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Agroexportación de alimentos frescos de nivel mundial

Durante miles de años, la quinua apenas salió de su origen en los Andes. Hace unos años, sin embargo, el grano andino ha sido  reconocido como un “súper alimento” con renombre internacional y, el 2013, a instancias de la FAO,  fue declarado por la ONU: Año Internacional de la Quinua, gracias a sus enormes beneficios para la salud y nutrición (ver en Lampadia: La Quinua lleva a la sierra a los mercados globales y al desarrollo). En realidad, durante los últimos años, el Perú se ha convertido en una de los diez primeros países proveedores de alimentos en el mundo. 

Nuestra agricultura moderna creció a una tasa anual de 6.6% entre el 1990 y 2015 y la tradicional creció en 2.2% en el mismo periodo. En promedio, entre el 2000 y el 2015, la agricultura creció en 5%. Este sector se ha convertido en una de las principales actividades económicas que impulsan el desarrollo del Perú, acompañando a la minería en la generación de empleo formal rural y divisas para nuestro país.

Un campo de Quinua en la sierra peruana
Fuente: finedininglovers

Todo esto se debe a la globalización. En una reciente publicación de The Economist (compartida y traducida líneas abajo), se celebran los beneficios de la globalización, ya que gracias a ella ha habido una “creciente prosperidad y expansión de la elección. La difusión de mejores técnicas agrícolas ha aumentado los rendimientos, ayudando a la humanidad a alimentarse a pesar de la creciente población.” Específicamente, la globalización ha contribuido a “una reducción impresionante del hambre en el mundo”.

Entonces no nos dejemos convencer por estas tendencias anti-globalización que vienen contagiando el mundo. No nos dejemos engañar por las poses políticas ni por el manejo mediático de nuestros izquierdistas de las ‘ideas muertas’, quienes son enemigos del desarrollo; pues en nombre de los pobres, plantean su empobrecimiento eterno. Ver en Lampadia: Pos-Extractivismo: Autarquía y empobrecimiento y Agroexportación: Una industria de clase mundial:

Lo que el pos-extractivismo no quiere ver es que el sector agrícola solo puede crecer sostenidamente y generar riqueza para los campesinos, llegando a muchos  estómagos. Como un agricultor peruano decía hace algunos años: una persona solo puede comer un kilo por día. ¿Cómo puede entonces mejorar sus ingresos un agricultor peruano, si los 3 millones de agricultores tuvieran que abastecer solo a 27 millones de peruanos? Sus ingresos estarían limitados a un promedio de 9 consumidores o 9 kilos por agricultor. Pero si operamos en el mundo global y exportamos a mercados de unos 2,700 millones de personas o más, en teoría, cada agricultor podría abastecer más de 900 consumidores, 100 veces más. Ese es el potencial de este sector, y la única manera de enriquecer a nuestros campesinos.

Por lo tanto, podemos afirmar con toda la fuerza del mundo, que al pretender limitar la producción agrícola, la izquierda tradicional quiere condenar a nuestros campesinos a la pobreza eterna.

Según The Economist, un estudio realizado por Marc Bellemare de la Universidad de Minnesota encontró que “los hogares peruanos mejoraron por el auge de la quinua, incluso para quienes no lo cultivaron, ya que los nuevos y prósperos agricultores de quinua compraron más bienes y servicios de sus vecinos”. Esto termina de probar de los grandes beneficios de la globalización en todos los sectores de la economía, en este caso en la agricultura.

Quinua en un supermercado en Filipinas
Fuente: mommylace

Algo muy importante de esta industria para un país pequeño como el Perú es que las agro exportaciones conectan al sector rural peruano (cuya población tiene mayores niveles de pobreza que el sector urbano) con los consumidores más ricos de los países más ricos (que son, en gran mayoría, los clientes finales de nuestras exportaciones). En otras palabras, crea un encadenamiento que va de los consumidores más ricos del mundo hasta los más pobres del sector rural.

Por ello que debemos defender la globalización y desarrollar el gran potencial del Perú en agroexportaciones, para el beneficio de nuestros pobres y de todo nuestro país. Lampadia

Reflexionando sobre la comida

Alabando a la quinua

La difusión de los granos exóticos es una prueba de que la globalización funciona
 
Fuente: zululandobserver
 
The Economist
9 de marzo de 2017
Traducido y glosado por Lampadia

La quinua, este grano sudamericano recibe una publicidad particularmente mala. Para sus fans, es un súper alimento. Para sus detractores, es como los murales eróticos de ciencia ficción encontrados en los palacios de Saddam Hussein, pretenciosos e insípidos. Un anuncio para Big Macs una vez se burlaba de este prejuicio. “Los gastrónomos y los gastronautas amablemente apartan sus ojos. No se puede obtener jugos como este de la soja o la quinua”, dijo, agregando que “mientras que [un Big Mac] es masivo, su ego no lo es”. Incluso los amantes de la quinua a veces se preocupan de que puede no ser ético. ¿Qué sucede si la creciente demanda hace subir el precio, obligando a los andinos a comer menos de su amado grano? ¿O qué pasa si el precio cae, haciendo más pobres a los campesinos andinos? Un titular de Mother Jones, una revista de izquierda, capturó perfectamente la confusión de los bien intencionados gourmets occidentales: “Quinoa: ¿bueno, malo o simplemente muy complicado?”

Esta revista no tiene ninguna opinión sobre si la quinua sabe bien. Pero su propagación es un síntoma de una tendencia feliz. Más y más personas están comiendo granos desconocidos. Los occidentales ricos están comiendo menos trigo y más de los cereales que cultivan las personas en los países tradicionalmente pobres, como el mijo, el sorgo, el teff y sí, la quinua. Los asiáticos de clase media comen más trigo, en forma de fideos o pan, en lugar de arroz. Los africanos del oeste están comiendo 25% más arroz por cabeza que en 2006; el consumo de mijo ha disminuido en la misma proporción.

Todo esto debe ser celebrado, porque es un síntoma de la creciente prosperidad y la expansión de la elección. La difusión de mejores técnicas agrícolas ha aumentado los rendimientos, ayudando a la humanidad a alimentarse a pesar de la creciente población. La rápida urbanización significa que menos personas crecen su propio grano, y más tienen el dinero para probar nuevas variedades. La globalización ha permitido que las técnicas alimentarias y agrícolas atraviesen las fronteras, lo que significa que las personas de todos los continentes pueden experimentar nuevos sabores y texturas. La migración y el turismo han ampliado los horizontes culinarios de la gente: los visitantes chinos que visitan Francia regresan a casa anhelando baguettes; los estadounidenses que viven cerca de inmigrantes etíopes aprenden a amar el injera (un pan plano suave que se sirve como un plato comestible).

Pensando en comida

La globalización y la modernización de la agricultura han contribuido a una reducción impresionante del hambre en el mundo. Entre 1990 y 2015, la proporción de niños menores de cinco años que estaban desnutridos disminuyó de 25% al ​​14%. Las personas que todavía están subalimentadas lo son con menor severidad: su déficit promedio de calorías cayó de 170 por día a 88 en 2016. Y entre 1990 y 2012 la proporción de los ingresos de los pobres del mundo que tuvieron que gastar en alimentos se redujo de 79% a 54 %. En cuanto a los agricultores de quinua, no te preocupes. Un estudio realizado por Marc Bellemare de la Universidad de Minnesota encontró que los hogares peruanos mejoraron por el auge de la quinua, incluso para quienes no lo cultivaron, ya que los nuevos y prósperos agricultores de quinua compraron más bienes y servicios de sus vecinos.

Por supuesto, el aumento de la prosperidad ha permitido que un número creciente de personas aumenten de peso, que es poco saludable. Pero la solución a esto no es hacerlos más pobres, que es lo que haría la reacción anti-globalización si tiene éxito. En lugar de criticar el gusto de Donald Trump por los filetes bien cocidos con ketchup, los liberales deberían preocuparse por los planes del gobierno de levantar barreras comerciales y posiblemente iniciar una guerra comercial. Eso haría que el mundo sea más pobre y más hambriento.Lampadia




Escandalosas irregularidades en el MINAGRI

En un programa reciente de La Hora N, Jaime de Althaus comentó que el Ministro de Agricultura, José Manuel Hernández, estaría debilitando instituciones claves para el desarrollo del agro peruano, como son el INIA y SENASA.

Lo que estaría detrás de estas maniobras es que ambas instituciones cuentan con fondos importantes para el desarrollo de sus tareas, fondos que se estaría planeando usar en otras actividades. Algo inaceptable en las actuales circunstancias en que tenemos que terminar de fortalecer el pujante sector de las agro exportaciones, que necesitan capacidades de investigación local (INIA) y la aplicación de buenas regulaciones internacionales para un acceso predecible a los mercados internacionales (SENASA).

Pues, días después del programa periodístico mencionado, recibimos una serie de observaciones y críticas a la gestión del ministro, que compartimos con nuestros lectores.

1. En los últimos años, la empresa de José Manuel Hernández, actual Ministro de Agricultura y Riego, ganó más de 130 millones de soles en licitaciones con el Estado (según el SEACE), y solo en Moquegua con el vicepresidente en funciones de gobernador regional, Martín Vizcarra, ATA (Asesores Técnicos Asociados S.A.) ganó más de 12 millones de soles en contratos de supervisión. 

2. El ministro colocó a uno de los colaboradores de su empresa (Abelardo de la Torre Villanueva, ex gerente de Supervisión ATA S.A), como jefe del ANA, Autoridad Nacional del Agua, y suspendió las elecciones de las juntas de usuarios, prorrogando el mandato de los dirigentes anteriores. Mientras tanto, los productores agrícolas reclaman a gritos elecciones en las juntas de usuarios.

Decreto Supremo No 019-2016-MINAGRI, de fecha 20 de octubre,  que prorroga el mandato de dirigentes del agua hasta marzo 2017.

3. El ministro nombra como su asesor principal a Carlos Azurín, que también trabajó en ATA y se desempeñó como director del proyecto Tumbes en el gobierno pasado, donde tiene varios cuestionamientos. 

Ver en YouTube: https://www.youtube.com/watch?v=w7mO-s5M-Pc

4. El ministro de agricultura tendría actualmente contratos de supervisión de obras de la empresa Odebrecht, por ejemplo Chavimochic y Olmos.

5. El diario La República denunció que el ministro de agricultura formó parte de un consorcio con Edwin Luyo, el oscuro personaje involucrado en las coimas de Odebrecht. Evidentemente, como en otros casos, esto no implica necesariamente que haya participado en actos irregulares con Luyo. Ver enlace:

http://larepublica.pe/impresa/politica/844303-ministro-hernandez-integro-consorcio-con-edwin-luyo

Ver el siguiente cuadro del diario La República:

6. Según nuestros informes, el ministro no elige a sus funcionarios, sino que recibiría órdenes de un nivel superior a él. En seis meses en el cargo ha cambiado a sus dos Viceministros tres veces; una al jefe del INIA; tres veces al director de PROVRAEM y al director de AGRORURAL, tres veces.

