Urpi Torrado
El Comercio, 3 de julio del 2025
“Muchas de las variables que explican nuestras diferencias y similitudes como sociedad tienen su origen en ese entramado compartido de ideas”.
Tanto en política como en el mundo empresarial, el objetivo es comunicar mensajes que logren conectar con distintas audiencias. Aunque se trata de universos con lenguajes, dinámicas y metas diferentes, ambos comparten un el mismo desafío: entender la cultura del país. Solo así será posible construir narrativas que realmente resuenen con las personas. Sin esta comprensión, cualquier esfuerzo comunicativo corre el riesgo de ser irrelevante.
La cultura influye profundamente en el comportamiento de las personas. Muchas de las variables que explican nuestras diferencias y similitudes como sociedad tienen su origen en ese entramado compartido de ideas, prácticas y símbolos que conforman la cultura. Por ello, resulta clave analizarla, no solo como una abstracción académica, sino como una herramienta estratégica para la acción.
Diversos autores han propuesto formas de entender la cultura. Geert Hofstede sostiene que la cultura es a una colectividad lo que la personalidad es a un individuo. La define como la programación colectiva de la mente que distingue a los miembros de un grupo humano de otro. Por su parte, Robert House describe la cultura como un conjunto de motivaciones compartidas, valores, creencias, identidades e interpretaciones que surgen de experiencias comunes y que se transmiten a lo largo de las generaciones.
Si bien en América Latina existen ciertos elementos culturales transversales como la resiliencia y la importancia de los vínculos afectivos, cada país tiene también rasgos únicos que configuran su identidad. En el caso del Perú, comprender esa identidad implica reconocer algunos aspectos básicos que marcan la forma de ver el mundo.
Uno de los pilares de la cultura peruana es la familia. Para una amplia mayoría, representa el eje central de su vida. El 92% de las madres manifiesta sentirse realizada al ver a sus hijos salir adelante. Este dato revela que el bienestar personal está profundamente ligado al bienestar familiar. Aunque existe un fuerte deseo de superación individual, el bienestar colectivo es una aspiración compartida. En el Perú, predomina una cultura colectivista en la que las decisiones personales están profundamente influenciadas por el impacto que puedan tener en el entorno cercano, especialmente en la familia. La realización personal no se entiende de forma aislada, sino como parte del progreso del grupo. Este rasgo cultural refuerza la necesidad de mensajes que no solo apelen a logros individuales, sino que también resalten los beneficios compartidos y el impacto positivo en la comunidad.
Según la encuesta de Datum sobre peruanidad, los ciudadanos se perciben como trabajadores, emprendedores, solidarios y creativos. Al mismo tiempo reconocen en sí mismos rasgos menos alentadores como el conformismo, la desconfianza y la corrupción. Esta doble mirada ofrece una fotografía honesta y compleja de la identidad nacional. Por otro lado, aunque el 78% de los peruanos declara sentir orgullo por su país, este número ha caído significativamente desde el 92% registrado en el 2019. La desilusión con la política y las instituciones ha erosionado parte del orgullo colectivo. Sin embargo, todavía hay elementos que generan identidad positiva. Lo que más enorgullece a los peruanos es su gastronomía, su música, sus danzas y su historia. La cultura se construye también desde estos símbolos que logran mantenerse como fuente de reconocimiento y afecto, incluso en tiempos difíciles.
Comprender estos matices es fundamental. Solo con ese conocimiento es posible desarrollar mensajes que realmente conecten, pues los que logran trascender son aquellos que tienen sentido dentro del contexto en el que se emiten. No se trata de imponer narrativas sino de construirlas desde dentro, utilizando símbolos, valores y referentes que ya son parte del imaginario colectivo. Cuando la comunicación parte del entendimiento cultural, el ciudadano no solo escucha sino siente que le están hablando directamente a él.