Entrevista a Luis Carranza
Perú21, 4 de diciembre del 2025
Nicolás Castillo
Carranza acaba de publicar el libro El Perú sí tiene futuro. cómo recuperar la brújula, que presentará en la Feria del Libro.
El economista Luis Carranza confiesa su preocupación por el rumbo del país, una inquietud que viene plasmando desde 2013 en sus columnas, aunque sin perder la convicción de que el Perú puede levantarse. Él acaba de publicar el libro El Perú sí tiene futuro. Cómo recuperar la brújula, con el Fondo Editorial de la Universidad de San Martín de Porres. En este sostiene que ese porvenir depende de una sociedad civil dispuesta a asumir protagonismo, exigir a sus autoridades y reconstruir la institucionalidad y las políticas que antes dieron resultados. En la siguiente entrevista brinda los argumentos que, desde su punto de vista, pueden ayudarnos a recuperar la brújula.
El libro cita unas líneas del ensayo de Basadre en el que dice que “el Perú no se pierda por la obra y la inacción de los peruanos”. ¿Vivimos una etapa de inacción?
La década siguiente (a los 90), Perú se convirtió en la estrella de América Latina. Teníamos los crecimientos más altos, la mayor reducción de pobreza y se empezaron a consolidar las instituciones. Desgraciadamente, hemos perdido esa brújula y empezamos a incrementar de manera excesiva las regulaciones; empezamos a destruir esa institucionalidad; empezamos a aumentar el gasto público de manera exorbitante en algunos temas, especialmente lo que es planilla. La meritocracia en el sector público empezó a desaparecer y todo eso tiene un impacto sobre el crecimiento de nuestro país y, sobre todo, sobre las condiciones de vida y la reducción de la pobreza.
¿Cómo podemos hacer para volver a enrumbarnos?
No depende solamente de los políticos que participan en las elecciones cada cuatro años para gobiernos subnacionales, cada cinco años para el gobierno central; depende de la sociedad peruana. La sociedad peruana se tiene que poner de pie, no para protestar, sino para guiar sobre esa ruta que todos conocemos, esa ruta a la prosperidad.
Si el Perú ya se encontraba en una mejor situación después de la crisis inflacionaria de los 80, a causa de políticas equivocadas, ¿por qué empezamos a fallar?
Porque es muy fácil caer en las trampas del populismo, dado que en el corto plazo te funciona. Puedes aumentar el gasto de manera excesiva, entras a temas de clientelismo político contratando a partidarios y todo el mundo está contento. Pero entonces empiezas a ver cómo el sector público ya no cumple ese rol; cómo la cobertura y la calidad en los servicios de salud, de educación, de saneamiento empiezan a deteriorarse a pesar de que gastas miles de millones de soles. Entonces, es muy fácil caer en el populismo.
¿Qué tenemos que hacer para evitar caer en el populismo?
Hay dos cosas: o prendemos velitas para que nos toque un buen líder, o la sociedad se pone de pie y les dice a nuestros líderes políticos por dónde tiene que ir el camino y empezar a tomarles la lección. No dejar que sean emperadores durante cinco años, o cuatro años en el caso de los gobernadores, sino decirles: “Oye, esta es la ruta, esto es lo que necesitamos en Cajamarca, esto es lo que necesitamos en Loreto, esta es la ruta para Piura y, en general, lo que necesita el país”.
Los países requieren de una organización mínima, pero nuestros gobiernos son ineficientes. ¿Cómo les exigimos lo que necesitamos y deben de hacer?
Tenemos que construir institucionalidad y eso implica, por un lado, procesos. Tiene que haber regulación, y necesitamos que sea eficiente para evitar que destruya el mercado. Cada sector: educación, salud, saneamiento tiene su propia lógica de funcionamiento. Entonces los procesos no se pueden replicar; hay que adaptarlos para los casos específicos. Luego requerimos meritocracia. Los mejores tienen que estar a cargo de estas instituciones; no puede ser el clientelismo político típico de poner ahí a un partidario o a una persona cercana al líder político de turno. Y luego, evidentemente, tener mecanismos de coordinación o de independencia funcional. Hay ejemplos muy buenos.
¿Cómo cuáles son esos ejemplos?
Todos los programas de presupuesto por resultados, especialmente el que combate la desnutrición infantil, funcionaron muy bien. El sistema de independencia de nuestro banco central, que tiene procesos y tiene meritocracia, y por eso tenemos la moneda más estable de América Latina en los últimos 25 años. Entonces, hay que encaminarnos en esa ruta.
¿Qué propone para recuperar la brújula?
En el lado macro vemos retomar las reglas fiscales, simplificar todos los temas del lado tributario, especialmente dando mayor incentivo a la inversión. Un poquito proponemos irnos hacia el modelo chileno, que les funcionó muy bien, donde tú vas bajando el impuesto sobre la renta y va subiendo el impuesto a los dividendos, de tal manera de promover la inversión privada. Le pongo mucho énfasis a todo el tema de eficiencia de gasto público (…).
Necesitamos que nuestros tres sistemas: el sistema político, el económico y el social evolucionen. No podemos tener crecimiento y no tener mejora de clases medias y de condiciones de vida de la población. No podemos tener crecimiento y que nuestras instituciones políticas se deterioren; eso nos ha pasado factura. Por ello, nuestra sociedad civil tiene que movilizarse. Tiene que ponerles la agenda a nuestros líderes políticos. Por eso cito a Basadre.
El libro se llama “El Perú sí tiene futuro”. ¿Eres optimista sobre el futuro del país?
Soy un optimista preocupado. Estoy muy preocupado por lo que está pasando con nuestro país. Veo cómo hemos perdido la brújula y notaba en cada uno de estos artículos que he escrito, más o menos desde 2013 hasta la fecha, con algunos cortes, cómo hemos ido perdiendo capacidades, destruyendo institucionalidades, por distintas razones.