7. El ministro contrató a más de 1,000 jóvenes para su programa Agro-Joven y miente a los productores diciendo que van a tener asistencia técnica, cuando esos jóvenes estarían en Lima, en locales como los del ANA, Agrorural, Serfor, etc., y ninguno habría visitado el campo ni una sola vez.

“Queremos llevar las nuevas tecnologías y conocimientos al campo mediante los universitarios. Y que estos (últimos) también, consoliden sus conocimientos en el campo para que luego realicen emprendimientos y ejecuten inversiones”, manifestó el ministro.

8. Se creó el programa Serviagro para brindar capacidades a pequeños productores a nivel nacional y hasta ahora no se sabe quien está a cargo. ¿Cuántos productores han sido capacitados?  ¿En dónde funciona Serviagro? ¿El ministro vuelve a mentir al agro peruano?

“Serviagro es una plataforma más importante para apoyar a los pequeños productores. Serviagro y Sierra Azul constituyen los dos programas líderes del Minagri porque aspiramos a reducir la brecha tecnológica entre el agro más desarrollado al menos desarrollado. La gran masa de agricultores necesitan apoyo para dar el salto tecnológico”
http://elcomercio.pe/economia/negocios/minagri-lanzo-plataforma-servicios- serviagro-noticia-1962735

9. Las grandes obras de irrigación están paralizadas y el ministro no hace nada, ¿hasta cuándo seguiremos esperando por Majes 2? Olmos tiene el 20% de su área sembrada, Chavimochic esta paralizada, Alto Piura no avanza. Y cuando hablamos de la sierra el ministro no ha ejecutado ni una sola obra para los productores de dicha zona.

10. El ministro, a través de su empresa (ATA) estaría participando de elaboración del expediente de la Represa Chonta en Cajamarca, que tendría serias deficiencias en su elaboración y por ello,  ProInversion no ejecutaría la obra. 

En agosto pasado cuestionamos algunas declaraciones del nuevo Ministro de Agricultura en las que, por ejemplo, caía en los mitos de concentración de la tierra. Ver en Lampadia, Las cosas claras para no seguir empedrando el camino con mitos – No malogremos nuestro potencial agrícola. El gobierno tiene que apoyar sin complejos el desarrollo de la agricultura moderna, máxime si ésta ya ha jalado a la agricultura tradicional a niveles de productividad extraordinarios. Ver: Richard Webb nos muestra el Perú – La Revolución de la Agricultura.

Necesitamos un ministro que mire hacia delante para que desarrollemos el gran potencial agrícola del Perú, con el que podemos traer a los pobres a la economía de mercado, impulsando, entre otros programas, Sierra Productiva, y no alguien de un pesado pasado, sin visión de futuro. Lampadia




My perfect country (Mi país perfecto) destaca al Perú

Que gusto que ahora La República destaque la nota de la BBC en que se muestra como en el Perú se dieron resultados muy positivos en términos de reducción de la pobreza, la desigualdad y la mejora de muchos  indicadores sociales. Esta mañana, RPP también destacó la nota que publicó el diario.

Las cifras mostradas por la publicación fueron difundidas oportunamente en el Perú por algunos medios, entre ellos Lampadia. Ver: Las Cifras de la Prosperidad.

Lamentablemente, por razones de la política menuda, esta realidad fue negada en otros varios medios, especialmente en La República, lo que dio pie a que en la campaña presidencial del 2011, el nacionalismo basara su estrategia en la negación de la inclusión, algo completamente contrario a la realidad, y que nos ofreciera un gobierno de inclusión, que terminó generando cinco años sin crecimiento y sin inclusión. Un mal del que ahora no salimos con el nuevo gobierno.

Siempre hemos dicho que la construcción del país debe basarse sobre un reconocimiento claro de la realidad, de lo bueno y lo malo, de lo que hay y de lo que no hay. Avancemos ahora a discutir cómo recuperar esos impulsos mágicos recogidos hoy día por la BBC. Lampadia

Cómo Perú deslumbró al mundo al reducir más de 50% de la pobreza en 10 años

BBC
Publicado por ‘My perfect country’ & BBC
8 de enero 2017

Fuente:  THINKSTOCK

En este comienzo de año en Perú…

  • Una barra de pan cuesta 8 soles o US$2
  • El libro más vendido es “Mitad monjes, mitad soldados” de Pedro Salinas, una investigación periodística sobre un movimiento religioso de origen peruano, El Sodalicio de Vida Cristiana, del cual se conoce poco, pero se sospecha mucho.
  • La teleserie “Al fondo hay sitio” sigue siendo muy popular
  • La bicicleta” de Carlos Vives y Shakira se escucha por doquier
  • La edad promedio de sus 32 millones de habitantes es de 28 años
  • un 28% de la población que estaba bajo la línea de la pobreza 2005 ya no lo está

Sí, vale la pena repetir este último punto con más detalles: en una década, Perú logró reducir en más de 50% el índice de pobreza, que pasó de afectar del 55% al 22% de la población.

En los últimos 5 años, 7 millones de personas han salido de la pobreza.

De la noche al día

Barrio pobre en Lima

Fuente:  THINKSTOCK

Es la vida de los habitantes de las áreas urbanas la que más ha mejorado.

Tony Palomino vive en la que fue una villa miseria, Villa El Salvador, un distrito de la Provincia de Lima, donde hoy las construcciones son de ladrillo y sus vecinos gozan de servicios con los que antes sólo soñaban.

“Todo era desierto”, cuenta.

“Yo llegué cuando tenía 13 años. Fui el primero en irme de mi pueblo, que quedaba en las montañas, y vengo de una familia de extrema, extrema pobreza”.

Mi madre tuvo 18 hijos y yo vi a mis hermanos y hermanas morir de pobreza“.

“Me fui para ayudarlos a salir de eso”.

“La vida era muy difícil aquí al principio: no había agua ni luz, teníamos que caminar kilómetros para conseguir comida. Pero cada familia tenía un terreno en el que podía vivir”.

En algunos aspectos, Perú es hoy irreconocible, le dijo a la BBC el presidente Pedro Pablo Kuczynski.

“Algunos de los principales empresarios peruanos de hoy, hace una década estaban manejando un camión”.

La élite comercial de Perú en la actualidad es completamente diferente a lo que era en el pasado y yo creo que eso es una buena señal de cambio”.

Foto de las piernas de un hombre, una con jeans y zapatos rotos, otra con vestido de ejecutivo.

Fuente:  THINKSTOCK

¿Cómo lo hicieron?

La historia empieza en los años 90, cuando el país liberó su economía como parte del programa de ajuste estructural del Banco Mundial.

Abrirse a nuevos mercados le permitió a Perú beneficiarse de los precios récord de la exportación de sus minerales, particularmente a China, y atrajo inversión extranjera, con lo que pudo reducir la deuda pública y la inflación, y aumentar su ahorro nacional.

Perú disfruta ahora de una de las economías de mayor crecimiento de Latinoamérica.

Diego de la Torre, presidente del Pacto Mundial de la ONU en Perú, alardea de la economía de libre comercio que para él apuntala el éxito peruano.

“En el pasado tuvimos enormes problemas económicos que hemos superado. Perú se está insertando en la economía global. Hemos firmando acuerdos de libre comercio, que es lo que ha reducido la pobreza”.

Protestas vitales

Soles

Fuente:  THINKSTOCK

El dinero ciertamente llegó a raudales.

Las exportaciones aumentaron de US$3.000 millones en 1990 a US$36.000 millones en 2010.

Bajo el gobierno de Alberto Fujimori -quien se encuentra cumpliendo condena por crímenes de lesa humanidad- la economía se estabilizó y continuó creciendo.

No obstante, la tasa de pobreza siguió subiendo, hasta 2001, cuando el impacto social del programa de ajuste se hizo evidente.

Políticas, como la de austeridad severa, llevaron a recortes de presupuestos y pérdidas de empleo.

La gente salió a las calles a manifestarse, entre ellos Toni Palomino de Villa El Salvador.

“Desde el inicio, sabíamos que el apoyo no vendría de afuera -el agua, la luz…-. Sabíamos que tendríamos que luchar por todo. Aquí tenemos un dicho: ‘Porque no tenemos nada, lo haremos todo‘. Construimos un colegio, una cancha de fútbol, una comunidad local”.

“La Villa se involucró, porque organizamos grandes protestas frente al Palacio de Gobierno para reclamar esos servicios. Aquí tuvimos agua y luz en seis años. Otras comunidades tuvieron que esperar 10, 15 o 20 años”.

“No es que el gobierno muy buenamente vino a dárnoslo: fue la exigencia de la población y eso es lo que hemos logrado”.

Manifestación

Fuente:  THINKSTOCK

Arrancó el cambio

Así, las comunidades de bajos ingresos desempeñaron un papel vital en la velocidad y el grado en que el cambio se realizó, ejerciendo presión sobre los gobiernos de turno a través de la acción directa, como las protestas y bloqueos de carreteras.

En parte para recuperar el apoyo, durante la última década del siglo pasado, los sucesivos gobiernos de Fujimori se embarcaron en grandes programas para proveer servicios públicos, particularmente en áreas urbanas de bajos recursos.

“Hubo programas como el de extensión para asentamientos informales, para expandir el acceso a la conexión de agua; también los de títulos para aumentar la propiedad de la tierra en esos asentamientos, además de préstamos para mejorar la vivienda“, señala la experta en pobreza Paula Lucci, del Instituto de Desarrollo de Ultramar, con base en Londres.

“También hubo hogares que se beneficiaron del ambiente macroeconómico positivo, que se traduce en que tenían acceso a empleos, así fuera en el sector informal, y tenían más dinero, que podían usar para mejorar sus condiciones y las de sus hijos”.

Los de arriba y los de abajo

“El crecimiento económico en Perú de la última década ha sido considerado como inclusivo”, le dice a la BBC quien fue la primera Ministra de Desarrollo e Inclusión Social del Perú, la economista Carolina Trivelli.

Niña con tableta

Fuente:  THINKSTOCK 

Los que más se beneficiaron del rápido crecimiento económico fue el 40% más pobre del país“, asegura Trivelli, que ahora trabaja en el Instituto de Estudios Peruanos que se dedica a reducir la desigualdad en el país.

El crecimiento económico inclusivo es la política clave en este caso: ayudar a quienes están en el fondo tanto como a los de la cima.

Y eso se ha logrado gracias a una serie de programas sociales gubernamentales.

“En los últimos años, los programas de transferencia condicionada de recursos realmente le ha ayudado a las familias más pobres del país”, explica Trivelli.

“Les provee suficientes recursos para sobrevivir, mientras que invierten en el futuro, asegurándose de que todos sus hijos -especialmente las niñas- vayan al colegio todos los días y de que visiten los servicios de salud, para recibir todas sus vacunas y controles”.

“Así la próxima generación podrá aprovechar las oportunidades que cada vez más ofrece el país”.

Ese programa, llamado Juntos, le da US$30 al mes a mujeres cabeza de familia, y se ha multiplicado por el mundo.

Y no es el único; otros programas similares introducidos por el gobierno en los últimos 5 años han mejorado dramáticamente la situación de los más desamparados.

