Ricardo León Dueñas
Para Lampadia
El país se desangra en una espiral infinita de violencia, caos y muerte, mientras tanto una prensa estúpida y banal se sigue ocupando de nimiedades, las autoridades a cargo de la seguridad ciudadana continúan en su también estúpida y frívola nube de realidad paralela, las empresas -en su inmensa mayoría, mercantilista- y sus voceros persiguiendo el lucro con declaraciones líricas y para remate los inútiles operadores de justicia enfrentados con el Congreso en líos de comadres.
Fiscales politizados persiguiendo a organizaciones políticas en vez de concentrarse en perseguir a reales y feroces organizaciones criminales;
jueces timoratos que, por miedo, sino por corrupción sueltan criminales todos los días, los mismos que premunidos de esa suerte de impunidad cometen los más execrables crímenes.
Entonces ¿Qué queda?
¿Qué podemos hacer como país?
A grandes males, grandes remedios. Para quienes peinamos canas y para quienes todavía conservamos la memoria y no nos hemos dejado amilanar por la arremetida progre-caviar-buenista de las últimas décadas
¿Se acuerdan de aquellas lóbregas épocas (finales de los 80 y principios los 90) cuando el terrorismo comunista de Sendero Luminoso y el MRTA hacían y deshacían en el país como les daba la gana? Inclusive matando a jueces que se atrevían a enfrentarlos.
¿Qué hizo el gobierno de Fujimori? Sí, el mismísimo y demonizado Alberto Fujimori, pues lo que cualquiera haría para combatir a esta lacra de gente (hoy con la piel de infames bandas de extorsionadores). Se zurró en un pesimamente mal entendido concepto de derechos humanos e implementó los famosos «jueces sin rostro»…y todos los terrucos fueron procesados, sentenciados y condenados a penas altísimas
¿Se acuerdan?
Que luego se desmontara todo este sistema es otra historia, que algún día la desarrollaremos, pero ante la emergencia real y concreta, el Estado se puso los pantalones largos actuando con firmeza y decisión y acabando con esa situación…muy parecida a la que hoy sufrimos.
Claro que se requiere de autoridades valientes, patriotas y que no tengan miedo de los poderosos lobbies progres-caviares siempre del lado «correcto» de la historia.
Penosamente hoy no vemos que existan esas mismas autoridades…ni parecidas siquiera, pero soluciones hay, ahí está una de ellas, por algo se comienza, mucho peor es la parálisis que hoy se aprecia ¿O no?
Si lo ocurrido en Pataz no constituye un parteaguas, la verdad no sabemos qué lo sea…francamente. Lampadia