1

Los riesgos de una posible crisis financiera mundial

Los riesgos de una posible crisis financiera mundial

Hace unos días The Economist publicó un interesante artículo que describe los riesgos de crisis financiera a los cuales se encuentran inmersos bancos, fondos de inversión, inversionistas institucionales y hogares tenedores de activos, entre otros agentes económicos que integran los mercados financieros en EEUU. Ello a propósito del notable desplome que sufrió Wall Street el presente mes, una caída de tal magnitud que no ocurría desde la crisis financiera pasada, en 2009.

Si bien el popular medio británico no presenta un escenario tan dramático de posible  crisis global debido a la evolución que ha tenido el sector financiero respecto al 2008-2009, como su creciente desconcentración de los grandes bancos de inversión – ahora hay una importante presencia de inversores minoristas – sí destaca que el contexto de altos valores históricos de los activos, con políticas monetarias cada más restrictivas por parte de los bancos centrales para combatir la inflación, podría generar turbulencias y crisis de liquidez en caso hayan caídas en los precios de las acciones.

Al respecto, debemos destacar que en el Perú contamos con un banco central virtuoso que siempre está haciendo seguimiento a las fluctuaciones financieras mundiales y al comportamiento de las economías más importantes del mundo y de la región, que – aunado a que cuenta con reservas internacionales nada despreciables – lo posicionan en un excelente lugar para acometer política monetaria expansiva en caso de crisis internacionales que puedan afectar a nuestro país desde el lado financiero. Así lo demostró en el 2020 con el programa Reactiva, el cual, permitió la supervivencia del tejido productivo constituido por miles de empresas de todo tamaño, que, sin dicho salvavidas crediticio, hubieran dejado de existir.

Asimismo, por el lado fiscal, la reciente designación de Oscar Graham como ministro de Economía auguraría también una respuesta oportuna ante una posible crisis financiera mundial; sin embargo, dicha cartera ministerial lamentablemente se encuentra maniatada por los desmadres del presidente y su Premier, los cuales insisten cada cierto tiempo en la refundación del país mediante la convocatoria de una Asamblea Constituyente fuera de los cauces legales. Esperamos que las reflexiones producidas por la prensa internacional como la de The Economist los haga entrar en razón y descarten dicha propuesta de una vez por todas. Lampadia

La próxima crisis
¿Qué pasaría si los mercados financieros colapsaran?

Busque una guía en la historia, pero sepa que la próxima vez será diferente

The Economist
12 de febrero de 2022
Traducida y comentada por Lampadia

“Para los historiadores cada evento es único”, escribió Charles Kindleberger en su estudio sobre las crisis financieras. Pero mientras que “la historia es particular; la economía es general”, implica buscar patrones que indiquen si un ciclo está cambiando. Hoy, el sistema financiero de EEUU no se parece en nada a lo que era antes de las crisis de 2001 y 2008, pero últimamente ha habido algunos signos familiares de espuma y miedo en Wall Street: días de negociación salvaje sin noticias reales, cambios repentinos de precios y una sensación de malestar entre muchos inversores que han tomado una sobredosis de tecno-optimismo. Habiéndose disparado en 2021, las acciones de Wall Street tuvieron su peor enero desde 2009, cayendo un 5,3%. Los precios de los activos favorecidos por los inversores minoristas, como las acciones tecnológicas, las criptomonedas y las acciones de los fabricantes de automóviles eléctricos, se han desplomado. El estado de ánimo que alguna vez fue vertiginoso en r/WallStreetBets, un foro para comerciantes digitales diarios, ahora es triste.

Es tentador pensar que la venta masiva de enero fue exactamente lo que se necesitaba, purgando el mercado de valores de sus excesos especulativos. Pero el nuevo sistema financiero de EEUU todavía está cargado de riesgos. Los precios de los activos son altos: la última vez que las acciones fueron tan caras en relación con las ganancias a largo plazo fue antes de las caídas de 1929 y 2001, y el rendimiento adicional por poseer bonos de riesgo está cerca de su nivel más bajo en un cuarto de siglo. Muchas carteras se han cargado con activos de “larga duración” que generan ganancias solo en un futuro lejano. Y los bancos centrales están elevando las tasas de interés para controlar la inflación. Se espera que la Reserva Federal de EEUU haga aumentos de cinco cuartos de punto este año. Los rendimientos del Bund alemán a dos años subieron 0,33 puntos la semana pasada, su mayor salto desde 2008.

La combinación de valoraciones altísimas y tasas de interés en aumento podría generar fácilmente grandes pérdidas, ya que la tasa utilizada para descontar los ingresos futuros aumenta. Si se materializan grandes pérdidas, la cuestión importante para los inversores, los banqueros centrales y la economía mundial es si el sistema financiero las absorberá o las ampliará de manera segura. La respuesta no es obvia, ya que ese sistema ha sido transformado en los últimos 15 años por las fuerzas gemelas de la regulación y la innovación tecnológica.

Las nuevas reglas de capital han empujado a muchos bancos a tomar riesgos. La digitalización le ha dado a las computadoras más poder de decisión, ha creado nuevas plataformas para poseer activos y ha reducido el costo del comercio casi a cero. El resultado es un sistema de mercado de alta frecuencia con un nuevo elenco de jugadores. El comercio de acciones ya no está dominado por los fondos de pensiones, sino por los fondos cotizados en bolsa (ETF) automatizados y enjambres de inversores minoristas que utilizan nuevas aplicaciones ingeniosas. Los prestatarios pueden aprovechar los fondos de deuda, así como los bancos. El crédito fluye a través de las fronteras gracias a administradores de activos como BlackRock, que compran bonos extranjeros, no solo a prestamistas globales como Citigroup. Los mercados operan a una velocidad vertiginosa: el volumen de acciones negociadas en EEUU es 3,8 veces mayor que hace una década.

Muchos de estos cambios han sido para mejor. Han hecho que sea más barato y más fácil para todo tipo de inversores negociar con una gama más amplia de activos. El crack del 2008-09 mostró lo peligroso que era tener bancos que aceptaban depósitos del público expuestos a pérdidas catastróficas, lo que obligó a los gobiernos a rescatarlos. Hoy en día, los bancos son menos centrales para el sistema financiero, están mejor capitalizados y tienen menos activos de alto riesgo. Los fondos respaldados por accionistas o ahorradores a largo plazo que, en el papel, están mejor equipados para absorber pérdidas, toman más riesgos.

