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Nuevo orden global pos-Trump

La economía global está experimentando una transformación de gran alcance. Esta disrupción está siendo impulsada por cambios en los avances tecnológicos, productividad, riqueza, poder y decisiones políticas de los países. Además, el proteccionismo comercial del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, está causando una fractura cada vez mayor entre EEUU, la primera potencia del mundo, y sus tradicionales aliados.

Las tensiones que están produciendo estos cambios son más evidentes en las crecientes disputas sobre el comercio. Y medidas ponen en jaque el poder geopolítico estadounidense y el sistema de libre comercio internacional que ha contribuido al bienestar económico del mundo.

Como afirma el artículo de Javier Solana (compartido líneas abajo), las consecuencias van más allá del comercio: “Por el mercado global no solo circulan bienes, servicios y capital. También circulan ideas. Esto suscita que la globalización —del mismo modo que la democracia— sea vulnerable a sí misma, al poner a disposición de sus oponentes una serie de herramientas que pueden utilizar para sabotearla.

La verdad es que la guerra comercial entre China y EEUU está causando muchas consecuencias negativas. Recientemente, el Financial Times afirmó que “EEUU y su rival chino están llegando a un punto de batalla. Las otras grandes economías comerciales, particularmente la UE y Japón, están tratando de disuadirlos de un conflicto, ya que sus propias economías están sufriendo daños colaterales. Pero hasta ahora nada ha disuadido al presidente Donald Trump de poner aranceles y amenazar unilateralmente a más de US$ 200 mil millones en importaciones desde China.”

Esto, sin embargo, ha llevado a que entidades como la OMC tengan que verse obligadas a actualizarse. Tal y como afirmó Kishore Mahbubani hace varios años. Él propuso actualizar las instituciones mundiales —Naciones Unidas, las instituciones de Bretton Woods, la OMC— adaptándolas a la ascensión del resto e, igualmente, actualizar el pensamiento de Occidente, “En lugar de tratar constantemente de retener el control del mundo, Occidente debe aprender a compartir el poder. A los asiáticos se les debe permitir dirigir el FMI y el Banco Mundial. Igualmente, los expertos occidentales deben abandonar su condescendencia tradicional al hablar del resto. Las entidades asiáticas emergentes, como China, la India y la ASEAN, deben ser tratadas con más respeto. La India debería ocupar inmediatamente un lugar en el Consejo de Seguridad de la ONU, con el Reino Unido y Francia a un lado.” Ver en Lampadia: EEUU se encierra y China se postula al libre comercio.

Esta situación nos recuerda el último libro de Henry Kissinger, “Orden Mundial”, un análisis integral de la formación de las estructuras internacionales desde la creación del Estado-Nación hasta nuestros días. Dada la importancia actual de China, dedica una buena parte del libro a describir sus fuentes geopolíticas y su posicionamiento. El siguiente pasaje del libro es particularmente interesante:

“Desde la unificación de China como una entidad política el año 221 a.c., su posición al medio del orden mundial estaba tan impregnada en el pensamiento de sus élites, que ni siquiera había una palabra para ello. Solo posteriormente los estudiosos definieron el sistema ‘sinicéntrico’. En este concepto tradicional, China se consideraba a sí mismo el único gobernante del planeta y su emperador era tratado como una figura de dimensiones cósmicas, entre lo divino y lo humano. Su esfera de influencia no era la de un estado soberano a cargo de los territorios bajo su dominio, era más bien vista como: ‘A cargo de todo lo que está debajo del Cielo’, del cual China (el ‘Reino Medio’) era la parte civilizada que inspiraba y mejoraba al resto de la humanidad”. Ver en Lampadia: El Orden Mundial de Henry Kissinger.

Entonces, ¿qué debería hacer EEUU? Como afirma The Economist (compartido líneas abajo), “La estrategia debería dejar espacio para que China crezca pacíficamente, lo que inevitablemente también significa permitir que China extienda su influencia. (…) EEUU y China necesitan cooperar a pesar de su rivalidad. (…) Y la estrategia de EEUU debe incluir el activo que lo separa más claramente de China: las alianzas.”

Lo que el mundo necesita son proyectos de cooperación concretos que produzcan puestos de trabajo y beneficios. Como recalcó Xi Jinping en la cumbre “One Belt, One Road”, “El comercio es un motor importante que impulsa el crecimiento. Deberíamos aceptar al mundo exterior con una mente abierta, defender el régimen comercial multilateral, avanzar en la construcción de áreas de libre comercio y promover la liberalización y la facilitación del comercio y la inversión”.

Eso es exactamente a lo que ambos países deben dirigirse: hacia la convergencia. Lo que se necesita es un verdadero compromiso global. Esto implica que ningún país establezca la agenda mundial y que la gobernabilidad se vuelva más difusa. Esto crea un “orden” mundial multipolar, donde el control de los recursos se concentra en diferentes centros de poder, cuyo peso económico se ve reforzado por los acuerdos comerciales intra-regionales. Lampadia

La impotencia de la primera potencia mundial

Javier Solana
Project Syndicate
Oct 20, 2018 
Glosado por Lampadia

El presidente de la primera potencia global ha dejado bien claro que no alberga ninguna ambición de implicarse en la resolución de nuestros problemas comunes y, desgraciadamente, no es el único que exhibe este tipo de inclinaciones.

Para quienes confiamos en la cooperación internacional como herramienta de progreso por su capacidad de ejercer de necesario complemento de la globalización económica, el debate de la Asamblea General dibujó un panorama desalentador.

Por el mercado global no solo circulan bienes, servicios y capital. También circulan ideas. Esto suscita que la globalización —del mismo modo que la democracia— sea vulnerable a sí misma, al poner a disposición de sus oponentes una serie de herramientas que pueden utilizar para sabotearla. Ante la Asamblea General de la ONU, que pasa por ser el oficioso Parlamento mundial, Trump afirmó sin tapujos que «rechazamos la ideología del globalismo y abrazamos la doctrina del patriotismo». En su discurso, Trump no escatimó elogios hacia otros Estados que siguen su ejemplo, como Polonia.

Que Trump contraponga globalismo a patriotismo es significativo. En realidad, el segundo concepto no está reñido con el primero, y su uso por parte de Trump no busca otra cosa que blanquear las tendencias nacionalistas y nativistas de la actual Administración estadounidense. Esta clase de trampas retóricas pueden cogernos con la guardia baja, sobre todo cuando quien recurre a ellas es un dirigente que tiene la reputación de presentar sus ideas sin edulcorar. Pero es evidente que a la Administración Trump también le preocupa guardar las apariencias.

Las muestras de ello no escasean. En la ONU, Trump trató de aplicar a su política exterior una pátina de coherencia, asegurando que se enmarca en la filosofía del «realismo con principios» (principled realism). El realismo es una teoría de las relaciones internacionales que ensalza el papel central de los Estados, relegando el derecho y las instituciones internacionales a un plano muy secundario. En esta visión del mundo, principios como los derechos humanos no suelen encontrar fácil acomodo, aunque pueden ser utilizados como arma arrojadiza de forma selectiva e interesada. Esto es precisamente lo que hace Trump al criticar la represión del régimen iraní, mientras se abstiene de denunciar estas mismas prácticas cuando se dan en otros países.

Asimismo, Trump proclamó en Nueva York que “América siempre elegirá independencia y cooperación sobre gobernanza global, control y dominación”. Teóricamente, la cooperación no es incompatible con el paradigma realista. Desde este prisma, sería concebible que Estados Unidos tratase de contrarrestar el auge de China reforzando sus alianzas en Asia-Pacífico; fundamentalmente, las que mantiene con Japón y con Corea del Sur. Sin embargo, la Administración estadounidense ha puesto en duda el paraguas de seguridad que proporciona a estos países, a los que ni siquiera ha eximido de su ofensiva comercial (aunque la reciente actualización del acuerdo bilateral con Seúl parece haber calmado las aguas). Este desconcertante comportamiento se ha hecho extensible a otros aliados tradicionales de Estados Unidos, como la Unión Europea, revelando que Trump es extraordinariamente reacio a cooperar. Además, cuando lo hace, no acostumbra a priorizar las alianzas que más se adecúan a los intereses estratégicos de su país.

En lo referente a China, y pese a la relación de amistad que dijo mantener Trump con el presidente Xi Jinping, la diplomacia estadounidense habla abiertamente de competencia. La «guerra comercial» que ambos países están protagonizando, así como algún roce que ya se ha producido en el Mar de la China Meridional, hace pensar que esta competencia puede desencadenar una espiral incontrolable de confrontación. Durante su discurso en la Asamblea General, el ministro de Exteriores chino, Wang Yi, no incidió en la realpolitik que China a menudo promueve, sino que mencionó en nada menos que cinco ocasiones el concepto win-win. Si Trump —junto con el resto de la «internacional nacionalista»— se sigue alejando de esta noción de beneficios mutuos, es de esperar que consiga ralentizar el crecimiento chino, pero también el estadounidense. Además, renunciar a la cooperación multilateral conlleva resignarse a perder batallas como la del cambio climático, una actitud negligente que la Administración Trump ya ha adoptado con absoluto descaro. Vista esta alarmante dejación de funciones, cabe hacerse la siguiente pregunta: ¿de qué le sirve a un país ser la primera potencia mundial si, ante los grandes retos mundiales, su Gobierno elige condenarse a la impotencia?

China vs América
El final de la convergencia

Cómo las dos súper potencias se volvieron rivales

The Economist
18 de octubre, 2018
Traducido y glosado por Lampadia

Durante el último cuarto de siglo, el enfoque de Estados Unidos hacia China se basó en la creencia en la convergencia. La integración política y económica no solo haría a China más rica, sino que también la haría más liberal, pluralista y democrática.

Hoy la convergencia está muerta. América ve ahora a China como un rival estratégico, un actor malévolo y un transgresor de las reglas. Este mes, Mike Pence, el vicepresidente, advirtió que China estaba involucrada en una ofensiva “de todo el gobierno”. Su discurso sonó siniestramente como una llamada de corneta temprana en una nueva guerra fría.

Demócratas y republicanos están compitiendo por superarse unos a otros en golpear a China. Al mismo tiempo, China está experimentando su propio cambio de corazón. Los estrategas chinos han sospechado durante mucho tiempo que EEUU ha querido secretamente bloquear el ascenso de su país.

El presidente Xi Jinping ha promovido desde entonces su “sueño chino” de una nación que se destaca en el mundo. Muchos chinos ven a EEUU como un hipócrita que comete todos los pecados de los que acusa a China. El tiempo para esconderse y esperar ha terminado.

EEUU teme que el tiempo esté del lado de China. La economía china está creciendo más de dos veces más rápido que la de Estados Unidos y el estado está invirtiendo dinero en tecnología avanzada, como inteligencia artificial, computación cuántica y biotecnología. Nos guste o no, las nuevas normas que regulan la forma en que las superpotencias se tratarán entre sí se están estableciendo ahora. Por el bien de la humanidad, China y EEUU deben llegar a un entendimiento pacífico. ¿Pero cómo?

Trump y su administración tienen tres cosas correctas:

  1. La primera es que EEUU necesita ser fuerte.
  2. También tiene razón en que EEUU necesita restablecer las expectativas sobre el comportamiento chino. El sistema comercial de hoy no logra evitar que las firmas respaldadas por el estado de China borren la línea entre los intereses comerciales y el interés nacional. El dinero del gobierno subsidia y protege a las empresas cuando compran tecnología de doble uso o sesgan los mercados internacionales.
  3. En tercer lugar, habilidad de Trump para señalar su desprecio por la sabiduría convencional parece haber sido efectiva.

Para lo que viene, sin embargo, Trump necesita una estrategia, no solo tácticas. El punto de partida debe ser promover los valores de Estados Unidos. Cuando Estados Unidos compite con China como guardián de un orden basado en reglas, comienza desde una posición de fortaleza. Pero cualquier democracia occidental que entre en una carrera despiadada hacia el final con China tendrá, y debería, perder.

La estrategia debería dejar espacio para que China crezca pacíficamente, lo que inevitablemente también significa permitir que China extienda su influencia. Esto se debe en parte a que un intento de contención de suma cero puede llevar a un conflicto. Pero también se debe a que EEUU y China necesitan cooperar a pesar de su rivalidad. Los dos países están más entrelazados comercialmente que EEUU y la Unión Soviética alguna vez. Y comparten responsabilidades que incluyen, incluso si Trump lo niega, los intereses ambientales y de seguridad, como en la península coreana.

Y la estrategia de EEUU debe incluir el activo que lo separa más claramente de China: las alianzas. En el comercio, por ejemplo, Trump debería trabajar con la UE y Japón para presionar a China para que cambie. En defensa, Trump no debería abandonar a sus aliados, sino también alentar a viejos amigos, como Japón y Australia, mientras crea nuevos amigos, como India y Vietnam. Las alianzas son la mejor fuente de protección de Estados Unidos contra la ventaja que China obtendrá de su creciente poder económico y militar.

Tal vez era inevitable que China y EEUU terminaran siendo rivales. No es inevitable que la rivalidad lleve a la guerra. Lampadia




El cobre sufre y nosotros también

El cobre sufre y nosotros también

Como sabemos el cobre es nuestra principal exportación, algo más del 30%. Después de una importante caída de su cotización, hacia el segundo semestre del año pasado, el cobre recuperó un buen nivel de precios. Lamentablemente. Desde el segundo trimestre de este año, al son de la guerra comercial iniciada por Trump contra China y otros países, la cotización del metal rojo vuelve a caer.

Después de algunas dudas, hoy está claro que la caída de precios se debe a la guerra comercial, que aun no amaina. Ver despacho de Bloomberg:

En el Perú llegamos a tener un ministro de la Producción que aventuró una declaración en el sentido de que la guerra comercial entre EEUU y China, no afectaría a la economía peruana. Desgraciadamente eso no es correcto.

El siguiente gráfico muestra con claridad el área de impacto de la caída de precios, para lo cual hemos tomado como precio base US$ 3.10/Lb de cobre, lo cual implica una pérdida promedio de unos US$ 0.30/Lb hasta mediados del presente mes, o aproximadamente, una pérdida de exportaciones de US$ 500 millones.

