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Ciudades Colegiales: reunir para educar

Ciudades Colegiales: reunir para educar

Javier Artadi
Para Lampadia

La principal causa de la pobreza en una población determinada es la falta de educación.

Consecuencia de ello es la falta de generación de riqueza por parte de los pobladores cuando alcanzan la edad adulta precisamente porque carecen de la formación para poder desarrollarse y desarrollar su entorno.

La sierra peruana – y por extensión la selva – se encuentra muy atrasada en comparación con la costa y la causa principal es el bajísimo nivel de instrucción del cual adolece su población.

A su vez, una causa principal de esta falta de instrucción es la geografía y topografía de los Andes peruanos.

La complicada geografía andina ha significado luego de cientos de años la atomización de numerosos poblados con muy pocos habitantes, ubicados lejos entre sí y a diferentes alturas y contextos naturales.

Esta geografía accidentada ocasiona que sea muy difícil y costoso para el Estado llegar fácilmente con el apoyo necesario – educación de calidad – a los pueblos de la sierra.

Las consecuencias de ello en la educación de dichos pueblos son muy conocidas por todos : niños y profesores caminando hasta tres horas para llegar a la escuela más cercana; alumnos de distintas edades llevando el mismo curso; un solo profesor para toda la escuela; poca masa crítica para realizar actividades grupales diversas como el deporte, etc. (solamente en el caso del futbol, por ejemplo, hace falta veintidós jugadores, habiendo escuelas que no llegan a contar ni siquiera con ese número de alumnos).

Muy diferente es la costa donde una topografía básicamente plana, con un clima templado todo el año, permite un desarrollo “horizontal” basado principalmente en las conexiones entre sus diversas partes (carreteras, puertos y aeropuertos son fáciles de implementar y entonces el desarrollo es posible).

Prueba de ello es que las mismas poblaciones que padecen el mayor atraso en la sierra han conquistado la costa en los últimos treinta años, desarrollándola y constituyéndose hoy en su nueva clase media.

La hora de la educación de calidad en la sierra

Dado que la causa principal del atraso en la sierra es la deficiente educación de sus pobladores y que todo ello se debe a la atomización de sus pueblos, la solución debe – y tal vez solo puede – empezar por reunir a los pobladores.

Reunir implica alcanzar una masa crítica que hace posible y rentable al Estado llegar fácilmente a un determinado punto del país para brindar aquello que es su misión: infraestructura, servicios y, sobre todo, educación.

En este contexto proponemos la creación y construcción de Ciudades Colegiales, grandes centros que concentren una enorme cantidad de alumnos de todas las edades y de muchos pueblos que se encuentran aislados entre sí y, por lo tanto, del país.

Las Ciudades Colegiales serían construidas en lugares estratégicos de las diversas regiones de la sierra de manera de atender principalmente a los pueblos más alejados.

El concepto de Ciudad Colegial – escuelas dormitorio de gran escala – implica una gran concentración de infraestructura, tiempo y, sobre todo, seres humanos (alumnos y profesores).

Las características y ventajas de las Ciudades Colegiales son las siguientes:

