que a las ciudades (entre 1994 y el 2011 el crecimiento del ingreso por habitante en estos distritos fue 2,5 veces mayor que el de las zonas urbanas). Otra cosa es qué tan atrás estaba nuestra sierra rural cuando comenzó a avanzar: para todo efecto práctico, en el medioevo.

Así pues, el crecimiento que la economía de mercado ha traído para el Perú está haciendo que, como dice Webb, “por primera vez en la historia del Perú estemos avanzando de una forma integrada como país”. Y lo está haciendo no de una forma en que las personas son cargadas hacia adelante por un Estado benefactor, sino de una forma en que este les permite empoderarse. Empoderarse y desplegar unas energías emprendedoras que, además de progreso material, traen un legítimo sentido de orgullo personal (“Bienvenidos a Gamarrita”, se anunciaba en el cartel de una feria que Webb visitó en Huancavelica). Todo lo cual explica, en fin, la palabra que el economista usa para describir lo que significaría no seguir alimentando este crecimiento y que, demás está decirlo, nuestro Diario suscribe plenamente: “pecado”.

Tomado de El Comercio, 12 de marzo, 2013