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Otro testimonio de filantropía orientado a los pobres

Como hemos reportado en otras ocasiones, la nueva ola de filantropía juega cada día mayores roles en cubrir las necesidades de los más pobres. A diferencia del gran impulso de los icónicos filántropos norteamericanos del desarrollo industrial de EEUU, que dedicaron parte de sus fortunas a crear universidades y centros de pensamiento (think tanks), los filántropos de la sociedad del conocimiento, como Bill Gates, Warren Buffett, Mark Zuckerberg y muchos otros, están concentrando sus esfuerzos muy lejos de sus países, en las personas más pobres y en los países más pobres, empezando en el África.

Anteriormente hemos relievado este desarrollo, al que hemos calificado como: “El circuito virtuoso del capitalismo”. Ver en Lampadia: El Circuito Virtuoso del Capitalismo.

Líneas abajo compartimos la importante nota del diario ‘mancuniano’ (Manchester, Inglaterra) The Guardian, que informa sobre una muy importante APP (asociación pública privada) del gobierno británico con la Fundación Gates:   

Para acabar con la pobreza, pongamos la ciencia en el corazón del desarrollo

La investigación y el desarrollo deben ser aprovechadas para mejorar la vida de los que tienen las mayores necesidades, dondequiera que se encuentren

Publicado en The Guardian

Por Sue Desmond-Hellmann y Nick Hurd

16 de marzo de 2016

Traducido y glosado por Lampadia

Científicos trabajan en una cura para la malaria en la Universidad de Cape Town en Sudáfrica, 2012. 
Fotografía: Nic Bothma / EPA

Nosotros queremos acabar con la pobreza extrema.

Si estás leyendo esto, estamos seguros de que tu también. Probablemente ya sabes del enorme progreso logrado entre 1990 y 2015, en el cual la tasa global de mortalidad de menores de cinco años, la tasa de mortalidad de la malaria y el número de personas que viven en la pobreza extrema ha sido reducida a la mitad.

Si vamos a acabar con la pobreza extrema, sin embargo, vamos a necesitar más fondos adicionales y un compromiso más profundo. Vamos a tener que poner la ciencia en el corazón del desarrollo internacional.

Es por eso que el Departamento de Desarrollo Internacional (DFID) del gobierno Británico y la Fundación Bill y Melinda Gates, han firmado un acuerdo destinado a usar la investigación, la innovación tecnológica y el intercambio de conocimiento para transformar la vida de las personas más pobres.

Creemos que la ciencia no sólo debe mejorar la vida de aquellos que pueden pagarla, sino también a los que tienen la mayor necesidad, independientemente de dónde se encuentren.

Esta inversión no es sólo altruista.

Como vimos desde el brote de Ébola, y de nuevo con Zika, muchas de las llamadas enfermedades de los pobres no sólo afectan a las personas en tierras lejanas: hacen caso omiso de la clase y el lugar, y golpean cuando estamos menos preparados.

Así que, ¿por qué no hemos logrado cubrir esta necesidad antes?

A pesar del claro racional moral y de la salud pública por la I + D, el ánimo de lucro no está tan claro. Al mercado, por sí mismo, ya le resulta bastante difícil invertir en aventuras de alto retorno y bajo riesgo, peor aún en aquellas en que el paciente es un huérfano de SIDA o una persona con tuberculosis.

La corrección de este problema en el mercado, sin embargo, ha sido un rol fundamental del Estado por generaciones. Como cualquiera que haya visto la serie de televisión ‘Longitude’  sabe, el capital filantrópico y el estado tienen que proporcionar los incentivos para desarrollar una forma de medir la longitud. La investigación financiada públicamente ayudó a crear el Internet y los microprocesadores. Esto condujo a los descubrimientos de la penicilina y anticuerpos monoclonales, que revolucionaron la medicina. Y fomentó una revolución verde que salvó a cientos de millones de personas del hambre.

En todos estos casos,  el Estado y en menor medida los filántropos, reconocieron los enormes beneficios al conjunto de la sociedad.

Hoy en día, creemos que los gobiernos y los filántropos del mundo desarrollado tienen una función similar a la hora de corregir ‘las fallas de mercado’, lo que significa que los bienes públicos más necesarios no se están desarrollando.

La Fundación Gates invierte más de £ 350 millones al año en investigación en salud global y ha invertido más de £ 370 millones en I + D agrícola desde 2008. DfID gasta más de£ 80 millones al año en investigación en salud global y más de £ 80 millones en I + D de agricultura.

Cuando juntamos los recursos podemos tener un mayor impacto.

Un ejemplo es la alianza global para medicamentos veterinarios de ganado, una asociación que hemos cofinanciado desde el año 2008. Entre sus éxitos, ha estado una red de distribución de la vacuna contra la ‘fiebre de la costa oriental’ en Kenia, Uganda, Tanzania y Malawi. Esta enfermedad es la principal causa de muerte del ganado en 11 países de África subsahariana, donde el ganado es un activo crítico. Más de 1.4 millones de dosis han sido vendidas, ahorrando aproximadamente US $ 100 millones en ganado.

La empresa de medicamentos para la malaria (MMV) desarrolla nuevos fármacos y la hemos apoyado desde su creación en 2002. MMV ha puesto en marcha seis nuevos tratamientos, incluyendo Coartem® Dispersible, que fue el primero desarrollado específicamente para el tratamiento de niños pequeños. Desde su lanzamiento en 2009, se han entregado más de 300 millones de tratamientos en más de 50 países.

Gran parte de nuestra innovación conjunta se llevará a cabo en los laboratorios británicos. Con universidades, científicos e innovadores de clase mundial. El Reino Unido es un líder mundial en la investigación y desarrollo para mejorar la salud y el bienestar de las personas más pobres. Ese liderazgo crea puestos de trabajo en el Reino Unido, el cual impulsa el crecimiento y los avances científicos que alimentan otras áreas de la industria y el desarrollo.

También tenemos como objetivo ayudar a estimular el desarrollo de los conocimientos científicos en África. Trabajando con Wellcome Trust (fundación), hemos estado ayudando a desarrollar la ‘alianza para acelerar la excelencia en ciencia en África’. También apoyamos a científicos en cosechas y ganado de 18 países africanos para que puedan acceder a las instalaciones de vanguardia en el centro de ‘Biociencias de África Oriental y Central’ en Nairobi, Kenia.

A través de nuestra continuada inversión en estos bienes públicos globales, estamos seguros de que seremos capaces de mejorar la vida no sólo de los más pobres, sino de todos nosotros.

Lampadia

 

 




Innovación: Actitudes y capacidades internas

Innovación: Actitudes y capacidades internas

El mundo productivo está en un proceso acelerado de cambio. Empresas muy grandes y tradicionales dejan de existir, de la noche a la mañana, aparecen nuevos productos que obliteran a los existentes o que crean nuevas necesidades que pronto se tornan universales. Este proceso está fundamentalmente comandado por empresas emergentes que no llevan el peso de su propio éxito de ayer como un freno a la aventura y la innovación.

En el siguiente artículo, John Thornhill, del Financial Times, analiza con precisión las actitudes necesarias para ajustar los instrumentos de navegación de las empresas, tanto en los que miran al exterior como al interior de las mismas.

El camino a la iluminación y al beneficio empieza dentro de la oficina

John Thornhill

Financial Times

1 de febrero 2016

Traducido y glosado por Lampadia

 

Las estructuras de incentivos de muchas empresas minimizan riesgos en vez de maximizar oportunidades 

La competencia solía ser fácil. Hasta hace poco, las empresas más competentes tenían una idea clara de quiénes eran sus rivales, cómo debían competir y en qué campo debían luchar.

Una de las más crudas – y más temibles – declaraciones de intención de competencia fue la de Komatsu, el fabricante de equipos de construcción japonés en la década de 1970: Cuando los empleados ingresaban al trabajo, cruzando las alfombras de la empresa gritando: “¡Matemos a Caterpillar”. Las empresas marcaban sus operaciones y participación de mercado frente a sus competidores para saber dónde se estaban.

Hoy esa claridad estratégica se ha vuelto borrosa en muchas industrias, hasta el punto de la invisibilidad, gracias a la revolución digital y la globalización. Volando a ciegas, las empresas parecen estar más felices reduciendo costos y recomprando sus acciones que invirtiendo para el futuro. Tomemos como ejemplo el sector de las telecomunicaciones en Europa. Hace no mucho, la mayoría de compañías de telecomunicaciones eran monopolios nacionales con poca, o ninguna, competencia. Hoy en día, es difícil predecir dónde erupcionará la siguiente amenaza.

WhatsApp, el servicio de mensajería con sede en California, fundado en 2009, sólo tomo relevancia para la mayoría de las empresas cuando la adquirió Facebook por más de US$ 19 mil millones en 2014. Sin embargo, en su corta vida, WhatsApp ha tenido enormes y lucrativos ingresos en el mercado de la mensajería. Hoy, WhatsApp tiene cerca de 1,000 millones de usuarios enviando alrededor de 30,000 millones de mensajes al día. El mercado mundial de la mensajería de texto SMS es de tan sólo 20 mil millones al día.

Los fabricantes de automóviles se han percatado rápidamente de la amenaza planteada por la nueva generación de empresas de tecnología como Tesla, Google y Uber, todas con la intención de desarrollar “aplicaciones sobre ruedas” (apps on wheels). Empresas chinas e indias, de las cuales no conocíamos nada, están emergiendo de sus propios mercados como audaces competidores globales.

Como la fuerza motriz del capitalismo, la competencia le ofrece a las empresas un propósito, una misión y un sentido de dirección. Pero, ¿cómo pueden competir las empresas en un entorno de este tipo, que cambia de forma constantemente? Quizás hay dos respuestas (parciales).

La primera es hacer de todo para entender los cambios tecnológicos que están transformando el mundo, para identificar tempranamente las amenazas y oportunidades.

Gavin Patterson, director ejecutivo de BT, el grupo de telecomunicaciones británico, afirma que una de las funciones de los líderes corporativos es escanear el horizonte como nunca antes. “El CEO, tiene que estar en el puente mirando hacia el exterior,  buscando señales de lo que algo pueda pasar, tratando de adelantarse a los cambios, antes de que se conviertan en un peligro.”

Para ello, BT ha formado “equipos de exploradores” de innovación en Silicon Valley e Israel, y ha formado alianzas tecnológicas con universidades de China, EEUU, Abu Dhabi, India y Reino Unido.

Pero incluso si se prevés el peligro, no significa que puedas lidiar con él. Kodak inventó la primera cámara digital, pero falló en explotar la tecnología. Las estructuras de incentivos de muchas empresas están establecidas para minimizar riesgos en vez de maximizar la oportunidades. A menudo, la innovación es el juego de una empresa joven.

La segunda respuesta es que las empresas deben mirar hacia el interior, tan intensamente como lo hacen al exterior. Las empresas bien gestionadas disfrutan de muchas ventajas: marcas fuertes, gran cantidad de datos sobre consumidores, valiosos conjuntos de datos históricos, redes de personas inteligentes y fácil acceso a capital. Pero lo que a menudo falta es la ambición que distingue a las nuevas empresas de tecnología, su Habilidad de innovar rápidamente y su extraordinaria conexión con los consumidores. En ese sentido, la competencia principal de muchas empresas establecidas se encuentra dentro de sus propias organizaciones.

Larry Page, cofundador de Google, insta constantemente a sus empleados a seguir siendo radicales. En su carta de los fundadores de 2013, advirtió que las empresas tienden a crecer cómodamente haciendo lo que siempre han hecho y sólo de vez en cuando hacen cambios incrementales. “Esto… conduce a la irrelevancia en el tiempo “, escribió.

Google opera una regla de ‘70/20/10’, por la que los empleados son incentivados a pasar el 70% de su tiempo en su objetivo principal, 20% trabajando con otros equipos y 10% en ‘moonshots’ (proyectos que se consideran imposibles de alcanzar) ¿Cuántas empresas tradicionales se centran tanto en aventuras tan radicales?

Vishal Sikka, director ejecutivo del grupo de TI indio, Infosys, dice que las restricciones internas pueden ser mucho más dañinas que las amenazas externas. “La definición tradicional de la competencia es irrelevante. Cada vez competimos más contra nosotros mismos “, dice.

Citando a Siddhartha, el libro del alemán Hermann Hesse, Sikka argumenta que independientemente de las presiones del mercado las empresas siguen siendo los dueños de su propia salvación: “El conocimiento puede ser comunicado. La sabiduría no.” Y añade: ” Cada empresa tiene que encontrar su propia y única sabiduría.” Lampadia

 




Diálogo de Conversos

Diálogo de Conversos

El reciente libro de los chilenos Roberto Ampuero y Mauricio Rojas: Diálogo de Conversos, sobre su desencanto con el marxismo, sus denuncias sobre los silencios cómplices, los dobles estándares, el mesianismo abusivo y antidemocrático y los riesgos refundacionales, desde una perspectiva chilena, parecen hechos a la medida de muchas reflexiones que los peruanos no terminamos aún de hacer.

