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Europa ha recibido muchos avisos que debe escuchar

En los últimos tiempos la Unión Europea (UE) ha recibido advertencias muy importantes sobre la rigidez de sus estructuras, su excesiva burocratización, su pérdida de competitividad, el peso de su ambicioso ‘Estado del Bienestar’, la falta de un ecosistema propicio a la innovación, y el desencanto político de buena parte de su población. Además, por supuesto, de la decisión del Reino Unido (Brexit), de dejar la unión.

Veamos algunos campanazos:

  • Gran Bretaña: Sorprendentemente Gran Bretaña votó por el Brexit, y más sorprendentemente aún, su renovado gobierno, bajo Theresa May, optó por conducir un ‘Brexit duro’. Por su lado, la UE, bajo el liderazgo de Ángela Merkel, ha reaccionado con mucha dureza, lo que permite anticipar un escenario ‘perder-perder’. 
  • España: La insurgencia de Podemos, un movimiento chavista, que propició que España se quedara sin gobierno durante casi un año, y ha roto los equilibrios políticos tradicionales
  • Italia: La situación política cada vez es más inestable. La victoria del “No” en el referéndum, provocó la dimisión del Primer Ministro Mateo Ranzi. Giuseppe Piero Grillo, más conocido como Beppe Grillo, es un cómico, actor y político italiano que además fue cofundador del Movimiento Cinco Estrellas, representa un riesgo de discontinuidad.
  • Polonia: En las elecciones de 2015 los ultraconservadores de Ley y Justicia (PiS), liderados por el actual presidente Andrzej Duda, ganaron con mayoría absoluta y ahora controlan el gobierno. Han sido acusado por su pueblo de “no defender los intereses de todos los polacos” y de prácticas “anti-democráticas”.
  • Holanda: Se enfrentó a unas elecciones marcadas por el auge de los partidos nacionalistas y por la fragmentación política. Felizmente, el ganador fue el liberal de derechas Mark Rutte, superando a Geert Wilders, el candidato racista y anti-europeísta.
  • Austria: A duras penas, frenó el avance populista y eligió a un presidente progresista, el independiente Alexander Van der Bellen, quien se enfrentó al ultranacionalista Norbert Hofer.
  • Hungría: En Hungría, miles de manifestantes marcharon contra las políticas discriminatorias y antidemocráticas del primer ministro, Viktor Orbán. Orbán utiliza retórica xenófoba, trata a los refugiados de forma miserable, ha minado la libertad de prensa y, al mismo tiempo, dirige una gran campaña de propaganda contra la Unión Europea.
  • Francia: La responsabilidad cívica de la clase dirigente francesa y la habilidad política de Emmanuel Macron, en las recientes elecciones, lograron evitar el riesgo de un nefasto gobierno del extremista Frente Nacional, bajo el comando de la ultra nacionalista Marine Le Pen.
Fuente: lamonomagazine.com

Hace unos días compartimos el ‘Manifiesto del 9 de mayo’, de El País de España, firmado por personalidades reconocidas de todos los países de la unión, en el que llaman a movilizar capacidades para reinventar Europa. Veamos algunas de sus líneas:

“Hace un año exacto llamábamos a establecer una hoja de ruta concreta para llegar a un nuevo renacimiento europeo. Exhortábamos a movilizarse contra las tentaciones de repliegue nacionalista y a promover un nuevo espíritu cívico europeo. Ahora ha llegado el momento de esa transformación, de hacer de la UE una potencia política, democrática, industrial, cultural, ecológica y social, capaz de defender los intereses y los valores de nuestros conciudadanos, que se convierta en un elemento activo y fundamental de la globalización y deje de ser un observador débil y pasivo.

Los eurobarómetros y los sondeos de opinión de estos nueve últimos meses muestran una gran recuperación del apego al proyecto europeo.

Hoy tenemos el deber colectivo de actuar y todos debemos asumir esa responsabilidad. Somos conscientes de que nuestras sociedades todavía están fragmentadas: es urgente reforzar nuestras posibilidades de crecimiento, combatir enérgicamente las desigualdades e inventar los derechos y las libertades del futuro para ofrecer a todo el mundo unas perspectivas duraderas de progreso y de inclusión democrática; en caso contrario, la cohesión de nuestros países y de la UE correrá peligro.

¿Cuál es la vía europea hacia un futuro mejor?  Hemos presentado a los dirigentes europeos unas propuestas concretas para tratar de reequilibrar el proyecto europeo y tener más en cuenta las preocupaciones de nuestros conciudadanos en torno a siete aspectos: la democracia, la educación y la cultura, la dimensión social, el desarrollo duradero, la economía y la industria, la moneda y, por supuesto, la seguridad, la defensa y la política exterior”.

Interesante llamado a la reflexión, más allá de que su diagnóstico no parece identificar algunas importantes políticas de la unión, que han venido alejando a Europa de la dinámica del Asia y de EEUU (antes de Trust).

En las siguientes líneas podemos ver un ejemplo de la rigidez y de la orientación política del ‘comisario de competitividad’ de la UE, la danesa Margrethe Vestager, que con un lenguaje político y hasta religioso, se ufana de la marcación al milímetro que desarrolla alrededor de los campeones corporativos estadounidenses, como Apple, Google y Amazon. Veamos unas líneas:

Vestager y otros ministros daneses en su camino para conocer a la reina Margrethe, 2011.
Fotografía: Linda Henriksen / Scanpix / Sipa Estados Unidos

“El eurócrata que hace temblar a las corporaciones americanas
Apple. Google. Amazon. La Comisaria de Competencias de la UE, Margrethe Vestager, los ha desafiado a todos.

Margrethe Vestager, la política danesa que se ha vuelto toda una celebridad como jefa de la Dirección General de Competencia de la UE. Su trabajo requiere que proteja la visión de la unión de un mercado justo, y ella se lo ha propuesto con gusto.

En agosto pasado, Vestager anunció que le Irlanda había otorgado beneficios fiscales ilegales a Apple Inc., y ordenó a la compañía pagar más de 14,000 millones de dólares en impuestos atrasados ​​e intereses.

Todo el mandato de Vestager ha estado relacionado con una desconfianza instintiva de las grandes corporaciones.

Tim Cook, director ejecutivo de Apple, calificó la decisión tributaria contra su compañía como una “total porquería política”. Y un grupo de 185 CEOs estadounidenses apelaron directamente a los jefes de gobierno europeos para que revirtieran el fallo, describiéndolo como “una grave herida auto infligida”.

Le gusta decir que Europa da la bienvenida a negocios de todo tipo. “Si ganas en el mercado, eso es justo, te felicitaremos”, dijo en la biblioteca. “Pero si engañan en el camino, entonces nosotros haremos una investigación.” ¿Por qué no querrían las compañías estar en Europa después de todo? “Europa es el mejor lugar para vivir en la Tierra, históricamente. Especialmente si eres una mujer”.

“No vamos a ser duros específicamente con las compañías estadounidenses. Lo que nos importa no es tu bandera. Lo que realmente importa es: si quieres hacer negocios en Europa, debes jugar con las reglas europeas”.

Con un personal de 900 empleados, Vestager toma decisiones relacionadas con la cartelización y antimonopolio, aprueba o rechaza las fusiones e investiga los casos de ayuda estatal. En Estados Unidos, la ayuda estatal mediante incentivos fiscales dirigidos es una estrategia legítima para atraer la inversión; en Europa, es una táctica prohibida. Aparte de eso, el espíritu de las leyes de competencia en la UE y Estados Unidos es idéntico; en el cálculo de lo que obstaculizaría el libre mercado, la UE tiende a ejercer más precaución que Estados Unidos.

Vestager discute la ley de la competencia en los severos términos morales de un patriarca bíblico, “cuando tenemos un caso y se quita los específicos y los tecnicismos de la ley, lo que se encuentra es básicamente igual que Adán y Eva. …Se trata de la codicia… O, a veces, miedo”.

Vestager dice: “No creo que Europa deba ser definida por la administración estadounidense. Tenemos tantas ventajas acá. Este es un gran lugar. Es un lugar maravilloso para hacer negocios”. En el nuevo orden mundial, si Estados Unidos abandona su puesto en el timón y se retira hacia sí mismo, Vestager dice: “Europa puede avanzar para llenar cualquier vacío que pueda aparecer”. No hay espacio para la preocupación, no hay tiempo para preocuparse. “Creo que es más una obligación ser optimista. El pesimismo nunca conseguirá hacer nada.”

Fuente: Samanth Subramanian, BloombergBusinessweek, 9 de mayo de 2017

Caray, con ese tipo de burócratas (eurócratas), se ve por qué es que Europa parece no entender que tiene algunas cosas que aprender de otros países y hacer reformas importantes. Margrethe Vestager, con sus expresiones, muestra una soberbia auto destructiva que después de todos los golpes recibidos por Europa en los úlitmos años, debería haber amainado. La física explica muy bien que las estructuras muy rígidas se rompen más fácilmente que el Bambú del oriente, que se dobla pero no se rompe.

Esperamos que Emmanuel Macron traiga aires frescos al pensamiento europeo. Lampadia




Evaluemos el turismo con los indicadores relevantes

En 2017, la industria del turismo continúa haciendo una verdadera diferencia en la vida de millones de personas impulsando el crecimiento, creando empleos, reduciendo la pobreza y fomentando el desarrollo. Con una proyección de 1,800 millones de turistas internacionales para 2030, el Foro Económico Mundial afirma que la industria tiene el potencial de “desempeñar un papel clave en la creación de oportunidades de empleo de alta calidad, actuar como un vehículo para proteger y restaurar la biodiversidad de nuestro planeta y ayudar a construir puentes entre las personas y las culturas”.

El reciente reporte titulado Índice de Competitividad de Viajes y Turismo del Foro Económico Mundial (WEF por sus siglas en inglés) muestra que para cada 30 nuevos turistas en un destino se crea un nuevo trabajo y actualmente representa 1 de cada 10 empleos a nivel global. Además, la industria turística movió US$7,400 millones en el mundo y creó 292 millones de puestos de trabajo en 2016.

En el informe, los países son clasificados de acuerdo con los pilares del Índice de Competitividad en Viajes y Turismo (TTCI), con una calificación de 1 a 7, la cual refleja el desempeño de cada país para cada subíndice específico. La nota 7 es la máxima calificación posible. El Índice está compuesto por 14 variables (pilares) agrupadas en cuatro subíndices: entorno, condiciones de la política turística, infraestructura y dotación de recursos naturales y culturales. 

Este modelo analítico permite juzgar con objetividad y sin romanticismo, los determinantes del éxito en la industria del turismo.

En este ranking, España ha sido calificada como el país líder en competitividad de viajes y turismo por segundo año consecutivo, seguido por Francia y Alemania. “Los tres líderes del ranking han asegurado sus posiciones gracias a sus recursos naturales y culturales de clase mundial y sus sobresalientes infraestructuras y servicios de alojamiento”, especifica el informe.

A medida que la industria continúa creciendo, cada vez hay más turismo procedente de países emergentes. Mientras que, históricamente, la mayoría de los viajes eran de Norte a Norte, esta realidad está cambiando. Se espera que los viajes de África, América Latina y Asia-Pacífico crezcan exponencialmente en la próxima década.