  • Son fáciles de proyectar y construir puesto que concentran todo el esfuerzo en un solo lugar.
  • Contarían sin ningún problema con todas las instalaciones y recursos de un colegio moderno: aulas, auditorios, áreas deportivas techadas y al aire libre, Internet, luz, agua, etc. Todo ello sería posible porque el Estado haría una inversión puntual y concentrada a diferencia de la realidad actual donde debe llegar a cientos de pueblitos, todos desconectados entre sí, de difícil acceso, etc.
  • El número de profesores sería eficiente: en vez de que un profesor les enseñe a diez o doce niños en una escuelita aislada, habrá uno que enseña a decenas de alumnos a la vez. Al mismo tiempo, el profesor recibirá una remuneración mucho mayor puesto que eventualmente ganaría lo que ganan varios profesores enseñando a pocos alumnos en varias escuelas.
  • Las ventajas de agrupar grandes cantidades de niños serían muchas: el niño aprende mucho más en sociedad, los deportes y la competencia deportiva ya sería posible (recordemos que los peruanos de la sierra, por ejemplo, son buenísimos en carreras de larga distancia), podría invitarse a personalidades expertas en algún tema para dar alguna conferencia a un muy grande grupo de alumnos, etc.
  • Los niños estarían de lunes a viernes, dormirían en su Ciudad Colegial correspondiente, igual que los profesores, y regresarían a su pueblo el fin de semana.
  • La agenda diaria de estudios podría ser de doble horario con lo cual la preparación educativa sería superior.
  • Se organizaría la agenda anual teniendo en cuenta las temporadas de cosecha donde los niños culturalmente ayudan activamente a su familia.
  • El Estado cubriría los gastos de educación, alimentación, salud y transporte desde y hacia los pueblos de los alumnos.
  • Los profesores de Lima y otras capitales estarían felices de ir a enseñar ahí puesto que las Ciudades Colegiales ofrecerían el mayor confort y una gran infraestructura.
  • En los últimos años de estudio colegial se enseñarían cursos técnicos principalmente referidos al agro de manera de que cuando terminen el colegio y vuelvan a su pueblo, ya reunidos con sus demás vecinos y compañeros de colegio, se asocien para el mejor desarrollo de las tierras que en algún momento heredarán.

Las ventajas que una Ciudad Colegial pueden significar para el alumno, el profesor y el Estado son innumerables, siendo relevante que su implementación puede ser muy rápida y los resultados visibles a corto y mediano plazo.

“Reunir para Educar” resume el espíritu de las Ciudades Colegiales, centros educativos que estratégicamente ubicados y con una inteligente y moderna implementación pueden constituir el punto de inflexión entre el atraso actual y el desarrollo futuro de la sierra del Perú.

La verdadera oportunidad está en contar con una buena educación. Lampadia




Los Maestros: Custodios de la ‘llama’

Los Maestros: Custodios de la ‘llama’

“La educación no es llenar un balde; sino el encender un fuego”

-William Butler Yeats, escritor irlandés

Como responsables de la educación de las futuras generaciones, ¿qué queremos inculcar en nuestros niños? Ante todo, queremos que sean felices, que sean auténticos y críticos, que tengan preparación, autoestima y autonomía para que la vida no les quede grande, que sean saludables, amorosos y espirituales con capacidad de vivir en comunidad y de ser útiles para los demás.

El video que compartimos líneas abajo muestra justamente la importancia de los maestros, (referidos en el video como ‘Los custodios de la Llama’) y, más específicamente, de la llama dentro de cada niño, llena de asombro y el potencial de comenzar y que ilumina el camino que se extiende hacia delante encendiendo la curiosidad y reavivando la pasión en sus vidas. Pero este largo camino requiere del apoyo de los maestros, quienes permanecen al lado de cada niño y protegen la llama interior de cada alumno.

Fuente: FableVision

No solo los niños necesitan tener un buen maestro. En los tiempos del primer milenio después de Cristo, la relación con un maestro era la forma para aprender un oficio, que se hacía practicando al lado de un maestro. El maestro ‘adoptaba’ a un alumno y a través de él extendía su propio prestigio. De la misma manera, el alumno se beneficiaba de las capacidades y prestigio de su maestro.

Más atrás, antes de Cristo, en el origen de la civilización occidental en Grecia, los grandes pensadores, filósofos, arquitectos y artistas, se rodeaban de pocos alumnos a los que transmitían su sabiduría, que así pasaba de generación en generación.

Otra fuente sobre la importancia del maestro en la vida de todo ser humano la expresaba el filósofo armenio George Gurdjieff y su alumno, Piotr Ouspensky (ruso), a mediados del siglo XX, con su idea de la escala musical. Ellos postulaban que todos necesitábamos, cada cierto tiempo, el toque de la sabiduría de un maestro para que no nos desviáramos en los sucesivos ciclos de perfeccionamiento individual, tal como sucede con los bemoles en la escala musical, dos semitonos que permiten corregir la secuencia musical para evitar una asincronía y llegar al siguiente Do.