Para acercar el contenido de este interesante libro a nuestros lectores, hemos seleccionado, para cada capítulo del libro, las frases y asertos que consideramos más relevantes, aprovechando de la experiencia de estos antiguos combatientes del comunismo chileno, para revisar nuestros criterios políticos sobre las implicancias del socialismo real en la vida de las personas. En nuestra selección no singularizamos a quién corresponde cada cita.

La caída del Muro de Berlín liberó a un pueblo enjaulado

La madurez política de un pueblo debe basarse en el análisis de la realidad. Lamentablemente, todo lo relacionado a la izquierda marxista en el mundo ha estado siempre distorsionado. Por ejemplo, desde cuando los intelectuales franceses, liderados por Sartre, ocultaron los crímenes del  estalinismo para resguardar una doctrina política podrida que se imponía a costo de la sangre de ciudadanos inocentes. Lo mismo sucedió con los crímenes de Mao en China y de los Castro en Cuba. Los intelectuales latinoamericanos se niegan hasta hoy a reconocer la realidad de estas ominosas dictaduras criminales.

Ver el artículo de Mario Vargas Llosa, en El País de España, sobre el libro de Ampuero y Rojas: 

http://elpais.com/elpais/2015/11/27/opinion/1448619354_505182.html

Ojalá que los pasajes de este importante libro sirvan para que los peruanos hagamos mejores balances políticos y para que los jóvenes interesados en terminar de construir el país en que desarrollarán sus vidas, puedan hacerse las preguntas necesarias para formar su propio criterio y logren ver detrás de las cortinas, aquellas nuevas caras que nos ofrecen refundar el país con los mismos materiales del socialismo que ya nos hizo pobres. Lampadia      

EN EL ORIGEN ESTABA LA PALABRA, Y LA PALABRA ERA REVOLUCIÓN

  • Ante la ofensiva socialista y el espíritu refundacional del gobierno de Bachelet, nuestros relatos de ex soñadores con el comunismo, se hacen relevantes para los jóvenes de ideas liberales que ven como resurge con fuerza una amenaza que parecía relegada a los museos.
  • En la Habana, decepcionado del rostro de la revolución cubana, me di cuenta de dos cosas: uno, el Mercurio de verdad mentía, la vida en Cuba era peor de lo que contaba ese diario; dos, los compañeros chilenos no comulgaban con lo que veían en Cuba, pero no criticaban por una gratitud mal entendida, oportunismo o hipocresía.
  • La idea de que la violencia es necesaria para arribar al fin glorioso de la historia, el carácter de su religión atea, es algo que los marxistas niegan con toda fuerza ya que evidencia la falsedad del postulado fundamental de su doctrina, que se trata de una visión absolutamente científica, despojada de todo acto de fe.
  • No podemos reinventarnos y transformarnos en seres angelicales, cuando lo intentamos terminamos ejerciendo la violencia más despiadada contra el ser humano.
  • En Alemania Oriental comprobé que los obreros se sentían igual de aburridos de su trabajo como los del capitalismo. (…) la vida seguía siendo como antes, o peor que antes, porque al otro lado, en Alemania Occidental, los obreros ganaban seis veces más y trabajaban menos, tenían más regalías y mejores ambientes de trabajo, y disfrutaban de más vacaciones y un nivel de consumo inalcanzable para los germano orientales.
  • Marx no pudo imaginar el nivel que alcanzaría la productividad del capitalismo del siglo xx, que pudo brindar a los obreros ‘explotados’ una calidad de vida inmensamente superior a la de los obreros ‘no explotados’ del socialismo.
  • En Alemania Oriental y en Cuba pude comprobar que como nadie era dueño de nada, nadie trabajaba en forma seria y responsable. Se bebía mucho alcohol, se conversaba, se sacaba la vuelta, se ‘tiraba, y los productos los desviaban al mercado negro.
  • Los mismos obreros de las empresas estatales estaban interesados en fomentar el mercado negro. Era un robo hormiga, pero organizado. Un dicho del socialismo: “Ellos simulan que nos pagan y nosotros simulamos que trabajamos”.
  • Con Allende aportamos a la destrucción de todo sentimiento de amistad cívica, ya no éramos una comunidad sino un país en guerra civil dispuesto a exterminarse mutuamente.
  • Allende es el marxista más burgués que haya conocido. Una especie de dandy revolucionario, amigo de los buenos whiskies y de los revolucionarios con mucha sangre en las manos. Era un gran gozador de los placeres de la vida en el capitalismo.
  • Allende vivió su hora de los mameyes solo y aislado; ninguno de sus dirigentes apareció, aunque hoy lo inscriben en sus banderas.
  • Nosotros estuvimos en la primera línea en la obra de la destrucción de la democracia chilena y luego vinieron los tanques y los generales para concluir lo que nosotros habíamos iniciado.
  • Si en algo nos especializamos fue en destruir, de hecho y de palabra, la república democrática de Chile.
  • Uno de los derechos que te da la moral revolucionaria es: el fin justifica los medios.
  • Mi crítica al Museo de la Memoria es por lo que no cuenta, por lo que calla. Cuenta una historia trágica que comienza abruptamente, sin hacer referencia al Chile que destruimos entre todos a comienzos de los años setenta. El museo no explica bajo que circunstancias estalló el horror que condenamos. Se trata de un montaje.
  • El 11 de setiembre Chile no era un cantón suizo donde de pronto caen las bombas sobre la Moneda. Hay que contar la historia completa, mientras no lo haga, para mí seguirá siendo ‘el museo de la mala memoria’.
  • Octavio Paz dice en un momento que no hay nadie más reaccionario que los intelectuales marxistas latinoamericanos, porque nunca los vio pedir disculpas ante la ciudadanía, y nunca admiten que se han equivocado.
  • Chile de entonces, que la izquierda odió, era uno de los países más democráticos de América Latina. Ese fue el Chile que arrojamos por la borda.
  • Lo que vemos hoy es un nuevo radicalismo. Por eso tenemos el deber de recordar y hablar en voz alta del Chile democrático que un día se perdió y por qué se perdió. (Pero hay algunos que dicen que nuestro deber es callar).
  • He visto que el actual gobierno se defiende de las críticas diciendo que se trata de una ‘campaña del terror’. Los que usan esa forma artera de confrontar una crítica muy legítima saben que es calificativo viene del tiempo de la Guerra Fría, cuando las cosas no se discutían y se pasaba directamente a la agresión.

EXILIO Y RUPTURA

  • Marx jamás trabajó en una fábrica y vivió de los aportes que le entregaba su amigo Federico Engels, que los recibía a la vez de su padre empresario.
  • A veces aparece la persona proverbial, el ángel. Para mí es persona fue el poeta disidente cubano Heberto Padilla.
  • El marxismo no se trata de una buena receta mal aplicada o con algunos ingredientes de más o de menos, ni tampoco de un designio histórico aun por cumplirse del cual los socialismos reales no serían más que abortos prematuros: no, se trataba de la profecía misma acerca del comunismo venidero, que es la esencia del marxismo.
  • La evolución ha desmentido de manera categórica cada una de las predicciones centrales de Marx.
  • “Atreverse es perder un instante, no atreverse es perderse para siempre”. Una buena frase vinculada a un refrán alemán: “Más vale un final de horror que un horror sin final”.
  • Marx nunca pudo imaginar el potencial económico, tecnológico y democrático que encerraba el capitalismo, el mercado, la libertad.
  • Estudiando las raíces filosófico-religiosas del marxismo, concluía que los genocidios comunistas tenían su origen y justificación en la visión grandiosa que tenía el marxismo de la construcción del paraíso en la Tierra. Era la bondad extrema de los fines que conducía al mal extremo de los medios. (Criminales políticos perfectos, como decía Albert Camus).
  • La solidaridad y admiración por regímenes como los de Cuba, Norcorea, la URSS o Rumanía es impresentable, y expresa un doble discurso que perjudica la consolidación de la democracia…
  • Lo ocurrido en el socialismo real, la barbarie leninista, estalinista o maoísta no era casual, sino que fluía de nuestros ideales, con su mundo nuevo y su hombre nuevo que llamaban al delirio revolucionario que terminaba en el Gulag o los Campos de la Muerte.
  • Lo que hay que entender no es como el mal produce el mal, sino como una voluntad desmedida por hacer el bien lleva al mal absoluto.
  • Se ha construido un doble estándar moral que permite darse besitos cariñosos con un dictador  comunista como Castro y pasearse por el mundo como heroína de la libertad, como hizo Camila Vallejo.
  • El cargo de conciencia que significa haber visto el criminal Muro de Berlín y simpatizar con quienes mantenían a un país como una prisión, no se supera fácilmente.
  • En el socialismo real fui perdiendo la fe en que aquellos sistemas que encerraban a su población, uno detrás de un muro y otro en una isla, fuesen democráticos y deseables para Chile.
  • La crítica más efectiva del socialismo la ejerce la porfiada realidad cotidiana del socialismo. Por eso, solo quién no ha vivido en el socialismo puede defenderlo en forma fanática, el que lo conoce sabe cuanto calza.
  • En Chile muchos te preguntan por qué dejaste de ser comunista, pero en países desarrollados te preguntan cómo se te ocurrió ser comunista en los sesenta o setenta, porque había ya suficiente información y documentación que probaban el carácter dictatorial y fracasado del sistema.
  • Lo que dijo la madre de la Presidenta Bachelet (Ángela Jeria) de la caída del Muro: “Me dio pena porque en primer lugar, se perdía un país que yo conocí y que dejó de existir. Fue un ensayo interesante de haber logrado una sociedad más justa y equitativa”.
  • La Presidenta Bachelet también guarda un silencio inaceptable frente a lo que fue la RDA. No se atreve a decir nada del país donde se formó.
  • El socialismo puede echar al mercado por la puerta, pero le entra de vuelta por la ventana del mercado negro. No, no hay forma de doblarle la mano al mercado, y eso lo demuestran especialmente los países socialistas.

CHILE HOY

  • Estamos en una etapa en la que todo tiene que ver con las expectativas y demandas de una población más empoderada, con mejor calidad de vida y más acceso al consumo, de mayor potestad y más autoridad.
  • En vez de una especie de nirvana agradecido, vino el descontento de muchos, en especial de la gente joven.
  • ¿Echamos abajo todo lo que hemos edificado para construir desde el Estado algo que promete ser perfecto y maravilloso o reconocemos las deficiencias que obviamente tiene el modelo y lo vamos reparando, ajustando y perfeccionando, eliminando lo que no funciona y renovando en lo que amerita ser conservado?
  • De pronto se ve el otro lado de la luna y se pasa del vaso medio lleno al vaso medio vacío.
  • Facetas del ‘malestar del éxito’.
  • La dialéctica de las expectativas crecientes ha golpeado a Chile con gran intensidad, sumándose sobre los cambios valóricos y el recambio generacional.
  • Las fuerzas marxistas-leninistas son hoy mínimas en Chile, pero el repertorio ideológico y retórico de las fuerzas revolucionarias o refundacionales se acumuló en un cajón de sastre multicolor, fragmentado y a menudo extraordinariamente contradictorio.
  • No creo que se haya escrito un panegírico al progreso que genera el capitalismo moderno comparable al ‘Manifiesto Comunista’.
  • La verdad es que la izquierda de hoy es más un ‘antialgo’ –el capitalismo, la globalización, el neoliberalismo, el materialismo, el comercialismo, etcétera- que un ‘por algo’.
  • La mayoría de la izquierda nombra a países como Suecia como su ideal, pero si conocieran ese país más de cerca -con su amplia colaboración público-privada, la aceptación del lucro en los servicios públicos y un sistema de ‘vouchers’ muy desarrollado- se enterarían de que está muy lejos de la imagen que tienen del ‘socialismo nórdico’.
  • Un estudio del Banco Mundial de 2013 estableció que Chile fue el país latinoamericano con más alta movilidad social y crecimiento de la clase media entre 1992 y 2009.
  • Hay una grandilocuencia que expresa un nuevo carácter, que tiene que ver con algunas cosas que efectivamente obedecen al éxito de Chile, a la existencia de un país de nuevos ricos, carente de modestia, a la aparición del ‘ugly chilean’.
  • Hay países que aprovecharán la globalización y otros no. Hay países que aprenden de sus errores e historia y otros no. Unos irán para arriba, otros para abajo y algunos tropezarán dos veces con la misma piedra.
  • Si el gasto público fuese la panacea social, un país como Brasil, que tiene un Estado elefantiásico, no debería tener pobreza.
  • La derecha estaba encantada con una izquierda sensata que administraba mejor que ella una sociedad básicamente liberal, mientras que la izquierda estaba encantada con administrar un país con fuerte crecimiento y reducción de la pobreza. Pero a pesar del encantamiento mutuo, aquí no había amor.
  • “El país carece de la quilla profunda para garantizar estabilidad en medio de la tormenta”.

¿Y AHORA QUÉ?

