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El relato mata al dato

El relato mata al dato

Carlos E. Gálvez Pinillos
Expresidente de la SNMPE
Para
Lampadia

Me comentan que una niña de familia acomodada, solía recibir ropa y zapatos o sandalias “de marca”, que sus padres le compraban y en esta Navidad, una tía le llevó unas sandalias muy baratas, pero de colores muy alegres que atrajeron mucho su atención, al punto de preferirlas largamente antes que las que ya tenía. Cuando analizaron el caso, se pudo encontrar dos razones aparentes, la primera, que efectivamente los colores vistosos llamaban su atención y la segunda, que era el regalo de su tía preferida. Conclusión, esas sandalias desplazaron a las finas y caras traídas de Europa.

Algo así viene ocurriendo con nuestros millennials y generaciones jóvenes. Los mayores (baby boomers), dedicamos gran parte de nuestra vida a trabajar y producir para que nuestras familias mejoren económicamente y, así, brindar a nuestros hijos y nietos todas las comodidades de las que nosotros no gozamos, un acceso a la salud que para nuestra generación pudo ser limitada, una educación de mejor calidad, previendo que puedan acceder a las mejores oportunidades que la vida les pueda dar en el futuro.

Mientras eso ocurría con esas familias de clase media, de padres esforzados y en muchos casos exitosos, quienes enviaron a sus hijos a los mejores colegios y universidades a su alcance, en los que recibieron cotidianamente mensajes y lecciones edulcorados de la vida. Está claro que, estos chicos, nunca escucharon explosiones nocturnas, no vivieron ni sufrieron apagones, escasez por desabastecimiento, inamovilidad y “toque de queda” por restricciones de seguridad ante un terrorismo sanguinario. Jamás vieron morir a sus parientes, amigos y compañeros a manos de los terroristas. 
 

 

Es a ellos a quienes los profesores les repitieron cotidianamente, que hubo una etapa de nuestra historia reciente, en la que “luchadores sociales” buscaban igualdad entre todos y una mejora notable para los más desposeídos mediante un “conflicto armado”, pero que, desde el lado del Estado, se generó una represión brutal y sanguinaria, que condujo a una mortandad inmensa, violaciones de derechos humanos y penas de cárcel exageradas aplicadas a estos pobres “luchadores sociales”, quienes se habían visto obligados a empuñar las armas ante tamaña desigualdad y opresión.

Siempre se repite que “quién en su juventud no es socialista, no tiene corazón, mientras que, quién de adulto no es capitalista, no tiene cerebro”. Es pues a la edad de esos jóvenes, en que les inculcan en la universidad las ideas y mensajes que luego repiten sin mayor análisis de la historia. Es ahí donde les repiten sobre las miserias de los pueblos olvidados, de los pueblos sin agua ni desagüe, sin hospitales ni escuelas y que viven en condiciones insalubres. Les explican que eso generó y genera la lucha de clases. Que los empresarios son responsables de invertir y hacer prosperar empresas, que crecen y se desarrollan de forma espectacular al lado de poblaciones que los ven pasar, crecer y llevarse sus riquezas a cambio de nada, pues no hacen nada por los más desposeídos, sin hacerles ver que el Estado, socio omnipresente de toda empresa, no es más que una carga burocrática que no trabaja con los impuestos que esas empresas pagan, en la solución de las inequidades socioeconómicas. 

Por su lado los padres, trabajan y producen para hacer crecer la economía del país y de los suyos, tratan de explicar con datos concretos (tal como se hace en las empresas), cómo ha crecido el PBI y el Ingreso Per Cápita, cómo se ha multiplicado el tamaño del Presupuesto Fiscal y reducido la pobreza, cómo hemos mejorado el índice de Gini (índice que muestra el nivel de desigualdad), cómo hemos reducido la deuda nacional y cómo hemos logrado “Grado Inversión” para nuestra deuda, cómo la gran mayoría de la población disfruta de la tecnología usando celulares y cómo acceden a un auto propio, entre otros muchos etcéteras.

En este punto es que me viene a la memoria lo que siempre repiten los sociólogos y politólogos desde la izquierda: “El relato mata al dato”. 

Y por eso corresponde la comparación con la niña del primer párrafo. ¿Alguna razón objetiva para su preferencia? ¿Alguna idea de valoración? No, ninguna.

A ella no le interesa la marca de las sandalias, ni que los papás se las hayan traído con esfuerzo desde Europa. Lo que le hizo ilusión fueron sus gustos subjetivos por los colores y la empatía con la persona que se las obsequió.  

Por eso, debemos trabajar en el relato adecuado de nuestra historia más que en el dato, preservar las tradiciones y creencias, no abandonar el plano ideológico: Ideas, valores y principios.

