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La última línea no miente

La última línea no miente

Pablo Bustamante Pardo
Director de Lampadia

Si nos llevamos por la narrativa del gobierno y de la prensa adicta al mismo, la gran mayoría de periódicos radios y canales de televisión, el Perú debería estar superando con éxito la doble crisis de la pandemia, la sanitaria y la económica.

Lamentablemente, la realidad nos muestra todo lo contrario.

En cuanto a la crisis sanitaria, el Perú es el octavo país con peores resultados en el mundo. Ver los datos de Worldometer:

Fuente: Worldometer

En términos del impacto económico de la cuarentena, decretada a raíz de la pandemia, los resultados no pueden ser peores. Según el Banco Mundial, el PBI peruano caería en el 2020 12%, solo después de Belice (-13.5%) y de Maldivas (-13%). En Latino América tendríamos largamente el peor resultado, detrás nuestro estarían Brasil cayendo 8%; México, 7.5%; Ecuador, 7.4%; y Argentina, 7.3%. Nuestros otros socios de la Alianza del Pacífico caerían solo 4.9% Colombia y 4.3% Chile. Ver tabla del Banco Mundial:

Fuente: Banco Mundial

Estas cifras muestran una muy cruda realidad, tenemos los peores resultados imaginables, tanto en lo sanitario como en lo económico.

Por su lado el Consejo Fiscal ha producido un análisis de escenarios que confirman esta triste realidad.

A nivel global ve un rango de caída del PBI de 3.8 a 6.2%.

Para nuestros socios comerciales se ve una caída entre 3.5 y 6%.

Pero en cuanto a nuestro PBI, coincidiendo con previsiones del IPE, Macroconsult y Apoyo, el Consejo Fiscal muestra escenarios de caída que van de 10 a 20% para el 2020.

Los resultados fiscales se ven cayendo entre 5.4 y 9.9%.

Y nuestra deuda pública no financiera crecería el 2020 a 35.1 o hasta 41.8% del PBI, desde un 27% para el 2019.

Fuente: Consejo Fiscal – Informe N° 004-2020-CF
Análisis de escenarios macroeconómicos y sus efectos en las cuentas fiscales ante el COVID-19

Estos resultados no son casuales. Son producto de decisiones de gobierno, tanto en lo sanitario como en lo económico.

Para empezar, el gobierno rechazó el apoyo del sector privado, de las iglesias y de las Fuerzas Armadas, en diferentes instancias. Los problemas se trataron a puerta cerrada con un complejo de Superman, como dice Fernando Cillóniz.

En lo sanitario no se tomaron previsiones oportunas para el abastecimiento de pruebas moleculares, las únicas efectivas. No se entendió la naturaleza de las condiciones de vida de buena parte de la población que se gana el pan día a día, y se abastece de comida dos o tres veces por semana.

Además, se restringieron horarios de atención y se establecieron paralizaciones que generaron congestiones y, por lo tanto, se multiplicaron los contagios.

En lo económico se tomaron decisiones planas cerrando todas las regiones, incluso las que no tenían amenaza de contagios; y se cerraron todos los sectores, incluso los que podían operar con controles adecuados. Por ejemplo, los países que compiten con nosotros en minería, Australia, Canadá y Chile, no cerraron el sector y mantuvieron un mayor crecimiento económico.

En la fase de reactivación económica se siguieron cometiendo errores, estableciéndose protocolos equivocados, imposibles de cumplirse que sabotean la posibilidad de reiniciar operaciones. Los errores se corrigen tarde mal y nunca, y se pierde tiempo.

La caída de la economía será dramática y profunda. La recuperación tardará mucho tiempo y, mientras tanto, la pérdida de empleos y la quiebra de empresas se multiplicará sin límites. Hoy se habla de la pérdida de dos millones de empleos.

Ayer el presidente del Consejo de ministros convocó mesas con el sector privado para recibir sugerencias. En nuestra opinión, como en la gran mayoría se casos, las mesas son un saludo a la bandera. De lo que se trata es de transferir responsabilidades a verdaderos expertos, a los representantes del sector privado. También se trata de promover el apoyo de las iglesias y de convocar a las Fuerzas Armadas para asuntos logísticos y otros.

Esto no puede seguir así. El país no es propiedad del gobierno, es propiedad de todos los peruanos. Se debe convocar a todos los estamentos que tienen capacidades naturales para diseñar y ejecutar planes de acción adecuados, como lo han hecho, cerca de nosotros, en Medellín y Guayaquil. Lampadia




El manejo responsable de la deuda pública

El manejo responsable de la deuda pública

A continuación compartimos un reciente artículo escrito por el notable economista norteamericano y profesor en la Universidad de Harvard, Kenneth Rogoff, en el que describe cómo el actual contexto de bajas tasas de interés a nivel mundial está acrecentando el interés de los gobiernos por tomar deuda a un costo casi nulo del dinero.

El mensaje de Rogoff es claro. Una política que en el corto plazo puede ser sumamente tentadora, sobre todo para aquellas economías que crecen en mayor proporción que las tasas de interés, por los posibles usos que podría dársele a tales volúmenes de deuda pública en un contexto de recesión global, pueden tener un altísimo costo puesto que no toma en cuenta ciertos forados fiscales actuales ya existentes. Aquí se encuentran los sistemas de pensiones de reparto que el fisco tiene que financiar anualmente para hacer frente a la demanda de millones de personas, cuya proporción entrante a la jubilación crece a pasos agigantados en los últimos años (ver Lampadia El envejecimiento hay que enfrentarlo).

En ese sentido, el economista propone un manejo prudente de la deuda tomando en cuenta estos costos de oportunidad pero también los riesgos que conllevarían acumular niveles de endeudamiento similares a los de la última crisis financiera del 2008. La deuda al final siempre tiene que pagarse ya sea  con mayores impuestos en el en el futuro o con mayor crecimiento económico, por ende debe sopesarse si el contexto económico actual es el más adecuado para acumular más pasivos en tanto se espera que los próximos años pueda retomarse altas tasas de crecimiento que permitan repagar la deuda sin incrementar impuestos, siendo esta última medida contractiva. Como puede desprenderse de la coyuntura global y la posible recesión con choques permanente de oferta que afectará al mundo en los próximos años (ver Lampadia: Recesión global en 2020), esto no pareciera ser el caso. Lampadia

La deuda del gobierno no es lonche gratis

Kenneth Rogoff
Project Syndicate
6 de diciembre,2019
Traducido y comentado por Lampadia

Con los costos de endeudamiento en mínimos de varias décadas, los gobiernos aparentemente pueden asumir mucha más deuda sin ninguna gran preocupación por las consecuencias a largo plazo. Pero los riesgos y costos reales de un mayor endeudamiento público pueden estar ocultos..

Con las tasas de interés sobre la deuda del gobierno en mínimos de varias décadas, varios economistas líderes han argumentado que casi todas las economías avanzadas pueden permitir que la deuda se desplace hacia niveles japoneses (más del 150% del PBI incluso por la medida más conservadora) sin ninguna gran preocupación sobre consecuencias a largo plazo. Los defensores de una deuda mucho mayor podrían tener razón, pero tienden a minimizar o ignorar todo lo que puede salir mal.

En primer lugar, la nueva visión de la deuda subestima los riesgos para otros reclamantes sobre los ingresos por impuestos públicos, como los pensionistas, que podrían considerarse titulares de deuda junior en el estado de bienestar del siglo XXI. Después de todo, la mayoría de los sistemas de seguridad social son como deudas en el sentido de que el gobierno le quita dinero ahora y promete pagarlo con intereses cuando sea viejo. Y para los gobiernos, esta deuda “junior” es masiva en relación con la deuda del mercado “senior” que se encuentra encima de ella.

De hecho, los gobiernos de los países de la OCDE están pagando actualmente un promedio del 8% del PBI en pensiones de vejez, y un asombroso 16% en el caso de Italia y Grecia. Actuarialmente, los impuestos futuros destinados a pagar pensiones reducen los impuestos futuros destinados a pagar deuda por un múltiplo significativo, aunque muchos gobiernos han estado tratando de ajustar las pensiones a la baja gradualmente, como lo hizo Europa durante la crisis financiera, y México y Brasil lo han hecho bajo coacción más recientemente. Desafortunadamente, el crecimiento lento y el envejecimiento de la población significan mucho por hacer.

Por lo tanto, incluso si parece que los gobiernos pueden endeudarse mucho más sin tener que pagar intereses de mercado significativamente más altos, los riesgos y costos reales pueden estar ocultos. Los economistas Alan Auerbach y Laurence Kotlikoff hicieron un punto similar en una influyente serie de artículos en la década de 1990.

En segundo lugar, y quizás aún más críticamente, la complacencia actual con respecto a una deuda mucho más alta supone implícitamente que la próxima crisis se verá igual que la última en 2008, cuando colapsaron las tasas de interés de la deuda del gobierno. Pero la historia sugiere que esta es una suposición peligrosa. Por ejemplo, la próxima ola de crisis podría derivarse fácilmente de una comprensión repentina de que el cambio climático se está acelerando mucho más rápido de lo que se pensaba anteriormente, lo que requeriría que los gobiernos detuvieran simultáneamente el motor capitalista y gastaran grandes sumas en medidas preventivas y remediación, por no hablar de lidiar con los refugiados del clima. Y la próxima conflagración global podría ser una guerra cibernética, con ramificaciones desconocidas para el crecimiento y las tasas de interés.

Además, la experimentación agresiva con una deuda mucho más alta podría causar un cambio correspondiente en el sentimiento del mercado, un ejemplo de la crítica del economista ganador del Premio Nobel Robert Lucas de que los grandes cambios en la política pueden ser contraproducentes debido a los grandes cambios en las expectativas. Y, francamente, cualquier evaluación realista de los riesgos económicos mundiales actuales debe reconocer que la economía más importante del mundo está en estado de parálisis política, con una toma de decisiones impulsiva que la deja mal equipada para lidiar con una crisis fuera de la caja en caso de que surja.

La conclusión es que no hay garantía de que las tasas de interés caerán en la próxima crisis global.

Ninguno de los argumentos anteriores socava el argumento sólido para invertir ahora en proyectos de infraestructura de alto rendimiento (incluso en educación) que más que se pagan a largo plazo. Mientras los gobiernos se adhieran a criterios sólidos de gestión de la deuda, equilibrando el riesgo y el costo al elegir los vencimientos, las tasas de interés ultra bajas de hoy ofrecen grandes oportunidades.

Pero la afirmación más amplia de que la emisión de deuda del gobierno se ha convertido en un verdadero lonche gratis, similar a las ganancias del gobierno de la emisión de divisas, ha sido exageradamente peligrosa. Si el objetivo de la política gubernamental es reducir la desigualdad, la única solución sostenible a largo plazo consiste en aumentar los impuestos a los que ganan más; la deuda no es un atajo mágico para dar a los pobres sin tomar de los ricos.

Es cierto que en muchas economías avanzadas, las tasas de interés actuales reales (ajustadas a la inflación) sobre la deuda pública están por debajo de la tasa real de crecimiento económico. Por lo tanto, presumiblemente, los gobiernos pueden endeudarse mucho más sin tener que aumentar los impuestos. Después de todo, siempre y cuando el ingreso crezca más rápido que el stock de deuda pública, la simple aritmética muestra que la proporción de deuda a PBI (ingreso) disminuirá con el tiempo.

Sin embargo, las cosas no son tan simples. Las tasas de interés son extremadamente bajas en parte porque los inversores globales están privados de activos “seguros” que aún pagarán en caso  se de una fuerte recesión o una catástrofe económica. Pero, ¿pueden los gobiernos proporcionar ese seguro de forma gratuita si existe el riesgo de que las tasas de interés aumenten en la próxima gran crisis sistémica? Un estudio reciente del FMI de 55 países en los últimos 200 años mostró que, aunque el crecimiento económico superó las tasas de interés de la deuda del gobierno casi la mitad del tiempo, este no fue un buen predictor de si los países encuestados estaban a salvo de los picos de tasas de interés en un crisis.

Por último, pero no menos importante, ¿qué tan seguros pueden estar los inversores de que llegarán primero en la fila en la próxima crisis, como lo hicieron en 2008? ¿El gobierno de los EEUU volverá a poner a Wall Street antes que a Main Street y honrará las deudas con China antes que las obligaciones con los pensionistas?

Las economías modernas tienen muchos usos importantes para la deuda. Pero nunca es una opción libre de riesgos para los gobiernos, razón por la cual debe ser asumida y administrada sabiamente, incluso cuando prevalecen los costos de los préstamos de fondo. Lampadia

Kenneth Rogoff, profesor de Economía y Políticas Públicas en la Universidad de Harvard y ganador del Premio Deutsche Bank 2011 en Economía Financiera, fue el economista jefe del Fondo Monetario Internacional de 2001 a 2003. Es coautor de This Time is Different: Eight Centuries of Financial Folly y autor de The Curse of Cash.




El virus populista

Axel Kaiser
Fundación para el Progreso
Publicado el 20.12.2015

Artículo escrito para Chile, pero aplicable hoy al Perú, dadas las desencaminadas propuestas de nuestras izquierdas con respecto al tema constitucional.

¿Qué tiene en común el populismo con un virus? En primer lugar, que es altamente destructivo. Una vez que logra penetrar las defensas del cuerpo, ya el daño es inevitable, y solo cabe esperar y fortalecer el sistema inmunológico para recuperarse y recomponer todo lo que ha destruido.

En segundo lugar, como un virus, el populismo es contagioso. Tome la idea de la nueva Constitución, por ejemplo. Como bien sabemos, los países serios no hacen nuevas constituciones, salvo en casos de grandes catástrofes, como fueron los casos de Alemania y Japón luego de la Segunda Guerra Mundial. En cambio, los países más bien bananeros ven en las constituciones una pócima para solucionar todos los males inimaginables, una especie de acto refundacional que construirá “una casa común” donde todos convivirán en perfecta armonía y abundancia, como si el problema fuera la casa, y no quienes la habitan.

Esta fantasiosa idea, por cierto, es un elemento central de lo que Mauricio Rojas llama “populismo constitucional” y es, ante todo, una construcción de las élites intelectuales. Ya dijo George Orwell que hay ideas tan absurdas, que solo un intelectual es capaz de creerlas.

Pues bien, la idea de que una nueva Constitución resolverá siquiera marginalmente los problemas de los chilenos [peruanos] -delincuencia, salud, corrupción estatal, mala convivencia, malos modales, baja productividad, desempleo, etc.- es una de esas ideas absurdas. Al poco andar, incluso si la nueva Constitución es aprobada por unanimidad, lo que sabemos es imposible, las expectativas depositadas en la quimérica fórmula serán defraudadas y el malestar será doblemente peor que antes de la promesa hecha irresponsablemente por los populistas constitucionales.