Esto muestra el importante rol que juegan los profesores, que va mucho más allá que la vida en las escuelas, y su impacto en la sociedad. Por un lado, involucra la formación de los jóvenes tiene que comprender las capacidades cognitivas, las habilidades blandas, aquellas que les permiten desarrollar un pensamiento crítico, resolución de problemas y trabajo en equipo, entre otras y, además, de manera muy importante y muchas veces ignorada, la formación de ciudadanos con conciencia de pertenencia y compromiso cívico.

Y por otro, la educación tiene que crear ciudadanos completos, capaces de ser felices, que es el verdadero objetivo de la educación, como afirmó Rafaella León en El reto es crear ciudadanos (comentado por Lampadia), “La educación tiene que crear ciudadanos, sin una directa relación con sus labores económicas. Ser ciudadano y ser humano es primero; luego es ser obrero. La formación de ciudadanos es la formación de los líderes políticos que tendrá el país. La formación de ciudadanos capaces de utilizar bien la democracia es básica.” Ver un ejemplo de excelencia de maestros en Lampadia: Dignifiquemos el rol de los maestros

Para esto, los maestros tienen que tener un rol más importante en la sociedad, como es el caso de Finlandia. Una de las claves de su reforma educativa reside en el papel de los maestros, todos cuentan con maestrías y representan una de las mejores élites, con permanente actualización y capacitación, de la sociedad finlandesa.

Esta gran revolución fue una innovación de la educación. En palabras de León Trahtemberg: “¿La diferencia entre Finlandia y Perú? Finlandia tiene coraje, valentía para innovar y no complacerse con éxitos temporales. Perú tiene una historia cobarde, de aferrarse al pasado con logros educativos mediocres sin dar la batalla por la innovación pedagógica.

Esperamos que los peruanos podamos comprometernos con la creación de una nueva educación inspirada en las practicas actuales del mundo y permita que nuestros niños nutran su llama interior para ser ciudadanos plenos. 

Lampadia




Tenemos que emprender una revolución educativa

Tenemos que emprender una revolución educativa

En el último CADE se hicieron dos magníficas presentaciones sobre el tema de educación, uno de los más importantes déficits de nuestro desarrollo social. Una fue hecha por el Ministro de Educación, Jaime Saavedra, y la otra a cargo Lant Pritchett, Presidente de la Maestría en Políticas Públicas del programa de la Escuela de Gobierno Kennedy de Harvard para el Desarrollo Internacional. Asimismo, la educación fue uno de los elementos más importantes en la propuesta de “Visión del Perú al Tercio de Siglo” de IPAE.

El Ministro nos explicó que su sector es responsable del futuro de 7.5 millones de estudiantes, 62,000 locales educativos y 320,000 docentes. Agregó que el 30% de escuelas no cuenta con electricidad, el 75% no tiene internet y el 40% carece de agua. En términos reales, el salario de los maestros es un tercio del que gozaban en los años 60. Calcula que el déficit de infraestructuras educativas llega a 63,000 millones de soles (10% del PBI).

Es muy claro que el ministro está haciendo un gran esfuerzo por administrar este tremendo reto. Ha logrado avanzar en la evaluación de 130,000 maestros, según los resultados ha ascendido 25% con un aumento que llega hasta el 40%, ha establecido un bono de desempeño, ha evaluado a directores de colegios, está estableciendo la jornada completa en 1,000 escuelas, desarrollando 13 colegios de alto rendimiento en diferentes zonas del país, e incluyendo el aprendizaje de inglés, entre otros procesos.

Todo esto es digno de reconocimiento y del mayor apoyo de parte de la sociedad. La pregunta que todos tenemos que hacernos es: ¿si esto es suficiente para remontar los desastrosos niveles de calidad, expresados en los resultados de la prueba Pisa en comprensión lectora y en matemáticas?