Un tremendo costo, que además implica una pérdida de ingresos fiscales del orden de US$ 130 millones, que anualizada, llega a unos US$ 400 millones. Menudo impacto.

Efectivamente, la cotización del cobre está muy debilitada, y recientemente está recibiendo shocks adicionales con la caída del mercado de automóviles y de acciones en la China. Por lo tanto, en el corto plazo no podemos esperar una recuperación del precio.

Sin embargo, en el mediano y largo plazo, sí es posible estimar una importante recuperación del precio, dados los estimados de debilidades de la oferta del metal en los próximos años. Razón suficiente para que sigamos apreciando una propensión positiva a invertir en yacimientos de cobre en todo el mundo.

¿Qué implica esto para el Perú?

  • Que es el momento para promover mayores desarrollos cupríferos.

Lamentablemente, el gobierno, dedicado a la confrontación política, más que a gobernar, sigue muy debilitado para promover el destrabe de los proyectos de cobre como Conga y Tía María. La debilidad es tan grande, que cuando listan los proyectos pendientes, ni siquiera los incluyen.

No podemos perder la oportunidad de duplicar nuestra producción de cobre.

El impacto de producir más cobre y más minerales en general, es muy importante para el país, y esa oportunidad no será eterna. Mañana se explotarán los fondos marinos, los meteoritos en el espacio, aumentará el reciclaje, se inventarán y usarán nuevos materiales que sustituyan los tradicionales, etc., etc.

Las últimas elecciones regionales han producido resultados que deben ser enfrentados a la brevedad.

  • En el caso de Cajamarca, los anti-mineros han sido derrotados palmariamente, por tanto, habrá que apoyar a las nuevas autoridades para que puedan consolidad la recuperación de la región.
  • En el caso de varios departamentos del sur, especialmente en Puno con la elección de Aduviri, y de Junín, no debemos esperar que las nuevas autoridades inicien sus agendas anti-mineras, sin desarrollar, de urgencia, una campaña educativa que demuestre los beneficios de la inversión minera, y la responsabilidad de quienes atenten contra la inversión y la prosperidad de sus regiones.

En este predicamento, es muy importante rescatar el verdadero sentido del ‘Adelanto Social’, que nos dice que las poblaciones deben recibir la oferta paralela del desarrollo minero y del desarrollo de un programa de avance social. Ver los detalles en Lampadia: El gobierno destruye la potencia del ‘adelanto social’.

Además, debería comprometerse el uso de recursos provenientes de los nuevos proyectos mineros, a mejoras salariales del magisterio, en las zonas de los proyectos.

El mundo avanza a toda velocidad, la revolución tecnológica cobra cuerpo aceleradamente, exponencialmente dicen, si nos quedamos, corremos el riesgo de condenar a nuestros pobres a vivir en los ‘arrabales de la globalización’. Algo que no podemos arriesgar. Lampadia




Trump y su dañina guerra comercial que debemos combatir

Tal como amenazó en su campaña electoral, Donald Trump inició la imposición de acciones comerciales y regulatorias que, lamentablemente, está iniciando una ‘guerra comercial’. La disculpa principal es China, pero también están México y Europa.

Esta guerra comercial tiene el potencial de causar un daño significativo a la economía mundial. Además de perjudicar a sus propios consumidores, quienes tendrán que pagar precios más altos por ciertos bienes, las tarifas también afectarán la cadena de suministro de los productores que dependen de las importaciones extranjeras.

Las reuniones de la Reserva Federal de EEUU muestran que la incertidumbre económica debido a la guerra comercial ya está afectando la inversión privada en EEUU y muchos inversores están considerando reducir o retrasar sus planes de inversión.

China, que lucha contra una desaceleración económica, se verá igualmente afectada. La guerra comercial en curso también amenaza el orden comercial global basado en reglas, que ha manejado amistosamente las disputas comerciales entre países durante décadas.

Sin embargo, no deja de sorprender que los análisis sobre esta absurda guerra comercial lleguen a ser incluso contradictorios. Veamos:

  • China está perdiendo la guerra comercial con Trump
  • Estados Unidos corre el riesgo de perder una guerra comercial con China

Hemos glosado para nuestros lectores, los artículos en los que se plantean esas tesis, que vale la pena leer para entender, desde dos visiones opuestas, los elementos que configuran esta nueva realidad global.

Pero lo importante para nosotros los peruanos, es que no hay argumento alguno con el que pueda negar, que para nosostros los peruanos, esta guerra comercial es totalmente negativa, pues disminuye los flujos de recursos que necesitamos traer al país, para nivelarnos con los países más ricos reduciendo la pobreza, y mejorando la educación, la salud, tecnología e instituciones. Lampadia

I. China está perdiendo la guerra comercial con Trump

Es como un ‘concurso de tragos’: uno se hace daño esperando que el otro aguante menos.

Donald L. Luskin
Wall Street Journal
27 de julio, 2018
Traducido y glosado por Lampadia

Una cosa salió fuerte y clara en la conferencia de prensa del presidente Trump con el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker. Cuando anunciaron una alianza contra las “prácticas comerciales desleales” de terceros, ni siquiera tuvieron que mencionar a China por su nombre para que los oyentes supieran quién era de quien hablaban. La cooperación entre EEUU y la UE contraerá el modelo proteccionista de China, e incluso antes de este acuerdo, ha habido evidencia de que China ya había izado la bandera blanca.

Sí, China está actuando con dureza imponiendo rápidamente aranceles en represalia por los decretados por Trump. Pero mientras que la bolsa de acciones de EEUU se acerca a sus máximo histórico y el dólar se fortalece, las acciones chinas están en un mercado bajista, un 25% menos desde enero.

Por eso Sun Guofeng, jefe del instituto de investigación financiera del Banco de China, dijo, China “no hará del tipo de cambio del yuan una herramienta para hacer frente a los conflictos comerciales”.

El debilitamiento de la moneda es un arma estándar en las guerras comerciales y China ha sido acusada a menudo de usarla. La devaluación sería incluso más peligrosa en este caso debido a la capacidad de China para deshacerse de los US$ 1.4 millones de millones que posee en títulos del Tesoro de los Estados Unidos. Pero al negar su intención de hundir el yuan, China se ha desarmado voluntariamente. Este no fue un acto de noble pacifismo; que se tenía que hacer. La devaluación de la moneda correría el riesgo de asustar a los inversores, una amenaza existencial para una economía emergente. Para China, cuyo modelo de capitalismo de estado nunca ha producido una recesión, tal fuga de capitales podría exponer debilidades económicas previamente ocultas.

La escalada de la guerra comercial con EEUU podría llevar a China al territorio desconocido de la recesión, y luego a la fuga de capitales, que podría empujarlo a un colapso financiero y hasta la depresión. Eso crearía desempleo masivo en una economía que nunca ha registrado un desempleo superior al 4.3%. Con ese escenario en mente, el gobierno chino debe preguntarse si tiene suficientes policías para los futuros disturbios.

El riesgo de fuga de capitales es real. Ahora el fuerte debilitamiento del yuan muestra un cierto grado de fuga de capitales nuevamente.

No es de extrañar que, a pesar de las duras palabras de algunos sectores, el Banco de China se desarmara voluntariamente para evitar más fuga de capitales. El banco también está ofreciendo reembolsar a las firmas locales los aranceles sobre los bienes importados de los EEUU. Además, China ha lanzado una señal para los inversionistas internacionales al anunciar la flexibilización unilateral de las restricciones a la propiedad extranjera en algunas industrias.

China está empezando a darse cuenta de que la guerra comercial no es realmente guerra. Más parece como un juego de tragos en una fraternidad universitaria. En las guerras comerciales, las naciones imponen tarifas de importación gravosas a sí mismas con la esperanza de que puedan soportar el dolor por más tiempo que sus competidores.

¿Por qué jugar tal juego? Porque un acto de autolesión cuidadosamente elegido puede ser una inversión para alcanzar un objetivo que valga la pena lograr. Por ejemplo, la carrera de armamentos del presidente Reagan contra la Unión Soviética en la década de 1980 fue en cierto sentido un autoimpuesto costoso. Pero EEUU pudo soportar la carga mejor que los soviéticos.

EEUU ganarán la guerra comercial con China de la misma manera. Las declaraciones del Banco de China muestran que los chinos entienden que son demasiado vulnerables para tomar muchos tragos más.

La metáfora del concurso de tragos nos explica una parte. Lo maravilloso del comercio es que es un juego de suma positiva en el que todos los concursantes mejoran. Si el conflicto obliga a China a aceptar más bienes e inversores extranjeros, cumplir con las normas de la Organización Mundial del Comercio y respetar la propiedad intelectual extranjera, puede sentir que ha perdido, pero de hecho estará en mejor situación.

Con esta apertura, tanto económica como política, China podría impulsar una segunda ola de crecimiento de una década de duración que llevaría a centenares de millones que todavía viven en la pobreza rural a nuevas ciudades modernas.

II. Estados Unidos corre el riesgo de perder una guerra comercial con China

Project Syndicate
Jul 30, 2018 
JOSEPH E. STIGLITZ
Glosado por Lampadia

Lo que en un principio fue una escaramuza comercial parece estar transformándose aceleradamente en una guerra comercial hecha y derecha con China. Si la tregua acordada con Europa se mantiene, EEUU estará peleando principalmente con China, en lugar de con el mundo (por supuesto, el conflicto comercial con Canadá y México seguirá cociéndose a fuego lento, dadas las demandas estadounidenses que ninguno de los dos países puede o debe aceptar).

Más allá de la afirmación de que todos saldrán perdiendo, ¿qué se puede decir sobre los posibles resultados de la guerra comercial de Trump?

  • Primero, la macroeconomía siempre prevalece: si la inversión doméstica de Estados Unidos sigue superando a sus ahorros, tendrá que importar capital y tener un déficit comercial enorme.
  • Peor aún, debido a los recortes impositivos implementados a fines del año pasado, el déficit fiscal de Estados Unidos está alcanzando nuevos récords.
  • El “mejor” resultado del enfoque limitado de Trump sobre el déficit comercial con China sería una mejora de la balanza bilateral, acompañada de un incremento de igual cantidad en el déficit con algún otro país (o países).
  • Estados Unidos podría vender más gas natural a China y comprar menos lavarropas; pero les venderá menos gas natural a otros países y le comprará lavarropas o cualquier otra cosa a Tailandia u otro país que ha evitado la ira irascible de Trump.
  • Pero, como Estados Unidos interfirió en el mercado, pagará más por sus importaciones y recibirá menos por sus exportaciones que si ése no hubiera sido el caso.

En resumen, el mejor resultado significa que Estados Unidos estará peor que hoy.

Estados Unidos tiene un problema, pero no es con China. Es en casa: Estados Unidos ha venido ahorrando demasiado poco. Trump, como tantos de sus compatriotas, es inmensamente corto de miras. Si entendiera un ápice de economía y tuviera una visión a largo plazo, habría hecho todo lo posible para aumentar los ahorros nacionales. Eso habría reducido el déficit comercial multilateral.

Existen soluciones rápidas y obvias: China podría comprar más aceite norteamericano y vendérselo a otros. Esto no implicaría ni la más mínima diferencia, más allá de, quizás, un leve incremento en los costos transaccionales. Pero Trump podría bramar que logró eliminar el déficit comercial bilateral. 

En verdad, reducir significativamente el déficit comercial bilateral de una manera relevante resultará difícil. En la medida que disminuya la demanda de productos chinos, el tipo de cambio del renminbi se debilitará –aún sin ninguna intervención del gobierno-. Esto compensará en parte el efecto de los aranceles estadounidenses; al mismo tiempo, aumentará la competitividad de China con otros países –y esto será así inclusive si China no utiliza otros instrumentos en su haber, como controles salariales y de precios, o presiona fuertemente por aumentos de la productividad-. La balanza comercial general de China, al igual que la de Estados Unidos, está determinada por su macroeconomía.

Si China interviene más activamente y toma represalias de manera más agresiva, el cambio en la balanza comercial de Estados Unidos y China podría inclusive ser menor.

  • El dolor relativo que cada uno infligirá en el otro es difícil de precisar.
  • China tiene más control de su economía y ha buscado virar hacia un modelo de crecimiento basado en la demanda doméstica más que en la inversión y las exportaciones.
  • Estados Unidos simplemente está ayudando a China a hacer lo que ya ha intentado hacer.
  • Por otro lado, las acciones estadounidenses se producen en un momento en el que China intenta manejar el exceso de apalancamiento y de capacidad; al menos en algunos sectores, Estados Unidos dificultará estas tareas mucho más.

Hay algo que está claro: si el objetivo de Trump es impedir que China lleve adelante su política “Hecho en China 2025” –adoptaba en 2015 para impulsar su objetivo de 40 años de achicar la brecha de ingresos entre China y los países avanzados-, casi sin duda fracasará. Por el contrario, las acciones de Trump no harán más que fortalecer la decisión de los líderes chinos de impulsar la innovación y alcanzar la supremacía tecnológica, en tanto tomen conciencia de que no pueden depender de los demás y de que Estados Unidos es actuando de una manera hostil.

Si un país entra en guerra, comercial o de otro tipo, debería estar seguro de que hay buenos generales a cargo. Es aquí donde las diferencias entre China y Estados Unidos parecen tan grandes. Ningún país podría tener un equipo económico menos calificado que Trump y una mayoría de los norteamericanos no respaldan la guerra comercial.

  • El respaldo público se desvanecerá aún más en tanto los norteamericanos tomen conciencia de que pierden por partida doble con esta guerra: los empleos desaparecerán.
  • Esto puede obligar a que caiga el tipo de cambio del dólar, haciendo subir la inflación aún más en Estados Unidos.
  • La Fed probablemente suba entonces las tasas de interés, lo que conducirá a una inversión y a un crecimiento más débiles, y a más desempleo.

Trump ya ha mostrado cómo responde cuando sus mentiras quedan expuestas o sus políticas fracasan: redobla la apuesta. China ha ofrecido en repetidas ocasiones maneras de salvar las apariencias para que Trump abandone el campo de batalla y declare la victoria. Pero él se niega a aceptarlas.

