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Elijamos al equipo más capacitado

El Perú atraviesa uno de sus peores momentos históricos con cuatro crisis simultáneas: sanitaria, económica, social y política. En estas dramáticas condiciones entramos a un proceso electoral que lógicamente, encuentra a la población muy afectada, decepcionada de sus líderes y sin sensación de futuro.

Como producto de la pandemia del Covid-19, en los últimos doce meses han muerto más de 100,000 peruanos, ubicándonos entre los países más impactados del mundo. Buena parte de los fallecidos se deben a la torpeza criminal del gobierno de Vizcarra que:

  • insistió en el uso de pruebas rápidas, desoyendo todos los consejos para usar las pruebas moleculares
  • rechazó la donación de un software especializado para el rastreo del virus
  • no se rastreó y aisló el virus para limitar su expansión
  • rechazó el apoyo del sector privado y de las iglesias
  • rechazó las ofertas de vacunas de Astra Zeneca (9/20) y Pfizer (10/20)
  • demoró la aceptación de donaciones de plantas de oxígeno
  • ocultó la información sobre el número de fallecidos

Todo esto se agravó debido a la pésima selección de ministros y colaboradores, más comprometidos con la destructiva ideología de una izquierda retrógrada, que con la lucha contra la pandemia.

Además, se destrozó la economía del país y el empleo de millones de peruanos con cuarentenas mal hechas, en contra de los consejos de los peruanos más capacitados, pero con el aplauso inconsciente de buena parte de los medios de comunicación. En este aspecto, el Perú también fue uno de los peores países en la caída del PBI, empobreciendo a un 10% de la población.

A estas crisis, la sanitaria, la económica y la social, se sumó la crisis política promovida por el gobierno de Vizcarra para tomar control de todos los estamentos del Estado.

Todo esto ha terminado en la absoluta pérdida de confianza en las élites, políticas y empresariales, y en la pérdida de confianza en el futuro del país y de los propios ciudadanos.

No es posible imaginar peores condiciones para atravesar un proceso electoral. No puede pues llamarnos la atención el poco entusiasmo de la población con las elecciones del bicentenario.

Se ha configurado una penosa oportunidad para la aparición de los aventureros de la política, de la demagogia y del populismo; e incluso de propuestas, como la de Castillo-Cerrón de Perú Libre, que basa su predicamento político en la agudización de las contradicciones, en la siembra de resentimientos y en enfrentamiento entre ricos y pobres.

Una propuesta que está dividiendo a los peruanos, y que más allá de la pésima calidad de sus propuestas de gobierno, está dañando la necesaria cohesión social para poder aspirar a recuperar la senda del desarrollo sostenido.

No es fácil salir de esta gravísima situación.

La pregunta más importante de estos días es ¿cómo hacemos para salir de estas crisis?

Y la respuesta obvia es que necesitamos convocar a los mejores peruanos en todos los campos de gobierno, con prescindencia de sus opciones políticas.

En Lampadia, consecuentes con nuestra misión de defender la economía de mercado, la inversión privada, la modernidad, el Estado de Derecho y la meritocracia en el Estado, queremos compartir con nuestros seguidores, el testimonio de una enfermera que nos dice: elijamos al equipo más capacitado.

Ver el video:

Lampadia




Alianza frente al peligro nacional

Alianza frente al peligro nacional

Jaime de Althaus
Para Lampadia

Sostuve el 10 de octubre en El Comercio que la grave situación económica y social generada por la pandemia debía terminar generando una polarización o sinceramiento ideológico en la campaña electoral, en detrimento de las posiciones de centro. Y eso es lo que ha ocurrido.

Quienes se enfrentan en la segunda vuelta representan casi paradigmáticamente los dos modelos en pugna: el estatismo y el totalitarismo político (anulación de la libertad de prensa)[1] encarnado en Castillo, y el modelo de mercado contenido en la Constitución del 93, encarnado en Keiko Fujimori.

Por supuesto, hay más que eso. Pasaron a la segunda vuelta las opciones de izquierda y derecha que tenían o alcanzaron arraigo popular. Podríamos decir que Castillo recoge el voto que en el pasado hubiese ido a Alberto Fujimori, que desarrolló una relación personal con los sectores andinos y marginales. Ese capital fue casi totalmente dilapidado por Keiko, pero ha logrado rescatar algo de él. En la segunda vuelta deberá activarlo.

Los resultados que comentamos reflejan las características particulares que ha tenido esta elección:

  1. La muy grave crisis sanitaria y económica, que ha sido un terreno fértil para la oferta populista y radical, pero también para quien pueda dar alguna garantía de recuperar el crecimiento económico. Lo primero explica el voto por Castillo, que es un voto de rechazo o castigo de los menos integrados al sistema a los señalados como culpables o como enemigos del pueblo, sean estos grupos monopólicos, empresas privadas o políticos corruptos o ineptos responsables del desgobierno y la desatención del Estado. Lo segundo explicaría las votaciones por Keiko Fujimori, López Aliaga y de Soto.
  2. El hecho de que quienes pasaran la segunda vuelta lo hicieran con una votación bastante baja. Salvo en alguna medida el fenómeno Castillo, no hay candidatos que ilusionen ni entusiasmen. No quedan líderes. La clase política ha sido diezmada y casi desaparecida por los procesos LavaJato, que en algunos casos tuvieron un contenido persecutorio y plebiscitario que ha resultado muy destructivo, y por la anarquía de los últimos cinco años. Por eso quienes obtienen la primera, tercera y cuarta votación son outsiders.

Y ese es el lado débil de Keiko Fujimori. Ella forma parte del cuadro político repudiado, con la carga particular en su caso de un antifujimorismo que es la identidad política –negativa- más grande del Perú. En teoría, sin embargo, Keiko Fujimori ya pagó con la cárcel no por delitos que no cometió, sino por tremendos errores políticos que no son causal de prisión tampoco, pero sí estimularon una justicia plebiscitaria que canalizó el enorme antifujimorismo existente precisamente. Es decir, el antifujimorismo ya cobró cuentas, como las ha cobrado también con la condena excesiva a Alberto Fujimori. Si el análisis racional funciona, esas prisiones deberían amainarlo.

Quizá el pase a la segunda vuelta de Keiko Fujimori pueda ser leído como un llamado a superar el anti. Ante el peligro nacional que representa la otra candidatura, no queda más remedio. De hecho, candidatos de varios partidos han expresado que su prioridad será darle gobernabilidad a un próximo gobierno que busque recuperar la economía dentro de los cauces de la economía social de mercado. Es un punto de partida para un acercamiento que le permita a la candidata allanar resistencias en la segunda vuelta y armar luego una coalición de gobierno, que debería ir trabajándose desde ahora. Se trata de pensar en el país.

Pues, de otro lado, parece muy difícil que la mayor parte de la población se incline en la segunda vuelta por el candidato que propone destruir todo lo avanzado, pese a todo lo que falta. Pero encarna un sentimiento, que hay que leer y reconocer.

Ahora bien, el que nuestra democracia haya sufrido una depredación casi total de líderes políticos no es solo producto del caso Lavajato y de la confrontación política del último quinquenio, sino también de un problema estructural: el sistema de partidos y el funcionamiento de la democracia no atraen a la élite académica, profesional y empresarial del país. Hace mucho tiempo que los mejores ya no ingresan a la política establecida. La gran lección de este proceso electoral, entonces, es que es urgente reconstruir la política. Eso significa:

  • En el corto plazo, la capacidad de construir una coalición de gobierno en el próximo Congreso. Eso depende exclusivamente de la voluntad y capacidad política de los líderes políticos. Tendrían que superarse a sí mismos, como hemos escrito antes. Lo que ya habría empezado a ocurrir, al tenor de las primeras declaraciones.
  • En el mediano plazo, aprobar de una vez las reformas que permitan:
    • Que sea atractivo ingresar a los partidos políticos. Aprobar la propuesta de think tanks partidarios por impuestos.
    • Que servir en el Estado sea prestigioso. Para eso es indispensable instaurar la meritocracia en el aparato público.
    • Que el Ejecutivo tenga gobernabilidad, lo que implica que la insistencia en leyes observadas por el Ejecutivo se apruebe con los 2/3 de los congresistas, y que el Congreso sea elegido en segunda vuelta porque es imposible gobernar con un congreso muy fragmentado.
    • Que los candidatos a la presidencia puedan ser candidatos al Congreso, para que el Parlamento se convierta en un foro político de alto nivel donde estén los líderes políticos que, de paso, aseguren la disciplina de sus bancadas.
    • Que el Congreso tenga mayor legitimidad, lo que supone distritos electorales uni o bi nominales para que exista una verdadera relación de representación entre los electores y sus representantes.

Que esta segunda vuelta sirva también para construir todos estos consensos. Lampadia




La medicina después de la pandemia

La medicina después de la pandemia

Hace un tiempo venimos difundiendo sobre las bondades de la tecnología de ARN mensajero (en adelante, ARNm) sobre la cual se vienen desarrollando varias de las vacunas contra el covid 19 en occidente, como las producidas por Pfizer y Moderna (ver Lampadia: La innovación tecnológica se dispara).

Sin embargo, dada la gravedad de la crisis sanitaria global, pocos medios entran al detalle de cómo esta innovadora tecnología puede llegar a constituirse en el mediano plazo como la base para el derrotero de otras enfermedades graves como la malaria o el cáncer que hasta el día de hoy no tienen una vacuna ni tampoco tratamientos con altos porcentajes de eficacia. Y además es un paso importante de la denominada medicina personalizada, una rama aún con poco progreso, que plantea revolucionar la industria de la salud con tratamientos individuales a partir de la lectura del genoma humano (ver Lampadia: La medicina personalizada).