Sin embargo, la reinvención de las finanzas no ha eliminado la arrogancia. Destacan dos peligros. Primero, algo de apalancamiento está oculto en los bancos en la sombra y los fondos de inversión. Por ejemplo, los préstamos totales y los pasivos similares a depósitos de los fondos de cobertura, los fideicomisos inmobiliarios y los fondos del mercado monetario han aumentado al 43 % del PBI, desde el 32 % de hace una década. Las empresas pueden acumular enormes deudas sin que nadie se dé cuenta. Archegos, una oscura oficina de inversión familiar, incumplió el año pasado, imponiendo US$ 10,000 millones en pérdidas a sus prestamistas. Si los precios de los activos caen, podrían seguir otras explosiones, lo que aceleraría la corrección.

El segundo peligro es que, aunque el nuevo sistema está más descentralizado, todavía depende de que las transacciones se canalicen a través de unos pocos nodos que podrían verse abrumados por la volatilidad. Los ETF, con US$ 10 trillones en activos, dependen de unas pocas empresas pequeñas de creación de mercado para garantizar que el precio de los fondos siga con precisión los activos subyacentes que poseen. Trillones de dólares de contratos de derivados se enrutan a través de cinco cámaras de compensación estadounidenses. Muchas transacciones son ejecutadas por una nueva generación de intermediarios, como Citadel Securities. El mercado del Tesoro ahora depende de firmas comerciales automatizadas de alta frecuencia para funcionar.

Todas estas empresas o instituciones tienen colchones de seguridad y la mayoría puede exigir más garantías o “margen” para protegerse de las pérdidas de sus usuarios. Sin embargo, la experiencia reciente sugiere motivos de preocupación. En enero de 2021, el comercio frenético en una sola acción, GameStop, condujo al caos, lo que provocó grandes llamadas de margen del sistema de liquidación, que una nueva generación de firmas de corretaje basadas en aplicaciones, incluida Robinhood, tuvo problemas para pagar. Mientras tanto, el Tesoro y los mercados monetarios se paralizaron en 2014, 2019 y 2020. El sistema financiero basado en el mercado es hiperactivo la mayor parte del tiempo; en tiempos de estrés, áreas enteras de actividad comercial pueden secarse. Eso puede alimentar el pánico.

Los ciudadanos comunes pueden pensar que no importa mucho si un grupo de comerciantes diarios y administradores de fondos se queman. Pero tal incendio podría dañar el resto de la economía. El 53% de los hogares estadounidenses poseen acciones (frente al 37% en 1992) y hay más de 100 millones de cuentas de corretaje en línea. Si los mercados crediticios se estancan, los hogares y las empresas tendrán dificultades para obtener préstamos. Es por eso que, al comienzo de la pandemia, la FED actuó como un “creador de mercado de último recurso”, prometiendo hasta US$ 3 trillones para respaldar una variedad de mercados de deuda y respaldar a los distribuidores y algunos fondos mutuos.

Márgenes finos

¿Ese rescate fue un evento excepcional causado por una sola vez o una señal de lo que vendrá? Desde 2008-09, los bancos centrales y los reguladores han tenido dos objetivos tácitos: normalizar las tasas de interés y dejar de usar dinero público para respaldar la toma de riesgos privados. Parece que esos objetivos están en tensión: la FED debe subir tipos, pero eso podría desencadenar inestabilidad. El sistema financiero está en mejor forma que en 2008, cuando los jugadores imprudentes de Bear Stearns y Lehman Brothers paralizaron el mundo. Sin embargo, no se equivoque: se enfrenta a una dura prueba. 




Autonomías estatales buenas… y autonomías estatales malas

Autonomías estatales buenas… y autonomías estatales malas

Fernando Cillóniz B.
CILLONIZ.PE
Ica, 28 de febrero de 2020
Para Lampadia

Empecemos por las buenas. El Banco Central de Reserva (BCR) es – por lejos – la mejor institución estatal del país. Incluso, internacionalmente se le reconoce como uno de los mejores bancos centrales del mundo. Los indicadores macroeconómicos peruanos – aquellos que dependen de la gestión del BCR – hablan por sí solos.

Inflación bajísima. Moneda local estable. Reservas internacionales sólidas y crecientes. Balanza comercial superavitaria. Impecable manejo de la deuda externa. Estadísticas transparentes y oportunas. Confianza total y absoluta. Eso – y mucho más – es el BCR del Perú. Un ejemplo de manejo público autónomo, íntegro, estable, súper profesional, y meritocrático. ¡Un orgullo nacional!

Al BCR ningún político lo puede tocar. Los ministros pueden entrar y salir del gabinete – incluso los de Economía y Finanzas – pero el BCR se mantiene firme y eficiente. Ni el Presidente de la República puede meter su cuchara en sus decisiones. Ya se imaginarán el hambre que le tienen algunos congresistas.

¡Qué diferencia con otras instituciones estatales autónomas que – realmente – están pal gato! Por ejemplo… muchos gobiernos regionales y municipales. Veamos a qué me refiero.

Agua potable y alcantarillado. Basura y residuos sólidos. Tráfico vehicular. Ahí van tres funciones municipales… fallidas. Salvo honrosísimas excepciones, las municipalidades de todo el país – sobre todo las distritales – han fracasado estrepitosamente en brindar esos tres servicios básicos: agua potable, limpieza pública, y tráfico fluido y seguro.

Y en el caso de los Gobiernos Regionales, la situación es parecida. Me refiero a las dos funciones principales de estas instituciones regionales autónomas, como son la salud y la educación de la población. Pregunto: ¿alguien podría decir que la salud pública va por buen camino? ¿O que los Gobiernos Regionales están mejorando la educación en al ámbito regional?

¡Nada que ver! La salud pública en todo el país va de mal en peor. ¡Corrupción a tope! Y la educación, igual. Los Gobiernos Regionales autónomos – también – han fracasado estrepitosamente. El fracaso regional es muy parecido al fracaso municipal. ¡No podemos tapar el sol con un dedo!

Ahora bien ¿por qué al BCR le va tan bien, y a los Gobiernos Regionales y Municipales les va tan mal? ¿Qué tiene el BCR que no tienen los demás? O al revés: ¿qué no tiene el BCR que tienen los demás? Y la respuesta se cae de madura: la política.

Efectivamente, la política, solo la política, y nada más que la política es la responsable del fracaso estrepitoso de los Gobiernos Regionales y Municipales en nuestro país. Ciertamente, me refiero a la mala política. A la política corrupta y clientelista. Esa es la causa del fracaso regional y municipal.

En realidad, todas las instituciones estatales dominadas por la política – de la mala – han fracasado. Ahí están los ministerios. La Policía y las Fuerzas Armadas. El Poder Judicial. Ahí está también el más grande fracaso del Estado peruano: el Congreso de la República. Ahí donde la política corrupta y clientelista se ha metido, ahí ha fracasado el Estado.

Aprendamos del BCR. Autonomía institucional, pero con profesionalismo, integridad y meritocracia. Carrera pública respetada y promovida. Cero injerencias políticas. Nada de militancias partidarias, clanes familiares y / o tarjetazos de recomendación. Al BCR sólo ingresan los mejores estudiantes de las mejores universidades.