De hecho, desde la crisis financiera mundial, los gastos de turismo de los países en desarrollo han crecido más rápido que el de los gastos de las economías avanzadas, tendencia que seguirá en los próximos años. Los mercados emergentes y en desarrollo no sólo se están convirtiendo en mercados más grandes, sino que también están mejorando su competitividad para posicionarse como destinos más atractivos para el desarrollo del turismo.

El informe revela que varias economías emergentes han mejorado significativamente su puntaje de rendimiento en comparación con los resultados del año anterior. De hecho, 12 de los 15 países que más han mejorado son países en desarrollo y emergentes. Entre ellos figura el Perú, en la posición 11.

Perú, además, figura en la lista de los diez países más competitivos en turismo en América Latina. Los diez principales destinos turísticos en la región son: México, Brasil, Panamá, Costa Rica, Chile, Argentina, Perú, Ecuador, Barbados, y Colombia. De acuerdo al ranking, nuestro país ocupa el puesto siete de 18 países de este grupo y se ubica en el puesto 51 a nivel mundial, resultado que refleja un avance de siete posiciones, respecto al estudio anterior del 2015, en el que se ubicó en el puesto 58 (luego de haber escalado 15 lugares con respecto al 2013). Pero no nos entusiasmemos con estas cifras, pues, para variar, están muy lejos de nuestro potencial.

Fuente: El viajar es un placer

Veamos: El informe precisa que el Perú recibe alrededor de 3.5 millones de turistas internacionales (un número que representa solo el 0.17% del turismo global), que generan divisas por US$ 3,319 millones con un gasto promedio por viajero de US$ 960. Entre el 2002 y el 2014 hemos triplicado las visitas internacionales llegando a 3.2 millones. En la misma línea, los ingresos por divisas del turismo también se triplicaron, pasando de US$ 1,270 millones en el 2002 a unos US$ 3,800 millones en el 2014.

Fuente: Queverenz.com

Según la mencionada investigación, la mayoría de naciones latinoamericanas confían en sus recursos naturales y la buena hospitalidad para atraer a los turistas. También cuentan con políticas de visas internacionales muy abiertas (algo en lo que el Perú se puso al día recientemente). Además, refiere que Latinoamérica es una de las macro-regiones más “amigables” para el turismo internacional y la segunda que más ha mejorado desde la última edición del informe, detrás de la región Asia-Pacífico.

Fuente: Super Blog

A pesar de los avances del Perú en los distintos pilares, le queda mucho por mejorar:

Los pilares más destacados

El Perú solo destaca en recursos naturales y culturales, ubicándose en la posición 4 y 24 del mundo, respectivamente.

Además, registra posiciones medias en apertura internacional (puesto 12), infraestructura de servicios turísticos (45), recursos humanos y mercado de trabajo (62) y priorización de viajes y turismo (69).

Los pilares más débiles

Por el contrario, en el ranking, nuestro país no tiene buenas calificaciones en temas como infraestructuras. Según el WEF, nos encontramos en el puesto 109 en Infraestructura terrestre y portuaria y 73 en Infraestructura aérea.

Además obtenemos bajos resultados en el pilar de precios competitivos (puesto 127), infraestructura portuaria y terrestre (109), seguridad (108), salud e higiene (91), ambiente de negocios (83) y sostenibilidad ambiental (73).

Estos indicadores establecen una notoria brecha entre nuestro potencial y nuestra performance actual. Es evidente que no es suficiente tener atractivos naturales y culturales para hacer del turismo una actividad exitosa.

Veamos la performance de España, el líder mundial de la industria del turismo

Como puede verse, si comparamos los indicadores del Perú y España, hay una tremenda diferencia en prácticamente, todos los pilares, especialmente en Infraestructuras, Seguridad y Salud e Higiene.

Hacía un sector más desarrollado

El desafío ahora es que el Perú aproveche el crecimiento del turismo y su importante fuente de empleo e ingreso de divisas, además de los beneficios  por el encadenamiento con el resto de la economía que brinda, como la creación de infraestructuras. Según el CEPLAN (2015), el Perú tiene el potencial de captar entre 10 a 15 millones de turistas al año.

Fuente: HuacachinaHostels.com

Para aprovechar esas potencialidades, tenemos que asegurarnos de no seguir con el mono-producto en que se ha convertido Machu Picchu, ni seguir evitando que nuestras riquezas se pongan en valor, inhibiendo el desarrollo de concesiones, APPs y otras formas de colaboración de la inversión privada. Nuestro potencial cubre todas las demandas del turismo global en áreas como naturaleza, aire libre y cultura. Nuestros atractivos incluyen lo arqueológico, cultural, gastronómico, de aventura, vivencial y ecoturismo, entre otros. Ver en Lampadia: El Turismo: Otro potencial desaprovechado.

Fuente: Limitless Duo

El desarrollo del Perú está por debajo de su potencial. El turismo es una de las actividades económicas más atractivas para el desarrollo de los pueblos. Genera mucho empleo directo,  indirecto e inducido. Es fundamentalmente una actividad limpia y ayuda a generar mejores condiciones de vida. Esto se puede apreciar en nuestro destino icónico, el Cusco, el departamento que durante los últimos 15 años es el que más ha crecido, incluso, en algunos momentos, por encima del crecimiento de la China. Hoy el 50% de la población del Cusco es de clase media. Este desarrollo tiene solo dos explicaciones, el turismo y el gas de Camisea.

Fuente: Peru Travel

Para salir de la pobreza necesitamos poner en valor nuestro potencial productivo. Para ello es indispensable que logremos una mejor gobernanza, mayor sentido de pertenencia y compromiso de la población y que recuperemos el crecimiento económico. Para ello se debe dejar de mirar al sector privado como una fuerza de ocupación extranjera. Algo promovido por el gobierno anterior y por todos sus socios de las izquierdas de las ‘ideas muertas’ que lo ayudaron a llegar al gobierno, pero que una vez expulsados del entorno gubernativo, siguieron sembrando mitos y mentiras.

Para contrastar todo esto se necesita un gobierno con visión de desarrollo y valentía para llevar a los ciudadanos, y a los medios, las ideas de la prosperidad, acariciada por tantos países,  que hasta en el turismo, nos superan por varios cuerpos. Lampadia




El síndrome de Sofocleto

Alberto Vergara, en un reciente artículo que glosamos líneas abajo, plantea la siguiente frase como la piedra sobre la que construye su argumentación, de aspiración intelectual, sobre la ceguera o miopía de los peruanos:

“La modernización de la economía y la sociedad conduce, casi espontáneamente, a la construcción de mejores instituciones. La traducción práctica de esto es que, lógicamente, debemos poner todos los huevos en la canasta del crecimiento económico pues luego aparecerán también en la canasta del desarrollo institucional”

Así define “la teoría de la modernización”, supuestamente adoptada por los peruanos, que presenta en un artículo publicado en El Comercio, el último domingo, el día del cierre del APEC, al que tituló: “El síndrome de Pablo Escobar”.

¿Cuántos pescaditos caerán con los sinlogismos?

No es la primera vez que nos vemos precisados a observar esa mala costumbre de algunos jóvenes intelectuales, de plantear proposiciones de las que deducen sus aforismos, máximas o sentencias. Este también fue el caso de un libro de Carlos Ganosa, El Perú está calato, que contrastamos oportunamente con nuestro ensayo: ¡Qué “calato”… ni que ocho cuartos!.

La técnica lingüística empleada por estos futuros intelectuales es la de los silogismos (argumento que consta de tres proposiciones, la última de las cuales se deduce necesariamente de las otras dos – RAE). Sin embargo, cuando estas técnicas se llevan al extremo para vender sofisticadas especulaciones políticas, tenemos, más que silogismos, ‘sinlogismos’.

Los ‘sinlogismos’, son una creación de nuestro admirado Sofocleto (Luis Felipe Angell), eran, según los definió el mismo: aforismos y epigramas, “ideas llevadas a la máxima condensación conceptual e idiomática que rompen esquemas dando una nueva forma a la verdad”. Veamos algunos ‘sinlogismos’ de Sofocleto:

El pesimista auténtico cree que además, él ve las cosas por el lado bueno.
Los avaros se mueren sin dar el último suspiro.
La unanimidad es la opinión del que manda.
No hay guerra civil; todas las guerras son inciviles.
Lo peor del farsante es que es auténtico.

Fuente: Frases de Humor: Los sinlogismos de Sofocleto.

Pues, con la fuerza argumental de los sinlogismos, Vergara se despacha, en un día de APEC, contra TODOS: “Hace veinte años que nuestros líderes políticos, empresariales, intelectuales, tecnocráticos y mediáticos han hecho suya la teoría de la modernización”.

Es muy claro el nivel de nuestras carencias institucionales, pero parece que solo para gente rigurosa, entre las que no se encuentra Vergara, ni Ganosa, es también claro que buena parte de nuestra clase dirigente viene insistiendo en privilegiar el desarrollo institucional. Véanse nomás los temas de los distintos CADEs de IPAE a lo largo de las últimas cinco décadas. El que no tengamos mejores instituciones no es porque TODOS los peruanos desprecien su importancia.

Por otro lado, hemos tenido más bien gente como Vergara, que no han perdido ocasión para desdibujar la importancia del crecimiento en la mente de los peruanos, o incluso para negarlo. En Lampadia hemos explicado que el crecimiento económico no es el objetivo del desarrollo, es el medio para lograrlo. Para superarnos necesitamos luchar por un desarrollo integral (económico, social e institucional), pero también debemos crear una cultura de crecimiento, como lo propone Joel Mokyr en su reciente libro, ‘A Culture of Growth’.

Algo en lo que Vergara no repara, es en la necesidad de que los peruanos nos comuniquemos mejor. ¿Cómo puede un ciudadano de a pie entender nuestra realidad si en pocas décadas pasamos de haber apagado todas las luces (60s – 80s), a una espectacular recuperación económica y social (1993 – 2011), negando lo avanzado, y parar el crecimiento y la inclusión (2011 -2016)? ¿Cómo puede ver el ciudadano a dónde vamos y que debemos hacer si nuestros líderes políticos no se comunican con la población para explicar nuestra realidad y potencialidades, para explicar las relaciones causa-efecto que determinaron nuestra evolución, y si además, los estudiosos, supuestamente más serios, plantean sus ideas macheteando lo que tenemos y a todos los demás?  

Líneas abajo hemos glosado algunas de las afirmaciones del elegante (por la oportunidad de su artículo) y riguroso (por lo equilibrado de su análisis) politólogo Vergara, para la apreciación de nuestros lectores:

El síndrome Pablo Escobar

Alberto Vergara, Politólogo, El Comercio, Domingo 20 de noviembre, 2016
Glosado por Lampadia

La fórmula de la impopularidad tiene una raíz ideológica: la teoría de la modernización. En ciencias sociales, ella alude, en términos muy generales, a una forma de comprender el desarrollo según la cual los países al modernizarse –esto es, cuando se urbanizan, superan niveles de pobreza extremos, aumentan sus tasas de alfabetización, complejizan y fortalecen sus economías, entre otros indicadores sociales y económicos– también desarrollarán unos sistemas políticos más democráticos, institucionalizados, inclusivos. Es decir, la modernización de la economía y la sociedad conduce, casi espontáneamente, a la construcción de mejores instituciones. La traducción práctica de esto es que, lógicamente, debemos poner todos los huevos en la canasta del crecimiento económico pues luego aparecerán también en la canasta del desarrollo institucional

Hace veinte años que nuestros líderes políticos, empresariales, intelectuales, tecnocráticos y mediáticos han hecho suya la teoría de la modernización. Pero a estas alturas la teoría hace agua. Después de años brindándole la más absoluta prioridad al crecimiento económico y constatar que su expansión no se traduce en unas instituciones más sólidas y legítimas, ni en una política más ordenada, es hora de ponerla en entredicho. Este país es mucho más rico que hace veinte años y, sin embargo, se nos desmondonga política e institucionalmente por todos lados. [Será hora de ver como avanzamos en lo que falta, pero sería tonto desandar los contundentes avances sociales y económicos de los últimos 25 años].