El hecho de que esta idea sea altamente contagiosa se prueba en que hace unos años nadie más que una minoría de ultrones habría sostenido que se requería de una nueva Constitución en Chile, menos aun cuando se constata que jamás ha habido un período de mayor prosperidad económica, social y democrática que bajo la Constitución actual.

Se trata de contener el daño que puede llegar a hacer y que, en el peor de los casos, puede terminar con arruinar nuestra democracia liberal para degenerar en un asambleísmo autoritario que socave no solo nuestro progreso, sino, peor aun, nuestras libertades.

Otra manifestación del virus populista es la idea de que el Estado debe hacerse cargo de la vida de las personas y financiarles todo lo que necesiten. Como sabemos, esta idea es altamente contagiosa por la inclinación de los líderes y de los electores a pensar en el corto plazo en lugar del largo plazo. La fiesta dura entonces hasta que se acaba la plata; y cuando llega la resaca, solo queda una estela de desolación que deja a todo el mundo peor que antes de la fiesta. Lo peor, sin embargo, es la destrucción de la moral que se produce, y que consiste en dinamitar la legitimidad de la única forma sustentable de salir adelante: el trabajo duro y la vida sin excesos.

Las promesas de gratuidad de los populistas -que en general reparten llevándose la mejor parte- son un gran engaño, porque jamás se dice a los beneficiados que ellos tendrán que pagarla mediante mayores impuestos, más inflación, deuda pública, menores salarios, más desempleo, etcétera. Pero es peor, porque una vez que se crea la dinámica redistributiva, esta no puede detenerse. Y es que la primera ley de la economía, una disciplina que el populista debe ignorar por ser contraria a su promesa de construcción del paraíso sobre la Tierra, es que los recursos son escasos y las necesidades ilimitadas.

Pero el populista, en lugar de reconocer su demagogia, se va en contra de las instituciones que resguardan la sensatez, como, por ejemplo, el Tribunal Constitucional.

Así, el populismo va destruyendo las defensas del sistema, como lo haría un virus, hasta que el organismo se encuentra totalmente a su merced. El TC, la libertad de expresión, la economía privada, la sociedad civil, todo eso debe ser sometido a la discrecionalidad del populista para desarrollar su trabajo. Así ocurrió en diversos grados en Venezuela, Ecuador, Bolivia y Argentina. 

Lampadia




La excesiva burocracia de Brasil

El populismo de izquierda – liderado por Lula da Silva y su sucesora Dilma Rousseff – del que fue víctima Brasil en los últimos casi 20 años de historia política le trajo innumerables desgracias en el ámbito económico.

Después de haber sufrido una severa recesión entre los años 2015 y 2016, hoy es una economía que – a pesar de haber cambiado de mando hacia un gobierno de orientación liberal – a duras penas puede sostener un crecimiento que bordea el 1%. Algunos trascendidos ya hablan de la década 2010 como la década pérdida del Brasil, sólo comparable a la que padeció en la década de los 80, cuando el PBI crecía a una tasa de 1.6% promedio anual, una cifra imperdonable para un país emergente con mucho potencial exportable en la región, concretamente en sectores clave como el agropecuario y en minería e hidrocarburos.

¿Por qué pues persiste el estancamiento económico en Brasil, a pesar de los esfuerzos de Bolsonaro para reformar el país?

Uno de los principales problemas, y que además es de carácter estructural, es el insostenible nivel de deuda pública y gasto estatal corriente – en su mayoría, salarios – que hasta el día de hoy emula el gobierno brasilero. Esta es una herencia de la administración anterior que extremó el incremento del tamaño del Estado. Ello con el agravante de que varios estados emblemáticos que circundan el país, como Río de Janeiro y Minas Gerais, adoptaron esta nefasta práctica, en particular, el aumento desenfrenado de la burocracia gubernamental y la consecuente deuda pública.

Y en el centro del problema del déficit fiscal se encuentran las pensiones, que como hemos escrito extensamente en anteriores publicaciones (ver Lampadia: El avance de Bolsonaro, Primeros pasos de Bolsonaro en reforma de pensiones, La necesaria reforma de pensiones de Brasil), tiene como única solución ir hacia un sistema de capitalización individual por los insostenibles niveles de gasto público que ella implica (ver gráfico).

¿Qué puede hacer el gobierno de Bolsonaro para salir de este entrampamiento?

Ciertamente, una política de austeridad es la salida. La reforma de pensiones que se encuentra haciendo el gobierno es un buen primer paso, pero no será suficiente mientras no se ataque el otro gran impasse: la enorme masa salarial de la burocracia. Según estimados de The Economist, esta representa – junto al gasto pensionario – el 80% del gasto público de Brasil.

Para ayudar en esta discusión, compartimos a continuación un reciente artículo publicado por The Economist, en el que se explora una buena práctica de la gestión pública, contra todo pronóstico, en un estado del mismo Brasil: Espírito Santo. Superávit fiscal y altos niveles de inversión caracterizan a dicho estado, entre tanto desorden económico en el país, como hemos mencionado líneas arriba. Esperemos que el presidente Bolsonaro lo pueda tomar como ejemplo, si realmente quiere realizar un cambio de paradigma en nuestro vecino oriental. Lampadia

Esfuerzo enérgico
Un estado brasileño se destaca como modelo de eficiencia

Espírito Santo ha logrado mantenerse al margen de la deuda, a diferencia de la mayoría de Brasil

The Economist
10 de agosto, 2019
Traducido y glosado por Lampadia

La moqueca en Espírito Santo, un estado de 4 millones de personas en la costa del sudeste de Brasil, es más ligera que el estofado de pescado en Bahía, su vecino del norte, explica un camarero de esmoquin en la capital, Vitória. Capixabas, como se les llama a los residentes de Espírito Santo, así les gusta. Sus playas son más pequeñas que las de Río de Janeiro, al sur; sus ciudades coloniales más planas que las de Minas Gerais, al oeste. Antes considerados signos de inferioridad, ahora parecen símbolos de frugalidad. Otros estados están tan endeudados que no pueden pagar salarios, pero las cuentas de Espírito Santo están en orden.

Eso es gracias en gran parte al último gobernador, Paulo Hartung, quien dirigió el estado desde 2003 hasta 2010 y luego nuevamente desde 2015 hasta el año pasado. Hartung se mantuvo en 2014 en una plataforma de austeridad, argumentando que “el gasto es tomar el elevador mientras que los ingresos suben las escaleras”. Al asumir el cargo, comenzó a reducir el gasto en un 14%. Su trabajo significa que Espírito Santo es ahora un modelo a seguir para otros estados brasileños.

La incontinencia fiscal de Brasil es legendaria. El número de funcionarios públicos creció un 60% entre 1995 y 2016, a 12 millones. Dado que los trabajadores del sector público no pueden ser despedidos o reducir sus salarios, se convierten en un gasto permanente una vez contratados. Las ventajas, como los aumentos por antigüedad, pueden incluso extenderse a las pensiones de viudedad, produciendo la exclusiva “promoción pos mortem”. Casi el 80% del gasto público en Brasil se destina a salarios y pensiones, en comparación con un promedio mundial del 50-60%. “En lugar de un Estado que sirve al público, tienes un Estado que sirve al Estado”, dice Samuel Pessôa, del Instituto Brasileño de Economía de la Fundação Getúlio Vargas, una universidad.

En estos días, la crisis es peor a nivel estatal. El déficit de pensiones combinadas de los 27 estados por sí solo está creciendo en 140 mil millones de reales ($ 35 mil millones) al año, más que el del gobierno federal. El déficit se ha duplicado en los últimos cinco años. Siete estados ya no tienen suficiente efectivo para pagar los salarios; 12 más están cerca.

Bajo el mandato de Dilma Rousseff, presidenta de Brasil de 2011 a 2015, estados como Río de Janeiro dependían de préstamos con garantía del Tesoro de los bancos estatales para seguir gastando. Pero el nuevo presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, ha prometido reducir el tamaño del Estado. Su jefe de tesorería, Mansueto Almeida, ha condicionado el alivio de la deuda a los esfuerzos para cumplir con una ley de responsabilidad fiscal, aprobada en 2000 pero ignorada durante mucho tiempo, que restringe el gasto en personal.

Entonces, ¿cómo se ha mantenido Espírito Santo en “números azules”? Una cosa que distingue al estado fue la previsión sobre la profundidad de la peor recesión de Brasil, que comenzó en 2014. Otros gobernadores creyeron que la entonces presidenta Rousseff, quien prometió una recuperación rápida. “Subestimamos el tamaño de la crisis”, admite Julio Bueno, el secretario del Tesoro en Río de Janeiro en ese momento. El PBI de Brasil cayó un 3,8% en 2015 y un 3,6% en 2016. Río terminó con un déficit presupuestario de 11,000 millones de reales. Espírito Santo terminó ambos años con un superhabit.

La audacia es lo segundo que distingue a Espírito Santo. “El ajuste fiscal es una receta de pastel, no una bala de plata”, dice Hartung. Puede salir mal fácilmente. Además de recortar los presupuestos, incluso para el poder judicial y la legislatura, tuvo que enfrentarse a los sindicatos, anunciando el congelamiento salarial en su primer día. Incluso cuando dos años después los policías se declararon en huelga y 200 fueron asesinados, Hartung no dio marcha atrás.

Finalmente, Espírito Santo estaba mejor ubicado para reducir el personal. Su burocracia incluye una gran proporción de trabajadores temporales, incluido aproximadamente el 60% de los docentes. A diferencia de los funcionarios públicos, pueden ser despedidos. Hartung eliminó más de 7,000 puestos, o aproximadamente el 12% de la burocracia. En Río de Janeiro, menos del 3% de los trabajadores del gobierno son temporales.

La austeridad ha sido dolorosa. Sergio Majeski, un congresista estatal que se opuso al ajuste fiscal, dice que los recortes a la inversión pública hicieron que fuera más difícil salir de la recesión. Pero a pesar de despedir maestros y cerrar escuelas, Espírito Santo saltó del noveno lugar al primero en un examen nacional de escuela secundaria entre 2013 y 2017. Majeski dice que esto se debe a que los estudiantes más débiles comenzaron a faltar a clases. Pero según Marco Aurélio Villela, director de una escuela gubernamental en Vitória, los maestros con contratos a corto plazo tienden a desempeñarse mejor porque saben que pueden ser despedidos.

Y reducir el personal ha ayudado al estado a mantener un nivel relativamente alto de inversión. Según un estudio de la tesorería de Brasil, tres estados que limitaron el gasto en salarios (Espírito Santo, Alagoas y Ceará) pudieron invertir, en promedio, 304 reales por persona en 2018. Río de Janeiro, Minas Gerais y Rio Grande do Sul, los estados más endeudados, solo gastaron 91 reales.

¿Pueden otros estados emular a Espírito Santo? Será difícil sin cambios en las leyes federales. La reforma de pensiones de Bolsonaro, que se está abriendo camino en el Congreso, solo puede aplicarse a los trabajadores federales. La corte suprema pronto decidirá si permite a los estados endeudados reducir los salarios y las horas de los funcionarios. Eso proporcionaría algo de alivio, al igual que un proyecto de ley para permitir que las personas sean despedidas por su persistente bajo rendimiento. Pero la mayoría de los políticos se resistirán a los recortes impopulares. Un proyecto piloto dirigido por Ana Carla Abrão, economista de Oliver Wyman, una consultora, descubrió que la ciudad de São Paulo podía reducir su nómina en un 30% sin despedir a nadie, recortando beneficios para todos menos los empleados con mejor desempeño. El proyecto fue archivado por un nuevo alcalde en 2018.

El año pasado, Hartung decidió no postularse para la reelección. Hubiera enviado un mensaje mejor si lo hubiera hecho y hubiera ganado, dice Cristiane Schmidt, secretaria del Tesoro de Goiás, un estado en graves problemas fiscales. Los brasileños tienden a culpar a la corrupción por sus problemas económicos, a pesar de que se pierde más dinero debido a la burocracia inflada. Mientras que Sergio Moro, un juez, ganó fama internacional por liderar la extensa investigación anticorrupción Lava Jato, pocos fuera de Espírito Santo han oído hablar de Paulo Hartung. Eso puede cambiar a medida que más estados encuentren sus arcas vacías. Lampadia




¿Subsisten los refugios para las inversiones?

En el segundo semestre del 2018 aumentó la volatilidad y se corrigieron los mercados de capitales.

Ningún índice bursátil de las economías más importantes del globo se salvó de registrar ajustes por lo menos en algunos de esos meses y, como era de esperarse, las razones que explicaban estas caídas no distaban mucho entre sí para todos los países: incertidumbre sobre la guerra comercial EEUU- China,  alta expectativa de alzas de tasas de interés por parte de la FED, Brexit, una zona euro con desaceleración económica y tensiones políticas, entre otras.

Un reciente artículo escrito por Benjamin J. Cohen, profesor de Economía Política Internacional en la Universidad de California, Santa Bárbara, y autor del libro “Currency Power: Understanding Monetary Rivalry”, explica con brillantez y simpleza las implicancias que ha tenido la volatilidad de los mercados financieros sobre el apetito por riesgo de los inversionistas y la actual encrucijada en la que se encuentran: la imposibilidad de encontrar refugios para sus inversiones.

Como bien señala el referido autor, producto de la volatilidad de los mercados financieros, la aversión al riesgo de los inversionistas ha aumentado sobremanera, lo cual los ha volcado a la búsqueda de activos más “seguros”.

Al respecto, señala que es muy complicado encontrar esta clase de activos hoy en día, puesto que aquellos que lideraron este segmento por muchísimos años–inclusive en épocas críticas como la crisis financiera del 2008- , los bonos del tesoro de EEUU, han perdido su atractivo. Esto porque se tiene la expectativa de que la calificación crediticia de EEUU empeore con el tiempo dada la aparente falta de responsabilidad fiscal por parte del presidente Trump.

En este contexto, ¿Qué alternativas de inversión seguras o por lo menos, seguras comparadas a la deuda de EEUU, pueden ser tomadas en cuenta como referencia?

Entre las alternativas que Cohen analiza para este tipo de inversiones están los mercados de deuda de la zona euro, Suiza, la Japón y China

Al respecto, podría parecer que los bonos de países de la zona euro serían los candidatos inmediatos a superar la deuda en dólares como refugio de las inversiones, sin embargo, debe tenerse en mente ciertos procesos políticos que están aconteciendo en esta región del mundo como la actual “fragmentación” de la política [Veáse Lampadia¿Fragmentación política en Europa?] o el Brexit, factores que podrían determinar el pago de la deuda futura de estos países.