¿Algún día aprenderemos? Lampadia




Los sólidos fundamentos macroeconómicos

Los sólidos fundamentos macroeconómicos

A pesar del quiebre de la tendencia positiva que venía exhibiendo la economía peruana hasta el 2011 – que como hemos escrito en Lampadia: Aterrizaje en la mediocridad, tuvo su origen a inicios del gobierno de Humala y se sostuvo en el gobierno de PPK-Vizcarra – y a pesar de no lograr retomar la senda de crecimiento alto del PBI y de la inversión, así como la reducción sostenida de la pobreza, desde una perspectiva ámplia nuestras cifras son muy positivas.

Así lo ha mostrado en el exterior el presidente del Banco Central de Reserva (BCRP). Los resultados del Perú desde el año 2000, aún lo sitúan como país líder de la región en materia macroeconómica. Así lo mostró Julio Velarde en febrero pasado, durante el XVI Road Show Europa 2019 InPeru, evento celebrado en Londres y Madrid y cuyo objetivo es atraer inversionistas de clase mundial al Perú.

En su presentación, el economista destacó el desempeño favorable que han tenido una serie de variables macroeconómicas en nuestro país en los últimos 18 años, que son fundamentales para garantizar la estabilidad monetaria y fiscal, ambos requisitos indispensables para producir crecimiento en el largo plazo:

  • Destacó el comportamiento favorable del PBI real de nuestro país, el cual ha reportado la tasa de crecimiento más alta en lo que va del siglo de la región, ubicándose por encima del promedio mundial y del promedio de los mercados emergentes. Asimismo, destacó que los últimos 20 años han sido años de crecimiento ininterrumpidos y se proyecta que seguirá habiendo crecimiento por encima del PBI potencial.

  • Asimismo, gracias a una política monetaria responsable e independiente, destacó que el Perú reportó la tasa más baja de inflación de la región en el mismo período, y se proyecta que siga siendo entre las más bajas en dicho territorio para los siguientes años.

  • En el ámbito fiscal, destacó el manejo consciente de la deuda pública, la cual se redujo en más de 20 puntos porcentuales –en porcentaje del PBI- entre el 2001 y el 2018.

  • En el ámbito social, resaltó la notable caída de la pobreza producto del crecimiento económico ininterrumpido y la inflación baja de los últimos años.

  • Finalmente, enfatizó que el sólido comportamiento de la economía peruana se sostuvo principalmente de dos pilares, la inversión tanto pública como privada, las cuales han mostrado un cambio de tendencia desde el 2011.

Debemos defender este círculo virtuoso de crecimiento provisto por nuestro modelo de desarrollo y sustentado por el capítulo económico de la Constitución de 1993. Emprender cambios a los pilares que lo sustentan, como la política monetaria independiente o las reglas fiscales que limitan el endeudamiento al que puede acceder el Estado, podrían llevarnos a detenerlo. Lampadia

Compartimos la presentación completa del presidente del BCRP en el mencionado evento de InPerú.




Uno de los mejores ministros de economía de nuestra historia

Hace pocos días llegó a nuestras manos una entrevista icónica a Pedro Beltrán, el hombre que recuperó nuestra economía de una de sus peores crisis económicas, la que revirtió mediante la aplicación de un programa ortodoxo de liberalización económica. Beltrán fue un visionario que se adelantó a su tiempo, con las ideas que algunos años después, marcarían el marco de recuperación de muchos países en el mundo, desde el Reino Unido hasta Chile, desde Polonia y la República Checa hasta China, entre muchos otros.  

1978:  Segunda Fase de la Dictadura Militar
Bajo la presidencia del General Francisco Morales Bermúdez

César Hildebrandt, entonces de unos 30 años, entrevistó para la revista Caretas (Nº 538, 1978), a don Pedro Beltrán, ya de 80 años, ex Ministro de Economía en el gobierno de Manuel Prado, entre 1959 y 1961, y ex Director del Diario La Prensa. Beltrán acababa de volver al Perú luego de su destierro, la expropiación de sus bienes y la captura de La Prensa, por orden del dictador Velasco.

Cuando Manuel Prado llamó a Pedro Beltrán, su principal opositor desde el diario La Prensa, para ofrecerle el cargo de ministro, la economía peruana sufría de las típicas crisis creadas por desajustes acumulados por políticas populistas. Después de pensar sobre el encargo, Pedro Beltrán tras haber puesto por escrito sus condiciones para asumir el cargo, regresó a conversar con Prado. Prado, en un acto de brillantez política y gran sentido de la realidad, tomó el escrito de Beltrán, lo guardó en su bolsillo sin leerlo y le dijo al nuevo ministro de economía: “Aceptadas”.

Beltrán resolvió la crisis liberalizando la economía, suprimiendo el control de precios, el control de cambios, eliminando los subsidios, y parando la ‘maquinita’, la emisión inorgánica de billetes. Las medidas ortodoxas de Beltrán llevaron la economía a un crecimiento del PBI de 9.1% entre 1960 y 1962.

Lamentablemente, el Perú no aprendió de la visión de Pedro Beltrán y poco tiempo después iniciamos nuestros peores 30 años en términos de desarrollo económico y social, 30 años en los que en el Perú se apagaron las luces, nos alejamos de la historia global y solo a partir de 1990, ya como ‘Estado Fallido’, empezamos a ‘enmendar entuertos’. Para nuestros jóvenes, que no fueron testigos de aquellos tiempos, mostramos los hitos de gobierno hasta el inicio de la recuperación de nuestra economía:

  • 1962: Termina gobierno de Manual Prado. Elecciones y golpe de Estado
  • 1963: Elecciones y presidencia de Fernando Belaunde Terry
  • 1968: Golpe militar e inicio de dictadura bajo Juan Velasco Alvarado
  • 1975: Golpe militar e inicio de segunda fase de dictadura bajo Francisco Morales Bermúdez
  • 1978: Elecciones de Asamblea Constituyente
  • 1980: Elecciones y segunda presidencia de Fernando Belaunde Terry
  • 1985: Elecciones y presidencia de Alan García Pérez
  • 1990: Elecciones y presidencia de Alberto Fujimori Fujimori
  • 1993: Plebiscito aprueba Constitución de 1993, inicio de la recuperación

Veamos la entrevista:

Cuando Pedro Beltrán le respondió a Hildebrandt

Paul Laurent
Odiseo en Tierra
12 de setiembre del 2012

Usted se expresa como uno de los más nostálgicos defensores de la democracia en el Perú. Esto resulta extraño en alguien que, como usted, hizo todo lo posible por frustrar el experimento democrático de Bustamante. ¿No hay una contradicción entre el Beltrán de hoy y el de antes?