Si la modernización no ha producido los sistémicos resultados que ofrecía, sí ha labrado, en cambio, un país signado por lo que llamo el “síndrome Pablo Escobar”. El capo colombiano, señaló alguna vez: no soy un hombre rico, soy un pobre con plata. En el Perú hemos descubierto exactamente eso: somos un pobre con plata. [Qué manera de endilgarnos el espíritu de un criminal].

Mi punto no es que debamos deshacernos del “modelo económico” –no se me ponga nervioso, amigo lector de El Comercio– sino que el paradigma de la modernización, bobamente confiado en que priorizar el crecimiento económico es la puerta a un mejor Estado, unas instituciones más estables, o una mejor democracia, está averiado. La voluntad incansable de las últimas décadas por construir una economía más saludable ha dado como resultado, oh sorpresa, una economía más saludable. Pero no se tradujo en beneficios institucionales. [¿Quién dijo que la modernización económica y social bastaba para lograr el desarrollo integral? No se pueden plantear falsedades para colar seudo verdades’].

(…) para los peruanos los problemas principales son la violencia y la corrupción. (…) Así, aunque los hechos demuestran que, primero, la modernización no cumplió con lo prometido ¿qué domina la imaginación y esfuerzo de nuestros gobernantes? Destrabar inversiones, meterle un puntito más al PBI, agilizar la competitividad. 

¿Para qué queremos el crecimiento? Ok, empeñemos todo por un punto más de PBI y crezcamos a 5% en lugar de 4%… ¿De ese puntito adicional surgirá la decisión y estrategia para tener un Poder Judicial respetable? Somos conscientes de que los grilletes que nos atan al subdesarrollo no están principalmente en la esfera económica y, sin embargo, continuamos privilegiando a la economía. [Sic].

Incluso alguien innovador y genuinamente preocupado por el Perú como el primer ministro Fernando Zavala resbala en la modernización. [Sic].

¿Permitirá el gobierno un Tribunal Constitucional infestado de intereses particulares asociados al fujimorismo? ¿Entregará la cabeza de Jaime Saavedra para reemplazarla con un Trelles o Boloña del nuevo milenio? [Un poquito de contrabando por aquí, otro poquito por allá].

Lampadia




El crecimiento es el medio para el desarrollo integral

Pasado el gobierno filo chavista, que alejó al Estado del sector privado y originó un colapso de la inversión privada, toca retomar los análisis racionales sobre las acciones públicas que nos permitan crecer a un ritmo compatible con nuestro potencial y nuestras necesidades de superación.

Vale recordar que, a diferencia de las acusaciones políticas contra el supuesto economicismo de los que no abrazamos las ideas del populismo y/o de nuestras izquierdas tradicionales, el crecimiento no es el fin del desarrollo, es solo el medio para lograrlo. Ver en Lampadia: Tres Caminos al Bienestar General.

El siguiente artículo de Sergio Álvarez, Socio de EY, nos permite revisar la línea de base de las cifras relevantes para prepararnos a actuar en una nueva fase de gobierno que debe traernos menos discursos y más resultados.   

Competitividad Perú: a retomar la senda de crecimiento

Sergio Álvarez

Socio de Transacciones y Finanzas Corporativas de EY (antes Ernst & Young)

Agosto 2016

Perú se afianza en el tercer lugar del ranking, a nivel de Sudamérica, de competitividad del World Economic Forum (Foro Económico Mundial – FEM) 2015-2016, pese a ello la caída en 4 posiciones exige de una mayor celeridad en la implementación de las reformas que lleven al país al desarrollo económico sostenido.

Han pasado 26 años desde el inicio de las reformas macroeconómicas emprendidas durante los años 90’s. Durante ese periodo se logró modernizar la gestión de las políticas públicas debido –principalmente– a un cambio positivo en las reglas de juego en materia económica –y a la incorporación de jóvenes técnicos que profesionalizaron el sector público.

Estos últimos tuvieron una gran relevancia en este periodo ya que lideraron las propuestas económicas que llevaron a que el Perú pase del caos macroeconómico de los 80’s al orden monetario y fiscal que hemos visto desde entonces.

Gracias a estos ajustes el Perú en 26 años pudo triplicar su renta, controlar la hiperinflación, reducir la pobreza al 21.8% y salir del ostracismo financiero, para ser reconocido como un país viable, con grado de inversión y con posibilidades de financiarse en mercados internacionales.

Pese a estos grandes avances, desde el año 2010 el crecimiento económico se ha ralentizado (ver gráfico), lo que ha generado que muchos economistas del medio alerten sobre un enfriamiento de la economía  y sobre la necesidad de reformas urgentes que permitan sostener el crecimiento económico de largo plazo.  

En este contexto, la competitividad toma relevancia para analizar la coyuntura económica del país. Según la definición del FEM el concepto de Competitividad engloba el “conjunto de instituciones, políticas y factores que determinan el nivel de productividad de un país”.

El FEM elabora de manera anual el Índice de Competitividad Global (ICG), índice referente mundial para medir la competitividad de los países. Para ello se ponderan una serie de variables macroeconómicas y microeconómicas las cuales se condesan en 12 pilares de competitividad.

Al ser la competitividad la variable que permite a un país crecer sostenidamente en el largo plazo, resulta importante ver cómo le fue a Perú en el último Informe de Competitividad Global 2015-2016 del FEM.

Resultados mixtos

Las cifras del último informe posicionan al Perú en el puesto 69 de 144 economías evaluadas. Con este resultado el Perú retrocede 4 posiciones respecto al informe anterior y 8 posiciones respecto a dos años atrás.

A nivel de Latinoamérica y el Caribe el Perú tuvo un mejor desempeño, al ocupar el puesto 6 entre 21 economías evaluadas. Esta categoría fue liderada por Chile (35), Panamá (50) y Costa Rica (52). Cabe resaltar que el Perú logró ubicarse 19 casillas por encima del promedio de la región.

En tanto a nivel de Sudamérica el Perú se ubicó en tercera posición entre 11 economías en evaluación. El Perú logró posicionarse 20 puestos por encima del promedio de la región. La categoría fue liderada por Chile (35), Colombia (61) y Perú.

A raíz de los resultados se puede concluir que a nivel latinoamericano estamos relativamente bien, pese a ello la caída de posiciones por segundo año consecutivo es una llamada de atención para todos los involucrados (públicos y privados), para que se ajusten las estrategias de competitividad que nos lleve a acelerar nuestra transición hacia una economía desarrollada.

Lo bueno y lo malo

Entre lo bueno de este último reporte es que Perú mejoró en 5 de 12 pilares: Instituciones (116 vs 118), Educación Superior y Capacitación (82 vs 83), Desarrollo del Mercado Financiero (30 vs 40), Preparación Tecnológica (88 vs 92) e Innovación (116 vs 117).

Lo malo es que retrocedimos en 7: Infraestructura (89 vs 88), Entorno Macroeconómico (23 vs 21), Salud y Educación Primaria (100 vs 94), Eficiencia en Mercado de Bienes (60 vs 53), Eficiencia del Mercado Laboral (64 vs 51), Tamaño de Mercado (48 vs 43) y Sofisticación Empresarial (81 vs 72).

Al analizar con mayor detalle el ICG se puede notar que nuestro país destaca en las variables macroeconómicas. Esto queda en evidencia cuando vemos que nuestros principales pilares de competitividad son Entorno Macroeconómico (23) y Desarrollo del Mercado Financiero (30), los cuales se ubican en el top 30 de 144 economías.

En tanto nuestras debilidades se encuentran principalmente focalizadas en 7 pilares, todos ubicados por encima del puesto 80: Instituciones (116), Infraestructura (89), Salud y Educación Primaria (100), Educación Superior y Capacitación (82), Preparación Tecnológica (88), Sofisticación Empresarial (81) e Innovación (116).

Al analizar estas últimas variables se evidencia que la mayoría de deficiencias son de carácter microeconómico, es decir orientadas a incrementar las capacidades de los agentes económicos.

En los últimos años se han dado iniciativas de carácter público y privado que buscan mejorar estas capacidades. ¿Cuáles han sido los esfuerzos coordinados del sector privado y público para mejorar en esta variable tan importante?

Los esfuerzos

Desde mediados del año 2014 se institucionalizó la denominada Agenda de Competitividad 2014-2018. Lo relevante de esta agenda es que esta se condensa en un plan que consiste en el cumplimiento de 65 metas parciales, las cuales serían revisadas semestralmente.

A este plan se le debe sumar el Plan de Diversificación Productiva (PDP) del Ministerio de Producción (Produce) el cual también pretenden incrementar la productividad del país mediante la mejora del capital humano, de la eficiencia en los negocios y la infraestructura.

Ante estos esfuerzos lo que queda es esperar que estos se puedan materializar para que el Perú país siga la senda del crecimiento económico sostenido y podamos escalar posiciones en el ranking del FEM.

El reciente instaurado nuevo gobierno del Presidente Pedro Pablo Kuczynski ha iniciado su período con u n mensaje claro y directo – destrabar las obras de infraestructura paralizadas o en problemas.  Mucho se ha discutido sobre el tema pero vale la pena reforzar la discusión. Es imposible ser un país competitivo a nivel mundial si no se mejora en la conectividad de las regiones, la disponibilidad de energía barata y la infraestructura social que permite surgir al capital humano.  

Los datos son crudos y duros, según El Plan Nacional de Infraestructura elaborado por la Escuela de Gestión Pública de la Universidad del Pacífico y encargado por AFIN, estimó que la brecha de infraestructura para atender las necesidades productivas y económicas del país, en el periodo de 2016 a 2025, requiere una inversión total aproximada de US$ 160 mil millones. Específicamente el estudio analiza los sectores de saneamiento, telecomunicaciones, transportes, energía, salud y educación e infraestructura hidráulica, sobre los cuales se requiere en promedio una inversión anual de US$ 16 mil millones durante los próximos 10 años. Por lo cual, es relevante y prioritario el desarrollo de instrumentos de gestión que contribuyan a agilizar la implementación de los proyectos en curso y a dinamizar la promoción de la cartera de proyectos, con la finalidad de viabilizar la ejecución de las obras de los proyectos de infraestructura que permita fortalecer el nivel de competitividad del país.

Acerca de EY

EY es el líder global en servicios de auditoría, impuestos, transacciones y consultoría. La calidad de servicio y conocimientos que aporta ayuda a brindar confianza en los mercados de capitales y en las economías del mundo. Desarrolla líderes excepcionales que trabajan en equipo para cumplir su compromiso con sus stakeholders.  Así, juega un rol fundamental en la construcción de un mundo mejor para su gente, sus clientes y sus comunidades.