Para incidir en cómo el ARNm marcará un antes y un después en el desarrollo de la medicina y los tratamientos en general, compartimos un reciente artículo de The Economist que discute estos temas.

Es importante resaltar los aspectos positivos que viene gestando la pandemia – no solo los negativos – como el rápido desarrollo de las vacunas con nuevas tecnologías, así como el impulso de la telemedicina, que muy probablemente implicarán una reducción notable en los índices de mortalidad por otras enfermedades en los próximos años. Lampadia

Ciencia después de la pandemia
El lado brillante de los disparos a la luna

La covid-19 ha reunido tecnologías biomédicas que transformarán la salud humana

The Economist
27 de marzo, 2021
Traducida y comentada por Lampadia

El primer virus al que se le leyó el genoma fue una pequeña criatura oscura llamada MS2; las 3,569 letras de ARN que contenía se publicaron en 1976, el producto duramente ganado de unos diez años de trabajo en un laboratorio belga bien dotado de personal. El genoma SARS-COV-2, casi nueve veces más largo, se publicó solo unas semanas después de que los médicos de Wuhan se preocuparan por primera vez por una nueva neumonía. Desde entonces, esa hazaña se ha repetido con 1 millón de muestras diferentes de SARS-COV-2 en la búsqueda de variantes temibles como la que asola Brasil. A las pocas semanas de su publicación, la secuencia del genoma original se convirtió en la base de las vacunas que hoy están bloqueando el virus dondequiera que lo permitan los suministros, la política y la confianza pública.

No es de extrañar que la ciencia médica haya avanzado desde 1976. Pero la pandemia del covid-19 ha traído la gran alegría de ver décadas de progreso científico acumulativo en una acción repentina y concertada. La avalancha de datos, experimentos y conocimientos ha tenido profundos efectos en la pandemia y, de hecho, en el futuro de la medicina. También es una inspiración. En todo el mundo, los científicos han dejado de lado su propio trabajo para aportar su granito de arena a un enemigo común. Se ha dedicado un espacio de laboratorio celosamente guardado al duro trabajo de procesar las pruebas. La covid-19 ha llevado a unos 350,000 bits de investigación, muchos de ellos en servidores de pre-impresión que hacen que los hallazgos estén disponibles casi instantáneamente.

La base de todo esto es la aplicación de la genética a la medicina de una manera sistemática y transformadora, no solo para comprender la patología de las enfermedades, sino para rastrear su propagación y curarlas y prevenirlas. Este enfoque podría respaldar lo que se conoce como “seguridad natural”: la tarea de hacer que las sociedades sean resilientes frente a los riesgos derivados de su conexión con el mundo viviente, ya sea debido a enfermedades, inseguridad alimentaria, guerra biológica o degradación ambiental.

La aplicación de la genética a la medicina refleja en parte ganancias enormes y rápidas en eficiencia. Leer el ADN en un genoma humano costaba 10 millones de dólares en 2007, hoy cuesta menos de 1,000 dólares y una fracción del tiempo. Junto con formas cada vez mejores de sintetizar y editar genes, esto ha permitido una astucia poco menos que milagrosa. Antes de la pandemia, no se hablaba mucho de estas técnicas pioneras más allá del laboratorio. Habiendo demostrado su valía contra una nueva enfermedad, han salido a la luz.

Tomemos como ejemplo la tecnología de vacunación desarrollada rápidamente por Moderna de EEUU y BioNTech de Alemania, basada en años de trabajo paciente y, a menudo, olvidado, sobre el ARN, un almacén de información genética. Es notable que simplemente pueda instruir a las células del cuerpo para que produzcan la proteína viral que ha diseñado para preparar el sistema inmunológico. Las vacunas de ARN son testimonio de la percepción del comediante Eddie Cantor, de que se necesitan 20 años para convertirse en un éxito de la noche a la mañana.

Con esta prueba de concepto, las inversiones de las empresas que han trabajado duro en el ARN ahora pueden dar sus frutos. Hasta cierto punto, la medicina con ARN divorcia forma de función. Una vacuna de ARN contra cualquier enfermedad es un mensaje escrito en código genético: una vacuna contra la malaria, o alguna forma de cáncer, se puede fabricar de la misma manera y con el mismo equipo que una vacuna SARS-COV-2. Si esto proporciona una plataforma para que las células hagan todo tipo de cosas específicas y desistan de otras, como promete, la medicina se volverá más poderosa y más personal. Las terapias adaptadas a anomalías genéticas raras, incluso aisladas, deberían convertirse en una rutina.

La pandemia también ha demostrado el valor de las tecnologías de secuenciación de genes. La observación de SARS-COV-2 mientras muta es esencial para que el mundo se comprenda y se defienda de variantes peligrosas. Si el covid-19 se vuelve endémico, como es probable, la secuenciación se convertirá en la base para desarrollar vacunas de refuerzo regulares. En términos más generales, la secuenciación de rutina es una de las mejores formas de saber qué hay ahí fuera. Las empresas lo han hecho de manera brillante en la producción de potentes sistemas de secuenciación para técnicos capacitados. Ahora el mundo necesita sistemas baratos, ubicuos y confiables que puedan usarse en la enfermería de la prisión o el centro de salud rural, en la granja o en las alcantarillas de la ciudad, para que actúen como sistemas de alerta temprana para la propagación de patógenos.

Otra área de trabajo es donde la pandemia ha revelado una brecha. Incluso el progreso actual aún tiene que producir antivirales de molécula pequeña para combatir el SARS-COV-2. Un enfoque para la seguridad natural deben ser los medicamentos dirigidos a las familias virales con mayor probabilidad de causar problemas en el futuro. Esto no es algo que el mercado soporte por sí solo. Se necesitarán nuevos mecanismos que involucren a los gobiernos, como fondos para I + D y ensayos y para comprar existencias de medicamentos. También deberían utilizarse enfoques similares para la amenaza inminente de las bacterias resistentes a los antibióticos.

Estas innovaciones tendrán grandes consecuencias. La medicina de ARN de uso general pide cosas nuevas a las empresas y reguladores, al igual que otras plataformas, incluidas algunas formas de terapia génica. Los reguladores deberán aprovechar el hecho de que, digamos, una vacuna contra la malaria y una vacuna SARS-COV-2 se fabrican en la misma plataforma al agilizar la aprobación para ellas, al tiempo que continúan garantizando la seguridad.

Las empresas farmacéuticas tendrán que adaptarse, ya que algunas enfermedades crónicas pueden, de hecho, curarse. Muchos están acostumbrados a concentrarse en las aflicciones duraderas que más preocupan al mundo rico: enfermedades cardíacas, cáncer, trastornos metabólicos, enfermedades neurodegenerativas y similares. Si el desarrollo de fármacos se enfoca más en instruir a las células sobre qué hacer, en lugar de encontrar moléculas novedosas contra proteínas específicas, algunos de los conocimientos en los que se basa la antigua industria farmacéutica serán menos relevantes. Las empresas necesitarán nuevos modelos de precios y un nuevo enfoque para su investigación.

Protección natural

La tecnología, por sí misma, no frustrará las pandemias. Ese objetivo también requiere sistemas e instituciones que utilicen la tecnología de manera amplia y sensata. Sin buenos sistemas, la gran tecnología a menudo proporcionará solo resultados mediocres, como lo ha hecho en muchos programas de prueba y rastreo de covid-19. Pero la pandemia ha demostrado que la ciencia biomédica tiene las herramientas y el entusiasmo para mejorar el mundo. El mundo ahora debe basarse en ambos. Lampadia




El compromiso de occidente con China

El compromiso de occidente con China

El persistente embate a la democracia de Hong Kong por parte de China sigue escalando a niveles preocupantes, a través de nuevas leyes de seguridad y más recientemente reduciendo la cuota de legisladores elegidos democráticamente. Ello ha despertado alertas en el mundo liberal que ve este derrotero como el avance de las autocracias sobre las repúblicas, un hecho que también los hace pensar que China quiere proyectar este modelo político al mundo globalizado.

Sin embargo, lo cierto es que, aún con todos los desacuerdos que los países occidentales puedan tener con China, es imposible prescindir de ella por su alto grado de articulación comercial, con las cadenas globales de valor y con los flujos de capitales externos. Así lo deja en claro un reciente artículo publicado por The Economist en el que además propone una suerte de compromiso con China de manera que los países no vean afectadas sus economías y que a su vez tampoco pierdan el frente en la defensa del modelo de democracia liberal, que desde Lampadia también defendemos.

Debemos dejar de lado la confrontación y más bien debe buscarse la convergencia entre ambos el bloque occidental y oriental, aprovechando el crecimiento económico de China y no entorpeciéndolo como pretendía hacer Trump, más aún en un contexto de recesión y crisis sanitaria global (ver Lampadia: EEUU y China deben descongelar sus relaciones). Ello no quita que hechos como los de Hong Kong deban volver mas firmes a los países occidentales en su defensa de los derechos políticos y civiles, y dar cuenta de lo terrible que pueden llegar a ser los totalitarismos una vez instalados en el poder.