No es posible que hayamos dejado en manos de los terroristas y sus herederos ideológicos, la construcción de una narrativa que no respeta la verdad, al punto que, ante una victoria militar indiscutible, nos estén ganando en el plano de las ideas. 

  • Que un gran número de profesores, incapaces de aprobar evaluaciones que repiten año tras año, se apoderen del sistema educativo con el objetivo de adoctrinar a nuestros niños.  

  • Que estos profesores quieran destruir la SUNEDU y la reforma de la educación universitaria. 

  • Que se hayan infiltrado y tomado control de la fiscalía y poder judicial, incluyendo a la JNJ, ONPE, JNE y RENIEC. 

  • Que esos mismos personajes estén destruyendo todo el avance a la modernidad, incluyendo la reforma del transporte. 

  • Que desde el aparato del Estado estén destruyendo y paralizando nuestros progresos en el sector minero-energético y ahuyentando la inversión privada. 

Todo esto en sólo cinco meses.  

Nuestro pecado ha sido no hacer política y sólo hacer negocios, trabajar en lo económico, sin tener claro que el discurso pesa más que los datos empíricos. Por eso Sendero Luminoso siempre quiso conquistar y controlar el sistema educativo, el sindicato de maestros, construir los planes educativos, escribir los libros escolares, producir los videos para educación a distancia y capturar el principal activo económico de los maestros, la Derrama Magisterial.

¡No podemos permitirlo un día más! Lampadia

 



La reforma que no se quiere enfrentar

La reforma que no se quiere enfrentar

“La mala educación ha sido siempre un problema muy grave, pero en el mundo de hoy, en la sociedad del conocimiento, en la que los ciudadanos del mundo se benefician de la democratización de la tecnología moderna, la mala educación es una tragedia, condena a nuestros niños a una condición sub-humana, equivale a cortarles las manos y las piernas para que enfrenten su futuro en condición de minusválidos”. Ver en Lampadia: Una impostergable revolución educativa.

Lamentablemente, el actual gobierno ha retrocedido en la implantación de la meritocracia en el magisterio (evaluación de profesores),el cual sigue gobernado por su sindicato. El SUTEP, que está más orientado a la ideología que a un proyecto pedagógico. El SUTEP y la Derrama Magisterial (que cuenta con ingentes recursos financieros), siguen comprometidos con un proyecto político incompatible con una buena educación. Como muestrael  estatuto del Sutep:

“(…) El sistema capitalista como siempre busca utilizarlos para incrementar su tasa de ganancia, dogma, vital e histórico para su existencia. (…) La ideológica del capitalismo neoliberal busca enajenar al trabajador y su clase, convertirlos en mediocres, erradicar su perfil clasista, con el propósito de perennizar su expoliación y explotación. La clase trabajadora debe responder el reto de enfrentar el neoliberalismo, salir airoso, retomando la iniciativa en la lucha de clases; (…)”.

En Lampadia hemos publicado una serie de documentos sobre este tema vital para la salud de la nación con el propósito de lograr una toma de posición de la sociedad civil, que permita inducir a nuestras autoridades a asumir el reto de hacer una profunda reforma educativa, que requiere valentía, una visión global y la adopción de las mejores prácticas internacionales.Ver las siguientes publicaciones:

Nosotros consideramos que nunca se lograrán los resultados de progreso sin dignificar el rol del maestro en nuestra sociedad. Para ello, los maestros deberían ser parte de los hombres y mujeres más preparados, respetados y remunerados del país. Por ejemplo, en Singapur y en Finlandia, que descuellan por sus resultados, solo pueden postular a la profesión magisterial los alumnos que alcancen el tercio superior en sus distintas instancias educativas.

En el último mensaje a la Nación del Presidente Ollanta Humala, ya no se habla de la evaluación de los maestros. Eso solo pospone la reforma o abandona la ambición de lograr una educación del mejor nivel internacional. Mientras no se rompa el monopolio sindical del Sutep, no se empodere a los padres de familia y no adoptemos las mejores prácticas educativas, seguiremos teniendo niños y niñas que tendrán que enfrentar su vida, sin “manos y piernas”.

El gobierno habla de llegar a una inversión del 6% del PBI en educación, meta a la que ya hemos llegado, si sumamos al gasto del sector público, el del sector privado que ya supera el 3%. Esto no se menciona, no se alienta, más bien se combate cuando se dice que “la educación no es un negocio”.

Entonces cabría preguntarse: ¿Se busca una mejor educación?

Líneas abajo presentamos el artículo publicado por The Economist en su sección sobre nuestra región (traducido por Lampadia), el cual enfatiza la necesidad de contar con buenos maestros y reporta los resultados de un estudio del Banco Mundial realizado durante cuatro años en 15,000 aulas de nuestros países. Recomendamos su lectura.