Lampadia




China y América Latina estrechan relaciones comerciales

Las relaciones comerciales entre China y los países de América Latina han prosperado en los últimos años gracias a intereses económicos compartidos, trayendo múltiples beneficios para ambos.

La economía de China ha crecido significativamente, al igual que su influencia económica en América Latina. La cantidad de productos que China importa de América Latina, principalmente commodities, han aumentado rápidamente y han ejercido un profundo impacto en las economías de los países exportadores en la región. Asimismo, los productos chinos importados por América Latina han tenido un efecto impresionante, tanto en los consumidores como en los productores. En la actualidad, China es el mayor socio comercial de Brasil, el segundo mayor mercado exportador de Chile y el  mayor socio comercial de Perú. Los tres países han experimentado altos niveles de crecimiento económico en los últimos años.

La dimensión económica de las relaciones entre China y América Latina ha florecido en las áreas de comercio y finanzas. Beijing se ha convertido en el segundo mayor socio comercial y la principal fuente de financiación pública internacional para América Latina. En los últimos 15 años, el comercio entre China y América Latina ha crecido casi veinte veces, pasando de alrededor de US$ 5 mil millones en el año 2000, las exportaciones de América Latina a China totalizaron US $ 104 mil millones en 2015. Las entradas de inversión extranjera directa (IED) de China en América Latina y el Caribe demoraron más en despegar, pero también han aumentado notablemente, especialmente en los últimos cinco años. De acuerdo con la Heritage Foundation, un think-tank, la IED china en América Latina fue de US $ 84 mil millones entre 2010 y 2015.

La demanda de China por productos primarios significó que las economías de exportación gozaron de un aumento en volúmenes y altos precios por sus productos lo cual sirvió para blindar las economías de la región. No fue por coincidencia que los países de América Latina con los más altos niveles de exportación a China, incluyendo a Brasil, Chile, Perú y Argentina, fueron los países que se recuperaron más rápidamente de la recesión. Las ventas de energía recursos, minerales, y los productos alimenticios han implicado una transferencia considerable de la riqueza de China, que ha ayudado a impulsar el crecimiento económico regional por encima del 5% del PBI. 

Sin embargo, Heritage Foundation también prevé que el crecimiento del PBI chino continuará desacelerándose en los próximos años, llegando a 6.2% en 2016, frente al 6.9% en 2015, y muy por debajo de la media de crecimiento anual del 10% registrado en la década anterior. América Latina parece ser una de las regiones más afectadas del mundo por la desaceleración de China, en particular en lo que respecta a su comercio y también a causa de los bajos precios de materias primas, que también se explica en parte por una actividad menos dinámica en China.

China también podría sufrir una disminución de su participación del mercado debido a la pérdida de competitividad, lo que puede explicarse por el aumento de los salarios por encima de la productividad y la apreciación del Yuan en los últimos años. Además, el aumento de los costos de mano de obra de China en los últimos diez años han reducido las ventajas de producir en el país. El país había sido conocido, desde hace muchos años, por su mano de obra relativamente barata. Esto ayudó a aumentar la competitividad de los productos de China y explica el fuerte aumento de las exportaciones a América Latina. Esta realidad, sin embargo, ha cambiado, sobre todo desde que China no está incluida en la Asociación Trans-Pacífico, cuyo objetivo es reducir las barreras comerciales y promover el comercio entre los países firmantes.

De acuerdo con estimaciones del Economist Intelligence Unit en su publicación The evolving role of China in Africa and Latin America, el crecimiento de los volúmenes de las importaciones de bienes y servicios se redujo de 9.2% en 2014 a 1.6% en 2015. En términos de dólares, las importaciones de China procedentes de América Latina se redujeron en casi un 20%, a US$ 103 mil millones, desde un máximo histórico de US $ 126 millones un año antes. El impacto directo de un menor crecimiento de la demanda de China, y su efecto indirecto en América Latina en la forma de menores precios de las materias primas, ha impulsado unos ajustes de política difícil, especialmente para exportadores de materias primas de América Latina.

En conjunto, los ingresos fiscales de la región han disminuido en un 4% del PBI en los últimos cinco y, en combinación con una reducción de la inversión en toda la región, ha tenido un impacto en el consumo privado, produciendo un resultado de crecimiento económico muy decepcionante en los últimos dos años para América Latina: en 2015 el PBI real creció en un 0.1%; en 2016 el Economist Intelligence Unit proyecta que una contracción de 0.3%.

Sin embargo, China ha puesto en marcha su propio plan a largo plazo para el reequilibrio de la economía, presentando su propio compromiso con América Latina. América Latina no ha sido beneficiario del gran proyecto de infraestructura del gobierno chino “Un cinturón, Un camino” (Ver en Lampadia: La Ruta de la Seda: Una nueva avenida de desarrollo global) que implica a los vecinos más cercanos de China en Eurasia y el norte de África. Pero un nuevo marco para las futuras relaciones con América Latina se esbozó en 2014, durante la visita del presidente de China, Xi Jinping, y se perfeccionó posteriormente en 2015 durante una visita de Li.

El plan denominado “1+3+6” esbozado por Xi implica un plan con tres motores (comercio, inversión y finanzas), y seis sectores prioritarios para la cooperación (energía y recursos, construcción de infraestructura, agricultura, a industria manufacturera, innovación científica y tecnológica y TI).

Este plan, que tiene como objetivo incrementar el comercio y la inversión de manera espectacular, podría tener efectos transformadores para América Latina. Sin embargo, el Embajador de China en el Perú indica que perdemos muchas oportunidades de inversión, comercio y turismo, por nuestras restrictivas prácticas migratorias y de visados (Ver: “El visado afecta la inversión en el perú”). El Perú está en condiciones de aprovechar estas oportunidades, pero no debemos permitir que se nos pase el tren. Como afirma el historiador israelí Yuval Noah Harari en Diálogo sobre la Tecnología y el Futuro, “Países que, como China, perdieron el tren de la Revolución Industrial, 150 años más tarde han conseguido recuperar el terreno perdido, en gran medida, en términos económicos, gracias a la mano de obra barata. Esta vez, quienes pierdan el tren no tendrán una segunda oportunidad. Hoy en día, si un país, un grupo de personas, se queda descolgado, no tendrá una segunda oportunidad, en particular porque la mano de obra barata no tendrá ninguna relevancia”. 

Lampadia




OCDE: Un traje grande que se pone con calzador

El ministro de Economía y Finanzas, Alonso Segura, anunció en el Foro “Perú camino a la OCDE: Retos y Desafíos” (organizado por EY y Confiep) que se espera que en el 2019 Perú pueda ingresar a la  Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), el club de 34 países desarrollados comprometidos con la economía de mercado y con sistemas políticos democráticos, que en conjunto representan el 80% del PBI mundial. De lograrse el acceso, este sería un hito más en la construcción de nuestro camino hacia el desarrollo y la opción por que ese desarrollo se adorne con las mejores prácticas de los países miembros.

La OCDE sería un socio estratégico de los tomadores de decisiones sobre las complejas políticas públicas en las tareas de promover reformas estructurales. Así mismo tendríamos acceso a un foro donde los gobiernos comparan, intercambian experiencias en políticas públicas, identifican mejores prácticas, promueven decisiones y recomendaciones, y mediante esos y otros instrumentos legales, acuerdan y se comprometen con estándares de alto nivel técnico y avanzada voluntad política. Para ello, el diálogo, el consenso, las evaluaciones y las revisiones entre pares conforman el núcleo del trabajo de la OCDE, la que constituye una de las fuentes más grandes y confiables a nivel internacional en los ámbitos de las estadísticas y de la información económica y social.

Recordemos que el Perú viene trabajando en el “Programa País” de la OECD, un novedoso mecanismo de la organización al que fuimos invitados por su Consejo tras la reunión de los ministros de los países miembros de Mayo 2014. Este programa consiste en 60 acciones enmarcadas dentro de 18 proyectos que deben aplicarse en los próximos años en materias de inclusión social en la economía (educación, salud), competitividad y diversificación económica (reducir la informalidad, fortalecer el sistema tributario), sanción a la corrupción (credibilidad institucional) y uso sostenible de recursos naturales.

En el foro, Segura destacó el buen trabajo realizado con el Programa País, ya que el Perú presenta muchos avances y ha venido incorporando los estándares requeridos por la OCDE, los cuales son evaluados de cerca por el organismo (mediante 18 revisiones de políticas). Resaltó que somos el primer país no miembro en solicitar adhesión a los Códigos de liberación y la Recomendación de Gobernanza de APPs. De esta manera, se fortalecerá la confianza de los inversionistas e impulsará el mecanismo de APP de manera responsable contribuyendo al desarrollo de infraestructura y servicios públicos para nuestros ciudadanos.

La ejecución del Programa País nos permitirá incorporar en la administración pública las buenas prácticas, estándares y códigos de los miembros de la OCDE, en temas como lucha contra la corrupción, gobernanza pública, políticas de desarrollo de la productividad, y desarrollo territorial, entre otros. Los ejes de trabajo son:

  1. Identificación de barreras al crecimiento y desarrollo. Busca identificar la dinámica económica y social que restringe el crecimiento y desarrollo, y redefinir las políticas públicas para afrontar la baja productividad, la informalidad, entre otros temas.
  2. Mejora de la institucionalidad y gobernanza pública. Busca identificar las “fallas del gobierno” en el diseño, implementación y evolución de políticas públicas, así como mejorar la interacción del gobierno y sociedad civil.
  3. Fortalecimiento de la productividad y capital humano. Busca mejorar la productividad de la economía, mejorar el entrenamiento de la fuerza laboral y reorientar la educación hacia las necesidades del mundo moderno.
  4. Transparencia del Estado y lucha contra la corrupción. Busca incorporar las mejores políticas de transparencia y rendición de cuentas en las instituciones públicas, así como la lucha contra la corrupción.
  5. Mejora de los estándares ambientales. Busca implementar políticas que tenga un balance óptimo entre el manejo de los recursos naturales y el impulso productivo en nuestra economía.

Según Segura, el camino adoptado por el Gobierno del Perú constituirá una ventaja para el país respecto a sus pares de la Región, contribuyendo al desarrollo de infraestructura y servicios públicos para nuestros ciudadanos, potenciando tanto la producción como la provisión de bienes públicos.

Es importante notar que entre los avances del Perú se encuentra el hecho de que fuimos reconocidos como “co-chair” del Programa Regional para América Latina y el Caribe de la OCDE, además de ser anfitriones en varios eventos como la Junta de Gobernadores, reuniones APEC, entre otras.

Del mismo modo, según varios estudios importantes (muchos están en el proceso de publicación), el ministro afirma que “a pesar de que se clasifican los documentos oficiales, sabemos que la OCDE ha evaluado los progresos realizados por el Perú y otros dos países, y nuestro país obtuvo una calificación aprobatoria”.