Algunos de los programas de asistencia de Perú

  • Cuna Más para mejorar el desarrollo infantil de niñas y niños menores de 3 años de edad en zonas de pobreza y pobreza extrema
  • Qali Warma que significa Niño Vigoroso en Quecha, es un programa de alimentación escolar
  • Pensión 65 para la protección a los adultos a partir de los 65 años de edad que carezcan de las condiciones básicas para su subsistencia.

Singular

Perú no es el único país en la región que ha disfrutado de booms económicos. También los ha habido en Brasil, Argentina, Chile o Uruguay.

¿Por qué enfocarse precisamente en Perú?

Perú es especial“, opina Henrietta Moore, directora del Instituto para la Prosperidad Global de University College en Londres.

No se trata sólo de gastar dinero. De lo que realmente se trata es de que lograron compartir los beneficios del auge en general. Así que, mientras que la riqueza del país aumentó, la desigualdad se ha estado reduciendo y eso es lo importante”, explica.

“La situación de todos ha mejorado, no sólo la de los más ricos”.

Y no sólo eso marca la diferencia. Perú logró hacer todo esto sin hundirse bajo el peso de la seguridad social como algunas naciones desarrolladas.

Pies de una mujer pobre

Fuente:  THINKSTOCK

“Yo no creo que para mejorar hay que gastar mucho dinero en políticas sociales”, declara Jelke Boesten, del departamento de Desarrollo Internacional del King’s College de Londres.

“Estos programas son baratos, especialmente Juntos -US$30 al mes para 200.000 familias-, pero está muy bien dirigido, lo que lo hace tan efectivo, está muy bien administrado, de manera que es técnicamente muy inteligente”.

“Por eso tiene un alto impacto en la pobreza. Además, invertir en la subsistencia de la gente y en su protección social es tremendamente importante para poder avanzar”, concluye.

“A Europa, por ejemplo, se le olvidó que esto no es un costo sino una inversión”, apunta Moore.

Sin embargo, hay problemas

La tasa de pobreza rural sigue siendo alta. Hay mucha gente que se ha quedado por fuera y se necesita más inversión en salud y educación.

Dos indígenas en un lago

Fuente:  THINKSTOCK

Pero gran parte de la economía de Perú es informal, lo que implica que muchos no pagan impuestos, y los impuestos son un ingrediente esencial para tener mejores servicios sanitarios y educación para consolidar a la nueva clase media peruana.

Por otro lado, la corrupción es endémica.

“Lo hemos vivido de cerca”, dice Palomino, refiriéndose específicamente a Pensión 65, la tabla de salvación para los ancianos indigentes.

“La corrupción de los beneficios que debería recibir este programa de la Municipalidad o del gobierno”, que se va reduciendo a lo largo del proceso burocrático hasta que llega a las manos de los necesitados.

Todo esto hace que la mejora de las condiciones de vida de las personas sea precaria.

Y ahora la economía del país se está desacelerando.

“¿Qué hacen los gobiernos cuando les deja de entrar tanto dinero? Imponer políticas de austeridad, que siempre resultan en desigualdad social”, señala Moore.

Entonces, ¿de aquí todo cuesta abajo?

Mandarinas divididas en más o menos cascos

Fuente:  THINKSTOCK

“No tiene que ser así. Todo depende de qué haces cuando ya no hay tanto dinero: ¿continúas asegurándote de que se distribuya lo que hay y lo usas de una manera sensata?“, dice la antropóloga social.

“No importa cuál sea el nivel de crecimiento económico, un mejor acceso a la educación y a la salud, y las políticas sociales focalizadas mejoran la vida de los pobres y solidifican el crecimiento sostenido del país”, concluye.

Y, ¿qué opina Palomino, quien vivió el cambio en carne propia?

“Es verdad que las familias han mejorado económicamente pero esta economía liberal ha hecho que las personas sean más individualistas. La gente solía pensar en la familia, en el barrio”.

En lo comunitario, no somos más ricos“.

 




2017: Fundamentals y limitaciones políticas

Muchos fueron los que en el Perú, en un ejercicio de optimismo, dieron por sentado que en el segundo semestre del 2016 empezaría a recuperarse la economía y a marcarse el norte hacia un bicentenario que nos acerque al desarrollo integral y a la OCDE.

Lamentablemente, el año terminó en una nota bastante pesimista; la inversión privada siguió cayendo, la demanda interna creció en un deleznable 1%, el déficit fiscal aguó la fiesta del gasto público, los conflictos sociales se ‘crecieron’ y la política se enredó en destructivos dimes y diretes.

Fuente:  rpp.pe

Pero finalmente, ni el optimismo ni el pesimismo describen correctamente la realidad, ni nos permiten auscultar nuestras capacidades para construir un mucho mejor 2017. Veamos algunos fundamentals  sobre los que podríamos construir un año de realizaciones positivas, a pesar de las nada propicias condiciones internacionales.

  • El Perú ya demostró su capacidad de generar crecimiento económico detrás de la dinamización de la inversión pública y privada.
  • La inversión pública y privada, originada mayormente por el crecimiento de la inversión minera, generaron efectos colaterales muy importantes en el sector público, a través del canon minero y; en el sector privado, a través de importantes encadenamientos productivos con los sectores de manufactura, construcción, transporte y servicios, entre otros.
  • La parálisis y debilitamiento de la inversión del sector minero no es consecuencia directa de la disminución de los precios de los metales, pues el Perú es un país polimetálico y de costos muy competitivos, y varios de los proyectos paralizados tienen costos hundidos que mejoran las ecuaciones económicas de los proyectos.
  • Los problemas de la inversión minera se deben a la creciente conflictividad (política) social, que ningún gobierno ha querido o sabido enfrentar.
  • La perspectiva internacional de la demanda de metales a mediano plazo es positiva.
  • Además del potencial de inversión minero, tenemos grandes espacios de desarrollo en energía, forestería, agro-exportaciones, pesca y turismo, entre otros.
  • Tenemos una pujante clase media emergente que muestra buenos niveles de resistencia ante ciclos económicos débiles.
  • Se ha dinamizado la producción y los ingresos del sector rural en general y del sector agrícola en particular, como lo demuestra Richard Webb en La Revolución de la Agricultura.
  • Se ha acumulado una importante experiencia institucional en el nivel de gestión de varios gobiernos sub-nacionales. Lamentablemente no aun, en dos de las regiones de mayor potencial, Cajamarca y Arequipa; donde Gregorio Santos a pasado a exportar sus ‘ideas muertas’ a otras regiones y Yamila Osorio ha borrado el proyecto de Tía María del rol de inversiones.

Evidentemente, la lista de las cosas por hacer en educación, salud, infraestructuras, instituciones y tecnología es más larga que la de los pilares sobre los que se puede construir una base sólida de crecimiento, pero sin crecimiento económico no se puede lograr ni lo uno ni lo otro.

Por lo tanto, podemos afirmar que el análisis de lo que hay que hacer para recuperar el brío de la nación está claro, veamos:

  1. Tenemos que priorizar la inversión, pública y privada. Tenemos que revalorar la inversión minera con sus importantes impactos colaterales.
  2. Tenemos que enfrentar y superar la conflictividad social.
  3. Tenemos que explicar al país, in-extenso, los tres temas anteriores y generar un eco positivo a la inversión en general, a la inversión minera en particular y mayor comprensión de los concomitantes de la conflictividad.

Sin embargo, aparentemente, los políticos no tienen oídos ni manos para actuar en consecuencia.

Fuente: media.dumpert

¿Qué hacer entonces?  

Pues no esperar que los políticos lideren la indispensable ‘gesta por el desarrollo integral’. Tenemos que ser los miembros de la sociedad civil los que asumamos el reto de comunicar a la población de dónde venimos, qué tenemos, qué podemos lograr y qué tenemos que hacer.

Llenemos los espacios de comunicación social para comunicar la buena nueva de un país que no tiene límites para crecer y que solo necesita que su clase dirigente pase a la ACCIÓN.

No dejemos nuestro país a medio construir. Si emprendemos el reto, pronto nos seguirán los demás, incluso los medios y los políticos. ¡Acción Ahora! Lampadia 




La Papa: El alimento milenario que salvo a la humanidad

Datos demasiado grandes para el formato del archivo




La Revolución de la Agricultura

La Revolución de la Agricultura

Richard Webb, precursor de las mediciones sobre la pobreza en el mundo y en el Perú, sigue desarrollando sus investigaciones sobre la realidad nacional, especialmente, durante los últimos años, en el sector rural. De ese esfuerzo pudimos informarnos hace un par de años, sobre la dinamización de la sierra rural con su obra, Conexión y Despegue Rural.

Uno de los datos más impactantes del libro es el del crecimiento del ingreso rural a lo largo de los últimos 100 años:

En esta ocasión, Webb, que va al campo a medir sus análisis, ha hecho una presentación en el IV CENAGRO, organizado por el CIES y la FAO, donde publicó la siguiente información sobre la evolución del crecimiento de la productividad de la agricultura. Ver el gráfico:

Como muestra el gráfico, en los últimos 110 años, hemos tenido incrementos de productividad relativamente bajos y muy bajos durante 70 años. Hasta 1950, la agricultura tuvo un carácter más extensivo que de productividad, aún así fue impresionante en volumen total. El crecimiento promedio fue de un 1% anual, algo similar a lo logrado por algunos países de Europa durante un siglo de crecimiento. 

Recién desde 1950 hasta 1970, se dinamiza el aumento de la productividad con un crecimiento muy bueno de 2.8% anual, comparable al nivel de crecimiento logrado por la Revolución Verde. Lamentablemente, este proceso se interrumpe brutalmente con el gobierno de la dictadura militar, que supuestamente iba a mejorar la calidad de vida en el campo. Sin embargo, hizo todo lo contrario, con una reforma agraria que objetivamente empobreció al campesinado.

Este periodo de empobrecimiento continuó durante los gobiernos democráticos de los años 80, con los regímenes de Belaunde II y García I, en que además de los impactos negativos de la reforma agraria y de la prohibición de las inversiones del sector privado en las regiones (instaurada por la dictadura), en agricultura, minería, energía, pesca, etc.,  tuvimos que enfrentar la insania del terrorismo y la hiperinflación. Ninguno de estos fenómenos fue un castigo divino, todos fueron labrados a pulso por gobernantes ineptos, que desde la dictadura militares llevaron al país a la trastienda de la historia. Un período de casi 30 años, en que la productividad de la agricultura peruana ‘no creció’, fue en promedio 0.0%, un período del que todavía no nos recuperamos. Ver en Lampadia: La tragedia de los servidores del Estado.

Desde 1990 hasta el 2012, según los datos de Webb, el crecimiento de la productividad de la agricultura da un salto espectacular y pasa a crecer 4.3% por año, algo espectacular e incontrastable. Un nivel extraordinario de crecimiento, que contrasta con el discurso político de autoflagelación que se repite en los medios, especialmente en las regiones, y con el del perverso negacionismo que pretende reversar las políticas públicas que permitieron tremendo avance. Ver otros desarrollos del período del renacimiento del Perú en Lampadia: Las  Cifras de la Prosperidad.