Veamos el análisis de The Economist al respecto. Lampadia

Las consecuencias de Hong Kong
Cómo lidiar con China

Se avecina una épica contienda mundial entre la autocracia y los valores liberales

The Economist
20 de marzo, 2021
Traducida y comentada por Lampadia

La semana pasada, China aplastó la democracia en Hong Kong. La imposición de un estricto control continental sobre el territorio no es solo una tragedia para los 7.5 millones de personas que viven allí, también es una medida de la determinación de China de no comprometerse en la forma en que afirma su voluntad. Después del colapso de la Unión Soviética en 1991, los valores liberales fueron ascendentes en todo el mundo. El desafío de China los someterá a su mayor prueba desde los primeros días de la guerra fría. Es más, como también muestra la economía de Hong Kong, China está más estrechamente unida a Occidente de lo que fue la Rusia comunista. Esto presenta al mundo libre una pregunta que marcará una época: ¿cuál es la mejor manera de asegurar la prosperidad, reducir el riesgo de guerra y proteger la libertad a medida que China asciende?

Hong Kong desafía a quienes buscan una respuesta sencilla. China ha reducido la proporción de legisladores elegidos directamente del 50% a tan solo el 22% y requerirá que sean examinados por “patriotismo”. Es la culminación de una campaña para aplastar la libertad en el territorio. Los líderes del movimiento de protesta están en el exilio, en prisión o intimidados por una ley de seguridad impuesta a Hong Kong en 2020. La censura está aumentando y el poder judicial y los reguladores de Hong Kong enfrentarán presiones para mostrar su lealtad. El 12 de marzo, el grupo de democracias del G7 condenó la represión autocrática de China, que es una violación de las obligaciones del país en virtud del tratado. Los diplomáticos de China respondieron con negaciones grandilocuentes.

Se podría pensar que la muerte del liberalismo en el centro financiero de Asia, que alberga 10 trillones de dólares de inversiones transfronterizas, desencadenaría el pánico, la fuga de capitales y un éxodo empresarial. En cambio, Hong Kong está disfrutando de un boom financiero. Las ofertas de acciones se han disparado a medida que las empresas líderes de China cotizan allí. Las empresas occidentales están en el centro de todo esto: los principales aseguradores son Morgan Stanley y Goldman Sachs. El año pasado, el valor de los pagos en dólares estadounidenses liquidados en Hong Kong, un centro de la moneda de reserva mundial, alcanzó un récord de 11 trillones de dólares.

El mismo patrón de opresión política y efervescencia comercial se encuentra en el continente. En 2020, China abusó de los derechos humanos en Xinjiang, libró una guerra cibernética, amenazó a sus vecinos e intensificó el culto a la personalidad que rodea al presidente Xi Jinping. Se está realizando otra purga. Sin embargo, cuando hablan con los accionistas sobre China, las empresas globales pasan por alto esta brutal realidad: “Muy feliz”, dice Siemens; “Fenomenal”, reconoce Apple; y “Notable”, dice Starbucks. China continental atrajo US$ 163,000 millones de nuevas inversiones multinacionales el año pasado, más que cualquier otro país. Está abriendo los mercados de capitales del continente a los extranjeros, que han invertido US$ 900,000 millones, en un cambio histórico para las finanzas globales.

Además, la atracción que ejerce China ya no es solo una cuestión de tamaño, aunque, con el 18% del PBI mundial, también la tiene. El país también es donde las empresas descubren las tendencias y las innovaciones del consumidor. Es cada vez más donde se establecen los precios de las materias primas y el costo del capital, y se está convirtiendo en una fuente de regulaciones. Las empresas apuestan a que, en Hong Kong y el continente, el gobierno matón de China es capaz de autocontrol en la esfera comercial, proporcionando certeza contractual, a pesar de la falta de tribunales totalmente independientes y libertad de expresión. Aunque el magnate más conocido de China, Jack Ma, ha perdido el favor político, las participaciones de los inversores extranjeros en su imperio todavía tienen un valor de más de US$ 500,000 millones.

Todo esto es una reprimenda a la política occidental de China de las últimas décadas. Cuando los líderes occidentales dieron la bienvenida a China al sistema de comercio mundial en 2001, muchos de ellos creyeron que automáticamente se volvería más libre a medida que se enriqueciera. Cuando eso no sucedió, la administración Trump intentó coerción, aranceles y sanciones. Eso también han fracasado, y no solo en Hong Kong. EEUU ha liderado una campaña de tres años contra Huawei, una firma a la que acusa de espiar. De los 170 países que usan sus productos, solo una docena más o menos lo han prohibido. Mientras tanto, el número de empresas tecnológicas chinas con un valor de más de US$ 50,000 millones ha aumentado de siete a 15.

Una respuesta sería que Occidente se redoblara buscando una desconexión total con China en un intento de aislarla y forzarla a cambiar de rumbo. El costo sería alto. La participación de China en el comercio mundial es tres veces mayor que la de la Unión Soviética en 1959. Los precios subirían a medida que los consumidores occidentales fueran excluidos de la fábrica mundial. China genera el 22% de las exportaciones mundiales de manufacturas. Los grupos occidentales que dependen de China se enfrentarían a un shock: tecnología en EEUU, automóviles en Alemania, banca en Gran Bretaña, artículos de lujo en Francia y minería en Australia. Prohibir que China use el dólar hoy podría desencadenar una crisis financiera mundial.

Tal vez valga la pena pagar ese precio si es probable que un embargo tenga éxito. Pero hay muchas razones para pensar que Occidente no puede penalizar al Partido Comunista Chino fuera del poder. A corto plazo, si se les obliga a tomar partido, muchos países podrían elegir a China sobre Occidente. Después de todo, China es el mayor socio comercial de bienes de 64 países, frente a los 38 de EEUU. En lugar de aislar a China, EEUU y sus aliados podrían terminar aislándose. A la larga, a diferencia de la Unión Soviética empapada de petróleo, China es lo suficientemente grande, diversa e innovadora como para adaptarse a la presión externa. Está probando una moneda digital, que eventualmente podría rivalizar con el dólar como una forma de liquidar el comercio. Pretende ser autosuficiente en semiconductores.

Al menos un embargo alentaría a China a proteger los derechos humanos, dirán algunos. Sin embargo, el aislamiento tiende a fortalecer el control de los gobiernos autocráticos. Separados del contacto comercial, intelectual y cultural con Occidente, los chinos comunes estarán aún más privados de ideas e información externas. El contacto diario de 1 millón de empresas con inversión extranjera en China con sus clientes y personal, y de 40,000 empresas chinas en el exterior con el mundo, es un conducto que incluso los censores de China luchan por contener. Los estudiantes y turistas se involucran en millones de encuentros ordinarios que no son intermediados por Big Brother.

El compromiso con China es el único camino sensato, pero ¿cómo puede evitar convertirse en apaciguamiento? Ese es el desafío al que se enfrenta el gobierno de Biden, que celebró una cumbre con China cuando salimos de la imprenta. Está en el centro de revisiones estratégicas como la que acaba de presentar Gran Bretaña.

Comienza con la construcción de las defensas de Occidente. Las instituciones y cadenas de suministro deben apoyarse contra la interferencia del estado chino, incluidas las universidades, la nube y los sistemas de energía. La crujiente infraestructura liderada por EEUU detrás de la globalización (tratados, redes de pagos, estándares tecnológicos) debe modernizarse para brindar a los países una alternativa al sistema competidor que China está ensamblando. Para mantener la paz, se debe aumentar el costo de la agresión militar para China, fortaleciendo coaliciones como el “Quad” con India, Japón y Australia, y reforzando la fuerza militar de Taiwán.

Una mayor resiliencia permite la apertura y una postura firme en materia de derechos humanos. Al articular una visión alternativa al totalitarismo, los gobiernos liberales pueden ayudar a sostener el vigor de las sociedades abiertas en todas partes en una confrontación que, si no termina en una guerra trágica, durará décadas. Es vital mostrar que hablar de valores universales y derechos humanos es más que una táctica cínica para preservar la hegemonía occidental y mantener baja a China. Eso significa que las empresas actúan contra las enormidades, por ejemplo, excluyendo el trabajo forzoso de sus cadenas de suministro. Mientras que la amoralidad occidental solo haría que el nacionalismo chino sea más amenazador, la defensa de los derechos humanos basada en principios sostenida durante muchos años puede alentar al pueblo chino a exigir las mismas libertades para sí mismo.

Los gobernantes de China creen que han encontrado una manera de casar la autocracia con la tecnocracia, la opacidad con la apertura y la brutalidad con la previsibilidad comercial. Después de la supresión de Hong Kong, las sociedades libres deberían ser más conscientes que nunca del desafío que presenta. Ahora necesitan reunir una respuesta y preparar sus defensas para la larga lucha que tienen por delante. Lampadia




Relanzar la infraestructura

La Cuadratura del Círculo es un espacio producido por Infraestructura Institucionalidad y Gestión – IIG, con la colaboración de Lampadia como media partner.

Presentamos el siguiente video sobre relanzar la infraestructura.

Participa como invitado Iván Alonso, economista, junto con Gonzalo Prialé, Aldo Defilippi y Félix Jiménez, asociados de IIG.

Las opiniones vertidas no necesariamente representan la opinión institucional de IIG sobre los temas tratados.




Chile y su rápida vacunación contra el covid-19

Chile y su rápida vacunación contra el covid-19

La rápida vacunación que está acometiendo nuestro país vecino del sur, Chile, ha sido portada en diversos medios la semana pasada por lo que vale la pena detenernos un momento para reflexionar sobre las acciones que está tomando la administración sanitaria del presidente Piñera, en una región en donde este proceso va a paso de tortuga.