El cumplir con estas medidas fomentará una mayor inversión privada, el fortalecimiento de las instituciones y eliminará trabas burocráticas. El ser miembro de la OCDE es el mejor certificado de buena conducta económica que cualquier país puede ostentar, sobre todo para atraer inversiones y ser un país más predecible con un buen nivel institucional. Este organismo es un socio estratégico para promover reformas estructurales y es además, un foro donde los gobiernos pueden comparar y compartir experiencias de políticas públicas, identificar las mejores prácticas y promover  recomendaciones. (Ver en Lampadia: Un Grupo al que el Perú debe entrar).

También resalto que el involucramiento del sector privado es clave en un proceso de reformas que contribuya a la implementación de los principios de los miembros de la OCDE. La aplicación de estándares OCDE en temas de Gobierno Corporativo, Lobbies, transparencia, entre otros, genera mayor confianza en las empresas que quieran hacer negocios en el país.

Los países entran a la OCDE primero como observadores, luego invitados y finalmente como miembros. En la conferencia, Segura señaló que el ingreso de Perú como invitado debería darse a mediados del próximo gobierno.

También indicó que hay factores externos no controlables: la evaluación implica una aceptación unánime de los miembros de la OCDE y es un proceso de acceso geopolítico y los miembros tienen que decidir ampliar el acceso en primer lugar. “Lo único que podemos hacer de nuestro lado es estar listos para que cuando entre la siguiente camada, el Perú esté ahí”. Además, explicó que se requerirá el compromiso del próximo gobierno para continuar la agenda del ‘Programa País’. Algo clave para precipitar la invitación para acceder a la OCDE.

Ingresar a este organismo nos permitiría afianzar nuestras políticas públicas y adoptar normas y regulaciones pro-desarrollo que nuestros ciudadanos podrán entender en el contexto del desarrollo global, lejos de la dialéctica política local y, además, nos permitiría  aprovechar las experiencia de sus miembros.

Los avances del Perú en la integración de su economía al mundo global desde la reinserción de la economía de los años 90, su consolidación con los tratados de comercio y el acceso a los nuevos foros comerciales, cómo APEC y la formación de la Alianza del Pacífico, nos han permitido llevar nuestras exportaciones desde los US$ 3,000 millones que exportábamos a inicios de los 90, hasta los US$ 48,000 que exportamos en 2012 o US$ 33,000 en 2015, después de parar los proyectos mineros.

Más allá de los absurdos reparos al comercio internacional por parte de las izquierdas tradicionales y sus ‘ideas muertas’ del pos-extractivismo, este proceso de integración comercial ha contribuido notoria y claramente al crecimiento de la economía, reducción de la pobreza y desigualdad, que nos permiten ahora, tener la base para ambicionar el ingreso de nuestro país al más exclusivo club de los países que combinan desarrollo económico con institucionalidad y democracia. 

Lampadia




Entendamos los factores que impulsan el Brexit

Entendamos los factores que impulsan el Brexit

El 23 de junio de 2016, la población de Gran Bretaña (GB) votará en un referéndum para decidir si permanece en la Unión Europea (UE) o si se desliga. Quienes son pro-UE sostienen que la salida le costará muy caro a los británicos en términos de prosperidad económica, estabilidad financiera y seguridad nacional. Quienes son anti-UE consideran que salir de la UE será bueno, ya que le daría a Gran Bretaña la libertad para determinar su propio destino para tomar decisiones sobre los impuestos, la inmigración y otros miles de temas que son de suma importancia para el bienestar económico y político de su pueblo.

Lo difícil de este debate es que hay buenas razones a ambos lados. El problema parece estar mal planteado. El debate no debería ser sobre si es mejor salirse o no de la UE, sino qué debería cambiar en la gestión de la UE para que Gran Bretaña permanezca como parte de esta asociación económica y política que nació después de la Segunda Guerra Mundial. Ver en Lampadia: ¿Será posible construir una nueva Europa?

Las motivaciones que impulsan el denominado ‘Brexit’ (Salida de Gran Bretaña, en inglés: Britain’s Exit) son muchísimas y completamente razonables. Como afirma Ian Vasquez en su columna de opinión: El Reino Unido y el futuro de Europa, “La UE empezó como un mercado común y zona de libre comercio. [Pero] Se ha transformado en el tiempo en un gobierno supranacional y burocratizado que centraliza cada vez más poderes y recursos financieros, y emite cada vez más regulaciones que sus 28 diversos miembros tienen que cumplir. Muchas regulaciones son simplemente ridículas”.

Entre los argumentos a favor del Brexit tenemos la alta contribución del Reino Unido a la UE, £13 mil millones en 2014; sin embargo, según FullFacts.org, solamente se recibió £4.5 mil millones de gasto por parte de la UE, dejando una pérdida contable de £9 millones. 

Otro ejemplo es que bajo las normas de la UE, Gran Bretaña no puede evitar que alguien de otro país miembro se mude a vivir a su país, mientras que los británicos se benefician de un derecho equivalente a vivir y trabajar en cualquier otro lugar en la UE. El resultado ha sido un enorme aumento de inmigración en Gran Bretaña, sobre todo de Europa del este.

Como afirma Ivan Vasquez, “Se ha llegado a prohibir el uso de platitos y otros contenedores tradicionales para servir aceite de oliva en restaurantes, por ejemplo, o regular la curvatura de ciertos plátanos. Muchísimas reglas imponen costos desmedidos. La política agrícola de la UE, por ejemplo, es altamente proteccionista e ineficiente. Consume el 30% del presupuesto de la UE para favorecer al 3% de la población europea, que son agricultores. El consumidor europeo termina pagando doble: por los subsidios y por los precios elevados de comida.” Líneas abajo presentamos algunos ejemplos de otras normas que desincentivan a Gran Bretaña a formar parte de la UE, o debieran ser la razón fundamental para plantear una reforma y evitar su alejamiento. (Publicadas en Cost of the EU – let’s spend our money on our priorities):

  • Normas que retrasan la construcción de escuelas y hospitales con trabas burocráticas y aumentan sus costos.
  • La obligación de aumentar los impuestos a la electricidad, que afecta sobre todo a las familias más pobres.
  • Se obliga el imponer IVA (impuesto al valor agregado) en productos que van en contra de los intereses de Gran Bretaña.
  • Se obstruye la construcción de viviendas gracias a la Directiva de Hábitats.
  • Debido a la contribución obligatoria de la UE, Gran Bretaña envía un total de £350 millones semanales a Bélgica, que podría ser utilizado en gastos públicos necesarios.
  • Las regulaciones de la UE generan costos adicionales de  más de £600 millones a la semana a las pequeñas empresas de Gran Bretaña.
  • El proteccionismo de la UE genera pérdidas millonarias a los agricultores y pescadores de Gran Bretaña.
  • El exceso de normas de la UE afectan el desarrollo de nuevas tecnologías.

Por otro lado, queda claro que el eventual Brexit pondría en peligro el comercio de Gran Bretaña con su principal socio comercial. La UE representa casi la mitad de las exportaciones e importaciones de Gran Bretaña, lo que corresponde al 15% del PBI del país. Un Brexit también haría de Gran Bretaña un destino mucho menos atractivo para la inversión extranjera, ya que parte del atractivo es su acceso a los mercados de la UE. Como explica Martin Wolf, podría generarse una importante salida de capitales de la GB, eventualidad para la que los bancos centrales están organizando un respaldo importante. Ver en Lampadia: Brexit pone en peligro la confianza de extranjeros.

De hecho, las consecuencias de un Brexit para la GB son difíciles de acota. Mucho dependerá de cómo terminen las relaciones entre Gran Bretaña y la UE. Podría llegar a ser como el caso de Suiza, que tiene una asociación con la Unión Europea, o como Noruega e Islandia, que están dentro de la Zona Económica Europea, y por lo tanto en el mercado interno, pero sin poder sufrir la imposición de normas por parte de la UE. O, alternativamente, podría ser que Gran Bretaña termine con una relación disminuida con la UE.

Desde el punto de vista de la UE, la salida de GB sería un tremendo fracaso de un proyecto que tiene muchos sustentos positivos para la propia UE, incluida GB, y para toda la humanidad. En un mundo multipolar con EEUU, China y más adelante India, una Unión Europea sólida que avance y no retroceda sería muy importante para el mundo global, pues además de los balances económicos implícitos, seguiría aportando los valores de la civilización moderna desde una plataforma inspiradora.

Lamentablemente, la UE ha ido recorriendo un camino anti moderno de empoderamiento de la burocracia y abundancia de normas que asfixian la creatividad y competitividad de los países miembros y de sus empresas. No dejen de ver en Lampadia el artículo del español Don José María Ruiz Soroa sobre el exceso de legislación, ¡Dejen de legislar!.                                                                                        

Lo grave de este enfrentamiento en la UE es que se da en medio de un sentimiento nacionalista, proteccionista y populista que con un sentimiento antiglobalización empieza a extenderse por todo el bloque europeo.

En términos económicos la permanencia de GB en la UE, es muy importante, como lo muestra el siguiente gráfico:

El referéndum del 23 de junio no es solo un problema económico, también es político. El debate va más allá de una separación de Gran Bretaña de la UE. Si se produce el Brexit, esto bien podría ser el inicio del fin de la Unión Europea y el consiguiente debilitamiento de la globalización, sobre todo ahora que, repetimos, asechan el nacionalismo, el proteccionismo y el populismo en una de las regiones más icónicas del mundo moderno. 

Lampadia




Aprovechando la bendición de los recursos naturales

Aprovechando la bendición de los recursos naturales

Según el McKinsey Global Institute, casi el 70 % de las personas que viven en situación de pobreza son de países cuyas economías están impulsadas por recursos naturales como el petróleo, gas y minerales. Si estas economías manejan su riqueza en recursos naturales sabiamente, podían sacar a 540 millones de ciudadanos de la pobreza al 2030.

La tasa histórica de inversión en petróleo, gas y minerales deberá ser más del doble en 2030 para reemplazar las fuentes existentes de suministro (que están llegando al final de su vida útil) y para satisfacer la fuerte demanda de un gran número de nuevos consumidores de todo el mundo, particularmente en las economías emergentes. Si los países ricos en recursos naturales utilizan el impulso de los sectores extractivos como una plataforma para un mayor desarrollo económico, podrían transformar sus perspectivas a futuro.

Sin embargo, muchos países basados en los recursos naturales no han logrado convertir su ‘bendición’ de recursos en una prosperidad a largo plazo. Sólo un tercio de ellos han sido capaces de mantener su alto crecimiento más allá del ‘boom’ inicial.

El informe de McKinsey Global Institute (MGI) titulado “Invirtiendo la maldición: Maximizando el potencial de las economías impulsadas por los recursos” detalla los cambios en las industrias de los recursos naturales y sus consecuencias para los países basados en ellos. La investigación detalla las principales tendencias, especialmente para las empresas extractivas, el gobierno y la sociedad civil.

Primero, el informe define a los “países basados en los recursos naturales” como aquellas economías en las que el petróleo, gas y sectores minerales tienen un rol ‘dominante’, utilizando tres criterios: los recursos representan más del 20 % de las exportaciones; los recursos generan más del 20 % de los ingresos fiscales; o las rentas de recursos son más del 10 % de la producción económica.