  • No se puede vivir en una fuga constante hacia delante o hacia atrás para evitar ese momento necesario de reflexión ante el espejo.
  • Falta un sueño para el sector que no se siente interpretado por la izquierda socialista.
  • Los peores enemigos del mercado y el capitalismo son los capitalistas, así como los peores enemigos del socialismo son los socialistas, en ambos se corrompe el sistema desde adentro.
  • Los empresarios y los políticos de centro y derecha tiene que recuperar credibilidad.
  • ¿Quién les dijo a los suecos que tiene que escuchar y hablar respetuosamente, y encontrar acuerdos? Eso no es una característica genética, sino fruto de la educación cívica la convivencia, la historia y la imitación social. Son respetuosos con lo que otro dice y son breves.
  • Los griegos llamaban, no sin razón, idiota a quien no participaba en los asuntos comunes de la polis.
  • Tenemos que estar a la altura del éxito que hemos alcanzado, y eso nos exige levantar la vista hacia nuevos horizontes, plantearnos nuevas preguntas y ser capaces de canalizar las inquietudes ciudadanas.

EPÍLOGO

  • Me preocupa que la democracia pueda ser usada contra la libertad, llevándonos a esa tiranía de la mayoría. Lo planteo a la luz de los recientes llamados a refundar la legalidad chilena por medio de una asamblea constituyente.
  • El peligro de un autoritarismo mayoritario que pase a llevar las libertades individuales fue una preocupación central de los Padres Fundadores de EEUU.
  • Su solución fue un sistema complejo de división del poder y ‘checks and balances’ (controles y contrapeses) entre las distintas instancias gubernativas, complementado por una carta de derechos individuales (Bill of Rights) de rango constitucional. Resguardado por la exigencia de altísimas mayorías calificadas para poder efectuar cambios constitucionales.
  • El desarrollo de Rusia de Putin o de Venezuela bajo el chavismo, muestra que la democracia ‘iliberal’ tiende a transformarse en una dictadura apenas encubierta por sistemas electorales cada vez más manipulados.
  • La forma más radical de este tipo de ideas es la propuesta de una asamblea constituyente, donde todo el poder estaría concentrado y Chile sería refundado de acuerdo a los humores de la mayoría que se diese en ese momento.
  • Hoy está de moda repudiar aquella democracia de los acuerdos que tan útil fue a Chile en los tiempos de la Concertación. La Nueva mayoría ha pasado del apretón de manos a la era de la mano empuñada. Lampadia

 

 

 

  




Reinventando las empresas

Reinventando las empresas

Los emprendedores están rediseñando la materia prima del capitalismo

Comentario de Lampadia

La revolución tecnológica que se despliega en el mundo, no solo está referida a nuevos procesos, productos y servicios, también incide en nuevas formas de organización de las empresas, las relaciones entre la propiedad y la administración de las mismas, las formas de financiamiento y hasta nuevas estrategias de tercerización que permiten el desarrollo de nuevos negocios casi de la noche a la mañana.

El siguiente artículo de The Economist es un excelente referente de las nuevas tendencias de desarrollo empresarial:  

Publicado por The Economist, 24 de octubre de 2015

Traducido y glosado por Lampadia

Ahora que Uber está aumentando su actividad, los taxistas de Londres se encuentran aún más afligidos de lo habitual. Mientras tanto, los hoteleros del mundo están lidiando con Airbnb y los creadores de hardware con la computación en la nube. Al otro lado de las industrias, los disruptores están reinventando cómo funcionan los negocios. Menos evidente, pero igualmente importante, también están reinventando lo que es ser una empresa.

Para muchos gerentes, la vida corporativa todavía involucra tratar con una gran parte de propietarios anónimos, la mayoría de ellos representados por los gestores de fondos que compran y venden acciones que cotizan en bolsa. En las empresas de los insurgentes, por el contrario, el acoplamiento entre la propiedad y la responsabilidad es estrecho. Los fundadores, el personal y los sponsors ejercen un control directo. Todavía es temprano pero, si esta innovación se extiende, podría transformar el funcionamiento de las empresas.

El atractivo del modelo insurgente es, en parte, resultado de la creciente insatisfacción con las empresas de capital abierto. Es verdad que las mejores empresas de capita abierto son organizaciones notables. Ellas establecen un equilibrio entre los resultados trimestrales (que los mantienen atentos) y las inversiones a largo plazo (que los mantienen en crecimiento). Producen una gran cantidad de talentosos gerentes y productos innovadores. Saben movilizar talento y capital.

Pero, después de un siglo de dominación absoluta, la empresa de capital abierto está mostrando signos de desgaste. Una de las razones es que los directivos tienden a poner sus propios intereses por delante. Se suponía que la revolución de la década de 1980 del accionista y el valor de las empresas resolvería esta problemática incentivando a los gerentes a pensar como propietarios, pero ha sido contraproducente. Con el poder de opciones de compra de acciones, los directivos actuaron en su propio beneficio, impulsando los precios de las acciones con el fin de aumentar sus ingresos.

El auge de las grandes instituciones financieras (que controlan alrededor del 70% del mercado de valores de Estados Unidos) ha debilitado aún más el vínculo entre las personas que nominalmente son dueños de las empresas y las propias empresas. Los gestores de fondos tienen que lidiar con un grupo cada vez mayor de intermediarios, desde reguladores hasta sus propios empleados, y cada uno tiene sus propios intereses y beneficios. No es sorprendente que los gestores de fondos no logren controlar eficazmente a las empresas individuales.

Por último, listar una compañía en la bolsa se ha vuelto oneroso. Las regulaciones se han multiplicado desde el escándalo de Enron de 2001-02 y la crisis financiera de 2007-08. Aunque los mercados tienden a proyectarse a largo plazo, muchos administradores consideran que sus puestos de trabajo dependen de producir buenos resultados a corto plazo, trimestre tras trimestre.

Intereses contrapuestos, el cortoplacismo y las excesivas regulaciones imponen costos. Ese es un gran problema en un momento clave, en el cual las empresas de capital abierto están luchando para exprimir ganancias de sus operaciones. En los últimos 30 años las ganancias en el índice S&P 500 de las grandes empresas estadounidenses crecieron un 8% al año. Ahora, por segundo trimestre consecutivo, se espera que caigan en un 5%. El número de empresas que cotizan en las bolsas de valores de Estados Unidos ha caído a la mitad desde 1996, en parte debido a consolidaciones, pero también porque los gerentes más talentosos prefieren que sus empresas permanezcan privadas.

No es casualidad que otro tipo de organizaciones corporativas estén aumentando. Las empresas familiares tienen una nueva oportunidad. Los hombres de negocios están experimentando con “híbridos” que aprovechan los mercados públicos manteniendo un monitoreo constante. Inversionistas astutos como Jorge Paulo Lemann, de 3G Capital, se especializan en la compra de empresas de capital abierto y las opera como privadas, con una dotación de personal magro y un enfoque de largo plazo.

Pero la alternativa más interesante para las empresas de capital abierto es una nueva generación de nuevas empresas con un alto potencial con nombres exóticos como ‘unicornios’ y ‘gacelas’. En las mismas ciudades donde Ford, Kraft y Heinz construyeron imperios hace un siglo, miles de jóvenes están creando nuevas empresas en espacios de oficinas temporales, alimentadas con café y grandes sueños. Sus empresas son pioneras de una nueva forma de organización.

La diferencia central radica en la propiedad: mientras que nadie está seguro de quién es dueño de las empresas de capital abierto, las nuevas empresas hacen todo lo posible por definir claramente quién es dueño de qué. Desde el inicio de la vida de una empresa, los fundadores y los primeros reclutas poseen una participación mayoritaria e incentivan a las personas con participaciones de la propiedad o premios relacionados con el rendimiento. Esto siempre ha sido así para las nuevas empresas, pero hoy en día los derechos y las responsabilidades están meticulosamente definidas en contratos elaborados por abogados. Esto alinea los intereses y crea una cultura de trabajo esforzado y camaradería. Debido a que son privadas y no de capital abierto, miden los indicadores de desempeño (como la cantidad de productos que han logrado) en lugar de elaborados estándares contables.

Las nuevas empresas también aprovechan las nuevas tecnologías, lo que les permite ser globales sin ser grandes. Las startups solían enfrentar dificiles decisiones acerca de cuándo invertir en activos grandes, como los sistemas de propiedad y de computadoras. Hoy en día se pueden expandir muy rápido mediante la compra de servicios como y cuando se les necesita. Pueden incorporarlos en línea con unos pocos cientos de dólares, recaudando dinero de sitios como Kickstarter y Crowdsourcing, contratando a programadores de Upwork, alquilando equipo de procesamiento de Amazon, encontrando fabricantes en Alibaba, organizando los sistemas de pago en Square y conquistando el mundo rápidamente . Vizio fue la marca más vendida de la televisión en Estados Unidos en 2010 con sólo 200 empleados. WhatsApp persuadió a Facebook de comprarlo por US$ 19 mil millones a pesar de tener menos de 60 empleados y ventas de solo US$ 20 millones.

Existen tres críticas sobre la idea de que esto es una revolución. La primera es que se limita a una esquina de Silicon Valley. Sin embargo, la economía insurgente se está convirtiendo en la corriente principal. Las startups se encuentran en todos los negocios desde la venta de gafas (Warby Parker) hasta finanzas (Sinfonía). Airbnb coloca a casi 17 millones de personas en un verano y Uber transporta a millones de personas todos los días. WeWork, un equipo estadounidense que ofrece alojamiento para nuevas empresas, cuenta con 8,000 empresas con 30,000 trabajadores en 56 localidades en 17 ciudades.

La segunda es que las empresas eventualmente se volverán de capital abierto, porque la mayoría de nuevas empresas quieren, finalmente, venderse a una empresa de capital abierto. De hecho, un número cada vez mayor opta por quedarse privada y les resulta cada vez más fácil recaudar fondos sin tener que recurrir a los mercados públicos. Las empresas tecnológicas que se listan en las bolsas de valores lo hacen después de 11 años, cuando en 1999 lo hacían en cuatro. Incluso cuando se vuelven de capital abierto, los emprendedores tecnológicos mantienen el control a través de acciones de clase “A”.

La tercera objeción es que la propiedad de estas nuevas empresas está aislada del resto de la economía. Las empresas de capital abierto le brindan a la gente común una participación en el capitalismo. Las startups están dominadas por un pequeño grupo de capitalistas de riesgo con acceso privilegiado. Eso es cierto, pero la gente común puede invertir en startups directamente a través de plataformas como SeedInvest o indirectamente a través de los principales fondos de inversión como T. Rowe Price, que invierte en ellas desde sus inicios.

Las nuevas startups de hoy no van a tenerlo todo a su favor. Las empresas de capital abierto tienen su lugar, especialmente para las industrias de capital intensivo, como en petróleo y gas. Muchas startups fallarán inevitablemente, incluyendo algunas de las más famosas. Pero su enfoque sobre la construcción de negocios va a sobrevivir y servirá como una adición llamativa a la caja de herramientas capitalista. Airbnb y Uber y el resto se adecuan mejor a las redes virtuales y a las tecnologías que cambian rápidamente. Ellos son los pioneros de un nuevo tipo de empresa que puede hacer un mejor trabajo convirtiendo sueños en negocios. L

 

 

 




Récord de disminución de la pobreza

Récord de disminución de la pobreza

Contrario a la prédica contra el capitalismo, el neo-liberalismo y la dictadura de la sociedad de consumo, el mundo sigue transitando por la vía de la prosperidad hacia la superación de la pobreza.

Según el último informe del Banco Mundial, que hará público este miércoles en Lima, en medio de la Reunión Anual de Gobernadores del Grupo del Banco Mundial (BM) y del FMI (ver en Lampadia: Perú le da la bienvenida al Mundo), por primera vez en la historia, la pobreza extrema de la tierra ha bajado del 10% de la población, considerando un nuevo corte de US$ 1.9 por día y por persona.

Como puede apreciarse en el cuadro anterior, el número de pobres extremos al final del 2015 llegaría a 702 millones de personas, el 9.6% de la humanidad.

Este desarrollo se debe al crecimiento de los países emergentes durante los últimos años, entre ellos el más destacado fue la India. En cuanto a América Latina, se enfatiza que fue la región donde más gente entró a formar parte de la clase media, según reporta el diario El País de España en su comentario del despacho del BM.

Según afirma Jim Yong Kim, Presidente del BM, “el objetivo de reducir la pobreza extrema por debajo del 3% de la población mundial en 2030 puede lograrse en esta generación”.

Según reporta El País, esta proyección es posterior a haber actualizado la línea de pobreza desde US$ 1.25 por día y por persona (2008) hasta el nuevo indicador de US$ 1.90. Kaushik Basu, economista jefe del BM, dice: “hemos sido muy cuidadosos al afinarlo. Había un temor de que con la actualización se hubiera metido a más gente en el grupo de los más pobres. Basu insiste en que el nivel de consumo no cambia, pero admite que hay casos en donde los porcentajes fluctúan ligeramente”.

Para Latinoamérica, el BM proyecta 29.7 millones de personas por debajo de la línea de pobreza para finales de 2015, el 5.6% de la población. Hace tres años eran 37.1 millones o el 6.2%.