Es evidente que esta información confirma en buena medida los postulados del libro de Webb mencionado líneas arriba, que destaca la integración del sector rural al resto de la economía. Pero también nos hace ver el efecto multiplicador del desarrollo de la agro-exportación y,  como destaca Webb en sus columnas semanales, en la adopción de mejores tecnologías, la cercanía a los mercados, la propia migración temporal de los agricultores y la dinámica de movilidad social de las últimas dos décadas.

El Perú no solo ‘infinito’ por su potencial de desarrollo productivo para una población de unos 30 millones de habitantes, también ha mostrado una capacidad de resistencia espectacular a las plagas del socialismo que nos robaron treinta años y, una increíble capacidad de recuperación y superación, especialmente en nuestras áreas de mayor pobreza, los cinturones urbano-marginales, donde se generó nuestra nueva clase media emergente y la gran revolución del Perú rural y, como destacamos en esta nota, de nuestra agricultura. Lampadia




Tara: Otro gran potencial para enriquecer la sierra

Tara: Otro gran potencial para enriquecer la sierra

No muchos peruanos han oído hablar o conocen directamente la planta de la Tara, a pesar de que se origina en el Perú. Conocida por la ciencia como Caesalpinia Spinosa, fue utilizada por las culturas precolombinas como colorante natural, hoy su demanda crece permanentemente en los mercados internacionales, y su utilidad se ha expandido como insumo de muchas industrias a lo largo del planeta.

Los principales usos de la tara son: en polvo como colorante natural para la curtiembre, insumo para el plástico y la producción de adhesivos, y la goma de Tara en la industria alimentaria, por ejemplo, como una estabilizador de productos lácteos. También se utiliza como insumo de la industria farmacéutica para úlceras y problemas inflamatorios e infecciosos.

Piura: El Perú es el primer productor de tara

Fuente: Correo

El Perú produce el 80% de la tara a nivel mundial, y los departamentos de mayor producción son Cajamarca (45%), La Libertad (18%), Ayacucho (14%) y Áncash (8%). Además hay nuevas iniciativas en Ica y Lambayeque. Sin embargo, sólo se llega a exportar unas 5 mil toneladas, y la demanda mundial es del orden de las 100 mil toneladas, siendo los principales mercados EEUU, Alemania, Suiza, España e Italia.

Según el Minagri, “La tara es considerada uno de los productos más rentables dentro de la agro exportación peruana, debido a su gran acogida y altos precios mundiales”.

Las semillas de este arbusto producen derivados que llegan a tener altos costos en el mercado internacional, como el polvo de Tara que puede superar los US$ 820 TM en Puerto Peruano y se triplica en Europa, mientras que la goma, que se obtiene de la pulpa de la tara, tiene un precio nacional de embarque de US$ 6,600 TM y en el exterior puede sobrepasar los US$ 10,000 mil dólares TM.

El Ministerio de Agricultura en alianzas con los gobiernos regionales y locales, empresas,  ONG’s y los pequeños productores han instalados plantones de tara a nivel nacional para incrementar la exportación. Según el Minagri, la exportación de tara en polvo alcanzó US$ 30.3 millones a un precio de US$ 1.48 kilo promedio en 2015. 

Tara

Al país a que más se le exporta Tara es a China (donde se utiliza para extraer ácido gálico, que tiene un valor de venta por kilo que se sextuplica el valor del insumo), con un total de U$ 10.5 millones (35% del total), le sigue Italia con U$ 4.4 millones (14%) y Brasil U$ 4.2 millones (14%).

Tara exportación

Fuente: www.agrodataperu.com

Según los Datos de la Comisión Nacional contra la Biopiratería, las solicitudes de patentes más reiteradas en el Perú son por la tara (de las casi 11 mil solicitudes de patentes, cerca de 4 mil le pertenecen a la tara), el yacón (3,221 solicitudes), la maca (1,406 solicitudes) y la uña de gato (843 solicitudes).

Esto muestra el gran interés mundial que existe por nuestros productos andinos. Así tenemos también los otros granos andinos, el más nutritivo de ellos, la famosa y renombrada quinua, la cual ha sido reconocida como un “súper alimento” con renombre internacional y, el 2013, a instancias de la FAO,  fue declarado por la ONU: Año Internacional de la Quinua. Ver en LampadiaLa Quinua lleva a la sierra a los mercados globales y al desarrollo. Otros granos andinos renombrados son la kiwicha (o amaranto), la qañiwa y el tarwi. Estos productos tienen un alto valor proteico, mayor al de los demás cereales, y un gran  potencial de popularizarse a nivel mundial.

Todos estos productos son muy valiosos, sus cualidades han sido ignoradas por muchos años y su aprovechamiento, en el propio Perú y en los mercados internacionales, desperdiciado. Esto ha sido consecuencia de la mala reforma agraria que alejó la inversión privada del campo desde los años 60, con la consiguiente falta de acceso a la innovación y avances tecnológicos que se dieron en el último tercio del siglo pasado.

Por fin estamos poniendo en valor nuestros productos serranos. Debemos aprovechar esta oportunidad única para mostrarle al mundo que un país milenario como el Perú, tiene valiosos desarrollos genéticos y alimenticios como el de los granos andinos. Del mismo modo podremos promover más tarde las raíces andinas y otros productos, así como los conocimientos tradicionales de la sierra y la selva. Con ese desarrollo de inserción en los mercados internacionales, podemos ambicionar que nuestros campesinos de los minifundios alto andinos tengan una vida rural rica y productiva, contrariamente a las propuestas de las izquierdas que plantean nos alejemos de la globalización. Lampadia




La agricultura peruana en perspectiva

Fernando Cillóniz
Gobernado Regional de Ica
Ica, 24 de agosto de 2016
Para Lampadia

El pasado

La agricultura ha estado presente en los principales  acontecimientos políticos, sociales, económicos, culturales y tecnológicos de la historia del Perú. Nuestros antepasados precolombinos – los Incas y sus predecesores – fueron extraordinarios agricultores. Cultivaron y conservaron la tierra con gran esfuerzo y dedicación, dominaron el manejo  del agua a la perfección, y respetaron y veneraron la tierra a tal extremo que la llamaron “Pachamama”  (Madre Tierra).

Nada pudo borrar el legado agrario de nuestros antepasados… ninguna guerra, crisis, o catástrofe; los andenes, caminos, tambos y acueductos fueron concebidos y construidos para la eternidad.

Gracias al desarrollo reciente de la informática y las telecomunicaciones, el mundo entero ha podido conocer la colosal obra de infraestructura agraria de los antiguos peruanos.

El potencial agrícola del Perú no es pues un recurso inexplorado o novedoso que deba descubrirse y desarrollarse para servir de fuente de alimentación, trabajo y prosperidad para los peruanos. La agricultura fue, y sigue siendo, una de las actividades fundamentales para el desarrollo económico y social de nuestro país.

A este respecto, es importante indicar que la agricultura peruana tuvo un par de décadas oscuras. Me refiero a la Reforma Agraria que se implantó en el año 1970 y que perduró hasta inicios de los años 90. En dicho proceso, se expropiaron las tierras de las principales empresas agrarias de entonces y se entregaron a cooperativas conformadas por los trabajadores de dichas empresas.

El resurgimiento del agro peruano

El hecho es que la Reforma Agraria fracasó rotundamente por cuestiones que no viene al caso explicar. Sin embargo, sí resulta relevante indicar que el resurgimiento de la agricultura empresarial del Perú, constituye un cambio radical y positivo de política económica y comercial, la cual está atrayendo el interés de muchos empresarios nacionales y extranjeros por invertir en tierras que fueron mal trabajadas por los beneficiarios de la mencionada Reforma Agraria.

A este respecto, cabe indicar que la Constitución vigente, promulgada en el año 1993, establece que cualquier persona natural o jurídica, nacional o extranjera, pueden hacer agricultura en el país, sin ninguna limitación. En efecto, esta misma constitución eliminó los límites a la tenencia de tierras que existían anteriormente.

Y por el lado de la política económica y comercial, es evidente que la sencillez, seguridad y predictibilidad de los asuntos fiscales y monetarios del Perú, resultan bastante atractivos para los empresarios que están invirtiendo en el sector rural del país. Igualmente atractivo resulta la política comercial internacional basada en el libre comercio y la reciprocidad entre el Perú y los diversos países del mundo.

No obstante, lo que ha cambiado significativamente con respecto al pasado son los mercados de destino de la agricultura alimentaria del país. La agricultura del pasado estuvo básicamente orientada a la alimentación de la población local. Ahora en cambio, aparte del mercado doméstico, la agricultura peruana está abasteciendo a los más distantes y exigentes mercados alimentarios del mundo.

El presente

En 1990 las exportaciones agropecuarias del Perú apenas llegaron a los US$ 300 millones. El año pasado (2015) el Perú exportó productos agropecuarios por valor de US$ 5,000 millones; es decir, 17 veces más.

Dichas cifras indican claramente que la agricultura peruana está inmersa en un proceso de crecimiento muy dinámico, por lo que hablar del presente implica una situación muy efímera y cambiante.

Efectivamente, es tal la velocidad del crecimiento de la agricultura empresarial en el país, que la situación cambia año a año; por no decir día a día. Es impresionante observar cuán rápidamente se están transformando las parcelas precarias en huertos y / o campos muy modernos y tecnificados con plantaciones de frutales como uvas de mesa, paltos, cítricos, granados, etc. y hortalizas como espárragos, pimientos, alcachofas, entre otras.

Y por el lado de los cultivos industriales, el proceso de modernización es similar. La capitalización y desarrollo de industria azucarera y etanolera se está llevando a cabo de manera muy acelerada, y lo mismo sucede con algunas plantaciones de algodón, maíz, arroz, etc.

Todo lo anterior está ocurriendo principalmente en la Costa del país, donde el clima, el agua y los suelos permiten hacer una agricultura altamente competitiva a nivel mundial. Sin embargo, la Amazonía – aunque con más limitaciones que la Costa – también está participando del resurgimiento de la agricultura peruana, básicamente a través de plantaciones de palma aceitera, café y cacao.

La región que menos está participando de este proceso de modernización y crecimiento agropecuario del Perú, es la Sierra. Ciertamente, la topografía agreste y el clima extremo de la región alto andina no son los más adecuados para hacer agricultura competitiva y rentable. Por ello, en algunos espacios reducidos, sobretodo en valles interandinos relativamente bajos, se están desarrollando operaciones empresariales en cultivos como arándanos, flores, paltos, y cultivos ancestrales como quinua, maíz blanco, entre otros.

El futuro

No me cabe la menor duda… el agro de los próximos años será diferente al que hemos vivido los peruanos últimamente. Muchos parceleros precarios venderán sus parcelas a empresas que pagarán precios cada vez más altos por ellas.

La explicación es muy sencilla. Ciertamente atraídos por los buenos precios, dichos parceleros están aprovechando la ocasión para vender sus parcelas, pero también porque han envejecido por el correr de los años y necesitan dinero para subsistir. Muchos inclusive han enviudado o enfermado, y sus hijos no quieren trabajar en el campo.