El mundo luego de su tonta guerra comercial, será diferente: más incierto, menos confiado en el régimen de derecho internacional, y con fronteras más duras. Trump ha cambiado el mundo, permanentemente, para peor. Inclusive con los mejores resultados posibles, el único ganador es Trump –con su ego sobredimensionado inflado un poco más. Lampadia




Guerra comercial y armamentismo

La administración Trump parece mostrar señales de que detrás de su absurda guerra comercial, que ha estresado todas las relaciones internacionales, viene el impulso de una carrera armamentista que favorecería a las empresas del rubro en EEUU.

Durante el primer año de Donald Trump en la Casa Blanca, las tensiones entre Estados Unidos y Rusia y China, han aumentado notoriamente. Con Rusia parece desarrollarse una relación de amor-y-odio, mientras que con China los temas son más álgidos, y van desde el tema comercial y geopolítico al de control de inversiones chinas en EEUU.

En el caso de China, parte del interés de Trump no va por donde los titulares mayormente comentan. Como afirmó recientemente el FT: “Si bien los titulares sobre la guerra comercial de la administración Trump con Beijing a menudo se centran en materias primas como el acero, aluminio y soya, la motivación subyacente del nuevo estado de ánimo proteccionista es la ansiedad estadounidense sobre el rápido crecimiento de la destreza tecnológica de China.”

La verdad es que “la ansiedad de Estados Unidos sobre la proeza tecnológica china se refleja en Washington, donde los políticos están reconsiderando sus actitudes hacia la inversión extranjera”.

Sin embargo, uno de los temas que más están preocupando a los ciudadanos a nivel global es una posible guerra armamentista. Tanto Trump como Putin han usado una retórica belicosa sobre sus arsenales nucleares, acercando a sus países a una nueva carrera armamentista. Trump ha dicho que la capacidad nuclear de Estados Unidos necesita una renovación. Le dijo a Reuters el año pasado que “si los países van a tener armas nucleares, vamos [EEUU va] a estar en la cima”. Putin, en marzo de este año, dio a conocer una serie de nuevas armas nucleares y advirtió a los gobiernos occidentales que “ahora son necesarias en esta nueva realidad. “Una carrera armamentista sería peligrosa y costosa para ambas partes. Por lo tanto, un acuerdo para reducir la retórica sería una victoria tanto para Putin como para Trump.

En los últimos meses, la administración estadounidense ha publicado tres documentos de gran calado: la Estrategia de Seguridad Nacional, la Estrategia de Defensa Nacional y la Revisión de la Postura Nuclear. En todos ellos, se señala muy explícitamente a China y Rusia como las grandes amenazas al orden internacional.

Más grave aún, hace unos meses, Donald Trump prometió un aumento “histórico” en los gastos de las Fuerzas Armadas en el próximo presupuesto federal. “Este presupuesto es la expresión de mi promesa de mantener seguro a Estados Unidos. Incluirá un aumento histórico en gastos de defensa”, dijo el mandatario a periodistas al término de una reunión con gobernadores en la Casa Blanca.

Según las notas de prensa de la Casa Blanca (y una nota que compartirnos líneas abajo) el plan de Trump incluirá un aumento de 54 mil millones de dólares en gastos de defensa y recortes en ayuda internacional. Esto incrementaría el gasto militar de Estados Unidos (que ya es el más elevado del mundo) en 10 %.

En la última visita de Trump a Europa, para asistir a la reunión de la OTAN, Trump, después de generar nuevos enfrentamientos con Alemania, pidió que sus aliados aumentaran sus presupuestos de defensa a 4% de su PBI.

Veamos algunos informes internacionales:

i. Trump les dice a los líderes de la OTAN que aumenten el gasto militar al 4 % del PBI

Reuters
11 de julio, 2018

Traducido y glosado por Lampadia

Marlene Awaad | Bloomberg | Getty Images

El miércoles pasado, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dijo a los líderes de la OTAN que deberían aumentar sus gastos de defensa a 4 % de la producción económica de su país, el doble del objetivo actual del grupo de 2 %.

Los aliados de la OTAN ignoraron la demanda como parte de la presión impetuosa de Trump para que los aliados gasten más en su propia defensa en una cumbre en Bruselas, pero el jefe de la alianza debería apuntar a cumplir su objetivo antes de ir más lejos.

“Primero deberíamos llegar al 2%”, dijo el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, y agregó que ocho de los 29 aliados cumplían ese objetivo, mientras que otros tenían un plan para hacerlo: un gran cambio a los años de recortes presupuestarios de defensa.

El Secretario General de la OTAN responde a la nueva solicitud de gastos de defensa del 4% de Trump 
Miércoles, 11 de julio de 2018

Una portavoz de la Casa Blanca dijo que hizo sus comentarios cuando instaba a los líderes a aumentar sus desembolsos en defensa y no eran una propuesta formal.

Una fuente cercana al presidente francés Emmanuel Macron también restó importancia a las palabras de Trump como retórica y dijo que “no es una demanda nueva”.

ii. Trump está listo para ayudar a algunos estados de la OTAN a comprar armas de EEUU

Reuters
22 de julio, 2018

Traducido y glosado por Lampadia

El jueves pasado, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dijo que estaba listo para ayudar a los países más pequeños de la OTAN a comprar armas estadounidenses mientras los empujaba a gastar más en su propia defensa.

“No vamos a financiarlo para ellos, pero nos aseguraremos de que puedan recibir pagos y varias otras cosas para que puedan comprar, porque Estados Unidos tiene, de lejos, el mejor equipo militar del mundo: los mejores jets, los mejores misiles, las mejores armas, lo mejor de todo “.

Trump obtuvo una victoria personal en la cumbre luego de pedir a los aliados europeos que aumenten el gasto o pierdan el apoyo de Washington.

La Casa Blanca ha estado impulsando una iniciativa de “Buy American” que tiene como objetivo ayudar a recaudar miles de millones de dólares más en negocios de armas.

La iniciativa ha despertado inquietudes en Europa, donde algunos ven el aumento de las ventas de armas como un objetivo clave de los repetidos llamamientos de Trump a los miembros de la OTAN para que aumenten sus gastos militares.

“Todo el mundo quiere comprar nuestro equipo … Así que estamos ayudando a algunos de esos países a ponerse en línea y comprar los mejores equipos”. Trump enumeró a los mejores fabricantes de armas de EEUU, Lockheed Martin Corp, Boeing Co y Northrop Grumman Corp por su nombre. Otras empresas estadounidenses que se beneficiarán de la venta de armas de EEUU incluyen el fabricante de misiles Raytheon Co y General Dynamics Corp, que construye buques de guerra y otros equipos militares.

El asesor comercial de la Casa Blanca, Peter Navarro, encabezará un equipo de alto nivel que asistirá al Farnborough Airshow la próxima semana para abogar en nombre de las compañías aeroespaciales y de defensa de EEUU. (Reporte de Andrea Shalal y Mike Stone, Edición de Tim Hepher, William Maclean y Lisa Shumaker)

iii. Una carrera armamentista global de US$ 100 mil millones que Trump quiere ganar

Clay Dillow, especial para CNBC.com
CNBC.com
28 de febrero, 2017
Traducido y glosado por Lampadia

El comercio mundial de armas de US$ 100 mil millones está en auge y Estados Unidos sigue siendo el líder firmemente atrincherado de la industria, que representa el 33% de las exportaciones mundiales de armas.

El año 2016, las exportaciones de armas de Estados Unidos alcanzaron aproximadamente US$ 38 mil millones, según la consultora de gestión Avascent. Los principales clientes de Estados Unidos son Arabia Saudita (13 %), Emiratos Árabes Unidos (8.7 %) y Turquía (6.3 %).

Según los datos publicados por el Instituto Internacional de Investigación de la Paz de Estocolmo (SIPRI), entre 2012 y 2016 las transacciones internacionales de armas aumentaron en un 8.4% durante el período de los últimos cinco años, el mayor aumento para cualquier período de cinco años desde el final del Guerra Fría.

Las exportaciones de armas a los ejércitos extranjeros han representado una parte cada vez mayor de los ingresos de los contratistas de defensa de EEUU durante los últimos años. Los principales contratistas de defensa estadounidenses como Lockheed Martin, Boeing, Raytheon y Northrop Grumman han mantenido sus ganancias al encontrar nuevos clientes en el extranjero, principalmente en Asia y Medio Oriente.

iv. La carrera armamentista de IA: el miedo tecnológico detrás de la guerra comercial de Donald Trump con China

La ansiedad de Estados Unidos sobre la proeza tecnológica china se refleja en Washington, donde los políticos están reconsiderando sus actitudes hacia la inversión extranjera.

Fuente: Getty

Por Shawn Donnan en Washington
Financial Times
4 de junio, 2018
Traducido y glosado por Lampadia

El ZGC Innovation Center se anuncia a sí mismo como una incubadora integral para las nuevas empresas tecnológicas del futuro estadounidense. Su instalación principal se encuentra en Santa Clara, California, justo al final de la calle de los campus de Google y Apple. Su nueva ubicación en Boston está atrapada entre dos de las instituciones educativas más prestigiosas del mundo: la Universidad de Harvard y el Instituto de Tecnología de Massachusetts.

Además de abundantes oficinas y laboratorios, el centro ofrece otra atracción a emprendedores ambiciosos en inteligencia artificial, robótica y otras tecnologías: capital a través de su fondo de inversión. “Nuestra incubación total y los servicios de apoyo comercial en el centro acelerarán drásticamente el crecimiento de su puesta en marcha”, declara su sitio web.

Sin embargo, la incubadora también podría ser fácilmente la zona cero en una guerra de innovación del siglo XXI entre las dos economías más grandes del mundo. Detrás de las instalaciones de Silicon Valley y Boston se encuentra Zhongguancun Development Group, un fondo de capital de riesgo que se originó en el distrito tecnológico de Beijing y es propiedad del gobierno municipal de la ciudad.

Si bien los titulares sobre la guerra comercial de la administración Trump con Beijing a menudo se centran en materias primas como el acero, aluminio y soya, la motivación subyacente del nuevo estado de ánimo proteccionista es la ansiedad estadounidense sobre el rápido crecimiento de la destreza tecnológica de China.

En un momento en que EEUU se enfrenta en una batalla por la preeminencia tecnológica con China, el proyecto ZGC es exactamente el tipo de inversión china respaldada por el estado que los políticos estadounidenses en todo el espectro político ven con escepticismo.

“China se ha enfocado en las industrias estadounidenses del futuro, y el presidente Donald Trump comprende mejor que nadie que si China logra capturar estas industrias emergentes, Estados Unidos no tendrá futuro económico”, dijo Peter Navarro, director de política comercial e industrial de la Casa Blanca, dijo a reporteros recientemente.

La pelea más inmediata de Trump ha tomado la forma de una batalla más amplia contra lo que la Casa Blanca ha calificado como “agresión económica” de China.

Vista desde EEUU, la estrategia industrial Made in China 2025 del presidente Xi Jinping es un esfuerzo liderado por el estado para establecer el liderazgo chino en las tecnologías de la próxima generación de equipos militares y de comercio, especialmente IA, robótica y edición de genes.

Muchos funcionarios estadounidenses ahora cuestionan uno de los supuestos básicos sobre cómo opera la economía estadounidense: su apertura a la inversión extranjera.

Mientras que algunos ejecutivos de tecnología ensalzan el potencial de cooperación en áreas como la IA, el establishment de Washington las considera cada vez más como parte central de una creciente competencia geopolítica.

Algunos analistas estadounidenses temen que sea demasiado tarde para tomar medidas decisivas para evitar que los chinos entren en el sector tecnológico. “Es posible que ya hayamos perdido en esto”, dice Ely Ratner, otro ex funcionario de la administración Obama.

Estados Unidos no tiene la infraestructura necesaria para controlar adecuadamente las inversiones, dice Ratner, quien asesoró al entonces vicepresidente Joe Biden sobre la política de China. Por esa sola razón, “congelar (parar) la inversión china tiene sentido en algunas industrias”.

Ni Zhongguancun Development Group ni su brazo estadounidense, ZGC Capital, respondieron a las solicitudes de comentarios. Pero en su sitio web, la empresa matriz china es transparente sobre el propósito de sus empresas en el extranjero.

“Seguir con la estrategia nacional ‘Belt and Road Initiatives’… ZDG está [expandiendo] activamente sus negocios en el extranjero “, dice, citando la estrategia de desarrollo global de Xi. El objetivo es “aprender la experiencia en el extranjero de [un] ecosistema de innovación”.

El modelo es similar al seguido por un creciente número de compañías tecnológicas chinas y fondos que han aparecido en lugares como Silicon Valley buscando absorber el conocimiento y las nuevas empresas, dice Brewer Stone, socio del banco de inversión boutique Nfluence, que se especializa en Inversiones tecnológicas de EEUU-China.

El director comercial de la Casa Blanca, Peter Navarro, acusó a China de apuntar a las ‘industrias del futuro’ de Estados Unidos. © Reuters

“Gran parte de esto es solo inversión comercial… Su interés número uno es encontrar compañías de buena calidad para invertir y obtener buenos retornos “, dice Stone.

Mientras que muchos en Washington miran con creciente recelo a las inversiones tecnológicas chinas, no faltan las compañías estadounidenses ansiosas por obtener fondos, especialmente aquellas que buscan ingresar a un mercado complicado pero muy grande.

Aunque el enfoque de Trump en la tecnología china tiene un fuerte apoyo bipartidista en Washington, sus tácticas han sido muy criticadas. El mayor error, según muchos críticos, ha sido la disposición de la administración Trump para librar guerras comerciales simultáneas. El impulso de las tarifas impulsadas contra China ha estado acompañado por una que ha golpeado a aliados como Canadá y la UE que podrían haberse unido a una lucha contra Beijing.

Lobovsky de Formlabs teme que los esfuerzos de Trump y otros para aumentar el escrutinio de las inversiones chinas puedan desalentar a los inversores o que las empresas recién creadas apenas tengan en cuenta las ofertas. También ve lo que a él le parece una política industrial que podría ser contraproducente al impedir que las empresas estadounidenses interactúen con contrapartes dinámicas en China o que puedan hacer negocios allí.