Por otro lado, si bien China es considerada el tercer mercado de deuda pública más grande del mundo, su excesiva regulación puede hacerla poco atractiva como inversión “segura”. Otro mercado de bonos que ofrece una amplia variedad de productos es Japón. Sin embargo, su excesivo endeudamiento público y poco crecimiento económico son factores que le juegan en contra.

En todo caso, lo que puede deducirse del análisis del autor es que no existe un refugio amplio y seguro para las inversiones, como existían hace una década. Lampadia

Para ver más detalle acerca del análisis realizado por el Prof. Benjamin J. Cohen sobre el tema ver líneas abajo:

¿Dónde han ido todos los paraísos seguros?

7 de Enero, 2019 
BENJAMIN J. COHEN
Traducido y glosado por Lampadia

Incluso en el apogeo de la crisis financiera mundial del 2008, que se originó en los Estados Unidos, los inversionistas globales vieron al Tesoro de los Estados Unidos como el activo más seguro disponible. Pero con el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, minando la fe en el dólar, los gestores de cartera se encuentran en mares agitados sin un puerto de escala que pueda ofrecer refugio contra la tormenta.

Con la caída de las acciones, el aumento de la volatilidad del tipo de cambio y la intensificación de los riesgos políticos, los mercados financieros de todo el mundo se han visto afectados. En momentos como estos, los inversionistas internacionales generalmente se vuelven cautelosos y priorizan la seguridad sobre los retornos, por lo que el dinero huye a “refugios seguros” que pueden proporcionar activos seguros, con grado de inversión, en una escala suficientemente grande. Pero no hay refugios evidentes hoy en día. Por primera vez en la memoria viva, los inversores carecen de un puerto tranquilo donde puedan refugiarse de la tormenta.

Históricamente, el refugio seguro por excelencia fue EEUU, en forma de los bonos del Tesoro respaldados por la “plena fe y crédito” del gobierno de los EEUU. Como lo dijo un estratega de inversiones en 2012, “cuando la gente está preocupada, todo camino conduce a los bonos del Tesoro”.

El estallido de la burbuja inmobiliaria de EEUU en el 2007 ofrece un ejemplo. Nadie dudó de que Estados Unidos fuera el epicentro de la crisis financiera mundial. Pero en lugar de huir de los EEUU, el capital lo inundó. En los últimos tres meses de 2008, las compras netas de activos alcanzaron medio trillón de dólares, tres veces más que la suma de los nueve meses anteriores.

Sin duda, algunas de estas reclamaciones en dólares se debieron al hecho de que los bancos extranjeros y los inversionistas institucionales necesitaban billetes verdes para cubrir sus necesidades de financiamiento después de que los mercados interbancarios y otros mercados mayoristas de corto plazo se apoderaran. Pero esa no fue la única razón por la que los gestores de cartera se apilaron en los EEUU. Gran parte del aumento de la demanda se debió a puro miedo. En un momento en el que nadie sabía lo mal que se podían poner las cosas, se consideraba que EEUU era la apuesta más segura.

Pero esto fue antes de la llegada del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, quien logró socavar la confianza en el dólar en un grado sin precedentes. Además de abandonar cualquier noción de responsabilidad fiscal, Trump ha pasado sus primeros dos años en el cargo atacando a instituciones internacionales y luchando contra aliados de Estados Unidos.

Sin duda, incluso antes de Trump, la confianza en el dólar sufrió un revés en 2011, cuando Standard & Poor rebajó los títulos del Tesoro en una muesca en respuesta a un casi cierre del gobierno de EEUU. Ese episodio fue provocado por un enfrentamiento entre el entonces presidente Barack Obama y los congresistas republicanos por una propuesta de rutina para elevar el techo de la deuda federal.

Hoy, sin embargo, los inversores tienen aún más razones para preocuparse por la calificación crediticia del gobierno de los EEUU. Solo en 2018, el gobierno fue cerrado tres veces, y continúa en un cierre parcial hasta el día de hoy, debido a la demanda de Trump de fondos para construir un muro “grande y hermoso” en la frontera con México.

¿A dónde pueden ir los inversionistas si no es a los Estados Unidos?

  • La eurozona puede parecer una alternativa lógica. Después del dólar, el euro es la moneda más utilizada en el mundo. Y, en conjunto, los mercados de capital de los 19 estados miembros de la eurozona tienen un tamaño similar al del mercado estadounidense. Pero Europa tiene sus propios problemas. El crecimiento económico se está desacelerando, especialmente en Alemania, y el riesgo de una crisis bancaria en Italia, la cuarta economía más grande de la eurozona, se vislumbra en el horizonte.

Peor aún es la incertidumbre sobre el Brexit, que podría resultar altamente perjudicial si el Reino Unido se estrella fuera de la Unión Europea sin un acuerdo de divorcio. No hace falta decir que también se puede descartar a Gran Bretaña como un refugio seguro, al menos hasta que se resuelva el fiasco del Brexit.

  • ¿Qué pasa con el franco suizo? Aunque sus atractivos son obvios, los mercados financieros de Suiza son simplemente demasiado pequeños para servir como un sustituto adecuado para los Estados Unidos.
  • Eso deja a Japón. Con su abundante oferta de bonos del gobierno, es el mayor mercado único de deuda pública fuera de los Estados Unidos. Sin embargo, la pregunta para los gestores de cartera es si es realmente seguro invertir en un país donde la deuda pública supera el 230% del PIB.

En comparación, la relación deuda pública / PBI en los EEUU. es de alrededor del 88%; e incluso en la problemática de Italia, no es más del 130%. Es cierto que el mercado de deuda del gobierno japonés es más estable que la mayoría, debido al hecho de que gran parte de él está en manos de ahorradores nacionales (es decir, está bien escondido debajo del colchón). Pero Japón es un país envejecido con una economía que se ha mantenido casi estancada durante un cuarto de siglo. Los inversores tendrían razón si se preguntan dónde encontrarán los recursos para continuar con el servicio de su enorme deuda.

  • Y luego está China, con el tercer mercado nacional de deuda pública más grande del mundo. Ciertamente, la oferta de activos en China es amplia. Pero el mercado chino está tan estrechamente controlado que es esencialmente lo opuesto a un refugio seguro. Pasará mucho tiempo antes de que los inversionistas globales consideren confiar en los valores chinos.

Con la escasez de puertos seguros, los inversionistas se pondrán cada vez más nerviosos. Estarán inclinados a mover fondos ante la menor señal de peligro, lo que aumentará sustancialmente la volatilidad del mercado. La mala racha de hoy probablemente esté aquí para quedarse. Lampadia

Benjamin J. Cohen es profesor de Economía Política Internacional en la Universidad de California, Santa Bárbara, y es autor de Currency Power: Understanding Monetary Rivalry.




La necesaria reforma de pensiones en Brasil

La necesaria reforma de pensiones en Brasil

La victoria de Jair Bolsonaro en los recientes comicios electorales por la presidencia de Brasil ha mejorado sobremanera las expectativas -tanto del ciudadano brasilero de a pie como de los inversionistas extranjeros.

Reflejo de ello, fue que, apenas se dieron a conocer los resultados electorales en octubre, el valor del real dio un salto en el orden del 7%, alcanzando niveles máximos desde mayo del presente año, y el Índice de la Bolsa de Valores de Sao Paulo (Bovespa) tuvo un rendimiento del 3%, un máximo histórico.

En este escenario, sin embargo, es menester señalar que sobre él y sobre su actual ministro de economía, Paulo Guedes, recae una enorme responsabilidad, una verdadera reforma del sistema de pensiones, que como veremos a continuación, tiene fuertes implicancias en los altísimos niveles de gasto gubernamental y de deuda pública en este país.

Resulta fundamental analizar esta problemática dado que se asemeja mucho a la que se da con la ONP y Pensión 65 en el Perú. Las soluciones brasileñas podrían ser de mucha utilidad para la evolución de nuestro actual sistema de reparto.

Actualmente, Brasil gasta el 12% de su PBI en el pago de sus pensiones, un porcentaje que es superior al promedio de la OCDE, ubicado en 8%. Ha sido tal el crecimiento de este concepto de gasto que ha pasado a ser el principal determinante del aumento de la deuda pública, cuya proporción, como porcentaje del PBI, pasó del 52% a finales de 2013, al 74% en la actualidad. Peor aún, de no llevarse a cabo una reforma que lidie con esta explosión del gasto, pronto este porcentaje podría llegar al 90% al 2050, según proyecciones de la OCDE.

Guedes ha propuesto la creación de un modelo de capitalización individual con una edad de jubilación mínima–como el empleado en nuestro país con las AFP con jubilados que cobren pensiones de sus ahorros acumulados mientras trabajaban.

No es coincidencia que nuestro país adolezca del mismo problema con su actual sistema de reparto, la ONP y Pensión 65. Según estimaciones del IPE, la ONP cuenta con una deuda traída a valor presente cercana a los 100 mil millones de dólares, monto que representa el 50% de nuestro PBI a valor corriente.

Ello significa que muchos de los aportantes a la ONP no van a poder disfrutar de una pensión, hecho que se agrava aún más si consideramos que tienen que haber aportado por lo menos 20 años para disfrutar de este beneficio.

Y es que el problema de todos los sistemas de reparto a nivel mundial, a diferencia de aquellos con capitalización individual, es que se constituyen como esquemas tipo Ponzi, en donde se tiene una alta dependencia de los aportes de una población joven, que con el pasar de los años se hace cada vez más pequeña, para el mantenimiento de la población mayor.

Esto inevitablemente genera enormes huecos fiscales, conforme envejecen las sociedades, los cuales, en algún momento, pasan factura a los gobiernos, quienes tienen que extraer más impuestos para hacer frente a sus obligaciones con los pensionistas.

En el caso del Perú creemos que la solución del tema pensionario debe venir acompañada por el aumento de la cobertura de los afiliados. Esta puede hacerse, usando una parte del IGV como aportes individuales a fondos privados de pensiones.

Como explicamos en Lampadia: El IGV como aporte al Fondo de Pensiones y formalización del empleo , esta política no solo fomenta la formalidad, sino que además permite una mayor recaudación impositiva, lo cual es fundamental para lidiar con los problemas de deuda pública y de déficit fiscal.

Con ello en mente, aprovechamos en hacer un llamado a nuestras autoridades competentes para la implementación de esta medida. ¡Nuestros pensionistas no pueden esperar más! Lampadia

Ver líneas abajo más detalle sobre las propuestas de Jair Bolsonaro y Paulo Guedes en torno a la reforma de pensiones en Brasil:

Hacer o romper
Bolsonaro debe enfrentar el gasto descontrolado en pensiones

Si lo controla, dará forma a su presidencia y al futuro de Brasil.

The Economist
13 de diciembre, 2018
Traducido y glosado por Lampadia

“No podemos salvar a Brasil matando a las personas mayores”, dice Jair Bolsonaro, el próximo presidente de Brasil. Se refiere al principal problema de política pública del país: un proyecto de ley de pensiones que consume más de la mitad del presupuesto federal y crece cuatro puntos porcentuales por encima de la inflación. No es el único de la nueva administración que expresa ambivalencias y falta de sentido de urgencia.

Sin embargo, muchos apuestan que Bolsonaro actuará rápidamente para resolver un problema que acosa a Brasil durante años. Aunque el optimismo viene más por la elección de Paulo Guedes como ministro de economía, egresado de la Universidad de Chicago.

El presidente saliente, Michel Temer, logró algunas reformas fiscales, en particular, un tope en el gasto federal y recortes a los préstamos subsidiados. Pero las pensiones lo derrotaron.

Dado que Brasil tiene reservas de divisas saludables y una de las tasas de inflación más bajas durante décadas, el progreso no depende de los mercados o las instituciones financieras globales, sino de los políticos en Brasilia. Eso es alentador y preocupante.

El sistema de pensiones brasileño

  • El esquema de gobierno para los trabajadores del sector privado está fuertemente subsidiado.
  • El esquema del sector público es aún más generoso.
  • No es raro que los funcionarios públicos se retiren a los 50 años con el sueldo completo.
  • El 41% de los beneficios de pensión van a la quinta parte más rica de los brasileños y el 3% a los más pobres.

Pero una población que envejece significa que el sistema es insostenible.

  • En el 2000, había ocho trabajadores por cada jubilado.
  • Para el 2060, solo habrá dos.

El gobierno gasta el 12% del PBI en pensiones, en comparación con un promedio del 8% en los países ricos de la OCDE.

Las pensiones han jugado un papel importante en el aumento de la proporción de la deuda pública como porcentaje del PBI que pasó del 52% a finales de 2013 al 74%. Sin reforma, pronto podría pasar el 90%.

Propuestas para una reforma

Muchos esperaban que, antes de asumir el cargo, Bolsonaro podría hacer que el Congreso saliente aprobara una reforma de pensiones, estancada, que fue introducida por Temer. Aunque eso no se logró, el nuevo presidente aún puede revivirlo el próximo año.

Dicha propuesta mantiene el sistema de reparto, en el que los trabajadores actuales apoyan a los jubilados actuales, pero se implementa una edad mínima de jubilación y un período de contribución mínimo. Ahorraría 400 mil millones de reales ($ 100 mil millones) en la próxima década.

Otros abogan por un mayor radicalismo. Durante la campaña, Guedes propuso un modelo de “capitalización”, con jubilados que cobren pensiones de sus propios ahorros acumulados mientras trabajaban.

Pero recientemente Bolsonaro ha hablado de “dividir” la reforma en etapas, comenzando por introducir una edad mínima de jubilación. Y el Congreso puede diluir cualquier esquema más, como lo hizo con Temer. Pero incluso las reformas más completas que se están considerando no resolverán todos los problemas fiscales de Brasil.

La gran pregunta es si Bolsonaro puede alinear al Congreso. Su Partido Social Liberal tiene poco más de una décima parte de los escaños, y dice que no atraerá a los legisladores de la manera brasileña habitual, es decir, comprando fiestas con gastos de barril de cerdo y nombramientos para ministerios de altos gastos. En lugar de eso, planea negociar tema por tema con grupos de interés de todos los partidos, como evangélicos, personas de línea dura de seguridad y agricultores. Eso puede no funcionar.

Bolsonaro fue elegido con una plataforma de abolición de privilegios.