Un reciente artículo de The Economist que compartimos líneas abajo incide en este tema y destaca el caracter preventivo que exhibió el gobierno chileno desde junio del año pasado no solo para ofrecer ensayos clínicos a las farmacéuticas occidentales – y de esta manera cerrar contratos rápidamente ellas – sino también para desarrollar una base de datos integrada con toda la información al detalle de las personas a inocular.

Ambas iniciativas que de hecho fueron prácticamente inexistentes en nuestro país, no solo porque no pudieron cerrarse contratos el año pasado – con Pfizer de hecho el gobierno se tiró para atrás adportas de la firma – sino porque sólo pudieron cerrarse envíos adelantados de la empresa china Sinopharm, que ofrecía una de las vacunas con menor eficacia en el mercado y con el precio más alto, sin contar que la negociación contó con serios indicios de abuso de autoridad y corrupción.

Es menester que nuestro gobierno tenga acercamientos con Chile, de manera que nos comparta la experiencia que está teniendo para vacunar a una tasa mucho más rapida que Israel, un país que ya rebasó al 80% de su población vacunada. Algo que ayudaría mucho también sería flexibilizar las regulaciones por parte de DIGEMID para que los privados puedan obtener rápidamente las autorizaciones de comercialización de las vacunas rusas, que ya vienen siendo inoculadas en varios países con una eficacia superior al 90% comprobada. Sin el apoyo del sector privado y al paso que vamos, como ya han adelantado algunos entendidos, recién se podrá vacunar a la población mayor de 18 años en 9 años. Debemos sumar todo el esfuerzo para salvar vidas y retornar a la normalidad lo más pronto posible. Lampadia

La vacunación va bien en Chile. ¿Por qué no en sus vecinos?

Vacunar está politizado en gran parte de América Latina

The Economist
6 de marzo, 2021
Traducida y comentada por Lampadia

Cada día de esta semana, unos 100,000 chilenos de entre 60 y 64 años se presentaron para vacunarse contra el covid-19. Habiendo vacunado a casi el 20% de sus adultos, el sexto mejor desempeño del mundo, Chile está en camino de cumplir su objetivo de cubrir al 80% de sus 19 millones de habitantes para el 30 de junio. Después de comenzar con los trabajadores de la salud, las vacunas se están aplicando en estricto orden descendente de edad, un año diferente cada día, y también a los maestros.

Este programa rápido y ordenado contrasta con el resto de América Latina. En vacunación como en otros asuntos, la región muestra sus divisiones, desigualdades y problemas de gobernabilidad. En este caso, lamentablemente, costarán vidas. Colombia, Ecuador, Venezuela y varios países más pequeños apenas han comenzado a vacunar. México, con el 2% de su población vacunada el 1 de marzo, está por debajo del promedio mundial de 3.5%. En Brasil (4%) la vacunación está detrás de la nueva variante P.1 del virus, que se propaga más rápido que la original y parece ignorar la inmunidad natural previa. Esta semana, los secretarios de salud de los 27 gobiernos estatales de Brasil declararon que el país está sufriendo “el peor momento” de la pandemia.

El lento despliegue se debe en gran parte a la escasez mundial de vacunas, especialmente de las empresas farmacéuticas occidentales, cuyos suministros se han destinado principalmente a sus mercados nacionales. Argentina, Brasil y México planean fabricar vacunas, pero les ha resultado difícil obtener los ingredientes activos y los viales. Parte del problema son las torpezas del gobierno. Mientras que la Unión Africana hizo compras anticipadas a granel, la falta de coordinación regional de América Latina significó que los países compitieran entre sí, señala Ernesto Ortiz, del Instituto de Salud Global de la Universidad de Duke. En esa carrera, Chile hizo dos cosas bien: a mediados de 2020 acordó con varias empresas farmacéuticas realizar ensayos de vacunas para fomentar la entrega anticipada; y su programa de inmunización tiene una base de datos digital actualizada. Muchos otros gobiernos han luchado con complejas negociaciones de adquisiciones.

El resultado es una “irregularidad”, según Clare Wenham, experta en salud de la London School of Economics. Diferentes vacunas, diferentes grupos prioritarios y diferentes planes de distribución podrían complicar la apertura de las economías de la región, piensa. Esta irregularidad se debe mucho a la manipulación política. La distribución de vacunas en Brasil ha sido particularmente azarosa, porque el gobierno federal de Jair Bolsonaro, un populista que niega la gravedad del virus, se ha ausentado del trabajo.

En México, otro país federal, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador tomó el control del programa de vacunación de los estados. Con unas elecciones importantes previstas para junio, decidió que 333 municipios “altamente marginados” deberían recibir la vacuna primero. Muchos son rurales y menos afectados por la pandemia que las ciudades. Los maestros han sido golpeados antes que las enfermeras, que corren un mayor riesgo.

Esto es saltar de cola en nombre de una clientela política. En otros lugares, son los poderosos los que se han saltado las colas. En Perú, las ministras de Salud y Relaciones Exteriores renunciaron el mes pasado después de que se supo que estaban entre los 487 internos que se beneficiaron en secreto de las dosis de muestra proporcionadas por Sinopharm, una empresa china, como edulcorante; otro fue Martín Vizcarra, quien fue derrocado como presidente en noviembre. Los ministros de salud de Argentina y Ecuador se fueron tras escándalos similares. Estos asuntos no han beneficiado a la credibilidad de la democracia en sus países. También “juegan en contra de la confianza en los programas de vacunación”, dice el Dr. Ortiz. Las encuestas sugieren que la duda sobre las vacunas ha aumentado en Perú desde agosto pasado.

Las vacunas disponibles actualmente en la región provienen principalmente de China y Rusia, que han sido más rápidas de entregar que sus rivales occidentales. China comercia e invierte mucho en varios países de América Latina. La diplomacia de las vacunas puede darle poder blando por primera vez. En cuanto a Rusia, casi había desaparecido de América Latina desde el final de la guerra fría. Ahora ha vuelto, y con una apariencia benigna.

La vacunación es un maratón, no una carrera corta. Para el 27 de febrero, los países latinoamericanos habían ordenado 550 millones de dosis de vacunas occidentales, en comparación con 213 millones de China y 72 millones de Rusia, según la Universidad de Duke. A finales de este año, las dosis occidentales deberían llegar en vigor. Eventualmente, tanto los escándalos como la fuente de las primeras vacunas pueden olvidarse si la región adquiere inmunidad y se mantienen a raya las nuevas variantes. Pero es más probable que el fallido esfuerzo de vacunación tenga consecuencias políticas y diplomáticas duraderas. Lampadia




Los cambios que necesita el Perú

Los cambios que necesita el Perú

La pandemia dejó al descubierto las brechas estructurales del Perú y de muchos otros países latinoamericanos. Por un lado, nuestro precario sistema de salud pública, junto a la terrible gestión de Vizcarra y de sus ministros de salud Víctor Zamora y Pilar Mazzetti – que subsiste en el gabinete Sagasti – no solo no permitieron una adecuada respuesta a la crisis sanitaria, sino que nos posicionó como el peor país en muertos por la covid-19 (ver Lampadia: Perú encabeza exceso de muertes por millón).

La debilidad de la salud pública en el Perú, se presenta a pesar que durante los últimos 20 años, el presupuesto público de salud creció un 7% anual en términos reales.

Asimismo, la destructiva cuarentena que impuso el gobierno en marzo del año pasado – que además no tomó en cuenta las altas tasas de informalidad y la baja bancarización de la población – nos sometió a la peor crisis económica de nuestra historia republicana y la peor caída económica del mundo, a pesar de los subsidios al ingreso dirigidos a los hogares más vulnerables.

En este contexto diversas voces se han alzado desde el ámbito político – no solo en nuestro país sino en toda nuestra región – sobre la necesidad de un “nuevo contrato social” que permita generar las condiciones para que más personas puedan acceder a servicios públicos de calidad y cuenten con un mínimo nivel adecuado de vida (ver artículo de The Economist a continuación).

Al respecto, si bien coincidimos con que deben realizarse reformas, consideramos que estas no deben pasar por retroceder en lo avanzado. Los pedidos de la izquierda en nuestro país por ejemplo se empecinan en forjar desde cero una nueva Constitución que le otorgue mayores funciones al Estado. Pero es justamente el Estado, como ya explicamos, el que no ha estado a la altura de las necesidades de gestión. Su incapacidad generó una calamidad con la pandemia, exacerbando la crisis con su mal manejo y generando la tragedia de la que aún somos parte. Además ha sido su complejo de “Superman”, lo que ha hecho nula su cooperación con el sector privado, no solo en el tema sanitario, sino también en otros ámbitos que hubieran gestado mejores servicios públicos desde antes de la pandemia, como son los mecanismos de inversión de cofinanciamiento privado (ver Lampadia: Lecciones para impulsar la inversión pública). El impulso de estos esquemas de inversión, que se han venido menguando con el tiempo como porcentaje de la inversión pública (ver gráfico líneas abajo), no sólo hubieran generado mejores hospitales y postas médicas con mejor equipamiento, sino mayor empleo de calidad.

Fuente: SIAF-MEF,BCRP y Proinversión, 2020. Elaboración CPC

Como dice Carlos Oliva, el tema es mejorar la eficiencia del Estado. No es darle más responsabilidades. Ni siquiera con lo que está en la Constitución puede, entonces como le quieres dar una mayor preponderancia en el capítulo económico. Donde miremos, lo que es responsabilidad del Estado, no lo estamos cumpliendo. Por lo tanto, el análisis para mejorar tendría que ser al revés. Pásale a otros lo que no puedes hacer. Ver en Lampadia: Cambiar la Constitución no resuelve nada.