Desde su punto de vista, el proteccionismo actual parece miope. En la impresión 3D yace un futuro para las cadenas de suministro que podría eliminar la necesidad de que las empresas produzcan en países de bajo costo como China. Si eso ocurriera, podría mover la manufactura que Trump está ansioso por repatriar un paso más cerca de casa.

“La administración de Trump debe centrarse en fortalecer nuestra economía y nuestra industria tecnológica”, dice Lobovsky. “Si todos están tan preocupados por Made in China 2025, ¿por qué no hacemos Made in USA 2025 para competir?”

Lampadia




AdP por el ALCA

AdP por el ALCA

La Alianza del Pacífico debería proponer el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA)

Jaime de Althaus
Para Lampadia

La guerra comercial desatada por el presidente norteamericano Donald Trump contra la China, Europa, Canadá y otros países está ya en su tercera ronda de retaliaciones. Lo último ha sido la amenaza de Trump de imponer un arancel de 20% al ingreso de automóviles europeos, luego de que entraran en vigencia aranceles impuestos por la UE a varios productos norteamericanos.

El problema es que una caída en el comercio global, que termine afectando el crecimiento de la China y del propio Estados Unidos, tendrá como consecuencia la reducción del potencial de nuestro país. El tema es preocupante y, el Perú desperdició la Cumbre de las Américas realizada el 13 y 14 de abril en Lima para formular ante la delegación norteamericana un alegato en defensa del libre comercio mundial en aras del interés de todos los pueblos y también de los mismos Estados Unidos, algo que Lampadia reclamó en varios artículos.

“Ojo con el neo imperialismo brasileño y madrina de los países del Alba. Recordemos su complot contra el libre mercado desde la convocatoria de  Estados Unidos en Miami para la primera reunión del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) en diciembre de 1994 así como la penetración de sus compañías privadas más emblemáticas”. Lampadia, 9 de junio, 2014

Pero todavía estamos a tiempo de hacer un planteamiento interesante en esa línea. Recordemos, en efecto, que el tema central de la Cumbre de Lima fue la corrupción, específicamente la “Gobernabilidad Democrática Frente a la Corrupción”. Concluyó en una declaración que contenía 57 iniciativas que los gobiernos debían poner en marcha para combatir la corrupción. Pero nadie vio la relación entre el crecimiento exponencial de la corrupción en nuestros países, inducida principalmente por el Estado y las empresas brasileras y por el mercantilista “socialismo del siglo XXI”, y el aborto de la propuesta del ex presidente George H. Bush de formar una Área de Libre Comercio en las Américas (ALCA), rechazada precisamente por el Brasil a favor de su proyecto de expansión económica y política en América Latina.

Quien sí lo hizo fue Francisco Tudela en un artículo publicado el 16 de abril en El Comercio. El recuerda que la I Cumbre de las Américas fue convocada entre el 9 y el 11 de diciembre de 1994, en Miami, EEUU, con dos objetivos clarísimos para el futuro: conservar y fortalecer la democracia representativa en el hemisferio occidental y concluir las negociaciones para establecer un área de libre comercio en la integridad de las Américas, para el 2005.

Pero lo que ocurrió fue que en la Cumbre de las Américas llevada a cabo en Mar del Plata el 2005, los presidentes de Venezuela, Hugo Chávez, de Brasil, Luiz Inácio ‘Lula’ da Silva, y de la Argentina, Néstor Kirchner, desviaron deliberadamente la agenda de la cumbre. “Kirchner alegó que el tema del ALCA no estaba en la agenda; Lula… atacó el concepto mismo del ALCA, proponiendo el proteccionismo como una defensa contra el “neoliberalismo”. Tabaré Vázquez, el presidente uruguayo, los secundó. El resto, por ignorancia, frivolidad o complicidad, avaló el secuestro de la cumbre”.

Por supuesto, nunca más volvió a plantearse el tema del fortalecimiento de la democracia representativa ni mucho menos el de la integración económica de toda la región a través de un área de libre comercio de las Américas. Antes bien, señala Tudela, “Los adalides del “socialismo del siglo XXI”, por el contrario, sentaron las bases para la geopolítica del mercantilismo socialista, que generó intencionalmente la peor crisis de corrupción en la historia de América Latina”. Y concluye que, con el conjunto completo de medidas anticorrupción contenidas en el Compromiso de Lima, “estamos combatiendo los efectos de la geopolítica del mercantilismo socialista y no la causa conceptual de la gigantesca crisis de corrupción que vivimos”.

El ALBA frenó el ALCA

La causa es obvia: haber abandonado el proyecto de fortalecer la democracia representativa en el continente y de crear una Área de Libre Comercio de las Américas, desde Alaska hasta Tierra del Fuego, en favor del proyecto geopolítico brasilero o de lo que Tudela llama la “geopolítica del mercantilismo socialista”. La corrupción era el arma de penetración de la expansión política y económica brasilera.

Lo increíble –agregamos nosotros- es que el presidente Trump coincide póstumamente con la “geopolítica del mercantilismo socialista” no solo al no plantear ni por asomo volver a la idea del ALCA sino, por el contrario, al torpedear el único proyecto que pudo avanzar en esa línea que es el NAFTA, y al levantar barreras proteccionistas para proteger su mercado.

Como sabemos, el proteccionismo es el instrumento del mercantilismo para favorecer con medidas artificiales los ingresos rentistas de los grupos de trabajadores y empresas protegidos. El problema es que esa política termina siendo un boomerang, porque encarece los productos para los consumidores y reduce la competitividad de la economía. El proteccionismo mercantilista siempre termina cavando su propia tumba. Trump, a pesar de tener una balanza de servicios ampliamente favorable, por mejorar la balanza comercial bilateral en el corto plazo con algunos países, está matando el largo plazo. Lampadia ha desarrollado ampliamente este tema.    

Por eso, a fin de contrarrestar de una manera inteligente la suicida estrategia anti-global de Trump, deberían ser nuestros países –ya no Estados Unidos- quienes propongamos retomar la propuesta del ALCA. Podría hacerlo la Alianza del Pacífico, recogiendo los mismos argumentos que desarrolló el presidente Bush –republicano como Trump- para sustentar su propuesta en la I Cumbre de las Américas. El presidente del Perú debería proponerles esta iniciativa a los presidentes de la Alianza del Pacífico.

El comercio no es un juego de suma cero. Ha llevado y lleva al crecimiento mundial como nunca ha ocurrido en la historia. Y es la gran oportunidad para un país como el Perú. Lampadia




El ‘americano feo’ desestabiliza las relaciones económicas del mundo

El ‘americano feo’ desestabiliza las relaciones económicas del mundo

Con el despropósito liderado por Trump en la cumbre canadiense hace un par de días, se perfila cada vez con mayor claridad, un mundo para el siglo XXI, liderado por tres autócratas: Putin, Xi Jinping y Trump.

Todavía hay muchos personajes que ven en Trump un factor de cambio positivo. Nuestra visión en Lampadia ha sido todo lo contrario, desde que apareció en el espacio político. El  30 de junio de 2015, publicamos en nuestro ticker: “DEBEMOS DECLARAR A DONALD TRUMP PERSONA NON GRATA A LA HUMANIDAD”.

Veamos que pasó en Canadá:

1. El trompazo de Trump al mundo

EEUU llama traidor al premier de Canadá y “socialista” al comunicado final

El presidente de EE.UU., Donald Trump, estrechando la mano del primer ministro canadiense, Justin Trudeau, el sábado, durante la cumbre (Evan Vucci / AP)

La Vanguardia
BEATRIZ NAVARRO
11/06/2018
Glosado y editado por Lampadia

El origen del G7

Difícilmente Valéry Giscard D’Estaign podía imaginarse, cuando creó las reuniones de las siete mayores potencias democráticas del mundo, en plena crisis petrolera, que su 44.º edición terminaría con el representante de Estados Unidos dando un portazo y fulminando con un tuit la firma que horas antes había estampado en el comunicado final, pero es así como acabó la reunión del G-7 en Canadá.

La pataleta de Trump

Furioso porque los demás líderes ofrecieran una versión del acto distinta de la suya, Donald Trump se retractó de los acuerdos firmados, calificó de “deshonesto y débil” al primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, por sus declaraciones a la prensa y anunció aranceles para los vehículos de importación.

Intercambio de observaciones y agravios

  • La oficina de Macron critica la “incoherencia e inconsistencia” estadounidense.
  • “Hay un lugar en el infierno para cualquier líder extranjero que hace diplomacia con mala fe con el presidente Trump y luego le da una puñalada en la espalda en cuanto se va por la puerta”, declaró ayer el consejero de la Casa Blanca sobre Comercio, Peter Navarro.
  • Trump, adujo, “le había hecho un favor” al ir a Quebec a pesar de tener “cosas mejores que hacer” y firmando “ese comunicado socialista” que el G-7 logró pactar a duras penas.
  • “Este es uno de los mayores errores de cálculo de un líder de Canadá en la historia moderna”, aseveró Navarro en la televisión Fox News.
  • Larry Kudlow, asesor económico de Trump, acusó en la CNN a Trudeau de “traición” y dijo que el presidente no podía permitir que le debilitaran ante la cumbre con el líder norcoreano, Kim Jong Un.
  • Los líderes europeos demostraron que también ellos saben usar las redes sociales, si bien de forma más sutil que Trump.
  • La delegación alemana ganó la batalla de la comunicación con la difusión el sábado de una foto en que se ve al presidente sentado con cara de pocos amigos y rodeado del resto de los miembros del G-7 mientras Angela Merkel le interpela.
  • El portavoz Steffen Seibert, autor del tuit, subrayó ayer que “Alemania man­tie­ne su adhesión al comunicado acordado”.
  • Más duro fue el ministro del Exterior, Heiko Maas, al decir que “una cantidad extraordinaria de confianza puede quedar rápidamente destruida con un tuit. Por eso es tan importante que Europa se mantenga unida y defienda sus intereses aún más agresivamente”.
  • Un portavoz de la primera ministra británica, Theresa May, dijo a Efe que “seguimos comprometidos con el acuerdo recogido en el comunicado”.
  • “Es importante que Europa defienda sus intereses aún más agresivamente”

Reverberaciones

El mensaje de aislamiento de Trump en la escena internacional estaba claro.

Fue Emmanuel Macron quien llevó la voz cantante en las discusiones sobre comercio el viernes.

  • “Estaba pactado así, se había preparado muy bien y mantuvo una auténtica discusión con Trump, con ejemplos concretos” sobre cosas que este ha dicho y no son ciertas o carecen de lógica económica, explicaron a este diario fuentes diplomáticas europeas desde Quebec.
  • “En un formato así no puedes ignorar sin más los argumentos, y diría que Trump quedó algo desestabilizado”, aseguraron las fuentes.
  • “Nuestras discusiones han permitido restablecer la verdad sobre los intercambios comerciales entre Europa y EE.UU.”, tuiteó victorioso Macron el sábado.

Ese día, tras un duro tira y afloja, EE.UU. firmó el comunicado final del G-7, un texto que rechaza el proteccionismo y aboga por resolver las disputas comerciales por vías legales. Unas horas después, Trump se desmarcó del documento aunque ya estaba firmado. Antes de abandonar la cumbre había hecho una lectura exultante de sus discusiones con los otros líderes del G-7 que se desmoronó cuando estos dieron su propia versión de los hechos y expresaron sus opiniones.

Trump tiene una curiosa concepción de la diplomacia que mezcla las relaciones personales con la política. Su enfado con Trudeau se debe en parte a que este negó que Canadá esté a punto de firmar una revisión del Tratado de Libre Comercio de las Américas que expire a los cinco años, como había dicho Trump. O a que discrepara, como Macron, de que las importaciones de acero y aluminio de Canadá y la UE sean una “amenaza para la seguridad de EE.UU.”, el supuesto al que se ha acogido para aprobar los aranceles sin consultar al Congreso.

Más allá de los roces personales, que Europa, Canadá y México vayan a responder a EEUU subiendo los aranceles a algunos de sus productos irrita mucho a Trump. “Siempre decían que eso no iba a ocurrir”, recordó ayer el presentador de la Fox a Peter Navarro.

2.¿Quién es quién en la foto de Merkel y Trump que resume la tensión del encuentro?

De BBC News Mundo, 10 junio 201

Derechos de autor de la imagen INSTAGRAM @BUNDESKANZLERIN

Se esperaba que fuera una reunión del G7 incómoda… y parece que una imagen vale más que mil palabras.

Una fotografía publicada en la cuenta de Instagram de la canciller alemana, Ángela Merkel, da cuenta de la tensión existente en la cumbre celebrada este viernes y sábado en Canadá entre los países más industrializados del mundo.

BBC Mundo te cuenta quién es quién en la imagen que captura un momento que Merkel calificó de “reunión espontánea entre dos sesiones de trabajo”, pero que para muchos resume a la perfección el ambiente general de una cumbre marcada por los enfrentamientos.

1. Donald Trump, presidente de Estados Unidos

Trump sorprendió a los aliados de Estados Unidos —sobre todo a la Unión Europea, México y Canadá— cuando recientemente anunció un arancel del 25% sobre las importaciones de acero de estos países y del 10% sobre las de aluminio. Todos amenazan con medidas de represalia y esta grieta eclipsó la cumbre, dejando a veces al presidente estadounidense totalmente aislado. Trump abandonó la reunión antes de terminar, quejándose de que Estados Unidos es “como la alcancía de cerdito de la que todos roban”.

Pero también dijo que su relación con los otros líderes del G7 era de “10 sobre 10”.

2. John Bolton, asesor de Seguridad Nacional de Estados Unidos

Han pasado solo tres meses desde que fue nombrado el principal asesor de seguridad del presidente Trump, pero John Bolton ya ha logrado un impacto. Uno de los argumentos del presidente para justificar los aranceles son “motivos de seguridad nacional”, una opinión que Bolton ha respaldado contundentemente.