Ellos – los jóvenes – prefieren trabajar en las ciudades donde les va muy bien trabajando en empresas industriales, de construcción, o en los numerosos centros comerciales que se están construyendo por todos lados, donde – como dicen ellos mismos – “trabajamos con aire acondicionado”.

Por otro lado, muchos jóvenes están apostando por emprendimientos en negocios como manufacturas textiles, cuero y calzado, productos de madera, metal mecánica, etc. y en servicios como la gastronomía, transporte, informática, y comercio en general.

El agua también subirá de precio. Los altos costos del agua generarán una mayor consciencia por el buen uso del recurso hídrico. Se estima que cada año se tecnifican los sistemas de riego de 20,000 hectáreas en la costa peruana, lo cual permite avizorar un cambio radical en la eficiencia en el uso del agua, y consecuentemente, en la producción y productividad del agro nacional.

Algo parecido sucederá con las remuneraciones. Ante la gran demanda de mano de obra para atender el crecimiento de la fruticultura y horticultura de exportación, los salarios aumentarán significativamente respecto a los niveles actuales, a pesar de que éstos ya han aumentado bastante desde que empezó el proceso de modernización del agro, allá por los años 90.

Afortunadamente, por el lado de los precios de venta, el panorama se presenta favorable. Los productos agrícolas están subiendo de precio, y todo parece indicar que seguirán subiendo. Los Estados Unidos y Europa producirán menos alimentos, pero no por ello bajarán su consumo, lo cual será aprovechado por países como Perú, sobretodo en el rubro de frutas y hortalizas. La China producirá más, pero también consumirá más, y en vez de competidor, se convertirá en un mercado muy grande para nuestros productos.

He ahí un escenario realista de la agricultura peruana del futuro. La agricultura unipersonal irá desapareciendo y la agricultura empresarial irá creciendo. Y por ello, habrá mucho trabajo para los jóvenes del país y el mundo entero contará con más frutas y hortalizas provenientes del Perú.

Lampadia




No malogremos nuestro potencial agrícola

El Perú se ha convertido en una de los diez primeros países proveedores de alimentos en el mundo. La agricultura moderna creció a una tasa anual de 6.6% entre el 1990 y 2014 y la tradicional creció en 2.2% en el mismo periodo. En promedio, entre el 2000 y el 2014, la agricultura creció en 5%. Este sector se ha convertido en una de las principales actividades económicas que impulsan el desarrollo del Perú, acompañando a la minería en la generación de empleo formal rural y divisas para nuestro país. Ver en Lampadia: Agroexportación: Una industria de clase mundial.

Este gran desarrollo significa una importante diversificación de nuestras exportaciones y la creación de pleno empleo en varias regiones. Empleo formal, con seguro de salud y demás beneficios laborales en el sector rural. Es por eso que consideramos interesantes las palabras del nuevo ministro de Agricultura, José Manuel Hernández, en una entrevista publicada en el diario “Gestión”, en cuanto a que buscará “convertir al agro en la locomotora del desarrollo nacional. Necesitamos apoyar a los pequeños agricultores”. Las agro exportaciones pueden efectivamente ser uno de los motores de la economía, pero el enfoque correcto en cuanto a los pequeños agricultores es ‘traerlos a la economía de mercado, promoviendo programas productivos como el de Sierra Productiva’.

Así está cambiando el desierto de Lambayeque con el proyecto de Olmos. Fuente: El Comercio

Para lograrlo, plantea crear “el banco de germoplasma del mundo. El Perú debe ser el primer banco de germoplasma del mundo para darle valor a nuestra biodiversidad. No debemos permitir que se lleven el algodón de colores y que hagan un proceso derivado y lo patenten, o que se llevan la maca y la patenten, o que se lleven la uña de gato y hagan lo mismo.”

Hace algunos meses, publicamos en Lampadia una interesante noticia que 750 variedades de papa peruana fueron depositadas en el “Arca de Noé” (la Bóveda Global de Semillas de Svalbard, Noruega) para formar parte de un proyecto que salvaguarda la biodiversidad genética de muchas especies de cultivos alimenticios, ante la eventualidad de alguna catástrofe mundial. Ver en Lampadia: El Perú sube al Arca de Noé.

Diseño de la bóveda

Nosotros lamentamos que sólo se haya escogido la papa para formar parte de este importante proyecto. Nuestro país cuenta con una gran diversidad de productos agrícolas nativos, entre ellos la papa, el tomate, el camote, el maíz, la quinua, la kiwicha, el tarwi, el yacón, la chirimoya, la maca y muchos otros. Este proyecto de crear un banco de germoplasma podría lograr un objetivo complementario al del “Arca de Noé”, si se orienta a potenciar las capacidades productivas de nuestras especies nativas.

Lamentablemente, solo líneas más tarde, mostrando cierto nivel de confusión, el ministro la ‘malogra’ diciendo que piensan tomar medidas para regular la concentración de la propiedad de la tierra, afirmando que “hay un grupo que tiene demasiada concentración. Y no es por la propiedad en sí. Si recordamos, el recurso más escaso que tenemos en el país es el agua. Entonces, el tamaño de propiedad te da una capacidad de dominio muy peligrosa y eso es lo que hay que evitar, la posición de dominio.” Para empezar agua nos sobra. Que no hayamos sabido cultivarla y canalizarla, no significa que haya que restringir el desarrollo de la agricultura moderna. Todo lo contrario, hay que promover su crecimiento y por supuesto aprovechar el agua que seguimos perdiendo todos los años. Por otro lado, no es verdad que en el Perú está concentrada la tierra.

Sin embargo, en otra entrevista del mismo día pero en el diario La República, afirma que “El 80% de los conductores de fincas en el país tienen menos de cinco hectáreas, es decir, son pequeños agricultores, ellos no pueden llegar al mercado de manera individual, no tienen las competencias para hacerlo, hay agricultores que tienen 1 o 2 hectáreas y no llenan ni un camión para llevar al mercado, por lo tanto caen en manos de los intermediarios, que pagan bajo por los productos y se encargan de llevar al mercado a precios cinco o seis veces más altos. Los agricultores ya han entendido que solos no harán nada y la única forma de cambiar eso es asociándose y construyendo cadenas productivas que les permitan llegar lo más cerca posible al mercado, algunos llegarán a exportar, otros venderán en Lima o de manera más organizada, eso pasa por el desarrollo empresarial.” Nuevamente, la asociatividad no es la ‘única forma de cambiar eso’. También es con apoyo de técnicas de riego y otras como lo ha probado Sierra Productiva con más de 60,000 familias minifundistas.

¿Entonces, en qué quedamos? Ambas declaraciones se contradicen. La verdad es que a pesar de que la izquierda peruana continúa afirmando que en el agro peruano el existe concentración de la tierra, los censos agrarios dan resultados interesantes sobre el sector: Un importante crecimiento del área agrícola y del volumen y diversificación de la producción, no están aumentando los minifundios, los propios minifundios no se empequeñecen y, por supuesto, no existe un proceso de concentración de la tierra. Ver en Lampadia: La verdad sobre la concentración de la tierra.  

La realidad es que Perú es un país que se caracteriza por la fragmentación de la propiedad de la tierra. El 6% de la superficie total del Perú (7.1 millones de hectáreas) corresponde a tierras con capacidad para cultivos agrícolas, de las cuales sólo el 58% se encuentra cultivado (4.1 millones de hectáreas). Desde 1994 al 2012, período en el que se permitió el regreso de la inversión privada al campo, la superficie agrícola se incrementó en 30%. Además es importante destacar que el crecimiento de la agroexportación, con los nuevos sembríos de espárragos, paltas, uvas y otros, se dio en áreas eriazas.

Un editorial de El Comercio, hizo hincapié en esta contradicción, afirmando que “Las alarmas del ministro se sostienen en el mito de que, en el país, va aumentando la concentración de tierras con potencial agrícola. No obstante, según el último Censo Nacional Agropecuario, publicado por el INEI en el 2012, el número de productores agropecuarios que laboran en pequeñas unidades de tierra (menos de cinco hectáreas) se ha incrementado en un 40,3% desde 1994; mientras que, por el contrario, los medianos y grandes propietarios se han reducido en 15,5% y 11,5%, respectivamente.”

Por lo tanto, la verdad es que los minifundios no continúan empequeñeciéndose, por lo que, en realidad, no existe un proceso de concentración de la tierra. En vez, se pueden observar notorios avances en el tamaño del área agrícola y en los niveles productivos del país.

Por otro lado, cabe recalcar, que parte del avance en la agroexportación se debe a que el Perú continúa expandiendo su frontera agrícola. Hay tres grandes proyectos con el potencial de generar 150,000 hectáreas adicionales en la producción agrícola: Majes-Siguas II en Arequipa, Chavimochic en La Libertad y la tercera etapa de Olmos, en Lambayeque.

Sobre este último proyecto, Olmos, el ministro de agricultura afirma que “No queremos cometer el error de Olmos. De las 38,000 hectáreas, 15,000 hectáreas se fueron a un solo propietario. Ese error no lo vamos a cometer nosotros. Nosotros queremos que haya una partición de lotes de menor tamaño para que participen pequeños y medianos agricultores, pero organizados.”

De nuevo, ¿qué error? ¡Ya quisiéramos que continúen los proyectos de Olmos en todo el país!  La realidad es que gracias a Olmos, cerca de 40 mil hectáreas desérticas tienen ahora acceso a agua presurizada, lo que significa 40 mil hectáreas más de tierras de cultivo. En ellas se hará la mejor agricultura del mundo. De buenas a primeras, Lambayeque pasará a ser una de las principales regiones agroindustriales del país. No solo eso, Olmos será un polo de desarrollo económico, una ciudad que traerá empleos y desarrollo a los lambayecanos. Según Fernando Cillóniz, “Lo mejor está por venir. Muchísimos peruanos migrarán a Olmos para vivir y trabajar en la irrigación. Muchos profesionales trabajarán en las empresas agroindustriales que han empezado a operar en Olmos. Miles de nuevas empresas se formarán para abastecer la gran demanda que se generará a partir de este gran proyecto norteño.” La verdad es que el proyecto de Olmos se logró desarrollar gracias a la apuesta de nuestra agricultura moderna.

Entonces, dejemos las cosas claras. El proyecto del banco de germoplasma es un gran objetivo, pero no ensuciemos este loable sueño alimentando los mitos de la agricultura peruana. Este es el momento de llevar a cabo un re-potenciamiento del sector agrícola, con un doble proceso: el crecimiento de la agroexportación y la incorporación de los campesinos alto andinos a la economía de mercado con programas productivos del tipo de Sierra Productiva

Lampadia




¿Cómo alimentaremos a 10 mil millones de personas al 2050?

La gran mayoría de personas ya no sufren la preocupación de buscar y recolectar comida diariamente. Eso es cosa del pasado. La tecnología agrícola ha tenido un rol fundamental en la superación de la seguridad alimentaria. Específicamente, el siglo XX marcó un hito importante en la investigación científica y los avances tecnológicos que han contribuido al aumento histórico en la producción de alimentos. A medida que aumentaron los rendimientos, los agricultores adoptaron rápidamente estas tecnologías, lo que resultó en un aumento de la rentabilidad y los ingresos.

