Patricia Teullet
Perú21, 20 de octubre del 2025
“Es momento de que los partidos políticos se organicen y se alisten para poder atender las justas demandas de la población», sostuvo Teullet
Escuchar que se estaría debatiendo la vacancia de Dina Boluarte trajo de inmediato a la memoria las palabras dadas con tanta contundencia durante su juramentación como presidenta: que se quedaría hasta el 2026, es decir, hasta finalizar el periodo de gobierno; y no fue la única vez que se le escuchó, lo repitió más de una vez cuando su gobierno era cuestionado y salía en defensa de su gestión o la de sus ministros. No aceptaba ni asumía errores. Ni en temas menores, como la ausencia por cirugías estéticas, ni en cuestiones mayores y relevantes, como el incremento de la inseguridad ciudadana.
En un entorno de marchas de protesta (muchos reclamando seguridad) fueron los disparos a un grupo musical que daba un concierto lo que habría llevado a su vacancia por incapacidad moral permanente. Más una excusa que una justificación válida. Incapacidad moral es una cosa, ineptitud es otra. Y allí sí que hay pruebas de sobra, empezando por el mantenimiento de Petroperú, por inexplicables cambios de buenos ministros como Mathews en Comercio Exterior o Salardi en Economía y terminando por su fracaso total en atender el reclamo de mayor seguridad que le hacía permanentemente la ciudadanía. Pero le ganó el ego y la absorbió el estilo de discurso de plaza. Sus socios en el Congreso la hicieron sentir todopoderosa y ella se creyó que estaba blindada hasta el final del periodo presidencial, especialmente faltando tan poco.
Al igual que ocurriera cuando ella asumió, José Jerí inaugura su gestión en medio de marchas de protesta (muerto incluido). El motivo de las protestas es poco claro: desde demandas por mayor seguridad hasta la indignación por la corrupción en el Congreso. Lo que esta vez no hay es una protesta por la salida de la presidenta; apoyo que incluso Castillo logró con una gestión no solo peor, sino evidentemente corrupta, golpe de Estado incluido.
A gran parte de la población no le gusta el nuevo presidente. Mucho menos el Congreso. Pero ya no es momento para marchas demandando cambios mayores. Estamos a pocos meses de las elecciones y, al menos, “en el papel” se percibe un gabinete renovado y al cual habría que darle una oportunidad. Ya queda claro lo que el pueblo necesita y demanda. Veamos qué puede hacerse y miremos al futuro.
Es momento de que los partidos políticos se organicen y se alisten para poder atender las justas demandas de la población. No es posible que los extorsionadores hayan hecho quebrar empresas, asesinado a transportistas, trabajadores y hasta músicos. No es aceptable que, en uno de los mejores momentos de precios de nuestras exportaciones, haya más de 9 millones de pobres en Perú y que casi 2 millones no puedan cubrir siquiera la canasta básica alimentaria, es decir, estén pasando hambre. No es justo que haya personas que enfermen y mueran por no tener acceso a atención médica y que los niños pasen por la escuela y terminen sin entender lo que leen…
Más que marchar, habría que analizar qué opciones electorales realmente pondrán al Perú en el lugar que merece. Y los partidos, estar a la altura.