Al año 2014, había 81 países en los que sus economías se basaban en los recursos naturales, que representaban el 26 % de la producción económica mundial. Sin embargo, sólo alrededor de un tercio de ellos han sostenido el crecimiento económico más allá de su auge inicial. Muchos de ellos todavía se encuentran entre los más pobres del mundo. Casi la mitad de las reservas de recursos de minerales, petróleo y gas se encuentran fuera de los países de la  OCDE y no pertenecen a la OPEP. Esta proporción podría ser aún mayor, ya que la exploración en países de ingresos bajos y medianos ha sido limitada.

Según el informe, es vital que estos países aprovechen al máximo la demanda futura de recursos. El reporte estima que se necesitará entre US$ 11,000 millones de millones y US$ 17,000 millones de millones en nuevas inversiones en petróleo, gas y minerales para satisfacer la demanda futura y sustituir las fuentes existentes de suministro para el año 2030.

En el pasado, casi el 90 % de la inversión en recursos naturales sucedía en los países de ingresos altos y medio-altos. Pero la proporción de inversiones en países de ingresos bajos y medianos, podría casi duplicarse a US$ 3 millones de millones (US$ 3 trillones). 

El modelo de desarrollo industrial del siglo XX no sirve para aprovechar esta oportunidad para transformar la riqueza del subsuelo en prosperidad a largo plazo. Algunos países están tratando de emular el enfoque de los tigres asiáticos mediante el desarrollo de un sector manufacturero fuerte y así ascender en la cadena de valor. Pero McKinsey propone algo diferente: Un modelo “Tigre de Recursos” (“Resource Tiger Model”, en inglés), adaptado a cada país, pero siempre en torno a tres imperativos: desarrollar eficazmente el sector de los recursos, capturar su valor y transformar ese valor en desarrollo a largo plazo. El informe de MGI mira seis aspectos dentro de estos imperativos: instituciones y gobernabilidad; infraestructuras; competitividad y política fiscal; contenido local; bonanza de recursos naturales; y desarrollo económico.

La propuesta no es radical. El imperativo es desarrollar las mejores prácticas en todas estas dimensiones. Por ejemplo, en el contenido local: Entre el 40 % y el 80 % de los ingresos creados por petróleo, gas y en la minería es destinado a la adquisición de bienes y servicios. Esto supera el valor de los impuestos y las regalías en algunos casos. El 90 % de los países basados en recursos naturales tienen algún mecanismo de regulación local, pero la mayoría están mal diseñados. El informe cita a La República Democrática del Congo como un ejemplo de ello. El gobierno requiere que el 96 % de los empleos en la minería y el 98 % de los puestos ejecutivos sean otorgados a locales, pero simplemente el país no cuenta con suficientes personas con las habilidades y experiencia para cumplir con estos objetivos.

Otro ejemplo es que las empresas y los gobiernos deben ser capaces de llegar a un acuerdo, cooperando para asegurarse que las preocupaciones legítimas de políticas del país local sean tomadas en cuenta y se establezca un marco legal fuerte y estable. Cuando los gobiernos hacen cambios repentinos en los términos de la inversión, actuando bajo presión para compensar el malestar social o para conseguir apoyo político, no se llegará a un acuerdo mutuamente aceptable. En tales circunstancias, las empresas pueden verse obligadas a adoptar una posición más dura y estar dispuestas a recurrir al arbitraje en contra de un gobierno para cambiar sus disposiciones. El informe MGI cita el ejemplo de ExxonMobil, que fue capaz de recuperar más o menos US$ 300 millones en 2007 después de que sus activos fueron expropiados en Venezuela.

Otro ejemplo es infraestructuras compartidas. Los países basados en los recursos naturales requerirán más de US$ 1.3 millones de millones de inversión en infraestructuras durante los próximos 17 años para sostener el crecimiento proyectado de la economía. Esto es casi el cuádruple de la inversión que estos países realizaron durante el período de 17 años entre 1995 y 2012. Las empresas extractivas son los principales inversores y desarrolladores de infraestructuras. Teniendo en cuenta la enorme necesidad, el informe considera importante que los países tomen en cuenta la manera de compartir las infraestructuras. Estiman que casi el 70 % de la inversión en infraestructuras podría ser compartida entre los diferentes operadores y las mayores oportunidades se observan en las zonas mineras y tuberías en regiones petroleras.

Por supuesto, los gobiernos deben evaluar cuidadosamente los costos y beneficios de compartir infraestructuras caso por caso. En general, parece que los proyectos de energía son buenos candidatos para compartir ya que los beneficios son altos y la coordinación tiene bajos costos.

El Perú es un país muy rico en recursos naturales, pero no hemos logrado traducir eso en el bienestar general de la población. Este no es el espacio para analizar porqué no lo hicimos, más bien queremos enfatizar, como muestra el estudio, que no existe una ‘maldición de los recursos naturales’, lo que existe es la ‘torpeza’  de los gobernantes de un país rico en recursos, que se las ingenian para impedir su desarrollo.

Por ejemplo, en los últimos 25 años, como hemos explicado tantas veces (ver: Las Cifras de la Prosperidad y ¡Qué “calato”… ni qué ocho cuartos!), el país ha tenido el proceso de desarrollo más importante de su historia con un alto crecimiento de la inversión y la economía, una importantísima reducción de la pobreza y la desigualdad, creación de una nueva clase media y mayores incrementos de los ingresos para los más pobres. Estos resultados se han debido en una parte significativa, justamente al desarrollo de algunos de nuestros recursos naturales.

Sin embargo, buena parte de nuestra clase política, académica y mediática, pretende desconocer los logros, asignarlos a condiciones externas y combatir las inversiones vinculadas a los recursos naturales. Acá hay que sumar a la torpeza indicada líneas arriba, la mala voluntad de algunos peruanos que solo buscan lucimiento personal o espacios de poder para implantar sus ‘ideas muertas’.

Felizmente, el Perú es más grande que sus malos hijos y, nuestra población a rechazado mayoritariamente a los representantes de aquellas ideas. Ilustremos ahora a nuestros ciudadanos sobre nuestro potencial de prosperidad y busquemos una mayor convergencia política y social para convertir nuestro potencial en una realización de mayor riqueza para todos.

Lampadia




Necesitamos más minería para una mayor competitividad

Necesitamos más minería para una mayor competitividad

Recientemente se publicó el último informe INCORE (Índice de Competitividad Regional) elaborado por el IPE. Éste cuantifica la posición de las 24 regiones del país mediante seis pilares: Entorno Económico, Infraestructuras, Salud, Educación, Laboral e Instituciones. Cada uno de los cuales está compuesto por varios componentes que dan como resultado un total de 46 indicadores. Con esta información se puede evaluar el desarrollo integral de cada región, así como identificar sus principales fortalezas y debilidades. 

Según el IPE, los resultados indican una relación directa entre competitividad y desarrollo económico y social. Lima continúa liderando la competitividad del país, seguida de Moquegua y Arequipa, mientras que la región menos competitiva es Cajamarca.

Lima mantiene el primer puesto en cuatro de los seis pilares. Además, mejoró en el pilar de Instituciones, principalmente por una mayor ejecución de la inversión pública. Sin embargo, retrocedió dos puestos en el pilar Educación debido a la caída en asistencia escolar en inicial.

Moquegua se ubica en el segundo lugar. En el pilar Instituciones pasó del primer al segundo lugar debido a la caída de doce, once y ocho posiciones en los indicadores de fondos públicos no concursados, ejecución de la inversión pública y tasa de homicidios, respectivamente. Por otra parte, avanzó una posición en los pilares Educación y Laboral debido a los avances en los indicadores asistencia escolar en primaria y secundaria (3 posiciones) y desempleo juvenil urbano (14 posiciones).

Otras regiones con un alto puntaje son Arequipa, Ica, y Tacna. Es importante recordar que es justamente esa zona sur del Perú (menos Ica) la que se destaca como zona cuprífera (Moquegua, Tacna, Arequipa, Cusco y Apurímac). En ella se ubican las principales unidades mineras productoras de cobre a gran escala: Toquepala, Cuajone, Cerro Verde, Tintaya, Antapacay, Constancia y el Proyecto de Las Bambas que recién está entrando en producción. Queda muy claro que la inversión minera ha traído consigo un impacto altamente positivo.

La minería moderna usa tecnología de punta y se integra adecuadamente con sus espacios sociales y ambientales. La recuperación del sector minero ha traído consigo el desarrollo de un sector industrial que ahora puede calificarse como el más grande, sólido, competitivo y exportador de nuestra historia. Además, se han construido carreteras y aumentando la cobertura eléctrica y de telecomunicaciones, mejorando la calidad de vida de los pueblos aledaños. (Ver en Lampadia: Al menos 80% de la reducción de la pobreza es por el crecimiento).

La minería ha creado puestos de trabajo bien remunerados e importantes ingresos fiscales. (Ver en Lampadia: Informe del Efecto de la minería sobre el empleo, el producto y recaudación en el Perú elaborado por el IPE). Este estudio demuestra que por cada empleo generado por la minería, se crean nueve empleos indirectos en otros sectores (el sector agrícola solo crea 1/6 de empleo indirecto por cada empleo directo de su sector). El canon minero, bien utilizado, ha transformado las regiones más responsables y capaces (Arequipa, Moquegua y Tacna).

Esto también se puede analizar al otro lado del espectro. Cajamarca ha retrocedido nuevamente en el INCORE, convirtiéndose en la región menos competitiva del país. Ha venido retrocediendo consistentemente los últimos años, lo que significa una caída total de ocho puestos desde el INCORE 2012. Este es un retroceso que Cajamarca nunca debió tener, pues tenía el potencial para ser el departamento más rico y próspero del Perú.

En los seis pilares la región se ubica en el último tercio. Además, en 14 de los 46 indicadores se ubica entre los tres últimos lugares. El retroceso se explica, principalmente, por una caída de 18 puestos en el pilar Instituciones; ésta se debe al retroceso de 16 y 5 posiciones en los indicadores fondos públicos no concursados y ejecución de la inversión pública. Además, el pilar Laboral cayó por un aumento en la tasa de desempleo juvenil.

Cajamarca está en recesión hace varios años debido a la combinación de ‘ideas muertas’, violencia y a la pésima gestión de sus autoridades, lideradas por su ex presidente Regional (Gregorio Santos), en un desafinado concierto radical junto con el ex cura Marco Arana, Wifredo Saavedra y otros que generaron los conflictos político-sociales promovidos por el discurso anti minero (ahora anti extractivista).

Los mayores obstáculos al desarrollo de esta región son la alta conflictividad política (en la última década, del 2005 al 2014, se registraron 977 conflictos) y la ineptitud del sector público local. Es lamentable que los pilares en los que se muestra mayor retroceso, Infraestructuras y Laboral, podrían haber tenido una realidad muy distinta de no ser por los pregoneros violentistas del “Conga no va”. Lo que han logrado ahora es “Cajamarca no va”. Ver en Lampadia: Stalinismo en Cajamarca.

Según la última encuesta especializada de Fraser, el Perú bajó 10 posiciones en el Índice de Atracción de Inversiones mineras (del puesto 26 al 36). Esto se debe justamente a estos conflictos anti-mineros que el Estado ha sido incapaz de detener. Ver en Lampadia: El Perú sigue perdiendo atractivo en inversiones mineras.