El nuevo equipo económico está comprometido con la reforma y las condiciones son favorables, dice Eduardo Guardia, el ministro de finanzas saliente. Pero dice, “Hay riesgo de ejecución”. Lampadia




Las Herencias del PT

Este es el quinto de una serie de artículos de nuestro colaborador Sebastiao Mendonca, con la que describe cómo el Partido de los Trabajadores (PT) de Brasil, fundado y destruido por Luiz Inácio Lula da Silva, deja a la economía brasilera con tres candados simultáneos: pensiones deficitarias, deuda pública costosa y carga tributaria alta.

Lula, el principal símbolo del populismo latinoamericano moderno, montó un mecanismo muy efectivo de expansión política regional que ha dejado a Brasil con dos décadas perdidas. Ahora, los países latinoamericanos tardarán muchos años para resolver los problemas generados y pagar los costos en destrucción política, económica e institucional provocada por el PT y Lula en toda la región. Lula, pues ha sido uno de los elementos más perniciosos de la política regional. Gobernó el país durante cuatro períodos, dos directamente y otros dos a través de Dilma Rousseff (quién no pudo terminar el último mandato), y lo llevó hacia el proteccionismo y el asistencialismo, cooptando a sus opositores y promoviendo altísimos niveles de corrupción gubernamental. Ver en Lampadia: La peor Red de corrupción latinoamericana.

Como explicamos anteriormente, uno de los factores de la interrupción nuestro desarrollo es producto de los escandalosos niveles de corrupción diseñados y ejecutados por el ‘putch’ imperialista de la izquierda brasileña, comandada por el ‘gran Lula da Silva’ y sus socios del chavismo y del castrismo. Ver en Lampadia: Brasil corrompe política y negocios – Y nosotros disparamos fuera del objetivo.

En Lampadia queremos insistir en este tema porque consideramos que nuestro país es vulnerable al populismo y a las ideologías anti-sistema. La historia del PT, su ascenso, sus 4 gobiernos, y su derrota, deberían servir para que las nuevas generaciones no repitan los errores que llevaron al PT al poder y lo sostuvieron en él por 13 años, sus equivocadas políticas públicas, y la debilidad de las izquierdas latinoamericanas que se suben a botecitos que solo navegan mientras les duren las prebendas. Lampadia

Sebastiao Mendonca Ferreira
Centro Wiñaq
Para Lampadia

Como hemos explicado en el primer artículo de esta serie, el PT fue creado en 1980 por sindicalistas, grupos marxistas radicales, sectores de la iglesia católica e intelectuales de izquierda. Su ascenso político fue rápido. Podemos decir que aún antes de llegar al gobierno, el PT ya había ganado una influencia significativa sobre la política nacional y sobre el pensamiento de la juventud, especialmente de aquellos segmentos que estaban en contra del gobierno militar.

Hoy, en el 2018, dos años después del iImpeachment de Dilma Rousseff, el PT no ha muerto. Sigue siendo uno de los tres mayores partidos políticos del país junto al MDB (ex-PMDB) y al PSDB. Sin embargo, podemos decir con bastante confianza que, después de 13 años de gobierno, la Era del PT ha terminado. Es oportuno entonces hablar de las herencias del PT.[i]

Un nudo Gordiano de la economía

Después de haber recibido una economía saneada y haber de haber disfrutado los beneficios del súper ciclo de commodities, el PT entregó el país con la peor crisis económica de las últimas décadas, e hizo retroceder el ingreso per cápita seis años, al 2011[ii]:

  • Un Estado sobre-dimensionado e ineficiente
  • Genera una carga tributaria del 35% del PBI
  • Empresas públicas saqueadas o quebradas
  • Un sistema de pensiones insostenible y más deficitario que antes
  • Sin grado de inversión y con una calificación de economía especulativa[iii]
  • Con una deuda pública cuyo pago cuesta anualmente cerca de 6.5% del PBI
  • La economía brasileña es aún más cerrada y más hostil a las inversiones de lo que era antes de los gobiernos del PT.
  • El Brasil está en el puesto 136 de 158 países en el índice de libertad económica. [iv]
  • En el ambiente de negocios, está en el puesto 125 de 190 países (Méjico está en el puesto 49 y Chile está en el 55).[v]
  • El PT dejó un país donde es muy difícil crear empleo productivo.

En síntesis, la economía que el PT deja al país tiene tres candados simultáneos: pensiones deficitarias, deuda pública costosa y carga tributaria alta. Ese conjunto de factores combinados cuestiona la viabilidad fiscal del país y constituye una traba imposible de superarse, a menos que se realicen reformas estructurales drásticas en el sistema de pensiones y en los costos fijos del Estado. La realización de esas reformas estructurales, implaría grandes recortes de gastos y tendría un alto costo político para quienes las realizara.

Michel Temer comenzó a tocar el tema y desistió por los problemas políticos que le generó. Lo más probable, entonces, es que las reformas se posterguen todo lo posible y que la economía brasileña tenga mucha dificultad para retornar a un nuevo ciclo de crecimiento en los próximos años. El Banco Mundial proyecta un crecimiento futuro de 2.2%, requiriendo más de 30 años para duplicar sus ingresos. Como referencia: China con un crecimiento futuro de 6.5% duplicará sus ingresos cada 11 años e India con 7% lo duplicará cada 10 años.

Una economía “tortuga”, aislada de los motores de la economía global, difícilmente va responder a las expectativas de progreso de la población, generando frustración y creando un espacio político para que el PT recuerde a la población como progresaban los brasileños mientras ellos estaban en el poder. La nostalgia de la bonanza de las commodities va ser una carta política disponible para el PT y partidos similares.

La manipulación de la pobreza

El populismo ha sido un rasgo tradicional en la política brasileña. Getúlio Vargas instaló un Estado paternalista 88 años atrás y transformó el populismo y el desarrollismo en las principales referencias para pensar las políticas públicas del país. El populismo está en todo el país, pero es especialmente fuerte en los estados el noreste. Allá, el pasado sigue existiendo y familias de caudillos populistas se mantienen en el poder por generaciones y décadas enteras.

El PT ha hecho del populismo uno de los ejes de su política. El programa Bolsa Familia, con cerca de 60 millones de beneficiarios, ha creado un sector social, de 30% de la población, adicto a las donaciones del Estado. Ha creado, por tanto, un electorado cautivo del PT y del discurso populista. No es gratuito que, en las encuestas electorales, Lula obtenga siempre un 30% de intención de voto. Una parcela muy significativa de ese porcentaje está conformada por los beneficiarios del Bolsa Familia. Sería una sobre-simplificación atribuir la popularidad de Lula exclusivamente a los programas populistas, pero sería también un error no incluirlo como uno de los principales factores detrás de esa popularidad.

Ese populismo en un amplio sector social, reforzado por el PT, genera un sistema de incentivos nefasto que influencia a todos los políticos nacionales para asumir un discurso demagógico. Una fórmula segura para de ganarse votos en ese sector es asumir un discurso en el cual se arguye que la Bolsa Familia está siendo amenazada por políticos elitistas y presentarse como defensor de los más necesitados.

El populismo es mucho más que un programa social como el Bolsa Familia, es una concepción en la cual el ciudadano no visualiza que puede forjar una ruta de ascenso social sin que un político bondadoso le transfiera recursos del Estado. Es una visión de la política en la cual los políticos demagogos son percibidos como los grandes benefactores de los pobres, como personas que, por su empatía social, canalizan los recursos públicos hacia quienes más necesitan.

El populismo es un distractor muy efectivo que sirve de camuflaje para la corrupción. En un ambiente populista el debate nacional se distorsiona, evitando discutir la calidad de la gestión pública. Los gobernantes corruptos presentan las críticas y denuncias como ataques malintencionados de quienes quieren quitar a los pobres los beneficios de los programas sociales. A pesar de la abundancia de testimonios, pruebas y sentencias condenando a Lula, cerca de 24% de la población no cree que él esté involucrado en los actos de corrupción investigados por Lava Jato y un 46% opina que él no debería estar preso.[vi] Ello significa que existe un 22%, que cree que Lula es corrupto, pero le perdona la corrupción por los programas sociales. El populismo es un factor que corrompe no solo a los políticos y a las empresas, sino también a la población.

La manipulación del pensamiento

La manipulación del pensamiento ha sido un elemento fundamental de la estrategia del PT. Este es uno de los campos que el PT mejor domina, y una de las herencias más difíciles de superar.

En la parte final del gobierno militar la influencia del marxismo se expandió en Brasil. Fue un marxismo post-leninista, ligado a la Escuela de Frankfurt[vii] y al teórico italiano Antonio Gramsci.[viii] En ese tipo de marxismo, la política y la cultura deben basarse en la idea de construir una hegemonía cultural[ix]. En aquél entonces, no había en el Brasil otras corrientes de pensamiento que pudieran competir con el marxismo, así que los marxistas y filo-marxistas “jugaron solos en la cancha”. Además, los líderes de izquierda tenían el aurea de luchadores contra la dictadura militar. Esa aurea de heroísmo le daba a la izquierda y a sus ideas una posición de superioridad moral. En la política, la superioridad moral puede ser decisiva.

El marxismo cultural que se propaló entre los intelectuales y artistas brasileños en las dos últimas décadas del siglo pasado ha buscado moldear el imaginario de la sociedad, y su lenguaje para justificar la postura populista. Ellos dieron una atención especial a los creadores de ideas y de cultura: periodistas, académicos y artistas. Bajo esa influencia, un gran sector, sino la mayoría, de los intelectuales renunciaron a la libertad de pensamiento para transformarse en soporte del PT. El Estado instaló una serie de mecanismos de financiamiento, premios y reconocimiento social para incentivar a aquellos que defendían las ideas y valores del populismo petista. El antropólogo Flavio Gordon ha calificado ese fenómeno como un proceso de corrupción de la inteligencia brasileña por parte del poder político.[x]

El número de publicaciones (periódicos, documentales y revistas) y obras de arte (teatro, cine, etc.) de inspiración marxista se expandió notablemente en los años 80 y 90. La presencia de intelectuales y periodistas afines a esas ideas en los medios de comunicación también aumentó, logrando una amplia difusión de sus ideas en la población. Las concepciones marxistas y populistas fueron ganando posiciones académicas en buenas universidades (USP, UE Campinas, UFRJ, etc.) generando una maquinaria de aprobación de teses y reproducción de sus concepciones con las nuevas generaciones.

Con la victoria del PT esas ideas se consolidaron en las universidades y medios de comunicación y sus voceros adquirieron gran prestigio. Las críticas liberales o conservadoras eran presentadas como retrógradas o defensoras de intereses económicos excluyentes, y no faltaban las acusaciones de fascistas. Actualmente, las concepciones marxistas y populistas mantienen una sólida hegemonía en las universidades, especialmente en las carreras de humanidades, y cuentan con toda una generación de profesores, autoridades y alumnos que razonan dentro de sus marcos. El dominio de las ideas marxistas y populistas en los ambientes universitarios brasileños es casi absoluto.

Es recién en este siglo que otras concepciones sociales (liberales y conservadoras) han generado voceros calificados y han logrado abrir espacio en los medios de comunicación y centros académicos, comenzando a ampliar los criterios de análisis de la sociedad brasileña y lograr una influencia, aún bastante minoritaria, en las nuevas generaciones (millennials).

Con el descubrimiento de los mecanismos de corrupción montados por el PT, en especial el Petrolão, sus líderes y seguidores se han desprestigiado, perdiendo su tradicional ventaja moral, y posibilitando que los debates se den en una forma más horizontal. Sin embargo, tomará muchos años para que la herencia ideológica del PT sea desplazada de su posición hegemónica en la sociedad brasileña.

La corrupción de la política

La corrupción en Brasil no ha sido una invención del PT. Brasil, en el inicio del siglo XX fue un capitalismo de apellidos[xi] y posteriormente se transformó en un capitalismo de compadres (crony capitalism).[xii] El control del negocio de los contratos públicos por parte de los políticos existe hace muchas décadas. Sin embargo, la institucionalización de la corrupción como parte de una Política de Estado es, sin dudas, la obra del PT. Ningún partido político ha tenido sus tres últimos tesoreros presos por corrupción.[xiii] Nunca antes, en Brasil, los primeros ministros (José Dirceu y Antonio Palocci) y ministros de finanzas (Palocci y Guido Mantega)[xiv] estuvieron directamente involucrados en el funcionamiento del esquema de corrupción del partido de gobierno. Bajo el PT, la corrupción se volvió una Política de Estado.

La internacionalización de la corrupción para fines de manipulación política también ha sido una obra del PT. Para expandir el populismo en América Latina y África el PT montó tres mecanismos: (1) el Foro de Sao Paulo, (2) la corrupción de partidos políticos y (3) el soporte en marketing político.

  1. Con el Foro de Sao Paulo, el PT montó una red continental de promoción política e ideológica, un espacio de colaboración y celebración, algo parecido a una “Internacional de la izquierda” dirigido por Lula y Fidel.[xv]
  2. Con la corrupción, Lula y Marcelo Odebrecht han financiado a los partidos y gobiernos de izquierda en toda la región y de África: Venezuela, Perú, Cuba, El Salvador, República Dominicana, Argentina, Angola, Mozambique, etc.)[xvi]. El dinero para el financiamiento de los partidos aliados ha salido del BNDES, el gigantesco banco nacional de desarrollo económico y social de Brasil.
  3. El soporte en marketing era brindado por medio de los asesores de campaña del PT (Duda Mendonça, Joao Santana y sus equipos), dirigiendo campañas políticas exitosas en los mismos países antes nombrados. En el caso del Perú, el equipo de Joao Santana trabajó en las campañas de Ollanta Humala y en la revocatoria de Susana Villarán.[xvii]

Con ese trípode de ideología, corrupción y marketing, el PT montó un mecanismo muy efectivo de expansión política regional. Los países latinoamericanos tardarán muchos años para resolver los problemas generados y pagar los costos en destrucción política, económica e institucional provocada por el PT.

Conclusiones

El PT se desarrolló en Brasil porque encontró un país con tradiciones populistas (líderes populistas con arraigo de masa, tradiciones populistas en el pensamiento político del país, amplia intelectualidad populista, etc.), con instituciones públicas aptas para implementar las políticas populistas: sector público grande, banco de desarrollo gigante, corrupción política, etc., e ingresó a la política en un momento propicio.

La Era PT puede ser calificada como típica del período post-dictadura militar. La represión política realizada por los militares evitó el desorden social, pero también destruyó los impulsos creativos de los años 60. Los defensores del orden social fueron vistos como cómplices de la represión y los opositores ganaron un áurea de coraje, inteligencia y espíritu democrático, sin importar la mediocridad de sus ideas políticas ni si eran defensores de dictaduras peores que la de los militares. Ese ambiente distorsionado ofreció condiciones ideales para el crecimiento del PT, y para que personas como Lula y Dilma llegaran a ser presidentes de un país de dimensiones continentales.