3. No identificado

4. Shinzo Abe, primer ministro de Japón

Se ha visto sometido a una presión cada vez mayor para unirse a las medidas de represalia contra los aranceles de Estados Unidos. Esto lo coloca en una posición difícil: se ha esforzado por mantener una relación cordial con el presidente Trump y se dice que los dos se reunieron al menos diez veces desde que ocupa la Casa Blanca.

5. Yasutoshi Nishimura, secretario adjunto del gabinete de Japón

El diputado del partido gobernante de Japón trabajó en el ministerio de Comercio Internacional e Industria.

6. Angela Merkel, canciller de Alemania

Estuvo al frente de las conversaciones para tratar de resolver las diferencias en la cumbre, como queda patente en esta imagen. Al parecer, Merkel sugirió la idea de establecer un mecanismo para resolver las disputas comerciales entre EE.UU. y sus aliados. Cuando se le preguntó durante la cumbre sobre su relación con Trump, Merkel dijo que los dos líderes no siempre estaban de acuerdo, pero que podían hablar entre ellos. “Puedo decir que mantengo una relación muy abierta y directa con el presidente estadounidense”, dijo.

7. Emmanuel Macron, presidente de Francia

Se enzarzó en una pelea sobre los aranceles con el presidente Trump en Twitter justo horas antes de que comenzara la cumbre, lo que llevó a algunos a preguntarse si la aparente buena relación entre ambos había terminado. A pesar de esto, se vio que se mantiene en buenos términos y el equipo del presidente Macron dijo que sus conversaciones con Trump fueron “francas y sólidas”.

8. Theresa May, primera ministra de Reino Unido

En una llamada telefónica, May le dijo a Trump la semana pasada que encontraba los aranceles de los Estados Unidos “injustificados y profundamente decepcionantes”. Pero también adoptó un tono más conciliador en la cumbre, instando a los líderes a retirarse del borde de una posible guerra comercial.

9. Larry Kudlow, director del Consejo Económico Nacional de Estados Unidos

El principal asesor económico de Trump defiende la medida de aumentar los aranceles y dice que el presidente estadounidense no debería ser considerado responsable de los crecientes conflictos comerciales con sus aliados. Kudlow dijo que el llamado del presidente para eliminar todos los aranceles entre las naciones del G7 era la “mejor manera de promover el crecimiento económico”.

El presidente francés, Emmanuel Macron, tuiteó una imagen tomada aproximadamente al mismo tiempo que la de Merkel pero desde un ángulo diferente, mostrando lo juntos que estaban los líderes del G7 y sus asistentes cuando se reunieron alrededor de Trump.

Derechos de autor de la imagenTWITTER @EMMANUELMACRON

La foto de Merkel se viralizó en las redes sociales, generando todo tipo de “memes” e intentos por saber qué estarían diciendo los mandatarios en ese momento.

3. Trump afecta severamente la relación de EEUU con Canadá

El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, rechazó frontalmente las declaraciones realizadas por el presidente estadounidense, Donald Trump, y dijo que el nuevo TLCAN no tendrá una cláusula de disolución automática.

“Los canadienses somos educados pero no permitiremos que nos empujen”

En la misma línea, Trudeau afirmó que Canadá impondrá “sin ninguna duda” represalias comerciales a Estados Unidos a partir del 1 de julio a pesar de las amenazas hechas por el presidente estadounidense, Donald Trump.

El canadiense afirmó durante la conferencia de prensa que cerró la Cumbre del G7, que el comunicado conjunto “firmado por todos” los miembros del grupo de países industrializados, contiene “lenguaje consensuado” sobre el comercio internacional, incluida la voluntad de reformar la Organización Mundial del Comercio (OMC) especialmente en lo referente a la resolución de disputas.

La primera ministra del Reino Unido, Theresa May, también dijo que el documento, que todavía no ha sido distribuido por los anfitriones canadienses, reafirma la imposición de sanciones a Rusia hasta que Moscú no cambie “sus acciones” con respecto a la anexión de Crimea.

Comentarios de los líderes desde casa

“Seamos serios y dignos de nuestra gente. Cuando hacemos compromisos, los cumplimos”, dijo Emmanuel Macron en un comunicado de la oficina del presidente de Francia citado por la agencia de noticias AFP. “La cooperación internacional no puede ser dictada por ataques de ira y comentarios desechables”, agregó.
 
“La retirada, por así decirlo, a través de tweet es, por supuesto, aleccionadora y un poco deprimente”, dijo Merkel en una entrevista de televisión.
 
El ministro de Relaciones Exteriores, Heiko Maas, dijo que Trump “en realidad no fue una sorpresa, hemos visto esto con el acuerdo climático o el acuerdo con Irán”.
 
4. De la pataleta en Canadá a pacificar la península coreana en Singapur
 
Peter Baker, New York Times, June 10, 2018

El domingo pasado, el presidente Trump escaló un amargo enfrentamiento con algunos de los aliados más cercanos de Estados Unidos, atacando al primer ministro de Canadá en términos inusualmente personales y dejándose llevar por una crisis diplomática cuando llegó a Asia para negociar un acuerdo nuclear con Corea del Norte.

Nunca he visto algo como esto”, dijo Robert D. Hormats, quien asesoró a los presidentes republicanos y demócratas en una docena de cumbres del G7, comenzando con la primera en Rambouillet, Francia, en 1975, cuando todavía era el Grupo de los 6.

Colofón

Es una lástima que las relaciones internacionales, y sobre todo los temas vinculados al comercio internacional, se manejen de la peor manera. En verdad, los intercambios propiciados por Trump en Canadá son algo que nunca se ha visto.

El peligroso líder estadounidense, se ha peleado con todo el mundo, con sus émulos y con sus amigos, incluyendo a Canadá, tradicionalmente el país más amigo de EEUU.

Como dicen los chinos, cuando las cosas se complican, ‘estamos viviendo tiempos interesantes’. Tres líderes con claras tendencias autoritarias empiezan a diseñar la esencia del clima político del siglo XXI:

  • Vladimir Putin desde Rusia
  • Xi Jinping desde China
  • Donald Trump desde EEUU

Pronto será necesario pensar en cómo enfrentar este desarrollo, desde la perspectiva e intereses de los países más pequeños, como el Perú. Lampadia




Donald Trump inició su guerra comercial contra todos

Llegó el día que tanto temíamos. Donald Trump ha iniciado la guerra comercial que siempre quiso. Y está afectando más a algunos de sus países aliados que a China, el país que acusó repetidamente por prácticas comerciales desleales. La semana pasada, anunció que aplicaría aranceles del 25% a las importaciones de acero de Canadá, la Unión Europea y México. Un arancel de 10% entró en vigor para el aluminio importado de los mismos países.

Con los distintos conflictos comerciales en los que está involucrada la administración Trump, es cada vez más difícil saber qué viene luego. Las tarifas impuestas son las que se anunciaron en marzo pasado; pero China solo exporta alrededor de tres mil millones de dólares en acero y aluminio a los Estados Unidos, mientras que entre Canadá y la Unión Europea exportan más de veinte mil millones de dólares, por lo que serán más afectados.

Canadienses, europeos y mexicanos prometieron responder a la movida estadounidense imponiendo aranceles a las exportaciones estadounidenses, como soya, bourbon y jeans. Así es como escalan las guerras comerciales, se sabe cuando empiezan, pero no como terminan. Una espiral de ojo por ojo podría poner en peligro el crecimiento de la economía de EEUU. Trump parece convencido que extraerá concesiones muy amplias de los socios comerciales más cercanos de Estados Unidos. La semana pasada, Trump ordenó al Departamento de Comercio abrir una investigación que podría conducir a la imposición de fuertes aranceles a los automóviles y camiones importados de Europa. El jueves, nuevamente amenazó con retirar a los Estados Unidos del acuerdo del TLCAN con Canadá y México.

En Europa y Canadá, el nivel de ira hacia Trump está aumentando drásticamente. “Esto es proteccionismo, puro y simple”, dijo el jueves Jean-Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea. En el Financial Times, el columnista Edward Luce escribió: “El presidente de EEUU está comprometido con la búsqueda de una guerra comercial de todos contra todos… El hecho de que representa una amenaza para el orden global es una característica, no es un error, de sus acciones”.

En resumen, Trump está llevando a los EEUU a un enfrentamiento simultaneo con México, Canadá, Europa, Rusia y China.

De la guerra comercial a la destrucción del Estado de Derecho

Parece que Trump ya se esta saliendo de control. Con respecto a las investigaciones sobre la trama rusa durante las últimas elecciones presidenciales, Trump afirmó que tiene el “poder absoluto” para otorgarse el perdón presidencial, indultarse a sí mismo.

“Como ha sido establecido por numerosos estudiosos legales, yo tengo el derecho absoluto para PERDONARME a mí mismo.
¿Pero por qué tendría que hacerlo, si no he hecho nada malo? Mientras tanto, la interminable cacería de brujas,
dirigida por 13 molestos y conflictivos demócratas (y otros) continua hasta las elecciones de mitad del período”.

En ABC’s This Week, Giuliani, quien representa al presidente en el caso del fiscal especial desde hace unas pocas semanas, dijo, por ejemplo, que Trump “probablemente” tenía el derecho de perdonarse a sí mismo, mientras aseguraba que él “no tenía la intención” de hacerlo. “Sería impensable que el presidente de Estados Unidos se perdone a sí mismo”, dijo el ex alcalde de Nueva York. “Eso probablemente conduzca de inmediato a una destitución”.

Ya nada puede sorprendernos con respecto a Trump. Esta amenaza es un ataque a la base del Estado de Derecho y el balance de poderes, en una democracia que pretendía ser un modelo institucional. 

Más allá de que Trump pueda citar a algunos juristas que respalden semejante afirmación, esta amenaza constituye una de las afrentas más sucias a la institución presidencial de EEUU y, en nuestra opinión, hace innecesario esperar otros elementos de juicio para concluir que este personaje debe abandonar el poder cuanto antes.

Volviendo al tema comercial, es muy lamentable que, como respuesta al proteccionismo de Trump, se haya desatado una oportunista ola de mercantilismo por parte de muchas empresas en EEUU, que están mirando el corto plazo,  a expensas de la salud del país y del resto del planeta. Lampadia

Por qué el EEUU corporativo ama a Trump

Los ejecutivos estadounidenses apuestan a que el presidente es bueno para los negocios. Pero no a largo plazo.

The Economist
24 de mayo, 2018
Traducido y glosado por Lampadia

La mayoría de las élites estadounidenses creen que la presidencia de Trump está perjudicando a su país. Los mandarines de la política exterior están aterrorizados de que las alianzas de seguridad se estén arruinando. Los expertos finanzas advierten que el endeudamiento se está descontrolando. Los científicos deploran el rechazo al cambio climático. Y algunos expertos legales advierten sobre una inminente crisis constitucional.

En medio del tumulto hay una sorprendente excepción. Los que dirigen empresas han hecho sus cálculos sobre la era de Trump. En el balance, les gusta. Los ejecutivos reconocen que el valor de los recortes de impuestos, la desregulación y las posibles concesiones comerciales de China superan los brumosos costos de instituciones más débiles y guerras comerciales. Y están dispuestos a jugar con la visión económica elaborada en la casa del presidente Donald Trump, en la que las empresas se liberan del Estado y de la competencia desleal extranjera, y las ganancias, la inversión y, finalmente, los salarios se disparan.

Los fuegos artificiales financieros en exhibición en el primer trimestre de este año sugieren que esta visión se está haciendo realidad. Las ganancias de las empresas que cotizan en bolsa aumentaron un 22% en comparación con el año anterior; la inversión aumentó un 19%. Pero el aumento de la inversión es diferente a las anteriores: está sesgado hacia los gigantes tecnológicos, no hacia las empresas con fábricas. Cuando se trata de calcular los costos totales de la era Trump, América Inc es miope y descuidada.

La vista desde la suite presidencial

Desde que ganaron el Congreso y la Casa Blanca, los republicanos han tratado de desatar el poder de los negocios. Después de las elecciones, Trump celebró cumbres televisadas en vivo con magnates desde la sala de juntas en la Trump Tower y más tarde desde su nuevo cuartel general en la Oficina Oval. Aunque los ejecutivos se han cansado de este tipo de pantomima, particularmente después de las equivocaciones de Trump en las protestas por la supremacía blanca en Virginia, siguen siendo alcistas (bullish). Una razón es la reforma republicana de impuestos corporativos aprobada en diciembre, la primera en esa escala desde 1986, que da varias cosas de alto impacto, incluida la reducción de las tasas corporativas a niveles promedio europeos. Un ahorro anual de US$100 mil millones para las empresas, que representa un 6% de sus ganancias antes de impuestos. También representa una décima parte del déficit fiscal.

La desregulación está en pleno apogeo. Esta semana se produjo una relajación de las reglas bancarias. Los líderes de muchas agencias han sido reemplazados por los designados por Trump. El cambio de funcionarios a cargo, dicen las empresas, implica que están siendo más útiles. Un sorprendente número de mesas directivas respaldan una postura firme sobre el comercio con China. Si, por razones de argumento, China capitulara a las demandas estadounidenses e importara US$200 mil millones más bienes al año, podría aumentar las ganancias de America Inc en otro 2%. Los beneficios para los negocios de Trump son claros, por lo tanto: menos impuestos y trámites burocráticos, posibles ganancias comerciales y un aumento del 6-8% en las ganancias.

El problema es que las empresas suelen ser pobres en la evaluación de riesgos nebulosos, y la visión general del entorno de los CEOs es falible. Durante los años de Obama, la América corporativa estaba convencida de que estaba sitiada cuando, de hecho, a juzgar por los números, estaba en una era dorada, con ganancias promedio 31% por encima de los niveles de largo plazo. Ahora los ejecutivos piensan que han entrado en un nirvana, cuando la realidad es que las reglas del sistema de comercio del país se están tambaleando, la apertura y los tratados multilaterales giran hacia la arbitrariedad, la insularidad y los acuerdos transitorios.