 

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Sin embargo, la FAO, encargada de analizar este tema, publicó un informe que indica que en 2050 la producción agrícola tendrá que aumentar en un 70% para satisfacer la demanda proyectada. Dado que la mayoría de tierras aptas para la agricultura ya está cultivada, este crecimiento debe venir de mayores rendimientos. La agricultura ha llevado a cabo cambios que mejoraron el rendimiento en el pasado, incluyendo la mecanización antes de la segunda guerra mundial y la introducción de nuevas variedades de cultivos y productos químicos agrícolas en la revolución verde de los años 1950 y 1960. Sin embargo, los rendimientos de los cultivos importantes como el arroz y el trigo han dejado de subir en algunas zonas de agricultura intensiva del mundo, un fenómeno llamado estancamiento de rendimientos.

Es por eso que el reciente artículo de The Economist (que compartimos líneas abajo) sobre cómo una mayor difusión de las nuevas tecnologías puede traer mayores rendimientos es tan ilustrativo. De igual manera es importante difundir las mejores prácticas ya existentes. Esto último es especialmente relevante en los países menos desarrollados, los cuales tienen muchas trabas que limitan su producción y mantienen desperdicios muy altos.

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Según la WWF, los agricultores con mejor rendimiento del mundo son aproximadamente 100 veces más eficientes que los menos productivos, siendo los últimos responsables de la mitad del impacto ambiental. Los sistemas más eficientes y de alto rendimiento usan menos ‘inputs’ por kilogramo de producto final y generan menos emisiones. La cantidad de terreno utilizado es menor, dejando más espacio para la naturaleza, la urbanización y la recreación.

¿Cuál es la clave del éxito? Los avances tecnológicos. Es la única manera que la producción de alimentos pueda aumentar en un 70% para el año 2050, y esto tiene que ser logrado a pesar de la limitada disponibilidad de tierras cultivables, la creciente necesidad de agua dulce (la agricultura consume el 70% del suministro de agua dulce del mundo) y otros factores menos predecibles, tales como el impacto del cambio climático, que, según un informe reciente de la ONU, podría dar lugar, entre otras cosas, a cambios en los eventos de temporada y en el ciclo de vida de plantas y animales.

El otro gran tema mencionado por The Economist es la reducción de los desperdicios. Aproximadamente un tercio de los alimentos producidos en todo el mundo se desperdician: hogares (42%), industria alimentaria (39%), restaurantes y servicios alimentarios (14%) y comercios y distribución (5%). Esto es teóricamente alrededor de cuatro veces la cantidad de alimentos necesarios para alimentar a más de 800 millones de personas. (Ver video sobre la gesta contra los desperdicios en: La agricultura en un mundo de 9,000 millones de personas).

Así que, la pregunta a reflexionar es, ¿cómo vamos a alimentar a tanta gente? Se trata de una cantidad de alimentos de enormes proporciones, pero el futuro de la agricultura es más brillante de lo que parece y la solución está en nuestras manos. The Economist no lo pudo expresar mejor: “[Estas preocupaciones] pueden ser superadas por dos cosas: la aplicación y difusión de la tecnología, y la implementación de políticas gubernamentales sensatas.”

Lampadia

Tecnología agrícola

Alimentando diez mil millones

Producir suficiente comida para las generaciones futuras será un reto. Aquí explicamos cómo lograrlo

Publicado por The Economist

11 de Junio de 2016

Traducido y glosado por Lampadia

 

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Una de las cosas más extraordinarias del mundo moderno es que todos dan por sentado el acceso a la comida. Durante la mayor parte de la historia, la lucha por conseguir alimentos ha sido el foco principal de la actividad humana; y casi todas las personas eran agricultores o trabajadores agrícolas. El hambre era una amenaza permanente. Incluso en los mejores años era casi imposible producir excedentes que se pudieran guardar para épocas de escasez. En los peores años, solo los más poderosos y fuertes podían estar seguros de tener un estómago lleno.

Ahora la mayoría de personas en los países ricos no tienen que preocuparse nunca por la próxima comida. En 1900, dos de cada cinco trabajadores estadounidenses trabajaban en una granja; Ahora solo uno de cada 50. Incluso en lugares pobres como la India, donde la hambruna seguía golpeando fuertemente hasta la mitad del siglo 20, la suposición de que todo el mundo tendrá algo de comer se fue instalando cada vez más en el ritmo de vida.

Esta suposición, sin embargo, lleva a la complacencia. La hambruna ha terminado en gran parte del mundo, pero todavía acecha en partes de África -Etiopía, Mozambique y Zimbabwe, por nombrar solo tres, dependen de donaciones de alimentos. Y millones de personas sufren todavía de un mal relacionado a la hambre, la malnutrición. Según la FAO, cerca de 2 mil millones de las 7,300 millones de personas del mundo no tienen suficiente para comer. Por otra parte, en 2050, se prevé que la población aumente a casi 10 mil millones. Esto, más el aumento de la demanda de carne, pescado, leche y huevos, que nace de la prosperidad y que requiere más forraje para satisfacerse, se requerirá 70% más de alimentos en 2050 que lo  producido el 2009, el año en que la FAO hizo el cálculo. Esa es una tarea difícil. Pero no es imposible.

Cornucopia

Desde la época de Thomas Malthus, un economista que escribía hace más de 200 años, la gente se ha preocupado de que el crecimiento de la población sobrepasaría el suministro de alimentos. Hasta el momento, no ha pasado. Pero los neo-malthusianos encuentran señales preocupantes. Una de ellas es que en algunos lugares, la productividad de alimentos básicos como el arroz y el trigo ha alcanzado a su límite. Ni las nuevas cepas ni los agroquímicos están elevando los rendimientos.

Tampoco quedan muchas tierras adecuadas para nuevos cultivos. Los neo-malthusianos también se preocupan por el cambio climático y sugieren que, si las temperaturas globales continúan aumentando, algunos lugares se convertirán en no cultivables, particularmente en las regiones pobres y tropicales.

Estas son preocupaciones legítimas. Sin embargo, pueden ser superadas por dos cosas: la aplicación y difusión de tecnologías, y la implementación de políticas gubernamentales sensatas.

La tecnología agrícola está cambiando rápidamente. Gran parte de este cambio es provocado por los agricultores del mundo más rico y por los agricultores acomodados en lugares de ingresos medios como Brasil. Las técnicas desarrolladas en el Oeste, especialmente en la reproducción con base genómica que puede crear cultivos con propiedades especiales, están siendo adaptados para hacer cultivos tropicales más nutritivos, como la mandioca. Este tipo de cultivos inteligentes, de la mano con las nuevas técnicas de modificación genética, deben superar los platós de rendimientos. También se puede producir cultivos con resistencia a la sequía y al calor, que mitigarían los efectos del calentamiento global. El maíz resistente a la sequía, creado de esta manera, ya está en el mercado.

La tecnología es de poca utilidad, sin embargo, si no se adopta. En el mundo en desarrollo se aplican tanto las técnicas agrícolas existentes, como los últimos avances de la modificación genética. Los rendimientos estancados es un fenómeno en las partes más intensamente cultivadas del mundo. Si las mejores prácticas agrícolas actuales, como cuánto fertilizante aplicar y cuándo, se extendieran a los pequeños productores y agricultores locales de África y Asia, aumentarían los rendimientos, acercándonos al aumento requerido de 70%. También lo harían medidas como mejores carreteras, para permitir el transporte de los excedentes a los mercados. Esto estimularía el crecimiento de la productividad y reduciría los desperdicios.

De hecho, una mejor política del gobierno que reduzca los desperdicios haría una gran diferencia. La FAO dice que alrededor de un tercio de los alimentos se pierden durante o después de la cosecha. En los países ricos, gran parte la desechan los propios consumidores. En los países pobres, no llega a los consumidores. Las malas prácticas de cosecha, mal almacenamiento y el transporte lento causan que los alimentos se dañen, o se pierdan por las plagas. Cambiar esta situación, que es sobre todo una cuestión de construir cosas como mejores silos de granos a prueba de plagas y un mayor control de sus contenidos, podría dar otro gran empuje para llegar al aumento del 70%.

Los neo-malthusianos pueden desesperarse, pero consideremos esto: a pesar de todos los obstáculos aparentes, desde los platós de rendimientos hasta el cambio climático, en los seis años siguientes al análisis de la FAO, la producción de cereales creció en 11%. Si el crecimiento continúa de esa manera, no sólo será posible alimentar a los 10 mil millones de pobladores,  sino incluso alimentarlos bien.  Lampadia  




Agroexportación: Una industria de clase mundial

Agroexportación: Una industria de clase mundial

El Perú es uno de los diez primeros países proveedores de alimentos frescos en el mundo, especialmente de frutas y hortalizas. Esta es una especialización industrial relativamente nueva, que ha traído el desarrollo y la aplicación de tecnologías sofisticadas, una revolución productiva en el campo y ha creado empleos de calidad en el sector rural.

El crecimiento de la agricultura para la exportación es una de nuestras historias de éxito de las últimas dos décadas. En los años 90, luego de la promulgación de la Constitución del 93, se produjo un cambio estructural en la economía, que entre otras cosas eliminó la prohibición de las inversiones privadas en el campo y se abrieron las puertas al comercio internacional. En este nuevo contexto, la agricultura empezó a desarrollarse, para consolidarse como un nuevo motor de la economía en el nuevo siglo.

Algo muy importante de esta industria para un país pequeño como el Perú, es que las agroexportaciones conectan al sector rural peruano (cuya población tiene mayores niveles de pobreza que el sector urbano) con los consumidores más ricos de los países más ricos (que son, en gran mayoría, los clientes finales de nuestras exportaciones). En otras palabras, se crea una suerte de sifón que absorbe dinero de los consumidores más ricos del mundo y los trae a nuestros pobres del sector rural.

El sector agrícola solo puede crecer, sostenidamente, llegando a más estómagos. Como un agricultor peruano decía hace algunos años, una persona solo puede comer un kilo de comida por día. ¿Cómo puede entonces mejorar sus ingresos un agricultor peruano? Si 3 millones de agricultores pueden abastecer a 27 millones de habitantes, sus ingresos estarían limitados a un promedio de 9 consumidores o 9 kilos. Pero si exportamos a mercados de 2,700 millones de personas, en teoría, cada agricultor podría abastecer a 900 consumidores, 100 veces más. Ese es el potencial de este sector, el eventual enriquecimiento de nuestros campesinos, que, además, son dueños de la mayor parte de las tierras agrícolas del Perú. Ver en Lampadia: La verdad sobre la concentración de la tierra.

A diferencia de países como EEUU o Brasil, con grandes extensiones de tierras aptas para agricultura intensiva y mecanizada, donde el empleo de mano de obre disminuye sustancialmente con el desarrollo, los peruanos podremos mantener mucha gente en el campo, viviendo en buenas condiciones, pues gran parte de nuestra agricultura es de nicho, dirigida a mercados sofisticados, en volúmenes suficientes para generar un sector rico. Además, aparte del desarrollo de las exportaciones, tenemos otro brazo que potencia, aún más, este sector, la gastronomía, que no solo promueve más exportaciones, sino que también atrae consumidores al Perú y, en el camino, multiplica los ingresos del campesino, como ha sucedido con la introducción de la quinua a los mercados globales.