Desatornillar al PT del poder fue relativamente rápido, en sólo tres años se precipitaron los acontecimientos, pero requirió una lucha muy compleja. Ello fue posible por la admirable labor de Lava Jato destapando el Petrolão, por las mayores manifestaciones sociales de la historia del país, con más de 6 millones de participantes en las marchas por todo el país, y porque una nueva generación de actores políticos irrumpió en las redes sociales.

El PT ha sido destituido del poder, pero no está destruido. Ellos saben como hacer política populista y tienen un electorado cautivo del orden del 30% del país, saben articular un discurso político demagógico y han sido muy efectivos destruyendo la reputación de sus rivales. El PT, además, cuenta con el apoyo de “organizaciones sociales” financiadas con los recursos públicos (movimientos de los sin-tierra y de los sin-techo), y con una amplia militancia en la clase media, especialmente en los empleados del Estado y de las empresas públicas. Ello significa que el PT seguirá siendo un importante actor de la política brasileña.

Sin embargo, el Brasil cambió en esos años. El período post-dictadura ha quedado en el pasado, y sus fantasmas y mitos se han ido disolviendo en el nuevo paisaje político. Los 33 años de democracia han hecho posible un renacimiento del pensamiento político y algunas instituciones como los institutos liberales han sabido aprovechar el tiempo y han comenzado a formar una nueva generación. El marxismo aún es fuerte pero su hegemonía ideológica comienza a ser fracturada. Las ideas populistas ya no se propagan sin que surjan contendores.

La máscara ética del “luchador” Lula, de los “ex-guerrilleros” Dilma Rousseff y José Genoíno, y de la militancia del PT ha sido retirada. Las pruebas de Lava Jato y las confesiones de los múltiples colaboradores eficaces han puesto en evidencia su real carácter deshonesto y demagogo. A pesar de sus múltiples esfuerzos, el PT ha fracasado en provocar una conmoción social que obligara al poder judicial a retroceder y liberar a un condenado por corrupción.

Lula, el principal símbolo del populismo latinoamericano, ha mostrado sus pies de barro y su alma oscura.

Sin Cuba, sin Brasil y sin Venezuela, la izquierda continental va tener que inventar otros mitos con los cuales confundir a las nuevas generaciones. La experiencia del PT muestra la importancia de la narrativa y de la simbología para que una fuerza política logre acumular fuerza en una sociedad democrática.

Nuestros países seguirán siendo vulnerables al populismo y a las ideologías anti-sistema. La historia del PT, su ascenso, sus 4 gobiernos, y su derrota, debería servir para que las nuevas generaciones no repitan los errores que llevaron al PT al poder y lo sostuvieron en él por 13 años. Lampadia

 

[i] Ello no quiere decir que el PT jamás volverá a gobernar el Brasil, pero si lo hace, será en un contexto muy distinto del actual, y bajo condiciones también muy distintas.

[iii] Todas las calificadoras de riesgo (S&P, Moody’s, y Fitch) han retirado el grado de inversión y han calificado el Brasil como una economía que no puede garantizar las inversiones. La situación fiscal y la incapacidad de los gobernantes para realizar las reformas necesarias son las dos razones por las cuales el Brasil puede tener dificultades de pago.

[vii] La escuela de Frankfurt ha sido la última escuela de marxismo que alcanzó cierto prestigio intelectual. Miembros de esa escuela fueron: Jürgen Habermas, Herbert Marcuse, Erich Fromm.

[viii] En caso del Perú, el marxismo que se difundió estuvo mucho más ligado a los grandes países comunistas, la Unión Soviética y China, y al Trotskismo. La “nueva izquierda”, con afinidades ideológicas al PT, ha sido minoritaria en Perú.

[ix] Antonio Gramsci fue un marxista italiano cuya producción intelectual ocurrió en los años 30, presenciando el ascenso del fascismo. Impresionado por la derrota de los comunistas, Gramsci desarrolló los conceptos de hegemonía cultural y política y del intelectual orgánico. Sus obras alcanzaron gran difusión en Brasil en los años 60, cuando la literatura marxista clásica estaba restringida por el gobierno militar, haciendo que su influencia en los intelectuales brasileños fuera mayor que en otros países latinoamericanos.   

[x] Gordon, F. (2017). A corrupção da inteligência. Rio de Janeiro: Editora Record.

[xi] Estamos llamando capitalismo de apellidos a aquellas sociedades en que el poder económico y político se mantiene en torno a un pequeño grupo de familias, una especie de continuidad de las sociedades oligárquicas previas.

[xii] El concepto de capitalismo de compadres está trabajado por muchos economistas, Mancur Olson fue uno de ellos. El libro “Good Capitalism, Bad Capitalism”, de William Baumol, hace una buena descripción del capitalismo de compadres y del rol de la libre competencia para su superación.

[xiii] Paulo Ferreira, Joao Vaccari Neto y Delúbio Soares, ex-tesoreros del PT, están presos por corrupción.

[xiv] José Dirceu, Antonio Palocci y Guido Mantega están presos por corrupción.

[xv] El Foro de Sao Paulo, conformado por los principales partidos de izquierda latinoamericanos, fue, creado por Lula y Fidel Castro en 1990, y se ha venido reuniendo casi anualmente desde entonces, promoviendo estrategias comunes para que la izquierda llegue al poder en los países de la región. A diferencia de la Internacional Comunista y de la Tricontinental Cubana, el Foro de Sao Paulo no dirigía el accionar de sus miembros, sino que les ofrecía un modelo común de estrategia y coordinaba acciones en las campañas electorales.

[xvi] El PT también trabajó en África haciendo alianzas políticas y financiando a algunos de los gobiernos más autoritarios y corruptos del continente: Angola, Mozambique, Guinea Ecuatorial, etc. https://istoe.com.br/86965_MEUS+QUERIDOS+DITADORES/ 

[xvii] En el caso del Perú, Joao Santana visitó el país, definió las estrategias y encargó la implementación de las campañas políticas a un publicista argentino conocido por el pseudónimo de Luis Favre.




Hagamos las cosas bien, para un Perú Grande

Esperemos que la desgracia pase pronto y que podamos enfrentar nuestras nuevas tareas con mejores luces de las que nos acompañaron una y otra vez en el pasado. Esta vez no podemos hacer lo mismo de siempre, reconstrucciones apuradas y a medias, que solo nos dejan pasar el trago amargo hasta el nuevo golpe de la naturaleza.

Ahora tenemos que hacer las cosas bien, en grande, y para el muy largo plazo, como se harían en los países más desarrollados.

Por ejemplo, no podemos rehacer la carretera entre Chiclayo y Piura, manteniendo los peligrosos badenes del ‘Niño’ de los 80s. No podemos mantener la quebrada de San Ildelfonso en Trujillo sin canalizarla y preservar la ciudad de estos percances, que se han repetido desde 1925. No podemos seguir sin proteger la carretera Central de los huaycos entre los kilómetros 39 y 44. No pueden dejarse sin descolmatar los ríos y canales de las zonas vulnerables, ni dejar que se malogren los sistemas de drenaje. No podemos permitir que autoridades corruptas e irresponsables, alienten y convaliden el tráfico de terrenos en áreas de alto riesgo.

Fuente: Red Filosófica del Uruguay

Ahora, tenemos que hacer las cosas en grande. Si es necesario, en algunas zonas del norte habrá que hacer carreteras elevadas con puentes altamente resistentes. Tendremos que hacer canalizaciones bien diseñadas y construidas. Tendremos que habilitar nuevas viviendas para las poblaciones que lo han perdido todo y mudarlas de las zonas de alto riesgo a nuevos desarrollos de vivienda popular en áreas seguras y con todos los servicios.

La tarea por delante requiere una serie de importantes definiciones:

  • ¿Quiénes van a fijar los objetivos de la tarea de desarrollo a prueba de ‘niños’?
  • ¿Cómo se va a lograr la reubicación de la población a zonas seguras?
  • ¿Quiénes van a organizar el trabajo y fijar metas y presupuestos?
  • ¿Quién va a dirigir el multi-proyecto?
  • ¿Quiénes lo van a ejecutar?
  • ¿Cómo se va a financiar?

En cuanto a los temas organizativos, es bueno revisar las experiencias exitosas del pasado, como la de los años 60 en Arequipa, con la Junta de Rehabilitación y Reconstrucción de Arequipa, que fue un esfuerzo liderado por su clase dirigente.

La Lección Arequipeña
En el Perú, la efectividad del gobierno de turno para llevar a cabo un proceso de reconstrucción ha sido siempre puesta en duda. El abanico de acusaciones es más o menos constante: desvío de donaciones, falta de ideas, incorrecto planeamiento urbanístico, mal gusto, etc. Los ejemplos de lo contrario son menos frecuentes.

En Arequipa, los sismos del 58 y 60, destruyeron el 90% de las viviendas de los distritos y pueblos de Tiabaya, Tingo, Huaranguillo, Tingo Grande, Sachaca, Alata, Arancota, Pampa de Camarones, Chullo y la urbanización Hunter.  Charcani se quedó sin fluido eléctrico; el sistema de desagüe y distribución de agua de la ciudad se dañó; las torres de la Catedral se rajaron y la Iglesia de Santo Domingo se vino abajo casi por completo.

El gobierno decretó la creación de la Junta de Rehabilitación y Desarrollo de Arequipa (JRDA).

Eduardo Bedoya Forga, miembro de la JRDA recuerda: “En la Junta no se hacía política. No había partidos, el partido era Arequipa”. Todos trabajaban ad honorem y eran empresarios arequipeños notables. La asamblea era de quince miembros de los cuales sólo cinco representaban al Estado. El resto pertenecía a instituciones diversas como sindicatos y colegios profesionales”.

La JRDA reconstruyó la ciudad con un sistema denominado “de ayuda mutua”: los propios damnificados participaban en las obras y el Estado proveía los materiales. Se estableció un nuevo sistema de electrificación, y se restauraron los monumentos. El plan de desarrollo contempló la creación de la Fábrica de Cementos Yura, del Parque Industrial y la Variante de Uchumayo. También se elaboraron los estudios completos a nivel de ejecución del Proyecto Majes. Un proceso articulado y desprovisto de intenciones políticas. (Fuente: Giomar Silva).

Se desarrollaron pequeñas irrigaciones repartidas en el departamento, se mejoró el riego, defensa de tierras, bocatomas, canales, estanques y otros. Se creó un programa de crédito artesanal y un Parque Artesanal y de Pequeña Industria. (Fuente: Edward Pari Portillo).

La JRDA fue pues un ejemplo de descentralización, con hombres que trabajaron por amor a su ciudad sin cobrar un centavo a la entidad a la que servían. Lamentablemente hasta hoy no se ha dado un caso parecido con los gobiernos regionales, incluyendo los de la propia Arequipa. (Fuente: ADEPIA).

En nuestra opinión, la lección más importante de la experiencia arequipeña es el involucramiento de la sociedad civil, tanto en la promoción de los esfuerzos de reconstrucción, como en su propia ejecución. En consecuencia, para enfrentar la actual situación, tal vez debiéramos pensar en identificar e involucrar a los ciudadanos notables de cada zona a apoyarse, e inclusive, en la organización nacional que debiera ser liderada por la sociedad civil y no solamente por funcionarios del Estado.

En cuanto al financiamiento

Nuestra primera reflexión es que ahora debemos ‘poner toda la carne en el asador’. En otras palabras, primero debemos estimar los requerimientos de inversión que permitan una solución estructural y de largo plazo, como ha afirmado el primer ministro Fernando Zavala, tanto para los temas de vivienda como para los de las infraestructuras. Luego debemos ver cómo financiar el programa en su integridad.

Es evidente que los daños son cuantiosos. Exagerando, asumamos que para el proceso se necesita canalizar US$ 10,000 millones (S/. 33,000 millones), aproximadamente un 5% del PBI.

Es claro que entre el Fondo de Estabilización Fiscal y la capacidad de endeudamiento del Perú, podemos financiar un 5% del PBI (y hasta 7% del PBI o más) para hacer las tareas correctas.

Otra consideración que se ve como un limitante es el de la posición del Déficit Fiscal, que tendría que ampliarse temporalmente, de forma importante. Sin embargo, por la magnitud de los daños, la envergadura de la tarea, y las capacidades de nuestra economía, se debería poder recibir el respaldo internacional de los organismos multilaterales y calificadores de riesgo.

También se debería considerar la utilización de capital privado para el financiamiento de la inversión.

En cuanto a la generación de recursos fiscales

La situación obliga también a mejorar las perspectivas de crecimiento de la economía. Eso significa, entre otras cosas, que tenemos que propiciar la inversión minera, que tiene la capacidad de movilizar rápidamente el conjunto de la economía y generar recursos fiscales importantes. No nos olvidemos que creciendo al 7% por año, la economía y los ingresos del Estado, se duplican cada diez años.

El Perú necesita un mayor crecimiento para cerrar nuestras brechas. Hace poco, Liliana Rojas-Suárez, reputada economista peruana, publicó un análisis muy oportuno sobre el ritmo de crecimiento necesario para que el Perú pueda cerrar las brechas de ingresos con respecto a los países más avanzados (que compartimos líneas abajo). En un primer caso, con respecto al conjunto de los países más avanzados y en un segundo, con respecto a aquellos países que alcanzaron el status de avanzados recientemente. Como puede verse en el siguiente cuadro resumen de los escenarios analizados por Rojas-Suárez, al ritmo actual de crecimiento de la economía, de alrededor de 4% anual, necesitaríamos entre  78 y 25 años para nivelarnos con los más avanzados o con los que recién lo lograron,  respectivamente. Si crecemos a un 7% anual, necesitaríamos entre 28 y 13 años para nivelarnos.  Ver en LampadiaLa importancia y dificultades de crecer alto y sostenido.

Ahora, crecer es un mandato ineludible. Y quienes se opongan a ello, estarán traicionando la recuperación del país, desde esta nueva tragedia. Lampadia




Endeudamiento global llega a máximos históricos

Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), el mundo está inmerso en un monto récord de deuda que llega al 225% del PBI global, 152 millones de millones de dólares (trillones en la nomenclatura de EEUU). Dos terceras partes del total, o unos US$ 100 MM (trillones), corresponde al endeudamiento del sector privado.

Fuente: Fiscal Monitor, 2016

La deuda global, tanto pública como privada, alcanzó el 225% de la producción económica global el año pasado, comparado con el 200% en el 2002, señaló el FMI en su nuevo reporte Monitor Fiscal (ver en Lampadia en la sección Documentos).