El INCORE es un buen indicador para identificar el nivel de competitividad de las regiones y tomar las decisiones correctas en las agendas políticas para lograr retomar su crecimiento. Como afirma el IPE, “definirá la ruta que seguirán las regiones en el futuro y las condiciones responsables no solo de su crecimiento sino también de su desarrollo, atraso o estancamiento y de las diferencias regionales.”

Para retomar la senda del crecimiento y el ciclo virtuoso del Perú, urge seguir promoviendo un alto nivel de inversión, sobretodo en el sector minero. Esta es nuestra fuente principal de crecimiento de la economía, empleo y encadenamiento con los demás sectores. Hoy, sin embargo, estamos atrapados entre la tramitología y el caos político. Lampadia




Reforma laboral francesa: flexibilidad o más desempleo

Francia está en búsqueda de una serie de reformas laborales. La ley apodada ‘Loi El- Khomri’, tras el nombre de la ministra del Trabajo, es un intento de hacer frente a un problema estructural con el desempleo y el ridículamente anticuado e inflexible mercado laboral que domina el país, y está contribuyendo a su incapacidad para promover el crecimiento económico mantener a raya la inflación. Desafortunadamente, el gobierno no ha logrado gran avance y en las últimas semanas ha habido muchas huelgas. Cerca de medio millón de personas acudieron a las manifestaciones en toda Francia, según cifras estimadas por varios sindicatos. La CGT afirmó que sólo en París se concentraron 100,000 personas.

Esta revolución que ha planteado el gobierno socialista nos debería hacer reaccionar sobre nuestras políticas laborales, para que permitan facilitar la creación de empleo de calidad y empezar a superar la perniciosa informalidad a la que hemos condenado, sin protección laboral efectiva, a la gran mayoría de nuestros trabajadores. (Ver en Lampadia: El altar del laboralismo se rinde a la ‘dura prueba de la realidad’ y Sin flexibilidad laboral perdemos empleo y productividad). Nuestras regulaciones laborales y sus impactos en el mercado de trabajo son muy similares a las de Francia, quienes ahora consideran indispensable emprender una profunda reforma flexibilizadora.

Así como seguimos a Francia cuando levantamos los muros que desincentivaron la creación de empleo, nos toca ahora, acompañarlos en una reforma efectiva que corrija nuestra rigidez laboral, una de las más extremas del mundo. (Ver en Lampadia: Por décadas, nos equivocamos siguiendo a los franceses). No sigamos promoviendo los malos ejemplos de los opositores a la reforma francesa, liderada por los jóvenes que no tienen empleo, tal como sucedió el año pasado en el Perú con la llamada Ley Pulpín, lo que determinó que los jóvenes se quedaran sin ninguna protección laboral en el mundo de la informalidad.

Los estudiantes marchan cerca de la Place de la Nation, en París, para protestar contra las reformas laborales planteadas por el gobierno. Fuente: RFI France

Existen muchas razones por las que se considera necesaria la reforma. En los últimos años, Francia, con la excepción de España, ha quedado sistemáticamente detrás de sus pares de la zona euro en términos de creación de empleo y tasa de desempleo en Francia, que actualmente es de 10.2%. El mercado laboral está afectando la competitividad y el bienestar de la población.

Revisando un poco de historia, Francia ya ha venido sufriendo este problema desde hace mucho. En 1992 Francois Mitterrand pronunció la célebre frase: “en la lucha contra el desempleo, lo hemos intentado todo”, que resumía el desconcierto de los poderes públicos ante el desarrollo aparentemente ineludible del desempleo masivo a lo largo de los últimos cuarenta años.

Desde entonces, la clase política francesa, ya sea de derecha o izquierda, ha intentado hacer frente al problema número uno del país. Empleos subvencionados, la reducción de tiempo de trabajo, la reducción de impuestos para los empleadores, despidos más fáciles: ninguna de estas medidas ha tenido un impacto sustancial. Más preocupante aún, el desempleo a largo plazo en los jóvenes es particularmente alto, y el problema del mercado laboral es real: el 87 % de las contrataciones son los contratos temporales (al 2015) y, desde el año 2000, su número se ha disparado, mientras que las de los contratos indefinidos se han estancado.

Como afirma un informe de la HSBC: “En nuestra opinión, la falta de reformas en el mercado laboral explican el bajo rendimiento de la economía. El problema más obvio es el alto nivel de los costes laborales, que pueden subdividirse a los siguientes factores.” Esos factores son los altos niveles de impuestos, una falta de incentivo para trabajar y el débil crecimiento salarial.

Como muestra el gráfico inferior, una de las grandes razones por las que el mercado laboral de Francia está fracasando es que, en pocas palabras, muchas personas sin empleo no tienen un incentivo real para trabajar en un trabajo mal pagado. Las cargas fiscales sobre los trabajadores franceses son las más altas de cualquier país de la OCDE.

Además, los salarios en Francia no responden a los cambios en el desempleo y se crea un mercado de trabajo donde los costos son simplemente demasiado altos. Sobre esto, la HSBC afirma que: “El alto costo de la mano de obra está obstaculizando considerablemente la competitividad de la economía francesa. De hecho, a diferencia de varios otros países, Francia no ha frenado significativamente el crecimiento de sus costes laborales unitarios desde el año 2008, lo que ha llevado a una pérdida de competitividad en comparación con muchos de sus principales competidores comerciales.”​

El principal objetivo de la reforma planteada por el gobierno socialista francés para salir de la trampa del desempleo, es dar más espacio para la negociación a nivel de empresa con respecto al tiempo de trabajo e indemnización con el fin de facilitar la adaptación a los nuevos entornos de mercado. La legislación del trabajo y los estándares establecidos a nivel sectorial serían menos importantes. En otras palabras, el proyecto de ley sería un gran avance en la flexibilidad interna de la empresa, en lugar de modificar los parámetros principales de la legislación laboral francesa.

Específicamente, las empresas tendrían la posibilidad de implementar una menor tasa de pago en las horas extras. Hoy en día, las horas extraordinarias tienen un sueldo 25 % mayor por las primeras 8 horas (a la semana) y 50 % más si es por más tiempo

Fuente: WordPress France

El otro aspecto importante de la reforma es facilitar el despido. Hoy en día, los empleados con contrato permanente sólo pueden ser despedidos por razones económicas en caso de quiebra (riesgo) o cambio tecnológico. La ley de El-Khomri ampliaría el alcance de los “despidos económicos frente a cualquier caso de dificultades económicas” probadas (como una disminución sostenida de órdenes de compra o un deterioro del balance general). Por otra parte, una compensación económica por despidos injustos ” sería más estrictamente regulada”.

En un esfuerzo para equilibrar las cosas, se ha añadido una extensión de la “Garantía Juvenil” de 50,000 a 200,000 jóvenes en 2017. La garantía ofrece una red de seguridad financiera y asesoramiento especializado a cualquier persona joven (menor de 26 años) que no esté empleada en formación.

Está comprobado que la sobreregulación afecta el normal desenvolviendo de los mercados y el laboral no es una excepción. Por tanto es urgente que Francia, y el pueblo francés, tomen decisiones drásticas al respecto y realicen las reformas que el país tanto necesita. Lampadia

Ver más artículos de Lampadia al respecto:

Por décadas, nos equivocamos siguiendo a los franceses

Sin flexibilidad laboral perdemos empleo y productividad




Informalidad y Productividad

Informalidad y Productividad

El 73% de la Población Económicamente Activa (PEA) empleada en el Perú es informal, afirma la última entrega del Instituto Peruano de Economía (IPE) sobre Empleo: Informalidad Y Productividad. Esto se debería en gran medida a la rigidez laboral del país, por lo que se deberían implementar reformas que permitan reducir los niveles de informalidad que además afectan la productividad de una buena parte de las empresas que operan en ese ambiente societario.

De acuerdo al Informe de Competitividad Global del Foro Económico Mundial, la rigidez laboral es la segunda barrera más alta para hacer negocios en el Perú y que nos resta competitividad. Este reporte ubicó a Perú en el puesto 133 de 140 países en la facilidad de las empresas para contratar y despedir trabajadores. Aunque la organización alabó al Perú en la flexibilidad para  la determinación de los salarios por parte de los empleadores, considera que las prácticas de contratación y despido de los empleados, así como el régimen de impuestos, reducen el incentivo para generar empleo.

De acuerdo con la legislación peruana, un trabajador sólo puede ser despedido por razones específicas señaladas en la legislación laboral. Si un trabajador demuestra que su empleador lo despidió arbitrariamente, tiene derecho a una indemnización equivalente a la paga de un salario y medio del mes por cada año trabajado para la empresa, con un mínimo de tres meses y un máximo de doce, o el derecho que ser trasladado a una posición diferente dentro de la empresa.

Los trabajadores formales en el Perú también tienen derecho a 30 días de vacaciones al año (13 de los cuales son pagados), dos gratificaciones anuales equivalentes a un mes de salario, seguro médico, seguro de vida, seguro de desempleo y una pequeña remuneración adicional para aquellos que tienen hijos.

Agravando esta situación, durante los primeros años del siglo XXI, los tribunales, especialmente el Tribunal Constitucional, ha generado precedentes que están determinando paulatinamente la estabilidad absoluta de empleo. Peor aun, hay regímenes especiales ‘secretos’ como el que acaba de denunciar el Primer Ministro Pedro Cateriano, que explicó que en la desastrosa empresa pública de servicios de agua y desagüe, Sedapal, hay una planilla dorada por la cual los trabajadores en un número de dos mil, tienen derecho a dar sus trabajos en herencia a sus familiares. El colmo de los colmos, los trabajadores son dueños de sus empleos y además, algunos venden el agua como negocio personal, según denunció otro ministro hace unos meses.

Como se puede observar en el gráfico inferior, en los últimos 5 años hemos retrocedido en casi todos los indicadores de eficiencia del mercado laboral con respecto al 2011. Además, en los últimos años, hubo un deterioro considerable en las prácticas de contratación y despido. Nos encontramos entre los países con peores prácticas de contratación y despido en América Latina (puesto 133 de 140 según el WEF).

Son justamente estos costos extra-salariales y la rigidez laboral, además de la Sunat, los causantes de la informalidad laboral, ya que terminan encareciendo la contratación a través de la vía formal. Según Carlos Casas, “se estima que en el Perú estos [costos extrasalariales] son equivalentes a 70% de la remuneración mensual de una persona, mientras que en países como Chile estos costos son del 30%. Este diferencial tiene diversos efectos. El principal de ellos es que en Chile más del 80 % de los trabajadores tiene un contrato laboral, acceso a un sistema de pensiones  y seguro de salud. En el Perú, la cobertura en dichos rubros está entre 30%  y 40%.”

Por ejemplo, en Francia ya se ha propuesto una reforma laboral que incluiría más horas de trabajo y  despidos colectivos, con indemnizaciones rebajadas, por dificultades económicas de las empresas. Francia estaría en la búsqueda de superar el desempleo y alcanzar mayor competitividad. Esta revolución que ha planteado el gobierno socialista nos debería hacer reaccionar sobre nuestras políticas laborales, para que permitan facilitar la creación de empleo de calidad y empezar a superar la perniciosa informalidad a la que hemos condenado, sin protección laboral efectiva, a la gran mayoría de nuestros trabajadores. Ver en LampadiaEl altar del laboralismo se rinde a la ‘dura prueba de la realidad’

Según el IPE, dado nuestro nivel de desarrollo económico (y de ingresos), tenemos aproximadamente 20 puntos porcentuales más de informalidad de lo que nos corresponde. 