En este contexto es increíble que tengamos varios economistas, muchos de ellos formados en la PUCP, como Francke, Fairlie, Jiménez, Dúrand, entre otros, que se hayan adscrito a las ‘ideas muertas’ que están detrás del pos-extractivismo. Esta trasnochada ‘teoría’ plantea, en cuanto a las agroexportaciones, que abandonemos su desarrollo hacia los mercados globales y, que solo produzcamos lo que necesitamos para consumir nosotros y ‘tal vez’ nuestros países vecinos. O sea, los izquierdistas tradicionales, quieren condenar a la pobreza eterna a nuestros campesinos. ¡Habráse visto semejante barbaridad!

Veamos algo de información sobre el desarrollo de este importante motor (diversificado) de nuestra economía: 

Exportación

Este gran desarrollo significa una importante diversificación de nuestras exportaciones y ha propiciado la creación de pleno empleo (rural y formal) en varias regiones del país.

Según el estudio “Contribución e Impactos de la Agricultura Moderna al Desarrollo del Perú”, elaborado por Apoyo Consultoría por encargo de la Asociación de Gremios Productores Agrarios del Perú (AGAP), la agricultura moderna creará más de un millón de nuevos puestos de trabajo en los próximos diez años si se mantiene el actual marco legal. El reporte indica también que en los últimos diez años se crearon casi un millón y medio de nuevos puestos de trabajo en todo el sector agrícola (moderno y tradicional) y que los niveles de pobreza entre los trabajadores agrarios se redujeron en 15 puntos porcentuales.

Este fenómeno incluso ha transformado la costa peruana, generando un importante crecimiento del área agrícola. Pero no se ha quedado en la costa, además, la sierra viene incorporándose al proceso de manera importante. Por ejemplo, el éxito de la quinua peruana en los mercados internacionales es el pasaporte para el desarrollo exitoso de la exportación de los demás granos andinos y mañana, los tubérculos y raíces. Ver en Lampadia: La Quinua lleva a la sierra a los mercados globales y al desarrollo.

Complejo agrícola donde se utiliza tecnología de punta, en La Libertad. Fuente: AgroNegociosPerú

Es importante resaltar que, según el MINAGRI, la pobreza rural del Perú en relación con la actividad agrícola disminuyó en un 15% entre 2010 y 2015 y esto ha permitido que 782,000 personas salieran de la pobreza y mejoraran su calidad de vida y la de sus familias. “De acuerdo con nuestros datos, la pobreza rural en relación con la agricultura ha disminuido en un 15% desde 2010. Esto se debe en parte a la orientada a la agroexportación especialización de la producción en la costa y el consumo nacional orientada a una en las tierras altas”, dijo el ministro de Agricultura y Riego, Juan Benites.

Específicamente en provincias intensivas en agricultura como Ica, La Libertad y Piura, el trabajo temporal aumentó 3.2 veces en la última década, proveyéndoles mejores condiciones de trabajo, mejores remuneraciones (superior a la mínima vital) y mejores beneficios. Es decir, empleo de calidad.

Más aún, el Perú pasó de importar productos agrícolas en los años 90 a ser uno de los diez principales países proveedores de alimentos frescos del mundo. No solo eso, ahora producimos también los elementos necesarios para la exportación de frutas y hortalizas frescas a los mercados más sofisticados y lejanos del mundo, como los distintos elementos de los empaques y hasta los postes tratados con soluciones minerales usados para los parronales de uva (gracias a el desarrollo, aún incipiente, del sector forestal).

Producción de alcachofas de la empresa agrícola Danper. Fuente: Ecología y Campo

La agroexportación se ha convertido en una de las principales actividades económicas que impulsan el desarrollo del Perú, uno de nuestros grandes motores, acompañando a la minería en la generación de empleo formal, rural y divisas. Nuestras agroexportaciones crecieron a un promedio de 16% anual en los últimos diez años, (ver gráfico). 

Según ComexPerú, la agroexportación registró un crecimiento del 3.8% en 2015 y fue uno de los pocos sectores del rubro no tradicional que mantuvo una tendencia creciente, impulsado principalmente por los envíos de espárragos y mangos. El sector agropecuario peruano exportó US$ 4.368 millones entre enero y diciembre del 2015. Entre los productos más exportados se encuentran las uvas frescas (US$ 692,8 millones) y los espárragos frescos o refrigerados (US$ 418 millones). Otro factor importante de nuestro potencial, es que hemos logrado desarrollar los tres grandes mercados globales en proporciones equivalentes, EEUU, Europa y Asia.

Perú continúa expandiendo su frontera agrícola. Hay tres grandes proyectos con el potencial de generar 150,000 hectáreas adicionales en la producción agrícola: Majes-Siguas II en Arequipa, Chavimochic en La Libertad y la tercera etapa de Olmos, en Lambayeque.

Proyecto Chavimochis, Lambayeque. Fuente: MiningPress

En septiembre de 2015, el proyecto Majes-Siguas II recibió un préstamo de US$ 122 millones del Banco de Desarrollo CAF de América Latina (siendo la inversión total del proyecto de US$ 550 millones). Cuando se haya completado, aportará un área irrigada de hasta 46,500 ha.  Olmos aportaría 38,000 ha. (primera siembra está programada para este año). Y la tercera fase de Chavimochic llevaría agua a otras 63,000 hectáreas adicionales en el valle de Chicama, para añadir a las 46,000 ha regadas en las dos primeras etapas.

En el Perú de los minifundios alto andinos, no se ha podido desarrollar el potencial del programa de ‘Sierra Productiva’, un programa de apoyo para facilitar procesos de desarrollo de capacidades de la pequeña producción campesina. Desde el gobierno de Toledo hasta el de Humala, se ha tenido una oposición a la implantación de este gran programa o, se han hecho remedos que no han movido ninguna aguja. Afortunadamente, el plan de gobierno de Fuerza Popular propone su desarrollo y Peruanos por el Kambio propone continuar con el Haku Wiñay, la pobre copia de Sierra Productiva del gobierno actual, que de seguro podrían mejorar.

El Perú va camino a ser potencia mundial en agroexportación, para el beneficio de nuestros pobres y de todo el Perú. Lampadia




Del Homo Sapiens al Súper-Humano

Del Homo Sapiens al Súper-Humano

En julio 2015, descubrimos a Yuval Noah Harari, un brillante historiador israelita, a través de su diálogo con Daniel Kahneman, Premio Nobel de Economía, sobre: La Tecnología y el Futuro. Entonces Harari nos dio una de las primeras advertencias de las implicancias de la nueva revolución industrial, que luego ha dado en llamarse: La Cuarta Revolución Industrial. Tema sobre el que hemos informado ampliamente en Lampadia.

Harari nos dijo:   

“Los países que, como China, perdieron el tren de la Revolución Industrial, 150 años más tarde han conseguido recuperar el terreno perdido, en gran medida, en términos económicos, gracias a la mano de obra barata. Esta vez, quienes pierdan el tren [de la nueva revolución] no tendrán una segunda oportunidad. Hoy en día, si un país, un grupo de personas, se queda descolgado, no tendrá una segunda oportunidad, en particular porque la mano de obra barata no tendrá ninguna relevancia”.

Luego pudimos leer su importante libro de historia: “Sapiens: A Brief History of Humankind”, traducido al español como: “De animales a dioses – Breve historia de la humanidad”. 

La contratapa del libro nos presenta un pequeño, pero significativo, esquema de los elementos que fueron configurando la naturaleza del hombre actual, del Homo Sapiens; que muestran el pensamiento crítico e innovador de Harari en su análisis de la historia.

La línea de tiempo que presenta Harari termina con la definición del presente y el futuro:

  • El Presente: Los humanos trascienden los límites del planeta tierra.

Las armas nucleares amenazan la sobrevivencia de la humanidad.

Crecientemente, algunos organismos serán moldeados por diseños inteligentes, en vez de selección natural.

  • El Futuro:    ¿Será el diseño inteligente, el principio básico de la vida?

¿Será el Homo Sapiens, reemplazado por ‘súper-humanos’?

Nos dio mucho gusto que el diario El Comercio publicara una entrevista que le hicieron a  Harari en Colombia, con ocasión del Hay Festival de Cartagena celebrado en enero del presente año. Es poco usual que los medios peruanos difundan el pensamiento de los intelectuales de frontera en el mundo de hoy, y en Lampadia no perdemos ocasión de compartir estos mensajes con nuestros lectores.

Ser (o no ser) humano

El autor de: “De animales a dioses” nos da nuevas pistas sobre nuestra evolución y sobre cómo el Homo Sapiens se impuso a otras especies humanas.

Entrevista a Yuval Noah Harari

Por Dante Trujillo

El Comercio – El Dominical, 20 de marzo de 2016

Glosada por Lampadia

 

Luego de doctorarse en Historia por la Universidad de Oxford, Yuval Noah Harari (Kiryat Atta, Israel, 1976) se dedicó a diversos campos de investigación, como el Medioevo y la evolución militar. Pero fue dictando un curso de Introducción a la Historia en la Universidad Hebrea de Jerusalén que comenzó a reunir información que permitiera a sus alumnos comprender mejor los 13,500 millones de años de evolución de nuestro planeta y, sobre todo, los 200 mil que le tomó al humano pasar de ser una presencia irrelevante a convertirse en la especie dominante, amo absoluto, proyecto de dios. El resultado de su trabajo es un viaje fascinante —y bastante polémico— de más de 500 páginas llamado “De animales a dioses – Breve historia de la humanidad”, un libro que ha sido traducido a más de 30 idiomas y que ha vendido más de un millón de ejemplares antes que Mark Zuckerberg lo recomendase a sus 32 millones de seguidores en las redes sociales. El Dominical estuvo con él durante el reciente Hay Festival de Cartagena.

Tendemos a pensar que la evolución fue lineal y armónica, pero lo cierto es que hubo un tiempo en que el sapiens convivió con otras formas humanas. ¿Es posible pensar en una realidad al lado, por ejemplo, de neandertales?

Somos la única especie humana que sobrevivió: las otras simplemente no tuvieron el tiempo necesario para evolucionar y competir. Pero en teoría, sí, los neandertales pudieron llegar hasta hoy, pero sucedió que el Homo sapiens fue el que consiguió el control del planeta. Y ya es demasiado tarde para todas las otras especies dado el inmenso poder que el sapiens ha acumulado.

¿Pero cómo se imagina la vida si en lugar de ser aniquilados hubiesen llegado hasta hoy?

Si otras especies humanas coexistieran con nosotros, tendríamos políticas y sociedades completamente distintas. Estamos acostumbrados a ser la única especie y a pensar que hay una gran brecha entre nosotros y todos los demás animales, y esta es, de hecho, la base de muchas ideologías y sistemas políticos. Solo trate de imaginar la Biblia en un mundo donde haya varias especies humanas. El cristianismo, el islam, todas las religiones tendrían que cambiar sus mitologías. Por ejemplo, ¿solo los sapiens irían al Cielo? ¿O también los neandertales, los Homo soloensis, o los ergaster? Sería muy diferente la forma en la que vemos el mundo y en la que nos vemos a nosotros mismos.