A medida que los contornos de este nuevo mundo se vuelvan más claros, también lo harán sus costos para las empresas en términos de complejidad y previsibilidad. Tome la complejidad primero. Una de las ironías de la agenda del equipo Trump es que, si bien quieren salir de la regulación de las empresas en casa, cuando se trata de comercio internacional quieren regular. Cuando juegan con los aranceles, un gran número de empresas tiene que escabullirse para responder porque tienen cadenas de suministro globales. Los aranceles al acero propuestos en marzo cubren apenas el 0.5% de las importaciones estadounidenses, pero en lo que va del mes 200 firmas estadounidenses listadas han discutido el impacto financiero de los aranceles en sus conferencias con los inversores.

Con el tiempo, se acumulará una red de distorsiones. Debido a que el comercio se está volviendo más regulado, está surgiendo una nueva burocracia de vigilancia. El 23 de mayo, el Departamento de Comercio lanzó una investigación sobre las importaciones de automóviles. Un proyecto de ley en el Congreso prevé examinar todas las inversiones extranjeras en Estados Unidos para garantizar que no pongan en peligro el “liderazgo tecnológico e industrial del país en áreas relacionadas con la seguridad nacional”. Las empresas estadounidenses tienen US$8 billones de capital hundidos en el extranjero; las empresas extranjeras tienen US$7 billones en Estados Unidos; y ha habido 15,000 ofertas empresariales entrantes desde 2008. El costo involucrado en el monitoreo de toda esta actividad podría ser en última instancia enorme. A medida que Estados Unidos evita la cooperación global, sus empresas también enfrentarán una mayor regulación duplicativa en el exterior. Europa ya ha introducido nuevos regímenes este año para instrumentos financieros y datos.

El gasto de volver a regular el comercio podría incluso superar los beneficios de la desregulación en casa. Eso podría ser tolerable, si no fuera por el otro gran costo de la era Trump: la imprevisibilidad. En casa, los recortes tributarios corporativos expirarán en parte después de 2022. Los negociadores de Estados Unidos están buscando una cláusula de caducidad de cinco años en un nuevo acuerdo NAFTA, aunque Canadá y México preferirían algo permanente. Los ejecutivos corporativos esperan que la beligerancia en el comercio sea una estratagema tomada de “The Apprentice”, y que surjan acuerdos estables. Pero imaginen que Estados Unidos firma un acuerdo con China y que el déficit comercial bilateral no disminuye, o las empresas chinas dejan de comprar componentes estadounidenses de alta tecnología a medida que se vuelven autosuficientes, o se genera una burla a Trump por tener un mal acuerdo. Si es así, la Casa Blanca podría romperlo.

Las nuevas leyes de la jungla

Otra razón de la creciente imprevisibilidad es el impulso de Trump de mostrar su poder con actos de pura discrecionalidad política. Acaba de pedirle al servicio postal que aumente los precios de entrega para Amazon, su bête noire y la segunda firma cotizada más valiosa del mundo. Podría atacar con ira a otras firmas de Silicon Valley, después de todo, controlan cada vez más el flujo de información política. El destino de ZTE, una firma de telecomunicaciones china prohibida en Estados Unidos por violaciones a las sanciones, se ha vuelto su capricho personal. Inevitablemente, otros países también están jugando más duro. La autoridad antimonopolio de China está bloqueando la adquisición por parte de Qualcomm por US$52,000 millones de NXP, una empresa rival de semiconductores, como moneda de cambio. Cuando la política se convierte en una negociación continua, el lobby explota. El entorno empresarial menos predecible que resulte aumentará el costo del capital.

A medida que la expansión de Estados Unidos se extiende, estas intervenciones arbitrarias podrían intensificarse. Trump espera que los salarios aumenten, pero se prevé que el 85% de las empresas del S&P 500 amplíen los márgenes en 2019, lo que refleja un control de los costos. O los accionistas, o los trabajadores y Trump, van a estar decepcionados. Dado que las tasas de interés están aumentando, es probable que haya una recesión en los próximos años. En una recesión, las empresas estadounidenses pueden encontrar que su legendaria flexibilidad se ve comprometida porque la política de despedir trabajadores y reducir costos se ha vuelto tóxica.

Los republicanos tienen razón en que los recortes de impuestos y una sabia desregulación pueden impulsar la competitividad de las empresas. Pero se avanza poco en otras prioridades, incluida la reparación de la infraestructura, garantizar que las pequeñas empresas no sean aplastadas por los monopolios y la reforma del sistema educativo. La mayoría de las empresas se enorgullecen de ser sensatas, pero en algún momento eso se convierte en complacencia. Las empresas estadounidenses pueden concluir un día que este fue el momento en que experimentaron todos los beneficios de la era Trump, al tiempo que no contabilizaban los costos. Una estrategia que asume ingresos pero no gastos raramente tiene sentido. Lampadia




¿Aborta guerra comercial China – EEUU?

Según los anuncios del último fin de semana, EEUU y China habrían reaccionado al despropósito que representaba una guerra comercial. Ahora, estarían manteniendo conversaciones tendientes a evitar la confrontación iniciada hace un par de meses.

En Lampadia hemos seguido muy de cerca el enfrentamiento comercial iniciado por Trump, pues ese escenario determinaba un sustancial deterioro de las condiciones de la economía global para los países emergentes, incluyendo al Perú.

Lamentablemente, como en tantos otros temas de interés para nuestro país, nuestra clase dirigente, políticos, académicos y empresarios, no muestran mayor interés en seguir acontecimientos que pueden tener grandes impactos, más allá del corto plazo. Lo mismo sucede con los medios de comunicación. Inclusive en este tema, el entonces ministro de la Producción, Daniel Córdova declaró que una eventual guerra comercial entre EEUU y China, no afectaría a la economía peruana. Increíble, cuando hizo la declaración, el precio del cobre ya había sido impactado por inicio del enfrentamiento.

Nuestra preocupación llegó al punto de haber sugerido al gobierno que se aprovechara la ocasión de la Cumbre de las Américas en Lima, para tomar la bandera del libre comercio, cosa que lamentablemente no se hizo.

Ahora esperamos que los siguientes pasos de EEUU y China, permitan que se consolide la vigencia del libre comercio como el espacio de interacción económica entre los países del mundo.

Para mantener informados a nuestros seguidores, compartimos líneas abajo el informa del Financial Times sobre el ‘detente’.

Estados Unidos y China retroceden desde el borde de la guerra comercial

Mnuchin dice que Washington puede imponer aranceles si Pekín no cumple con los compromisos

Financial Times
Shawn Donnan
21 de mayo, 2018
Traducido y glosado por Lampadia

Estados Unidos ha retrocedido desde el borde de una guerra comercial con China luego de que Washington suspendiera sus planes de imponer aranceles por 150,000 millones de dólares de importaciones, según el secretario del Tesoro de EEUU.

“Estamos parando la guerra comercial”, dijo Steven Mnuchin en una entrevista televisiva el domingo.

La declaración del hombre clave de Donald Trump en las negociaciones comerciales, siguió una declaración conjunta de Estados Unidos y China el sábado pasado, en la que Beijing prometió “aumentar significativamente” sus compras de exportaciones agrícolas y energía estadounidenses y ambas partes dijeron que continuarán hablando durante el verano.

La declaración del sábado omitió los objetivos detallados después de que los negociadores chinos se resistieron al empuje de la administración Trump para que se comprometieran a aumentar sus compras en US$ 200,000 millones anuales. A los críticos en EEUU, también les preocupa que su objetivo principal sea cumplir el objetivo de Trump de reducir el déficit comercial anual de US$ 337,000 millones con China en lugar de abordar cuestiones estructurales más difíciles con la economía china, como el subsidio de Pekín a industrias clave y el robo sistémico de propiedad intelectual de EEUU.

Mnuchin insistió el domingo en que los compromisos chinos para abordar estos temas eran parte del acuerdo más amplio y advirtió que Trump estaría libre de imponer aranceles, si Pekín no cumple con sus compromisos.

Dijo que las dos partes habían logrado un “progreso significativo”, y agregó: “Hemos acordado dejar las tarifas en suspenso mientras tratamos de ejecutar el marco”.

Pero él y otros defensores de un acuerdo rápido con Pekín, en la administración, se enfrentan al escepticismo de la comunidad empresarial estadounidense que considera que los temas estructurales, son más importantes que la reducción del déficit comercial.

La vaguedad de la declaración del sábado ilustra lo que las personas entrevistadas sobre las discusiones dijeron sobre la gran brecha que quedaba entre ambos lados. “No hay acuerdo para un tratado. Nunca anticipamos uno. Hay un comunicado entre los dos grandes países, eso es todo”, dijo Larry Kudlow, director del Consejo Económico Nacional de Trump, por separado, en una entrevista televisiva.

La administración también enfrenta otra tormenta política en su país, sobre la pretensión de Trump, de vincular las negociaciones comerciales con el levantamiento de la prohibición del abastecimiento de chips de la compañía china de equipos de telecomunicaciones ZTE, de proveedores estadounidenses. ZTE, que durante mucho tiempo ha sido objeto de preocupación por parte de las agencias de inteligencia estadounidenses, admitió haber violado las sanciones de Estados Unidos contra Irán y Corea del Norte y haber incumplido los términos de un acuerdo de US$ 1,200 millones con el gobierno de los EEUU.

Resolver la cuestión de ZTE ha sido la principal prioridad del lado chino, pero la reacción política en Washington a un tweet de Trump el pasado fin de semana comprometiéndose a ayudar a la empresa a volver al negocio, redujo la capacidad de los EEUU de cerrar un trato y provocó que China se resistiera a un compromiso de reducción del déficit de US$ 200,000 millones, dijeron las personas sondeadas sobre las discusiones.

Mnuchin admitió el domingo que el tema de ZTE había sido discutido durante las negociaciones la semana pasada, pero insistió en que la prohibición de Estados Unidos era un “asunto de aplicación de la ley”. Otros funcionarios estadounidenses han planteado la posibilidad de un acuerdo que daría el acceso de ZTE a partes estadounidenses a cambio de modificaciones en la gestión y otras medidas punitivas menos estrictas.

Wilbur Ross, el secretario de Comercio de Estados Unidos, viajaría a China en las próximas semanas para negociar los detalles de las compras chinas, dijo Mnuchin. Pero dijo que el lado estadounidense tenía objetivos muy específicos “industria por industria” en mente, elevando la posibilidad de un 35-40 por ciento de aumento en las importaciones agrícolas este año y un adicional de US$ 50,000 a US$ 60,000 millones en exportaciones anuales de energía de Estados Unidos en los próximos tres a cinco años.

“Nosotros vamos a reducir el déficit comercial”, dijo Mnuchin.

Sin embargo, también advirtió que los dos gobiernos no controlaban totalmente si esto sucedería o no, un punto hecho por economistas que dicen que el desequilibrio entre las dos economías más grandes del mundo tiene más que ver con las tendencias fiscales y macroeconómicas que con la política comercial.

“En última instancia, estas no son transacciones de gobierno a gobierno”, dijo Mnuchin. El compromiso chino “no es una orden de compra gigante con los EEUU, se trata de que la industria pueda tener contratos sólidos y entregar estos bienes “. Lampadia




China y EEUU luchan por el acero

Tal como amenazó en su campaña electoral, y reportamos ayer (ver: Contra todo pronóstico Trump consolida su poder), el presidente de EEUU inició la imposición de acciones comerciales y regulatorias que, lamentablemente, está iniciando una ‘guerra comercial’.

A pesar de las advertencias de muchos analistas, miembros de su propio partido y expertos económicos, el presidente Trump escaló aún más su confrontación arancelaria con China ordenando a su principal negociador comercial que considere la imposición de aranceles sobre productos adicionales por valor de 100,000 millones de dólares.

En respuesta, China dijo que no quería una guerra comercial, pero que estaba lista para luchar contra las políticas de Trump “a cualquier precio”. China presentó recientemente una queja ante la Organización Mundial del Comercio (OMC) para desafiar los aranceles del presidente Trump sobre el acero y el aluminio, en la cual solicitó 60 días para discutir sobre los aranceles de aluminio y acero con Estados Unidos debido a que, según el gigante asiático, los aranceles del 25 % de Estados Unidos sobre el acero importado y los aranceles del 10 % sobre el aluminio importado violan las reglas del comercio internacional.

Sin embargo, es verdad que China produce acero y aluminio en niveles que superan la demanda. Sus socios comerciales argumentan que luego los vende los metales a precios extremadamente bajos, con un impacto negativo en los mercados.

La movida de Estados Unidos ha elevado las posibilidades de un conflicto comercial mayor, que está preocupando a Europa, Japón y a los líderes empresariales estadounidenses por igual. Mientras que Trump argumenta que su plan tarifario es necesario para controlar las prácticas comerciales de China, sus críticos culpan al presidente por arriesgarse a una confrontación comercial que fácilmente podría salirse de control.

Como explicamos en nuestro análisis de ayer (mencionado líneas arriba), Trump está abriendo todos los frentes de confrontación posibles al mismo tiempo. Es evidente que el personaje está dispuesto a cambiar el escenario local y el global, según sus deseos y caprichos, sin que nadie sepa la dirección de los acontecimientos, pues además, va cambiando  su equipo para acomodar sus imposiciones.

Trump está desarrollando un liderazgo que es la negación del espíritu de los sabios ‘padres fundadores’ de EEUU: limitar y balancear el poder. Lampadia

La creciente producción de acero de China desafía la presión de Trump

China aumenta la producción a pesar de los aranceles del 25% anunciados por EEUU

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Las 50 millones de toneladas de capacidad de acero recortadas el año pasado contribuyeron perversamente a un aumento en la producción © Reuters

Emily Feng en Yuncheng, China
Financial Times
17 de abril de 2018
Traducido y glosado por Lampadia

En teoría, China está en guerra con la producción excesiva de acero. En los últimos dos años, las autoridades han reducido ostensiblemente millones de toneladas de capacidad, y los funcionarios de las regiones productoras de acero más grandes del país ordenaron a los ingenios que redujeran a la mitad su producción durante el invierno.

Sin embargo, en la fábrica de acero Jianlong en la provincia de Shanxi, los trabajadores del acero se quejan de que pasaron la temporada trabajando horas extras. “He estado haciendo turnos de 15 horas al menos una vez a la semana este invierno”, refunfuñó un trabajador.