Aunque los perfiles de deuda varían entre países, el reporte indica que la magnitud del endeudamiento podría establecer el escenario para un desapalancamiento privado sin precedentes que podría frustrar una recuperación económica aún frágil. “El excesivo nivel de endeudamiento privado es un importante obstáculo para la recuperación global y un riesgo para la estabilidad financiera”, dijo en conferencia de prensa el director de asuntos fiscales del FMI, Vitor Gaspar. “Las recesiones de origen financiero son más largas y profundas que las recesiones normales”, agregó.

Fuente: Fiscal Monitor, 2016

El informe menciona que mientras Estados Unidos se ha desendeudado desde la crisis financiera 2008-2009, especialmente en el caso de las familias y de las empresas, el crecimiento de la deuda privada en China y Brasil es una preocupación importante, alimentada en parte por una larga época de tasas de interés bajas.

Además, el World Economic Outlook, otro informe publicado recientemente por el FMI, habla de las contradicciones económicas subyacentes que vienen alimentando toda una serie de crisis económicas. Estas incluyen la desaceleración del comercio mundial y el aumento de medidas proteccionistas, la disputa entre EEUU y la Unión Europea (UE) sobre el pago de impuestos por parte de Apple, la decisión del Departamento de Justicia de Estados Unidos de imponer una multa de US$ 14 mil millones a Deutsche Bank, la ruptura de las conversaciones patrocinadas por EEUU en torno a la Asociación Transatlántica de Comercio e Inversión (Transatlantic Trade and Investment Partnership), y las acusaciones de políticos en Berlín de que EEUU está peleando una “guerra económica”.

Fuente: Fiscal Monitor, 2016

Por su lado, la directora del FMI, Christine Lagarde, está exhortando a que los gobiernos de los  países que integran el organismo y tienen “espacio fiscal”, es decir la capacidad de prestar y gastar más de manera sostenible, lo hagan para apuntalar un crecimiento persistentemente débil.

El contexto actual presenta retos importantes para las finanzas públicas de las economías de la región, especialmente las exportadoras de materias primas. Ante ello, el FMI recomienda que estas economías continúen implementando ordenadamente la consolidación de sus cuentas fiscales de manera que les permita mantener niveles bajos de deuda y preservar los márgenes de maniobra fiscal ante choques externos adversos, sin comprometer los niveles de inversión pública. Agrega que, en las economías con niveles relativamente bajos de deuda, la prioridad de política debe centrarse en reconstituir el espacio fiscal gradualmente, mientras que para los países más endeudados sugiere profundizar la consolidación fiscal.

El caso del Perú

Cabe señalar que la situación fiscal de la economía peruana es similar a la de los países de la región. El Perú registrará uno de los menores niveles de deuda pública entre economías emergentes y economías con similar calificación crediticia. Nuestra deuda pública bruta se ubicará muy por debajo de la mediana de países con calificación crediticia BBB+/A3 (52.7% del PBI), y de nuestros socios de la Alianza del Pacífico (43.3% del PBI). Por su parte, la deuda neta del Perú (restando los activos financieros) será de 9.2% del PBI este año  y se estima que al 2019 alcanzará el 15% del PBI, lo que refleja la solidez de las finanzas públicas.

Fuente: MMM Revisado 2017-2019
Fuente: MMM Revisado 2017-2019

En el Perú, tenemos un manejo fiscal prudente pues la deuda pública no supere el 27.0% del PBI al 2021. Para el año 2016, la proyección de la deuda pública alcanzará el 25.6% del PBI y para el periodo 2017-2019, la proyección de la deuda pública se estabilizará en alrededor de 27% del PBI, según el MMM Revisado 2017-2019.

En general, hemos tenido por muchos años un manejo bastante prudente de las cuentas fiscales. Lo que debería preocuparnos, no es tanto el nivel actual de deuda, sino la tendencia de deterioro acelerado del déficit fiscal (durante el primer trimestre se ubicó en 2.9% del PBI, mayor al 2.1 % registrado en 2015) y que a junio pasado llegó a 3.2% reflejando parte de la irresponsable fiesta con la que terminó su gobierno el nacionalismo. A diferencia de lo que esperaba el nuevo gobierno, la restricción fiscal marcará los límites de manejo del MEF, que ya a tenido que establecer normas restrictivas que permitan llegar a un cierre de año con 3% de déficit. En Lampadia hemos hecho un análisis al respecto: El déficit fiscal y la deuda pública regresan al podio.

Fuente: BCRP  Elaboración: Lampadia

Más allá del desmanejo del último gobierno, nuestra reducida deuda se debe a los efectos virtuosos de la apertura económica y comercial, la disciplina fiscal, las reformas de primera de generación y el nuevo marco constitucional de 1993, que permitieron el regreso de la inversión privada a todas las áreas de la economía haciendo que nuestro PBI se multiplicara casi siete veces desde 1990, reduciendo así el peso de la deuda. Todo esto se tradujo también en la disminución del servicio de deuda, pasando de 22% al 8% del presupuesto público en los últimos diez años. (Ver: De desahuciados a vigorosos).

El sombrío panorama que presenta el FMI sobre el sobreendeudamiento global plantea un mayor riesgo de nuevas crisis y menor capacidad de enfrentarlas. En este contexto, es altamente relevante preguntarse: ¿qué tan fuerte se encuentra la economía peruana para resistir nuevos shocks internacionales? Según Liliana Rojas-Suarez, “la capacidad de una economía de resistir el impacto de un shock externo adverso (la primera dimensión de fortaleza) depende de su posición externa previa al shock… Perú se encuentra entre los países emergentes más fuertes para enfrentar shocks externos y podrá manejar nuevas turbulencias internacionales sin que se produzca una crisis económica o financiera. Sin embargo, su fortaleza ha venido disminuyendo en los últimos años debido a restricciones internas de la economía y esto debe considerarse como una señal de alerta para las autoridades peruanas.” Ver en Lampadia: La importancia y dificultades de crecer alto y sostenido.

Esto se debe a que, aunque el ratio de deuda externa (pública y privada) ha aumentado, las reservas internacionales vienen funcionando como una ‘muralla’ contra shocks externos. La solidez de la balanza de pagos ante eventos negativos en la economía mundial se puede evaluar considerando la posición de las reservas internacionales en relación al saldo de los adeudados externos de corto plazo o a la suma de estos pasivos con el déficit en cuenta corriente. En estos indicadores, la economía peruana cuenta con niveles de respaldo elevados a nivel de la región que se fueron construyendo de manera preventiva en el periodo de influjos de capitales y de altos precios de commodities. Esto significa que Perú puede satisfacer sus necesidades de financiamiento de corto plazo, aún en situación de crisis, lo que le da solidez a su calificación crediticia. 

Fuente: Reporte de Inflación, setiembre 2016
Fuente: Reporte de Inflación, setiembre 2016

Uno de los temas de debate es el referido a la utilización de las reservas fiscales para el impulso de la economía. El Perú tiene colchones fiscales muy importantes que llegan a unos 15 puntos porcentuales sobre el PBI. Además, nuestro nivel de deuda pública es de solo 25.6% del PBI, un nivel sustancialmente bajo en términos históricos y en relación a los indicadores internacionales. Debemos aprovechar este espacio fiscal que tenemos para apuntalar nuestro crecimiento y desarrollo para el beneficio de todos los peruanos, pero esto tiene que hacerse en un escenario de reducción del déficit fiscal y priorizando debidamente la inversión pública. Por ejemplo, es muy lamentable que hoy se tenga que concluir que estamos enganchados en la inversión en la refinería de Talara y que su costo llegará a US$ 6,000 millones (incluyendo IGV). Algo que nunca debió suceder, un proyecto que jamás debió acometerse.

Pero en este análisis no podemos dejar de mencionar que la cura a todas estas restricciones fiscales está en el crecimiento de la economía, que debiera ser la prioridad del gobierno, pues solo con un crecimiento de 7 a 8% anual podemos emprender la tarea de superar la pobreza y darle a nuestra población el estándar de vida que necesitan. Sin embargo, las señales del gobierno en el manejo de la crisis de Las Bambas, no muestran la claridad de objetivos, capacidad de comunicación y el liderazgo político que piden los tiempos y los albores de un gobierno que debería marcar un contraste notorio con la ensalada ideológica que paró la economía peruana en los últimos cinco años. Lampadia

Ver gráficos adicionales:

Fuente: McKinsey Global Institute
Fuente: McKinsey Global Institute



El déficit fiscal y la deuda pública regresan al podio

En las últimas semanas se han escuchado noticias y alarmas sobre el déficit fiscal y la deuda pública, especialmente sobre los niveles del gasto público y su creciente impacto en la deuda pública.

En Lampadia creemos importarte explicar cual es la relación entre el déficit fiscal y la generación de la deuda pública. El déficit fiscal es un flujo monetario que se forma al realizar gastos superiores a los ingresos provenientes de los impuestos y demás ingresos tributarios. La deuda pública se alimenta por el déficit público que se acumula año tras año. Mientras se generen déficits fiscales, por pequeños que sean, la deuda continuará aumentando. Por tanto, no es extraño que en años de bajo crecimiento, cuando merman los ingresos públicos, la deuda aumente.

El debate que se está llevando acabo sobre las declaraciones del actual Ministro de Economía, Alfredo Thorne, quien afirmó en una conferencia de prensa que la última cifra de junio de este año indicaba que el déficit fiscal se encontraba en 3.2% (no en 2.5% como afirmó el ex ministro Alonso Segura) y que se le quería atribuir al nuevo Gobierno dejarlo en 1.8% el 2017, algo que, dadas las circunstancias de un mayor déficit de ‘apertura’, él considera inconveniente, por lo que planteó que esta cifra llegue a 2.5% y así obtener S/. 5.000 millones de gasto adicionales en el presupuesto. 

Fuente: Gestión

¿Cuáles son las proyecciones del BCR? Según el último Reporte de Inflación (Junio 2016), “el proceso gradual de consolidación fiscal proyectado llevaría a aumentar el saldo de deuda bruta de 23.3 % del PBI en 2015 a 28 % del PBI en 2018. En el caso de 2016, el resultado económico proyectado (déficit de 3 % del PBI), y la amortización de deuda generan una necesidad de financiamiento de S/ 27.0 mil millones, equivalente a 4.0 % del PBI (US$ 8,000 millones).” Teniendo en cuenta el déficit de 2016, se prevé un incremento de la deuda pública a 25.5 % del PBI. Veamos el cuadro inferior:

 Fuente: Reporte de Inflación Junio 2016, BCRP

En el Perú, hemos tenido por muchos años un manejo bastante prudente de las cuentas fiscales. Lo que debería preocuparnos, no es tanto el nivel actual de déficit y deuda, sino la tendencia de deterioro acelerado y, sobre todo, el origen de ambos. El aumento del déficit fiscal (durante el primer trimestre se ubicó en 2.9% del PBI, mayor al 2.1 % registrado en 2015) refleja básicamente la disminución de los ingresos fiscales durante este periodo en 0.5 % y el aumento de los gastos corrientes en 0.2 % del producto.

El punto es que el gobierno de Humala, no solo ha cortado los ingresos del Estado por su mal manejo de la inversión privada y pública, también ha incrementado notoriamente el gasto corriente. Un cruce muy peligroso. Los ingresos del Gobierno General crecían en promedio a 16% anual a principios del 2011, sin embargo en junio de este año el crecimiento de los ingresos se redujo a 6% anual y, en el lado del crecimiento del gasto del Gobierno General, este pasó de cero a principios del 2011 a 4% a junio del presente año.

Por lo tanto, ¿cuál es la situación actual de las finanzas públicas? Waldo Mendoza, Presidente del Consejo Fiscal, responde a esta pregunta diciendo que “en general, buena, pero mucho más debilitada que hace unos años. Las cuentas fiscales viraron de un superávit de más de 2% del PBI en el 2013 a un déficit fiscal anualizado por encima del 3% del PBI a mediados de este año. Es el déficit más alto desde el 2000”.

Fuente: BCRP  Elaboración: Lampadia

Empezando un nuevo gobierno, es razonable apuntar a tener algo de flexibilidad en cuanto al déficit, siempre y cuando apuntemos a recobrar un mayor nivel de crecimiento económico y a privilegiar el gasto en inversión más que en planillas. Lamentablemente hasta ahora, el gobierno no da mayores señales de poder recuperar el crecimiento, pues no muestra planes para enfrentar la conflictividad social alrededor de los proyectos de mayor impacto económico.

No solo eso, como hemos publicado en Lampadia, el sector turismo se estaría convirtiendo en un nuevo objetivo de conflictividad, sin que el gobierno reaccione con oportunidad y firmeza. Ver en Lampadia: Buscando las rentas del turismo por medio del conflicto

El Ministro de Economía, Alfredo Thorne plantea condiciones que le permitan invertir en cuatro grandes prioridades; agua y saneamiento, educación, seguridad y salud. En palabras del ministro, “vamos a hacer un fondo para cumplir con la meta del presidente de llevar agua todos los peruanos, porque un tercio no tiene acceso a este recursos. En educación hicimos un compromiso de aumento de los salarios”. También creará un grupo multidisciplinario, que incluirá a varios ministerios, para conseguir que la formalidad de la Población Económicamente Activa (PEA) llegue a 60% en el 2021.

Nosotros ya hemos adelantado algunas observaciones: La causa de los problemas en agua y saneamiento no es la escasez del recurso: como ya hemos mencionado en Lampadia (Ver: Cambiemos los paradigmas sobre el agua), el Perú cuenta con vastos recursos hídricos (somos el octavo país con más agua dulce del planeta). El problema está en el mal manejo que desde hace varios años vienen llevando acabo las empresas públicas prestadoras de servicios de saneamiento (Sedapal y las EPSs). Si somos consecuentes con la realidad de estas empresas, no deberíamos enterrar dinero fresco en Sedapal y las EPSs sin antes asegurar una estructura corporativa sana y el desarrollo de APPs, que nos permitan asegurar que las nuevas inversiones no correrán el mismo destino de las anteriores, costosas, inefectivas y de poquísima duración.

Además, en cuanto a educación, no nos parece una buena idea seguir haciendo aumentos desligados de compromisos ineludibles del magisterio, como que el Sutep se aleje de la ideología comunista (su estatuto sigue proclamando la lucha de clases) ya que no tiene propuestas pedagógicas, se opone a todas las reformas y específicamente a la meritocracia y está controlado políticamente por el Partido Comunista del Perú – Patria Roja, que con la Derrama Magisterial controla un patrimonio de más de 800 millones de dólares. O que se vincule a un gran cambio en la orientación del sistema educativo para traer a nuestros niños una educación para el siglo XXI y alejarnos de los obsoletos paradigmas que hoy nos condenan, en el mejor de los casos, a la mediocridad.