Probablemente formaríamos sociedades menos tolerantes.

La intolerancia se da hoy entre diferentes grupos de Homo sapiens que en realidad son muy similares entre sí. No habría un “Somos los elegidos de Dios y debemos pelear contra cualquiera que no esté de acuerdo con nosotros”, sino un “Hay tantas opciones que no deberíamos ser tan egocéntricos y pensar que somos los únicos que importan”. Es decir, si coexistieran diferentes especies, tal vez se generaría una cosmovisión mucho más abierta y diversa.

Sostiene que parte del éxito de la especie humana se debe a su capacidad cooperativa: a diferencia del Homo floresiensis o del chimpancé, el hombre logró reunir a muchos individuos. Sin embargo, si bien la cooperación contribuye al triunfo, también puede resultar negativa cuando va en contra de la misma humanidad. Pienso en el nazismo o en el EI.

Todo lo bueno y todo lo malo que la humanidad ha alcanzado se basan en la misma habilidad para cooperar en grandes números de individuos. Existe, por ejemplo, la Organización Mundial de la Salud [OMS] que ha logrado reducir el índice de mortalidad por enfermedades a un mínimo que jamás ha habido, y se basa en la cooperación a gran escala: miles de médicos de todo el planeta, conectados y unidos de tal forma que uno descubre algo y el resto se entera de ello y lo usa. Una epidemia empieza en algún lugar, y todos ayudan. Mire el ébola en el oeste de África el año pasado: todos temían que se convirtiera en una nueva peste negra, pero al final la OMS logró detener su avance. La OMS es un ejemplo de cómo la cooperación a gran escala puede ser algo muy positivo.

Al mismo tiempo, por supuesto, hay ejemplos negativos, como el nazismo que menciona. La cooperación puede ser buena o mala, depende de para qué se use.

También afirma que otro de los logros de la humanidad, la revolución cognitiva, radicó en su capacidad de crear y de creer en la ficción. ¿Puede explicar esta idea?

Lo que permite a las personas cooperar en grandes números es, básicamente, su capacidad de creer en la ficción. Debido a que los humanos no tienen el instinto ni la predisposición biológica para vivir en grandes grupos, por miles de años lo hicieron en bandos muy pequeños, de 50 o 100 individuos. Solo en los últimos milenios hemos logrado crear redes de gran escala que unen a miles o millones de personas. Si examina estas redes de cooperación, encontrará que todas se basan en la capacidad de creer en una ficción común. Esto se puede observar fácilmente en la religión.

Esto es algo exclusivo de los seres humanos: no se puede convencer, por ejemplo, a miles de chimpancés para que se unan y luchen contra otra banda de chimpancés prometiéndoles que, si mueren en la guerra, irán al Cielo de los monos. Ningún chimpancé aceptaría ir a la guerra por algo así. Los humanos sí porque creen en los cuentos. El mismo principio aplica también para la economía: el dinero es solo una ficción.

¿Por qué?

Porque no tiene ningún valor real, no es como las manzanas, que se las puede comer. Si busca en su bolsillo, saca billetes y lo piensa, se dará cuenta de que es solo papel.

Pero le permite comprar manzanas…

Porque otros individuos también se creen el cuento.

La economía está fundada en estas historias, y también el sistema legal. Si pensamos en los derechos humanos, que es el concepto más importante hoy en día en el sistema legal de casi cualquier país, veremos que también son solo una ficción. No son una realidad biológica, no es que los seres humanos realmente tengan derechos. No, son historias que las personas inventaron.

¿Por qué parece que hoy la religión ha vuelto a formar una parte muy importante de la vida de muchas personas?

Por un lado, simplemente porque el mundo se está volviendo más y más caótico. El ritmo de los cambios en la ciencia, la tecnología, la economía está acelerándose aún más, lo que genera turbulencias e incertidumbre. A la gente le aterra eso, así que busca algo estable a lo que aferrarse, y es entonces que vuelve la mirada hacia las religiones tradicionales porque quiere algo sólido.

Por otro lado, se podría decir que este ‘resurgimiento’ de la religión es solo un espejismo, no es realmente una fuerza importante en el mundo. No son lo que realmente cambia el mundo. Si se pregunta cuáles fueron las principales invenciones o descubrimientos que cambiaron la sociedad, la economía y la política en el siglo XX, tendrá bastantes opciones entre las que elegir: la bomba atómica, la computadora, la genética, el feminismo… muchas. Y si luego se pregunta cuál es el más importante descubrimiento o invento de las religiones tradicionales en los últimos 100 años verá que… ¡no hay nada! Las religiones se han convertido en una fuerza reaccionaria: los cambios vienen de la ciencia, de la tecnología, del sistema capitalista, y las religiones solo reaccionan. Ya no moldean ni cambian la sociedad humana ni su historia.

Y sin embargo, la gente aún continúa creyendo…

Pues porque tiene buenas razones para temer al cambio y se aferra a las religiones para sobreponerse. Pero eso es insostenible. Los cambios se están volviendo cada vez más grandes y rápidos por el impacto de la tecnología. Hace solo 20 años no había Internet; hace diez, no había smartphones; y hoy no podemos imaginar la vida sin ellos. La gente necesita nuevas ideologías para darle significado a sus vidas y organizar el sistema político, pero las respuestas no vendrán de las religiones tradicionales porque los problemas a los que nos enfrentamos se originan en los nuevos descubrimientos científicos, como la ingeniería genética o la inteligencia artificial. Estos cambiarán nuestro mundo más que cualquier otra cosa. Y en la Biblia o en el Corán no se encuentra nada al respecto. Ahí no están las respuestas a las grandes preguntas de nuestro tiempo.

¿Alguna vez ha tenido fe?

La gente suele confundir ‘religión’ con ‘espiritualidad’. La religión trabaja con respuestas, mientras que la espiritualidad lo hace con preguntas. Espiritualidad es tener grandes preguntas acerca del mundo (¿quién soy?, ¿cuál es el significado de la vida?, ¿qué es el bien?) y embarcarse en la búsqueda de respuestas. Religión es que alguien venga y le diga: “No necesita hacer esas preguntas, nosotros tenemos todas las respuestas. Tiene que hacer esto, que comportarse de este modo”. Yo me considero una persona espiritual porque estoy interesado en las grandes preguntas, pero no soy religioso. Nunca pude creerme esos cuentos.

Cambiando de tema, también a contramano de lo que se suele pensar, en su libro queda claro que no considera que la revolución agraria haya sido un cambio solo positivo.

La revolución agraria fue, por supuesto, muy importante. Sin ella nunca hubiéramos tenido ciudades ni reinos ni imperios… Pero, al mismo tiempo que dio a la humanidad inmensos y nuevos poderes a nivel colectivo, la calidad de vida de la persona promedio bajó. La vida del campesino en el antiguo Egipto o en el imperio Inca era bastante peor que la de los cazadores-recolectores que existieron miles de años antes por diversas de razones. Primero que nada, nuestros cuerpos y mentes se adaptaron para vivir como cazadores-recolectores (el tipo de vida en la que va al bosque, trepa árboles para recoger frutos, corre detrás de liebres para atraparlas). Esto es mucho más sano para el cuerpo y más interesante para la mente que tener un campo y todos los días hacer lo mismo: ir por agua, arrancar la hierba mala, cosechar, moler… es más difícil para el cuerpo y es bastante más aburrido. Aún hoy, millones de personas trabajan en actividades que son más arduas y aburridas que cazar y recolectar. Por ejemplo, la gente que hizo esta camisa que llevo puesta tal vez vive en Bangladesh o en Guatemala y trabaja 12 horas al día, seis días a la semana, en algún taller precario haciendo solo y simplemente camisas.

También pasa que la mayoría de enfermedades infecciosas viene de animales de granja. Todos los años, hasta hoy, tenemos una epidemia de gripe porcina, o de gripe aviar, es decir, de animales domesticados. Antes de la agricultura, la gente tenía muy pocas enfermedades infecciosas. Además, un factor muy importante es la nutrición. Los cazadores-recolectores comían docenas de diferentes especies de plantas y animales, así que su dieta era muy balanceada. Conseguían todos los minerales y las vitaminas que necesitaban. Los campesinos, por otro lado, en la mayoría de sociedades agrarias subsistían de solo uno o dos cultivos. Si usted era un rey, comía un montón, pero si era un simple campesino…

Por último, la desigualdad social. Los cazadores-recolectores vivían en sociedades relativamente igualitarias. No había propiedades, así que no tenían clases sociales de gente adinerada y de gente pobre. Pero, una vez que apareció la agricultura, se originaron jerarquías con élites muy pequeñas que explotaban al resto. Todo esto es el resultado de la revolución agrícola, lo que significa que para la persona promedio la vida en realidad comenzó a ser peor.

Afirma que estamos cerca de convertirnos en “dioses” capaces de crear y practicar cosas hasta hace poco insospechadas; pero, por otro lado, ello va a marcar más las diferencias sociales y va a generar grandes problemas en la ecología, por ejemplo. ¿Por qué a la vez del desarrollo parece que nos estuviéramos yendo directamente al fin?

Los humanos hemos demostrado que somos muy buenos adquiriendo poder, pero realmente no sabemos cómo usarlo con sabiduría, cómo traducirlo en felicidad. Por miles de años, sin importar lo que lográramos, nunca estuvimos del todo satisfechos. La reacción básica de la mente humana frente al éxito no es la satisfacción, sino el ansia por más. Puede verse en la vida diaria, como cuando come algo sabroso y la reacción no es de saciedad, sino que suele ser “quiero más de eso”. Aun si los humanos adquieren habilidades ‘divinas’ —lo que ya está sucediendo—, no se ve a la gente más satisfecha.

Tenemos ejemplos de comportamiento humano realmente destructivo, como lo que está pasando con el sistema ecológico. Al mismo tiempo, vemos cambios positivos como la reducción de la violencia internacional: aunque todavía hay guerras, estamos viviendo en la era más pacífica de la Historia. En los últimos 50 o 60 años, la violencia en el mundo ha declinado abruptamente.

¿Está seguro de eso?

Por supuesto: hoy mucha más gente muere por comer demasiado que a consecuencia de actos violentos. La violencia, incluyendo la guerra, el crimen y el terrorismo, liquida cada año alrededor de 600 o 700 mil personas; la obesidad y enfermedades relacionadas matan cada año a tres millones. Así que, desde esta perspectiva, McDonald’s es mucho más peligroso que el EI. Hay más posibilidades de morir por comer demasiada comida chatarra que morir porque un grupo terrorista haga estallar el avión en el que se está volando. Que haya un índice de violencia en constante reducción es un desarrollo positivo, y pienso que da esperanzas de que los humanos podamos hacer mejor las cosas si es que realmente lo intentamos y si las condiciones son las correctas. Lampadia