Maricarmen Fedalto
El Comercio, 5 de agosto del 2025
“El problema [de la inseguridad ciudadana] es complejo, pero no imposible de enfrentar”.
La inseguridad ciudadana es una de las principales fuentes de angustia en el Perú. Erosiona la confianza social, deteriora nuestra calidad de vida, afecta la economía y debilita la convivencia. El país necesita soluciones concretas y viables. Propongo cinco ejes de intervención con acciones para enfrentar el crimen desde una mirada técnica, coordinada y ejecutable.
1. Inteligencia contra el crimen y uso estratégico de la tecnología
La respuesta al delito no puede seguir centrada en el patrullaje reactivo. Es fundamental incorporar tecnología y análisis de datos. Actualmente, el 94,8% de los policías carece de equipos de comunicación; el 80% de las comisarías no tiene radios fijas, y el 74% carece de radios portátiles. Es urgente dotarlas de herramientas tecnológicas, instalar cámaras inteligentes en puntos críticos, crear centros de comando unificado y asegurar la interoperabilidad de las bases de datos.
2. Coordinación institucional y gobernanza territorial
Las entidades estatales actúan de manera desarticulada, duplicando esfuerzos y compitiendo por protagonismo. Es momento de fortalecer los comités distritales de seguridad ciudadana, asignarles funciones claras y presupuesto, y designar gerentes técnicos con capacidad de gestión. También es clave implementar tableros públicos de seguimiento, crear unidades de respuesta rápida interinstitucional y homologar protocolos entre la policía, los municipios y la fiscalía.
3. Justicia local efectiva y sanción real
La impunidad alimenta el delito. La justicia debe ser cercana, rápida y predecible. Es crucial fortalecer los juzgados de paz, crear unidades móviles de justicia que se trasladen a zonas críticas, y establecer plazos máximos para resolver faltas y delitos menores. Se deben promover sanciones restaurativas y utilizar tecnología para el seguimiento de sanciones y reincidencias.
4. Gestión del talento humano en seguridad
No hay reforma posible sin personas íntegras, capacitadas y motivadas. Es necesario reformar el ingreso a las escuelas policiales, institucionalizar la evaluación periódica, brindar apoyo psicológico permanente y reconocer el trabajo en zonas de alto riesgo.
5. Prevención social
La seguridad empieza mucho antes del delito. Se debe intervenir en factores como la deserción escolar, violencia familiar, consumo de drogas y desempleo juvenil. Esto implica fortalecer la educación cívica, recuperar espacios públicos y establecer redes de mentoría para jóvenes en situación de riesgo.
Estos cinco ejes son propuestas viables, inspiradas en experiencias exitosas y adaptables al Perú. El problema es complejo, pero no imposible de enfrentar. La clave está en dejar de hablar y empezar a gestionar.