¡Nunca tuve nada que ver con una intentona de revolución! ¡Nada! Me han achacado eso toda la vida…

¿Y por qué se lo achacaron?

Usted es muy inocente si cree que los políticos son incapaces de achacar algo que no es exacto. Yo lo creía más experimentado… Usted es todavía joven…

Y usted se opuso a Bustamante…

Eso es otra cosa…

Y usted alentó el golpe de Odría…

¡Yo no he alentado nada! Yo en eso no transijo con nadie, oiga usted. Pero también tiene que ver lo que pasó con Odría. Nadie hizo tanto para que Odría no se quedara como los de La Prensa. Y digo «los de La Prensa» porque yo era director, pero todo el personal pensaba lo mismo.

Eso se le reconoce, pero eso fue después de que La Prensa alentara una subversión contra Bustamante.

¿Contra Bustamante? No. No.

¿No es cierto que el desabastecimiento que padeció Lima durante el régimen de Bustamante se debió también a que dueños de fundos, como usted, provocaron una escasez artificial?

¿Escasez de qué?

De productos de pan llevar, por ejemplo.

No era nada parecido a lo que está sucediendo ahora. Es lo que más me ha impresionado al llegar aquí. Las quejas de todo el mundo sobre los precios. Precios que están por las nubes, calculando con lo que han sido siempre. Yo recuerdo cuando, en tiempos de Odría creo que fue, las papas subieron a 4 soles. Y hoy alguien me dijo que las papas cuestan —espero que sea cierto, pues no he ido al mercado a cerciorarme— 16 y 18 soles. Cuatro veces y media más…

Lo que creo francamente es que usted representa una corriente política para la cual la democracia es buena hasta donde sirve a sus intereses. Pero cuando deja de servir para esos intereses esa democracia puede ser sustituida inclusive por una autocracia como la de Chile. ¿Estoy equivocado o no?

A usted se le pueden ocurrir muchas ideas que no tienen ninguna base, como esta. Toda mi vida he sido lo contrario. Pero si a usted se le ocurre eso, qué voy a hacer…

Usted plantea que los diarios están mal…

¿Que el diario está mal?

Que los diarios están mal, que la prensa diaria está mal. Que no hay pluralismo, que no hay libertad de expresión, lo que me parece correcto. Pero le pregunto a usted: En La Prensa, que usted dirigió, ¿hubo libertad de expresión para la gente de izquierda?

¡Cómo no la iba a haber! Había libertad de expresión para quien quería darse el trabajo de escribir algo para publicar. El que quería sacar una publicación la sacaba y no tenía ninguna dificultad. La Prensa no era yo. Yo era la cabeza de turco de La Prensa. Pero había muchos periodistas que tenían sus ideas y las sostenían muy bien…

Como Sebastián Salazar Bondy…

Y la primera, oiga usted, la primera cosa que hubo para la salida de Odría fue un famoso documento —quizás usted lo recuerde, con 111 firmas— que salió de La Prensa, pidiendo elecciones. Y al final se salió de Odría, sin dispararse un solo tiro.

Usted es extraordinariamente hábil e inteligente, y esa habilidad e inteligencia le permiten evadir olímpica- mente mis preguntas. Cosa a la que estoy acostumbrado, relativamente. Pero me parece realmente un abuso de parte suya que usted no me responda lo que le acabo de preguntar. Yo le estoy preguntando si en La Prensa que usted dirigió hubo o no libertad de prensa para la gente que pensaba distinto, la gente de izquierda…

La Prensa no era sino uno de los tantos periódicos. La libertad significa que un periódico pueda sostener lo que quiera. Eso es lo que es libertad de prensa. Y eso lo había entonces. Pero donde veo que usted no me conoce en lo menor es donde me dice que soy hábil, inteligente. Es todo lo contrario. Carezco de todas esas cualidades. El día que usted me conozca un poco más, con franqueza me va a decir: «Qué razón tenía usted cuando me dijo ese día que no era ni inteligente ni hábil».

¿Es que la política peruana está tan devaluada que las personas que no tienen nada de habilidad ni de inteligencia se pueden convertir en personajes?

Si yo fui personaje, debe ser así.

Usted fue un hombre poderoso, importante, símbolo de un sector de poder. Usted fue uno de los más notoriamente perjudicados con el proceso de reformas del general Velasco. ¿Eso no ha producido en usted una suerte de resentimiento?

Quizás usted será así. Yo no lo soy. Lo que me da mucha pena es ver que el pobre Perú, mi Perú, mi patria, no tenga siquiera libertad de prensa. Eso sí es algo que da pena. Porque hay que remontarse a tiempos de Luis XIV, que decía «El Estado soy yo»… entonces resulta que aquí también la prensa pertenece a los que están en el gobierno. Y eso hace perder toda credibilidad, porque, como muy bien dijo el señor Morales Bermúdez cuando, recién asumida la jefatura de la junta, habló de la transferencia de los diarios a esas llamadas comunidades, o asociaciones: «Con el estatismo los periódicos terminan en la adulación». Es verdad. El lo dijo y creo que esta vez tuvo razón.

¿No hay nada que usted haya hecho de lo cual esté arrepentido? ¿O cree que todo lo hizo bien?

Yo todo lo hice mal. Lo único que puedo decir es que lo hago con sana intención. Yo me he equivocado muchas veces en la vida. No soy tan tonto como para creer que nunca me equivoco.

Usted es un testigo viviente de un largo período en la historia del Perú. ¿Cuál cree que fue el período más importante para el país en los últimos 60 años?

A mí me parece que el período más importante es aquel al que todos deberíamos esperar regresar. Y fue cuando, al término de la Coalición, el año [18]95, en lugar de poner a un dictador, Piérola se lanzó y, naturalmente, fue elegido, porque era el hombre que había encabezado el levantamiento general contra los cuarteles. De ahí se siguió con elecciones, había libertad absoluta para todos. Esa fue una época dorada para el Perú. Lo principal es que haya libertad. Pero libertad efectiva. Es una lástima que desde entonces las cosas hayan caminado tan distintamente, con ciertas excepciones.

¿Qué es lo que más le reprocharía al régimen de Velasco?

Que fuera un dictador…

¿Y tuvo alguna virtud?

Es difícil encontrar una… Usted sí la habrá encontrado, por la pregunta que me hace.

Insisto: ¿Tuvo alguna virtud?

Y yo le contesto: ¿Y usted la ha encontrado?

Pero está evadiendo mi pregunta.

Pero yo también puedo preguntar.

Bueno, le contesto: Sí, tuvo la virtud de sacudir a este país de una casta de poder que había retrasado su avance social y económico. Ya le contesté, don Pedro. Ahora, dígame, ¿usted cree que eso constituyó una virtud de Velasco?

¿Y usted considera que es una buena cosa que el costo de vida esté como esté?