A pesar de los severos recortes estacionales, la producción de acero crudo de China aumentó un 6 % interanual en los primeros dos meses de 2018, y 2017 fue un año récord para la producción de acero en el país.

Ese aumento podría exacerbar las relaciones comerciales ya tensas entre EEUU y China. En marzo, EEUU anunció tarifas mundiales de acero destinadas a lo que considera como la inundación de China de los mercados mundiales con acero barato.

Aunque el presidente Donald Trump ha puesto la atención en la industria siderúrgica de China -prometió exenciones para casi todos los países excepto China después de anunciar aranceles del 25 % para las importaciones de acero el mes pasado- el exceso de oferta de China también ha hostigado a Europa.

China ha respondido prometiendo reiteradamente racionalizar su industria y reducir la producción de acero luego de que los precios mundiales cayeran en picada. Pero los recientes aumentos en la producción cuentan una historia diferente.

Muchos funcionarios en el oeste creen que el aumento de la producción es indicativo de que Pekín no cumplió sus promesas. Pero el aumento también ilustra las dificultades que enfrentan las autoridades chinas en su intento de minimizar los sectores ineficientes de la industria pesada, incluido el acero.

Es poco probable que el aumento de la producción tenga un impacto directo en EEUU; es probable que el exceso de producción de acero de China se exporte a países más pequeños. El sector siderúrgico de China es tan grande que incluso un aumento de tan solo el 1 % en las exportaciones equivaldría a todo el mercado de exportación de las acerías estadounidenses.

Los topes oficiales en la producción tenían como objetivo garantizar un aire más limpio en Beijing este invierno. Inintencionadamente, simplemente han provocado que la producción, y la contaminación, se trasladen a aquellas partes del país donde no se imponen topes.

Los límites impuestos a la producción en 28 ciudades y regiones, incluso en los alrededores de Beijing, han traído más negocios a los productores de acero que alguna vez estuvieron al margen. Las fábricas cercanas a la capital también aumentaron la producción el año pasado.

Los esfuerzos de Pekín por limpiar el aire de la capital obligaron a la industria pesada a trasladarse a otros lugares, como la planta de Jianlong en la ciudad de Yuncheng, en Shanxi, ubicada en el límite del corazón de la producción de acero y carbón de China.

Yuncheng no ha seguido el camino de Linfen. El dueño de un restaurante en la zona dice. “Todo el mundo ha estado trabajando horas extras en enero y febrero”.

Los 50 millones de toneladas de capacidad de acero recortados el año pasado contribuyeron de manera significativa a la recuperación general de la producción. Gran parte de la producción récord del año pasado fue el resultado del derretimiento de la chatarra incautada durante el cierre de las fábricas más pequeñas, a veces ilegales, que constituyeron el grueso de los recortes de capacidad. Esto tuvo el efecto de colocar la producción ilegal de acero, que no se contabilizó en los datos del gobierno, en cifras oficiales de producción.

El aumento de los precios de los productos de acero incentivó aún más la producción y trajo el retorno tentativo de la prosperidad a Yuncheng.

Los precios del acero se mantuvieron altos durante este invierno gracias a un boyante mercado inmobiliario y desarrollo de infraestructura.

El gran volumen de suministro de las fábricas ilegales retiradas de los mercados el año pasado también elevó los precios: son buenas noticias para las empresas siderúrgicas, que a menudo son empleadores cruciales en la región y se ven presionadas a mantener a sus empleos sin importar el costo.

Una encuesta de FT reveló que el aumento previsto de la producción de acero de China fue solo del 0.6 % en 2018, frente al 5.7 % del año anterior. Lampadia




Siria: Situación límite

El pasado viernes por la noche, Estados Unidos, junto con Gran Bretaña y Francia, bombardearon Siria. La decisión de atacar se produjo una semana después de que el presidente sirio Bashar al-Assad usara armas químicas contra civiles fuera de Damasco, matando al menos a 42 adultos y niños. Una acusación hecha por los tres países y por diversos medios, pero aún no probada fehacientemente. Después del ataque, el presidente Donald Trump prometió imponer un “gran costo” al régimen de Assad. Y el domingo, defendió el ataque, describiéndolo como “misión cumplida”.

Ya en Lampadia anunciamos el jueves pasado  que la situación internacional se estaba agravando dramáticamente, (El mundo pasa a una fase confrontacional). Efectivamente, el anuncio de Trump sobre su ausencia en la Cumbre de las Américas, estaba vinculada a las operaciones bélicas, que deben haber sido planeadas meticulosamente.

Las acusaciones sobre el uso de armas químicas en Siria tienen larga data. Hace ocho años, Barack Obama, entonces presidente de EEUU, amenazó a Siria con atacar si se probaba el uso de armas químicas. Se probó según EEUU, pero Vladimir Putin le advirtió a Obama que no se corra el riesgo de intervenir y este se replegó a EEUU, perdiendo cara y presencia en el mundo.

Esta vez, sin embargo, el agresivo presidente de EEUU advirtió y cumplió. Después del denunciado uso de armas químicas en Damasco, Estados Unidos y sus aliados Francia y el Reino Unido, deliberaron durante una semana sobre cómo responder. Para luego, el viernes por la noche, atacar tres objetivos, incluido uno en las afueras de Damasco, todos relacionados con el programa de armas químicas de Siria: un centro de investigación, una instalación de almacenamiento y una instalación de equipos y un puesto de mando.

Probablemente, este ataque debió darse hace ocho años. Hoy tenemos que lamentar la muerte de cientos de miles de sirios, las desgracias de millones de migrantes, y el fortalecimiento de Rusia y Putin, su mayor soporte, junto con Irán.

Compartimos un mapa de Siria que explica lo que está sucediendo y los últimos movimientos de las fuerzas extranjeras y las bases militares:

Los ataques golpearon el “corazón” del programa de armas químicas de Siria y le causaron un “golpe serio”, dijo el portavoz del Pentágono, teniente general Kenneth McKenzie, a los periodistas. McKenzie también señaló que Siria podría reconstituir su programa y que los ataques no eliminaron todas las instalaciones de armas químicas de Siria.

Por su lado, Rusia ha advertido de “consecuencias” después de los ataques y el presidente ruso Vladimir Putin calificó los ataques como un “acto de agresión” que podría “tener un efecto destructivo en todo el sistema de relaciones internacionales”. Pero, a diferencia de los temores expresados por muchos, Putin reaccionó con bastante cuidado afirmando que si esto vuelve a suceder “inevitablemente llevará al caos de las relaciones internacionales”. Por otro lado, no nos olvidemos que en un par de meses debe desarrollarse el campeonato mundial de futbol en Rusia, un evento en el que no participará EEUU, pero que Rusia debe cuidar con mucho esmero.

Todavía hay preocupaciones más importantes. Es posible que los aliados de Assad, principalmente Rusia e Irán, tomen represalias contra los aproximadamente 2,000 soldados estadounidenses en Siria, y se escale el conflicto.

¿Cómo llegamos a esta situación en Siria?

El ataque liderado por EEUU busca castigar a Assad, pero probablemente no alterará el equilibrio de poder en Siria, donde la guerra civil ya dura 8 años y no muestra signos de superarse. El conflicto que comenzó como un levantamiento pacífico contra el régimen de Assad escaló hasta convertirse en una guerra civil a gran escala, y ahora es una de las más mortíferas de este siglo. En el camino, el conflicto sirio permitió que los extremistas del ISIS se multiplicaran, la peor crisis de refugiados del mundo desde la Segunda Guerra Mundial, que ha cambiado Europa para siempre, y exacerbó una lucha de poder internacional.

Recordemos que la guerra civil comenzó por problemas económicos y la falta de libertad en Siria, que causaron resentimiento hacia el gobierno autoritario de Assad, quien atacó y mató a cientos de manifestantes en 2011, encarcelando a muchos más, ya que se estaban produciendo otros levantamientos en todo el Medio Oriente, a favor de la democracia en un proceso conocido como la Primavera Árabe.

A medida que la indignación y la furia de la población se intensificaba, el creciente caos atraía a combatientes extremistas en toda la región, incluidos los remanentes de al-Qaeda en Iraq y una rama que se convirtió en el Estado Islámico, o ISIS. Eventualmente, se armó una rebelión siria completa contra el régimen de Assad. Algunos de estos grupos rebeldes comenzaron a luchar entre sí, así como con las fuerzas militares de Assad debido a las divisiones sectarias, complicando la situación.

Según las Naciones Unidas, 400,000 sirios han sido asesinados y más de la mitad de los 20 millones de habitantes de Siria antes de la guerra, han sido desplazados. Alrededor de 5.5 millones de sirios han huido al extranjero causando una grave crisis migratoria en Europa.

La pobre gobernanza global

Esta no es la primera vez en que nuestras instituciones globales y los países más poderosos, se muestran incapaces de influir en terribles enfrentamientos relativamente recientes, y de evitar que escalen hasta llegar a proporciones de tragedia. La misma incapacidad se vio en la guerra de los Balcanes en la antigua Yugoeslavia a mediados de los años 90, en la que murieron más de 200,000 personas y se desplazaron millones de pobladores.

La situación de Venezuela va en la misma dirección, una crisis humanitaria abusiva, digitada por un régimen corrupto y la satrapía cubana de los Castro; que la sufrida población no puede remediar, y el resto de la humanidad no acierta a frenar. Ojalá, en Venezuela, no tengamos que lamentar otra gran tragedia. Ver en Lampadia: Venezuela Hora Cero

¿Qué pasará ahora?

A lo largo de los años, se han llevado a cabo varios intentos de paz y resoluciones de las Naciones Unidas en las que se pide el cese del fuego para permitir que la ayuda llegue a las zonas donde los civiles están atrapados. Sin embargo, la mayoría de las conversaciones de paz han sido obstaculizadas por un tema importante: Assad y sus padrinos en Rusia e Irán.

La pregunta más importante ahora es si al Assad dejará de usar armas químicas. Seguro lo pensará dos veces antes de lanzar un nuevo ataque químico. Solo queda esperar a ver cuáles serán las reacciones internacionales. El tiempo y la comunidad internacional lo dirán.

Los peligros que genera Trump

Es importante notar que la decisión de Trump de bombardear Siria, arriesgando una reacción complicada de Putin, coincide con la ‘guerra comercial’ desatada hace un par de semanas por EEUU contra China, y la exacerbación de los enfrentamientos con México en relación al clamoroso muro fronterizo. A esto debemos sumar la creciente ola de despidos violentos de oficiales estadounidenses del más alto rango, por parte de Trump.

En suma, una escalada de acciones agresivas y extremas, que hacen temer la posibilidad de que, en cualquier momento, las cosas puedan complicarse más allá de lo controlable.

Debiera sernos claro, que la humanidad carece de los frenos necesarios para evitar tragedias humanas que destruyen la vida de millones de personas. Además, en el mundo globalizado, ningún acontecimiento de proporciones escapa de influir y afectar a todos. Más vale pues, estar bien informado y, en lo posible, influir en la formación de una mejor gobernanza global. Lampadia




Días y hechos importantes que debemos analizar

Durante los últimos días, hemos sido testigos de múltiples acontecimientos a nivel nacional e internacional, que es conveniente revisar y no perder; el análisis de estos acontecimientos debe ayudarnos a formar un sentido común del mundo que nos toca vivir.

Cumbre de las Américas

El novel Presidente Martín Vizcarra, presidió una exitosa cumbre regional que transcurrió sin ningún problema, confirmando la capacidad del Perú para organizar grandes convocatorias internacionales.

Las ausencias de Donald Trump y Raúl Castro, no se sintieron como debilidades de la cumbre. La de Trump, se debió obviamente al tema de Siria, y la de Castro ya no es relevante, más bien envió algunos activistas con el afán de molestar.

Además, como ya sabíamos, se evitó la presencia del dictador de Venezuela, Nicolás Maduro, que fue criticado y rechazado por los países que no dependen de las prebendas del chavismo, y defendido por sus socios del socialismo del siglo xxi y por sus beneficiarios.

En cuanto a los acuerdos de la cumbre, ver en Lampadia: Los compromisos de la Cumbre de las Américas.

Aportes desde los extremos del continente americano

Recogemos dos mensajes importantes desde el extremo norte y sur de América. Justin Trudeau, ese líder joven y carismático de Canadá (el país más cercano a EEUU) asumió la defensa del libre comercio, tal como sugerimos en Lampadia que haga el gobierno peruano (ver: Retomemos el libre comercio).

Desde el sur, Sebastián Piñera, el flamante presidente de Chile, estuvo muy activo en los medios, y compartió sus ideas sobre la lucha contra la corrupción. Veamos:

  1. Transparencia
  2. Reglas claras
  3. Mínima discrecionalidad de funcionarios del Estado

“Y si todo lo anterior falla, se debe contar con un Poder Judicial que sepa identificar, investigar, juzgar y castigar, para evitar la impunidad”. Todo con la ayuda de la tecnología moderna.

El show del Canciller cubano

En la asamblea de jefes de Estado, luego de las palabras del vicepresidente de EEUU, Mike Pence, el Presidente Vizcarra le concedió el uso de la palabra al canciller de Cuba, con las cuales terminó la reunión. Bruno Rodríguez Parrilla, de Cuba, acusó a EEUU de todos los crímenes imaginables contra los derechos humanos; una perorata que más pareció una subliminal confesión de parte, por los crímenes de la propia Cuba (feliniano).

EEUU o China, ¿Cuál es el mejor amigo?    

Días antes de la cumbre, desde EEUU nos hicieron llegar el mensaje del gobierno de Trump, en el sentido de que los países latinoamericanos debíamos elegir a nuestro ‘país amigo’ entre EEUU y China.

Ya en Lima, el Secretario de Comercio de EEUU, Wilbur Ross, corrigió el mensaje diciendo que “Latinoamérica no tiene que elegir entre China o EEUU, aunque es un mejor socio”.

La crisis de Siria

Como anunciamos en Lampadia el jueves pasado (El mundo pasa a una fase confrontacional), se agravó la situación internacional y se dio el ataque armado de EEUU en Siria, a las instalaciones vinculadas a las armas químicas usadas por el genocida Bashar-Al-Assad.