Para ayudarnos a entender el problema es importante destacar los comentarios de Lant Pritchett. El experto nos comentó que hemos avanzado mucho en cobertura, pero esta sirve poco si no logramos que mejoren las competencias. Nos dijo que la meta inmediata debiera ser alcanzar 511 puntos en habilidades matemáticas de la prueba Pisa, el nivel actual de Vietnam. El Perú, que está en el último lugar de 66 países evaluados con solo 368 puntos. Agregó, que si mejoramos 4.4 puntos por año, nos tomaría 30 años llegar al nivel de Vietnam (una o dos generaciones adicionales perdidas).

Es fácil entender que esta perspectiva es inaceptable, sobre todo habida cuenta del avance tecnológico que se viene en el mundo en los próximos años.

Pritchett agregó que necesitamos un sistema de “estrella de mar” (organismo que no tiene cerebro, no tiene control central). Este sistema debe dar espacio para la novedad, su evaluación y legitimización. Debe ser un sistema abierto, funcional y debe mostrar resultados positivos. “Se debe evitar el control central del proceso educativo, debe ser lo más local posible, generar una gran presión por resultados, respaldarse en una red profesional, soporte técnico y un financiamiento flexible”. Comentó que la educación privada puede ser adecuada, pero no basta si no se arregla el conjunto del sistema educativo.

Finalmente, nos indicó que debiéramos empezar por tener una visión clara sobre adonde queremos llegar, que necesitamos una reforma del tipo “Big Bang” y que el gradualismo no nos llevará a ninguna parte.

El Big Bang de Pritchett nos recuerda que hace 19 años, en CADE 95 en Cusco, Juan Luis Londoño, economista y político colombiano, experto en el diseño e implementación de políticas sociales y en el análisis de políticas en los campos de seguridad social, salud, educación, pobreza y mercados de trabajo, Ministro de Protección Social, del gobierno de Uribe, QEPD, nos propuso que emprendiéramos un “Shock Educativo”. Por su lado IPAE, en su propuesta de visión de futuro nos planteó la necesidad de hacer una “Revolución Educativa, un Salto Cuántico”. Tres propuestas que nos dicen que una mejor realidad solo puede ser el resultado de una gran metamorfosis.

Para colmo de males, la educación peruana está controlada por dos “patrones”: la burocracia estatal y el sindicato monopólico del SUTEP, que hasta el día de hoy mantiene en su estatuto su compromiso con la LUCHA DE CLASES.

Algunas propuestas

1.  Apoyar al Ministro Saavedra en una de las tareas más difíciles que tenemos que resolver los peruanos.

2.  Concientizar a la opinión pública sobre la naturaleza del PROBLEMA, sobre el desenganche que amenaza a nuestros jóvenes del resto de la humanidad, si no logramos una mejora sustancial en el menor tiempo posible.

3.  Los líderes de opinión y los medios deben ayudar a crear las condiciones políticas que permitan que se tomen decisiones efectivas vis a vis al reto de la revolución que hay que emprender y no limitadas por el statu quo, que más bien sean asumidas con valor, firmeza y persistencia.

4.  Buscar mecanismos ingeniosos, que permitan romper el yugo del SUTEP sobre los maestros y descentralizar (abrir el sistema, como sugiere Pritchett), evitando que el cambio lleve al fortalecimiento de otras cúpulas como las APAFAS y el manejo político de los gobiernos regionales y locales.

5.   En esta línea podrían usarse, así sea temporalmente, los vouchers educativos que empoderan a los padres de familia en forma individual.  Esto permitiría crear unidades de presión sobre el sistema de múltiples elementos “alumno-padre-colegio”, que ayuden a consolidar el cambio con la mejor legitimidad posible.

¡No podemos esperar 30 años para alcanzar el nivel educativo actual de Vietnam, ni seguir condenando a nuestros jóvenes a la minusvalía! Lampadia