Es necesario pues que ad portas de las elecciones reflexionemos sobre las propuestas de los candidatos cuya bandera se alza en agigantar el Estado, pues ya sabemos de qué pie cojean. No volvamos a caer en esta trampa populista de nuevo, como caímos en los años 70-80, la cual nos estancó por 30 años. Será, por el contrario, el camino de la reducción y la racionalización del Estado, así como la cooperación con los privados y la sociedad civil, lo que realmente nos hará tener mejores prospectos en los años venideros. Lampadia

América Latina necesita un nuevo contrato social

Pero debe ser realista

The Economist
6 de febrero, 2021
Traducida y comentada por Lampadia

En la ciudad de México y Lima, los pacientes con covid-19 vuelven a ser rechazados en hospitales sin camas de sobra, mientras que en Manaus, en el norte de Brasil, una nueva variante del virus está matando a cien personas al día. La recesión de la pandemia empujó a 33 millones de latinoamericanos por debajo de la línea de pobreza de 5,50 dólares al día el año pasado, según el Banco Mundial. Los gobiernos de la región están luchando por alinear las vacunas. Por tanto, puede parecer un momento extraño hablar de un nuevo contrato social: una abstracción.

Sin embargo, el término se ha convertido en un mantra en América Latina. Tanto el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) como la OCDE, un grupo de países principalmente ricos, están trabajando en importantes informes relacionados con el tema. Esto se debe a que la pandemia ha dejado al descubierto fragilidades de larga data. Los planes de salud y protección social de la región están fragmentados y son desiguales. Sus economías se han estancado durante los últimos seis años, en gran parte debido a la baja productividad. Los sistemas políticos están desacreditados. Los ciudadanos están enojados. La gente siente que las democracias latinoamericanas no pueden seguir así. La pregunta es cuánto y con qué rapidez pueden cambiar.

Para algunos de la izquierda, un nuevo contrato social ofrece un espejismo de convertir América Latina en Escandinavia con un chasquido de dedos de un burócrata internacional. Otros piensan en una nueva constitución. En Chile, en abril se elegirá una asamblea para redactar una; es probable que exija más prestaciones sociales estatales. La izquierda en Perú también quiere una nueva constitución, para darle un mayor papel económico al estado. Algunas personas de la derecha temen un deslizamiento hacia el socialismo.

Algunos países de América Latina, como Uruguay y Costa Rica, tienen estados de bienestar de base amplia. En otros, se han superado los regímenes de seguridad social contributiva de Bismarck, establecidos a mediados del siglo XX. En promedio, la mitad de la población trabaja en la economía informal y está fuera de estos esquemas. Los gobiernos han ofrecido algunos beneficios no contributivos a estas personas, creando incentivos para permanecer informales. Las ideas más sensatas para un nuevo contrato social enfatizan tres cosas: crear un piso de protección social universal; aumentar los impuestos para pagar esto; y aumentar la participación de los ciudadanos en la política de manera que fortalezca la democracia representativa.

La pandemia ha puesto de relieve el problema de la informalidad, con trabajadores que violan los cierres para ganarse la vida diaria. Los reformadores sostienen que todos los latinoamericanos, cualquiera que sea su situación en el mercado laboral, deberían ser elegibles para el seguro de desempleo financiado por los contribuyentes y las pensiones básicas de jubilación e invalidez. Eso significaría reservar financiación contributiva para seguros complementarios y planes de pensiones. Esto alentaría el empleo formal con menores costos de nómina. Los planes de transferencias de efectivo condicionadas pueden ofrecer un ingreso mínimo para los ciudadanos más pobres.

Estos cambios costarían anualmente alrededor del 3% del PBI, estima Luis Felipe López-Calva, jefe del PNUD para América Latina. Cree que esto podría pagarse en parte aumentando los impuestos a la propiedad, que recaudan solo alrededor del 0.5% del PBI en América Latina, en comparación con alrededor del 3% en Europa.

El dinero será especialmente escaso durante los próximos años y hay muchas necesidades urgentes. Estos incluyen, inmediatamente, implementar programas de vacunación y hacer que las escuelas vuelvan a funcionar. Muchos países necesitan gastar más en infraestructura de transporte y educación. Los gobiernos están acumulando deudas que tendrán que pagar. Los reformadores proponen un plan mediante el cual nuevas medidas de protección social e impuestos y otras reformas entran en vigor, digamos, en tres años.

Habrá resistencia. Tomemos a Colombia. “La clase media alta dice ‘basta’”, dice Sergio Clavijo, un economista colombiano. Señala que la tasa máxima del impuesto sobre la renta ha aumentado constantemente (hasta el 39%) y que los colombianos acomodados pagan un impuesto sobre el patrimonio. Aboga por cerrar las lagunas a través de las cuales los ricos evitan impuestos y ampliar la base impositiva (solo 1 millón de colombianos paga impuestos sobre la renta). Ambos pasos tomarán tiempo.

Con legislaturas y partidos políticos en descrédito en muchos países, se necesita un debate público más amplio para establecer prioridades, que reúna a políticos, empresarios, sindicatos y otros grupos sociales y cívicos. Uno de esos ejercicios comenzará pronto en Panamá. “Si no reunimos a la gente para discutir el camino a seguir, la alternativa es muy caótica, probablemente con mucho descontento”, dice López-Calva. “Esto no es fácil. Pero es la mejor manera de capear la tormenta”. Lampadia




En marzo gobierno rechazó ofrecimiento

En marzo gobierno rechazó ofrecimiento

“Donde está la gravedad del tema, este sistema se lo ofrecieron en marzo al Perú, y el Perú no lo aceptó, porque Google Apple exigía que solo se utilizara para el tema de seguimiento de pacientes”.

Recomendamos ver el Webinar Reflexiones con José Pardo siguiendo el enlace mostrado líneas abajo.

Pero antes queremos destacar algunos elementos importantes de la charla, como la decisión del gobierno de Vizcarra de rechazar la donación del sistema de seguimiento de contactos con covid por razones políticas.

Este ofrecimiento exigía que el sistema solo se utilizara para el seguimiento de pacientes, pero el gobierno lo tenía en la PCM, en vez del Minsa, y no pudo garantizar un uso estríctamente sanitario. Esto es un escándalo, pues aparentemente, el gobierno quería hacer uso político del sistema de seguimientos.

Como hemos comentado varias veces, la gran falla del gobierno para enfrentar la pandemia fue insistir en la utilización de pruebas rápidas en vez de las moleculares. Las pruebas rápidas no detectan el virus y no permiten desarrollar la estrategia exitosa de seguimiento de contactos utilizada por los países que lograron controlar la epidemia.

Veamos que dijo Luis Solari:

¿Cuál ha sido el peor error en el manejo de la crisis sanitaria?

Según los taiwaneses, con los cuales tuve un webinar junto con 20 latinoamericanos, para ellos la piedra angular ha sido el seguimiento de los contactos. Es decir, si yo hago pruebas, pruebas, hago pruebas para detectar, y una vez que los detecto, ya tengo que aislarlos y a ellos se les envía la bolsa de comida.

Lo ideal hubiera sido darles un teléfono inteligente que nos va a servir para digitalización rápida del Perú, para las campañas, etc.

Pero además esta el sistema de detección de los contactos desconocidos, a través de bluetooth. Uno entra a un microbus, a un mercasdo, y el telefono de uno hace intercambios con los códigos de todas las personas con lass que uno se cruza. Y a cualquiera de las personas que han estado en este recinto, durante 14 días se guardan los códigos y les van a avisar si tienen o no tienen, si alguien de ese grupo ha tenido contactos. La piedra angular son definitivamente los sistemas de notificación de contactos.

Google Apple ha decidido llamarla notificación de contactos.

Donde está la gravedad del tema, este sistema se lo ofrecieron en marzo al Perú, y el Perú no lo aceptó, porque Google Apple exigía que solo se utilizara para el tema de seguimiento de pacientes. Porque si el seguimiento de pacientes está en la PCM y no en el Minsa, ni traten de obtener la respuesta, porque la respuesta será política.

Y finalmente el 9 de octubre El Comercio publicó que el Estado peruano ha gastado dinero en encargar una aplicación que hace exactamente lo mismo. Habiéndosele ofrecido la otra sin costo y con el soporte de los ingenieros, sin costo.

Hemos fallado en todo, pero lo que no ha habido es el rastreo a los contactos desconocidos que es donde se han esforazado Taiwan, Tailandia, Nueva Zelanda.

Por su lado, Elmer Cuba, presentó una descripción de la situación económica. Pero además, destacó el impacto de las cuatro grandes medidas populistas del Congreso que afectan la calidad de nuestra economía.

  • Desconocer contratos
  • Penalizar la especulación y el acaparamiento
  • Destruir el sistema de pensiones
  • Devolución de fondos que no existen (ONP)

La primera medida del nuevo ministro de Economía debe ser tratar de parar lo de la ONP. Es un monto muy grande, muy importante.

Ver el webinar en:




Urge reformar la OMS

Urge reformar la OMS

Durante todo el transcurso de la crisis sanitaria, la OMS ha sido duramente criticada por diversos medios internacionales por sus contradicciones en torno a sus advertencias sobre las formas de contagio del coronavirus, los posibles tratamientos a la enfermedad, así como por sus muchas veces pesimistas proyecciones en el devenir del mundo para superar la pandemia.