Por lo tanto, en aras promover mayor propensión a la creación de empleo, el Perú debería flexibilizar su regulación laboral. 

Perú tiene una de las regulaciones laborales más restrictivas del mundo”, afirmó un funcionario del Banco Mundial, John Panzer, en una conferencia en la Reunión Anual (2015) entre el Banco Mundial y el FMI. “Para que Perú pueda sostener su crecimiento, tiene que aumentar la productividad. Una mayor flexibilidad para las empresas obligará al sector informal unirse al sector formal, ya que le permitirá un mayor acceso al crédito, los recursos y el apoyo del Estado. Las leyes restrictivas, en lo que respecta a despedir a los trabajadores, impide a los empleadores contratar nuevos empleados. Como resultado, esto promueve la informalidad y reduce la productividad”.

Según el IPE, el sector agropecuario concentra el porcentaje más alto de la población ocupada y es de lejos el menos productivo, concentra la cuarta parte de los trabajadores del país y es uno muy informal (con datos del INEI solo el 3% es formal). Esta baja productividad del agro se relaciona estrechamente con el mayor empleo informal. Otros sectores con alta informalidad son el sector de Transportes (solo el 20% es formal), de Restaurantes y Alojamiento (solo el 14% es formal). 

La investigación también muestra que a menor tamaño de la empresa, la productividad cae de manera drástica. Solo el 9% de empresas de 1 a 5 trabajadores son productivas, solo el 16% de empresas de 6 a 10 personas, en contraste a compañías con más de 31 trabajadores, donde la productividad es de 73%.

A diario, firmas cierran las puertas agobiadas por las regulaciones laborales que imponen multas, moras y obligaciones estratosféricas que las llevan a la quiebra. Apenas una empresa se formaliza, los fiscalizadores laborales se acercan, piden libros y ordenan cómo deben ser las planillas (montos y formas de pago), imponen multas por omisiones de los años previos a la formalización (un contrasentido), asfixiando financieramente a las empresas que no consiguen superar lo que Pedro Olaechea ha llamado “el valle de la muerte” (el imposible paso de micro y pequeña empresa a categorías de mayor tamaño y formalización). Por eso en el país no tenemos muchas empresas medianas.

Está comprobado que la sobre regulación afecta el normal desenvolviendo de los mercados y el laboral no es una excepción. Por tanto es urgente realizar cambios que no sólo nos hagan más competitivos. Para ello, el gobierno debe crear una formalidad más accesible, explicar a empleadores y a la población los beneficios de un sistema más flexible y establecer procesos de transición no punitivos.

En Lampadia hemos hecho una propuesta “disruptiva” para incluir a los informales en el sistema mediante la implementación de una medida que permita alos trabajadores efectivizar parte de sus aportes a sus fondos individuales canjeando una parte de sus gastos en IGV (interno). Así todos entrarían, además, alabase tributaria. La idea es que parte del IGV que hoy se evade, se convierta en aporte a los fondos de pensiones de los trabajadores. Así se crearía un gran incentivo de formalización, se combatiría  la informalidad y se estimularía una mayor recaudación. El Estado “devolvería” parte delos pagos por IGV efectuados por los trabajadores mediante depósitosenlas cuentasque cada nuevo afiliado mantenga en la AFP de su elección. Ver en LampadiaEl IGV como aporte al Fondo de Pensiones y formalización del empleo y Enfrentar la informalidad con beneficios

Actualmente, el Estado ya asume grandes costos por el tema previsional y por la evasión del IGV, el uso de parte de este tendría un costo nominal, pero el efectivo podría ser menor que el actual, con una mayor cobertura del sistema yla consiguiente formalización del trabajo. Esperamos que los candidatos a la presidencia tomen estas sugerencias en sus propuestas para mejorar el desarrollo y la productividad del país. Lampadia

 

 

 

 




Ciudadanos y empresas necesitan mejores infraestructuras

Ciudadanos y empresas necesitan mejores infraestructuras

Una de las grandes falencias del Perú es su pobre nivel de infraestructuras sociales y económicas. Las económicas permiten un mejor nivel de competitividad de las actividades productivas del país. Las sociales permiten el acceso de los pobres a la modernidad, a un mejor nivel de vida y a la economía de mercado.

Es por eso que análisis como el recientemente publicado por el IPE (ver en nuestra sección Documentos: IPE – Infraestructuras), son tan importantes. Eliminar las brechas de infraestructuras no solo permitirá reducir los costos de transacción de las empresas y los ciudadanos, sino que también ayuda a los pobres a tener acceso a electricidad, caminos y telecomunicaciones. Ver en Lampadia: Destrabemos la construcción de nuestro futuro.

Como muestra el gráfico superior, existe una gran diferencia en el bienestar (sobre todo por el acceso a servicios básicos) entre las zonas rurales y urbanas. Una mejora de las infraestructuras ayudaría a reducir la pobreza en el país, especialmente en las zonas rurales. Lo más apremiante es acceso al desagüe, que es la brecha más importante (tan solo el 15% cuenta con este servicio básico).

Un trabajo que subraya que las infraestructuras tienen un enorme impacto en la reducción de la pobreza es el reciente libro de Richard Webb, Conexión y despegue rural que demuestra que los avances en infraestructuras en la sierra rural han producido una revolución económica en la región más pobre del Perú. La conclusión de esta investigación es clara: mientras en el período 1900-1994 (casi 100 años) el crecimiento de los ingresos fue de solo 1.4% por año, pero entre el 1994 y el 2011, los ingresos se incrementaron a un ritmo de 7.2% anual, una prueba de que los beneficios de la economía de mercado llegaron a todas las zonas del país. Lo que no es óbice para reiterar que lo que falta por hacer es aún inmenso.

Según el IPE y el Centro de Investigación de la Universidad del Pacífico, la brecha total de infraestructuras es de US$ 160,000 millones, de los cuales el 36% se centra mayormente en el sector transporte (gran parte en carreteras), 19% en energía y 17% en telecomunicaciones. Esto se puede observar a más detalle en el siguiente cuadro:

Sin embargo, la cartera de proyectos de ProInversión al 2016 es de tan solo US$ 6,346 millones. Y, de los proyectos que se han concesionado, una buena parte no logra ejecutarse por diferentes trabas y trámites burocráticos.

El principal problema, según el IPE, es la inexistencia de un plan nacional de infraestructuras en el Perú. Países como Colombia, Chile y México sí los tienen (Chile cuenta con un plan hasta el 2025). Es así que hasta ahora no mejoramos en el pilar Infraestructuras del Global Competitiveness Report del Foro Económico Mundial y nos mantenemos por debajo de otros países de la región.

Un plan nacional de infraestructuras ayudaría a planificar de forma integral y expansiva los proyectos en el país, además de orientarse al mediano y largo plazo. Una reciente publicación de McKinsey sobre el último foro de Iniciativas Globales de Infraestructura (GII por sus siglas en inglés), sugiere que casi el 40 % de los US$ 9 millones de millones invertidos en infraestructura anualmente se mal gasta debido a los cuellos de botella, la falta de innovación y fallas administrativas. El plan ayudaría a tener una visión conjunta al futuro, necesaria ya que tiene que ser diseñada para cumplir con su función durante sus 30 a 40 años de vida, con una capacidad de adaptación para satisfacer una demanda cada vez más cambiante.

El IPE afirma que existirían “prácticas inadecuadas en el proceso de inversión pública”. La inadecuada formulación de proyectos explica que haya 560 obras públicas paralizadas. El 74% son de administración directa y se concentran en gobiernos locales.

Otro punto importante es que se proponen muchos proyectos pequeños en vez de grandes proyectos. El informe del IPE afirma que en 2011 los gobiernos regionales programaron proyectos,  que implicaron la contratación de 285 perfiles, expedientes técnicos, contratos de obra y contratos de supervisión, generando finalmente 1,140 contratos en poco más de un año.

También existe un exceso de trabas burocráticas. La falta de coordinación gubernamental genera severos obstáculos para la provisión adecuada de los servicios públicos. Se tienen que eliminar o acortar el número de normas y permisos que enfrenta la actividad minera y los proyectos de infraestructuras. IPE cita un ejemplo publicado en el Diario El Comercio, en el que se explica como el inicio de las obras de instalación del aire acondicionado en el aeropuerto de Piura demoró cerca de 4 años debido principalmente a una gestión ineficiente. 

El IPE termina su informe proponiendo unas recomendaciones, como la elaboración de un plan de mediano-largo plazo, con un horizonte mínimo de 10 años y sujeto a revisiones periódicas. Dicho plan debe priorizar las necesidades de los servicios públicos y empaquetar múltiples proyectos en uno solo. Con respecto a la inversión rural, se debe propiciar una inversión en “combos”, en vez de realizar inversiones individuales en sectores y tiempos diferentes. La complementariedad demostró tener mayor impacto.

Esto es importante porque, como afirma McKinsey, los planes de infraestructuras sirven para “cumplir con las necesidades de los ciudadanos actuales y futuros, impulsar la mejora del crecimiento económico y reducir al mínimo las disparidades socioeconómicas. Pero para ello es necesario traducir las ideas de pequeños proyectos en mega proyectos viables, políticamente resistentes y adaptables en una dinámica cambiante. Para lograrlo, es fundamental: trabajar con los tomadores de decisiones a nivel local para llevar a cabo los proyectos; involucrar a todos los actores y socios potenciales desde el principio, una visión de futuro y de los potenciales beneficios; trabajar con los gobiernos para generar apoyo público y gestionar las expectativas de los mega proyectos; y el fomento de la experimentación y el procesamiento en paralelo del diseño, ingeniería, estudios ambientales y contratación para reducir el tiempo de planeamiento y ejecución para permitir la innovación que tanto se necesita.”

Para lograrlo, el IPE sugiere restructurar ProInversión, complementando sus funciones para diseñar, promover y ejecutar los proyectos de inversión. Deberá coordinar con las autoridades pertinentes para la pronta ejecución de los proyectos, eliminando posibles trabas, así como realizar evaluaciones expost de los proyectos.

Como se pude observar, entonces, resolver los déficits de infraestructuras es un asunto urgente y requerirá de grandes reformas. Ya hemos dicho que no hay desarrollo sin crecimiento económico. Ver en Lampadia: Infraestructuras: menos pobreza y más desarrollo

En Lampadia hemos insistido varias veces en la necesidad de ser ambiciosos e imaginativos para cerrar las brechas de infraestructuras en el menor plazo posible. Para ello es necesario diseñar un esquema de financiamiento de las contrapartes del Estado en los proyectos concesionados, no se puede estar buscando soluciones caso por caso. Ver: Sobre cómo financiar e invertir US$ 80,000 millones y Estrategia para el financiamiento de las Infraestructuras. En esencia, nuestra propuesta pretende inyectar unas chispas que enciendan el debate sobre cómo financiar nuestros requerimientos de infraestructuras aprovechando las condiciones estructurales, favorables de nuestra economía.

Esperamos que este análisis y el esfuerzo del IPE, conlleven a un planteamiento efectivo y a ejecutar las reformas necesarias que faciliten el desarrollo de nuestras infraestructuras. Lampadia