Hace ocho años, Barack Obama, entonces presidente de EEUU, amenazó a Siria con atacar si se probaba el uso de armas químicas. Se probó, pero Vladimir Putin le advirtió a Obama que no se corra el riesgo de intervenir y este se replegó a EEUU.

Esta vez, el agresivo presidente de EEUU, advirtió y cumplió. Trump atacó en una operación relámpago y, gracias a Dios, Putin solo advirtió que, si esto vuelve a suceder, “inevitablemente llevará al caos de las relaciones internacionales”. Por su lado Emmanuel Macron de Francia, indicó que este ataque “era necesario para recuperar la credibilidad de la comunidad internacional”.

Mañana reportaremos en profundidad sobre este terrible proceso.

Venezuela

Mientras tanto la situación en Venezuela se viene agravando día a día. Lo representantes de Maduro en Lima y el presidente de Bolivia, Evo Morales, acusaron a EEUU de la crisis humanitaria de los venezolanos por el bloqueo a Venezuela. Una mentira descarada, pues EEUU ha tomado acciones punitivas contra individuos acusados de narcotráfico y corrupción y, además, sigue comprando petróleo a Venezuela. No hay ningún bloqueo. Más bien, el régimen genocida de Maduro, digitado desde Cuba, no permite que los países amigos de la población venezolana envíen ayuda humanitaria para palear la falta de alimentos y medicinas.

Continúan los ataques contra el gobierno de Vizcarra       

Increíblemente, estando el Perú en una situación muy delicada en lo económico, institucional y político. Los enemigos del régimen no dan tregua y no permiten que Martín Vizcarra consolide su liderazgo y su gobierno, que ha sido saludado con gran deferencia por todos los mandatarios de la región en Lima.

Puede entenderse que los enemigos políticos continúen sus acciones. También puede entenderse que los medios de ‘medio pelo’ sigan buscando notoriedad debilitando la salud de la Nación. Pero no puede entenderse ni aceptarse que los medios serios (dizque) continúen promoviendo preferentemente la opinión de críticos del gobierno y haciendo reportajes que lo debilitan.

Dios los cría y ellos se juntan

En la llamada ‘cumbre de los pueblos’, los activistas anti-sistema, anti-inversión, anti-comercio-internacional y anti-globalización. O sea, los que propician mayor pobreza para los peruanos, se han solazado imaginando espacios políticos que en gran mayoría hemos rechazado permanentemente.

Un anuncio concreto es la alianza de Gregorio Santos con Antauro Humala, según lo anunciado por el primero. El mensaje de Antauro fue: “fusilar a todos los ex presidentes y desechar la Constitución del 93”. Guerra avisada no mata moros.

Congresistas en la Luna

En el Congreso siguen avanzando normas y proyectos del más puro populismo, que solo producen impactos contrarios a sus supuestos aportes. Es la de no acabar, la leche, la canchita, y últimamente los parqueos libres en centros comerciales (una medida expropiatoria), configuran la destrucción paulatina de la capacidad del Perú de producir bienestar y ciudadanos globales.

La soledad de PPK

No queremos terminar esta nota sin comentar como se debe sentir PPK, alejado del poder (por sus terribles falencias), especialmente en días en que en Lima se producía una reunión internacional de primer orden, probablemente, el ambiente en que PPK se sentía más cómodo.

Terrible. No puede ser de otra manera. Pero eso tiene jugar con el bienestar de los peruanos forzando una candidatura que no tenía nada que ofrecer, y peor aún, una vez en el gobierno, asumir la política de odio y confrontación, que nos ha hecho tanto daño a todos.

El Perú es infinito

Más allá del devenir de los tiempos, afuera y en nuestra Patria, no nos olvidemos que “El Perú es Infinito”. Tenemos todo para ser ciudadanos exitosos en el concierto internacional. Solo necesitamos una mejor clase dirigente, y especialmente, mejores gobernantes. Para ello, los ciudadanos debemos estar conectados con la realidad que nos toca vivir y desarrollar un sentido crítico agudo, que nos permita distinguir entre la
carne y el hueso, a la hora de votar.

Pero, además, todos debemos tener más presencia en el debate nacional. Se trata de nuestro país y del futuro de nuestros hijos y nietos. Lampadia   




El mundo pasa a una fase confrontacional

Las debilidades de liderazgo de las grandes potencias, llevan a la humanidad de las amenazas y juegos de palabras a escenarios de confrontación comercial y hasta bélica, que están dañando severamente las perspectivas de crecimiento económico de mediano plazo, con especial incidencia en los países emergentes, como el Perú.

Los líderes de EEUU, China y Rusia, condenan al mundo a importantes retrocesos:

  • En EEUU, Donald Trump tomó por asalto el partido republicano y alcanzó la presidencia profiriendo una serie de amenazas sobre enfrentamientos comerciales con China y México, y de políticas radicales sobre las migraciones.

Muchos quisieron pensar que todo quedaría en los discursos, pero entrado en su segundo año de gobierno, Trump está llevando a cabo todas sus amenazas. (Ver en Lampadia: Trump desata dañina ‘Guerra Comercial).

  • En China, si bien Xi Jinping planteó hace un año en el World Economic Forum, en Davos, la defensa del libre comercio, este año ha mostrado una muy importante involución política, al modificar la constitución china y asumir poderes dictatoriales sin límite de tiempo, contrariando los cuidados del fundador de la nueva China, Deng Xiaoping, con el afán de no repetir los excesos de Mao. (Ver en Lampadia: Xi Jinping transita hacia el poder eterno).
     
  • En Rusia, como explicó Timothy Garton Ash en uno de sus artículos (La doctrina del resentimiento), en 1994, en una reunión internacional, un desconocido Vladimir Putin, al que Garton Ash describió como “un hombre fornido y de baja estatura, con cara de ratón”, explicó que Rusia había abandonado parte de su población en países que no controlaba y que por lo tanto debían rewconquistar. Poco a poco, Putin ha tomado el poder absoluto, está rearmando a Rusia, a invadido países extranjeros y ha sido un factor determinante en el deterioro del conflicto en Siria.
“Nuestra relación con Rusia está peor que nunca, y eso incluye a la Guerra Fría. 
No hay razón para esto.” Fuente: Cuenta oficial de Twitter de Donald Trump

 

“Rusia promete derribar todos y cada uno de los misiles contra Siria. Prepárate, Rusia, porque lo que vendrán serán [misiles] bonitos, nuevos e inteligentes. ¡No deberías ser socios de un animal que mata con gas a su gente y lo disfruta!”. Fuente: Cuenta oficial de Twitter de Donald Trump

Además del deterioro de liderazgo de las tres potencias, es especialmente notoria la caída del Reino Unido en una trampa política de aislamiento (Brexit), y de abandono de las banderas del libre comercio; así como el advenimiento de otros liderazgos populistas en Europa.

La excepción que confirma la regla, la representan los iluminados liderazgos de Angela Merkel en Alemania (lamentablemente debilitado después de las últimas elecciones), Emmanuel Macron en Francia y de Narendra Modi en la India.

Pero la humanidad está siendo arrastrada a zonas de conflicto, con la inminencia de un enfrentamiento bélico entre EEUU y Rusia en Siria.

En relación a los enfrentamientos comerciales, países como el Perú, y el resto de los países de las américas, mañana y pasado en Lima, debemos alzar la voz en defensa de la globalización y el libre comercio.

Para tener más información sobre los enfrentamientos comerciales, compartimos líneas abajo, el artículo de The Economist sobre la ‘guerra comercial’.     

Comienza una guerra comercial entre EEUU y China

Golpe por Golpe 

Los dos países amenazan con caer a una secuencia de represalias de ojo por ojo

 

 

 

 

 

 

The Economist
7 de abril, 2018
Traducido y glosado por Lampadia

Los aranceles están en peligro de convertirse en una guerra comercial. El 3 de abril, Estados Unidos publicó una lista de unos 1,300 productos chinos que propone imponerles aranceles del 25%. Un día después, China produjo su propia lista, que abarca 106 categorías. “Como dice el refrán chino, es muy cortés intercambiar”, dijo la embajada china en Washington, DC.

Según el Peterson Institute for International Economics, un grupo de expertos, la lista de Estados Unidos cubre productos chinos por un valor de US$ 46 mil millones en 2017 (9% de las exportaciones totales de bienes de ese año a Estados Unidos; según el gráfico). China cubre bienes estadounidenses por valor de alrededor de US$ 50 mil millones en 2017 (38% de las exportaciones). Las sumas fueron suficientes para mover los mercados el 4 de abril, aunque el índice S&P 500 pronto recuperó el terreno perdido.

Las listas de ambos países son, por ahora, no más que amenazas. En los próximos dos meses, la lista de EEUU estará abierta a consulta pública (no hay un plazo para que las tarifas entren en vigencia). China ha dicho que esperará a la movida de Estados Unidos. Todavía hay una posibilidad de que las dos partes elijan un acuerdo sobre una guerra comercial. Aunque la lista de Estados Unidos fue elaborada en respuesta al supuesto robo de propiedad intelectual de firmas estadounidenses por parte de China, Trump considera que el déficit comercial con China es una afrenta independiente. Los aranceles aún podrían evitarse si China acepta comprar más productos estadounidenses.

Pero a esta escaramuza le siguen otras. El 23 de marzo, Estados Unidos impuso aranceles al acero y al aluminio de algunos países, incluida China. Eso provocó aranceles que cubren alrededor de US$ 3 mil millones de las exportaciones estadounidenses a China. Se esperan más represalias, ya que los chinos reaccionaron al separar los aranceles estadounidenses en productos como paneles solares y lavadoras.

Los historiadores del comercio tienen una ventaja sobre aquellos que estudian guerras de tipo militar. Cada parte en un conflicto comercial expone en detalle los productos que se verán afectados. Eso hace que sea más fácil analizar sus estrategias.

Los aranceles de Trump sobre el acero y el aluminio resultan bastante crudos. Son un intento de proteger una sola industria al bloquear la competencia extranjera, guiados por la creencia errónea de que esto la fortalecerá. Por el contrario, las represalias de China y las últimas amenazas estadounidenses sobre la propiedad intelectual son más sofisticadas. En lugar de engreir a una industria, están destinadas a empujar a un socio comercial a cambiar su comportamiento. Son medios, no fines.

La lista estadounidense de esta semana está diseñada para afectar a productos que se benefician de la política industrial de China, incluido su plan “Made in China 2025” para dominar ciertos sectores estratégicos. A la vista están productos como robots industriales, motores para vehículos eléctricos y semiconductores. (Al menos 90 productos, que incluyen piezas de aviones y automóviles, no registraron exportaciones chinas a Estados Unidos en 2017 y pueden considerarse como un ataque preventivo).

Eso puede parecer justo en los ojos de Trump. Pero los burócratas que elaboran la política de protección comercial enfrentan una disyuntiva entre golpear al otro país y proteger a sus propios consumidores. Incluso antes del último anuncio, algunos productos ofensivos habían sido eliminados de la lista de Estados Unidos después de que los analistas del gobierno los identificaron como “susceptibles de causar disrupciones a la economía de EEUU.” O “sujetos a restricciones legales o administrativas”. La elección final tuvo en cuenta la disponibilidad de sustitutos de otros lugares. Los analistas de Goldman Sachs, un banco, estiman que de los productos propuestos para las tarifas, solo alrededor del 20% de las importaciones de EEUU en 2017 provino de China (la proporción es más alta para LED, televisores e impresoras y fotocopiadoras).

El elemento sorpresa

Algunas partes de la estrategia de Estados Unidos fueron inesperadas. Minimizar las disrupciones en las empresas sugeriría aranceles sobre productos terminados en lugar de sus insumos. Algunas empresas pueden no darse cuenta de que sus proveedores están comprando productos chinos, por lo que los costos más altos para los bienes intermedios podrían viajar a lo largo de las cadenas de suministro en formas impredecibles. Las piezas más caras podrían hacer que los fabricantes estadounidenses sean menos competitivos que los rivales extranjeros. Sin embargo, aunque las dos líneas arancelarias más importantes por valor en la lista de Estados Unidos eran los televisores en pantalla a color y los vehículos de pasajeros, los productos de consumo representaron menos del 20% de las importaciones afectadas.

¿Qué hay de China? En respuesta a los aranceles de Estados Unidos sobre el acero y el aluminio, colocó aranceles sobre los tubos de hierro y acero, tuberías y perfiles huecos valorizados en US$ 2 millones, y residuos de aluminio de US$ 1.2 mil millones. Esto hizo eco de la respuesta de Canadá a la tarifa estadounidense de Smoot-Hawley de 1930, cuando aumentó los aranceles sobre los huevos como represalia por que Estados Unidos hizo lo mismo. Douglas Irwin de Dartmouth College informa que el número de huevos que Canadá exportó a Estados Unidos cayó en un 40% entre 1929 y 1932. Pero el número que fue en la otra dirección se desplomó en un 99%. Tal represalia de ojo por ojo tiene la intención de demostrar que las barreras comerciales hacen que las industrias sean más débiles, no más fuertes.

La lista que China publicó el 4 de abril es aún más audaz. No hace ningún esfuerzo para cumplir con las normas de la Organización Mundial del Comercio, y apunta a puntos de presión en la democracia de Estados Unidos, incluyendo industrias con lobbys poderosos, como aviones y soja, así como productos de estados políticamente sensibles. Wisconsin es el hogar tanto de Paul Ryan, el presidente de la Cámara de Representantes, como de una parte considerable de los exportadores de arándano americano. Mitch McConnell, el líder republicano del Senado, representa a Kentucky, hogar de los exportadores de bourbon de Estados Unidos. Ambos productos están incluidos en la amenaza arancelaria de US$ 50 mil millones de China.

Tales métodos han funcionado antes. En 2003, cuando la Unión Europea amenazó con aplicar aranceles a los productos estadounidenses, incluidas las naranjas, en represalia por las tarifas de George W. Bush para el acero europeo, Bush cedió. (Florida, un estado crucial, es el hogar de muchos cultivadores de naranjas). Los pronunciamientos de Trump no sugieren que esté listo para demandar paz. Tampoco parece estar consciente de los riesgos del fracaso. Lampadia