Artículo de The Economist:

Una mirada a las aulas

Para cerrar la brecha en educación,
América Latina tiene que producir mejores profesores

The Economist, Bello, 26 de Julio, 2014

El Liceo Bicentenario San Pedro es una moderna escuela secundaria en Puente Alto, un distrito de Santiago de Chile. Abierta en el 2012, el colegio se ubica entre los vestigios de un pueblo joven donde la expansión urbana se encuentra con los viñedos del valle del Maipo. La mayoría de sus alumnos provienen de familias clasificadas como “vulnerables”. No obstante, en las pruebas nacionales se ubica en el cuarto puesto entre los colegios públicos (municipales) de Chile.

El colegio ha hecho bien en contratar a profesores jóvenes y comprometidos y ofrecerles más tiempo para su preparación y capacitación sobre la marcha, de acuerdo a Germán Codina, alcalde de Puente Alto [Ver en Lampadia: La capacitación produce milagros].Cuando Bello visitó el liceo recientemente, vio profesores quienes comandaban visiblemente la atención de sus alumnos. Tristemente, en los colegios de América Latina es mucho más común ver alumnos distraídos hablando entre ellos mientras un profesor escribe en la pizarra. Eso es educación por memorización y no por razonamiento. E impone una desventaja inaceptable a los latinoamericanos.

La región ha dado grandes pasos en la cobertura educacional. En 1960, un adulto promedio de América Latina y el Caribe contaba con apenas 4.3 años de escolaridad; en el 2010 esta cifra alcanzaba los 10.2, apenas un par de años menos que en los países desarrollados. El problema está en que los latinoamericanos no aprenden lo suficiente. Las pruebas internacionales PISA muestran que a los 15 años se encuentra más de dos años rezagados frente a sus pares en países desarrollados en matemática y comprensión escrita. Es la calidad del aprendizaje, más que la mera asistencia, la que dirige el crecimiento económico.

La razón principal tras el fracaso educacional de América Latina es simple. La región produce un gran número de profesores, reclutados de los graduados escolares menos brillantes. Les entrena mal y paga una miseria (entre 10% y 50% menos que otros profesionales. Entonces, enseñan mal.

Este último punto está hecho en un innovador estudio del Banco Mundial,“Great Teachers” [consultarlo en Lampadia]. En el más grande ejercicio internacional de su tipo, los investigadores del Banco hicieron visitas no anunciadas a 15,000 aulas en más de 3,000 colegios públicos (tanto de primaria como secundaria) en varios países latinoamericanos entre el 2009 y el 2013. Encontraron que los profesores de la región ocupaban menos del 65% de su tiempo en clase efectivamente enseñando, comparado con un benchmark de buenas prácticas en los Estados Unidos del 85% (ver cuadro). El resto del tiempo era usado en tareas administrativas o simplemente perdido. Eso es el equivalente a más de un día de enseñanza a la semana. Los observadores también encontraron que a pesar de contar con materiales y equipos de enseñanza abundantes (incluyendo laptops), los profesores dependían abrumadoramente en la pizarra.

Cerrar la brecha en aprendizaje requiere grandes cambios en la manera en la que los profesores son reclutados, entrenados y recompensados. Reformar una profesión íntegramente es complejo, especialmente dado que los sindicatos de profesores tienden a ser poderosos en Latinoamérica. Pero algunos países han empezado. Una condición sine qua non es la evaluación nacional de los alumnos y la publicación de los resultados de los colegios.

El siguiente paso es introducir la evaluación de los profesores y enlazar la remuneración y ascensos a los resultados en vez de la antigüedad. Media docena de lugares, incluyendo Chile, Ecuador, México, Perú y Rio de Janeiro han pasado o propuesto leyes en este sentido. Pero ninguna ha tenido el coraje de implementar un riguroso sistema de evaluación bajo el cual profesores que jalan son depurados de la profesión.

En muchos países, la caída en el número de alumnos – un resultado del cambio demográfico – brinda una oportunidad sin igual para pagar más a los buenos profesores al cortar a los más débiles. Reformar la estructura de la carrera puede también ser la mejor forma de atraer buenos reclutas a la profesión, de acuerdo a Barbara Bruns, la autora principal del reporte. Añade que los directores deberían alentar a que los profesores aprendan de sus colegas: el banco encontró grandes variaciones en el desempeño de los profesores dentro de cada colegio además de entre colegios.

No todo es pesimismo. Chile, Perú y Brasil han tenido mejoras en sus resultados PISA en la última década. Hoy en día la educación está al tope de la agenda política de la región. Esto es especialmente verdad en Chile. Influenciado por un poderoso movimiento estudiantil, su gobierno está proponiendo una reforma que prohibiría el subsidio público para los colegios con fines de lucro, la co-financiación de los padres y la selección. Podría obtener mayores retornos usando este dinero para invertir en profesores de nivel mundial.