Dicho esto, es verdad que tenemos que invertir en reformas importantes en educación, seguridad e infraestructuras, pero para ello, nos guste o no, nos complique la vida o no, tenemos que generar los recursos fiscales que nos permitan financiarlas y, estos provienen en gran medida del desarrollo de los grandes proyectos de inversión, que están paralizados o que avanzan a paso de tortuga, ya sea por conflictos sociales, tramitología, interferencias de la Contraloría u otras trampas anti crecimiento. Como ya hemos mencionado antes en Lampadia, el costo de oportunidad de ‘aumentar’ un punto el crecimiento es enorme en términos de generación de empleo, impuestos y bienestar. (Ver: Los costos de la desaceleración), o inversamente, de la aceleración.

Julio Velarde, Presidente del Banco Central de Reserva, afirma que con el actual déficit todavía existe espacio discal para avanzar en las reformas establecidas por el actual Gobierno: “A pesar de este déficit hay que reconocer que hay espacio fiscal. Si el dinero se gasta bien en infraestructura, hay margen para endeudarse. Aun así hay necesidad de invocar prudencia siempre. Inversión pública que se justifique, que amplíe potencial productivo.”

Hasta el 2011, el Perú atravesó por un ciclo virtuoso en, prácticamente, todos los aspectos económicos y sociales (exceptuando lo institucional), como inversión, crecimiento, empleo, reducción de la pobreza y la desigualdad, desnutrición infantil y en la reducción de deuda. Esto, como hemos explicado anteriormente, fue interrumpido por lo que llamamos ‘Punto de Inflexión’. Gracias a la administración de Ollanta Humala, el Partido Nacionalista y su gabinete de izquierda, que durante el primer año de gobierno, se sembró la administración pública de funcionarios resistentes al desarrollo de la inversión privada y se alejó al sector público y privado, como si fueran enemigos. Ver en Lampadia: En el 2011 se dio el Punto de Inflexión de nuestro Desarrollo. Increíblemente, el gobierno de PPK ha conservado el 39% de vice ministros del gobierno anti inversión privada de Humala (si se pondera por el peso de ciertos vice ministerios, ese porcentaje puede llegar a un equivalente de hasta 45%).

Fuente: Presentación del Minsitro Thorne en Canal N

En nuestra opinión, el potencial de crecimiento del país es mucho mayor del que plantea el ministro Thorne, que se limita a aceptar como límite del crecimiento, el llamado “crecimiento potencial” de 5%. Pero, si se toma en cuenta el potencial productivo del Perú en diversos sectores, como lo hemos explicado en Lampadia, Ver: El enorme Potencial Productivo del Perú, podemos crecer más alto y sostenidamente.  Volveremos en más detalle sobre esto posteriormente. 

La pregunta que debemos hacernos es hasta qué punto el plan de gobierno está incluyendo las reformas y las políticas necesarias para conseguir un crecimiento de mediano plazo que apunte al 6 o 7% anual, con una consiguiente mayor recaudación fiscal, una reducción de gasto no prioritario, priorizando el desarrollo de infraestructuras y consolidando las reformas que requieren un aumento del gasto corriente (gasto versus reforma).

Tenemos que aprovechar al máximo posible los próximos cinco años para recuperar el crecimiento, que es el camino al desarrollo integral. Lampadia

 




Situación de la Política Fiscal en el Perú

Situación de la Política Fiscal en el Perú

La semana pasada el CIES organizó un evento con la Universidad del Pacífico (UP), CIUP y la Escuela de Gobierno de la PUCP que pretendía aportas análisis académicos al debate electoral (mediante propuestas de políticas públicas). El documento que presentamos a continuación (primero de una serie), se refiere al manejo de la política fiscal, del profesor e investigador Carlos Casas (UP). Ver la presentación en: Documento de Política Fiscal (2016 – 2021).

El objetivo de este documento es ubicar la política fiscal en el contexto actual. Esto se refiere principalmente a la desaceleración de la economía peruana y a los espacios de política fiscal podrían que podrían ayudar a reactivarla y recuperar una mayor tasa de crecimiento, tanto con medidas de corto como de largo plazo, sin afectar la salud fiscal. 

Fuente: Documento de Política Fiscal, por Carlos Casas.

En cuanto al mediano plazo, se analiza es gasto público de los últimos años y se indica, que si bien ha habido recursos en los gobiernos regionales y se han hecho obras públicas, deberían hacerse más, y para esto es necesario una evaluación de impacto, para analizar qué tan beneficiosa han sido estas inversiones para la población.

Planteando una hoja de ruta en tres tiempos: 100 primeros días, primer año y cinco años, en la que se enumeran las principales acciones de política fiscal que podría tomar el próximo gobierno.

Uno de los temas debatidos en la campaña es el referido a la utilización de las reservas fiscales para el impulso de la economía. El Perú tiene colchones fiscales muy importantes que llegan a unos 15 puntos porcentuales sobre el PBI. Además, nuestro nivel de deuda pública es de solo un 20% del PBI (10% de deuda externa, de la cual una parte se denomina en soles), un nivel sustancialmente bajo en términos históricos y en relación a los indicadores internacionales. De estos dos indicadores se puede establecer que tenemos dos espacios de acción fiscal que podrían dinamizarse, especialmente, para promover las inversiones en infraestructuras. No podemos dejar de tener presente la imperiosa necesidad de invertir en infraestructuras económicas y sociales, las que, por supuesto, debieran complementarse con un mejor manejo de las Asociaciones Público Privadas (APP).

Aplaudimos esta iniciativa que permite forzar a los candidatos a definiciones más precisas sobre sus posiciones en los temas más relevantes para el país. Lampadia




The Economist: Una mirada a la economía mundial

The Economist: Una mirada a la economía mundial

La última publicación de The Economist habla sobre una crisis de la deuda privada de los mercados emergentes, posiblemente como una ‘tercera etapa’ de las consecuencias de la crisis del 2009.

Brasil y Turquía tienen más probabilidades de encontrarse atrapados en una crisis de deuda, afirma The Economist. Esto se debe a que ambos países tienen una elevada deuda privada y dependen de los ingresos de capital, pero ahora los inversores se están alejando por el alza de las tasas de interés en los EE.UU. Otro mercado emergente es Malasia, el cual cuenta con un superávit de cuenta corriente, pero su deuda de los hogares es tan alta (181% del PBI) que probablemente tendrá el mismo problema. Otros mercados emergentes, como China, Corea del Sur o Singapur, estarían más preparados para afrontar sus deudas, por más altas que sean, ya que son economías fuertes y con un gran flujo de capital en inversiones.

En el caso del Perú, hemos tenido un manejo bastante prudente de las cuentas fiscales, manteniendo un superávit en los últimos años. Por otro lado, las empresas peruanas han empezado a endeudarse más, probablemente aprovechando la flexibilización cuantitativa de EEUU y al boom de inversiones de los últimos años (intentando ponernos al día con los demás países después del apagón productivo y de inversión” que nos “regalaron” nuestros gobiernos durante los años 60, 70 y 80). (Ver en Lampadia: ¡No nos confundamos sobre el crecimiento!)

Según el Banco Central de Reserva, la deuda externa privada es de 17.7% del PBI (la deuda pública neta es considerada “insignificante” por Roberto Abusada). Se viene informando escandalosamente en algunos medios que este monto ha crecido mucho en los últimos años (se ha duplicado en solo 6 años). Sin embargo, es importante aclarar que se mantiene en un monto bastante bajo en proporción al PBI, más aún si se considera que la deuda a corto plazo es de tan solo 2% a setiembre de este año. La ventaja de que la deuda sea mayormente de mediano y largo plazo es que no debería generar presiones sobre los balances de las empresas.

Como se puede observar en el cuadro superior, el total de la deuda privada es de 17.7% + 2.0% de corto plazo. Por lo tanto, no llegamos ni al 20% del PBI. Endeudarse es necesario para que las empresas puedan invertir y crecer. China, la economía emergente más fuerte del mundo, tiene una deuda privada de 200% y Singapur, un país-estado con un crecimiento económico estelar, tiene más de 250%.

Lo más importante para un país es la inversión privada. La inversión privada (entre 80-85% de la inversión total) ha sido uno de los principales motores de nuestro crecimiento de los últimos 15 años. Sus virtudes se expresan en la reducción de la pobreza, la desigualdad y la desnutrición infantil además de un crecimiento sostenido. El Perú tiene una gran reserva productiva en la que se tiene que invertir (y para eso debe endeudarse).

Reducir nuestra deuda, y por ende nuestra inversión, produciría una sensación de frustración y debilitaría la capacidad de disminuir la pobreza. Además, como ya hemos mencionado antes en Lampadia, el costo de oportunidad de reducir un punto el crecimiento es enorme en términos de generación de empleo, impuestos y bienestar. (Ver: Los costos de la desaceleración).

The Economist plantea la situación de una “tercera crisis de deuda” por los país que, contrariamente al Perú, no tienen una base solida y han entrado a una recesión (claro ejemplo es Brasil). Hasta Argentina, con todos sus problemas económicos, podrá evitar una crisis ahora que Mauricio Macri, un político pro-empresa y pro-inversión, ha entrado al poder.

La importancia de esta publicación es entender el estado actual de la coyuntura global y como algunos países sufrirán una crisis para la que no están preparados.

La economía mundial

El mundo está entrando en la tercera etapa de una crisis de deuda, esta vez centrada en los mercados emergentes

Publicado por The Economist el 14 de noviembre de 2015

Traducido y glosado por Lampadia

Cuando llega la tercera película de una franquicia, no sólo se inquieta el público; los propios personajes también suelen quejarse. Es su incapacidad para poner fin a los pecados de los guiones anteriores lo que le da a Al Pacino, Michael Corleone,  la línea más memorable en “El Padrino: Parte III”: ” Justo cuando pensé que estaba fuera… me jalan de nuevo.”

Al igual que con los anti-héroes en secuelas, sucede lo mismo en la crisis de la deuda en el mundo; aparentes conclusiones sólo sirven para establecer la narrativa en nuevas direcciones. Los jefes de familia en Estados Unidos han luchado durante años para pagar el exceso de endeudamiento que obtuvieron durante el auge mundial de los precios de viviendas en la década de 2000. Como consecuencia, la economía ha sufrido un déficit de gasto. Después de 2010, la economía mundial sufrió un segundo golpe cuando llegaron los efectos retardados del auge anterior en una crisis de deuda en la periferia de la zona del euro, la cual en varias instancias amenazó con destruir la unión monetaria.

América ha logrado sobrepasar esta crisis. El gasto de los consumidores está creciendo a un saludable 3% aproximadamente. Los salarios nominales están empezando a aumentar ligeramente en respuesta a un mercado de trabajo más ajustado, permitiéndole a la Reserva Federal poder aumentar las tasas de interés por primera vez desde 2006. Y la deuda familiar parece estar disolviéndose. Lo mismo está sucediendo en Gran Bretaña, que sufrió un boom y una ‘resaca’ bastante parecida a la de EEUU (ver cuadro 1).

Europa fue más lento en manejar su deuda y siempre tiende a quedarse atrás de EEUU y Gran Bretaña en su ciclo económico. No obstante, está teniendo su mejor año de crecimiento desde 2011. Es por estas razones, entre otras, que el FMI pronostica que el PBI mundial va a aumentar a un 3.6% el próximo año; no llega a los niveles vistos en la década de 2000, o cuando los mercados emergentes estaban en auge después de la crisis financiera, pero no está nada mal, teniendo en cuenta la desaceleración que ha comenzado hace unos años en el mundo en desarrollo.

Sin embargo, justo cuando el mundo rico parece sobrepasando su legado de endeudamiento, corre el riesgo de ser arrastrado de nuevo en el fango por una tercera etapa de la crisis de deuda. La deuda que acumularon los mercados emergentes después del boom estadounidense todavía está allí. Ha seguido creciendo aun cuando las economías se han desacelerado y ahora se encuentra ominosamente sobre ellos. En el pasado, el mundo rico tenía el poder para quitarse de encima este tipo de problemas en otros lugares. Pero los mercados emergentes ahora representan la mayor parte de la economía mundial (alrededor del 58%, si los tipos de cambio se miden en paridad de poder adquisitivo). Estos son muy capaces de hundir las recuperaciones del mundo rico, sobre todo si, como en Europa, ya se encuentran más frágiles. Teniendo plenamente en cuenta las consecuencias de la deuda de los mercados emergentes hace que la economía mundial se vea mucho menos segura.

Los pesos de las oportunidades pasadas

La acumulación de crédito en los mercados emergentes comenzó justo cuando el sistema financiero del mundo rico comenzaba a resquebrajarse en 2007. Según las cifras recopiladas por JP Morgan, la deuda del sector privado en los mercados emergentes aumentó de 73% del PBI al final de 2007 a 107% del PBI a finales del año pasado. Estas cifras incluyen los préstamos concedidos por los bancos y los bonos emitidos por las empresas. Incluyendo el crédito concedido por las instituciones financieras no bancarias (los llamados “shadow banks”) para el puñado de mercados emergentes donde dichas estimaciones disponibles marcan una subida más pronunciada y una carga total más alta: 127% del PBI.

El auge del crédito en los mercados emergentes fue en gran parte una respuesta al boom de crédito en el mundo rico. Ante el temor de una depresión en sus mercados de exportación más ricos, las autoridades en China provocaron un aumento masivo de crédito en 2009. Mientras tanto, una avalancha de capital por los bajos rendimientos en las economías desarrolladas empujó las tasas de interés a la baja en los países en vías de desarrollo. Esta búsqueda de rentabilidad de los inversionistas del mundo rico los llevó a lugares cada vez más exóticos. Un bono del gobierno en dólares emitido en 2012 por Zambia, un país rico en cobre con un PBI medio por persona de US$ 1,700 al año, ofrecía un interés de tan solo 5.4%; aun así, tuvo 24 solicitudes ya que los inversores del mundo rico clamaban por comprarla. Al año siguiente, una aventura de pesca de atún respaldada por el Estado en Mozambique, un país más pobre que Zambia, fue capaz de recaudar US$ 850 millones a una tasa de interés del 8.5%.