No, por supuesto.

¿Y entonces? ¿Por qué eso? ¿Quién lo hizo? Quien inició todo fue Velasco. Y eso es lo más serio. Porque encarecer el costo de vida es hacer caer el peso de la tributación sobre el que menos tiene. Eso hay que tenerlo en cuenta. Aquí consideran que eso no hay que tomarlo en consideración. ¡Cómo que no hay que tomarlo en cuenta! Hay gente que apenas tiene para comer. ¿Qué hace cuando suben los precios? Eso sí que es un crimen. Y, sin embargo, en eso estamos desde que entró Velasco.

Pero cuando usted fue ministro de Hacienda hubo alzas, dolorosas alzas, ¿verdad?

¡Mentira!

¿Me quiere decir que no hubo una sola alza?

No. Usted está en las nubes. ¿O usted pone preguntas porque cree que me va a impresionar? Yo respondo la verdad. Cuando Prado me llamó era precisamente porque estaba subiendo el costo de vida. Había malestar, incluso ya comenzaban a hablar de un golpe. Prado me llamó y me dijo: «Mira, tú estás contra la revolución. Yo te llamo porque lo que está ocurriendo es muy serio. Lo que está pasando es que el costo de vida está subiendo. Si esto sigue así, alguien va a dar un golpe. Tú entiendes de la cuestión económica… ». Yo lo pensé y la verdad que… Entonces él me decía: «Dime de otra persona que entienda de esto». Muy bien. Entonces regresé y acepté y me dediqué auna cosa: Que el costo de vida no siguiera subiendo. Yo creí que eso iba a demorar más de un año. En mi primera intervención en la Cámara dije que no llegaríamos a dos años antes de que el costo de vida ya se hubiese estabilizado. Me equivoqué. Fue a los nueve meses que cesó de seguir subiendo. Pero, eso sí: Se hizo con estrictez, sin consideraciones, sin favores, sin permitir que todo el mundo metiera la mano.

Es decir, que durante los primeros nueve meses de su gestión hubo alzas.

Sí, porque eso no se puede parar de golpe. Parece que usted no entiende de…

Usted sí entiende, ¿verdad?

Toda mi vida no he hecho sino estudiar estos asuntos.

Bueno, le pregunto entonces a un entendido: ¿Cómo ve la solución para la crisis económica actual [1978]?

A mi me parece que usted pone mal la pregunta. Lo que usted quiere decir es a qué se debe la inflaciónAsí entiendo yo su pregunta. Si usted sabe a qué se debe, entonces sabrá cómo se paraliza. La inflación es el resultado de imprimir billetes. Eso en una época se llamaba «la maquinita». No sé si usted se acuerda. Usted es muy joven. Ahora se llama «programa de los medios de pago». Ya no pronuncian la palabra billete. Bueno, es verdad que este es un fenómeno general. Aunque hay, por lo menos, una excepción. En Suiza —nadie habla de Suiza porque es un buen ejemplo—, el último índice de costo de vida, que creo que es de diciembre, había bajado de un décimo de uno por ciento. Y en cuanto a los desocupados, en lugar de ser 27,323 eran 22,432. ¡En todo el país! Entonces, usted ve que hay cómo impedir el alza del costo de vida. Eso que dicen que se debe a lo que pasa en el mundo, esun disparate. Lo que se debe al alza del costo de vida es la inflación que se da en tantos países, en unos más que en otros. Nosotros, desgraciadamente, estamos haciendo una inflación en gran escala. Y aquí no se sabe cuál es el monto real de las emisiones de billetes. Antiguamente, cuando había libertad de prensa en el Perú, en La Prensa publicábamos todos los meses un diagrama con la cantidad de billetes en circulación. De manera que ahí se veía inmediatamente cuándo aumentaban las emisiones. Ahora ni se informa, ni se opina, ni se critica. Imagínese que el último boletín del Banco de Reserva es de julio del año pasado. ¿Cómo quiere que el país sepa lo que está pasando? Que informen. Esta es nuestra tierra. Y el Banco Central de Reserva es de los peruanos.

¿Usted cree que sólo la emisión inorgánica de billetes sea la causa de todo?

Claro.

¿Sólo eso?

Claro. Lo hicimos cuando Prado.

O sea que la solución es parar la emisión de billetes.

Pero no así, pues. Para cortar la emisión de billetes es preciso también cortar el dispendio, el gasto innecesario, el gasto que es posible no hacer. En su casa, su señora se quejará cuando los precios suben. Y usted tiene que producir más dinero. Ella no puede emitir billetes y usted tampoco. Pero con el gobierno no pasa eso. El gobierno comienza por gastar más que las entradas. Y después viene el problema: ¿De dónde sacar la plata? ¿Poner impuestos?… (y creo que éstos han puesto ya bastantes). Pero eso trae el problema de que la gente se queja. Por el contrario, la maquinita es algo que se ha inventado y que la mayoría de la gente no lo sabe. Y termina por destruir al país.

Si usted fuera mañana [1978] ministro de Economía, ¿cuál sería la primera medida que tomaría?

Bueno, felizmente puedo estar seguro de que nadie me va a pedir que ocupe ese cargo. Y lo digo porque debe ser un verdadero dolor de cabeza. Un país en crisis es como un enfermo grave. Al enfermo grave hay que empezar a tratarlo por lo más urgente, por lo más vital. Eso es cortar el dispendio, cortar el gasto innecesario.

¿Y si yo le pido que me dé dos ejemplos de dispendio?

Si le digo dos, no le digo nada. Tendría que darle doscientos y ponerme a escribir todo. Un gobierno no puede… Por eso yo siempre digo que las amas de casa son los verdaderos ministros de la economía familiar. Y si usted les pregunta qué cortarían, ellas sabrían qué contestar. Esto es lo mismo. No puede seguir gastándose más que las entradas. En Alemania, después de la Primera Guerra Mundial, se pusieron a gastar como aquí y llegó el momento en que se iba à la plaza del mercado con carretillas llenas de billetes para comprar lo del día, porque no había billetes de muy alta denominación.

Hay quienes sostienen que la inflación no se debe exclusivamente a lo que usted llama maquinita, sino que hay una raíz estructural en el asunto. Es decir, un proceso de redistribución del ingreso, que suma para el consumo a determinadas capas, y se enfrenta a una rigidez histórica en la oferta de la producción alimenticia, ya constituye un factor inflacionario. No sólo eso: Hay quienes sostienen que un país como el nuestro tendrá que asumir la inflación como doloroso ingrediente de su desarrollo. El equilibrio óptimo del que usted habla significa sencillamente la parálisis del país. Brasil vive con inflación y no ha enfrentado ningún proceso de reformas…

Parálisis es la que tenemos ahora aquí. Parálisis es que la producción de la agricultura ha bajado y sigue bajando.