Para el Perú, la performance en reducción de la pobreza en lo que va del nuevo siglo es espectacular, ver el siguiente cuadro: 

Lo más importante, en el caso peruano, como hemos reportados en ocasiones anteriores, es que el crecimiento de la economía trajo no solo reducción de la pobreza, sino también una importante reducción de la desigualdad, desarrollo poco común ante un crecimiento alto y sostenido. Ver siguiente cuadro:

Esto configura un circuito virtuoso de la sociedad y economía peruana que no podemos seguir desconociendo y negando, como todos los días se repite en los medios locales.

Sin embargo, como hemos repetido incansablemente, la tarea de salir de la pobreza esta a medio hacer. Tal vez la mejor ilustración del estadío de nuestro desarrollo se puede apreciar en el siguiente gráfico, en el que se reporta la evolución de nuestro PBI per cápita vis- à -vis el de EEUU, Chile, China, Malasia y Tailandia desde 1950 hasta el 2014.

En este gráfico vemos como en 1960 nuestro PBI p.c. equivalía a algo menos del 30% del de EEUU y como, con las décadas perdidas de los años 60, 70 y 80, nos caímos a menos de la mitad. Solo a partir de los años 90 empezamos a reaccionar, volviendo a caer con el corte de la cadena de pagos del 98, para finalmente recuperar ritmo en el nuevo siglo. Sin embargo, a pesar de todo lo avanzado, todavía no recuperamos nuestra posición relativa de 1960, pues nuestro PBI p.c. solo llega al 20% del de EEUU.

También puede apreciarse como Chile tuvo su propia caída, pero supo reaccionar antes que nosotros y con mayor contundencia. Hoy tiene aproximadamente el doble de PBI p.c. que el Perú. Por supuesto, el caso de los países asiáticos, incluyendo a la China, con su tardía reacción, es encomiable. Meditemos sobre las revelaciones de este siguiente gráfico:

Queda claro que “el Perú es un país en construcción”, pero también queda claro cual es el camino de la prosperidad y el bienestar general: invertir, crecer, reducir la pobreza y la desigualdad, como lo hemos hecho durante los últimos 25 años. Lampadia




Las sucias mentiras de VW exigen un escarmiento ejemplar

Las sucias mentiras de VW exigen un escarmiento ejemplar

Alemania se ha convertido en uno de los países dominantes en Europa, ha criticado a Grecia y otras naciones deudoras sobre las virtudes del ahorro y últimamente ha desaprobado públicamente a los países que se resisten a recibir refugiados sirios. Su derecho a ser líder, basado en un relato de honradez y obediencia a las reglas, es mundialmente reconocido.

Esa es una de las principales razones por las que el escándalo Volkswagen ha sacudido dramáticamente al país. Más que una historia de estafas corporativas, la divulgación del engaño sistemático por parte de una de las empresas más emblemáticas de Alemania ha golpeado fuertemente la concepción de una nación ordenada y opacado su liderazgo moral. Pero, también afecta la imagen de las corporaciones globales y de la economía de mercado en su conjunto, así como del capitalismo.

La marca Volkswagen (VW), y específicamente el Volkswagen Beetle, fue un ícono de la reconstrucción de Alemania Occidental. El nombre ‘Volks Wagen’ se debe a que en los años 1930 surgió en Alemania el proyecto de construir un automóvil que fuese accesible para un gran número de personas. Cuando Adolf Hitler se alza con el poder en 1933, decide poner en marcha un plan de fomento de la industria del automóvil con el objetivo de relanzar sus fábricas y hacerlas más competitivas frente a las inglesas y las francesas. De este modo se lanza un concurso a los empresarios para la concesión de la fabricación del denominado ‘automóvil del pueblo’ (Volks Wagen). Ferdinand Porsche fue el encargado de llevar a cabo el proyecto.

Ahora sería la tercera de las principales empresas alemanas que se ha visto implicada en escándalos de fraude. En los últimos años, Deutsche Bank (el mayor banco de inversiones en Europa) y Siemens, líder continental en ingeniería industrial, también han sido cuestionados por su dudosa ética. Recordemos que hasta hace pocos años las empresas alemanas podían descontar como gasto el pago de coimas en países emergentes. 

Lamentablemente, durante los últimos seis años, Volkswagen ha estado engañando deliberadamente en las pruebas de emisiones para sus autos diesel. Las computadoras de los autos fueron capaces de detectar cuando estaban siendo probados y alterar temporalmente la forma en que sus motores funcionaban de manera que aparentaban ser mucho más limpios de lo que realmente eran. Cuando no estaban siendo probados, emitían hasta 40 veces más contaminantes que el límite teórico. El CEO de VW, Martin Winterkorn, renunció (como era de esperarse) y la empresa ya ha revelado que hasta 11 millones de vehículos en todo el mundo tienen este software trafoso, lo cual los está llevando a enfrentarse a un inmenso retiro de sus autos del mercado, enormes multas y aún más demandas.

Peor aún, el gigante mundial de automóviles fue advertido hace al menos cuatro años que el software de las computadoras que manipulaba las emisiones de diesel era ilegal, pero la compañía no actuó y siguió usándolo.

La Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA por sus siglas en inglés) ordenó a VW arreglar las fallas en los autos a sus expensas. El fabricante de automóviles alemán también se enfrenta a multas de hasta US$ 37,500 por vehículo, estimándose que pueda llegar a un total de más de US$ 18 mil millones. 

Las dimensiones de Volkswagen son tales que la empresa sola contribuye con alrededor de un 2.7% al PBI alemán y representa aproximadamente uno de cada cinco puestos de trabajo en el país. Además, según el Deutsche Bank, representó el 17.9% de las exportaciones alemanas el año pasado. Si cae VW, también lo haría hasta cierto punto la economía alemana. Sin embargo no es la única consecuencia. La buena reputación de la economía alemana en el mundo se debe en buena parte a la anterior imagen de VW. El escándalo podría amenazar la reputación de los productos “Made in Germany”.

“El daño que algunas personas han causado a la empresa y sus trabajadores es enorme”, dijo Sigmar Gabriel, vicecanciller y ministro de Economía de Alemania.

Sin embargo, el daño causado por esta empresa va más allá de merecer una simple multa. Al ser una empresa tan bien reputada y hasta considerada “too big to fail”, debería tomarse como ejemplo no solo para cambiar el sistema de evaluación de emisiones, sino para mejorar tanto la transparencia como la supervisión en el mundo del software. Ojalá este escándalo no opaque el rol de las empresas privadas en el mundo, el cual es maximizar su valor en el mercado, pero de manera honesta, limpia y duradera en el largo plazo.

El grupo VW ha perdido casi un tercio de su valor en el mercado de valores en la última semana, pero sería aún más justo si los hombres personalmente responsables de estos delitos sufrieran una pérdida igual. No basta sólo la renuncia del CEO, sino de toda la plana directiva y responsables del caso, además de multas individuales.

El fraude sistemático por el mayor fabricante de automóviles del mundo amenaza con hundir a toda la industria y, posiblemente, darle nueva forma, dice The Economist en su publicación del pasado 26 de setiembre.

Lamentablemente, una empresa tan prestigiosa ha caído en la ambición de ser la primera empresa automotriz del mundo y ha descuidado la base de su prestigio.

En nuestra opinión hay que salvar el prestigio de las corporaciones globales y de la economía de mercado. Es presumible que las ventas de VW vayan cuerda abajo y afecten severamente a la empresa. Quién sabe si sería mejor liquidar la empresa vendiendo sus valiosos activos a otras empresas más serias, antes de que el mercado les quite valor. Después de todo, hay que jusgar con mayor rigor a quienes tienen mayor prestigio y capacidades para comportarse bien. La industria y Alemania deben dar el mayor escarmiento posible, asumiendo el costo, que por más grande que pueda ser, generaría una mejor base al desarrollo del mercado. Lampadia

Líneas abajo damos más información del escándalo de Volkswagen de la publicada de The Economist:  “Un negocio sucio – El escándalo de Volkswagen”. (Glosado y traducido por Lampadia).

“Herbie, un escarabajo de Volkswagen con mente propia en una serie de películas de Disney en la década de 1960, tuvo varias desventuras. Pero las cosas tenían una manera de acabar con un final feliz, tanto para el carro como para sus pasajeros. Los intentos más recientes de la automotriz alemana para dar sus vehículos el don del pensamiento han dirigido las cosas en una dirección totalmente sombría. El uso de software oculto para engañar a los reguladores estadounidenses que miden las emisiones de los vehículos de motor diesel ha sumido a VW en una crisis. Y a medida que el escándalo lleva a nuevas investigaciones, parece probable que saldrá a la luz una gama más amplia de afirmaciones sobre emisiones y la eficiencia del combustible. Esto podría ser un duro golpe para la industria, uno que podría ser lo suficientemente grande como para darle una nueva forma”.

El daño a VW, la mayor automotriz del mundo, es catastrófico. Las acciones de la compañía se han derrumbado en un tercio desde este escándalo (ver gráfico 1). Se enfrenta a miles de millones de dólares en multas y otras sanciones pecuniarias. Innumerables demandas estarán volando en su dirección a su sede en Wolfsburg. Su estrategia para el mercado americano está en ruinas; su reputación está por los suelos. Su jefe, Martin Winterkorn, quien en 2009, cuando el software engañoso “derrota” hizo su primera aparición, también fue directamente responsable de la I + D de la empresa, ha renunciado el 23 de septiembre”.

El país de origen de la empresa está en shock. La Ministra del Medio Ambiente de Alemania, Barbara Hendricks, habló por muchos cuando declaró estar “más que asombrada” -aunque los “Greens”, un partido de oposición, dicen que en su respuesta a una pregunta parlamentaria a principios de este año, el gobierno admitió saber que la manipulación de los datos de emisiones era técnicamente posible. Mezclado con esto está la vergüenza de que, al igual que con los escándalos sobre la FIFA y la Copa del Mundo, la responsabilidad de hacer cumplir las normas que los europeos están rompiendo está recayendo en los hombros de Estados Unidos”.

“(…) Los motores diesel utilizan el combustible de manera más eficiente que los motores con bujías y una mejor eficiencia reduce los gastos de los dos pilotos y las emisiones de dióxido de carbono. Esas ventajas han hecho que los europeos ahorrativos con gobiernos verdes prefieran los motores diesel; potenciando casi la mitad de los coches europeos (véase el gráfico 2)”.

“Desafortunadamente, los beneficios vienen con costos. La eficiencia de los coches diesel proviene de la quema de su combustible a una temperatura más alta y eso significa que convierten más nitrógeno en el aire que utilizan para transformarlo en varios óxidos de nitrógeno, conocidos colectivamente como los NOx. Estos no tienen efectos climáticos globales en la misma escala que los gases de dióxido de carbono, que es el gas de efecto invernadero más importante de larga duración. Pero tiene efectos locales mucho peores, generan smogs y dañan las plantas y pulmones. Para empeorar las cosas, las tecnologías catalíticas utilizadas para tratar el NOx emitido por los motores de gasolina no son muy adecuadas para ser utilizadas con motores diesel, forzando a los fabricantes de motores implementar alternativas más complejas y costosas. Eso no es un gran problema para los motores grandes, como los de camiones y barcos. Pero sí lo es para motores pequeños como los de los automóviles”.

El escándalo estalló el 18 de septiembre, cuando la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA) reveló que varios VW y Audi con motor diesel tenían software que cambiaba la tecnología de control de los NOx sólo cuando los carros se enfrentaban a las altamente predecibles demandas vistas en condiciones de prueba. El límite de emisiones de NOx para una flota de coches es de 0.07 gramos por milla (0.04 g / km); en condiciones normales los coches emitían 40 veces por encima del límite. La EPA ordenó a VW retirar alrededor de medio millón de automóviles en Estados Unidos para arreglar el software. El 22 de septiembre la compañía admitió que en 11m vehículos en todo el mundo existe una “desviación notable” entre las emisiones de NOx que se observan en las pruebas oficiales y las que se encuentran en uso en el mundo real”.

“Pero las multas no son las únicas pérdidas involucradas. Innumerables demandas colectivas de los automovilistas agraviados llegarán a la velocidad de un Porsche con turbocompresor. El 22 de septiembre VW anunció una provisión de € 6,500 millones  (US$ 7,300 millones) para cubrir los costos del escándalo, pero es probable que les quede corto. En ese punto, el valor de la compañía había caído € 26 mil millones”.

El daño financiero podría ir más allá. Oculto dentro de la firma alemana existe una gran operación de finanzas que brinda préstamos a los compradores de automóviles y a los concesionarios y también toma depósitos, actuando como un banco. (…) el antiguo brazo financiero de General Motors, GMAC, tuvo que ser rescatado en 2009.

¿Por qué VW tomar el riesgo de hacer trampa, dada la devastación que ha seguido? Parece que hay tres partes en la explicación. El primero es un deseo abrumador para el tamaño. La compañía ha estado obsesionada con superar a Toyota y convertirse en la empresa automotriz más grande del mundo, a pesar de la baja utilidad de sus productos de alto volumen (coches que llevan la insignia de VW representan el 60% de las ventas, pero el margen de beneficio en ellos es sólo el 2%). Esto requiere que la empresa aumente su pequeña participación en el mercado americano, el más grande después de China (véase el gráfico 3). Fabricar más de los SUVs que los estadounidenses codician fue una estrategia obvia. Lograr que se interesen en los motores diesel de bajo consumo que vende VW en otros lugares fue otra. De una manera modesta estaban teniendo éxito; aunque los autos con diesel representan sólo el 1% del mercado estadounidense, el año pasado VW tenía la mitad de esa delgada rebanada”.