En contraste con los auges de crédito en EEUU y Europa, donde los hogares fueron los principales prestatarios, tres cuartas partes de la carga de la deuda privada en los mercados emergentes es asumida por las empresas: la deuda corporativa se ha disparado desde menos del 50% del PBI en 2008 a casi 75 % en 2014. La mayor parte de los préstamos se hizo en Asia, especialmente en China. Pero Turquía, Brasil y Chile también registraron aumentos sustanciales en la relación de la deuda de las empresas con el PBI (véase gráfico 2). Las empresas de construcción (en particular en China y América Latina) aumentaron mucho su influencia. La industria del petróleo y el gas también fue un participante muy importante, según el último Informe de Estabilidad Financiera Mundial del FMI. 

La creciente deuda en los mercados emergentes, no es algo de qué preocuparse por sí solo. Puede que los ahorros estén entrando en los mercados de capitales locales más eficazmente o que hay más y mejores oportunidades de inversión. Lamentablemente, esas posibilidades no parecen dar cuenta de lo que sucede ahora. Mientras que el apalancamiento de las empresas en los mercados emergentes ha estado subiendo, la rentabilidad empresarial se ha caído, dice el FMI. Hay muchas pruebas que sugieren que las acumulaciones rápidas de deuda son características de los períodos de los préstamos indiscriminados que eventualmente terminan en lágrimas.

David Mackie, de JP Morgan, ha analizado 52 episodios en los que la proporción de la deuda privada vs. el PBI aumentó en al menos 20 puntos porcentuales en cinco años. Él encontró que el crecimiento anual del PBI se reduce en casi tres puntos porcentuales en los tres años después de los picos de relación de la deuda. El impacto es menos grave en los países en los que el pico no está marcado por una crisis de algún tipo. Su conclusión está respaldada por la investigación académica. Un artículo de Alan Taylor y Oscar Jorda, de la Universidad de California, Davis, y Moritz Schularick, de la Universidad de Berlín, muestra que en el mundo de los ricos las recesiones mundiales precedidas por un inusualmente rápido crecimiento de créditos bancarios son seguidas por recuperaciones más débiles. En cuanto a la forma en que el crédito se mueve hacia arriba y hacia abajo, como proporción del PBI, se encontró que los mayores aumentos en el crédito en la fase de expansión se correlacionaron con las recesiones más profundas y recuperaciones más lentas.

De hecho, los auges de crédito son algunas de las señales más fiables que indican que se avecinan problemas. La investigación realizada por Pierre-Olivier Gourinchas de la Universidad de California, Berkeley, y Maurice Obstfeld, ahora el Jefe de Economía del FMI, concluye que los auges de crédito han sido uno de los dos mejores predictores de la crisis en los mercados emergentes (el otro es un cambio real apreciando rápidamente la tasa). El aumento de la relación crédito-PBI en nueve puntos porcentuales se asocia con mayores probabilidades de varias desgracias. En los siguientes tres años, la probabilidad de impago de la deuda soberana sube un 11.5%, la de una crisis monetaria se incrementa en un 9.4% y la de una crisis bancaria en un 6.4%.

Tomados en conjunto, estos estudios de las consecuencias del auge del crédito sugieren fuertemente que el crecimiento en los mercados emergentes será mucho más lento de lo que era en la década de 2000 y principios de los 2010s. Con las recesiones ya en marcha en Brasil y Rusia, esto debería moderar las expectativas de que el crecimiento en los mercados emergentes en su conjunto vaya a empujar hacia arriba al resto del mundo.

Hay razones para no exagerar la penumbra que se avecina. La evidencia sugiere que los derroches de los préstamos corporativos, que representan la mayor parte de lo que se está viendo en los mercados emergentes, son menos perjudiciales que las grandes acumulaciones de deuda de los consumidores en América en la década de 2000. Un artículo de Boris Cournède y Oliver Denk de la OCDE, un think-tank, concluye que los auges de la deuda corporativa sólo son la mitad de perjudiciales para el posterior crecimiento del PBI por persona que la elevación de la deuda del consumidor. La investigación de Atif Mian y Emil Verner de la Universidad de Princeton y Amir Sufi de la Universidad de Chicago también sugiere, aunque tentativamente, que el vínculo entre el aumento de la deuda y la caída del crecimiento del PBI es más débil cuando el préstamo es a las empresas y no los hogares. La disminución de precios de la vivienda podrían volver las caídas en los préstamos hipotecarios más perjudiciales que las crisis de la deuda corporativa, ya que deprimen la riqueza de todos los consumidores y no sólo los endeudados.

Cambios más amplios en la economía mundial se oponen a una repetición de las famosas crisis de los mercados emergentes en el final del siglo 20, como la “crisis del tequila” de México en 1994 o la crisis financiera asiática de finales de 1990. En el pasado, los bancos del mundo rico les prestaban a los países más pobres en dólares. Eso quería decir que cuando las cosas iban mal en la moneda local, la carga de la deuda era aún mayor. Esta vez, sin embargo, gran parte de la entrada de capital ha sido en bonos de moneda local, lo que significa que cuando las monedas se debiliten, algunas de las pérdidas se compartirán automáticamente con los inversionistas del mundo rico. Sigue siendo un golpe, pero distribuido de esta manera no tiene el mismo impacto. Lo que es más, los recuerdos de las crisis pasadas han llevado a los gobiernos de Asia, en particular, a aumentar sus reservas de divisas. Ahora son un baluarte contra una salida repentina de capital extranjero. Aún así, algunas empresas se enfrentarán a un desequilibrio entre sus ingresos (en moneda local) y sus deudas, y un arsenal de reservas no podrá ayudarlos. Después de todo, las reservas de divisas están en manos de los gobiernos, no empresas. “En una crisis, el dinero está en un solo lugar, pero los agujeros están en un lugar diferente”, dice Taylor.

Aun teniendo en cuenta las circunstancias atenuantes, el alcance de la última entrega de la saga de la deuda para hacer más daño está claro. Brasil y Rusia ya están sumidos en profundas recesiones. El FMI calcula que el PBI de Brasil se contraerá este año en torno al 3% y Rusia en un 4%. Sudáfrica, Turquía y Malasia han visto sus monedas caer en picada en los últimos dos años. Después de 2007, hubo una inundación de capital de los mercados ricos a los emergentes (véase el gráfico 3). Pero ahora está fluyendo hacia el otro lado. El aumento de las tasas de interés en Estados Unidos podría convertir esa inversión en una derrota.

Triage del Mercado

Esto hace que sea difícil ser optimista con los mercados emergentes en general. Sin embargo, “también es difícil pensar en quién podría caer”, dice George Papamarkakis del Norte Asset Management, un fondo de cobertura. Esto es en parte porque, como señala Manoj Pradhan, de Morgan Stanley, hay dos tipos de mercados emergentes, y los que tienen la deuda más grande no son en general del tipo más dispuestos a crisis agudas.

El tipo clásico de los mercados emergentes tiene un déficit de cuenta corriente y es propenso a la inflación. Su banco central tiene que prestar atención obsesivamente a la tasa de cambio: demasiado bajo y alimenta la inflación; demasiado alto y afecta a las exportaciones. El otro tipo, demasiado nuevo como para figurar en los libros de texto en las crisis de los mercados emergentes, tiene un superávit abundante en cuenta corriente, enormes reservas de divisas y finanzas públicas, pero decentes porciones de la deuda privada y un exceso de capacidad de producción de bienes, dejándolo propensos a la deflación.

Los mercados emergentes más altamente endeudados, como China, Corea del Sur, Singapur y Tailandia quizá, en su mayoría, caen en segunda categoría de Pradhan. Es poco probable que sufran un accidente brusco provocado por la fuga de capitales; la mayoría de ellos tienen formidables defensas contra una crisis de balanza de pagos. Pero esa estabilidad también significa que los problemas provocados por el exceso de deuda persistan por varios años. Con la inflación, las tasas de interés ausentes pueden mantenerse bajas; haciendo que el costo de la deuda sea manejable, al menos por un tiempo. Y los bancos fuertemente influenciados por los gobiernos pueden no estar dispuestos a hacer frente a la morosidad empresarial, porque van a dar lugar a cierres de fábricas. En cambio, la deuda pendiente se perpetúa como préstamos incobrables, creando empresas e industrias zombis. El exceso de capacidad empuja hacia abajo los precios de fábrica, lo que perjudica las ganancias y la inversión. El capital está atrapado en las empresas y sectores de bajo rendimiento, lo que debilita de manera constante crecimiento del PBI.

Un segundo grupo de países, entre ellos Brasil y Turquía, está en riesgo más inmediato. Estas son las economías emergentes del tipo más clásico. Vieron una acumulación de la deuda privada a partir de 2007, muchos de ellos en el sector empresarial. Sus grandes déficits por cuenta corriente los hacen dependientes de los préstamos extranjeros para sostener el crecimiento del PBI. A medida que la perspectiva de un aumento en las tasas de interés por parte la Reserva Federal atrae capital de regreso a Estados Unidos, estos países se vuelven más vulnerables a una mayor debilidad de sus monedas. Eso alimenta la inflación. Las mayores tasas de interés necesarias para frenar la inflación y para frenar la salida de capitales vuelven más costoso pagar la deuda. En tales circunstancias, la presión para abordar el problema de la deuda es mayor y el impacto en la economía es potencialmente más dramático; estos son los países que están en mayor riesgo de verdaderas crisis. No todos los países de este tipo de peligro tienen déficit por cuenta corriente. Malasia tiene un superávit, pero probablemente todavía pertenece en esta categoría debido a su alto endeudamiento del sector privado (181% del PBI), el debilitamiento de su moneda y sus fuertes lazos comerciales con la desacelerada economía de China.

Hay un tercer tipo de mercado emergente, sin embargo: las economías que están menos arruinadas por la deuda del sector privado o tienen otras razones para ser optimistas sobre el crecimiento. India está en esta sección. Como otros en Asia, la India vio un disparo del crédito corporativo después de 2007. Pero su auge de la inversión llegó a sus frenos antes que en otros lugares; la deuda total del sector privado era un (comparativamente modesto) 60% del PBI en 2014 (aunque esto también es en gran parte debido a que el mercado de deuda de los consumidores no está suficientemente desarrollado). El banco central ha ejercido presión sobre los bancos de propiedad estatal para que reconozcan las deudas incobrables y la legislación de bancarrota, para ayudar a aclarar el lío pendiente.

El FMI prevé que el PBI de la India aumente en un 7.3% en 2016, lo que hará que sea la economía de mayor crecimiento del mundo. Se ve menos afectada por la desaceleración en China que otras economías asiáticas y la reducción a la mitad del precio del petróleo que ha afectado a los productores asiáticos como Malasia ha sido una gran ayuda a la India, que importa el 80% del petróleo que consume. La cuenta corriente se ha acercado a un equilibrio, en parte debido a los bajos precios del petróleo, pero también debido a la pronta acción tomada después de las preocupaciones sobre una posible salida de capital de los mercados emergentes, lo cual desató una mini-crisis (llamada “rabieta taper”) en 2013 . La inflación, que estaba en dos dígitos en 2013, se redujo a 4.4% en septiembre; el precio del petróleo ha ayudado, pero también lo han hecho las medidas para frenar la inflación de los precios de alimentos. Las tasas de interés se han reducido de manera constante este año del 8% al 6.75% y hay posibilidades de que el banco central haga más recortes.

Destellos de esperanza

El problema en Brasil y Rusia y la volatilidad del mercado de valores de China, han hecho de la India un refugio cada vez más atractivo. Pero al mirar más de cerca, es posible encontrar otras economías en desarrollo más o menos grandes que no se ven afectadas por deudas corporativas. México, a pesar de ser un exportador de petróleo, sólo vio un modesto aumento en el crecimiento de la deuda después de 2007. Su carga de deuda privada ascendió a sólo el 35% del PBI a finales del año pasado. Está más estrechamente ligada a Estados Unidos, una economía que se está escapando de sus problemas de deuda privada, que a China, que todavía tiene que lidiar con ellos.

Pakistán, como la India, se beneficia de los bajos precios del petróleo y ha visto una dramática caída de la inflación y un repunte del crecimiento del PBI. Argentina casi no tiene ninguna deuda privada y podría deshacerse de su reputación por la mala gestión económica crónica con Mauricio Macri. Rusia, aunque todavía sumida en la recesión, podría volver a crecer antes de lo que muchos esperan en respuesta a una devaluación bastante brutal del rublo. “Es difícil para Rusia a bajar mucho más “, reconoce Pradhan. Su gobernadora del banco central, Elvira Nabiullina, está bien considerada. Y al igual que la India, Rusia tiene relativamente altas tasas de interés, lo que le da “un arsenal de la política monetaria” para soportarlo.

En el período inmediatamente posterior a 2007, la tasa de crecimiento de la economía mundial era una competencia entre los mercados emergentes, que presionan hacia adelante, y los obstáculos puestos en el camino del progreso por los males del mundo rico. Todo se ha volteado ahora, con una deuda a punto de exacerbar la crisis en algunas partes del mundo en desarrollo y de cortar perspectivas a largo plazo en otros.

La respuesta de los bancos centrales del mundo rico a las ansiedades que crea este cambio, ofrece pistas sobre cómo se verá afectada cada región. La Reserva Federal de Estados Unidos estaba a punto de subir las tasas de interés en septiembre, pero lo retrasó debido a las preocupaciones sobre China. Ahora parece que va en un aumento de la tarifa en diciembre. La sensación es que la recuperación de Estados Unidos es lo suficientemente robusta como para hacer caso omiso a los problemas de otros lugares.

La zona euro, por el contrario, se ve mucho menos sana. La zona de la moneda es más abierta al comercio de América. A Alemania en particular le ha ido bien fuera del boom de deudas corporativas en los mercados emergentes, que estimularon la demanda de los bienes de capital en los que se especializa. Así que la recuperación de Europa, siempre más frágil que la EEUU, está en mayor riesgo. Mario Draghi,  presidente del Banco Central Europeo, ha señalado que la flexibilización monetaria adicional, incluyendo una mayor flexibilización cuantitativa y un recorte en la tasa de depósitos del banco central, parece estar sobre la mesa.

Más flexibilización cuantitativa en Europa mientras que en EEUU se ajusta la política monetaria es una receta para un dólar más fuerte. Si el dólar sube lo suficiente, dañaría los ingresos por exportaciones de EEUU y eventualmente avanzaría a través de una inversión más débil y un menor crecimiento del PBI. Así, la FED podría encontrar que incluso un aumento gradual de las tasas de interés tendrá que ser interrumpida.

Algunas historias llegan a un final satisfactorio. Algunos, como la saga de El Padrino, han pasado su época de bienvenida. Las crónicas de la deuda parecen encajar firmemente en la segunda categoría. La ambición de Michael Corleone era resolver todos los negocios de la familia; pero nada se queda resuelto para siempre. L