¿No hay entonces sino una explicación —la suya— para la inflación? ¿No es posible hablar de un problema estructural, vinculado al desarrollo?

¡Eso de estructural! Yo quiero que me explique qué es un problema estructural. Lo que está pasando ahora, no sé si es estructural pero es un problema muy serio para las amas de casa.

En eso estamos de acuerdo. Pero lo que yo quiero es llegar à la esencia de su pensamiento.

Ya lo he dicho. ¿Usted quiere que los precios suban? Póngase a imprimir billetes. Eso ha pasado en el Perú y en todas partes donde se ha hecho lo mismo. Pero es eso, de manera que todas esas expresiones… Usted está como los economistas, que siempre hablan para que no los entiendan.

Pero usted es un entendido, un economista…

Pero no soy tan técnico ni soy tan buen economista que sepa usar palabras que nadie entiende. A mí me preocupa que la plaza no cueste más. Cuando otros imprimen billetes y llaman a eso medios de pago, yo lo llamo maquinita. Yo no entiendo ese vocabulario. Yo estoy bien abajo…

Ese arte de subestimarse para que otros lo sobreestimen es muy peruano, y muy inteligente, pero…

Yo no quiero que usted me sobreestime, porque cuando me conozca bien me va a estimar en lo que valgo, que es muy poco… Pero le diré que es muy grata una conversación con usted. Porque usted permite y busca que uno conteste las cosas como son. A mí no me gusta usar palabras raras porque creo que muchos las dicen para impresionar; como decía alguien, «para impresionar a los indígenas».

Imagino que usted ha tenido tiempo para meditar sobre los partidos políticos del Perú, y tal vez habrá hecho una elección íntima. ¿O sigue siendo de los independientes?

En realidad no he tenido tiempo. No se olvide que sólo hace muy poco que estoy aquí. Y la información que tengo es únicamente de las personas con quienes converso. No se puede decir que me informo de los periódicos, porque éstos no están hechos para informar. Están hechos para no informar. Están hechos para cojudear.

Ese es un término que a usted le gusta, ¿no? Porque también lo emplea en su libro…

Mi lenguaje es el lenguaje de la chacra. Yo me crié en Cañete. Y las palabras que uso son las que me parecen que expresan mejor lo que quiero decir…

No, si yo no tengo nada contra esa palabra. En este caso, me parece precisa…

¡Muy bien! ¡Así que a usted le parece precisa! ¡Eso sí no me voy a olvidar!

Usted es un criollazo, don Pedro, y como buen criollazo es muy astuto. Pero le sugiero que no sea tan astuto porque se va a notar. Y el arte de la astucia consiste en que nadie repare en ella.

Fíjese, pues, el juego de palabras que me hace…

¿Por quién votaría usted?

¿Sabe lo que pasa?

¿Por quién votaría usted?

¡Cómo le voy a contestar si todavía nadie empezó su campaña! Sólo Haya hizo un discurso en la Plaza de Armas. Y después otro en lca. Oiga usted, ¿y ya entrevistó a Haya?

Sí.

¿Ahora?

No, ahora no.

Hay que hacerlo, tiene usted que hacerlo. No es aburrido estar con él.

Cuénteme algo de usted. Le voy a decir con franqueza que para mi generación usted sólo era un símbolo, alguien despojado de espesor humano, una figura geométrica…

Me fregó, ah, ¡carajo!… Figura geométrica.

Lo que quiero decir es que usted era demasiado una figura pública. Quisiera saber algo de usted. ¿Lee usted? ¿Qué lee?

Leo sobre todo cuestiones que están relacionadas con la economía.

¿Cuál es su autor preferido en economía? ¿Marx?

Marx es como Adam Smith.

¿Y Milton Friedman?

Ese es el número uno. Porque piensa en el ser humano como es y en las acciones de los gobiernos como son. Hay economistas, en cambio, que piensan que la felicidad de los hombres se da por teorías. Bastantes teorías hemos tenido ya aquí. Había eso que se llamaban principios…

¿Las Bases Ideológicas de la Revolución?

Las Bases Ideológicas de la Revolución. Que tal resultado, ¡carajo! ¡Si no hay ni pa” comer! ¡Y todavía dicen que si la Constituyente pone de lado algo de eso, la anulan, la botan! Milton Friedman es otra cosa. El dice que las cosas hay que juzgarlas por su resultado. El pasó por Chile y ahí se encontró con una serie de gente que había estu- diado en la Universidad de Chicago, que habían sido sus alumnos. Entonces, el les dijo: lo que hay que hacer es que los hombres actúen por sí mismos, que los lleven sus deseos de beneficio personal… No como Zimmermann, que es un San Francisco moderno. No había que aspirar a… ¿cómo le llaman?, lucro. El lucro es un crimen. Friedman dijo: ¿Cómo quieren ustedes que un pobre hombre, que sacan del cuartel, pueda manejar la economía? Tienen que hacerlo ustedes. Y lo que él dijo se empezó a aplicar. ¿Cuál es el resultado? Hasta hace un año y medio todos hablaban pestes de Pinochet. Ahora, están hablando de cómo están mejorando las cosas en Chile. Eso lo oye usted no sólo en Chile sino en Estados Unidos.

Para mucha gente, usted es el representante más neto de la derecha, de la reacción en el Perú. ¿Qué piensa de eso?

Con mi vulgaridad de chacra ya le iba a decir una palabra que no debo…

Dígala, nomás, don Pedro, vamos…

No me interesan las derechas ni las izquierdas. Me importan un caracol. Y no se dedican a hacer el bien a nadie. Yo lo que quiero hacer es el bien a la mayoría. A mí que me llamen reaccionario, de derecha, no me importa. Para hablar de política hay que hablar del bienestar de la gente, que es la medida de todo.

¿Cree usted que el régimen de Prado buscó el bienestar de las mayorías?

Infinitamente más que éste [El gobierno militar]. Es decir, no se compara. Nunca hemos estado en una situación como la de ahora [1978].

¿Usted cree que el gobierno de Manuel Prado fue un gobierno para el pueblo?

Infinitamente. ¡Va usted a comparar!

Claro que eso no fue para alguna gente.

¿Para qué gente?

Para los campesinos de Rancas, por ejemplo.

Yo no sé qué hacían los campesinos de Rancas. Pero sí sé que ahora la producción está bajando en toda la agricultura. Y eso afecta a todo el mundo.

¿Usted cree que la reforma agraria no era necesaria para el país?

¿A qué se refiere? ¿Al disparate que han hecho? Vaya usted a Italia y va a ver lo que es reforma agraria. Pero lo que han hecho aquí es un crimen. Yo toda la vida he sido partidario de la reforma agraria, pero eso significa que la tierra produzca más, que haya más alimentos. Aquí se han atrevido a dar la medida que debe tener cada chacra, como si la tierra fuera igual en todas partes. Eso revela una ignorancia absoluta…

¿Usted cree que la «revolución verde» podría sustituir á la reforma agraria?