“Al parecer algunas personas en VW pensaron que podían salirse con la suya. Y esto nos lleva a la tercera parte de la explicación: una gran parte de su razón para creer esto habría sido que los fabricantes de automóviles, en particular los europeos, están acostumbrados a salirse con las suyas en mucho de estos asuntos. Su engaño es un secreto a voces dentro de la industria; sin embargo, tras un nuevo escrutinio después de las revelaciones de NOx, parece probable que lo convertirán en un escándalo abierto al mundo en general. Esto puede ser una razón por la cual los competidores de VW también están viendo caer los precios de sus acciones. Sus crímenes pueden ser particulares, pero no son la única empresa fabricante de automóviles que se encuentra muy por debajo del rendimiento exigido por los reguladores”.

La Unión Europea (UE) no es tan exigente en materia de NOx como los estadounidenses. Se concentra más en la eficiencia del combustible y las emisiones de dióxido de carbono, en los cuales sus normas son las más altas del mundo. El problema es que estos exigentes límites no se cumplen cuando los vehículos están en camino. (Ver gráfico 4).

Es posible que algunas empresas estén utilizando trucos de software para hacer trampa en los exámenes europeos sobre la eficiencia del combustible. Pero, como argumenta Nick Molden de Emisión Analytics, una firma de consultoría en Gran Bretaña, el régimen de pruebas europeo es tan anticuado y fácil de burlar que los fabricantes no tienen que esforzarse a ser sutiles”.

Lo peor de todo, sin embargo, es que una vez que esta farsa da una afirmación en cuanto a la eficiencia del auto, nadie comprueba si es cierto o no. En Estados Unidos, también, los fabricantes de automóviles son responsables de sus propias pruebas. Pero allí, la EPA adquiere vehículos al azar para probarlos en una fecha posterior, para ver si los autos a la venta al público se encuentran a la altura de las indicaciones. Si los números no coinciden, se pueden otorgar multas sustanciales.

“Si los motores diesel no cumplen, entonces los fabricantes de automóviles tendrán que girar fuertemente hacia los híbridos y los pequeños pero muy eficientes motores de gasolina. Todo esto en un momento en que, según Mary Barra, jefe de GM, la fabricación de automóviles ya enfrenta más cambios en los últimos cinco a diez años que en el medio siglo anterior. Además de cumplir con los objetivos ambientales y ser pioneros de un nuevo híbrido totalmente eléctrico, las automotrices tendrán que invertir mucho en el uso de Internet para hacer sus máquinas más inteligentes y prepararlas para la llegada de la conducción autónoma. La inversión necesaria será monumental y algunos seguramente no serán capaces de soportarlo”.

Mientras tanto la feroz competitividad sólo va a volverse más intensa, ya que los no-fabricantes de automóviles con mucho dinero, como Google y Apple, entran a la industria. Una respuesta es la consolidación para abordar el exceso de capacidad. Las grandes fusiones en general han demostrado ser desastrosas en la industria, pero también lo han sido los diversos intentos para convertirse en el número uno por otros medios. Fue una devoción al tamaño por encima de todas las cosas lo que llevó a la Toyota al devastador brote de defectos de calidad a finales del decenio de 2000, y la misma ambición ha jugado su papel en la caída de VW. Si el escándalo de las emisiones tiene ninguna virtud, puede ser en obligar a remodelar la industria, que se necesita urgentemente”. L

 




La revolución peruana y el capitalismo de los pobres

La revolución peruana y el capitalismo de los pobres

Interesante artículo de Mauricio Rojas, de origen chileno, sobre la evolución económica y social del Perú. Destaca la siembra política de Vargas Llosa en la campaña del 90, las reformas liberales de Fujimori y la naturaleza del sector informal peruano.

Sobre el sector informal, afirma que ha sido una suerte de colchón, ya que absorbía empleo cuando la economía se debilitaba y se reconvertía a la formalidad en épocas de crecimiento. Interesante análisis sobre este sector, al cual le asigna más virtudes que defectos.

Como hemos dicho en anteriores ocaciones en Lampadia, más que combatir la informalidad, debemos desregular la asfixiante formalidad. 

Ver artículo de Rojas:

 

La revolución peruana y el capitalismo de los pobres

Por Mauricio Rojas, historiador económico y escritor sueco de origen chileno. Es profesor adjunto en la Universidad de Lund en Suecia y miembro de la Junta Académica de la Fundación para el Progreso (Chile).

Publicado por elcato.org, CATO, el 21 de abril de 2015.

Del caos al progreso

Nadie hubiese podido imaginar a mediados de 1990 que en 25 años Perú sería uno de los países más exitosos de América Latina, triplicando su PIB y reduciendo drásticamente la pobreza a pesar de un notable incremento demográfico que ha elevado su población de 22 a 31 millones de habitantes.

En 1990 el país se encontraba en una situación caótica, producto de una dilatada crisis económica que había adquirido proporciones gigantescas hacia fines del gobierno de Alan García (1985-1990) y una escalada de violencia política sin precedentes. El ingreso per cápita de los peruanos había caído más de un 30% de 1987 a 1990 y se encontraba al mismo nivel que en 1960. Las finanzas públicas se mantenían gracias a una emisión descontrolada de dinero que desató una hiperinflación que acumuló la exorbitante cifra de 2.2 millones por ciento durante el período de García. Más de la mitad de los peruanos vivía en condiciones de pobreza y la gran mayoría de ellos habitaba en zonas rurales o en inmensas barriadas (“pueblos nuevos”) que existían al margen de las instituciones y leyes del país. Este era el caso de cerca de la mitad de los 6 millones de habitantes que por entonces vivían en la región metropolitana de Lima-Callao. Al mismo tiempo, gran parte de las zonas rurales del altiplano estaban bajo el control de la guerrilla maoista Sendero Luminoso que junto al Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA) sembraban el terror por doquier, en una guerra sin cuartel que terminaría costando cerca de 70 mil muertos y desaparecidos.

Para muchos, Perú estaba a las puertas de una revolución comunista, pero pasó justamente lo contrario: desde abajo y desde la marginalidad el pueblo peruano desencadenaría una revolución capitalista sin precedentes en la historia latinoamericana. Para ello fue necesario el genio de Mario Vargas Llosa, la ilimitada inescrupulosidad de Alberto Fujimori y el talento emprendedor de millones de peruanos.

La revolución liberal de Mario Vargas Llosa

El aporte de Vargas Llosa a la exitosa transformación del Perú fue de primer orden, indicando el camino por el que el país finalmente transitaría para salir de su crisis. Desde 1987 se había volcado de lleno a la actividad política y fue candidato a presidente en 1990 proponiendo algo tan insólito en Perú —y en América Latina en general— como una revolución liberal que abriera su economía y liberara el potencial emprendedor de su pueblo condenado a la marginalidad por un Estado y una legalidad al servicio de las elites tradicionales. Era la alternativa del “capitalismo de los pobres”, como él la llamo, en vez del capitalismo cerrado y oligárquico del pasado.

Como el mismo Vargas Llosa ha explicado en su relato autobiográfico El pez en el agua: “El programa para el que yo pedí un mandato y que el pueblo peruano rechazó, se proponía sanear las finanzas públicas, acabar con la inflación y abrir la economía peruana al mundo, como parte de un proyecto integral de desmantelamiento de la estructura discriminatoria de la sociedad, removiendo sus sistemas de privilegio, de manera que los millones de pobres y marginados pudieran por fin acceder a aquello que Hayek llama la trinidad inseparable de la civilización: la legalidad, la libertad y la propiedad”.

Además, todo esto había que hacerlo ya. La crisis peruana era de tal gravedad que no permitía medias tintas ni gradualismos. Ello implicaría un alto costo inicial y sobre ello Vargas Llosa fue absolutamente transparente. Quería ganar la elección como el hombre honesto que es, es decir, “con la aquiescencia y participación de los peruanos, no con nocturnidad y alevosía, y, por supuesto, perdió.

Las sorpresas de Fujimori

Alberto Fujimori derrotó ampliamente a Mario Vargas Llosa en la segunda vuelta de la elección presidencial de junio de 1990. De él poco se sabía y su mayor capital político era no pertenecer a las desprestigiadas elites sociales y políticas del país. No tenía ni siquiera un programa concreto de gobierno sino sólo declaraciones muy vagas y, sobre todo, la promesa de no someter al país a un cambio radical como el que proponía Vargas Llosa. Pero fue justamente lo que hizo a partir del célebre programa de estabilización económica anunciado el 8 de agosto de 1990, a los diez días de haber asumido el poder. Se lo conoce, adecuadamente, como el “Fujishock” o también como el “paquetazo”, y fue completado posteriormente por nuevas medidas que profundizaron su impacto.

Sus grandes líneas apuntaron a frenar la inflación mediante una rápida reducción del déficit fiscal, abrir la economía peruana, tanto interna como externamente, y reinsertar al Perú en el sistema financiero internacional. Entre otras cosas, en 1991 se redujeron los gastos corrientes del Estado con un 27.7% en relación al año anterior mediante una férrea disciplina fiscal, la reducción de salarios y subsidios así como el incremento drástico de los precios de los bienes y servicios públicos. Simultáneamente se eliminaron casi todas las trabas a la importación y los aranceles fueron reducidos considerablemente, se liberalizaron los mercados de bienes, servicios, capitales y trabajo, se eliminó una serie de instituciones estatales y, a partir de 1992, se llevó a cabo una amplia privatización de empresas públicas, fuera de impulsarse un reforma tributaria para aumentar la recaudación y fijarse algunos impuestos de emergencia.

El impacto inicial de estas medidas fue duro, profundizando la contracción de la economía iniciada en 1988. En 1992 el PIB per cápita era 11.6% inferior al de 1989 y 31% en relación al de 1987. El empleo público se redujo en una quinta parte entre de 1989 y 1992, y el salario medio cayó en 1990 un 28.4%, lo que vino a agudizar el descalabro de los salarios reales iniciada en 1988 que los redujo con un 69% de 1987 a 1990. Por su parte, la pobreza afectaba en 1991 en torno al 55% de la población peruana, lo que representaba un deterioro muy sustancial respecto del 43% registrado a mediados de los años 80. Sin embargo, es imposible precisar cuánto de ese deterioro se debe a las medidas adoptadas por Fujimori y cuánto a la debacle económica causada por el populismo de Alan García.

En todo caso, a partir de 1993 se inicia una fase de fuerte recuperación económica con un promedio anual de crecimiento del PIB per cápita en torno al 6% entre 1993 y 1997 (lo que dio un aumento acumulado del PIB per cápita del 27% para esos años). Ello, a su vez, permitió una reducción significativa de la pobreza: -20.3% entre 1991 y 1996, pasando del 55.3 al 44.1% de la población peruana. Estos progresos reflejaron algunos de los logros más significativos del gobierno de Fujimori, como ser el saneamiento de las cuentas fiscales, la derrota de la inflación y la reinserción de Perú en los mercados internacionales de capitales. El déficit público cayó de 7.9% del PIB en 1990 a 0.8% en 1997 y entre esos años la inflación se redujo de 7,650% a 6.5%. A su vez, los flujos internacionales de capitales dieron un vuelco espectacular, pasando de un saldo negativo en la cuenta financiera de 1,853 millones de dólares en 1989 a uno positivo de 3,882 millones en 1994, impulsado por las inversiones directas que ese año alcanzaron los 3,289 millones de dólares.

Junto a ello se deben destacar dos hechos decisivos al nivel político: el autogolpe del 5 de abril de 1992 y la derrota de los grupos terroristas a partir de la captura de Víctor Polay Campos, jefe del MRTA, en julio de 1992, y de Abimael Guzmán, líder máximo de Sendero Luminoso, en septiembre de 1992. Tanto el autogolpe como los métodos adoptados para combatir al terrorismo retratan de cuerpo entero a Alberto Fujimori como un hombre sin escrúpulos, dispuesto a instaurar la dictadura, el terrorismo de Estado y las prácticas más corruptas para alcanzar sus fines. La figura siniestra de Vladimiro Montesinos, jefe del Servicio de Inteligencia Nacional del Perú (SIN) y mano derecha de Fujimori, será la síntesis del lado más oscuro del régimen fujimorista.

El capitalismo de los pobres

El crecimiento acelerado y la reducción de la pobreza iniciados en 1993 fueron interrumpidos en 1998 por la así llamada crisis asiática, dando origen a cuatro años de recesión económica y recrudecimiento de la pobreza, que volvió a los niveles más críticos alcanzados a comienzos de los años 90, con un 54.7% en 2001. Al mismo tiempo, el régimen fujimorista cae en noviembre de 2000 en medio de enormes escándalos de corrupción y el Perú se abre al restablecimiento pleno de la democracia.