Sin embargo, pocos se han enfocado en los aciertos de la organización para articular todos los frentes en el combate a la pandemia, ya sea a través de la constante difusión de investigaciones relacionadas, el aseguramiento de suministro de medicamentos en los países y por supuesto, su protagonismo en lo que sería el plan de provisión más grande de vacunas a nivel global en el 2021: el COVAX. Todo ello a la luz de las fuertes limitaciones que presenta, como el retiro total de EEUU, su principal fuente de financiamiento, que se suma a un problema estructural de insuficiente financiamiento que limita bastante su accionar.

Un reciente artículo de The Economist que compartimos líneas abajo extiende un breve análisis del desempeño de la OMS en la presente pandemia, arrojando resultados netos positivos, a la vez que llama a una reforma de la organización de cara a enfrentar la problemática de la salud pública global en los próximos años, ahora que se conocen con mayor certeza sus debilidades y fortalezas pues ha sido llevada al límite con la crisis.

A diferencia de la opinión de varios líderes políticos, consideramos que de ninguna manera se puede abandonar la cooperación internacional y el multilateralismo, y peor aún en el tema sanitario. El Perú es un país con grandes brechas sociales y en particular la salud, es de las más graves como ha dejado dilucidar la pandemia. Necesitamos del mayor apoyo posible y organizaciones como la OMS que velan por las mejores prácticas sanitarias globales y coordinan el apoyo hacia los países menos desarrollados como el nuestro son fundamentales. Por ende, consideramos que debe fortalecerse de cara al futuro, en caso azoten otros brotes mundiales, en tanto estos son siempre una posibilidad latente.

Covid-19 y más allá
El mundo necesita una mejor Organización Mundial de la Salud (OMS)

La OMS lo ha hecho bien contra el covid-19. Pero necesita más músculo y más dinero

The Economist
12 de septiembre, 2020
Traducida y comentada por Lampadia

La sede de vidrio y metal de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la agencia de salud de la ONU, contrasta marcadamente con su entorno bucólico en las colinas alrededor de Ginebra. Los únicos toques de color son las banderas de sus 194 estados miembros. Por ahora, la bandera estadounidense aún ondea junto al resto. Pero si el presidente Donald Trump se sale con la suya, para julio de 2021 desaparecerá. EEUU es el mayor donante. Una décima parte de su personal es estadounidense. Su influencia corre a través de la agencia, hasta las tazas de mantequilla de maní en la máquina expendedora del personal.

Es un momento extraño para cortar los lazos con el organismo de salud pública más importante del mundo. Hay una pandemia. Mara Pillinger, investigadora de políticas de salud en la Universidad de Georgetown en Washington, DC, dice que la OMS ha hecho un “trabajo bastante notable” al lidiar con el covid-19, dadas las limitaciones incorporadas en su forma de funcionamiento. No obstante, las amenazas gemelas del trumpismo y el coronavirus han iluminado tanto las fortalezas como las debilidades de la agencia y han planteado preguntas sobre su futuro.

El trabajo de emergencia de la OMS se rige por un marco legal conocido como Reglamento Sanitario Internacional, cuya versión actual está en vigor desde 2005. En él se detalla cómo deben manejarse las emergencias de salud pública. Establecen las reglas sobre cómo deben comportarse las naciones. Y restringen a la OMS. Los estados miembros están obligados a informar los brotes de enfermedades tan pronto como puedan, pero si no lo hacen, o se demoran como lo hizo China con el covid-19, la organización no tiene forma de obligarlos.

Antes del 2005 las reglas eran diferentes. Gro Harlem Brundtland, una ex primera ministra noruega que lideró la OMS de 1998 a 2003, criticó a China por no informar de un brote de SARS con prontitud en 2003. Esos días se han ido, dice; los estados miembros ahora han limitado lo que el jefe de la OMS puede hacer y decir. Tedros Adhanom, el actual director general, no ha criticado abiertamente a China. Pero tampoco ha arremetido contra EEUU, señala Jeremy Hunt, exsecretario de salud británico. Ese tacto es crucial. Los organismos de las Naciones Unidas funcionan por consenso, dice: “Ese es el precio que se paga por conseguir que todos los países del mundo se sientan alrededor de la mesa”.

Por lo general, el trabajo de la OMS es identificar las mejores medidas de salud pública, compartir esa información y ofrecer apoyo técnico a los miembros que lo necesiten. Es el foro principal donde los países cooperan en asuntos de salud. El trabajo práctico de la salud pública no es su trabajo. Sin embargo, cuando otros fracasen, intervendrá. Ha proporcionado servicios de salud mental en Siria y ha transportado ambulancias por avión a Irak. Fracasó en su respuesta a un brote de ébola en África occidental en 2014 que mató a más de 11,000 personas. Pero cuando la enfermedad afectó al este de la República Democrática del Congo en 2018, desempeñó un papel de liderazgo en su control. Cuando otros pensaron que era demasiado peligroso enviar personal al campo, la OMS se quedó. Dos miembros del personal fueron asesinados por rebeldes, que a menudo atacaban las clínicas. Tedros visitó el Congo 14 veces, mostrando un valor inusual para alguien en su posición.

Qué es la OMS

La OMS fue fundamental en la erradicación de la viruela, una enfermedad que mató a casi 300 millones de personas en el siglo XX. Casi ha ayudado a erradicar la poliomielitis, que en la década de 1980 paralizaba a 350,000 personas en 125 países cada año. La enfermedad ahora se encuentra en solo tres países. La OMS recibe información de los países sobre los brotes, organiza programas de vacunación y, a menudo, actúa como una especie de agencia de aprobación de vacunas.

Un problema para la OMS, argumenta el Dr. Pillinger, es que gran parte de su trabajo es invisible. Coopera estrechamente con los gobiernos y les permite atribuirse el mérito de sus esfuerzos. Cuando las cosas van mal, por supuesto, se convierte en un chivo expiatorio conveniente, como se ha dado cuenta Trump.

Su respuesta al covid-19 ha sido objeto de un intenso escrutinio, como debería. El Dr. Brundtland cree que la OMS declaró el brote como una emergencia de salud pública demasiado tarde. Eso podría deberse a que China, una vez más, ocultó información sobre un nuevo brote. La OMS, dice, “ocultó y esperó y no debería haberlo hecho, de acuerdo con el Reglamento Sanitario Internacional”.

Algunos dicen que la OMS fue demasiada lenta para emitir una guía sobre el uso de la dexametasona, un medicamento que puede tratar a algunos de los pacientes más enfermos. Otros la han criticado por arrastrar los pies antes de promover el uso de máscaras de tela en autobuses y tiendas. Inicialmente no contaba con la evidencia en la que basar dicha orientación, explica Maria Van Kerkhove, epidemióloga de la OMS. Necesitaba saber si habría máscaras disponibles y qué decía la ciencia sobre la eficacia del uso generalizado del tipo de tela. Pidió a los investigadores de la Universidad de Stanford que investigaran. Sobre la base de su investigación en junio, cambió su consejo para decir que tales máscaras deben usarse en público donde el distanciamiento físico es imposible.

Pero, en general, la organización ha respondido rápidamente al covid-19. Al comienzo del brote, los funcionarios trabajaron con empresas de tecnología y redes sociales para alentarlas a promover información precisa. Acuñó la frase “infodemia” para describir la rápida propagación de información errónea sobre el nuevo virus.

Ha ayudado a coordinar los esfuerzos mundiales para encontrar tratamientos y vacunas. Está trabajando con empresas farmacéuticas para salvaguardar el suministro de medicamentos. Ahora es un actor clave en COVAX, un plan para distribuir 2 mil millones de dosis de una vacuna covid-19 en 2021. La OMS se apresuró a digerir la investigación producida a gran velocidad y explicar lo que significa. Detrás de escena, a los estados miembros se les dice con regularidad qué piensa la OMS sobre si sus medidas no son lo suficientemente agresivas o completas.

Por la OMS las campanas suenan

Sus esfuerzos serán analizados más a fondo. En mayo, la Asamblea Mundial de la Salud, el foro de toma de decisiones de la OMS, solicitó una evaluación independiente completa de la respuesta de la agencia a la pandemia, así como la de los países individuales. Se publicará el próximo año. Cualesquiera que sean sus conclusiones, muchas de las debilidades de la OMS ya son evidentes. El mes pasado, funcionarios de los ministerios de salud de Alemania y Francia hicieron circular un documento que decía que la agencia no cuenta con fondos suficientes, que los estados miembros tienen un mandato excesivo crónico y que su diseño es débil.

El dinero es el problema más inmediato. El presupuesto de la OMS es de US$ 2,500 millones al año (aproximadamente lo que EEUU gasta en atención médica para una ciudad pequeña típica). “Es una cifra triste”, dice Howard Koh, profesor de la Escuela de Salud Pública de Harvard Chan y ex subsecretario de salud en la administración Obama. Con esto “esperamos que resuelvan las pandemias del mundo”. En situaciones de emergencia, la OMS a menudo tiene que acudir a sus patrocinadores para obtener más efectivo. En medio del brote de ébola en el Congo en 2018-19, se agotó.

Su trabajo se hace más difícil porque solo el 20% de sus US$ 2,500 millones en financiamiento está garantizado y viene sin condiciones. Mucho de eso proviene de una pequeña cantidad de grandes donantes (ver cuadro). Es como un país dependiente del petróleo, argumenta el Dr. Tedros, demasiado dependiente de una única fuente de ingresos, EEUU. Otros países grandes, como China y Francia, aportan cantidades insignificantes. El otro 80% viene en forma de alrededor de 3,000 contribuciones voluntarias e impredecibles destinadas a proyectos específicos. Casi la mitad son por menos de US$ 500,000. Son desordenados, difíciles de administrar y fragmentan la organización, dice el jefe de la OMS.