No le llame reforma agraria a esto. Esto es el disparate  agrario.  La «revolución verde»  es vital en todas partes. Cerca de Manila se ha arreglado un centro técnico para hacer la «revolución  verde».  Han aumentado diez veces el rendimiento de la tierra.  Eso sí es bueno para la pobre gente…

Lampadia

 




Entre el ‘golpe’ y el ‘goce’

Pablo Bustamante Pardo
Director de Lampadia

Hace unos meses, en el Encuentro Económico – Región Arequipa 2016, organizado por el Banco Central de Reserva, luego de mi presentación, un arequipeño me preguntó por el hecho de que los empresarios locales se habían mudado a Lima después de vender sus negocios.

Mi comentario fue algo así como lo siguiente: Mire, a mi me parece que es producto de haber enfrentado las consecuencias del ‘Golpe’ y del ‘Goce’.

El ‘Golpe’, porque por varias décadas, entre los años 60 y 80s, fueron las generaciones sacrificadas de un país estancado, donde la iniciativa individual estaba limitada por una dictadura de izquierda castrante y, empobrecidos, en esencia, ya habían perdido hasta la esperanza de tiempos mejores.

Sin embargo, sorprendentemente, cuando el Perú renació de sus cenizas en los años 90, no solo se recuperó la ilusión de tiempos mejores. Todo se recuperó, los ingresos, las ventas de sus empresas y el valor de sus activos. Y así es como pasaron a sentir el ‘Goce’. La sensación de ser ciudadanos del mundo, con capacidades de consumo e inversión no imaginadas.

Esas generaciones de empresarios arequipeños, del mismo modo que los del resto del país, tienen hoy más de 60 años y de alguna manera están obnubilados por su tardía riqueza. Están alejados de la cosa pública y han olvidado que tienen hijos y nietos. Nos guste o no, es difícil llamarlos al orden para que se comprometan con una vida cívica activa.

Pero el Perú necesita el aporte de su clase empresarial, como necesita la de los otros estamentos de la clase dirigente, académicos e intelectuales, para terciar en la vida pública y terminar la construcción de nuestro país.

En el mediano plazo, solo queda esperar que la tarea grande,  la tarea pendiente de hacer país, sea recogida por nuestro líderes más jóvenes, y se dé durante nuestra tercera centuria.

Pero en las actuales circunstancias, en medio de una suerte de tormenta perfecta, insuficiente crecimiento económico, acentuada pérdida de popularidad del gobierno, desastres naturales, crisis de corrupción, falta de inversiones, desentendimientos políticos y debilitamiento del espacio global con los exabruptos de Trump, ‘las siete plagas de Egipto’, necesitamos el aporte de todos, especialmente de los más viejos, aquellos que estén por encima del bien y del mal, para llamar a la reflexión por la convergencia de nuestras fuerzas, y a la acción que nos impulse a construir patria desde la perspectiva del vaso medio lleno.

Hoy sucede todo lo contrario. La cacería de brujas a escalado a la descalificación de estamentos de la sociedad, como se quiere hacer con la tecnocracia, y de estructuras económicas, como se quiere hacer con nuestro limitado modelo de economía de mercado.

Por supuesto, no sorprende que los activistas de izquierda, fragmentados, sin padrinos extranjeros y atrapados en las ‘ideas muertas’, quieran tirar barro con metralleta y tratar de cosechar un espacio de poder en medio de la devaluación de todos los demás. Lo pobres han perdido financiamiento, la vela de Venezuela se tornó ancla, Lula, el ‘padrino’ de las izquierdas latinoamericanas está camino a la cárcel. Sin nada en que apoyarse, solo les queda el pretender dar un salto adelante y matar todo lo que sustente lo alternativo a su fracaso.

Lo que no se entiende tanto, es que algunos intelectuales y académicos menos comprometidos con una militancia política de izquierda, caigan en lo mismo. No se puede decir que un par de libritos escritos en la oscuridad del vaso medio vacío para ganar notoriedad (‘¿Qué se puede hacer con el Perú?’ Y ‘El Perú está calato’), representaron un solitario llamado a la reflexión sobre las debilidades y carencias de nuestro modelo de desarrollo.

Una sola prueba al canto de que lo mejor de la sociedad civil siempre estuvo presente, que la reserva intelectual y moral siempre reclamó emprender reformas institucionales profundas y una verdadera revolución educativa, entre otras gestas importantes, con propuestas concretas, es el conjunto de los temas tratados durante más de 50 años en los CADE de IPAE.

En Lampadia ya hemos tenido que contrastar el tipo de descalificaciones que nos quieren vender  estos días, ver: ¡Qué “calato”… ni que ocho cuartos!

Este no es el momento para tirar barro, sino para converger y eso solo puede hacerse con propuestas. Solo puede hacerse desde la base de lo ya avanzado y desde la perspectiva del vaso medio lleno.

Por otro lado, a pesar del ‘Goce’, también es el momento de fajarse por equilibrar la situación del país, recuperar el crecimiento y el progreso social, y emprender las reformas institucionales y educativas que reclama la población. Lampadia




Cinco razones para tener confianza

Cinco razones para tener confianza

Por: Luis Miguel Castilla R.

(El Comercio, 03 de Agosto del 2014)

Las celebraciones de Fiestas Patrias culminaron y, en medio de los análisis, comentarios o críticas, lo concreto es que el mensaje del gobierno al ciudadano, al ama de casa, al estudiante, al emprendedor, es único: todos trabajamos por un mismo objetivo, crecer con bienestar, y por ello los esfuerzos del gobierno por construir un mejor futuro, con sólidas bases económicas y reformas para ser un país competitivo. El mensaje, como lo señaló el presidente Ollanta Humala, es de optimismo y esperanza.

Quisiera esbozar cinco razones por las cuales estoy convencido de que tendremos un futuro mejor, con una economía que seguirá destacando los siguientes años y que mejorará la calidad de vida de los peruanos y peruanas.

Primero, una política económica sensata y prudente. A lo largo de los tres años de la gestión del presidente Humala queda patente la decisión de mantener las políticas de Estado que, en los últimos quince años, han conducido a reducir la pobreza y al surgimiento de una pujante y emprendedora clase media.