Es en esas condiciones que, a partir de 2002, se inicia un largo período de crecimiento espectacular que coincidirá con una extraordinaria reducción de la pobreza. El PIB se duplica de 2001 a 2013 y la pobreza se reduce a menos de la mitad, pasando de 54.7 a 23.9%. La pobreza extrema se reduce aún más rápidamente, pasando de 24.4% en 2001 a 4.7% en 2013. Actualmente, la pobreza extrema prácticamente ha desaparecido de las zonas urbanas quedando relegada a las zonas rurales, donde llegaba al 16% en 2013, lo que implica una reducción dramática desde 2001 cuando más de la mitad de la población rural vivía en condiciones de indigencia o pobreza extrema.

Este desarrollo muestra una notable similitud con aquel experimentado previamente por Chile, donde también tomó unos 12 años pasar de la fase de apertura económica y reacomodo estructural a la de crecimiento sostenido con reducción de la pobreza, iniciada en torno a 1985. En el caso peruano el crecimiento acelerado coincidió con una fuerte expansión de la demanda internacional de material primas y alimentos, pero ha mostrado una notable resiliencia frente a los trastornos relacionados con la crisis financiera de 2008-2009 y la caída relativa del crecimiento de China. De hecho, el crecimiento promedio del PIB peruano fue de 5.9% de 2010 a 2014, y la Cepal ha pronosticado un crecimiento del 5% para 2015, cifras que están muy por encima del promedio latinoamericano que exhibe un crecimiento anual del 3.4% en 2010-2014 y un pronóstico de 2.2% para 2015. Esta comparación puede ser reforzada mirando el crecimiento para todo el período 1990-2013 o limitándose a los años 2001-2013. En ambos casos, la tasa de crecimiento peruana duplica el promedio latinoamericano e incluso, para este último período, supera largamente a Chile que muestra un crecimiento acumulado de 64% mientras que Perú llega al 104%.

Estas comparaciones muestran la fuerza excepcional del desarrollo peruano, lo que nos obliga a volver la mirada hacia los factores internos que han promovido el crecimiento económico. Al hacerlo, nos encontramos con uno de los aspectos más distintivos de la economía peruana: la altísima tasa de informalidad. Se trata del capitalismo de los pobres de que hablaba Mario Vargas Llosa y cuyo potencial emprendedor fue destacado en El otro sendero, el célebre estudio que Hernando de Soto, en colaboración con Enrique Ghersi Mario Ghibellini, publicó el año 1986.

Esto no quiere decir que la informalidad por sí sola pueda conducir a un resultado como el de Perú en los últimos decenios. De ser así Perú se hubiese desarrollado mucho antes y otros países con altas tasas de informalidad también lo hubiesen hecho, pero nada parecido ha ocurrido. Es la combinación de la estabilidad macroeconómica y las reformas liberalizadoras con la derrota del terrorismo, la democratización y una coyuntura global favorable lo que le ha dado a la informalidad un contexto adecuado para poder desarrollar todo su potencial creativo. Esa fue la gran idea que Vargas Llosa propagó a fines de los años 80 y que hoy se ve refrendada por la realidad peruana. No fue realizada con la sinceridad, decencia y sensibilidad social que Vargas Llosa hubiese querido, pero al final, a trancas y barrancas, el Perú ha caminado por el sendero señalado por su célebre escritor liberal.

La informalidad: refugio y trampolín de los pobres

Tanto el sector informal como el empleo bajo condiciones de informalidad, es decir, total o parcialmente fuera de la ley, han sido una realidad constante de la economía peruana. Según un estudio del Instituto Nacional de Estadística e Información del Perú, Producción y empleo informal en el Perú (INEI, mayo de 2014), en el año 2012 el sector informal daba empleo al 57% de la fuerza laboral. A ello hay que agregar un 17% de la fuerza de trabajo empleada fuera del sector informal pero bajo condiciones de informalidad. Se llega así a un total equivalente al 74% de la fuerza laboral o unas 12 millones de personas con empleo informal. Estas cifras son sin duda impactantes, pero representan un descenso significativo de las tasas de informalidad registradas anteriormente, que se ubicaban sobre el 80% a comienzos del 2000 y, según el INEI, en el 79% en 2007.

El aporte productivo del sector informal ha sido estimado de manera muy diferente por diversos autores dependiendo de las definiciones y metodología usadas. Hernando de Soto lo estimó en un 55% del PIB para los años 1980-86, Norman Loayza en un 57.4% para 1990-93 y Jorge de la Roca y Manuel Hernández en un rango del 30 al 37% para el año 2000, pero Friedrich Schneider lo situaba en el 60.9% en 2002-2003. Roberto Machado hace, en La economía informal en Perú (2014), una estimación del 29.6% para 2011. Este autor hace también una interesante estimación conjunta del peso de lo que llama “economía subterránea”, que incluye tanto al sector informal como a la economía ilegal (contrabando y narcotráfico), llegando de esa manera a un equivalente al 66% del PIB en 2009.

Como se ve, más allá del método usado para calcular su importancia estamos frente a un fenómeno clave, especialmente desde el punto de vista del empleo lo que, a su vez, es decisivo para evaluar su impacto sobre las condiciones de vida de los sectores más pobres de la población. En Perú la disminución de la tasa de pobreza ha sido totalmente dependiente del dinamismo del empleo y el autoempleo informal ya que el empleo formal ha cubierto no más de una quinta o cuarta parte del empleo total.

La evolución del sector informal ha tenido una forma característicamente contracíclica, es decir, se ha expandido en momentos de retroceso económico y se ha contraído en la medida en que el país crece. Esto implica que la informalidad ha sido tanto el gran refugio como el trampolín fundamental del progreso de los pobres: los ha acogido en los tiempos difíciles y les ha brindado la base tanto para su progreso como para pasar al sector formal cuando las condiciones se han hecho favorables. Esto último se da mediante la formalización de una parte de las actividades informales al aumentar su volumen, complejidad y rango de operaciones y también gracias a una mayor demanda laboral del sector formal ya existente.

Así, de acuerdo a las series presentadas por Roberto Machado, se puede constatar que la economía informal se expande como respuesta a la crisis de comienzos de los 80 para luego contraerse algo durante la fase expansiva del gobierno de Alan García. A partir de la profunda crisis desatada en 1988 la informalidad crece fuertemente, hasta llegar a su punto máximo en 1990. Luego se reduce marcadamente hasta 2007 para incrementarse ligeramente durante la recesión iniciada en 2008. Finalmente, desde 2001 en adelante inicia una larga fase de contracción que coincide con el gran crecimiento del período.

Los efectos más notables del dinamismo del capitalismo informal se refieren tanto a la disminución de la pobreza como a la distribución del ingreso. Si Perú tuviese hoy el mismo porcentaje de pobres que en 2001 habrían 10 millones de pobres más de los que realmente hay, es decir, 17 en vez de 7 millones. A su vez, la distribución del ingreso ha evolucionado hacia mayores niveles de igualdad. Es decir, la porción del PIB que retienen los pobres ha aumentado consistentemente y, a su vez, la de los sectores más acomodados ha disminuido. Así, según los datos de la Cepal, el coeficiente de Gini ha disminuido de 0.54 a 0.44 entre 1999 y 2013, lo que hace del Perú una de las estados más igualitarios de América Latina. A su vez, la relación entre los ingresos del decil más acomodado y el 10% más pobre ha disminuido de 26 a 14 veces. En la práctica, la combinación del crecimiento con esta distribución más pareja del ingreso ha implicado que los ingresos del 10% por ciento más pobre de los peruanos se incrementaron un 144% entre 1999 y 2013. Este desarrollo hacia una distribución más pareja del ingreso nacional, que ha favorecido claramente a la mitad más pobre de los peruanos, es testimonio de que la vitalidad del sector informal ha sido superior a la del sector formal de la economía.

Por su parte, el Estado peruano no les ha dado mucho a sus pobres y su gran aporte, fuera de derrotar al terrorismo, ha sido dejar de perturbar sus vidas y obstaculizar su espíritu emprendedor. Esto no niega ciertos aportes positivos, como las transferencias condicionadas del programa Juntos o una legalidad que facilita la formalización de la economía, pero en lo sustancial la lucha contra la pobreza la han dado y ganado los pobres en el mercado, apoyados en sus propias redes sociales y al margen de las instituciones y la legalidad oficial. Esto es lo que deja en claro un estudio reciente del Banco Mundial (“What Is Behind the Decline in Poverty Since 2000? Evidence from Bangladesh, Peru and Thailand“, 2013), donde se constata que las transferencias y donaciones publicas sólo explican el 8,6% de la reducción de la pobreza en el Perú entre 2004 y 2010, proviniendo el resto fundamentalmente de los ingresos laborales (75%) así como de una variedad de otras fuentes (donaciones privadas, ingresos de capital, cambios en la composición del hogar, etcétera).

Palabras finales

En resumen, en vez de ser un problema, como tradicionalmente se planteaba en particular por el pensamiento estructuralista asociado a la Cepal, la informalidad o el capitalismo de los pobres ha sido la gran solución, primero para sobrevivir los momentos críticos y luego para potenciar las fases de crecimiento, transformando la acumulación de capital, experiencia y conocimiento del sector informal en más trabajo, mayores ingresos y dinamizando también la expansión del sector formal. No se trata, por cierto, de una panacea, pero sí de un camino que ha sido accesible y transitable para la gran mayoría de los peruanos. Esa es la gran revolución capitalista que está derrotando la pobreza y cambiándole el rostro y el alma al Perú.

 




La mayor redistribución proviene del crecimiento económico

La mayor redistribución proviene del crecimiento económico

La crisis económica del 2008 ha generado en occidente un descontento con los líderes políticos y las estructuras de la economía de mercado. Poco importa que en el caso de Europa, algunos de sus miembros no hayan sido buenos exponentes de verdaderas economías de mercado y, más bien, hayan establecido incentivos anti inversión y anti creatividad, como Francia; o que hayan jugado a ser alemanes siendo solo helenos, como España; o que hayan jugado al ‘pos-pos-modernismo’, con retiros tempranos, jugosas pensiones, poco esfuerzo productivo y una burocracia desmedida (con dinero prestado), como los griegos.

La frustración de las generaciones que esperaban superar los beneficios y prebendas de sus padres, tuvieron que enfrentar la dura realidad  de tener que asumir un menor bienestar. En este contexto, los líderes actuales, liberales o de izquierda, tuvieron que cargar con la furia de sus ciudadanos, sin tener ya, la autoridad moral para explicar causas y efectos de sus propios errores.

Así es como los embates contra el capitalismo, las tesis populistas y el apurado socialismo redistributivo se desempolvaron y se lanzaron alegremente al ruedo. Lo lamentable, es que muchas de estas ideas están ganado cierta aceptación en la vieja Europa, donde el triunfo de Tsipras en Grecia y los aprontes electorales de Podemos en España, marcan un cambio desde la madurez política a la improvización, otrora, monopolio latinoamericano.

 

 

Para esto, desde fines del siglo XX en América Latina se ‘inventa’ el socialismo del siglo XXI, que ha llevado a sus seguidores a situaciones de crisis extremas. Tanto en lo económico como en lo democrático. Esto incluye a Venezuela, Brasil, Argentina, Ecuador, Bolivia y recientemente, Chile que según Niall Ferguson “está ejerciendo su derecho a ser estúpido”.

Entre las nuevas ofertas políticas está la de vender la idea que la redistribución es tarea del Estado. El error de este planteamiento lo explica conceptualmente y con brillantez Agustín Laje (ver en Lampadia: ¿Porque hay tantos niños ricos de izquierda?). Su tesis es que el joven acomodado y mantenido por sus padres, proyecta su realidad familiar a la sociedad, donde se hace imposible de replicar.

Un ejemplo más mundano se ve el la soberbia de Lula (siendo presidente) en su visita al Perú en junio del 2013, en que retó al Presidente García con su política asistencialista de distribuir para crecer, versus crecer para distribuir, que le habría planteado García. Entonces, en Lampadia publicamos el reto de Lula y lo ilustramos con cifras comparativas en las que, evidentemente, las realizaciones del Perú, derrotaban en todos los planos a las de Brasil. Ver en Lampadia: Luces y sombras de la visita de Lula al Perú. Y eso que entonces, Brasil todavía no se había derrumbado, como sucedió poco tiempo después.

Estos son justamente los preconceptos que se hallan en las doctrinas redistributivas: una torta preexistente (producida ¿del aire?) y un ente paternalista que parte y reparte. Ambos, la llevan irremediablemente al fracaso y, ante el fracaso económico a posibles rebotes antidemocrático de consecuencias muy graves. Al no procurarse la inversión privada y el aumento de la producción para que el mercado produzca tortas más grandes, se cae en trampas perversas, que solo empeoran las cosas.

Nada de esto significa un rechazo al Estado, como algunos aducen sin fundamento. Todo lo contrario, una buena economía de mercado no puede prosperar sin un estado presente, fuerte e inteligente;  que apueste por una buena Gobernanza, meritocracia en el servicio público, instituciones sólidas, mejoras en educación, salud, infraestructuras y capacidades tecnológicas.