Desde que asumió el cargo en 2017, el Dr. Tedros ha tratado de asegurar las finanzas de la agencia. Creó la Fundación OMS para crear una fuente de dinero más confiable. Está tratando de persuadir a los estados miembros para que otorguen más fondos incondicionales. Incluso antes de la pandemia, había puesto la salud en la agenda política. El personal de una gran organización benéfica de salud dice que, bajo su mando, la OMS ha pasado de discutir su trabajo con los ministros de salud a hablar con los jefes de estado.

El Dr. Tedros es el primer director general elegido mediante votación secreta de todos los estados miembros, lo que le otorga una mayor independencia, dice. Un grupo más pequeño de países, la junta ejecutiva de la OMS, solía controlar estas elecciones. Las reformas que ha implementado hasta ahora han sido ambiciosas, pero los estados miembros deben impulsarlas más.

Más allá de las pandemias, el trabajo de promover políticas basadas en la ciencia, fortalecer los sistemas de salud y ampliar el acceso a la atención no es glamoroso. Pero es vital. El historial de la agencia sobre el covid-19 está lejos de ser perfecto, pero hacía tiempo que advirtió sobre la posibilidad de una pandemia de tal escala. En 2018 se habló de la “Enfermedad X”, una enfermedad causada por un patógeno nunca antes visto en humanos que causaría la próxima pandemia y causaría estragos. El Dr. Tedros estableció una nueva división para prepararse para ello. Muchos países no escucharon.

El mundo no tiene mejor idea que hace un año si un brote tan grave como el covid-19 es un evento único en un siglo o volverá a ocurrir mañana. Mientras tanto, están surgiendo nuevas demandas sobre la OMS. Un nuevo brote de ébola en el Congo requiere atención. Los países más pobres necesitarán apoyo para lidiar con el covid-19 junto con enfermedades existentes como la diabetes y el sarampión. La OMS tendrá que distribuir aún más sus ya limitados recursos.

El Dr. Tedros ha tratado de convencer a la administración Trump de que EEUU debería seguir siendo parte de la OMS, pero dice que estableció condiciones “completamente inaceptables” para hacerlo (no especificó cuáles eran). Joe Biden ha prometido que EEUU se reuniría con la OMS de inmediato, en caso de que ganara la presidencia. De cualquier manera, la posibilidad de que el principal donante de la organización se retire ha hecho que otros países se den cuenta de que deberían hacer más para reforzarla. Un panel interno está estudiando reformas al Reglamento Sanitario Internacional. La OMS puede necesitar el poder para investigar los brotes de manera más independiente y establecer un sistema que les permita emitir advertencias sobre emergencias de salud pública antes. Hace un año, los riesgos de un sistema de salud mundial débil eran difíciles de calcular. Hoy en día, los costos de las fallas se miden en trillones de dólares y la pérdida hasta ahora de alrededor de 900,000 vidas a causa del covid-19. Lampadia




Pero esta crisis requiere equilibrios

Pero esta crisis requiere equilibrios

Pablo Bustamante Pardo
Director de Lampadia

El presidente Vizcarra ha tenido que reconocer su participación en unos audios que comprometen seriamente su imagen y su posición en el gobierno. El Congreso de la República ha iniciado un proceso para evaluar la eventual vacancia del presidente de la República. El Ejecutivo está planteando una demanda competencial en el Tribunal Constitucional (TC) para suspender el proceso de vacancia.

Esto se da ad portas del proceso electoral, llevándonos a una crisis de gobierno que pone al país en una situación muy delicada, pues se suma a las crisis sanitaria y económica, muy mal manejadas por el gobierno, al punto de que los resultados en ambos frentes nos ha llevado a la peor ubicación en el mundo.

En estos momentos necesitamos el mejor gobierno posible para recuperarnos de la doble crisis sanitaria y económica, y manejar un difícil proceso electoral, pero tenemos un gobierno que ha terminado de devaluarse gravemente.

Lamentablemente la gestión de Vizcarra se ha caracterizado por un manejo más político que de gobierno, por buscar enfrentamientos agudos con el Congreso, al que terminó cerrando inconstitucionalmente (más allá de lo definido por el TC). Luego descuidó una relación con el nuevo Congreso que permitiera contener las iniciativas populistas y más bien entró en ocasiones a competir con él. Hoy la relación entre el Ejecutivo y el Parlamento está dañada sin remedio.

De remate, el presidente, que está asociado con personajes de pésimo nivel, como Richard Swing Cisneros, y rodeado de colaboradores muy mediocres, nos regala unos audios que lo muestran manipulando agendas y órdenes para esconder los hechos ante el Congreso de la República y la Fiscalía de la Nación.

El escándalo no se hizo esperar y hoy estamos ante la posibilidad de que el Congreso vaque a Vizcarra por incapacidad moral permanente. Una figura extrema contemplada en la Constitución, si bien ambigua y sujeta a interpretaciones subjetivas.

Un castigo a Vizcarra puede parecer merecido por su pésima gestión en todos los frentes de gobierno y por el affaire de los audios, pero la vacancia por incapacidad moral no es el camino y aplicarla sería inconveniente para la salud de la nación.

Además, un eventual gobierno del Congreso, con Merino de Lama a la cabeza, puede llevarnos a una situación de mayor debilidad y desorden. Como dice Mario Ghibellini, los antiguos romanos aprendieron de mala manera hacia el final del siglo V, que lo único peor a conservar un emperador venal o fatuo es que los bárbaros se apoderen de la ciudad.

En consecuencia, estamos entrampados. Por un lado, Vizcarra está muy debilitado para poder liderar el gobierno hasta julio próximo y, por el otro, sería muy peligroso hacernos de un ejecutivo manejado por el actual Congreso, que ha optado por las banderas del populismo y la precipitación en el manejo de la cosa pública.

Algo importante tiene que cambiar.

Una salida intermedia, puede ser ver que se forme un nuevo gabinete presidido por un Primer Ministro independiente que asuma la representación de los mejores valores de los peruanos, y que pueda conducir los destinos del país en la lucha contra la pandemia, la recuperación de la economía, y el proceso electoral; manteniendo a Vizcarra, des-empoderado, en la representación nacional.

Pero hay dos importantes dificultades para armar este esquema. La dificultad de conseguir ciudadanos que estén dispuestos a asumir el gobierno en estas circunstancias, y pasar por el trance de su nombramiento por parte de Vizcarra.

Sin embargo, como reza el dicho, la necesidad tiene cara de hereje. Asumir el gobierno en estos momentos es un acto patriótico que honrará a quienes lo hagan, más allá de los riesgos y dificultades.

Para lograr que Vizcarra asuma un rol secundario y nombre un Premier independiente, hay que hacerle ver que ésta es una alternativa menos violenta que la destitución o la vacancia; y tal vez debamos, desde la opinión pública, forzarlo a elegir entre tres opciones puestas encima de la mesa por alguien que esté más allá del bien y el mal. Alguien como el Patriarca de la política peruana, Don Luis Bedoya Reyes.

Una alternativa para manejar las aguas de la crisis, sin lugar a dudas difícil de lograr, pero cualquier cosa que se acerque a ella nos pone en mejor terreno que la vacancia o mantener al debilitado Vizcarra sin cambios reales en el gobierno. Lampadia




Gastemos mucho más en las vacunas

Gastemos mucho más en las vacunas

En contra de lo que debiera ser la prioridad en materia de gasto público a nivel mundial en plena pandemia – la búsqueda y compra masiva de una vacuna contra el covid 19 – sigue estando fuertemente relegado frente a otros esfuerzos como son los paliativos a la recesión y préstamos a las empresas.

En un reciente artículo de The Economist que compartimos líneas abajo, el popular medio británico da indicios de lo terrible que puede ser esto si se pretende preveer más muertes por covid en los próximos meses pues aún hay mucho entredicho – inclusive para las vacunas más avanzadas – de la eficacia de estas ya sea en cantidad de dosis, en diferentes grupos etarios, entre otros factores, sin contar los problemas de certificación y distribución que subyacen a la propia masificación universal. Como hemos comentado anteriormente, esto último es crítico para países del tercer mundo que sin la cooperación internacional seguirían décadas desprovistos de varias vacunas que hoy consideramos comunes (ver Lampadia: Filantropía en tiempos de pandemia).

En ese sentido, consideramos que estas advertencias deben volcar a los hacedores de política a reformular sus presupuestos propendiendo mayores recursos para estoquear a sus países de candidatas a vacunas en la mayor cantidad posible, no solo de aquellas que están teniendo éxito en las últimas fases, sino también de las que aún están en las primeras fases de evaluación. La necesidad es apremiante dados los riesgos advertidos por The Economist.

Esperemos pues que estas reflexiones calen en el comando vacuna de nuestro país y llame la atención al gobierno a seguir acrecentando recursos en este cometido ya que solo con ello saldremos permanentemente de la crisis sanitaria y económica de la que somos víctimas. Lampadia

Una dosis mayor
El mundo no está gastando lo suficiente en una vacuna contra el coronavirus

Mucho mejor gastar demasiado

The Economist
8 de agosto, 2020
Traducida y comentada por Lampadia

Considere el siguiente experimento mental. Si no come una pizza dentro de una hora, morirá de hambre. ¿Qué hace? La mayoría de las personas pediría inmediatamente una pizza, y no solo una Margherita, sino muchas, de varios salones diferentes. Con el fin de maximizar las posibilidades de que al menos una pizzería obtenga lo que necesita a tiempo, no le importaría que parte de la pizza se desperdicie.