La adopción de una política económica sensata y prudente, una clara apuesta por insertarnos en la economía internacional, y el lugar que la iniciativa privada ocupa como motor del crecimiento tienen el consenso mayoritario de la sociedad. [Lamentablemente, el Presidente de la República en su reciente Mensaje a la Nación, no relievó la importancia del sector privado, solo destacó su incorporación en APP (Asociaciones Público Privadas) en sectores impensados hasta hace poco tiempo. Un muy buen avance, pero mediatizado por dicha omisión.] Por ello, la estabilidad macroeconómica del país, destacada por las agencias calificadoras de riesgo y las principales entidades multilaterales, es nuestra principal carta de presentación a nivel internacional. Además, la apertura comercial no solo dinamiza el comercio y las inversiones, sino que nos obliga a poner la valla más alta para mejorar la calidad de la oferta exportable y para ser más competitivos. En esa línea, el presidente de la República ha marcado el derrotero en los próximos años a fin de lograr un mejor aprovechamiento de los acuerdos comerciales. Así, optamos por la integración abierta y pragmática de la Alianza del Pacifico, alejándonos del proteccionismo que prevalece en nuestro vecindario.

Segundo, solvencia fiscal. Tenemos la fortuna de que los fundamentos de empresas, entidades financieras, familias y gobierno sean sólidos, lo que nos permite ser una economía resistente a los vaivenes de la globalización. Esto se manifiesta en el profesionalismo de las empresas, la solvencia y liquidez del sistema financiero, la mejor situación de los balances de las familias y los consumidores, la robustez de las finanzas públicas, la credibilidad de nuestros reguladores y la reputación de nuestro Banco Central.

A nivel del país, la política fiscal mantiene nuestra solvencia con bajos niveles de deuda pública, acceso competitivo a mercados internacionales de capitales, amplios colchones de ahorro público y la mayor predictibilidad de los ingresos que financian el gasto con visión de resultados y multianualidad. De hecho, tenemos la oportunidad de adoptar políticas fiscales expansivas que mitiguen la desaceleración económica temporal (producto de razones externas e internas) y, así, recuperar el sendero del crecimiento y el progreso, dando mayor liquidez a los consumidores y asegurando un puesto de trabajo.

Tenemos la plena confianza de que nuestra actividad económica se acelerará en los próximos meses. La coyuntura ha puesto a prueba la efectividad de la política económica y respondimos con las medidas necesarias. No obstante, esta es una tarea conjunta de gobierno, empresas y trabajadores.

Tercero, la modernización del Estado. El gobierno tiene un decidido compromiso por modernizar la administración pública y construir un Estado eficiente y efectivo al servicio del ciudadano, facilitando las inversiones en el país. La promoción de la inversión privada es de interés nacional, y el gobierno adoptó en los últimos dos años múltiples medidas para destrabar la densa maraña de barreras administrativas que históricamente el país arrastra. El objetivo es construir un servicio civil con línea de carrera basada en la meritocracia y la rendición de cuentas, así como la reducción de los costos de transacción que enfrentan las pequeñas, medianas y grandes empresas para operar adecuadamente. También, las reformas apuntan a modernizar las compras públicas, introduciendo el esquema de enfoque por resultados; y, la revisión exhaustiva del marco legal para reducir sobrerregulaciones y lograr mejorar la competitividad de nuestro país.

Cuarto, cierre de brechas para una mayor competitividad. Quizás el mayor énfasis del mensaje presidencial fue el claro reconocimiento de que el imperativo cierre de las brechas en infraestructura, capital humano y productividad demanda que el sector público trabaje de la mano del sector privado. Una señal inequívoca de la necesidad de construir esta alianza es el agresivo impulso del gobierno a las asociaciones público-privadas en proyectos de infraestructura, adjudicándose en estos tres años concesiones por más de 18 mil millones de dólares. Asimismo, se tomó la decisión de asociar estratégicamente al Estado con el sector privado para la construcción, operación y mantenimiento de escuelas y hospitales, sectores en los que hasta ahora era impensable tal asociación. Otro instrumento es la apertura de las empresas públicas de energía al capital privado, para modernizarlas y mejorar su gobierno corporativo.

A esto, se le suma la puesta en marcha del Plan Nacional de Diversificación Productiva y la Agenda Nacional de Competitividad 2014-2018. Lo que no implica dar la espalda al rico acervo de recursos naturales del país, [como ya indicamos la semana pasada, las declaraciones del ministro de la Producción fueron interpretadas por los medios en el sentido de que los “nuevos motores” podrían reemplazar al de la minería y que nos permitirían crecer rápidamente al 7 u 8% anual] por el contrario, significa apalancar mayor desarrollo a partir de nuestras ventajas comparativas, identificando fallas de mercado que justifiquen la participación del Estado, pero sin caer en los errores del pasado, con claro enfoque en la innovación, el emprendimiento y la inserción de nuestros productos en las cadenas globales de producción. La finalidad es mejorar la productividad del país y, en consecuencia, el bienestar de todos los ciudadanos. Esta tarea demanda un trabajo conjunto y estrecho entre el Estado, el empresariado, la academia y la sociedad civil.

Quinto, una mayor inclusión y movilidad social. Las políticas públicas desarrolladas por el gobierno del presidente Humala tienen como claro objetivo alcanzar el bienestar de la población. Lograr una mayor cohesión social significa cerrar las persistentes brechas entre las ciudades y el sector rural. [Algo que ya hemos estado logrando. A veces parece que este gobierno quería empezar todo de nuevo, “como cambiar motores en pleno vuelo”.] El Estado cumple un rol fundamental con la provisión de bienes y servicios públicos de calidad y la adopción de políticas sociales que apunten a la inserción de los segmentos menos favorecidos al mercado, todo lo cual se enmarca en las políticas que viene desarrollando el gobierno. A esto se suma la mayor generación de riqueza que deviene de la inversión y la generación de empleo de calidad. El hecho de que nuestra tasa de inversión sea cercana a 28% del PBI, [inversión privada que ya no crece y por lo tanto, será difícil mantenernos en ese magnífico nivel de inversión sobre producto] superando incluso a Corea del Sur o Singapur, refleja la confianza sobre las potencialidades del país, no solo de miles de emprendedores nacionales sino también de inversionistas internacionales del más alto nivel.

Un país diferente requiere el esfuerzo de todos y la confianza en sus autoridades para que dentro de unos años una madre esté segura de que sus hijos tendrán una educación de calidad, servicios de salud eficientes y oportunos; [eso queremos todos, pero para lograrlo hay que disminuir las contradicciones al seno del propio gobierno y apoyar, sin cortapisas, al sector privado, que tiene que ir mucho más allá de las APP mencionadas por el Presidente] para que los trabajadores sepan que viven en un país próspero, con empleo formal y remunerado adecuadamente; para que un joven pueda estudiar y encuentre en la educación las herramientas para formarse profesionalmente con las capacidades que hoy el mundo reclama. Ese es el país diferente que todos queremos y estoy seguro  de que, aunque queda mucho por hacer, creer y confiar en nosotros mismos y en nuestras capacidades será la clave para nuestro éxito.