Otra debilidad del análisis usual en occidente, es que todavía se ve el mundo sin considerar la evolución del oriente, donde con el liderazgo de China e India ha nacido una clase media de más de 2,500 millones de personas y reduciendo la pobreza global a 1,200 millones de personas, y se espera que estas puedan dejar de serlo hacia el 2030. Ver en Lampadia: El próximo gran salto adelante de la humanidad – Hacia el final de la pobreza (The Economist).

Para no ir más lejos, esto es justamente lo que ha ocurrido en el Perú en que la pobreza bajó de 58.7% en el 2004 a 23.9 en el 2013, con una pobreza extrema de solo 4.7%. Todo indica, como han mostrado Juan Mendoza, Elmer Cuba y Mónica Rubio que alrededor del 85% de la disminución  en la pobreza desde el mismo año, se debe al crecimiento económico, y solo el 15% restante se puede atribuir a los abultados y abundantes programas sociales. (Ver en Lampadia: Al menos 80% de la reducción de la pobreza es por el crecimiento).

Además, es importante machacar que el crecimiento indicado más arriba, estuvo fuertemente influído por la inversión minera. Así lo muestra, una vez más el Indicador Compuesto de Actividad Económica (ICAE), desarrollado por el Instituto Peruano de Economía (IPE). Su último informe para el 2014, señala que el crecimiento de Junín y Apurímac (los de mayor crecimiento) responde a la puesta en operación de Toromocho y a la construcción de Las Bambas, respectivamente. Mientras que las tasas más negativas correspondieron a Madre de Dios, Áncash, Lambayeque, Cajamarca y Arequipa, departamentos vinculados a frustaciones de la inversión minera y en el caso de Lambayeque a la cuestionable gestión de su industria azucarera.

 

 

Como advierte bien el economista de la Universidad de Columbia, Xavier Sala i Martín: “El capitalismo no es un sistema económico perfecto. Pero cuando se trata de reducir la pobreza en el mundo, es el mejor sistema económico que jamás ha visto el hombre”

Queda entonces claro que la clave para derrotar la pobreza es crear riqueza. El crecimiento económico es el mejor programa social, el mejor redistribuidor de la riqueza (a la que multiplica), y el campeón de la inclusión. Lampadia




Seis pilares que trajeron al desarrollo a Occidente

Seis pilares que trajeron al desarrollo a Occidente

Ahora que nuestra economía se desacelera y, por ende, nuestro camino hacia el desarrollo se complica, parece pertinente repasar que condiciones llevaron a las naciones al progreso. El 2012, el historiador británico Niall Ferguson dio inicio a un enorme revuelo y a acalorados debates tras publicar “Civilización: Occidente y el resto”. Ferguson, en una prueba de erudición y enorme capacidad narrativa, efectúa en esta obra un repaso por la historia de los últimos cinco siglos con el propósito de  responder la siguiente pregunta: “¿Qué tenía la civilización de Europa occidental a partir del siglo XV que le permitió triunfar sobre los imperios en ‘apariencia’ superiores de Oriente?” Es decir, ¿que llevó a la que él denomina “civilización occidental” a alcanzar la hegemonía global cuando en el 1500 era más atrasada y caótica que los poderosos imperios chino, otomano y mongol? 

 

Ferguson inicia su amplia disquisición definiendo el término “civilización”. El historiador, aleja a este concepto de los aspectos culturales, artísticos y de refinamiento a los que se le suele vincular y lo aterriza en elementos más básicos de la vida y condición humana. “Una civilización es la mayor unidad de organización humana… Las civilizaciones son en parte una respuesta práctica de las poblaciones humanas a su entorno –a las necesidades de comer, beber, abrigarse y defenderse-, pero tienen también un carácter cultural; a menudo aunque no siempre religioso; y a menudo aunque no siempre de comunidad lingüística”, señala.

La civilización occidental tal y como la conocemos hoy se forjo en la Europa del siglo XV, fue allí que se gestaron seis condiciones que la llevaron a obtener la supremacía mundial hasta el presente siglo, en la que como señala Ferguson, empieza a ser desplazada por la civilización asiática. Occidente estaría perdiendo el monopolio de sus  “resortes de poder”, mientras el Oriente crece sobre nuevas fortalezas. 

 

 

Estas seis “complejas instituciones” fueron la clave. “Para utilizar el lenguaje del informatizado y sincronizado mundo de hoy, podríamos decir que estas fueron seis aplicaciones asesinas (lo que en inglés se conoce como killers apps), las que permitieron a una minoría de la humanidad originaria del extremo occidental de Euroasia, dominar al mundo durante casi medio milenio”. “Killer App” se usa en el mundo de las aplicaciones (Apps) para denominar aquellas que al adoptarse eliminan el uso de otras. Por ejemplo, el correo electrónico desplazó al correo tradicional. Así estas nuevas instituciones fueron adoptadas de tal forma que eliminaron antiguos comportamientos y conductas.

  1. Competencia: una descentralización tanto de la vida política como económica, que sirvió de trampolín tanto a los estados-nación como al capitalismo”. La fragmentación política de la Europa de entonces llevó a una competencia por buscar la supremacía, que permitió el surgimiento de instituciones políticas y económicas más modernas y versátiles.
  2. Ciencia: un modo de estudiar, comprender y, en última instancia transformar el mundo natural, que dio a Occidente (entre otras cosas) una importante ventaja militar sobre el resto del mundo”. El método científico permitió el desarrollo. 
  3. Derechos de propiedad: El imperio de la Ley como medio de protección para los propietarios privados y para resolver pacíficamente las disputas entre ellos, constituyó una base más estable para la formación de gobiernos representativos”. Los ciudadanos-propietarios forman y defienden a los estados democráticos. Son la base sobre la que se construyen las repúblicas.
  4. “Medicina: una rama de la ciencia que permitió una importante mejora de la salud y la esperanza de vida, y que se inició en las sociedades occidentales, pero también en sus colonias”.
  5. “La sociedad de consumo: una forma de vida material en la que la producción y la compra de ropa y otros bienes de consumo desempeñan un papel económico central, sin la que la Revolución industrial habría sido insostenible”.
  6. “La ética del trabajo: un marco moral y un modo de actividad derivado (entre otras fuentes) del cristianismo protestante, que proporciona el pegamento que mantiene unida la sociedad dinámica y potencialmente inestable creada por las aplicaciones”.

Aunque se puede discutir sobre estas condiciones y si son enteramente occidentales o no. Lo que es cierto es que la construcciones de los modelos políticos occidentales, la forma en que se organizaron los Estados de hoy, surgieron en Europa. Su aplicación ha servido para que, incluso las naciones asiáticas salten al desarrollo.

Todos los estados del siglo XX adoptaron el funcionamiento del Estado occidental, lo imitaron y siguieron los tres modelos que surgieron en Occidente: el capitalismo liberal, el nacionalsocialismo o fachismo y el comunismo. Luego de 1945, el segundo fue descartado y entre 1989 y 1991, tras el derrumbe del imperio soviético el último entró en desuso.

Así, ni la crisis del 2008 ha generado que se adopten otros modelos, aunque del Asia aparezcan construcciones políticas que por eficiencia amenacen a la democracia liberal como la hemos concebido hasta hoy (Ver en Lampadia (L): Bienestar y buenas instituciones, fundamentales, para la democracia) . No así, el manejo económico, el sistema de libre mercado adoptado en Asia y en especial en China, luego del comunismo maoísta, ha probado con creces su capacidad para combatir la pobreza y llevar al desarrollo a las naciones (Ver en L: ¿Crisis china? ¡Miremos al monstruo sin soponcios! e Instalemos un Estado Meritocrático en el Perú).

Lo que viene está aún por definirse, como advierte Ferguson, no hay futuro, sino futuros posibles. Predecir hacia dónde va la humanidad es difícil, pero todo apunta a que Oriente recuperará la supremacía que perdió hace quinientos años.

Por ende, los peruanos haríamos bien en reflexionar en cómo nos moveremos en ese nuevo escenario global. Recordemos las palabras de Ferguson en Chile hace unos meses: “Están ejerciendo su derecho a ser estúpidos”. Definamos si estamos dispuestos a para dar un gran salto adelante: fortaleciendo nuestra economía de mercado, reformando nuestras instituciones e implantando la meritocracia y la Gobernanza en el Estado, combinando algunos de los pilares de occidente con las nuevas fortalezas públicas de oriente, como la meritocracia en el Estado. Lampadia

 

 

 




Viviremos peligrosamente

Viviremos peligrosamente

Por Carlos Alberto Montaner. Periodista y escritor cubano

(El Comercio, 04 de Enero de 2015)

El 2015 será un año extremadamente inestable en el Mediterráneo, pero la onda expansiva alcanzará a todo el planeta. La globalización también es eso.

La sacudida comenzará en Grecia con la probable elección del partido Syriza. La palabra es un acrónimo en griego que puede traducirse como Coalición de la Izquierda Radical. 

Y bien que lo es. Se trata de una amalgama antisistema, dominada por los marxistas, presidida por Alexis Tsipras, ingeniero de 40 años, líder estudiantil comunista en su juventud.

En Syriza se juntan estalinistas nostálgicos, trotskistas, anarquistas, anticapitalistas, antiglobalizadores, verdes que odian los transgénicos, antiamericanos, eurófobos, antieuros, y, por supuesto, propalestinos-anti Israel.

Esta montonera comenzó a gestarse hace unos años en las protestas contra las reuniones internacionales del Fondo Monetario Internacional o del Banco Mundial.

Los participantes acamparon en diversas plazas emblemáticas, desde Wall Street en NY hasta la madrileña Puerta del Sol, o se pelearon a pedradas contra las fuerzas del orden en media docena de ciudades, y hasta contaron con un manifiesto elemental, ¡Indignaos!

El programa de Syriza es perfecto para cautivar a un porcentaje elevado de los electores y, simultáneamente, hundir aun más al país. Le habla a una sociedad que tiene un 28% de desempleados y una deuda exterior del 200% de su PBI. Le propone a los votantes salir de la crisis con más Estado –aunque ya le entregan al sector público el 44% de toda la riqueza que se produce–,  gastando más y manteniendo el mítico “estado de bienestar”, con servicios buenos y “gratis” para todos.

Tsipras habla de derechos y no de responsabilidades. Rechaza la austeridad de la señora Merkel, tan ridículamente preocupada por el dinero que le entregan los laboriosos alemanes para que lo custodie, y la insolencia de los bancos y tenedores de bonos que pretenden cobrar los intereses pactados o los que se derivan del creciente riesgo-país.

Naturalmente, Tsipras combate la corrupción de los políticos y empresarios, que es mucha, pero no menciona la del “pueblo”, que defrauda a la Hacienda, simula enfermedades para recibir pensiones –es el país desarrollado con más “ciegos legales” del planeta–, cobra empleos en los que no trabaja, cuenta con centenares de profesionales sufridos, que pueden jubilarse a los 50 o 55 años con un 96% del salario, y, pese a tener un desastroso sistema público de enseñanza, posee cuatro veces más profesores per cápita que Finlandia, el país que mejor transmite los conocimientos, de acuerdo con las pruebas PISA.

El predecible triunfo de Syriza posiblemente impulse el de “Podemos” en España, una formación similar, dirigida por el joven profesor comunista-chavista Pablo Iglesias, con el agravante de que este viene de contribuir decisiva y alegremente a la destrucción de Venezuela, mediante diversos tipos de asesorías dados por una fundación afín a su grupo.

Iglesias y Tsipras, además de la ideología comunista, comparten un dato biográfico elocuente. Ambos han vivido siempre dentro del ámbito público, subsidiados o becados por el conjunto de los ciudadanos por medio de impuestos.

Quizás ello explica que ninguno de los dos advierta que los problemas de España y Grecia no derivan del mercado o de la distribución de ingresos, sino de la debilidad del tejido productivo. Ambos países, por cierto, exhiben un bajo coeficiente GINI (32 y 34,3 respectivamente. Mejores que Canadá y Nueva Zelanda).

Lo que España y Grecia necesitan es más capitalismo, pero del bueno, el que se funda en la competencia y la meritocracia y no en el compadreo y la coima. Requieren muchas más empresas exitosas y competitivas en la esfera privada, porque ya sabemos a qué círculo del infierno nos conducen las empresas públicas. Lo que también necesitan, son estados eficientes y honrados que ahorren y administren escrupulosa y transparentemente el dinero de los contribuyentes.

Ninguna persona sensata tiene nada en contra del estado de bienestar, siempre que la sociedad que lo disfruta lo haya elegido democráticamente y trabaje para costearlo. Como hacen, por ejemplo, los daneses o los austriacos.

Lo que resulta un disparate injustificable –la frase es de Ricardo López Murphy con relación a Argentina, tan parecida a Grecia y España–, es “trabajar como en Sicilia y querer vivir como en Suecia, pero culpando a Estados Unidos o a Alemania cuando, lógicamente, no se consigue”.