El mundo tiene hambre de una vacuna contra el covid-19. Hasta ahora, se han registrado alrededor de 700,000 muertes por la enfermedad, y el total está aumentando a un ritmo de aproximadamente 40,000 por semana. Si también incluye muertes no registradas, los números reales son mucho más altos. Mientras tanto, la economía mundial está experimentando su contracción más aguda desde la Gran Depresión, de quizás el 8% del PBI en la primera mitad de 2020.

Ante esta catástrofe, es probable que los científicos produzcan una vacuna mucho más rápido de lo que casi cualquier persona podría haber predicho al comienzo de la pandemia. Sin embargo, los esfuerzos mundiales para fabricar y distribuir vacunas no están a la altura. Se han dedicado unos US$ 10,000 millones a la causa, el equivalente a pedir una pizza, en lugar de las varias que se necesitan.

Las cifras son confusas, pero en un cálculo aproximado, el mundo ha comprado alrededor de 4 mil millones de dosis de vacunas covid-19 para su entrega a fines del próximo año, lo que en teoría es suficiente para darle una dosis a la mitad del planeta. En la práctica, sin embargo, muchas menos personas obtendrán protección contra la enfermedad. Algunas de las vacunas en producción no obtendrán la aprobación reglamentaria, y un candidato potencial que alcance un ensayo clínico a gran escala, como lo han hecho varios, aún tiene un 20% de posibilidades de fracaso. Otros serán aprobados, pero pueden no proporcionar protección total. Puede que no sean adecuados para las personas mayores, por ejemplo, o pueden evitar que las personas mueran por covid-19 pero que no se lo pasen a otros. Otras vacunas requerirán más de una dosis para ser efectivas. Debido a estas contingencias, incluso aquellos países, como Gran Bretaña y EEUU, que han comprado más de dos dosis para cada uno de sus ciudadanos aún no han comprado lo suficiente.

En lugar de ver las vacunas no probadas como una extravagancia, el mundo necesita pensar en ellas como una póliza de seguro. La investigación sugiere que, si se están desarrollando diez o más vacunas, hay un 90% de posibilidades de encontrar una que funcione. Una vez que uno de estos candidatos demuestre ser efectivo, será necesario distribuir miles de millones de dosis rápidamente. Pero es imposible saber de antemano qué candidato tendrá éxito. Por lo tanto, los gobiernos deberían ayudar a las empresas farmacéuticas a producir grandes cantidades de una variedad de vacunas diferentes, idealmente, sumando decenas de miles de millones de dosis en total, mucho antes de que se otorgue o no la aprobación regulatoria. Por lo tanto, la vacuna ganadora podría comenzar a llegar rápidamente a las personas, incluso si las dosis de vacunas fallidas pudieran desecharse sin usar.

Eso puede parecer deliberadamente e innecesariamente lujoso. Sin embargo, incluso aumentar diez veces el financiamiento de vacunas a US$ 100,000 millones o más, en línea con las propuestas más ambiciosas, palidece en comparación con los US$ 7 trillones que los gobiernos de todo el mundo han gastado o prometido desde que comenzó la pandemia para preservar los ingresos y el empleo. La verdadera extravagancia sería esperar hasta que emerja un candidato a vacuna exitoso antes de apresurarse a impulsar la producción. En términos de la producción económica que se ahorra, por no hablar de vidas, tendría sentido que el mundo gastara hasta US$ 200,000 millones en presentar una vacuna eficaz de covid-19 en solo una semana.

Para algunos, la perspectiva de una inversión tan fuerte aumenta el temor al “nacionalismo de las vacunas”, en el que los países ricos gastan más que los pobres en un intento de arrinconar el mercado para sus ciudadanos. El mundo en su conjunto puede obtener el mayor beneficio de los suministros limitados de vacunas al agrupar recursos y asignar dosis en función de las necesidades: los trabajadores de la salud primero, las personas vulnerables después, y así sucesivamente. Alrededor de 80 países están interesados en tal acuerdo. Desafortunadamente, sin embargo, es probable que los políticos en algunos países con capacidad de fabricación pongan a su propia gente primero. Una forma de minimizar la disputa internacional sobre quién recibe las vacunas y cuándo es maximizar los suministros por adelantado y difundir la capacidad de fabricación. Las vacunas para los países más pobres tendrían que ser subsidiadas, tal vez a través de GAVI, la alianza que ya paga otras vacunas allí.

La idea de sobreproducir deliberadamente algo no es fácil para los políticos, especialmente en un mundo donde hay tantos reclamos sobre fondos públicos. Frente a una gran capacidad de fabricación que resulta inútil, los políticos corren el riesgo de ser acusados de malgastar dinero, como lo fue el gobierno británico cuando los hospitales de emergencia que había construido al principio de la pandemia no eran necesarios. Sin embargo, los políticos deben ser racionales. Usted compra un seguro antes de saber lo que sucederá, no después. Lampadia




¿Dónde están los que aplaudían?

¿Dónde están los que aplaudían?

Fausto Salinas Lovón
Desde Cusco
Para Lampadia

En una zaga de columnas en este medio “El Perú ha caído. Con el aplauso de muchos” del 04.10.2019 y “Aplausos, silencios y prebendas” del 11.10.2019, describimos a propósito de la disolución del Congreso, que la “alteración de la continuidad constitucional del presidente Vizcarra sólo era posible porque existían muchos que lo aplaudían”. Mostramos también como todo aquello fue posible gracias a los aplausos y silencios de otros y las prebendas otorgadas a quienes validaron la medida, entre los que se contaron fiscales, gobernadores regionales, alcaldes, periodistas, policías y militares.

Esta semana, luego de que el nuevo Congreso surgido de aquel golpe institucional le ha demostrado al país que le interesa muy poco la crisis sanitaria y económica en la que estamos sumidos y ha “extorsionado” al Poder Ejecutivo (a decir del propio presidente Vizcarra) exigiéndole la cabeza de algunos ministros para aprobar la confianza al nuevo gabinete ministerial, no queda duda que la solución no era romper el orden constitucional el 30.09 y cambiar unos congresistas por otros.

Veamos:

  • El nuevo Congreso ha demostrado que puede ser tan o más obstruccionista como lo fue en determinados momentos el anterior. El anterior no le negó la confianza a ningún gabinete que se estrenaba.
  • Ha demostrado que cobija intereses aún más concretos y subalternos que el anterior.

Los intereses políticos y económicos de ciertas familias emergentes de la política y los negocios como los Acuña o los Luna Gálvez siguen en el Congreso y son descaradamente más importantes que la crisis sanitaria, el desempleo y la crisis económica.

  • El afán de agudizar contradicciones del libreto marxista del cura Arana y del convicto Antauro Humala apadrinado por otra facción de la familia Acuña, también son más importantes que el país y sus contagiados, muertos y desempleados.
  • Que AP no es garantía de nada, ni reserva moral alguna.
  • Que en FP aún existen termocéfalos, felizmente pocos, que votan todavía contra el adversario político y no por la gobernabilidad del país.
  • Que los fanatismos religiosos convertidos en representación política directa, sin intermediarios, son sumamente ignotos y peligrosos.
  • Que el Congreso, sin fuerzas políticas ideológicamente estructuradas, sin programas de acción política definidos y conocidos, es una caja de resonancia populista que destruirá cuanta institución se oponga a sus afanes económicos, financieros o políticos inmediatos.

Pero, ¿acaso esto no era previsible que ocurriera? ¿Qué pensaba Vizcarra cuando de la mano y con la complicidad de Salvador del Solar disolvieron el Congreso anterior? ¿Imaginaron acaso que por arte de magia iban a convertir a los bribones en ángeles en el nuevo Congreso y que para ello bastaba una nueva elección? Y ¿Qué pensaban aquellos que aplaudían y avalaban con silencios o por prebendas? ¿Acaso todos ellos creían realmente que el problema era sólo el Congreso y no el país, al cual aquel sólo representa y refleja?

La calidad de nuestras instituciones (Congreso incluido) no es atribuible a una fuerza política en particular. Ni antes, ni ahora. Es consecuencia del país que tenemos. Mejorar la calidad de nuestras instituciones y la calidad de nuestra representación política exige algo más serio y profundo que la eliminación de la fuerza opositora de turno.

Asumiendo (por hipótesis aceptable) que lo ocurrido desde setiembre de 2019 sea por ignorancia y no deliberado, cabe decir que la ignorancia es siempre sumamente atrevida. Pero la ignorancia en la política es criminal. La ignorancia de la magnitud del problema de la representación política nos ha llevado a esta tormenta perfecta en la cual nos encontramos: enfermos, pobres y sin gobernabilidad.

La ignorancia política y constitucional del Jefe de Estado lo llevó a seguir consejos peligrosos y le está pasando factura hoy, en el peor momento de su administración. Sembró vientos, hoy cosecha tempestades. La ignorancia política y constitucional del pueblo que aplaudía y de los cómplices del Gobierno, nos está pasando la factura a todos los peruanos que vemos, en el peor momento de nuestra historia, como no hay gobierno ni acción estatal efectiva en circunstancias en que nuestros familiares, conciudadanos y amigos se contagian, enferman y mueren.

Con todo derecho, en este momento, podemos preguntar: ¿Dónde están los que aplaudían? Debieran empezar por asumir sus errores y responsabilidades. Primer paso para comenzar en serio una reforma política que haga viable a nuestro país. Lampadia