Roque Benavides
El Comercio, 4 de diciembre del 2025
“En diversas partes del mundo, la minería responsable, aquella que aplica tecnología, cuida el medio ambiente y trabaja con las autoridades y las comunidades, genera oportunidades significativas”, opina Roque Benavides, presidente del Directorio de Buenaventura.
Hace pocas semanas estuve en Panamá para ofrecer una conferencia en el foro internacional Sinergia entre Minería, Medio Ambiente y Desarrollo Social. Fue una oportunidad para intercambiar ideas sobre cómo la minería moderna se integra de manera responsable con el entorno y es motor de desarrollo sostenible, que se entiende como el equilibrio entre el desarrollo económico, el cuidado del medio ambiente y el desarrollo social.
Panamá es un país cuya economía gira en torno al comercio global gracias al canal, pero tiene un enorme potencial minero, especialmente cuprífero, metal indispensable en la transición energética.
Diversos estudios señalan que en menos de una década la demanda global de cobre superará la capacidad de producción existente. Precisamente en Panamá se ubica una operación de escala mundial que daba empleo a más de siete mil personas, representaba el 5% del PBI nacional y alrededor del 1% de la producción global de dicho metal. Se trata de Cobre Panamá, operada por First Quantum, la inversión más importante del país después del Canal de Panamá, el cual genera cerca del 8% del PBI de dicho país. Este proyecto hoy está paralizado luego de que la Corte Suprema panameña declaró inconstitucional el contrato de operación. No se descarta que la empresa inicie conversaciones con el gobierno, alcance un acuerdo y reinicie sus actividades, a pesar de las presiones políticas de algunas ONG internacionales.
En diversas partes del mundo, la minería responsable, aquella que aplica tecnología, cuida el medio ambiente y trabaja con las autoridades y las comunidades, genera oportunidades significativas. En el Perú, por ejemplo, la minería formal ha representado en la última década más del 15% del PBI, el 16% de la inversión privada, el 60% de las exportaciones y el 19% de la tributación del sector empresarial. Pero más allá de las cifras, la minería responsable tiene un impacto nacional en el empleo formal, la construcción de infraestructura, la mejora de servicios esenciales para la población local, como educación, salud y energía, y alternativas de crecimiento para las nuevas generaciones.
¿Cómo gestionar una minería integrada con el entorno? La respuesta es un modelo de negocio sustentado en una estrategia de sostenibilidad que fortalezca la empleabilidad de las personas, diversifique las economías locales y cuide el medio ambiente con niveles de excelencia. La innovación y la tecnología son clave en esta gestión.