La corrupción de las élites

La corrupción de las élites

Por Manuel Sanchís i Marco

(El País, 02 de Diciembre del 2014)

España no está plenamente atravesada por el espíritu del capitalismo. Sigue destilando resabios de ese intervencionismo y miedo a la competencia que ha sido seña de identidad de la derecha española y, en buena medida, también de la izquierda. Desde la dictadura de Primo de Rivera, nuestro capitalismo ha estado interferido por un océano de regulaciones, corporativismos, y ayudas de Estado, garantía de la reserva de mercado interior para grupos privilegiados. Una realidad convertida en caricatura durante la autarquía franquista, mala copia de las recetas económicas del totalitarismo nazi y del corporativismo italiano.

Aunque se suavizó con el desarrollismo, esa obsesión intervencionista por restringir la competencia ha esterilizado muchos esfuerzos por mejorar la productividad. Ha primado el interés de los grupos privilegiados —desde monopolios u oligopolios hasta corporativismos gremiales— por encima de los avances en productividad. Así lo documentan estudios concienzudos (Viñas, et al.: Política comercial exterior en España, 1931-1975, Banco Exterior de España, 1979), y también lo reflejaba de un modo plástico la película de Berlanga La escopeta nacional. En España se ha competido más en proximidad al poder que en calidad y precios. Es sobre todo la prebenda, no el mercado, lo que guía la acción empresarial, para mayor desgracia nuestra.

Cierto es que la lucha política por los favores del poder también tiene lugar en países que no han sufrido dictaduras, como EE UU. Pero es otro el escenario. La maraña de regulaciones que sufrimos en España sería algo inaudito en EE UU, donde se disfruta de mayor libertad y transparencia en los mercados, y donde la acción de los lobbies está admitida y regulada. Este rechazo español al libre mercado ha desembocado en un capitalismo de corte asistencial y garantizador de privilegios. Si quienes se acercaban a los aledaños del régimen franquista eran antes los políticos, sindicalistas, patronal, banca, Iglesia, universidades, mundo de la cultura y las artes, funcionarios, gremios y corporaciones, ahora siguen siendo estos mismos quienes cortejan a las élites corruptas del Estado democrático para parasitarlo y obtener así sus gabelas a costa del bien común.

Tanto el PP como el PSOE se han alimentado electoralmente de esa cultura del capitalismo asistencialista que padecemos, lo que ayuda a comprender por qué tanto uno como otro, al burocratizarse, se han convertido en una extremidad más de las estructuras del Estado. Tampoco cabe extrañarse de que Podemos busque la centralidad política, pues su objetivo tácito es, en mi opinión, capturar votos de la base electoral de ese capitalismo asistencialista. Si en 1789 fueron los sans culottes y la burguesía los que se unieron para hacer triunfar la Revolución Francesa, esta vez han sido los desfavorecidos, las clases medias, profesionales y funcionarios de cierto nivel los que van a votar a Podemos como revulsivo contra la política tradicional. Al perfil del votante potencial de Podemos responden ciudadanos de entre 35-54 años, con un nivel educativo respetable (21% con nivel universitario, según la encuesta Metroscopia) y que entienden de qué va el asunto.

Aunque las élites no crean en la revolución, esta puede adoptar una expresión más sosegada pero igualmente amenazante para sus privilegios. Y los poderes políticos deberían también recordar que es la sociedad civil, no los partidos, la encargada de transformar la realidad. La sociedad civil, mediante el poder comunicativo ejercido a modo de asedio, puede hostigar al sistema político, como el que asedia una fortaleza, pero sin intención de asaltarlo (Habermas: Facticidad y validez, Trotta, 2010, p. 612). Los partidos, sin embargo, constituyen prolongaciones del aparato institucional de los Estados, cuyo fin último es su supervivencia en tanto que organizaciones. Ello explica que solo sean reactivos, y no proactivos, ante las presiones sociales, y que se muevan a remolque de la realidad hasta verse desbordados por ella.

¿Dónde están los cuadros que dieron consistencia interna al proyecto político que tenían en mente para España Adolfo Suárez o Felipe González? Algunos, los mejores, volvieron a sus quehaceres profesionales, a sus despachos de abogado, a sus cátedras, a sus estudios de arquitectura, etcétera. En el interregno, la nomenclatura de los partidos ha ido ascendiendo por capilaridad y ha ocupado los puestos clave de su estructura de poder. Allí se ha instalado una feliz aurea mediocritas: el mejor caldo de cultivo para el chalaneo y la corrupción de las élites. Esta perversión de la política ha llevado a considerarla como un medio para ganarse la vida, en lugar de entenderla como un servicio público que se debe ejercer de manera transitoria. La situación es vieja, Max Weber, en su conferencia de 1919 La política como vocación, nos alertó de que la empresa política quedaba en manos de “profesionales” a tiempo completo que se mantenían “fuera” del Parlamento, y que unas veces eran “empresarios”, y otras, funcionarios a sueldo fijo (El político y el filósofo, Alianza, 2010, p. 129).

Hace unos años, al igual que muchos otros, expresé mis temores de que el PSOE se pudiese convertir en un epifenómeno de nuestra historia política si continuaba sin proyecto para España (EP, 14-12-2011). En la Comunidad Valenciana, por ejemplo, las elecciones recientes han confirmado la tendencia a que el PSPV-PSOE obtenga peores resultados en las autonómicas que en las generales: pasó del 41,3 % en las generales (2008) al 28,7 % en las autonómicas (2011), es decir, un desplome de 12,6 puntos. Cierto es que el enorme desgaste que sufría el PSOE a escala nacional en 2011 —cayó al 27 % en las generales—, terminó por afectar también al PSPV; además, el factor táctico del voto útil en las autonómicas siempre ayuda a dispersar el voto hacia otras formaciones. A pesar de ello, los datos revelan que el elector socialista de la Comunidad Valenciana penaliza al PSPV frente al PSOE y envía un mensaje claro y manifiesto a sus líderes: socialdemocracia sí; PSPV, no. Sin embargo, a los propietarios del partido en Valencia, no les inquieta lo más mínimo esta sangría de votos, convencidos como están, interesadamente, de que estas cifras reflejan tan solo un fenómeno cíclico. Se equivocan de principio a fin, no es un ciclo, es el final.

No soy un profeta de las desgracias, pero si el PSOE no quiere reunir los huesos que se exhumen de las distintas sepulturas autonómicas para quedar definitivamente enterrado en el osario político nacional, está obligado a proponer con claridad un nuevo proyecto socialdemócrata para España. Lo contrario supondrá cerrar a piedra y lodo su papel histórico, y entregar en bandeja al PP una alternativa que resultará inquietante tanto para la socialdemocracia española como para la propia estabilidad constitucional de España: o bien el bipartidismo de PP-Podemos, o bien el binomio PP-PSOE versus algún tipo de unión popular.




Ahora tenemos que velar por la inversión y el crecimiento

Ahora tenemos que velar por la inversión y el crecimiento

En lo que va del año las estimaciones de crecimiento del país se ha ido reduciendo mes a mes. El viernes último, el BCR, volvió a recortar su estimación para el 2014. Esta vez sostuvo que el PBI se expandiría en apenas 3.1%, cuando anteriormente había asegurado que llegaríamos al 4.4%. Esta última cifra está muy lejos del optimista “por encima del 5%” que proyectó el MEF a fines del 2013, y por supuesto del promedio de la década pasada, 6% anual. Esta situación es sumamente preocupante.

Y es que el crecimiento del PBI es la clave del desarrollo integral (económico y social) de un país. Si la tasa de crecimiento no es óptima, la renta de una nación, es decir su nivel de riqueza, será escaso, su inversión limitada y su capacidad de crear empleo disminuida. Por lo tanto, además, el Estado no tendrá los recursos para atender sus obligaciones. Todo esto redunda directamente en una menor reducción de la pobreza, objetivo número uno de un país emergente como el Perú.

Como señala el reconocido economista de la Universidad de Columbia (EEUU), Xavier Sala-i-Martín: “No es difícil darse cuenta de que pequeñas diferencias en la tasa de crecimiento [PBI], sostenidas durante largos periodos de tiempo generan enormes diferencias en niveles de renta per cápita. Por poner un ejemplo, el Producto Bruto Interno (PBI) per cápita de los Estados Unidos pasó de 2,444 dólares en 1870 a 18,258 dólares en 1990. Ambas cifras en dólares reales de 1985. Es decir en poco más de un siglo, el PBI se multiplicó por ocho. Este cambio sustancial, que representó una tasa de crecimiento anual de 1.75%, convirtió a los EE.UU en el país más rico del mundo. (…) Consideremos ahora lo que hubiera pasado si el mismo país hubiera crecido al 0.75%El nivel de 1990 no habría sido de 18,258 dólares sino de 5,519 dólares: menos de la tercera parte. Esto significa que, en lugar de ser el país más rico del mundo, EE.UU tendría una renta per cápita del nivel de México o Hungría y disfrutaría de 1,000 dólares por persona menos que Portugal o Grecia. ¡Y la diferencia entre uno y otro escenario es solamente de un punto porcentual!” (Ver gráfico).

Es evidente, entonces que una leve variación del PBI tiene un impacto enorme en los niveles de renta per cápita y, consecuentemente, en la reducción de la pobreza y el bienestar social de un país. Como explica Sala-i-Martín, el crecimiento no siempre es sostenido, lo importante es tener un promedio adecuado a las posibilidades de cada país. Recordemos que el HSBC dice que para el 2050, el Perú podría ser la economía 26 del mundo con no más de 10% de pobres (no-extremos) si crecemos a un promedio de 5.5% anual. (Ver en Lampadia: 2050: ¿El Perú en el puesto 26?).

Esta no es una discusión ideológica. La historia de los pueblos y los datos empíricos determinan que así se produce el bienestar.

“Todo esto empezó a cambiar en 1760 cuando un nuevo sistema económico nacido en Inglaterra y Holanda, el capitalismo, provocó una revolución económica que cambió las cosas para siempre: en poco más de 200 años, el capitalismo ha hecho que el trabajador medio de una economía de mercado media no solo haya dejado de vivir en la frontera de la subsistencia, sino que incluso tenga acceso a placeres que el hombre más rico de la historia, el emperador Mansa Musa I, no podía ni imaginar”, señala el citado economista (Ver en L: El capitalismo reduce la pobreza del mundo).

Para demostrar la fuerza de los postulados del modelo de libre mercado, Sala-i-Martín, señala: “En 1970, el 30% de la población mundial vivía con menos de un dólar al día.  En el año 2011 (último año para el que disponemos de datos), la tasa de pobreza era de menos del 5%. (…) ¿Qué ha pasado desde 1970? Pues, entre otras cosas, que los países más poblados y más pobres del mundo abandonaron los sistemas socialistas de planificación que los condenaban a la pobreza y adoptaron el capitalismo como forma de organización económica. El caso más espectacular es el del país más poblado de todos: la China. (Un dólar al día es la definición de pobreza extrema que la ONU utilizó para fijar los objetivos del milenio en el año 2000)”.

Una magnífica demostración de estas relaciones entre crecimiento y pobreza se aprecian en una reciente conferencia en un instituto sueco, verla en Lampadia: Bill Gates y Hans Rosling debaten el fin de la pobreza extrema.

Sin ir más lejos eso es lo que ha sucedido en el Perú en las últimas décadas. Diversos estudios han demostrado como la pobreza ha venido reduciéndose en el Perú. Según cifras del INEI este indicador ha descendido del 58,7% en el 2004 a 23,9% en el 2013, y la pobreza extrema se ha reducido a 4.7%. Como ha señalado el economista Juan Mendoza, y otros expertos (ver en L: Al menos 80% de la reducción de la pobreza es por el crecimiento).

Es decir, el crecimiento económico, propiciado por el regreso de la inversión privada con la Constitución del 93, es el responsable directo de la disminución de la pobreza y los demás indicadores sociales.

Pero más importante aún que este fenómeno, es que, como ha demostrado Elmer Cuba de Macroconsult, “entre 2004 y 2013 la forma de la pirámide de ingresos ha cambiado a un rombo”. Esto se aplica en el conjunto del país, en los sectores urbanos y rurales. (Ver en L: La Rumba del Rombo).

Aunque muchos critican al PBI, como un indicador que solo mide la pobreza monetaria, un reciente estudio de la Universidad de Oxford demuestra que los índices que miden “la pobreza multidimensional” y el “Índice de Desarrollo Humano” reflejan lo mismo que consigue el denostado PBI. Los resultados del mencionado informen concluye que “para los hacedores de políticas [autoridades y expertos], la data también sugiere que el aumento de los ingresos se traduce en menores niveles de pobreza multidimensional. El crecimiento económico puede, entonces, no sólo ser la mejor manera de superar la pobreza extrema, sino también de reducir los aspectos no económicos, como las terribles carencias sociales” (Ver en L: No nos equivoquemos sobre cómo medir la pobreza).

Ahora que nuestra economía está cuesta abajo, debemos tratar de consensuar prioridades e instrumentos. Lo primordial es disminuir la pobreza y para ello tenemos que mantener la inversión y el crecimiento. Lampadia